Cannas, una vez más

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Torifune
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Cannas, una vez más

Mensaje por Torifune » Mié Dic 24, 2008 12:59 am

Hola, queridos amigos y foristas. He leído los interesantes correos que en su día mandasteis sobre Cannas. Son todos muy buenos. Si me permitís sólo quiero añadir algo más, muy poco más. En primer lugar que representa, simplemente, la victoria decisiva, es decir, la victoria por eliminación del ejército. Hitler se obesionó, se obcecó, más bien, por esta técnica ( que muchas veces contradecía la esencia de la Blitzkrieg ) y anduvo por doquier, siempre, buscando estos resultados, incluso cuando ya no tenía sentido pensar en términos de batalla de aniquilación. Por ejemplo, cuando daba por sentado que Rusia ya estaba derrotada y planificaba una futura frontera Arkángel- Volga para evitar que los bombarderos rusos alcanzasen la frontera de la Gran Alemania. No se le ocurrió pensar que si había llegado a la línea Arkángel- Volga es que el ejército ruso ya estaba totalmente vencido. Igualmente, cuando varió el rumbo del ataque directo a Moscú, en agosto del 41, para atacar y ocupar Ucrania, no se le ocurrió pensar que la caída de Moscú le daría, por añadidura, la posesión de toda Ucrania.
De la misma forma, igual que Cannas no significó nada para la República Romana ( que logró sobreponerse a las ingentes pérdidas ), las terribles derrotas de Bryansk, Viazma, Kiev, etc. tampoco significaron nada para Rusia. Ambos países resucitaron de la nada, ambos países se irguieron desde una condición muy cercana a la muerte. Y ambos países optaron por una estrategia de desgaste. Cuando el cónsul Claudio Nerón venció en Metauro ( en una magistral y extraordinaria acción a retaguardia, que incluso arrancó unos admirados versos a Lord Byron ), Aníbal tuvo ya la conciencia cierta y definitiva de que nunca podría vencer a la República romana. Más o menos, igual que pasó en Kursk, que fue la batalla decisiva de todo el Frente Oriental y en la cual los rusos adoptaron el mismo esquema de operaciones defensivo- ofensivas de los romanos. Ambos países acabaron llevando la guerra al corazón del territorio enemigo, Roma marchó contra Cartago, caput dragonis, y Moscú conquistaba el mismísimo símbolo del poder nazi: el Reichstag. Se trataba, en el fondo, de una guerra ideológica por el dominio de un anillo de seguridad en torno a estos países.
También hay que decir que las batallas de cerco ya existían antes, por ejemplo, Alejandro Magno las había planteado en Icsos y Gaugamela. Es la victoria clásica. Sin embargo, Cannas golpeó el insconsciente colectivo del pueblo romano con una violencia nunca vista. No hubo nada comparable. Ni siquiera el saqueo de Roma por parte de los galos, los cuales fueron, a su vez derrotados por Camilo ( segundo padre de la patria ), en su regreso al Norte de Italia. No sólo se obsesionó Roma, sino que también los enemigos de Roma se obsesionaron con Cannas. Arminio adoptó una táctica parecida en el desastre del bosque de Teotoburgo. Y el Estado Mayor Prusiano se dedicó con afán a conseguir su Cannas y, al final, lo consiguieron en Tannenberg, aunque más por la impericia y el alocamiento de los rusos que por el acierto de los alemanes en maniobrar.
Los europeos, en resumen, han estado siglos y siglos fascinados por la economía de medios y la rapidez de la victoria de Cannas. La fijación por Cannas, como la fijación por la falange macedónica, ha supuesto un verdadero lastre para la evolución del Arte de la Guerra en Occidente. Austerlitz, la mejor victoria de Napoleón, es más de lo mismo. Creo que hay que rendir un tributo a los rusos cuando en Bragation superan la obsesión por la batalla de cerco que siempre había marcado sus operaciones anteriores. En Bragation, simplemente, desbordan de manera incontenible las líneas alemanas, cercando y avanzando a la vez, expandiéndose, inundando, ramificándose en cientos y cientos de corrientes y brazos que lo anegan todo por doquier.
Finalmente, si me permitís que vuelva a los romanos, una cosa más. Trajano ( español, padre de la nación rumana, y muy querido en Rumanía ) cuando se internó en la atroz Dacia adoptó, intencionadamente, una marcha vacilante en su avance hacia las feroces huertes de Decébalo a la espera de ver cómo se comportaba este. Por fin chocó con el ejército dacio y vio que este adoptaba la misma disposición que Aníbal en Cannas ( no olvidéis que todos los enemigos de Roma sabían latín, admiraban a Roma y sabían su historia de memoria ), y, entonces, sabiendo lo que iba ya a hacer el enemigo, y sabiendo que el que conoce las intenciones que existen en la mente del enemigo tiene ya la inciativa táctica y operacional de su parte ( exactamente igual que los rusos en Kursk con respecto a los alemanes ), advirtió a sus tropas de cómo iba a plantear Decébalo el combate y ... se metió en el "Kessel". Esa misma tade, los dacios, masacrados, se batían en retirada y Decébalo se suicidaba cuando ya un jinete romano estaba a punto de cogerle por el manto.
Por cierto, el segundo y último Cannas que tuvo Roma, el desatre de Ardrianópolis, en el cual hasta murió el mismísimo emperador Valente, también fue en agosto. ¡ Mes nefasto !
Bueno, queridos amigos, recibid un brazo de vuestro amigo.
Torifune
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