Hitler: Retrato de un artista marginal
Publicado: Lun Mar 24, 2008 7:42 am
Retrato de un artista marginal
“Prueba de dibujo insatisfactoria. No ha sido admitido”
Este fue el veredicto de la Academia de Bellas Artes de Viena cuando Hitler, de 18 años de edad, se presentó para estudiar allí en 1907. Pero los clientes que compraron las pinturas de Hitler en los años siguientes proporcionaron una opinión más favorable de su habilidad.
Los irregulares estudios de Hitler, se vieron interrumpidos a mediados de 1909, cuando se le acabó el dinero que había heredado de sus padres.
Vagabundeó durante una temporada hasta que conoció a otro vagabundo, Reinhold Hanisch. Animado por este se sobrepuso de su vida y escribió a casa solicitando dinero. Una tía le envió de inmediato 50 Kroner, que el par utilizó para mudarse del refugio a un hostal para hombres al otro lado de la ciudad.
Con parte de ese dinero, en 1910, montaron un pequeño negocio. Hitler pintaba postales en acuarela de escenas de las calles de Viena copiadas de fotografías, y Hanisch las vendía. La sociedad tuvo un modesto éxito. Para cuando se rompió, en 1911, por una disputa en la que Hitler hizo que arrestaran a Hanisch supuestamente por robarle, había una cierta demanda de sus trabajos.
Para entonces, Hitler había pasado de las postales a trabajos de mayor formato concebidos para los dos mercados de pinturas baratas más grandes de Viena: los fabricantes de marcos que solían vender su producto con pintura incluida, y los de muebles, que producían un popular estilo de sofá con una pintura insertada en la tapicería de la parte trasera.
Hitler trabajó regularmente como proveedor de estas ramas del negocio de la decoración de interior hasta 1913, cuando se trasladó a Munich. “La profunda repulsión que me producía el Estado Habsburgo crecía cada día”, escribió de su decisión de abandonar Viena. “Aquel revoltijo de checos, polacos húngaros, rutenios, servios y croatas, y siempre ese bacilo que es el solvente de la humanidad, el judío, aquí y allí y en todas partes..., todo ese espectáculo me resultaba repugnante. No mencionó que dejaba atrás una obligación que había estado eludiendo hasta la fecha, el servicio militar.
El 24 de mayo de 1913, se marchó a Munich con una sola maleta. Encontró alojamiento sobra la tienda de un sastre. Al día siguiente compró pinturas y un caballete y se puso a trabajar.
Pronto descubrió que el mercado de arte comercial era más pequeño que el de Viena, y que la única manera de vender sus pinturas era exhibiéndolas de cervecería en cervecería.
Hitler continuó con su trabajo hasta que fue arrestado, en enero de 1914, por la policía de Munich, por una orden de las autoridades austriacas para que se presentara de inmediato ante la junta de reclutamiento de Linz. Pero una vez ante la junta de reclutamiento de Salzburgo (donde fue trasladado desde Linz) y su posterior examen, fue declarado “No apto para el combate y las tareas auxiliares, demasiado débil. Incapaz de empuñar armas”.
“Prueba de dibujo insatisfactoria. No ha sido admitido”
Este fue el veredicto de la Academia de Bellas Artes de Viena cuando Hitler, de 18 años de edad, se presentó para estudiar allí en 1907. Pero los clientes que compraron las pinturas de Hitler en los años siguientes proporcionaron una opinión más favorable de su habilidad.
Los irregulares estudios de Hitler, se vieron interrumpidos a mediados de 1909, cuando se le acabó el dinero que había heredado de sus padres.
Vagabundeó durante una temporada hasta que conoció a otro vagabundo, Reinhold Hanisch. Animado por este se sobrepuso de su vida y escribió a casa solicitando dinero. Una tía le envió de inmediato 50 Kroner, que el par utilizó para mudarse del refugio a un hostal para hombres al otro lado de la ciudad.
Con parte de ese dinero, en 1910, montaron un pequeño negocio. Hitler pintaba postales en acuarela de escenas de las calles de Viena copiadas de fotografías, y Hanisch las vendía. La sociedad tuvo un modesto éxito. Para cuando se rompió, en 1911, por una disputa en la que Hitler hizo que arrestaran a Hanisch supuestamente por robarle, había una cierta demanda de sus trabajos.
Para entonces, Hitler había pasado de las postales a trabajos de mayor formato concebidos para los dos mercados de pinturas baratas más grandes de Viena: los fabricantes de marcos que solían vender su producto con pintura incluida, y los de muebles, que producían un popular estilo de sofá con una pintura insertada en la tapicería de la parte trasera.
Hitler trabajó regularmente como proveedor de estas ramas del negocio de la decoración de interior hasta 1913, cuando se trasladó a Munich. “La profunda repulsión que me producía el Estado Habsburgo crecía cada día”, escribió de su decisión de abandonar Viena. “Aquel revoltijo de checos, polacos húngaros, rutenios, servios y croatas, y siempre ese bacilo que es el solvente de la humanidad, el judío, aquí y allí y en todas partes..., todo ese espectáculo me resultaba repugnante. No mencionó que dejaba atrás una obligación que había estado eludiendo hasta la fecha, el servicio militar.
El 24 de mayo de 1913, se marchó a Munich con una sola maleta. Encontró alojamiento sobra la tienda de un sastre. Al día siguiente compró pinturas y un caballete y se puso a trabajar.
Pronto descubrió que el mercado de arte comercial era más pequeño que el de Viena, y que la única manera de vender sus pinturas era exhibiéndolas de cervecería en cervecería.
Hitler continuó con su trabajo hasta que fue arrestado, en enero de 1914, por la policía de Munich, por una orden de las autoridades austriacas para que se presentara de inmediato ante la junta de reclutamiento de Linz. Pero una vez ante la junta de reclutamiento de Salzburgo (donde fue trasladado desde Linz) y su posterior examen, fue declarado “No apto para el combate y las tareas auxiliares, demasiado débil. Incapaz de empuñar armas”.