Publicado: Dom Sep 04, 2005 6:31 pm
Destrucción de convoyes
En septiembre, el servicio de claves alemán logró descubrir con cuatro días de anticipación el punto en que un convoy debía encontrarse con su escolta.
Cuatro U-Boote intentaron interceptarlo en un punto a 19° 50' de longitud oeste, pero el mal tiempo —viento de fuerza 8 y mar agitadísimo— impidió a los submarinos hundir más de cinco mercantes. Entre el 7 y el 9 de septiembre, Prien, solo, destruyó el Neptunian (5.155 toneladas), el Poseidon (13.480 toneladas), el José de Larrinaga (5.303 toneladas) y el Gro (4.211 toneladas), todos mercantes del convoy SC-2.
El B.d.U., sabiendo que al U-47 no le quedaba más que un torpedo, lo desvió al oeste del meridiano 23° oeste, con función de "barco meteorológico". Podía así dar a la Luftwaffe informaciones sobre el tiempo que sus aparatos encontrarían en el cielo de Inglaterra.
El 18 y 19 de octubre, en la zona marítima correspondiente al cuadrante AM, se habría podido asistir, en torno al Rockall Bank a la destrucción casi completa del gran convoy SC-7, procedente de Sydney. Los submarinos U-38 (T.n. Heinrich Liebe), U-48 (T.n. Bleichrodt), U-123 (T.n. Moehle), U-46 (T.n. Endras), U-101 (T.n. Shepke) y el infatigable Kretschmer (U-99), echaron a pique 20 mercantes con un total de 84.946 toneladas, entre ellos el francés Languedoc, de 9.512 toneladas, ondeando bandera inglesa. Atacado y averiado por torpedos del U-101 y el U-100, el Shekatika, de 5.488 toneladas, recibió el golpe de gracia del U-123. El Blairspey, dañado, tuvo la fortuna de escapar y llegar a Inglaterra. La misma noche, los U-Boote encontraron otro convoy, el MX-79. Otros ocho mercantes enviados al fondo del mar.
Los U-Boote se habían acercado a los dos convoyes en superficie. Sus ataques, iniciados el 17 de octubre a las 6 de la mañana, no terminaron hasta cerca de esa misma hora el día 20. Forzando la barrera móvil de las naves de escolta, se habían introducido hasta el centro de los mercantes. Recorriendo el convoy, habían lanzado los torpedos, que estallaron contra los cascos. Cargueros llenos de municiones, aviones desmontados, carros de combate y víveres no dejaron más que algunos restos flotando entre las barcas de salvamento.
A lo lejos, los barcos mercantes que quedaban intentaban reunirse, tratando de reconstruir el convoy. Los navíos de escolta pasaban de un lado a otro, casi empujándolos como hacen los perros de pastor con las ovejas dispersas. Y al día siguiente, al caer la noche, los U-Boote reaparecían, lanzaban sus "anguilas", se alejaban para recargar los tubos de lanzamiento con torpedos del depósito, y volvían al ataque.
El 26 de octubre de 1940, procedente del Oriente Medio, se dirigía a Inglaterra el Empress of Britain. La excelente nave de pasajeros se encontraba a 70 millas al noroeste de la bahía de Donegal cuando fue atacada por un avión alemán. A las llamadas de socorro del comandante del Empress acudieron dos destructores. Se dominaron los incendios y el trasatlántico fue remolcado.
Dos días después, el U-32 (T.n. Jenisch) contemplaba el lento cortejo del barco remolcado y los destructores girando alrededor. Jenisch pudo acercarse a distancia de lanzamiento. Dos torpedos tocaron al trasatlántico, uno a proa y otro a popa. El Empress of Britain se hundió pronto, y Jenisch pudo alejarse sin problemas.
Los destructores Harvester y Highiander, en servicio de escolta, debían vengar al Empress of Britain hundiendo el U-32 el 30 de octubre.
El Empress of Britain seria el único gran trasatlántico de línea hundido por los alemanes durante todas las hostilidades. Su desaparición causó gran impresión en Inglaterra. Era una demostración de la carencia de defensa antiaérea y antisubmarina en la zona al noroeste de Irlanda, donde era muy intenso el tráfico de mercantes.
Vaciados los depósitos de torpedos y reducidas a cero las reservas de municiones y de combustible, los U-Boote vuelven a las bases francesas del Atlántico. Desde tierra es posible conocer el resultado de la caza por las banderolas atadas al periscopio. Cada una representa un hundimiento. Los colores difieren: rojo para los barcos de guerra, amarillo para los petroleros, blanco para los mercantes. En cada banderola figura también el tonelaje presunto, redondeado siempre por exceso.
En cinco meses, de junio a octubre de 1940, se destruyen 274 barcos mercantes aliados o neutrales, con un total de 1.395.298 toneladas, sólo por U-Boote, mientras que en los cinco meses anteriores sólo fueron 128 barcos con un total de 431.657 toneladas. El mal tiempo y la retirada de muchos sumergibles que necesitaban reparación había hecho bajar el número de hundimientos en noviembre y diciembre de 1940 (69 barcos con 359.203 toneladas en dos meses). Pero el año 1940 acababa bien para el B.d.U., ya que los aliados han de lamentar 471 barcos perdidos con 2.186.158 toneladas; una media mensual de 183.000.
"En 1940 —escribe Doenitz—, los astilleros británicos y americanos podían construir unas 200.000 toneladas navales al mes, pero hacía falta naturalmente que tal cifra fuera aumentada progresivamente... Nuestro objetivo era así destruir lo más rápidamente posible tal tonelaje y, por consiguiente, construir con la mayor celeridad el mayor número posible de submarinos, principales artífices de tal destrucción ".
A fin del 1940, esta cifra de 200.000 toneladas no estaba lejos de conseguirse. El alto mando alemán tenía excelentes razones para alegrarse de los resultados logrados por los submarinos. Una media de sólo dos U-Boote perdidos al mes demostraba la superioridad de tales naves, y la falta de organización y armamento de los ingleses.
Saludos cordiales
En septiembre, el servicio de claves alemán logró descubrir con cuatro días de anticipación el punto en que un convoy debía encontrarse con su escolta.
Cuatro U-Boote intentaron interceptarlo en un punto a 19° 50' de longitud oeste, pero el mal tiempo —viento de fuerza 8 y mar agitadísimo— impidió a los submarinos hundir más de cinco mercantes. Entre el 7 y el 9 de septiembre, Prien, solo, destruyó el Neptunian (5.155 toneladas), el Poseidon (13.480 toneladas), el José de Larrinaga (5.303 toneladas) y el Gro (4.211 toneladas), todos mercantes del convoy SC-2.
El B.d.U., sabiendo que al U-47 no le quedaba más que un torpedo, lo desvió al oeste del meridiano 23° oeste, con función de "barco meteorológico". Podía así dar a la Luftwaffe informaciones sobre el tiempo que sus aparatos encontrarían en el cielo de Inglaterra.
El 18 y 19 de octubre, en la zona marítima correspondiente al cuadrante AM, se habría podido asistir, en torno al Rockall Bank a la destrucción casi completa del gran convoy SC-7, procedente de Sydney. Los submarinos U-38 (T.n. Heinrich Liebe), U-48 (T.n. Bleichrodt), U-123 (T.n. Moehle), U-46 (T.n. Endras), U-101 (T.n. Shepke) y el infatigable Kretschmer (U-99), echaron a pique 20 mercantes con un total de 84.946 toneladas, entre ellos el francés Languedoc, de 9.512 toneladas, ondeando bandera inglesa. Atacado y averiado por torpedos del U-101 y el U-100, el Shekatika, de 5.488 toneladas, recibió el golpe de gracia del U-123. El Blairspey, dañado, tuvo la fortuna de escapar y llegar a Inglaterra. La misma noche, los U-Boote encontraron otro convoy, el MX-79. Otros ocho mercantes enviados al fondo del mar.
Los U-Boote se habían acercado a los dos convoyes en superficie. Sus ataques, iniciados el 17 de octubre a las 6 de la mañana, no terminaron hasta cerca de esa misma hora el día 20. Forzando la barrera móvil de las naves de escolta, se habían introducido hasta el centro de los mercantes. Recorriendo el convoy, habían lanzado los torpedos, que estallaron contra los cascos. Cargueros llenos de municiones, aviones desmontados, carros de combate y víveres no dejaron más que algunos restos flotando entre las barcas de salvamento.
A lo lejos, los barcos mercantes que quedaban intentaban reunirse, tratando de reconstruir el convoy. Los navíos de escolta pasaban de un lado a otro, casi empujándolos como hacen los perros de pastor con las ovejas dispersas. Y al día siguiente, al caer la noche, los U-Boote reaparecían, lanzaban sus "anguilas", se alejaban para recargar los tubos de lanzamiento con torpedos del depósito, y volvían al ataque.
El 26 de octubre de 1940, procedente del Oriente Medio, se dirigía a Inglaterra el Empress of Britain. La excelente nave de pasajeros se encontraba a 70 millas al noroeste de la bahía de Donegal cuando fue atacada por un avión alemán. A las llamadas de socorro del comandante del Empress acudieron dos destructores. Se dominaron los incendios y el trasatlántico fue remolcado.
Dos días después, el U-32 (T.n. Jenisch) contemplaba el lento cortejo del barco remolcado y los destructores girando alrededor. Jenisch pudo acercarse a distancia de lanzamiento. Dos torpedos tocaron al trasatlántico, uno a proa y otro a popa. El Empress of Britain se hundió pronto, y Jenisch pudo alejarse sin problemas.
Los destructores Harvester y Highiander, en servicio de escolta, debían vengar al Empress of Britain hundiendo el U-32 el 30 de octubre.
El Empress of Britain seria el único gran trasatlántico de línea hundido por los alemanes durante todas las hostilidades. Su desaparición causó gran impresión en Inglaterra. Era una demostración de la carencia de defensa antiaérea y antisubmarina en la zona al noroeste de Irlanda, donde era muy intenso el tráfico de mercantes.
Vaciados los depósitos de torpedos y reducidas a cero las reservas de municiones y de combustible, los U-Boote vuelven a las bases francesas del Atlántico. Desde tierra es posible conocer el resultado de la caza por las banderolas atadas al periscopio. Cada una representa un hundimiento. Los colores difieren: rojo para los barcos de guerra, amarillo para los petroleros, blanco para los mercantes. En cada banderola figura también el tonelaje presunto, redondeado siempre por exceso.
En cinco meses, de junio a octubre de 1940, se destruyen 274 barcos mercantes aliados o neutrales, con un total de 1.395.298 toneladas, sólo por U-Boote, mientras que en los cinco meses anteriores sólo fueron 128 barcos con un total de 431.657 toneladas. El mal tiempo y la retirada de muchos sumergibles que necesitaban reparación había hecho bajar el número de hundimientos en noviembre y diciembre de 1940 (69 barcos con 359.203 toneladas en dos meses). Pero el año 1940 acababa bien para el B.d.U., ya que los aliados han de lamentar 471 barcos perdidos con 2.186.158 toneladas; una media mensual de 183.000.
"En 1940 —escribe Doenitz—, los astilleros británicos y americanos podían construir unas 200.000 toneladas navales al mes, pero hacía falta naturalmente que tal cifra fuera aumentada progresivamente... Nuestro objetivo era así destruir lo más rápidamente posible tal tonelaje y, por consiguiente, construir con la mayor celeridad el mayor número posible de submarinos, principales artífices de tal destrucción ".
A fin del 1940, esta cifra de 200.000 toneladas no estaba lejos de conseguirse. El alto mando alemán tenía excelentes razones para alegrarse de los resultados logrados por los submarinos. Una media de sólo dos U-Boote perdidos al mes demostraba la superioridad de tales naves, y la falta de organización y armamento de los ingleses.
Saludos cordiales