Vasili Grossman

Todos los personajes de la Segunda Guerra Mundial

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Grossman
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Vasili Grossman

Mensaje por Grossman » Dom Sep 27, 2009 3:53 pm

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fuente http://www.abc.es/Media/201311/16/vasil ... 44x362.jpg


“El olor habitual de la línea de frente: una mezcla entre depósito de cadáveres y herrería”


¡Hola!

El autor de “Vida y Destino” lo había sido anteriormente de numerosas crónicas para el “Estrella Roja” (Krasnaia Zvezda), el periódico oficial del Ejército Rojo. Su autenticidad le había permitido acercarse al soldado como ningún otro reportero conseguiría y fue percibida por el gran público que leía mas el periódico militar que el Izvestia.
  • “A diferencia de la mayoría de los periodistas soviéticos, dispuestos a intercalar en sus artículos clichés políticamente correctos, Grossman era excepcionalmente meticuloso en sus entrevistas. Se basaba, como explicó más adelante, en «conversaciones con soldados durante las breves interrupciones para descansar. El soldado te cuenta entonces todo lo que piensa; ni siquiera hace falta preguntarle». Los soldados, más que cualquier otro, pueden detectar rápidamente si un entrevistador es egocéntrico, tortuoso o falso. Grossman era extremadamente honrado, con frecuencia demasiado para su propio bien, y los soldados le respetaban” «Me gusta la gente del pueblo –escribió-. Me gusta estudiar la vida. A veces un soldado me recuerda mi deber. Ahora conozco la vida del ejército en su totalidad; al principio me resultaba muy difícil» ...

    Por otra parte demostró una valentía extraordinaria en el frente, cuando la mayoría de los corresponsales de guerra preferían permanecer en el cuartel general. Grossman, un miembro tan destacado de la intelectualidad judía moscovita, se ganó la confianza y admiración de los simples soldados del Ejército Rojo, algo muy notable. En Stalingrado conoció a Chejov, el mejor francotirador del 62º Ejército, y se le permitió acompañarle en una de sus cacerías y observar cómo mataba a un alemán tras otro”.
[los entrecomillados en los que no se señala otra cosa son extractos del libro de Beevor]

Nacido en Berdichev el 12-12-1905 como Solomon Iosifovich, su cuidadora rusa lo llamaba Vasya, diminutivo de Vasili, y ese fue el nombre que le quedó. Berdichev albergaba entonces una de las grandes comunidades judías de Europa y su familia pertenecía a su élite ilustrada. Su padre se unió a los mencheviques; poco antes de la Primera Guerra Mundial se separaron y su madre se lo llevó a Suiza, de donde regresaron en 1918. Durante la hambruna de Ucrania estaba cursando Química en Moscú; trabajó después en calidad de ingeniero de minas en Stalino (Donbas) a la vez que comenzó a publicar sus primeras novelas que llamaron la atención en los círculos literarios en los que dominaba la corriente del realismo soviético. En el período de purgas fue interrogado por su relación con la ex-­esposa de un represaliado y por su ingenuidad no estuvo lejos de compartir ese destino.

Como muchos otros jóvenes, Grossman acudió al puesto de reclutamiento cuando el 22 de junio de 1941 llegaron las noticias de la invasión alemana. Con gafas, exceso de peso (92 kilos) y apoyado en un bastón, fue rechazado. Insistió en querer combatir, de lo que se enteró David Ortenberg, el director de “Estrella Roja” (Krasnaia Zvezda), el periódico oficial del Ejército Rojo. Este había leído una de sus novelas y quiso incorporarlo como corresponsal.

  • -Pero nunca ha servido en el ejército –le replicaron- No sabe nada de él. ¿Trabajará bien en el Estrella Roja?
    -Seguro que sí –replicó Ortenberg- Conoce el alma de la gente.
El reclutamiento de Grossman era tan anómalo que tuvo que aprobarlo personalmente el Comisario del Pueblo. Después surgió el problema de qué rango darle, si le daban el de soldado se pasaría todo el tiempo saludando y el de oficial no se podía porque no pertenecía al Partido. Finalmente dieron a los reporteros el grado de ofdicial de intendencia, como a los médicos, con los que con frecuencia confundían.

Ortenbergo describía así el primer día de trabajo del nuevo fichaje:
  • “Grossman estaba muy contento y se presentó pocos días despues con su nuevo uniforme de oficial. Su casaca estaba toda arrugada, las gafas le resbalaban por la nariz y la pistola le colgaba del cinturón sin ceñir como si se tratara de un hacha.

    -Estoy dispuesto para salir hacia el frente hoy mismo –dijo.
    -¿Hoy mismo? –le pregunté-. Pero ¿sabe usted disparar con eso? –a apunté a la pistola que colgaba del costado.
    -No.
    -¿Y con un fusil?
    -No, tampoco.”
Tras recibir instrucción de tiro, el 5 de agosto salió hacia el frente en compañía de un oficial político y un fotógrafo. Durante el viaje en tren al acercarse al frente recibieron el ataque de la aviación alemana y despues el de una fornida doctora que los pateó y golpeó las manos con las que se aferran a la barandilla del tren hospital para tirarlos de allí en marcha.

Cada artículo que se publicaba era censurado personalmente por Stalin por lo que Ehrenburg le decía a Grossman que aquel era su mas devoto lector. La verdad es que a pesar del gran interés del dictador por la literatura, no le gustaba Grossman. Este no era miembro del Partido Comunista y no se había plegado al culto a la personalidad del dictador. Además se inclinaba políticamente por un internacionalismo que entonces era contrario a la línea oficial del Partido. Lo pagaría. En enero de 1943, tras haber permanecido en Stalingrado mas que ningun otro reportero, en vísperas de celebrarse la gran victoria sobre el 6º Ejército, recibió la órden abandonar la ciudad, siendo sustituido por Konstantin Simonov, el autor de “Espérame”.

Beevor apuntó de él que no era un observador desapasionado. Y de que por su “incómoda sinceridad” se la jugaba: “Si la policía secreta del NKVD hubiera leído esos cuadernos de notas lo habrían enviado inmediatamente a un campo del Gulag”. Ilia Ehrenburg había afirmado respecto a su franqueza:
  • “Siempre fue un amigo extremadamente servicial y afectuoso pero podía decir tontamente a una mujer de cincuenta años: «Ha envejecido usted mucho este mes». Yo conocía este rasgo de su carácter y no me enfadaba cuando señalaba de repente: «Por alguna razón has empezado a escribir muy mal.»
La relación con Ortenberg llegó a ser muy tensa, pero este se rendía ante su talento:
  • “Todos los corresponsales asignados al Frente de Stalingrado se asombraron al ver que Grossman había conseguido que el comandante de la 308ª División de Fusileros, el general Gurtiev, un siberiano silencioso y reservado, hablara ininterrumpidamente con él durante seis horas, diciéndole todo lo que quería saber, en uno de los momentos más difíciles de la batalla. Sé que el hecho de que no tomara notas durante las entrevistas ayudaba a Grossman a ganarse la confianza de la gente. Lo escribía todo después, al regresar al puesto de mando o a la izba de los corresponsales. Todo el mundo se iba a la cama, pero Grossman, aunque estuviera agotado, escribía todo meticulosamente en su cuaderno de notas ...

    Aquellas notas eran extraordinariamente concisas. Rasgos característicos de la vida durante la guerra aparecen concentrados en una escueta frase, como en papel fotográfico cuando se revela un carrete. En sus cuadernos de notas uno encuentra la pura verdad sin retocar”,
Como ejemplo Beevor destaca la frase que inaugura el topic, de cuando estuvo en Stalingrado.

Su novela “El Pueblo Inmortal” que escribió durante la contienda sería considerada por los soldados el único informe veraz de lo que ocurría en el frente.

:sgm63:

Aunque portaba uniforme y pistola, a diferencia de la mayoría de los personajes de esta sección lo suyo no era el mando ni las armas sino el bloc y el lápiz. La figura del reportero de guerra. En los siguientes post veremos el itinerario que siguió a lo largo de la contienda y los pasajes que mas me han llamado la atención de las notas publicadas por Beevor.

Saludos
Fuentes:
● BEEVOR A “Un escritor en Guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo, 1941-1945”. Crítica, (2006)
http://en.wikipedia.org/wiki/Vasily_Grossman
* http://4.bp.blogspot.com/_uVeoNdzJI1U/R ... ossman.jpg
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
****************** Konstantin Simonov ******************

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Mensaje por Grossman » Lun Oct 05, 2009 12:06 pm

Moscú-Briansk-Gomel

El 5 de agosto de 1941 Grossman, el fotógrafo y el oficial político tomaron el tren en Moscú con destino Briansk. Allí pasaron la noche en la estación en compañía de una multitud de soldados:

  • “muchos de ellos mal vestidos, andrajosos. Ya han estado ‘allí’. Los abjazos son los que tienen peor aspecto. Muchos de ellos van descalzos”.
Vieron pasar bombarderos alemanes que no los atacaron. Por la mañana, mientras subían a un tren hospital que se dirigía a Gomel, lo hizo un aparato que ametralló la estación. Desde Unecha, a medio camino de Gomel, prosiguieron el viaje en un mercancías, desde el que contemplan a miles de campesinos, hombres y mujeres, cavando trincheras antitanque. Cuando llegaban a Novo Zibkov una bomba destruyó el antepatio de la estación y no pudieron entrar. Permanecieron esperando en medio del campo hasta que por la noche subieron al tren hospital en el que la médico intentó hacerlos bajar en marcha.

Cuando llegaron a Gomel tuvieron que apearse lejos de la estación que estaba destruida.

  • “Un ferroviario que pasa por allí nos tranquiliza diciendo que la estación ha sido demolida poco antes de la invasión a fin de construir otra más grande y mejor ...

    Los niños juegan en los montones de arena traídos para apagar los incendios causados por las bombas …

    Gomel nos recibe con una alarma antiaérea. Los vecinos del pueblo nos dicen que la costumbre aquí es hacer sonar la alarma cuando desaparecen los aviones alemanes, y por el contrario, hacer sonar la señal de que ha pasado el peligro en cuanto comienzan a caer las bombas …

    Bombardeo de Gomel. Una vaca, bombas aullantes, incendios, mujeres … El fuerte olor de perfume –desde una farmacia alcanzada en el bombardeo- cubrió por un momento el hedor de los incendios …

    La imagen de Gomel ardiendo en los ojos de una vaca herida …

    Los colores del humo. Los linotipistas tienen que componer el periódico a la luz de los edificios en llamas …

    Pasamos la noche con un aprendiz de periodista. Sus artículos no van a formar parte de un Gran Tesoro de la literatura. Los he leído en el periódico del frente. Son una basura, con historias como «Ivan Pupkin mató a cinco alemanes con una cuchara»

    Hemos ido a ver al director, el comisario del regimiento Nosov, que nos hace esperar más de dos horas. Tenemos que sentarnos en un pasillo oscuro, y cuando finalmente vemos a esa persona engreída como un zar y hablamos con él durante un par de minutos, compruebo que no es, por decirlo suavemente, particularmente brillante, y que por esa conversación no valía la pena esperar ni dos minutos.”

Un saludo

BEEVOR A ibid. p.34-8
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
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Mensaje por Grossman » Lun Ene 25, 2010 1:29 pm

¡Hola! Continúo:

El Cuartel General del Frente Central, al mando de Eremenko, fue su primer destino.
El cuartel general se aloja en el palacio Paskievich. Hay un parque maravilloso y un lago con cisnes. Se han levantado trincheras por todas partes …

Hojeamos toda una serie de periódicos del frente. En un artículo de primera plana me encontré con la siguiente frase: "El enemigo, muy dañado, prosiguió su cobarde avance".
Había alarma por la proximidad de las fuerzas acorazadas enemigas de Guderian, cuya obra “Achtung Panzer” conocían. Visitó el frente y fue testigo de la falta de preparación del ER y del éxodo de la población civil.
Me dijeron que después de que Minsk comenzara a arder, los ciegos de las residencia de inválidos caminaban a lo largo de la carretera en una larga fila, atados unos a otros con toallas …

Un soldado tumbado sobre la hierba tras la batalla hablando consigo mismo: "Animales y plantas luchan por la vida. Los seres humanos luchan por la supremacía." …

La dialéctica de la guerra: la habilidad para ocultarse, para salvar la propia vida y la habilidad para combatir, para dar la propia vida …

Estallan bombas. El jefe del batallón, tumbado sobre la hierba, no quiere meterse en el refugio. Un camarada le grita: "Te has convertido en un gandul total. ¿Por qué no te ocultas al menos entre esos arbustos?"

Un cuartel general en un bosque. Los aviones pasan encima del toldo. Los oficiales se quitan la gorra porque los emblemas brillan, y cubren sus papeles. Por la mañana las mecanógrafas parlotean por todas partes. Cuando aparece la aviación, los soldados les ponen sus capotes por encima porque visten blusas de colores. Ocultos entre los arbustos, los oficinistas prosiguen sus disputas sobre los archivos.

Un pollo, perteneciente a algún miembro del cuartel general, camina entre los escondrijos abiertos en la tierra, con tinta en las alas …

Se ha enviado comisarios políticos al frente. Se puede reconocer fácilmente tanto a los que quieren ir como a los que no quieren ir. Algunos simplemente obedecen la orden y otros se muestran remisos. Todos se conocen y todos pueden verlo, y los que se echan atrás saben que todo el mundo puede adivinar sus trucos.

Una mañana de bochorno. El aire en calma. El pueblo está lleno de paz –vida pueblerina grata y tranquila- con los niños jugando y los ancianos y mujeres sentados en bancos. Apenas acabábamos de llegar cuando aparecieron tres Junkers. Explotaron varias bombas. Gritos. Llamas rojas, humo blanco y negro. Volvemos a pasar por el mismo pueblo por la noche. Ojos empavorecidos, gente agotada. Las mujeres se llevan sus pertenencias. Las chimeneas parecen más altas entre las ruinas. Y flores –flores de maíz y peonías- que hacen gala de su belleza pacíficamente.

Llegamos bajo el fuego cerca de un cementerio. Nos ocultamos bajo un árbol. Había allí un camión y en él un fusilero muerto, cubierto con una lona. Los soldados del Ejército Rojo cavaban una tumba para él allí al lado. Cuando nos sobrevuelan los Messerschmitt los soldados tratan de ocultarse en la zanjas. El teniente grita: “seguid cavando, o no terminaremos hasta la noche”. Korol se oculta en la nueva tumba, mientras que todos corren en diferentes direcciones. Sólo el fusilero muerto yace allí en todas su longitud, y las ametralladoras tabletean sobre él.
(páginas 38-43)
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
****************** Konstantin Simonov ******************

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