Acerca de cómo vemos o sentimos la lectura de guerra...
Publicado: Jue Dic 08, 2011 2:11 pm
Hola a todos,
En relación a la manera que tenemos de ver la guerra ... quizá idealizada, quizá cómoda, quizá lejana, quizá imposible, quizá tranquila u olvidada o como un cuento o novela, a lo mejor con sentimientos encontrados, o bien con rencor o sentimiento de injusticia quizá un poco de todo ...
En relación a dicho tema, el otro día, antes de acostarme estuve leyendo uno de los varios libros que suelo leer, (suelo tener varios empezados), el cual os recomiendo encarecidamente: El soldado olvidado de Guy Sajer
Escrito en primera persona.
Pues bien, me llamaba la atención la siguiente digresión que hacía en relación a cómo leemos los acontecimientos de la guerra. Siendo algo sobre lo que suelo reflexionar: Las penalidades por las que pasaron tantos miles de soldados, (no ya los civiles), que se nos hacen levemente presentes al leer sus memorias...
A la vez es una llamada de atención a que no desesperemos por los trances del día a día.
Es interesante los que dice el autor al respecto:
Demasiadas personas traban conocimiento con la guerra sin ser incomodados por ella. Se lee tranquilamente en un sillón o en la cama la historia de Verdún o de Stalingrado, con las nalgas bien caldeadas, cin comprender, y al dia siquiente se reanuda el apacible quehacer ... no, estos libros hay que leerlos en la incomodidad, forzándose, considerándose felíz de no verse obligado a escribir a los suyos desde el fondo de una trinchera, con las nalgas en el barro. Hay que leer esto en las peores situaciones, cuando todo parece ir mal, a fin de darse cuenta que lor tormentos de la paz no son más que cosas futiles por las cuales es un error que le salgan a uno cabellos blancos. Nada es verdaderamente grave en la paz confortable y hay que ser muy tonto para preocuparse por una subida de sueldo. La guerra hay que leerla de pie, velando hasta muy tarde, aunque se tenga sueño. Como la escribo yo, hasta que amanezca, y que mi ataque de asma haya soltado su presa antes que yo. Entonces Dios mío, aunque la fatiga me pese, !qué suave me parecerá el trabajo de la paz!
Los que leen Verdún o Stalingrado y de ello sacan una disertación entre amigos en torno a una taza de café, no han comprendido nada. los que saben leerlo conservan una sonrisa silenciosa, sonríen al caminar y se consideran felices.
Voy, pues, a reanudar el curso de nuestra vida en el poblacho que he citado más arriba, allí donde comenzámos a revivir y a tranquilizarnos pese al lejano ruído del cañón.
Op. cit. Ed. Altaya pp. 291
Me parece muy bonito todo esto ...
Nota: No posteo este tema en Reseñas porque me refiero a una reflexión. no al comentario de un libro ... el cual no dejo de recomendar.
Jawohl !
En relación a la manera que tenemos de ver la guerra ... quizá idealizada, quizá cómoda, quizá lejana, quizá imposible, quizá tranquila u olvidada o como un cuento o novela, a lo mejor con sentimientos encontrados, o bien con rencor o sentimiento de injusticia quizá un poco de todo ...
En relación a dicho tema, el otro día, antes de acostarme estuve leyendo uno de los varios libros que suelo leer, (suelo tener varios empezados), el cual os recomiendo encarecidamente: El soldado olvidado de Guy Sajer
Escrito en primera persona.
Pues bien, me llamaba la atención la siguiente digresión que hacía en relación a cómo leemos los acontecimientos de la guerra. Siendo algo sobre lo que suelo reflexionar: Las penalidades por las que pasaron tantos miles de soldados, (no ya los civiles), que se nos hacen levemente presentes al leer sus memorias...
A la vez es una llamada de atención a que no desesperemos por los trances del día a día.
Es interesante los que dice el autor al respecto:
Demasiadas personas traban conocimiento con la guerra sin ser incomodados por ella. Se lee tranquilamente en un sillón o en la cama la historia de Verdún o de Stalingrado, con las nalgas bien caldeadas, cin comprender, y al dia siquiente se reanuda el apacible quehacer ... no, estos libros hay que leerlos en la incomodidad, forzándose, considerándose felíz de no verse obligado a escribir a los suyos desde el fondo de una trinchera, con las nalgas en el barro. Hay que leer esto en las peores situaciones, cuando todo parece ir mal, a fin de darse cuenta que lor tormentos de la paz no son más que cosas futiles por las cuales es un error que le salgan a uno cabellos blancos. Nada es verdaderamente grave en la paz confortable y hay que ser muy tonto para preocuparse por una subida de sueldo. La guerra hay que leerla de pie, velando hasta muy tarde, aunque se tenga sueño. Como la escribo yo, hasta que amanezca, y que mi ataque de asma haya soltado su presa antes que yo. Entonces Dios mío, aunque la fatiga me pese, !qué suave me parecerá el trabajo de la paz!
Los que leen Verdún o Stalingrado y de ello sacan una disertación entre amigos en torno a una taza de café, no han comprendido nada. los que saben leerlo conservan una sonrisa silenciosa, sonríen al caminar y se consideran felices.
Voy, pues, a reanudar el curso de nuestra vida en el poblacho que he citado más arriba, allí donde comenzámos a revivir y a tranquilizarnos pese al lejano ruído del cañón.
Op. cit. Ed. Altaya pp. 291
Me parece muy bonito todo esto ...
Nota: No posteo este tema en Reseñas porque me refiero a una reflexión. no al comentario de un libro ... el cual no dejo de recomendar.
Jawohl !