Una curiosidad.
Alarmado Hitler de los riesgos de contagio por enfermedades venéreas en Francia, por el jefe de las SS, Heinrich Himmler, este escribió al dictador alertándole de que "el mayor peligro de París es la extendida e incontrolada presencia de prostitutas que buscan clientes en bares, salas de baile y otros lugares" y que podían contagiar la sífilis u otras enfermedades a los soldados alemanes. Hitler concibió, entonces, la idea de fabricar “muñecas hinchables” para sus soldados .
Es lo que revela el periodista Graeme Donald en un libro consagrado a las “rarezas” de la historia militar titulado “Mussolini’s Barber” ( El barbero de Mussolini) de la editorial Osprey, 2010.
La actriz húngara Kathe von Nagy
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El autor da cuenta de que los diseñadores habrían propuesto modelar el prototipo con la imagen de la actriz húngara Kathe von Nagy, quien habría declinado “el honor” ante el Reichfüher. Los fabricantes, pues, habrían dejado el rostro en blanco de modo que el Landser proyectara sobre la cara inmaculada, sus propios sueños (sin embargo imprimiendo ojos azules y melena rubia, la belleza aria también tiene sus límites…)
Después de las pruebas, Himmler arrojó la esponja, los beneficiarios no estaban especialmente seducidos por la idea de ser sorprendidos en semejante compañía. Un bombardero aliado incendió la fábrica de sus “sex toys”, ahorrando cualquier vergüenza a la Wehrmacht.
Fuente: Pierre Grumberg, redactor jefe de “Guerres et Histoire” nº 3 de otoño 2011.
À bientôt