La República española aguanta
Publicado: Mar Jul 28, 2009 11:59 am
Tras la pérdida de Cataluña a finales de 1938 y el aparente éxito de la política de apaciguamiento frente a las fuerzas fascistas que propugnaba Chamberlain en el pacto de Munich (septiembre 1938), a la República española le quedaban pocas esperanzas de sobrevivir en la guerra civil española.
Sin embargo, no faltaban quienes propugnaban la resistencia a ultranza en el bando republicano, entre ellos, por supuesto, el jefe de Gobierno Juan Negrín.
Con todo, el 4 de marzo de 1939 estallaba una sublevación en Madrid, encabezada por el coronel Casado, cuyo fin era lograr el fin de la guerra, incluso al precio de la rendición incondicional ante los franquistas. El cruento éxito de la sublevación dentro de la zona republicana llevó al fin de la guerra poco después.
AHORA BIEN
Supongamos que el servicio de inteligencia de la República detecta la sublevación. A primeros de marzo, Juan Negrín toma medidas. Sabe que sólo podrá ganar un poco de tiempo y, en consecuencia, lo que hace es destituir a unos cuantos mandos del ejército de la república y arrestar a unos cuantos más, pero sin acusarlos de rebelión. El plan de los abandonistas se ve frenado en estas fechas.
Los franquistas, por su parte, retrasan su ofensiva final, pensando que el hundimiento interno de la República está al caer.
Pero el 15 de marzo sucede algo que anima a los partidarios de la resistencia: Hitler viola el Pacto de Munich y conquista Praga.
De repente, este nuevo elemento en la política europea tiene repercusiones en Francia y Gran Bretaña. Los elementos antifascistas se refuerzan. Los abandonistas republicanos alargan más la espera.
El 7 de abril, la Italia de Mussolini invade Albania. A partir de este momento, para franceses, soviéticos y británicos, la resistencia española se convierte en un elemento de valor. Así lo hacen ver diversas manifestaciones públicas y diversas opiniones más privadas. Chamberlain y Daladier deciden enviar alguna ayuda a España, para impedir su derrumbe inmediato. El Presidente Roosevelt recibe seguridad de Juan Negrín de que España está cortando sus lazos con los soviéticos (las Brigadas Internacionales se han marchado, así como la mayoría de los asesores rusos). En consecuencia, y atendiendo a la opinión de los franceses y británicos, norteamérica decide enviar ayuda alimentaria a la República.
A mediados de Abril, ante esta situación, Franco ordena la ofensiva final contra Madrid.
El 28 de abril, en plena ofensiva franquista contra Madrid (una más), Hitler proclama sus exigencias sobre Danzig, desatando una nueva crisis europea y haciendo trizas todo el calculado "apaciguamiento".
Juan Negrín visita Londres y París, donde se ha dado un giro total a la actitud frente a los fascismos. Juan Negrín asegura que los abusos comunistas han llegado a su fin en España y que España se alinea totalmente con las democracias occidentales. La ofensiva franquista ante Madrid fracasa.
Durante los meses siguientes, llega ayuda económica y militar a España. Los franceses comienzan a equipar los casi cien mil soldados republicanos que se encontraban internados en campamentos al sur de Francia tras la caída de Cataluña medio año antes. Su mera presencia al norte de los Pirineos obliga a Franco a distraer tropas, haciéndose imposible una nueva ofensiva final contra la España Republicana.
El 1 de septiembre de 1939, Hitler invade Polonia. Gran Bretaña y la España republicana le declaran la guerra, Francia lo hace poco después. El pacto germano-soviético hunde el crédito de los comunistas españoles dentro de la República.
En los días siguientes, el ejército republicano español del Pirineo acosa las fronteras, y los franceses invaden el Marruecos español, donde los mercenarios marroquíes se pasan de inmediato a las filas francesas (pagan mejor). Poco después, la flota británica captura las islas Canarias y todas las posesiones españolas de Ultramar. Más tarde, la flota francesa transporta tropas republicanas a las islas Baleares, conquistándolas.
A finales de octubre, como respuesta al éxito alemán en Polonia, los aliados lanzan una ofensiva aérea sobre la España de Franco.
La guerra puede dar un vuelco, pero los franceses, sobre todo, no quieren complicarse excesivamente, habida cuenta de la amenaza alemana. Fuerzan a Negrín a una negociación con los franquistas basada en los siguientes puntos:
-restablecimiento de la legalidad republicana, fin de las políticas revolucionarias en lo económico y social.
-amnistía general para todos los combatientes
-separación del ejército de todos los mandos sublevados de alto cargo y todos los que sean demostradamente fascistas
-aceptación de la presencia de observadores internacionales que velen porque no haya represalias.
Para Franco y sus militares, es la ruina, pero para los intereses de la burguesía, la Iglesia y el capital español, es la salvación. Gracias a la mediación del Vaticano y Portugal, la Iglesia acepta el trato, justo cuando los franceses están preparando, con apoyo aéreo y naval, el avance sobre Cataluña del ejército republicano del Pirineo.
A finales de noviembre de 1939, Franco y miles de sus partidarios abandonan España por Portugal. El ejército republicano, dirigido por sus elementos más moderados, como Rojo, Miaja o Escobar, ocupa la totalidad de España pacíficamente. La ayuda económica norteamericana llega masivamente. En el nuevo gobierno de Negrín, el derechista no sublevado Gil Robles, es ministro de Economía.
España, sin embargo, tiene que aceptar la anexión del Marruecos español por los franceses, y los otros territorios de ultramar por los británicos, así como el establecimiento de bases navales y aéreas francobritánicas en las islas. España está en guerra contra Alemania.
Asímismo, España pagará la ayuda recibida enviando doscientos mil soldados al frente europeo para oponerse a Hitler.
Cien mil de ellos, los más combativos, equipados por los franceses, se establecen en la zona próxima a las Ardenas (son tropas de montaña). Otros cien mil, menos fiables (hay oficiales que han estado entre los sublevados), se establecen en los Alpes, en la frontera con Italia, para caso de que los italianos entren en la guerra, permitiendo así que los franceses envien más tropas a la frontera con Alemania.
Cuando en Mayo de 1940, Guderian pretenda abrirse paso por las Ardenas, cien mil soldados de infantería española se sumarán al esfuerzo de franceses y belgas por detenerlos. Y lo conseguirán. Guderian y Rommel no alcanzarán la gloria.
La guerra se estanca, como en 1914. A finales del verano de 1940, los generales de la Wehrmacht logran deponer a Hitler y pactar una paz razonable con los aliados.
Sin embargo, no faltaban quienes propugnaban la resistencia a ultranza en el bando republicano, entre ellos, por supuesto, el jefe de Gobierno Juan Negrín.
Con todo, el 4 de marzo de 1939 estallaba una sublevación en Madrid, encabezada por el coronel Casado, cuyo fin era lograr el fin de la guerra, incluso al precio de la rendición incondicional ante los franquistas. El cruento éxito de la sublevación dentro de la zona republicana llevó al fin de la guerra poco después.
AHORA BIEN
Supongamos que el servicio de inteligencia de la República detecta la sublevación. A primeros de marzo, Juan Negrín toma medidas. Sabe que sólo podrá ganar un poco de tiempo y, en consecuencia, lo que hace es destituir a unos cuantos mandos del ejército de la república y arrestar a unos cuantos más, pero sin acusarlos de rebelión. El plan de los abandonistas se ve frenado en estas fechas.
Los franquistas, por su parte, retrasan su ofensiva final, pensando que el hundimiento interno de la República está al caer.
Pero el 15 de marzo sucede algo que anima a los partidarios de la resistencia: Hitler viola el Pacto de Munich y conquista Praga.
De repente, este nuevo elemento en la política europea tiene repercusiones en Francia y Gran Bretaña. Los elementos antifascistas se refuerzan. Los abandonistas republicanos alargan más la espera.
El 7 de abril, la Italia de Mussolini invade Albania. A partir de este momento, para franceses, soviéticos y británicos, la resistencia española se convierte en un elemento de valor. Así lo hacen ver diversas manifestaciones públicas y diversas opiniones más privadas. Chamberlain y Daladier deciden enviar alguna ayuda a España, para impedir su derrumbe inmediato. El Presidente Roosevelt recibe seguridad de Juan Negrín de que España está cortando sus lazos con los soviéticos (las Brigadas Internacionales se han marchado, así como la mayoría de los asesores rusos). En consecuencia, y atendiendo a la opinión de los franceses y británicos, norteamérica decide enviar ayuda alimentaria a la República.
A mediados de Abril, ante esta situación, Franco ordena la ofensiva final contra Madrid.
El 28 de abril, en plena ofensiva franquista contra Madrid (una más), Hitler proclama sus exigencias sobre Danzig, desatando una nueva crisis europea y haciendo trizas todo el calculado "apaciguamiento".
Juan Negrín visita Londres y París, donde se ha dado un giro total a la actitud frente a los fascismos. Juan Negrín asegura que los abusos comunistas han llegado a su fin en España y que España se alinea totalmente con las democracias occidentales. La ofensiva franquista ante Madrid fracasa.
Durante los meses siguientes, llega ayuda económica y militar a España. Los franceses comienzan a equipar los casi cien mil soldados republicanos que se encontraban internados en campamentos al sur de Francia tras la caída de Cataluña medio año antes. Su mera presencia al norte de los Pirineos obliga a Franco a distraer tropas, haciéndose imposible una nueva ofensiva final contra la España Republicana.
El 1 de septiembre de 1939, Hitler invade Polonia. Gran Bretaña y la España republicana le declaran la guerra, Francia lo hace poco después. El pacto germano-soviético hunde el crédito de los comunistas españoles dentro de la República.
En los días siguientes, el ejército republicano español del Pirineo acosa las fronteras, y los franceses invaden el Marruecos español, donde los mercenarios marroquíes se pasan de inmediato a las filas francesas (pagan mejor). Poco después, la flota británica captura las islas Canarias y todas las posesiones españolas de Ultramar. Más tarde, la flota francesa transporta tropas republicanas a las islas Baleares, conquistándolas.
A finales de octubre, como respuesta al éxito alemán en Polonia, los aliados lanzan una ofensiva aérea sobre la España de Franco.
La guerra puede dar un vuelco, pero los franceses, sobre todo, no quieren complicarse excesivamente, habida cuenta de la amenaza alemana. Fuerzan a Negrín a una negociación con los franquistas basada en los siguientes puntos:
-restablecimiento de la legalidad republicana, fin de las políticas revolucionarias en lo económico y social.
-amnistía general para todos los combatientes
-separación del ejército de todos los mandos sublevados de alto cargo y todos los que sean demostradamente fascistas
-aceptación de la presencia de observadores internacionales que velen porque no haya represalias.
Para Franco y sus militares, es la ruina, pero para los intereses de la burguesía, la Iglesia y el capital español, es la salvación. Gracias a la mediación del Vaticano y Portugal, la Iglesia acepta el trato, justo cuando los franceses están preparando, con apoyo aéreo y naval, el avance sobre Cataluña del ejército republicano del Pirineo.
A finales de noviembre de 1939, Franco y miles de sus partidarios abandonan España por Portugal. El ejército republicano, dirigido por sus elementos más moderados, como Rojo, Miaja o Escobar, ocupa la totalidad de España pacíficamente. La ayuda económica norteamericana llega masivamente. En el nuevo gobierno de Negrín, el derechista no sublevado Gil Robles, es ministro de Economía.
España, sin embargo, tiene que aceptar la anexión del Marruecos español por los franceses, y los otros territorios de ultramar por los británicos, así como el establecimiento de bases navales y aéreas francobritánicas en las islas. España está en guerra contra Alemania.
Asímismo, España pagará la ayuda recibida enviando doscientos mil soldados al frente europeo para oponerse a Hitler.
Cien mil de ellos, los más combativos, equipados por los franceses, se establecen en la zona próxima a las Ardenas (son tropas de montaña). Otros cien mil, menos fiables (hay oficiales que han estado entre los sublevados), se establecen en los Alpes, en la frontera con Italia, para caso de que los italianos entren en la guerra, permitiendo así que los franceses envien más tropas a la frontera con Alemania.
Cuando en Mayo de 1940, Guderian pretenda abrirse paso por las Ardenas, cien mil soldados de infantería española se sumarán al esfuerzo de franceses y belgas por detenerlos. Y lo conseguirán. Guderian y Rommel no alcanzarán la gloria.
La guerra se estanca, como en 1914. A finales del verano de 1940, los generales de la Wehrmacht logran deponer a Hitler y pactar una paz razonable con los aliados.