Corrie ten Boom
Publicado: Vie May 05, 2006 8:09 pm
Corrie ten Boom
Los turistas norteamericanos vienen a Holanda con el explícito propósito de visitar la casa de Corrie ten Boom. En cambio, son pocos los holandeses que han oído de ella, pese a que su historia es original y dramática.
Corrie ten Boom (1892-1983), una mujer profundamente creyente, brindó en su casa, en la ciudad de Haarlem, refugio a muchas víctimas de persecución y, por tal motivo, se le condenó a una severa pena.
Su casa, en la esquina de la Barteljorisstraat, encima de una relojería, no ha cambiado desde los años 40. En 1837, Willem ten Boom abrió la relojería, la cual, tres años más tarde, pasó a manos de su hijo Casper para, posteriormente, ser explotada por Corrie, hija de este último.
Corrie ten Boom no fue sólo la primera relojera holandesa, sino tal vez también la primera mujer que dirigía un gran movimiento de resistencia. Al estallar la guerra, la creyente familia Ten Boom, cuya generosidad y compromiso social eran conocidos en Haarlem, consideró evidente brindar techo a personas necesitadas.
Temeridad
A los 48 años, Corrie ten Boom se vio casi inmediatamente involucrada en la resistencia organizada y, muy rápidamente, se halló a la cabeza de un grupo integrado por ochenta personas, entre las que se contaban su padre, Casper, y sus hermanas. La vivienda de la familia se utilizaba como refugio, temporal o permanente, de judíos y de hombres que intentaban evadir trabajos forzados en Alemania.
Aty Bennema, quien organiza giras en la casa-museo, narra que en la vivienda de la familia se alojaban constantemente entre 6 y 7 hombres, algunos sólo por pocas horas en espera de poder partir, otros durante meses. "De tal manera, Corrie y su familia salvaron a muchas personas. Corrie no sentía miedo, pues confiaba en la ayuda de Dios, y aseguraba que su casa estaba protegida por ángeles. Un hecho favorable era la relojería, en la planta baja de la casa, gracias a la cual no despertaba sospecha la entrada y salida de tanta gente.
Alarma
En la segunda planta, en la habitación de Corrie, se construyó un refugio, que era un espacio de 70 centímetros y 2,5 de longitud, al que se podía acceder a través de un armario y ofrecía espacio a, como máximo, 6 personas simultáneamente, las cuales debían permanecer de pie y sin ninguna posibilidad de movimiento. Cada vez que sonaba la alarma (un sencillo timbre oculto junto a la escalera), los perseguidos disponían de 70 segundos para ocultarse en el refugio, llevando consigo todo lo que les pertenecía o utilizaban, incluso los platos y la comida, si estaban cenando. Por lo general permanecían en el refugio algunas horas, hasta que terminara el peligro.
Absoluto silencio
Todo llegó a su fin el 28 de febrero de 1944, cuando alguien reveló a los alemanes la existencia de este foco de resistencia, y traicionó a Corrie, su familia y algunos perseguidos, quienes fueron arrestados. Pese a que la Gestapo revisó exhaustivamente toda la casa, no logró encontrar el refugio, en el que cuatro judíos y dos miembros de la resistencia debieron guardar absoluto silencio en el armario para no ser descubiertos.
Corrie, su hermana Betsie y su padre fueron conducidos a la cárcel de Scheveningen. El padre, Casper, quien contaba 84 años de edad, falleció diez días después, mientras que las dos hermanas fueron trasladadas a Ravensbrück, donde Betsie sucumbió a las privaciones.
Visión
La guía del museo, Aty Bennema, narra que "milagrosamente, a fines de 1944, se incluyó el nombre de Corrie en una lista de personas que recuperaban la libertad, tras lo cual ella regresó a Holanda y pudo recuperarse en un hospital. Luego pasó en su propia casa, en Haarlem, el último invierno de la guerra. En prisión, Corrie había tenido una visión en la que Dios le encargaba ayudar a las víctimas de la guerra, y con tal fin fundó una casa de convalecencia en Bloemendal. Corrie dedicó el resto de su vida a viajar por todo el mundo para difundir la fe, y visitó más de 60 países. Además, se hizo una película sobre la vida en su casa de Haarlem, ´El refugio´ (The hiding place), que tuvo gran éxito internacional." Corrie ten Boom falleció el 15 de abril de 1983, a los 91 años.
Santuario
Según Aty Bennema, el hecho de que los visitantes de la casa sean en su mayoría turistas estadounidenses y canadienses, y pocos holandeses, se debe a que Holanda ha dejado de ser un país cristiano. "Corrie es más conocida en Norteamérica, donde estuvo con frecuencia. Algunos turistas nortamericanos derraman lágrimas cuando visitan la casa de Corrie, la cual se ha convertido en una especie de santuario. Pero, en realidad, esto no nos complace, porque la casa es, ante todo, un museo con una historia muy singular."
Fuente: Annette Posthumus
Los turistas norteamericanos vienen a Holanda con el explícito propósito de visitar la casa de Corrie ten Boom. En cambio, son pocos los holandeses que han oído de ella, pese a que su historia es original y dramática.
Corrie ten Boom (1892-1983), una mujer profundamente creyente, brindó en su casa, en la ciudad de Haarlem, refugio a muchas víctimas de persecución y, por tal motivo, se le condenó a una severa pena.
Su casa, en la esquina de la Barteljorisstraat, encima de una relojería, no ha cambiado desde los años 40. En 1837, Willem ten Boom abrió la relojería, la cual, tres años más tarde, pasó a manos de su hijo Casper para, posteriormente, ser explotada por Corrie, hija de este último.
Corrie ten Boom no fue sólo la primera relojera holandesa, sino tal vez también la primera mujer que dirigía un gran movimiento de resistencia. Al estallar la guerra, la creyente familia Ten Boom, cuya generosidad y compromiso social eran conocidos en Haarlem, consideró evidente brindar techo a personas necesitadas.
Temeridad
A los 48 años, Corrie ten Boom se vio casi inmediatamente involucrada en la resistencia organizada y, muy rápidamente, se halló a la cabeza de un grupo integrado por ochenta personas, entre las que se contaban su padre, Casper, y sus hermanas. La vivienda de la familia se utilizaba como refugio, temporal o permanente, de judíos y de hombres que intentaban evadir trabajos forzados en Alemania.
Aty Bennema, quien organiza giras en la casa-museo, narra que en la vivienda de la familia se alojaban constantemente entre 6 y 7 hombres, algunos sólo por pocas horas en espera de poder partir, otros durante meses. "De tal manera, Corrie y su familia salvaron a muchas personas. Corrie no sentía miedo, pues confiaba en la ayuda de Dios, y aseguraba que su casa estaba protegida por ángeles. Un hecho favorable era la relojería, en la planta baja de la casa, gracias a la cual no despertaba sospecha la entrada y salida de tanta gente.
Alarma
En la segunda planta, en la habitación de Corrie, se construyó un refugio, que era un espacio de 70 centímetros y 2,5 de longitud, al que se podía acceder a través de un armario y ofrecía espacio a, como máximo, 6 personas simultáneamente, las cuales debían permanecer de pie y sin ninguna posibilidad de movimiento. Cada vez que sonaba la alarma (un sencillo timbre oculto junto a la escalera), los perseguidos disponían de 70 segundos para ocultarse en el refugio, llevando consigo todo lo que les pertenecía o utilizaban, incluso los platos y la comida, si estaban cenando. Por lo general permanecían en el refugio algunas horas, hasta que terminara el peligro.
Absoluto silencio
Todo llegó a su fin el 28 de febrero de 1944, cuando alguien reveló a los alemanes la existencia de este foco de resistencia, y traicionó a Corrie, su familia y algunos perseguidos, quienes fueron arrestados. Pese a que la Gestapo revisó exhaustivamente toda la casa, no logró encontrar el refugio, en el que cuatro judíos y dos miembros de la resistencia debieron guardar absoluto silencio en el armario para no ser descubiertos.
Corrie, su hermana Betsie y su padre fueron conducidos a la cárcel de Scheveningen. El padre, Casper, quien contaba 84 años de edad, falleció diez días después, mientras que las dos hermanas fueron trasladadas a Ravensbrück, donde Betsie sucumbió a las privaciones.
Visión
La guía del museo, Aty Bennema, narra que "milagrosamente, a fines de 1944, se incluyó el nombre de Corrie en una lista de personas que recuperaban la libertad, tras lo cual ella regresó a Holanda y pudo recuperarse en un hospital. Luego pasó en su propia casa, en Haarlem, el último invierno de la guerra. En prisión, Corrie había tenido una visión en la que Dios le encargaba ayudar a las víctimas de la guerra, y con tal fin fundó una casa de convalecencia en Bloemendal. Corrie dedicó el resto de su vida a viajar por todo el mundo para difundir la fe, y visitó más de 60 países. Además, se hizo una película sobre la vida en su casa de Haarlem, ´El refugio´ (The hiding place), que tuvo gran éxito internacional." Corrie ten Boom falleció el 15 de abril de 1983, a los 91 años.
Santuario
Según Aty Bennema, el hecho de que los visitantes de la casa sean en su mayoría turistas estadounidenses y canadienses, y pocos holandeses, se debe a que Holanda ha dejado de ser un país cristiano. "Corrie es más conocida en Norteamérica, donde estuvo con frecuencia. Algunos turistas nortamericanos derraman lágrimas cuando visitan la casa de Corrie, la cual se ha convertido en una especie de santuario. Pero, en realidad, esto no nos complace, porque la casa es, ante todo, un museo con una historia muy singular."
Fuente: Annette Posthumus