Le llaman el ‘Oscar Schindler’ mexicano porque durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a huir de la amenaza nazi y franquista a más de 40 mil refugiados judíos, españoles, franceses y libaneses. Lo recordaremos en el 116 aniversario de su natalicio.
Gilberto Bosques Saldívar
Gilberto Bosques Saldívar nació el 20 de julio de 1892 en Chiautla de Tapia, Puebla. Participó en la rebelión de Aquiles Serdán en 1910 y tras el triunfo de la Revolución se interesó en la política. De hecho, en 1934, como diputado y presidente del Congreso de la Unión, respondió el Primer Informe de Gobierno del presidente Lázaro Cárdenas.
En 1939, cuando la república española caía ante el embate franquista, y los vientos de guerra se cernían sobre el resto de Europa, el presidente Cárdenas lo nombró Consul General en París, de donde se vio obligado a salir cuando la ciudad estaba a punto de ser tomada por los alemanes.
Con instrucciones de establecer el consulado donde le conviniera, consideró varias ciudades de Francia, finalmente se trasladó con su familia y el consulado a Marsella, en el Mediterráneo, dentro de la zona de Gobierno francés de la región de Vichy.
Su primera preocupación fue proteger a los mexicanos residentes en la Francia no ocupada, pero pronto extendió su manto protector a otros grupos, entre ellos judíos, libaneses y españoles que buscaban desesperadamente huir de los nazis y del franquismo.
Era tan grande la afluencia de refugiados que buscaban una visa mexicana que Bosques se vio en la necesidad de alquilar dos castillos (el de Reynarde y el de Montgrand) para convertirlos en centros de asilo de los refugiados, mientras se arreglaba su salida hacia México.
En un momento dado, hasta 1400 personas llegaron a ser alojadas en esos castillos.
Poco a poco fueron saliendo los exiliados, a los cuales el Gobierno mexicano les ofreció la nacionalidad azteca de inmediato, en caso de que quisieran adoptarla.
Desde Marsella, el embajador mexicano también tuvo que hacer frente al hostigamiento de las autoridades proalemanas, al espionaje de la Gestapo, al gobierno del dictador Franco y a la representación diplomática japonesa, que tenía sus oficinas en el mismo edificio de la delegación mexicana.
Preso en Alemania
México rompió relaciones diplomáticas con el gobierno de Vichy a través de una nota que presentó Bosques. Poco después el consulado fue tomado por tropas de la Gestapo alemana, que confiscaron ilegalmente el dinero que la oficina mantenía para su operación.
Bosques, su familia y el personal del consulado —43 personas—, fueron trasladados a Amélie-les-Bains. Después, violando todas las normas diplomáticas, se les llevó a Alemania, al poblado de Bad Godesberg, y se les recluyó en un hotel-prisión.
Más tarde, Bosques recordaría sus palabras ante el funcionario alemán encargado de vigilar su cautiverio:
“Le manifesté al funcionario alemán que todo el personal mexicano se sometería al reglamento que acababa de leernos porque México estaba en guerra con Alemania y por ello éramos sus prisioneros. Le dije que podía estar seguro de que no pediríamos ninguna excepción, ni ninguna gracia sobre las disposiciones, pero que tampoco aceptaríamos ningún trato vejatorio, como acostumbraban ellos con los prisioneros”.
Reacio a dejarse vencer en lo anímico, el diplomático organizó conferencias e incluso una ceremonia del Grito de Independencia (el 15 de septiembre de 1942).
Después de poco más de un año, los mexicanos del poblado de Bad Godesberg fueron canjeados por prisioneros alemanes, y Bosques regresó a México (en abril de 1944).
Miles de refugiados españoles lo esperaban en la estación de ferrocarril de la capital para recibirlo. Una crónica periodística de la época dice: “El júbilo de la multitud zumbaba en el andén de la estación ferroviaria. Lo cargaron en hombros, como si con ello agradecieran al México generoso y libre al que ellos exaltaban en la persona de Gilberto Bosques”.
Tras la guerra, Bosques fue designado ministro de México en Portugal, Finlandia y Suecia. Era Embajador en Cuba cuando triunfó la Revolución, Y se hizo amigo personal de Fidel Castro, su hermano Raúl y Ernesto “Che” Guevara.
Gilberto Bosques falleció en 1995, cuando tenía 103 años de edad.
En el México de hoy persiste un enorme acervo de nombres y apellidos españoles, austriacos, franceses, judíos y libaneses… a quienes Gilberto Bosques Saldívar les regaló en su momento no sólo la libertad, sino el cobijo de este magnífico país.
El 4 de junio de 2003 el gobierno austriaco impuso a una de sus calles, en el Distrito 22 de Viena, el nombre Paseo Gilberto Bosques.
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