Elly Ney y la Memoria Histórica

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Barbarossa
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Elly Ney y la Memoria Histórica

Mensaje por Barbarossa » Mié Jul 22, 2009 9:14 pm

ELLY NEY (* 27 de septiembre de 1882 en Düsseldorf; † 31 de marzo de 1968 en Tutzing) fue una pianista alemana que alcanzó gran renombre como intérprete de las obras de Ludwig van Beethoven, y que, a causa de su vinculación con el Nacionalsocialismo, está envuelta en la polémica.

1882–1921: Juventud - inicios de su carrera como pianista - matrimonio

Elly Ney nació el 27 de septiembre de 1882 en Düsseldorf, del matrimonio formado por el sargento Jakobus Ney y la profesora de música Anna Ney. Habida cuenta que su madre se negó a vivir en un cuartel militar, el padre se vio obligado a cambiar de profesión, consiguiendo una plaza de funcionario público en Bonn. La infancia y la juventud de Elly estuvieron, así, marcadas por las influencias militares y musicales que caracterizaban al hogar familiar; el historiador Michael Kater llega a calificar su educación de xenófoba.

Elly fue alumna de Franz Wüllner, Isidor Seiβ, Teodor Leszetycki y Emil von Sauer. A la edad de 10 años, fue admitida en las clases magistrales del Conservatorio de Música de Colonia. Cuando contaba con 19 años, Elly Ney fue premiada con el “Mendelssohn-Preis” de Berlín, y, un año más tarde, fue galardonada con el “Ibach-Preis” de Colonia.

A partir de 1904 y durante un año, ella misma se convirtió en profesora de las clases magistrales del Conservatorio de Colonia. El 9 de febrero de 1906, grabó 13 composiciones pianísticas para el sistema de reproducción Welte-Mignon, grabaciones que, con seguridad, son las más antiguas de su repertorio fonográfico. De esa misma época, datan sus conciertos e interpretaciones de la música de Beethoven para los escolares de Bonn.

En 1911, Elly Ney contrajo matrimonio con el director de orquesta y violinista holandés Willem van Hoogstraten. La pareja vivió en Bad Schlangenband y, posteriormente, en Bonn. Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, Hoogstraten perdió su puesto como Kurkapellmeister (director de música del balneario) de Bad Honnef. Junto con el violoncellista Fritz Otto Reitz, el matrimonio fundó el “Terceto Elly Ney” que dio numerosos conciertos en Alemania, Suiza y los Países Bajos.

En 1918, el matrimonio tuvo una hija, Eleonore van Hoogstraten, que, posteriormente, se convertiría en actriz.

En 1921, Elly Ney fue nombrada miembro de honor de la Asociación “Beethoven-Haus” de Bonn.

1921-1930: Carrera en los Estados Unidos

En 1921, se trasladó a vivir a los Estados Unidos, donde se convirtió en una consumada especialista en la obra pianística de Beethoven y Brahms. Varios artículos del New York Times de los años 20 glosan sus numerosos conciertos en auditorios tan renombrados como el Carnegie Hall de Nueva York.

En su debut norteamericano, que tuvo lugar el 15 de octubre de 1921, Elly Ney interpretó sólo obras de Beethoven; en conciertos sucesivos, interpretó obras de Brahms, Schubert y Chopin. Simultáneamente, su marido Willem van Hoogstraten dirigió a distintas orquestas norteamericanas y, en 1925, fue nombrado Director titular de la Orquesta Sinfónica de Oregón.

Ney, acompañada de diversas orquestas, pero siempre bajo la dirección de Hoogstraten, interpretó numerosos conciertos en casi todas las grandes ciudades estadounidenses, actividad esta que compaginó con sus actuaciones como solista, entre las que cabe destacar la serie de conciertos al aire libre, denominada “Sinfonías bajo las estrellas” que interpretó en Hollywood en el año 1929.

En Estados Unidos y durante los años 20, grabó Elly Ney sus primeros discos. En 1928, contrajo segundo matrimonio en la ciudad de Chicago con Paul Allais (1895-1990), director de una planta de producción de carbón y que, durante varios años, acompañó a su esposa en algunas de sus giras musicales por Estados Unidos. Ello no obstante, el matrimonio duró muy poco tiempo.

Ney no volvió a contraer matrimonio, pero, sorprendentemente, ella y su primer marido, Willem van Hoogstraten, volvieron a vivir juntos, hasta el punto de llegar a festejar, en 1961, sus bodas de oro. Incluso, ambos comparten el mismo panteón en el cementerio de Tutzing.

También en los años 20, Elly Ney desarrolló una intensa actividad artística en Alemania. Gracias a su decisiva contribución para que el “Festival Beethoven” de 1927 fuera un éxito y en reconocimiento a su carrera internacional que, indudablemente, sirvió para incrementar el prestigio de su ciudad natal, ese mismo año, fue nombrada “Ciudadana de Honor” de Bonn.

1930-1945: La pianista de Hitler

A partir de 1930, Elly Ney extendió su actividad artística por Europa. Junto con el violinista Wilhelm Stross y el violoncellista Ludwig Hoelscher, refundó, en 1932, el “Terceto Elly Ney”, que tuvo un gran éxito en sus giras internacionales.

En 1933, Ney, que, como consecuencia de su matrimonio y ulterior divorcio con un norteamericano, había perdido su nacionalidad, solicitó la recuperación de la ciudadanía alemana. En vista de la fama de Elly Ney, el funcionario encargado de su caso le preguntó expresamente si “la solicitante era consciente de su deber para con el objetivo nacional del incremento demográfico”, a lo que Ney respondió afirmativamente.

En vista de ello y en vista del galardón que le habían concedido los munícipes de la ciudad de Bonn, la solicitud de Ney acabó siendo aceptada, gracias a su condición de artista alemana, y ello a pesar de que su matrimonio con un ciudadano norteamericano, que vulneraba lo que se daba en llamar el espíritu alemán, era un argumento que había pesado muy mucho contra ella.

1933 fue el año en que Elly Ney se entusiasmó con Adolf Hitler y abrazó la causa del Nacionalsocialismo. En una carta a Willem van Hoogstraten, fechada en marzo de ese mismo año, escribió:
“Después de escuchar a Hitler durante 45 minutos, he quedado profundamente conmovida. Una enorme violencia. ¡Lee su discurso!... Llega a descubrir toda la verdad de un sentimiento muy profundo, y a inflamar el alma de la gente. Hitler me habla de arte con su corazón… Al final, se revela y muestra el camino a seguir”.
En la etapa inicial del Nacionalsocialismo, Ney ofreció, a título gratuito, numerosos recitales y conciertos a beneficio de organizaciones satélites del NSDAP, e, incluso, llegó a quejarse ante el Ministerio de Propaganda por los escasos encargos oficiales que a ella, Artista Honoraria, se le hacían. Posteriormente, esta situación parece que fue remediada, ya que, en 1943, la propia Ney llegó a declarar unos ingresos que se aproximaban a los 190.000 Reichsmark.

En 1937, trasladó su residencia a Tutzing. Entre 1939 y 1945, fue profesora ocasional en el “Mozarteum” de Salzburgo.

El 20 de abirl de 1937, Adolf Hitler le otorgó el título de Catedrática. El 1 de mayo de 1937, Elly Ney se afilió al NSDAP (Número de afiliación 6.088.559). Por su contribución al éxito de los Juegos Olímpicos que tuvieron lugar en 1936 en Berlín, Hitler la obsequió con una medalla conmemorativa. Asimismo, Ney fue miembro de otras organizaciones nacionalsocialistas, entre las que sobresale la Bund Deutscher Mädel (BDM-Liga Alemana de Mujeres), de la que fue miembro de honor.

Dentro de su actividad política, pronunció numerosos discursos dirigidos a los jóvenes en los que no sólo ensalzaba las virtudes de Beethoven y de la “nordische Musik” (música nórdica), sino que, también, proclamaba que ambos eran un reflejo del espíritu nacionalsocialista.

A partir del año 1941, Elly Ney ofreció numerosos conciertos en Cracovia, donde fue una asidua invitada del “Gobierno General” (nombre con el que se conocía a la Autoridad alemana de ocupación en la parte de Polonia no anexionada al Reich), con el que colaboró en la creación de la “Philharmonie des Generalgouvernement”.

En 1942, su “concepción misionera” de la música la llevó a Görlitz, ciudad en la que, en dos ocasiones, abandonó, en medio de protestas, sendas representaciones de “Carmina Burana” de Carl Orff, obra a la que tildó de “Kulturschande” (infamia cultural), logrando, finalmente, que una tercera representación fuera prohibida.

En el curso de la Segunda Guerra Mundial, Ney ofreció numerosos conciertos y recitales en hospitales de campaña. En 1943, fue recompensada con la Kriegsverdienstkreuz (Cruz al mérito militar) de Segunda Clase, en reconocimiento a su labor de asistencia a las unidades militares. En 1944, ya en la recta final de la guerra, Hitler incluyó a Elly Ney en la Gottbegnadeten-Liste (Lista de los Divinos) por considerarla una artista insustituible.

Elly Ney tenía talento y una sólida formación musical, y resulta indudable que ya antes del advenimiento del Nacionalsocialismo había obtenido fama y reconocimiento. Su carrera habría sido exitosa en cualquier coyuntura política. Una artista de su categoría habría sido recompensada con la Cátedra universitaria por cualquier Gobierno. Pese a ello, tampoco puede obviarse el hecho de que el significado que la música de Beethoven tuvo para el Nacionalsocialismo, y el hecho de que las Leyes para la protección de la Raza, aprobadas en Nürnberg en 1935, prohibiesen a los artistas judíos la interpretación de las obras del músico de Bonn, fueron factores que contribuyeron decididamente a fortalecer la carrera artística de Elly Ney.

1945-1968: Etapa final - muerte

Terminada la Segunda Guerra Mundial, Elly Ney fue invitada a dar varios recitales para los soldados de las fuerzas de ocupación del Ejército norteamericano.

Durante los años 20 y 30, Elly Ney colaboró decisivamente en el nacimiento y posterior desarrollo de los Beethovenfesttage (Festival Beethoven) de Bonn. Ella misma, como solista y como integrante del “Terceto Elly Ney”, fue la intérprete más relevante de este evento musical. Sin embargo, ello no fue obstáculo para que, en 1952 y a causa de su estrecha relación con el Nacionalsocialismo, los nuevos regidores de Bonn le prohibiesen actuar en la ciudad.

A pesar de ello y a pesar de su pasado nazi, durante los años 50, Elly Ney pudo continuar con el tramo final de su carrera artística, la cual desarrolló hasta pocas semanas antes de morir. Ofreció recitales en prisiones y campos de refugiados. En 1952, publicó una autobiografía y contribuyó económicamente en la construcción de la nueva Beethovenhalle de Bonn. Sin embargo, cuando la prensa aireó su sintonía con el movimiento de extrema derecha “Deutsches Kulturwerk Europäischen Geistes”, Elly Ney canceló sus ayudas económicas. Pese a ello, entre la documentación de su herencia fue hallado un libro de cuentas en el que había varias anotaciones en las que podía leerse “aportaciones para la reconstrucción de la Beethovenhalle”, aportaciones que siguieron realizándose, regularmente, hasta el año 1959. De hecho, en 1995, la suma de, aproximadamente, 75.000 DM fue empleada para financiar las obras de renovación de la Beethovenhalle de Bonn.

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1959. La Beethovenhalle de Bonn, tras su reconstrucción

Finalmente, en 1952, el Municipio de Tutzing (Baviera) la nombró Ciudadana de Honor, en reconocimiento a sus servicios a la música, así como a las actividades artísticas y musicales de la ciudad en la que antaño residió.

Incluso a una edad muy avanzada, Elly Ney siguió interpretando algunas de las obras más difíciles de la literatura pianística. Entre los 79 y los 86 años, siguió programando giras e interpretando una gran parte de su repertorio no sólo en recitales, sino también como solista acompañando a su compañero de toda la vida, Willem van Hoogstraten, que en esos años dirigía la Fränkischen Landesorchester de Nürnberg, y con quien llegó a realizar varias grabaciones en estéreo. Incluso, participó en películas y programas para la televisión.

El 6 de febrero de 1965, ofreció un concierto en la sede provisional de la Cancillería ante el entonces Canciller Ludwig Erhard y un selecto grupo de espectadores. Asimismo, importantes personalidades del mundo de la política de la posguerra, como Theodor Heuss y Kurt-Georg Kiesinger acudieron a los conciertos de Elly Ney y alabaron su arte.

Con ocasión de su 85 cumpleaños, la ciudad de Bonn le agasajó con una recepción a la que acudió el entonces Presidente Federal Heinrich Lübke.

Asimismo, fue profesora de piano de renombrados músicos como, por ejemplo, Franz Hummel.

Elly Ney murió en 1968, en Tutzing, a la edad de 86 años, siendo enterrada al lado de su exmarido y fiel compañero, Willem van Hoogstraten, que había muerto en 1965. En su funeral, el entonces Alcalde de Bonn, Wilhelm Daniels pronunció un discurso alabando su figura.

Valoración artística

Con relación a sus, así calificadas, interpretaciones románticas, que también pueden hallarse en algunos de sus coetáneos como Alfred Cortot o Edwin Fischer, y que diferencian a Elly Nely de las posteriores generaciones de pianistas, el crítico musical Joachim Kaiser escribía: “ella intenta, una y otra vez, extraer eso que los pianistas más fogosos tratan de ocultar: la intimidad”.

Siegfried Mauser, Rector de la Escuela Superior de Música y Teatro de Múnich, y Catedrático de Musicología, dejó escrito que el cénit de la carrera musical de Elly Nely se produjo en los años 20, y que todas sus actuaciones posteriores pueden considerarse como su nivel medio.

Mauser llegó a calificar a Ney como representante de un estilo de interpretación de la música beethoveniana a caballo entre el arte y la religión, y justificó su proximidad al Nacionalsocialismo no sólo por el hecho de que, al igual que ocurría con la música de Wagner, ese peculiar estilo se acomodaba perfectamente a los objetivos de los nazis, sino también porque era el único modo que Ney tenía de proseguir con su carrera artística. La calidad de las interpretaciones de Elly Ney a partir de 1930, siempre según Mauser, era inferior a la de pianistas como Artur Schnabel o Edwin Fischer.

“Nada hay más elevado que la Divinidad cuando está próxima a nosotros; nada hay más elevado que el resplandor divino cuando se derrama sobre el género humano”. Estas fueron las palabras finales de la conferencia “Cómo llegué a Beethoven”, pronunciada por Elly Ney, que resumen a la perfección ese aspecto religioso y misional de sus interpretaciones musicales.

Indicios y conclusiones acerca de las simpatías de Elly Ney hacia el Nacionalsocialismo

* El 23 de junio de 1935, con ocasión de su discurso en la sesión inaugural del 5º “Festival Popular Beethoven” que se celebró en Bonn, Elly Ney dijo lo siguiente:
“Ante nosotros se nos aparece nuestro Führer, el más maravilloso ejemplo a seguir, cada una de cuyas palabras y cada uno de cuyos gestos constituye una manifestación de las más sagradas convicciones y de la fe más inquebrantable. Nosotros queremos que esa fe se acreciente y se fortalezca. Él es nuestro guía, a quien queremos permanecer fieles. Él es la fuente de la que mana la música divina de nuestro Maestro. ¿Qué hay más claro, más auténtico y más fiel que la música de nuestro Beethoven? Precisamente, ésta es la música que necesitamos hoy en día; la música de los luchadores y de los vencedores, la música para los que van a luchar y los que van a vencer. Esta es la fuente que yace en el fondo del corazón de nuestro Pueblo como un don divino que está oculto y que es la fuente que nos redime de los hechizos del enemigo, del extranjero, y que nos lleva a reflexionar acerca de cuáles son nuestras responsabilidades para con nuestro pueblo, para con nuestra juventud”.
Después de que Hitler la nombrara Catedrática el 20 de abril de 1937, Ney envió el siguiente telegrama de agradecimiento al Reichskulturwart Hans Hinkel del Ministerio de Propaganda:
“Con intensa emoción he escuchado sus maravillosas palabras tan amables hacia mí con motivo de la alta distinción que me ha sido otorgada por el Führer. A través de las excelsas creaciones de nuestros Maestros, perseveraré en mi empeño de dar a conocer a nuestra juventud la excepcionalidad de los grandiosos acontecimientos a que nos está conduciendo nuestro Führer. Que usted lo entendiera sería para mí de una gran ayuda. Mi más sincero agradecimiento. Heil Hitler. Suya, Elly Ney”.
El telegrama original puede verse en http://www.tutzing.de/aktuell/ney/3.4)_ ... m2_E.N.pdf

* En un telegrama dirigido a Adolf Hitler y fechado el 17 de diciembre de 1938, puede leerse:
“Mi Führer, una vez concluido mi recital Schubert en la Philharmonie, ha renacido de nuevo mi más vehemente deseo, que no es otro que el de poder interpretar ante Usted, siquiera por una vez, mi Führer, a Schubert. Desde hace años, mi estimadísimo Führer, ha sido mi mayor anhelo el poder hacerle partícipe del significado de este conmovedor lenguaje de Austria. La realización de este deseo me llenaría de fuerza, en lo personal y en lo artístico, para servirle a Usted y a la juventud alemana. De corazón. Suya, Elly Ney”.
El telegrama original puede verse en http://www.tutzing.de/aktuell/ney/3.3)_ ... m1_E.N.pdf

* En 1938, con ocasión de una visita a un campamento para dirigentes de la Juventud Alemana, afirmó Elly Ney:
“La Juventud confía incondicionalmente en sus dirigentes, porque éstos han puesto en práctica los objetivos fijados por Adolf Hitler”
* En 1940, escribió una carta dirigida al Ministerio de Propaganda con relación a un viaje por la Holanda ocupada:
“No me resulta grato tener que hospedarme en el Hotel Central. Confío, al menos, en que allí no haya judíos, tal y como ocurría antes”
En la correspondencia privada hallada en Bonn después de su muerte, se encuentran un buen número de manifestaciones de antisemitismo y de adhesión a los principios del Nacionalsocialismo, como, por ejemplo, una carta enviada a Willem van Hoogstraten en mayo de 1933, en la que Elly Ney muestra su conformidad con la quema de libros organizada por los nazis. En otra carta, muestra su apoyo tanto a las medidas implantadas para expulsar a los músicos judíos de todas las instituciones financiadas con fondos públicos, como a los actos de boicot de los conciertos en los que intervengan músicos judíos; haciendo un juego de palabras, Ney explica que estos judíos ya habían agotado sus cartas, en tanto que, en los conciertos de la propia Ney, lo que se agotaban eran las entradas.

En 1933, Elly Ney consideró una afrenta el hecho de tener que sustituir al pianista judío Rudolf Serkin en un concierto que iba a celebrarse en Hamburgo, porque, tras el incendio del Reichstag acaecido el 28 de febrero de 1933, Serkin había sido excluido del Reichs-Brahmsfest (Festival Brahms) de Hamburgo por presiones de Berlín.

En una carta enviada a su compañero Willem van Hoogstraten, Ney le confiesa lo siguiente:
“en realidad, a mí me toca ahora experimentar en persona un fenómeno que viene sucediendo desde hace muchos años, y que consiste en que los judíos, sin violencia, pero de una manera real, han estado oprimiendo a los cristianos. Para mí no resulta agradable tener que tocar en Hamburgo en lugar de Serkin; en realidad, me molesta, y sólo puedo sobrellevar esta situación concentrándome al máximo en las obras que interpretaré”.
Finalmente, Ney participó en el Reichs-Brahmsfest de Hamburgo, sustituyendo a Rudolf Serkin, el cual, probablemente, nunca supo de la actitud renuente de Elly Ney. De hecho, Serkin siempre alabó el estilo pianístico de Ney, hasta el punto de que, tras el fallecimiento de la pianista alemana, el periódico muniqués Abendzeitung München incluyó en la necrológica varios comentarios de Serkin elogiando a Ney.

No hay prueba ninguna de que otras personas haya sufrido perjuicios de ninguna clase a causa de denuncias formuladas por Elly Ney. Paralelamente, tampoco hay ningún indicio de que ella utilizara sus buenas relaciones con los nazis para ayudar a personas perseguidas, a diferencia, por ejemplo, de lo que hizo el director de orquesta Wilhelm Furtwängler.

Indudablemente, Elly Ney tuvo muchos y variados contactos con dirigentes prominentes del NSDAP, pero, sin embargo, sólo hay constancia de un único encuentro personal con Hitler.

El historiador Michael Kater, tras examinar numerosas fuentes, concluye que Ney no sólo fue una fanática nacionalsocialista, sino que, además, su rígido antisemitismo fue especialmente destacado entre los músicos más prominentes de la época.

El historiador Hans Mommsen incluye a Elly Ney entre las personas que apoyaron y dieron soporte moral a la dictadura nazi.

Según la opinión de Beatrix Borchard, Elly Ney fue la inspiradora de lo que se dio en llamar el “System Beethoven”, que justificaba la Segunda Guerra Mundial como un instrumento de legítima defensa cultural contra los sonidos y los ritmos inferiores y peligrosos, como era el caso del jazz. De hecho, era muy frecuente que, antes de dar inicio a un concierto a la luz de las velas, Ney citara expresamente el testamento de Heiligenstädt de Beethoven. Según publicaron el New York Times y el Hamburger Abendblatt, Elly Ney daba comienzo a sus conciertos con el saludo nazi.

Kurt Wolff, un amigo de la infancia de Elly Ney que emigró a Nueva York, escribió una carta en 1947 al compañero de Ney, Willem van Hoogstraten, en la que le explicaba que no le sorprendían ni la pasión ni el temperamento de la pianista, ya que, desde 1933, ésta se había dejado engañar por los “braunen Götter” (Dioses pardos); él mismo se preguntaba cómo era posible que ella se hubiese afiliado al Partido en 1937, y, pese a ello, no fuera capaz de darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

En 1952, el Alcalde de Bonn, Peter Maria Busenn contó que, con ocasión de una visita que le había hecho Elly Ney, ésta le explicó que, al igual que otros muchos, ella había sido engañada por los nazis, que se arrepentía de ello profunda y sinceramente, y que sólo después había tenido conocimiento de los crímenes del Nacionalsocialismo y de la perniciosa influencia que éste había ejercido.

Tras esta muestra de arrepentimiento, el Ayuntamiento de Bonn revocó la prohibición de actuar que había dictado contra Elly Ney. Con anterioridad, el grupo municipal del FDP (liberales) ya había solicitado repetidamente que se dejase sin efecto dicha prohibición; se sospecha, incluso, que el entonces Bundespräsident (Presidente de la RFA) Theodor Heuss, un gran admirador de Elly Ney, intercedió en su favor.

Wilhelm Hausenstein anotó en su diario:
“Fuentes solventes me han contado que algunos altos oficiales estadounidenses salían en compañía de artistas nazis; naturalmente, lo hacían en privado, nunca de forma oficial. Esto le ocurrió a Elly Ney, que, si no estoy mal informado, fue recogida en coche y conducida a Bad Heilbronn para reunirse con un General. Ella es un claro ejemplo de un genio artístico dotado, a partes iguales, de talento y de estupidez. Su hitlerismo estuvo motivado, sobre todo, por su estupidez (aderezada, quizás, con algo de histeria) y, por ello, fue, de algún modo, excusable”.
En su autobiografía, Elly Ney no asume su pasado nazi, y tampoco se conoce ninguna declaración pública suya ni ninguna manifestación en las que se distanciase, de una manera clara, de su pasado. Esta actitud ha sido objeto de encontradas interpretaciones, pues mientras unos la atribuyen a la vergüenza, otros creen que responde a una pura terquedad.

Distinciones

* Josef Weinheber, Hans Paul von Wolzogen, Heinrich Lersch, Ina Seidel y Agner Miegel le dedican varios de sus poemas
* 1927 - Ciudadana de honor de Bonn
* 1937 - Nombramiento por Hitler como Professor honoris causa
* 1937 - Medalla de plata conmemorativa de los Juegos Olímpicos, concedida por Hitler
* 1937 - Retrato pintado por Hans Trimborn. Elly Ney fue amiga del pintor y músico Hans Trimborn. Trimborn, a diferencia de Ney, supo distanciarse del Nacionalsocialismo. Su pintura expresionista no se acomodaba a los cánones artísticos vigentes en el Tercer Reich. No está claro si, a causa de esa disidencia, Ney llegó a rechazar el obsequio y si Trimborn, en realidad, quería criticar la actitud de Ney.
* A comienzos de la década de 1940, la ciudad de Bonn le concede la Medalla-Beethoven
* 1943 - Por su apoyo a las unidades militares, se le concede la Cruz al Mérito Militar de Segunda Clase
* 1952 - Ciudadana de honor de Tutzing
* 1967 - La ciudad de Bonn le obsequia con un concierto y una recepción, en conmemoración de su 85 cumpleaños

Polémica acerca de sus distinciones

En el año 2008, tuvo lugar en el municipio de Tutzing un debate acerca de la distinción otorgada a Elly Ney, debate que fue objeto de atención en toda la República Federal Alemana.

Elly Ney no sólo es ciudadana de honor de la ciudad de Tutzing, sino que, también, tiene una calle con su nombre y una escultura situada junto al lago Starnberger.

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Monumento a Elly Ney, en el paseo-Brahms de Tutzing
http://de.wikipedia.org/wiki/Elly_Ney


En las elecciones municipales de 2008, Stephan Wanner fue elegido Alcalde y fue él quien ordenó que se retirase un retrato de Elly Ney que había en el Ayuntamiento. Este hecho fue el detonante de la polémica. Entre otras personalidades, intervino la Presidenta del Consejo Central Judío en Alemania, Charlote Knobloch, quien se pronunció en contra del mantenimiento de la ciudadanía honoraria de Ney, a causa de su manifiesta e intransigente actitud antisemita. El 25 de enero de 2009, terció en la polémica la Asociación Evangélica de Tutzing, organizando una mesa redonda sobre el “Caso-Ney y la Memoria Histórica”, que incluso fue retransmitida por la Televisión regional de Baviera el 31 de enero de 2009.

Michael Kater, profesor emérito de historia en la Universidad de York (Toronto) y autor del libro “La Musa violada. Músicos y compositores en el Tercer Reich”, en una entrevista concedida al periódico Süddeutsche Zeitung, se manifestaba abiertamente sobre esta cuestión. En su opinión, Ney fue una “repulsiva figura dentro de la historia de la música alemana”. Kater sostenía que el antisemitismo de Ney no sólo era injustificable, sino, además, absolutamente interesado, pues estaba motivado por su egoísta deseo de eliminar a los músicos judíos que le hacían sombra.

Hans Maier, Ministro en el Land de Baviera y Catedrático de Historia y Ciencias Políticas, sostiene que la cuestión de si Ney se distanció o no del Nacionalsocialismo al término de la Segunda Guerra Mundial, es una cuestión que no puede considerarse zanjada aún hoy en día. En su opinión, los pocos documentos o testimonios con que se cuentan no dejan de ser controvertidos. Maier defiende la tesis de que algunos artistas, por muy apreciados que puedan llegar a ser, no necesariamente están dotados de cualidades ejemplares en todas las facetas de su vida.

Pese a todo, el Consejo Municipal de Tutzing, en su sesión del 9 de febrero de 2009, acordó rechazar la moción presentada por el Alcalde en la que se instaba a retirar de su emplazamiento la escultura de Elly Ney y a dejar de sufragar con cargo a las arcas municipales el mantenimiento y conservación del panteón fúnebre de Elly Ney y su familia; ello no obstante, el Ayuntamiento acordó colocar una placa en la que se informase de sus vínculos con el Nacionalsocialismo. Con relación a su designación como Ciudadana de honor, no se tomó ninguna decisión, toda vez que se estimó que, al haber fallecido Ney, esa distinción ya no estaba vigente.

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Tumbas de Elly Ney, Willem van Hoogstraten y Eleonore van Hoogstraten, en Tutzing
http://de.wikipedia.org/wiki/Elly_Ney


Sin embargo, es lo cierto que, con relación a este tipo de controversias jurídicas, otros Ayuntamientos, en situaciones similares, han reaccionado revocando nombramientos y reconocimientos pretéritos. Precisamente y al amparo de estas revocaciones póstumas, el Consejo Municipal de Tutzing, en la misma sesión del 9 de febrero de 2009, decidió que en el caso de Adolf Wagner (antiguo Gauleiter de Múnich y creador del campo de concentración de Dachau) concurría una injusticia manifiesta y completamente distinta, que no tenía parangón con el caso de Elly Ney, por lo que sí era procedente revocar su Ciudadanía Honoraria. La explicación era que, mientras Wagner había sido uno de los “Haupttäter des NS-Regimes“ (criminal principal del régimen nacionalsocialista), Ney solamente fue una “aktive Mitläuferin” (simpatizante activa). De este modo, la historia olvidada de la concesión a Adolf Wagner de la Ciudadanía Honoraria de Tutzing salió a relucir con ocasión de la moción sobre Elly Ney presentada por el Alcalde. Además, años antes, el mismo municipio ya había revocado la designación de Adolf Hitler como ciudadano honorario de Tutzing.

Finalmente, el Ayuntamiento decidió que los gastos de conservación y mantenimiento del panteón de Elly Ney en el cementerio de Tutzing seguirían siendo pagados con fondos municipales, y, simultáneamente, que la inscripción “Ciudadana de honor” sería eliminada tanto del monumento de Elly Ney como de la placa que identifica la “Elly-Ney-Straβe”. De este modo, el Consejo Municipal de Tutzing «se distanciaba» tanto de las declaraciones antisemitas de Elly Ney, como de sus estrechos vínculos con el Nacionalsocialismo.

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Placa de la Elly-Ney-Straβe, en la que se ha suprimido la referencia a la ciudadanía honoraria
http://de.wikipedia.org/wiki/Elly_Ney


Esta salomónica decisión dio lugar a una gran polémica en Alemania. El periódico Osnabrücker Zeitung la definió como una “vergonzosa afrenta”. Gerhard Summer escribió en el Süddeutsche Zeitung que “hacer un homenaje «distanciado» a una persona no es posible: o se la homenajea, o no se la homenajea”.

El 11 de febrero de 2009, la estatua de Elly Ney fue atacada por desconocidos, probablemente, como muestra de desacuerdo con la decisión del Ayuntamiento.

El Ayuntamiento de Tutzing no ha tomado, hasta la fecha, una decisión definitiva sobre el monumento de Elly Ney. En la reunión del Consejo Municipal del 16 de junio de 2009, se optó por trasladar este punto del orden del día, hasta la siguiente sesión que debía celebrarse en el mes de julio, a causa de la imposibilidad de llegar a un acuerdo.

Algunos proponen afrontar el problema a partir de la máxima de San Agustín que proclama “¡Lucha contra la ignorancia, pero apiádate del ignorante!”, sin olvidar, además, dos hechos importantes: primero, que no son pocos los que sostienen la controvertida tesis de que Elly Ney, en realidad, fue engañada por el Nacionalsocialismo; segundo, que, tras los horrores del Nacionalsocialismo, Elly Ney vivió y murió en Tutzing.

Fuentes:
http://www.nmz.de/kiz/nachrichten/tutzi ... -aberkannt
http://de.wikipedia.org/wiki/Elly_Ney
Traducción: Barbarossa

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