Publicado: Mar May 30, 2006 2:18 am
Algunos dislates en la persecución de Mengele
Los esfuerzos del padre y la esposa de Mengele dieron como resultado que las autoridades norteamericanas lo dieran por muerto con fecha de octubre de 1947. Otra muestra de la ineficacia norteamericana en la persecución de Mengele: mientras en la sección de crímenes de guerra en Nuremberg lo daban por muerto, su nombre siguió apareciendo hasta 1950 en las listas del Registro Central de Criminales de Guerra y de Sospechosos de atentar contra la Seguridad (CROWCASS), esta lista se enviaba cada tres meses a los campos de detenidos.
Mengele había sido prisionero de los norteamericanos hasta su liberación bajo identidad falsa a mediados de 1945, después de ello nunca estuvieron cerca de encontrarlo a pesar de que vivió durante 4 años en la zona de ocupación norteamericana. Si hubo sin embargo un percance que hizo sudar a Mengele, en Mayo de 1949 tenía todos los papeles necesarios para partir a Argentina, solo le quedaba un último requisito, conseguir el visado de salida italiano, para su desgracia el funcionario italiano al que normalmente recurrían para estos menesteres estaba de vacaciones y Mengele dio con sus huesos en una celda, aunque los italianos no conocían su verdadera identidad sabían que los papeles de Mengele eran falsos y empezaron a estrechar el cerco, después de permanecer 3 semanas en esa celda Mengele ya no tenía esperanzas de salir bien librado, pero de pronto su suerte le volvió a sonreír, el funcionario corrupto regresó de vacaciones y solucionó todo el asunto, los mismos que le habían sometido a duros interrogatorios se mostraban ahora insolitamente amistosos. Finalmente a mediados de Julio de 1949 zarpó hacía Buenos Aires.
Pero los dislates podían alcanzar cotas aún más inverosímiles. Ya en 1954, Mengele había tenido que hacer uso de su verdadera identidad para su divorcio, dos años más tarde Mengele necesitaba hacer uso de su verdadera identidad por cuestiones financieras, la policía argentina exigía que la embajada alemana certificara que Helmut Gregor y Josef Mengele eran la misma persona, este ni corto ni perezoso se presentó ante la embajada alemana reconociendo que había vivido durante 7 años con nombre falso, proporcionándoles su nombre verdadero, la fecha de nacimiento, fecha de su divorcio y la dirección tanto en Buenos Aires como en Gunzburg. Tras las consultas con Bonn, Mengele obtuvo el certificado que le acreditaba como Josef Mengele nacido en Gunzburg, parece que a nadie se le ocurrió pensar que alguien que había vivido 7 años con identidad falsa tendría algo que ocultar, si hubiesen consultado las listas de criminales de guerra hubiesen comprobado facilmente que el nombre de Mengele aparecía en varias.
No acabó ahí el asunto, aún tuvo que jurar ante un tribunal argentino que Gregor y Mengele eran la misma persona para obtener un certificado que más tarde presentaría a la policía argentina, estos pese a que tenían así constancia de que Mengele les había estado engañando durante años no parece que hicieran ninguna indagación seria. No sería hasta septiembre de 1958, en que gracias al empeño particular de un activista de izquierdas vienes llamado Hermann Langbein que había estado en Auschwitz, el nombre de Mengele volvería otra vez a la palestra en los tribunales de Bonn, para entonces Mengele ya se había dado cuenta de la conveniencia de desaparecer otra vez del mapa.
En cuanto a la mención de Caligula sobre su huida con pasaporte internacional de la cruz roja, es cierto, fue adquirido a través del consulado suizo usando el nombre de Helmut Gregor, este hecho se mantuvo en secreto hasta que Gerald Posner declaró ante el senado norteamericano que la cruz roja se negaba a dar a conocer el expediente, tras esta comparecencia el entonces secretario de estado George Shutz dirigió un escrito a la cruz roja que finalmente hizo público el expediente de Mengele, pero lo peor es que no era algo excepcional, muchos de los criminales nazis que se refugiaron en América latina lo hicieron con pasaporte de cruz roja.
Fuente: "Mengele" de Gerald L. Posner y John Ware
Los esfuerzos del padre y la esposa de Mengele dieron como resultado que las autoridades norteamericanas lo dieran por muerto con fecha de octubre de 1947. Otra muestra de la ineficacia norteamericana en la persecución de Mengele: mientras en la sección de crímenes de guerra en Nuremberg lo daban por muerto, su nombre siguió apareciendo hasta 1950 en las listas del Registro Central de Criminales de Guerra y de Sospechosos de atentar contra la Seguridad (CROWCASS), esta lista se enviaba cada tres meses a los campos de detenidos.
Mengele había sido prisionero de los norteamericanos hasta su liberación bajo identidad falsa a mediados de 1945, después de ello nunca estuvieron cerca de encontrarlo a pesar de que vivió durante 4 años en la zona de ocupación norteamericana. Si hubo sin embargo un percance que hizo sudar a Mengele, en Mayo de 1949 tenía todos los papeles necesarios para partir a Argentina, solo le quedaba un último requisito, conseguir el visado de salida italiano, para su desgracia el funcionario italiano al que normalmente recurrían para estos menesteres estaba de vacaciones y Mengele dio con sus huesos en una celda, aunque los italianos no conocían su verdadera identidad sabían que los papeles de Mengele eran falsos y empezaron a estrechar el cerco, después de permanecer 3 semanas en esa celda Mengele ya no tenía esperanzas de salir bien librado, pero de pronto su suerte le volvió a sonreír, el funcionario corrupto regresó de vacaciones y solucionó todo el asunto, los mismos que le habían sometido a duros interrogatorios se mostraban ahora insolitamente amistosos. Finalmente a mediados de Julio de 1949 zarpó hacía Buenos Aires.
Pero los dislates podían alcanzar cotas aún más inverosímiles. Ya en 1954, Mengele había tenido que hacer uso de su verdadera identidad para su divorcio, dos años más tarde Mengele necesitaba hacer uso de su verdadera identidad por cuestiones financieras, la policía argentina exigía que la embajada alemana certificara que Helmut Gregor y Josef Mengele eran la misma persona, este ni corto ni perezoso se presentó ante la embajada alemana reconociendo que había vivido durante 7 años con nombre falso, proporcionándoles su nombre verdadero, la fecha de nacimiento, fecha de su divorcio y la dirección tanto en Buenos Aires como en Gunzburg. Tras las consultas con Bonn, Mengele obtuvo el certificado que le acreditaba como Josef Mengele nacido en Gunzburg, parece que a nadie se le ocurrió pensar que alguien que había vivido 7 años con identidad falsa tendría algo que ocultar, si hubiesen consultado las listas de criminales de guerra hubiesen comprobado facilmente que el nombre de Mengele aparecía en varias.
No acabó ahí el asunto, aún tuvo que jurar ante un tribunal argentino que Gregor y Mengele eran la misma persona para obtener un certificado que más tarde presentaría a la policía argentina, estos pese a que tenían así constancia de que Mengele les había estado engañando durante años no parece que hicieran ninguna indagación seria. No sería hasta septiembre de 1958, en que gracias al empeño particular de un activista de izquierdas vienes llamado Hermann Langbein que había estado en Auschwitz, el nombre de Mengele volvería otra vez a la palestra en los tribunales de Bonn, para entonces Mengele ya se había dado cuenta de la conveniencia de desaparecer otra vez del mapa.
En cuanto a la mención de Caligula sobre su huida con pasaporte internacional de la cruz roja, es cierto, fue adquirido a través del consulado suizo usando el nombre de Helmut Gregor, este hecho se mantuvo en secreto hasta que Gerald Posner declaró ante el senado norteamericano que la cruz roja se negaba a dar a conocer el expediente, tras esta comparecencia el entonces secretario de estado George Shutz dirigió un escrito a la cruz roja que finalmente hizo público el expediente de Mengele, pero lo peor es que no era algo excepcional, muchos de los criminales nazis que se refugiaron en América latina lo hicieron con pasaporte de cruz roja.
Fuente: "Mengele" de Gerald L. Posner y John Ware