Se puede ver entonces que el cerco y la destrucción de las fuerzas del eje en Stalingrado no eran el objetivo real del mando soviético, sino sólo un requisito para poder destruir al Grupo de Ejércitos Sur. Y Como dije, todos los intentos soviéticos de lograr esto, junto a los de destruir al Grupo de Ejércitos Centro, fracasaron. Marte en particular fue un desastre del que nadie habla. La única victoria que se obtuvo fue la del cerco a Stalingrado, y que, en el aspecto estratégico, fue pírrico, pues a pesar de cercar y destruir al ejército, la crucial decisión de Hitler de mantener al Sexto Ejército en la ciudad le costó a la Unión Soviética el uso de la mayor parte de 7 ejércitos que tenían que lidiar con Stalingrado, impidiendo así la realización de la operación principal: Saturno. Ante esto, los soviéticos lanzaron una ofensiva de menor envergadura a la que llamaron “Pequeño Saturno”, cuyo objetivo era aislar al Grupo de Ejércitos A, ubicado en el Cáucaso, del resto de las Fuerzas armadas, y que también fracasó, gracias a que Manstein había conseguido detener a los soviéticos en las cercanías de Rostov, permitiendo así la evacuación de las tropas en peligro. La victoria en Stalingrado, al ser lenta, sangrienta y dolorosa, le dio tiempo a los alemanes de retroceder antes de ser aislados. Respecto a Júpiter, la operación jamás se realizó por el masivo fracaso de Marte.
Como se observa, los soviéticos claramente habían fracasado en todo su esquema operacional, tal y como los alemanes habían fracasado en su Operación Azul. Pero por supuesto, nadie menciona ese hecho, sino simplemente que los alemanes fueron derrotados en Stalingrado debido a una “gran ofensiva rusa que resultó en una aplastante victoria soviética”. Un problema es la mala narrativa que se tiene de las ofensivas alemanas y rusas: Las operaciones militares deben ser juzgadas no por su conducción y éxitos conseguidos sino por su resultado final respecto a los objetivos preestablecidos. De lo contrario hablaríamos del éxito que fue la Operación Barbarroja. Se habla siempre del éxito de “Pequeño Saturno”, al destruir al 2do Ejército Húngaro y el Octavo Italiano, pero no se menciona su evidente fracaso (atrapar al Grupo A en el Cáucaso, su objetivo fundamental). Inversamente, se habla de los éxitos iniciales de la operación Azul, pero se pone énfasis en su “terrible e irreparable fracaso”. Se habla de la gran victoria en Stalingrado, pero no del hecho de que, al no ser TAN exitosa, condenó a la operación Saturno a ser cancelada (junto con la operación Júpiter a causa de Marte), y al fracaso de Pequeño Saturno. Pero eso sí, se habla hasta más no poder del “irreparable” fracaso de la operación alemana “Corte de cuchillo” (tomar Stalingrado).
Algunos señalan que, a pesar de no haber conseguido sus surrealistas objetivos, los soviéticos hicieron retroceder a los alemanes y recuperaron todo el territorio conquistado recientemente. Pues hágase una comparación con la Operación Barbarroja: Todo el mundo sabe que dicha operación fracasó en sus objetivos fundamentales, a pesar de tener triunfos operacionales inigualados en la historia de la guerra, así como un avance mayúsculo dentro de territorio enemigo. Sus objetivos eran destruir la capacidad defensiva de la Unión Soviética, hacer colapsar al sistema socialista soviético, y en sumatoria, derrotarla a lo sumo en 3 meses. Nadie duda que la operación Barbarroja fracasó. Si se señala a Stalingrado como una batalla decisiva, se podría señalar a la batalla de Kiev de la misma forma, pues fue una victoria decisivamente más grande que la de Stalingrado, pero a pesar de semejante victoria, la operación terminó fracasando. Se tiene que ver a Stalingrado como a Kiev: Una gran victoria, pero que no evitó el fracaso de la operación principal. De nuevo, no se debe juzgar una operación militar por las batallas que las compusieron, sino por su resultado final en relación al objetivo prefijado. De lo contrario, se podría afirmar que las Operaciones Tifón y Azul fueron un éxito rotundo, lo que claramente NO fueron.
Deseosos de olvidar semejantes derrotas, el liderazgo soviético simplemente creó, mediante la prensa y propaganda, la idea de que todo lo que había ocurrido en este periodo de tiempo era Stalingrado. Todo ocurrió allí, todo giró en torno a ello. El resto de operaciones jamás fueron mencionadas y de hecho su existencia pasó al olvido después de la guerra, solo para ser recordadas después de la Guerra Fría.
Resulta obvio entonces que lo que hubo entre el 28 de Junio de 1942 y Marzo de 1943 fue un sangriento empate: ambos Hitler y Stalin no habían conseguido sus objetivos: Conquistar el Cáucaso y Stalingrado, y destruir los frentes centro y sur alemanes, respectivamente. Los avances de la Operación Azul habían sido tan profundos que las contraofensivas soviéticas no consiguieron hacer retroceder a los alemanes de sus posiciones originales. Es decir, los alemanes estaban casi en las mismas posiciones en las que habían estado el año anterior, antes de iniciar su propio ataque, y nuevamente con la iniciativa militar. Alemania no estaba más cerca del Cáucaso y sus yacimientos que el año anterior, y la Unión Soviética no estaba más cerca de Berlín o alguna otra ciudad de importancia de lo que habían estado el año anterior. Adicionalmente, las bajas rusas habían sido 5 veces más grandes que las alemanas.
Pero de nuevo, es interesante ver como nadie nota el océano de derrotas en el que se hallaba la Unión Soviética, pero si la victoria aislada que se obtuvo en Stalingrado en medio de ese océano.