Con las manos, sucias de sangre, me metí los pasteles en la boca y me impuse para comermelos. Pero al cuarto, sentí un malestar repentino y vomité todo lo que habia comido. El estómago rechazaba el alimento. Tenia que volver a empezar el procedimiento de los puñetazos en la cabeza. Yo sabia que más pronto o más tarde iba a dormirme y que aquello suponia el final. ‘!Nunca llegaré a Shortland o a Bouka……¡ Más vale que vuele hacia Guadalcanal para estrellarme contra un avión enemigo antes de errar sobre el océano hasta perder por completo el conocimiento o que se agote el carburante ¡.
Viré en redondo, pero entonces se aclararon mis ideas como por milagro. De nuevo volví a pensaren la posibilidad de alcanzar un aeródromo japonés. ‘! Vuelve a virar ¡’Puse rumbo hacia lo que creia buena dirección y, un momento después, me volvia a asaltar el sueño, y de nuevo viré rumbo a Guadalcanal, resuelto a ejecutar mi ataque suicida. Pero, tan pronto lo hice, el mismo resultado : mis ideas se aclararon. Repetí los mismos movimientos tres o cuatro veces. Estaba en un dilema……..Entre el poderoso instinto de conservación y el ardiente deseo de terminar aquel vuelo estúpido con una muerte gloriosas.Los dos sentimientos se sucedían, cada vez en sentido opuesto. De pronto, volví a quedarme completamente ciego. Las siluetas de las islas que veia, desaparecieron de repente, y el cuadro de a bordo se borró ante mi ojo izquierdo. No se podria imaginar peor situación. Ya no sabia donde estaba ni en que dirección estaba Guadalcanal o mi base. Aún traté de escupirme en la mano y frotarme los ojos, pero no tenia saliva. Tenia la boca completamente seca.
Me sentia al límite de mis fuerzas físicas y morales. Ciego, perdido, medio paralítico y con el Cero que empezaba a cabecear en todos los sentidos como si hubiese perdido la estabilidad. Moví desesperadamente la palanca, tratando de mantener horizontal el avión. De repente, recuperé la vista. Estelas blancas pasaban a una velocidad loca ante mi. Estaba casi en el agua. Eran las crestas de las olas que pasaban justamente por debajo de mis alas.
Un minuto después, distinguia, delante de mí, una isla. ‘! Estoy perdido ¡’ , grité. Pero, al acercarme a la isla, descubrí que se trataba de un chubasco muy bajo sobre el mar. Cometí el mismo error varias veces……Hacia cerca ya de dos horas que volaba en aquel estado. Por fin, las ideas se me aclararon lo suficiente para permitirme distinguir la aguja y las letras grandes de la brújula. Mis probabilidades de alcanzar una base japonesa eran mayores que lo que habian estado siendo desde que me hierieron. Estimé que me hallaba al Norte-Nordeste de las Salomón.
Con la manga de la cazadora traté de limpiar la sangre que habia manchado el mapa y extendí este sobre las rodillas. Tracé una X en el punto en que creia encontrarme; luego, viré 90º alOeste, esperando cruzar el archipielago de las Salomón, orientado casi en dirección Norte-Sur. Cuarenta minutos después, víi un arrecife en forma de herradura. Era una de las islas Green, que, por su forma tan particular, habia atraido mi atención por la mañana. Si seguia así, no tardaria en llegar. Me habia desesperado durante algún tiempo pero luego todo parecia arreglarse. No hay nada que desanime más a un piloto, que verse perdido, sobre todo cuando el carburante se va agotando.
Me habia confiado demasiado pronto……..Apenas hube tomado mi nueva ruta, el motor se paró y el avión empezó a caer. Los depositos principales los llevaba ya vacios pero me quedaban unos cien litros en el depósito suplementario. Mas, para economizar carburante, volaba con una mezcla tan pobre, que el moor no respondió cuando lo alimenté con el depósito suplementario. Solté la palanca para mover la manecilla de gases con la mano derecha, pero tenia que soltarla a cada momento para accionar la bomba de alimentación. Estaba ya rozando la superficie del mar, cuando, por fin, el motor empezó a zumbar………Hasta entonces, habia estado accionando simultaneamente la manecilla de gases y la bomba, y dominando la caida del avión con una pierna y un brazo paralizados y tuerto del ojo derecho……..Estaba empapado en sudor frio. Poco tiempo después, avistaba Nueva Bretaña. Rabaul no estaba lejos. Mi deseo de llegar creció como las llamas y empecé a ascender lntamente, tratando de tomar altitud para luego, ir descendiendo sobre la isla. Pero aquello consumia carburante. Luego, de pronto perdí oda esperanza………Una gran nube negra aparecia directamente ante mí cuando alcanzaba ya los 1.500 metros. No me quedaba otra solución que virar; no podia permiirme atravesar aquella nube.
De nuevo puse rumbo Sudoeste. Debajo de mí distinguí varias estelas blancas. Me pareció que las producian barcos de guerra japoneses con rumbo Sur y a toda máquina. ‘Si me posara cerca de ellos- me dije-seguramente me recogerian’ Pero asi corria el peligro de retrasar una misión importante y no debia hacerlo. Segí, pues, mi camino hacia Rabaul. Los minutos transcurrian al ritmo de mi motor.Me sentia intensamente cansado, pero ya no era aquella somnolencia que habia estado a punto de llevarme a la muerte. Al cabo de un rato,que me fue imposible precisar, ví bajo mi ala derecha un gran crater……..’Ese es el crater que está al lado de la pista………….’! Es Rabaul ¡’
No me atrevia a creerlo. Todo parecia desarrollarse como en un sueño. (Luego, supe que habia estado volando durante ocho horas y media) Me iba a ser muy dificil aterrizar, pues la pierna izquierda la tenia inerte y no podria presionar bien sobre el timón. Temí no poder aterrizar, pues el avión habia sufrido terriblemente con el fuego enemigo, y era milagroso que aún se mantuviera en el aire. En casos como éste, lo normal es posarse sobre el agua., pues, incluso si el avión se hunde, las embarcaciones mantenidas siempre en alerta pueden venir en tu ayuda. Me preparé al choque y, lentamente, fui reduciendo gases. El Cero iba perdiendo altitud gradualmente. Pero, al descender, cambié otra vez de idea. Estaba seguro de que mis horas estaban contadas. Incluso si conseguia posarme en el agua y me salvaban, no viviria mucho tiempo. Me daba vergüenza haber podido dar tanto trabajo a mis amigos para sacar del agua a un hombre que ya no podria prestar servicio. Aunque fuera más peligroso, tenia que aterrizar sobre la pista y evitar todos los trastornos que iba a causar posándome en el agua.
Detuve,pues,el descenso y evolucioné alrededor de la pista, estudiando el mejor modo de presentarme. Di una pasada infructuosa, volví a subir y quise ver si el tren de aterrizaje funcionaba bien. Habiendo sufrido el avión graves averias, pocas esperanzas quedaban. Pero la bombillita verde del cockpit se encendió, indicandome que el tren de aterrizaje habia salido ya. Esto y el comprobar que los flaps también funcionaban me produjo asombro. Después de todo no habia que desesperar. Las perspecivas me parecieron favorables. Volví a un extremo de la pista y empecé a descender. Pero como no podia saber qué iba a ocurrir- el tren de aterrizaje, por ejemplo, seguia preocupandome-, corté el encendido para evitar el peligro de incendio o explosión. Habitualmente solia hacerlo con la mano derecha. Esta vez no podia, pero despues de haberme contorsionado cuanto me permitia la parálisis de la pierna y el brazo izquierdo, conseguí accionar el contacto con la pierna derecha. Estimando mi altitud y la velocidad de descenso por la cima de un bosque de cocoteros que distinguia vagamente, me deslicé hacia la pista. Por fin, pilotando como envuelto en la niebla, sentí que las ruedas rozaban el suelo.
Como habia cortado el encendido y la hélice se detuvo casi instantaneamente, pude darme cuenta de la disminución de velocidad sufrida por el avión al rodar. Al saber que estaba en Tierra, un indescriptible sentimiento me llenó el cerebro y todo el cuerpo. Es un instante supremo que sólo un piloto puede conocer. ‘ ¡ He vuelto ¡ ‘ Este alegre pensamiento borraba todo lo demás. Sentí que, sin duda a consecuencia del relajamiento de la tensión, el sueño me invadia de nuevo. Pero esta vez no tenia que luchar y me abandoné a un mundo sumergido en niebla roja……..Que ocurrií luego, si he de decir la verdad, sólo me acuerdo de que, antes de perder el conocimiento, oi voces pronunciando mi nombre y que me agarraban.
Tambien oí gritos de ‘!Sakai,Sakai ¡’ ¡ No te dejes morir ¡
su aspecto tras aterrizar, fuente revista "Flight Journal" nº november-december 2022, p87
Subieron unos hombres a las alas del Cero. Eran el Capitán de Fragata Kozono- Jefe del Estado Mayor- el capitán de Corbeta Nakajima , un Jefe de Grupo y el teniente de navio Sasai, Jefe de mi Escuadrilla. Me soltaron el vendaje y el cinturón de seguridad y, levantandome, me bajaron con cuidado al suelo. La cara- me dijeron más tarde- la tenia tan cubierta de sangre coagulada y tan espantosamente hinchada, que les parecí llegado de otro mundo y hasta mis pilotos se horrorizaron y apartaron la vista.
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Esta es la historia-la saga- de Saburo Sakai……Resulta casi increible y hoy se clasifica entre los más hermosos hechos de heroismo. No creo que durante la última guerra, haya tenido lugar otra acción tan extraordinaria como ésta. Sakai voló cerca de nueve horas en su pequeño avión monoplaza monomotor, abatió cuatro aviones enemigos –elevando así a 60 el número de sus victorias-, y recorrió una distancia de 560 millas naúticas en las espantosas condiciones en que se encontraba después del combate. Sakai es el mejor testimonio que se puede citar, tantoen favor de su valentia como de las excepcionales virtudes técnicas del caza Cero.
Cerca de un año tuvo que permanecer Sakai en el hospital después de este episodio. Curó de sus heridas, pero quedó tuerto del ojo derecho.