Mensaje
por José Luis » Dom Jul 23, 2006 5:17 pm
Gracias, Mijailovich.
En realidad, ¿quién podía penetrar el tupido velo que escondía ese fondo misterioso que era el “alma” de Stalin? Si es que en verdad la tenía.
Stalin adoraba, por ejemplo, a su hija Svetlana, aunque ese “amor” se fue extinguiendo gradualmente, hasta que finalmente se apagó completamente a finales de 1942, cuando el dictador soviético se enteró del romance de su hija con el guionista Aleksei Kapler, que había sido presentado a Svetlana por su hermano Vasily Stalin en octubre de 1942. Sin embargo, según cuenta Miklos Kun en Stalin: An Unknown Portrait (Central European University Press, 2003), los escándalos de Vasily Stalin no le afectaban a Stalin lo más mínimo.
Pero con Yakov (que había nacido el 18 de marzo de 1907) el odio de Stalin parece no haber tenido límites; incluso le prohibió llevar el apellido Stalin (en cualquier documento oficial Yakov era apellidado Dzhugashvili).
El pobre de Yakov murió en el campo de concentración de Sachsenhausen, tras haber pasado por otros campos de oficiales. La División Especial A de ese campo secreto constaba de tres barracones rodeados por una pequeña pared de piedra y una valla de alambrada eléctrica. A Yakov lo mató un soldado alemán al atardecer de un 14 de abril de 1943 cuando intentaba escapar, en circunstancias que no están muy claras. Al parecer, Yakov inesperadamente intentó abandonar el campo, y “deliberadamente, o accidentalmente, tocó la alambrada. Entonces uno de los guardias le disparó”. Es posible, como dice M. Kun, que Yakov buscara la muerte, pues ya en su juventud había intentado suicidarse. Lo cierto es que Yakov estuvo sujeto a una gran tensión por la propaganda alemana y las visitas de los cámaras alemanes al campo. También tuvo muchos problemas y enfrentamientos con los prisioneros británicos, que no lo trataron nada bien, llegando en muchas ocasiones a las manos. El día de su muerte se había peleado con los ingleses.
Como Stalin era un paranoico de cuidado, llegó a sospechar que Yuliya había traicionado a Yakov, aunque cuando éste fue hecho prisionero su mujer se encontraba a cientos de kilómetros del frente. Sea como fuere, Stalin ordenó el arresto de su nuera. Svetlana (hermanastra de Yakov) pidió a su padre repetidas veces que liberara a Yuliya, pero fue en vano. Cuando pidió la ciudadanía americana, Svetlana dijo: “Aunque Yakov era mucho mayor que yo, era muy buen amigo mío, mucho mejor que Vasily, mi propio hermano”. Vasily, por su parte, no intercedió ante Stalin por el destino de su hermano Yakov, quizás porque sabía que no serviría de nada, quizás porque se llevaba horrorosamente mal con Yakov. En cierta manera, no me extraña que una familia con semejante padre pudiera llevarse bien.
Saludos cordiales
José Luis
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)