Las cascaras de nuez - Ataque británico al puerto de Burdeos
Publicado: Dom Jul 10, 2005 11:24 pm
Relato de una operación brítanica contra el puerto de Burdeos en la II Guerra Mundial con piraguas:
7 de diciembre de 1942, depués de una lenta travesía sin incidentes el submarino HMS Tuna asciende a cota periscópica en la desembocadura del Gironda.
Se abre la escotilla del puente y el contramaestre seguido del comandante sale al exterior. A través de la escotilla llega la orden del comandante de soplar lastres y después emerge toda la cubierta del submarino.
Sin perdida de tiempo se abren las escotillas de embarque para los torpedos y comienzan a izarse a cubierta seis piraguas. En la precipitación del momento una piragua queda desgarrada y puesto que no hay tiempo para reparaciones no podrá participar en el ataque.
En cada piragua los dos hombres que la tripulan llevan: raciones de agua y comida fría para varios días, seis minas, mapas de los alrededores y fotografías aéreas del estuario, redes de enmascaramiento, pitos especiales para señales de reconocimiento, brújulas y relojes fosforecentes, cuchillos, revólveres, municiones y una carga autodestructiva. Cada hombre lleva una placa de ebonita colgada al cuello donde figura su identidad y cosidas a la cazadora, las insignias de su regimiento y grado, esto último muy importante por si cane en manos del enemigo.
Las cinco embarcaciones son arriadas al agua y los tripulantes embarcan en ellas.
El mayor Hasler de los Royal Marines, que manda la expedición, agita la mano en señal de despedia y pocos segundos después el submarinos da avante y se sumerge.
Las embarcaciones forman en V con la piragua de Halser en cabeza.
No se distinguía la costa pero Hasler llevaba un brújula de muñeca y además conocía perfectamente las estrellas. La distancia a recorrer antes de llegar a la boca del Gironda era de 13 millas y tenían que empezar a remontar el río antes del amanecer para buscar un escondrijo durante el día.
Bogaban con un ritmo monótono y rápido. La temperatura era muy baja pero sus cuerpos conservaban el calor aunque sus piernas y pies inmóviles estaban casi helados.
Después de varias horas se avistó la costa y poco después avistaban el faro de Courdouen emplazado en un islote en medio del estuario.
Entre el faro y la península de Verdon existe una barra difícil, las aguas suben con la marea y las que bajan del río forman remolinos y rompientes muy peligrosos para las piraguas.
Al llegar a este punto la formación británica se desarticula y una de las cinco embarcaciones se hunde. Uno de los tripulantes perece mientros que el otro puede llegar a la orilla para ser luego apresado por los alemanes y fusilado por espía.
El mayor Hasler intenta buscar a los tripulantes pero al no encontrarlos continua adelante.
Después de bogar por cinco horas se aproximan a la orilla izquierda y allí queda otra piragua con la qulla al aire . Los dos tripulantes luchan por enderzarla ayudados por sus compañeros per es imposible y se decide echarla a pique. Se rasga la lona y sus tripulantes, el cabo Shead y el soldado Moffat son abandonados a su suerte. Dos días después serán detenidos por los alemanes y desapareceran sin dejar rastro.
Las tres piraguas que quedan se agrupan y continúan el avance.
Hay una línea de vigilancia alemana que se compone de embarcaciones fndeadas de orilla a orilla, equipadas con proyectores luminosos ya armas automáticas.
Hasler considera que es mejor pasar bien pegados a la orilla por lo que vuelve a la orilla izquierda y avanza cautelosamente.
Al aproximarse descubren el muelle de Verdon y encima de él, un centinela, por lo que deciden pasar bajo las pilastra. Aprovechando el ir y venir del centinela, dos piraguas consiguen pasar, pero la tercera es descubierta y se le da el alto, pero no se detiene y se hace fuego. La piragua consigue escapar aunque perdió contacto con sus compañeros. Los tripulantes, teniente McKinnon y soldado Conway, continúan adelante pero al día siguiente topan con unas obstrucciones y la piragua se va a pique. nadaron hasta una isla próxma y después de deambular por varios sitios fueron capturados. Jamás volvieron a su casa.
Las dos piraguas restante continúan adelante hasta la amanecida, y tras localizar una isla desembarcan en ella. Las piraguas son tomadas a hombros y llevadas al interior. Se las camufla con las redes y arbustos y los británicos se refugian para pasar el día. Después de comer y de dormir se recuperan físicamente.
7 de diciembre de 1942, depués de una lenta travesía sin incidentes el submarino HMS Tuna asciende a cota periscópica en la desembocadura del Gironda.
Se abre la escotilla del puente y el contramaestre seguido del comandante sale al exterior. A través de la escotilla llega la orden del comandante de soplar lastres y después emerge toda la cubierta del submarino.
Sin perdida de tiempo se abren las escotillas de embarque para los torpedos y comienzan a izarse a cubierta seis piraguas. En la precipitación del momento una piragua queda desgarrada y puesto que no hay tiempo para reparaciones no podrá participar en el ataque.
En cada piragua los dos hombres que la tripulan llevan: raciones de agua y comida fría para varios días, seis minas, mapas de los alrededores y fotografías aéreas del estuario, redes de enmascaramiento, pitos especiales para señales de reconocimiento, brújulas y relojes fosforecentes, cuchillos, revólveres, municiones y una carga autodestructiva. Cada hombre lleva una placa de ebonita colgada al cuello donde figura su identidad y cosidas a la cazadora, las insignias de su regimiento y grado, esto último muy importante por si cane en manos del enemigo.
Las cinco embarcaciones son arriadas al agua y los tripulantes embarcan en ellas.
El mayor Hasler de los Royal Marines, que manda la expedición, agita la mano en señal de despedia y pocos segundos después el submarinos da avante y se sumerge.
Las embarcaciones forman en V con la piragua de Halser en cabeza.
No se distinguía la costa pero Hasler llevaba un brújula de muñeca y además conocía perfectamente las estrellas. La distancia a recorrer antes de llegar a la boca del Gironda era de 13 millas y tenían que empezar a remontar el río antes del amanecer para buscar un escondrijo durante el día.
Bogaban con un ritmo monótono y rápido. La temperatura era muy baja pero sus cuerpos conservaban el calor aunque sus piernas y pies inmóviles estaban casi helados.
Después de varias horas se avistó la costa y poco después avistaban el faro de Courdouen emplazado en un islote en medio del estuario.
Entre el faro y la península de Verdon existe una barra difícil, las aguas suben con la marea y las que bajan del río forman remolinos y rompientes muy peligrosos para las piraguas.
Al llegar a este punto la formación británica se desarticula y una de las cinco embarcaciones se hunde. Uno de los tripulantes perece mientros que el otro puede llegar a la orilla para ser luego apresado por los alemanes y fusilado por espía.
El mayor Hasler intenta buscar a los tripulantes pero al no encontrarlos continua adelante.
Después de bogar por cinco horas se aproximan a la orilla izquierda y allí queda otra piragua con la qulla al aire . Los dos tripulantes luchan por enderzarla ayudados por sus compañeros per es imposible y se decide echarla a pique. Se rasga la lona y sus tripulantes, el cabo Shead y el soldado Moffat son abandonados a su suerte. Dos días después serán detenidos por los alemanes y desapareceran sin dejar rastro.
Las tres piraguas que quedan se agrupan y continúan el avance.
Hay una línea de vigilancia alemana que se compone de embarcaciones fndeadas de orilla a orilla, equipadas con proyectores luminosos ya armas automáticas.
Hasler considera que es mejor pasar bien pegados a la orilla por lo que vuelve a la orilla izquierda y avanza cautelosamente.
Al aproximarse descubren el muelle de Verdon y encima de él, un centinela, por lo que deciden pasar bajo las pilastra. Aprovechando el ir y venir del centinela, dos piraguas consiguen pasar, pero la tercera es descubierta y se le da el alto, pero no se detiene y se hace fuego. La piragua consigue escapar aunque perdió contacto con sus compañeros. Los tripulantes, teniente McKinnon y soldado Conway, continúan adelante pero al día siguiente topan con unas obstrucciones y la piragua se va a pique. nadaron hasta una isla próxma y después de deambular por varios sitios fueron capturados. Jamás volvieron a su casa.
Las dos piraguas restante continúan adelante hasta la amanecida, y tras localizar una isla desembarcan en ella. Las piraguas son tomadas a hombros y llevadas al interior. Se las camufla con las redes y arbustos y los británicos se refugian para pasar el día. Después de comer y de dormir se recuperan físicamente.