Draganovic y el Counterintelligence Corps (CIC)
Publicado: Mié Jul 01, 2009 9:13 pm
En otros temas fue mencionado el rol que desempeñó Krunoslav Stjepan Draganovic en la fuga de criminales de guerra y ex-colaboracionistas con los regímenes fascistas europeos. Este monseñor fue uno de los principales organizadores de la vía Vaticana, la que se servía de los monasterios radicados en Zagreb, Lijubliana, Trieste, Venecia, Roma y Grumo. El teólogo del Colegio Irílico San Jerónimo, también representante dentro de la Comisión Papal de Socorro, recibió en Roma a los refugiados croatas a fin de facilitarles la salida del continente europeo. Draganovic y el obispo Alois Hudal coordinaron los trabajos con el equipo de colaboradores de la Cruz Roja que otorgaba pasaportes para así obtener los documentos correspondientes tanto a través de la Cruz Roja Internacional como de la Cruz Roja de Génova. Estas dos posibilidades permitieron que se mezclaran alemanes entre los croatas y viajaran con documentos falsos. Un aspecto menos conocido de la vía Vaticana es su enlace con los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, pues a medida que la Guerra Fría fue cambiando de forma acelerada la relación de los países vencedores con los actores de los derrotados regímenes nazifascistas, no sólo se aplacó el proceso de desnazificación o se disparó el interés en la cooptación de científicos de los antiguos enemigos, también pasaron a ser “activos útiles” para los Estados Unidos ex-miembros de la SS y la Gestapo frente a un posible conflicto con la Unión Soviética.
El investigador alemán Holger Meding, autor de Flucht vor Nürnberg? Deutsche und Österreichchische Einwanderung in Argentinien 1945-1955, le dedica atención a este enlace. El libro es la publicación de su tesis doctoral presentada en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Colonia en 1991. En la Argentina fue editado por Emecé en el año 1999 con el título La rutas de los nazis en tiempos de Perón. Pese al título de la edición castellana, la investigación de Meding se centra en un fenómeno más amplio que la dimensión argentina: el reclutamiento competitivo de científicos y técnicos alemanes más o menos comprometidos con el nazismo. Al extender el tema al mencionado enlace, Meding toma los aportes de Tom Bower, Chistopher Simpson y Alan Ryan Jr. respecto de la complicidad norteamericana.
A continuación copio párrafos de la edición castellana del trabajo de Meding relativos a la conexión de Draganovic con el Cuerpo de Contrainteligencia del ejército estadounidense, en inglés Counterintelligence Corps (el CIC):
Las aspiraciones expansionistas de la Unión Soviética no constituían sólo una amenaza externa. La ideología comunista se expandía de manera creciente dentro de los Estados de Europa Occidental orientados por los Estados Unidos. En los años inmediatos de posguerra, Italia amenazaba con caer en el comunismo, como primer país de estilo democrático. Esa visión aterradora y el temor de un efecto dominó, determinaron a los Estados Unidos a hacer llegar al país de los Apeninos, durante la lucha electoral de 1948, cerca de trescientos cincuenta millones de dólares en ayuda civil y militar. Con la campaña de propaganda pro occidente y anticomunista –un primer caso de ensayo de política de contención- los norteamericanos impidieron la toma del poder por el Partido Comunista (PCI). La Iglesia Católica del país había apoyado con toda energía la iniciativa y hecho valer toda su influencia. Los dos socios en la guerra fría trabajaron en estrecho contacto contra la ideología atea.
También en Alemania los militares y los servicios secretos habían renunciado a aplicar las viejas medidas. En vista de la aguda situación de amenaza, se recurrió a probados luchadores contra el comunismo. Como por ejemplo el antiguo jefe de la Gestapo en Lyon, Klaus Barbie, que ocupaba una posición prominente en las listas de criminales de guerra en Francia. En 1947, lo tomó a su cargo la unidad de contraespionaje del Ejército de los Estados Unidos, el Counterintelligence Corps, CIC. Proporcionó informaciones al servicio de inteligencia, para las que se recurrió a las redes de espionaje de la Gestapo y del servicio de seguridad nazi todavía con capacidad de funcionamiento.
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Editado en fecha 3/7 para corregir el apellido Bower
El investigador alemán Holger Meding, autor de Flucht vor Nürnberg? Deutsche und Österreichchische Einwanderung in Argentinien 1945-1955, le dedica atención a este enlace. El libro es la publicación de su tesis doctoral presentada en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Colonia en 1991. En la Argentina fue editado por Emecé en el año 1999 con el título La rutas de los nazis en tiempos de Perón. Pese al título de la edición castellana, la investigación de Meding se centra en un fenómeno más amplio que la dimensión argentina: el reclutamiento competitivo de científicos y técnicos alemanes más o menos comprometidos con el nazismo. Al extender el tema al mencionado enlace, Meding toma los aportes de Tom Bower, Chistopher Simpson y Alan Ryan Jr. respecto de la complicidad norteamericana.
A continuación copio párrafos de la edición castellana del trabajo de Meding relativos a la conexión de Draganovic con el Cuerpo de Contrainteligencia del ejército estadounidense, en inglés Counterintelligence Corps (el CIC):
Las aspiraciones expansionistas de la Unión Soviética no constituían sólo una amenaza externa. La ideología comunista se expandía de manera creciente dentro de los Estados de Europa Occidental orientados por los Estados Unidos. En los años inmediatos de posguerra, Italia amenazaba con caer en el comunismo, como primer país de estilo democrático. Esa visión aterradora y el temor de un efecto dominó, determinaron a los Estados Unidos a hacer llegar al país de los Apeninos, durante la lucha electoral de 1948, cerca de trescientos cincuenta millones de dólares en ayuda civil y militar. Con la campaña de propaganda pro occidente y anticomunista –un primer caso de ensayo de política de contención- los norteamericanos impidieron la toma del poder por el Partido Comunista (PCI). La Iglesia Católica del país había apoyado con toda energía la iniciativa y hecho valer toda su influencia. Los dos socios en la guerra fría trabajaron en estrecho contacto contra la ideología atea.
También en Alemania los militares y los servicios secretos habían renunciado a aplicar las viejas medidas. En vista de la aguda situación de amenaza, se recurrió a probados luchadores contra el comunismo. Como por ejemplo el antiguo jefe de la Gestapo en Lyon, Klaus Barbie, que ocupaba una posición prominente en las listas de criminales de guerra en Francia. En 1947, lo tomó a su cargo la unidad de contraespionaje del Ejército de los Estados Unidos, el Counterintelligence Corps, CIC. Proporcionó informaciones al servicio de inteligencia, para las que se recurrió a las redes de espionaje de la Gestapo y del servicio de seguridad nazi todavía con capacidad de funcionamiento.
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