John Clarence Woods y Joseph Malta, los verdugos de Nüremberg en 1946
Publicado: Dom Sep 01, 2019 12:22 pm
Tras los Juicios de Nüremberg de 1946 fueron condenados a la horca varios antiguos jerarcas nazis a los que se había encontrado culpables de Crímenes de Guerra y contra la Humanidad.
Los encargado de llevar a cabo materialmente estas condenas fueron un sargento del Ejército de los Estados Unidos que se llamaba John Clarence Woods y el policía militar Joseph Malta.
Ambos se habían presentado voluntarios para la labor. Ambos se declararon orgullosos de haber haber ejercido de verdugos en esas circunstancias.
Se dice que, ya sea por ineptitud o por mala fe, agravaron innecesariamente el sufrimiento de sus víctimas en el cadalso usando un tipo de cuerdas poco adecuadas para la ejecución. No murieron en el acto por rotura de cuello como se suponía debía haber sido, sino por una lenta asfixia. Keitel por ejemplo duró 24 minutos retorciéndose al final de la cuerda.
Matar a una persona con premeditación y a sangre fría, por muy justificada que pueda parecer la condena, quizá sería considerado un trabajo sucio y desagradable por la mayoría de las personas. Cabe pensar entonces que Woods y Malta eran excepcionales en ese aspecto.
De Woods particularmente se señala también su suciedad en la higiene personal y sus rasgos psicopáticos. Con anterioridad ya había ejercido de verdugo de soldados norteamericanos condenados por deserción y otros delitos. Da que pensar que qué ironías del destino. Quizá el que fue ejecutor de los nazis hubiese disfrutado más si el destino lo hubiese puesto en el otro bando, como miembro de las Unidades de la Calavera (SS-Totenkopfbände) o siendo kapo bajo sus órdenes.
https://www.abc.es/historia/abci-john-w ... video.html
Los encargado de llevar a cabo materialmente estas condenas fueron un sargento del Ejército de los Estados Unidos que se llamaba John Clarence Woods y el policía militar Joseph Malta.
Ambos se habían presentado voluntarios para la labor. Ambos se declararon orgullosos de haber haber ejercido de verdugos en esas circunstancias.
Se dice que, ya sea por ineptitud o por mala fe, agravaron innecesariamente el sufrimiento de sus víctimas en el cadalso usando un tipo de cuerdas poco adecuadas para la ejecución. No murieron en el acto por rotura de cuello como se suponía debía haber sido, sino por una lenta asfixia. Keitel por ejemplo duró 24 minutos retorciéndose al final de la cuerda.
Matar a una persona con premeditación y a sangre fría, por muy justificada que pueda parecer la condena, quizá sería considerado un trabajo sucio y desagradable por la mayoría de las personas. Cabe pensar entonces que Woods y Malta eran excepcionales en ese aspecto.
De Woods particularmente se señala también su suciedad en la higiene personal y sus rasgos psicopáticos. Con anterioridad ya había ejercido de verdugo de soldados norteamericanos condenados por deserción y otros delitos. Da que pensar que qué ironías del destino. Quizá el que fue ejecutor de los nazis hubiese disfrutado más si el destino lo hubiese puesto en el otro bando, como miembro de las Unidades de la Calavera (SS-Totenkopfbände) o siendo kapo bajo sus órdenes.
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