ARTICULO: ANIQUILACION DE PRISIONEROS RUSOS EN BIELORRUSIA

Preguntas, dudas, comentarios sobre bibliografía

Moderador: David L

Responder
Medina
Miembro
Miembro
Mensajes: 317
Registrado: Jue Jun 16, 2005 6:41 am
Ubicación: Malaga, España

ARTICULO: ANIQUILACION DE PRISIONEROS RUSOS EN BIELORRUSIA

Mensaje por Medina » Vie Ago 12, 2005 5:11 pm

Saludos, en relación con el hilo abierto por el compañero Francis Currey sobre los crímenes de la Wehrmacht, expongo a continuación unos extractos del libro de Christian Gerlach, "Kalkulierte Morde. Die deutsche Wirtschafts und Vernichtungspolitik in Weißrußland 1941 bis 1944" (Asesinato Calculado: La Política Económica y de Exterminación Alemana en Bielorrusia 1941-1944) Hamburgo, 1999.
Es una traducción de, a su vez, una traducción del alemán al inglés publicada en el Axis History Forum http://forum.axishistory.com/viewtopic.php?t=8034
Creo que es un documento interesante sumamente revelador y, a su vez, escalofriante.

LA ANIQUILACIÓN DE PRISIONEROS DE GUERRA SOVIÉTICOS EN SUELO BIELORRUSO.

Crímenes de las Unidades de Vanguardia Alemanas en el campo de batalla en el verano de 1941.

Los crímenes en masa contra miembros del Ejército Rojo no sólo comenzaron en los campos de prisioneros de guerra sino ya durante los combates y poco después de ellos. Estos asesinatos y violaciones de las leyes de guerra y de la ley internacional, que hasta ahora apenas han sido objeto de investigación, sólo pueden ser descritos de la mano de algunas órdenes centrales y estudios seleccionados de fuentes en este lugar. Éstas fuentes hacen que las acciones de las unidades de vanguardia –de soldados comunes, del cuerpo inferior de oficiales y del liderazgo- surjan con una nueva luz.

Desde los primeros días de la guerra en muchas unidades del Grupo de Ejércitos Centro se disparó sobre soldados soviéticos que se habían rendido con sus manos levantadas o querían desertar, los cuales habían sido puestos fuera de acción o ya cogidos prisioneros. El comandante del XXXXVII Cuerpo Panzer, General Joachim Lemelsen, escribió en su orden del 25 de junio de 1941 contra el fusilamiento sin sentido de prisioneros de guerra y civiles que había sucedido repetidamente según su experiencia personal. Dio instrucciones para poner fin a ello, eximiendo expresamente sin embargo el asesinato de comisarios y partisanos. Cinco días después, Lemelsen declaró en una proclama:

“A pesar de mis instrucciones del 25 de junio de 1941, la cual no parece haber pasado del nivel de compañía, una y otra vez verificamos fusilamientos de prisioneros, disidentes y desertores, que son llevados a cabo de una manera inconsciente, sin sentido y criminal. Esto es asesinato […] pronto se esparcirá entre el enemigo la imagen de cadáveres incontables yaciendo a lo largo de las rutas de avance de los soldados que, sin armas y con sus manos levantadas, han sido cla-ramente liquidados con disparos a la cabeza a corta distancia. El enemigo dispersado entonces se ocultará en bosques y campos y continuará combatiendo sin miedo, y perderemos incontables camaradas”.

Los judíos de la ciudad de Slonim, que fueron obligados a levantar los cadáveres, dieron testimonio de esto como lo hizo el oficial no comisionado Robert Rupp en Minsk, quien registró lo siguiente en su diario:

“Muchos que vi yacer allí fusilados tenían sus manos levantadas y sin armas, a menudo incluso sin cinturón. Al menos vi a cien yaciendo así. Dicen que incluso un parlamentario que llegó con bandera blanca fue tiroteado. […] También disparan a los heridos”.

En muchos lugares, las tropas alemanas “no tomaron prisioneros”. Esto estaba parcialmente justificado por las violaciones de las leyes de la guerra por los soviéticos. El 25 de junio, el 9 Regimiento de Infantería de la 23 División de Infantería en el área de Bialystok informó de un incidente en el 3 Batallón donde debido al mal uso de una bandera blanca por soldados soviéticos, seis soldados alemanes perdieron sus vidas. Acto seguido, el comandante de la división, Mayor General Heinz Hellmich –después general de las tropas del este, de todas clases- ordenó que las banderas blancas no fueran respetadas en todo el área de la división. “¡No habrá cuartel!”. Este regulación se extendió en el mismo día a toda el área del VII Cuerpo de Ejército por el comandante del cuerpo, General Fahrmbacher. El 28 de junio, sobre la base de la supuesta mutilación de prisioneros alemanes, el 9 Regimiento de Infantería de nuevo “no cogió prisioneros”. En los primeros ocho días, tal cosa ocurrió “a menudo”, según informes de la división, por la cual razón el número de prisioneros (1.507) se había vuelto “relativamente bajo” –así, cientos que habían intentado rendirse habían sido muertos. Después de ese 28 de junio, ciertas contramedidas fueron tomadas. El diario del Primer Teniente Fritz-Dietlof Graf von der Schulenburg hace posible reconstruir las consideraciones dentro del cuerpo de oficiales:

28 de Junio: “Indudablemente […] hay un peligro para la disciplina si nuestra gente comienza a asesinar por su propia iniciativa. Si permitimos esto descenderemos al nivel de las SS. Sin duda, los rusos no merecen más cuartel debido a la forma en que combaten. Pero entonces, deben de ser muertos en batalla o únicamente bajo la orden de un oficial. Cualquier otra cosa simplemente remueve todos los cimientos en lo que se refiere a no permitir controlar los instintos sueltos”.

El 29 de junio, escribió lo siguiente sobre las nuevas instrucciones: “Solamente quienes combaten con un arma en la mano, quienes disparan por detrás o quienes como prisioneros desobedecen o huyen pueden ser ejecutados. Una ejecución diferente sólo puede ser efectuada por orden de un oficial responsable”:

La ejecución sin razón continuó así siendo permitido, aunque de manera disciplinada, por orden de un oficial, lo cual también demuestra que tales medidas no fueron de ninguna manera tomadas sólo a causa de las violaciones de reglas soviéticas –aparte del hecho de que las posibles justificaciones (por ejemplo, “desobediencia”) eran bastantes elásticas.

El Comandante Supremo del Grupo de Ejércitos Centro, von Bock, recibió informes sobre los asesinatos desde varios lados a más tardar el 30 de junio. Bock no mencionó que pretendió tomar contramedidas. Todo lo más, las supuestas violaciones soviéticas de las leyes de guerra llamaron su atención. Por otro lado, el Comandante Supremo del 4 Ejército, von Kluge, consideró necesario emitir para el 1 de julio una contraorden característicamente formulada, la cual fue también aprobada por el VII Cuerpo de Ejército:

“El ruso como torpe medio asiático cree en lo que sus comisarios martillean en su cabeza, que en caso de ser cogido prisionero será ejecutado. […] Con objeto de no volver esta propaganda [panfletos alemanes para desertores] en su contra, es necesario que los soldados rojos que se rindan y muestren el panfleto sean tratados como prisioneros de guerra.

Las ejecuciones necesarias deben ser así como norma de principio ser llevadas a cabo de tal manera que ni los civiles ni los otros prisioneros tengan noticia de ello”.

La razón expresa detrás de la orden de Kluge, de la instrucción de Lemelsen y de otras órdenes de corrección de esta clase hasta el Comandante en Jefe del ejército, von Brauchitsch, era el hecho de que la resistencia soviética en la bolsa de Minsk-Bialystok era firmemente tenaz y se estaba convirtiendo en un problema operativo para toda la ofensiva alemana, lo cual tuvo una significado estratégico. La orden de Kluge parece haber llegado a las unidades en el mismo día.

No obstante, la matanza continuó. Tan tarde como el 11 de agosto, el Grupo de Ejércitos Centro consideró necesario mencionar en un informe los “cadáveres de soldados sin armas con sus manos alzadas y heridas de disparo a corta distancia que yacen por todas partes tras el combate”. En este momento, los soldados del Ejército Rojo cogidos prisioneros quedaban aliviados cuando los oficiales alemanes declaraban que no serían ejecutados.

Casos así no fueron ni aislados ni cuestión de un solo ejército. Muchos de tales casos pueden ser también probados para Letonia. El mismo Hitler señaló hacia los periodistas extranjeros el carácter masivo del asesinato de adversarios indefensos: la relación de los prisioneros condenados a muerte entre las fuerzas enemigas cambió por consiguiente. Era asesinato cobarde a corta distancia, no muertes desde una gran distancia para evitar eventuales emboscadas. En muchos casos, los asesinatos no eran ni represalias. Y los asesinatos no se limitaron a los primeros días de la guerra, para una memoranda futura siguieron siendo mencionados como situaciones indeseables para ser mejoradas. Las órdenes para tales ejecuciones pueden también ser probadas a nivel de pelotón, compañía, regimiento, división y cuerpo de ejército. Parecen haber sido menos una cuestión de soldados individuales que iban por libre; las instrucciones emanaron especialmente desde niveles de mando medio y alto.

Las mujeres del Ejército Rojo atrajeron un odio especial. Incluso hubo una orden del ejército de matarlas a todas –al menos una. El 29 de junio de 1941 hubo una instrucción firmada por el General Mariscal de Campo von Kluge, en la cual se lee: “Las mujeres con uniformes serán ejecutadas”. Así, al mismo tiempo que von Kluge intervino contra las ejecuciones masivas en un respecto, ¡ordenaba otras! Este orden fue pasada en el mismo día al VII Cuerpo de Ejército y reforzada por ejemplo para la 286 División de Seguridad el 1 y el 2 de julio. El 3 de julio, una contraorden del Alto Mando del Ejército llegó a la 286 División de Seguridad, según la cual las mujeres uniformadas, armadas o no, serían reconocidas como prisioneros de guerra. Pero aún después, el odio de los soldados alemanes de primera línea contra las llamadas “tipas con pistola” (Flintenweiber) no permaneció detrás de las órdenes iniciales desde arriba, y las siguieron combatiendo con enorme brutalidad o las masacraron tras la batalla. Nuevas órdenes para matar a todas las soldados femeninas del Ejército Rojo fueron emitidas, así en julio de 1941 en el 167 Regimiento de Infantería en el sector central y en octubre de 1941 en la 75 División de Infantería en Ucrania. Tan tarde como el 6 de marzo de 1944, el Alto Mando de la Wehrmacht ordenó que las soldados femeninas del Ejército Soviético capturadas serían por regla general entregadas a la policía de seguridad y al SD así como los llamados elementos poco fiables. En Bielorrusia hubo campamentos especiales de prisioneros de guerra para mujeres, por ejemplo en Bobruisk y en Baranovichi.

Todo lo que hacían los soldados soviéticos era considerado como un delito merecedor de la muerte, incluso el hecho, por supuesto, de que tenían que combatir contra los alemanes. También a este respecto hubo una orden en un alto nivel, desde el 3 Grupo Panzer. La “sospecha fundada” de haber participado en espionaje, sabotaje y “medidas contra la Wehrmacht Alema-na” fueron después suficiente para la ejecución no sólo de civiles soviéticos, sino también de soldados del Ejército Rojo. También sin una orden desde las instancias superiores, los soldados y unidades alemanes ejecutaron masivamente a hombres del Ejército Rojo sólo porque ellos se habían defendido. Aunque apenas había partisanos en esta época y la intervención de la milicia popular se sabe que sólo sucedió en una fase posterior, por ejemplo en las batallas por Mogilev y Gomel, las unidades de la Wehrmacht informaron de cientos de supuestos francotiradores ejecutados que en realidad no eran otra cosa que personal militar soviético –más raramente civiles declarados partisanos por órdenes excesivas de instancias superiores.

Las Fuerzas Armadas Alemanas estaban sorprendidas por la fuerte resistencia enemiga y, en cierto modo, no reconocieron la razón para ello. Esto era sobre todo debido a la fragmentación del frente provocada por la nueva táctica alemana de avances de tanques y la naturaleza confusa del combate. Miembros de las fuerzas armadas enemigas eran fácilmente considerados como francotiradores, la alevosía era atribuida a ellos y considerados como merecedores de la muerte y una confirmación de los prejuicios racistas. El posterior tratamiento brutal de los prisioneros de guerra soviéticos por los guardas y comandantes de campos estaba, entre otras cosas, basado en ser vistos como representantes del sistema soviético, tanto como decir la punta de lanza del movimiento comunista. El anti-eslavismo jugó una parte en los crímenes contra ellos, pero su tratamiento difería claramente del de la población civil, lo cual significa que debía de haber otros factores más allá de la actitud racista hacia los “subhumanos eslavos”.

La guerra criminal de la Wehrmacht también tenía otros aspectos. Los ataques de bombardeo apuntando sobre áreas residenciales de la población de Minsk, el pillaje y actos de violencia contra los habitantes de la capital bielorrusa, el establecimiento de campos de prisioneros civiles para los hombres por unidades de la Wehrmacht, han sido ya mencionados. Echemos un vistazo al ejemplo de Brest: el puente sobre el Bug fue tomado en la mañana del 22 de junio por la unidad de comandos “Brandenburgo” con uniformes del ejército soviético, y un hospital claramente identificado fue bombardeado. En el segundo día de la guerra, la 45 División de Infantería, intentando conquistar la fortaleza de la ciudad, hizo avanzar 400 mujeres y niños como escudos protectores delante de ellos; muchos fueron muertos (lo mismo ocurrió después con prisioneros de guerra en Gomel). Bajo el cañón alemán supuestamente arrojaron niños soviéticos para mantener al enemigo bajo fuego. El 25 de junio, el 187 Regimiento de Infantería obligó a civiles bielorrusos a actuar como una “columna porteadora” para transportar municiones y comida a través de un área pantanosa. En Sloni, Mir, Stolzby y Klezk hubo ejecuciones arbitrarias y actos de violencia.

El comienzo de la violencia en los primeros días de la guerra y los crímenes simultáneos de la Wehrmacht contra civiles en ese momento no estaban básicamente relacionados con el enfrentamiento con el supuestamente cruel enemigo –en contra de la opinión todavía reinante de historiadores, lo cual en este aspecto constituye una mezcla más bien extraña entre la crítica de las “órdenes criminales” y la posterior solidaridad con los perpetradores en contra de las “bestias bolcheviques”. Este punto de vista frecuentemente no cae en la cuenta de que los alemanes habían atacado a la Unión Soviética y no al revés. Tras la secuencia de acontecimientos, incluyendo los resquicios de ley, sería más apropiado conceder a los soviéticos que estaban enfurecidos por los crímenes alemanes, aunque esto no puede ser excusa para las violaciones de las leyes de guerra y de la ley internacional por el bando soviético.

Sin embargo, de Bielorrusia no se ha llegado a conocer ningún exceso soviético contra miembros de la Wehrmacht o contra sus propios presos a gran escala (como en Lvov o Dubno, en Ucrania). Lo que parece característico es el informe de la contrainteligencia del 3 Grupo Panzer de que ambos tipos de crímenes no se habían producido hasta ahora, al lado del asesinato de dos dotaciones de tanques tras su captura. Mientras que las unidades subordinadas habían informado de muchos excesos soviéticos, estos informes generalmente habían resultado ser no confirmados por un examen más detallado. Los rumores y los informes de propaganda excedieron de lejos los crímenes reales del bando soviético. Esto había sido preparado por una intensiva propaganda de la jefatura militar por órdenes de Hitler en los meses previos sobre las traidoras prácticas de combate de los soviéticos. Casos individuales sirvieron ya a los jefes de tropa alemanes como un pretexto bien recibido para ordenar asesinatos a gran escala, como en el caso de la 23 División de Infantería. El 3 Grupo Panzer, que de acuerdo a sus propias declaraciones no tuvo tales pretextos, lo hizo sin justificación y ordenó matar a soldados soviéticos que habían opuesto resistencia en el combate.

El asesinato en masa de prisioneros de guerra soviéticos y la persecución despiadada de soldados dispersos fueron una continuación consecuente de la ejecución sobre el campo de batalla de soldados del Ejército Rojo que se habían rendido. Esto fue también iniciado por unidades de primera línea, habiendo jugado un papel principal oficiales de los rangos más bajos. Además de comisarios y politruk, la tropa también ejecutó a soldados y oficiales judíos hechos prisioneros. Se unieron la iniciativa desde arriba y desde abajo. Así, la compañía de panadería de la 23 División de Infantería ejecutó a un oficial soviético el 26 de junio de 1941 no espontáneamente, sino sólo después de consultar con el puesto de mando de la división. Muchos más de tales asesinatos sucedieron por órdenes y mientras el más alto nivel emitía tales órdenes, la mayoría de las unidades e individuos ejecutores deben ser vistos como instrumentos de una política dirigida, incluso si sus acciones correspondía a sus convicciones internas.
ESPAÑA, MI NATURA.
ITALIA, MI VENTURA.
FLANDES, MI SEPULTURA.

ImagenImagenImagenImagen

Medina
Miembro
Miembro
Mensajes: 317
Registrado: Jue Jun 16, 2005 6:41 am
Ubicación: Malaga, España

Mensaje por Medina » Vie Ago 12, 2005 6:07 pm

Asesinato en Masa Público de Prisioneros de Guerra.
a) La Aniquilación de Oponentes Políticos y “Raciales” entre los Prisioneros.
La Ejecución de la Orden del Comisariado.
Como ha sido ya mostrado, no hubo resistencia documentada desde las filas del Grupo de Ejércitos Centro contra la Orden del Comisariado antes del ataque alemán del 22 de junio de 1941. A través de los oficiales de contraespionaje fue en su mayor parte transmitida oralmente hasta nivel de compañía todavía en junio, en algunas unidades sólo más tarde. Von Schenckendorff, por ejemplo, comunicó las “Directivas para el Tratamiento de Comisarios Políticos, Agitadores e Instigadores” a la 221 División de Seguridad solamente el 10 de julio. Es característico, sin embargo, que esta división había ya ejecutado antes al menos a siete comisarios de tropa por su propia iniciativa. A la 403 División de Seguridad también se le había ordenado ya los campos de tránsito el 2 de junio –por ejemplo, antes de que incluso fuera emitida la Orden del Comisariado el 6 de junio- para “clasificar” a los comisarios políticos y para “vigilarlos con especial severidad”. Esto indica que las tropas no sólo fueron cargadas con la orden de asesinar a los comisarios, como el Alto Mando del Ejército de nuevo señaló por orden del 24 de julio, sino que también desarrollaron un deseo de actuar por cuenta propia, o que la orden les fue transmitida informalmente y llevada ya a cabo acto seguido. La iniciativa desde los niveles superiores e inferiores de nuevo interactúan. El 6 de julio, el Grupo de Ejércitos Centro envió a las unidades subordinadas a él la orden secreta de informar sobre el alcance de las ejecuciones de comisarios. Los representantes del Ministerio del Este –von Mende y Bräutigam- aprobaron la orden en principio en julio y octubre de 1941 y meramente criticaron su amplia interpretación.

La investigación hace mucho tiempo que ha descartado a la esfera del mito las aseveraciones hechas después de la guerra de que la orden del comisariado no había sido ejecutada de ningún modo, no ejecutada mayormente o solamente ejecutada por ciertas unidades, o sea que había sido saboteada. De hecho, apenas hubo un campo de tránsito o campo base, apenas un ejército y apenas una división de seguridad que no cometió estos asesinatos. Éstos comenzaron en Bielorrusia –como es lógico, después de los descubrimientos sobre la bárbara conducta de guerra de ciertas unidades de la Wehrmacht- en los primeros días de la guerra y continuaron a todo lo largo de los meses siguientes. En el campo de tránsito 131 (Slonim) alrededor de 30 comisarios fueron ejecutados en julio por orden del comandante delegado. La ya mencionada 203 División de Seguridad informó de 62 “liquidaciones” de comisarios en julio de 1941, 125 en agosto, 115 en septiembre, 63 en octubre y 42 en noviembre, de las cuales al menos tres cuartas partes eran “comisarios políticos civiles”. En el 3 Grupo Panzer hasta comienzos de agosto, “fueron recogidos 170. La ejecución no constituyó un problema para las tropas”. Sólo la 20 División Panzer asesinó 20 “comisarios” hasta el 18 de julio. El Comandante Supremo del 3 Grupo Panzer, sin embargo, declaró ante un tribunal militar estadounidense que, como en el tratamiento de los prisioneros sus subordinados habían siempre cumplido con “los principios de la ley internacional”, su intervención nunca había sido necesaria. El 559 Mando de Retaguardia (4 Ejército) tenía a sus unidades subordinadas cazando a “incendiarios, comunistas, agitadores, comisarios, etc”, como lo hizo el 582 Mando de Retaguardia (9 Ejército) y el 2 Ejército, que hasta el 24 de julio informó de 177 y hasta el 9 de agosto de otros “36 casos”. De entre las tropas de primera línea también la 52 División de Infantería y la 1 División de Caballería (áreas de operación: Bobruisk y Pinsk) pueden también ser probadas de haber participado. En el área bajo administración civil, donde los acontecimientos son de nuevo difíciles de documentar, esto no acabo. Así, supuestamente por orden del Comandante de Prisioneros de Guerra de los Territorios del Este, 600 admitidos comunistas, comisarios y judíos en el Comisariado Regional de la Rutenia Blanca fueron entregados a la policía de seguridad y al servicio de seguridad (SD). En la primavera de 1942, hubo varias ejecuciones de hasta 60 prisioneros por la policía de seguridad y el SD en el campo base 324 (Lososna, cerca de Grodno, distrito de Bialystok).

Los servicios en el área de retaguardia del Grupo de Ejércitos Centro estuvieron especialmente ocupados en la aniquilación de oponentes políticos entre los prisioneros de guerra. Informaron, sin embargo, sobre dificultades en elaborarla. En el campo de tránsito 155, que era presentado a los otros comandantes de campo como un ejemplo por el Comandante del Distrito J para Prisioneros de Guerra, Coronel Marschall, fue posible mediante la utilización de informadores “identificar comisarios y tratarlos adecuadamente” -50 hasta el 7 de agosto y otros 75 hasta el 21 de agosto. En el campo de tránsito 126 (Minsk), por otro lado, “sólo muy pocos comisarios habían sido identificados”, como criticó Marschall. El campo de tránsito 127 (Orsha) intentó identificarlos mediante interrogatorios. En el área de retaguardia del Grupo de Ejércitos Centro tan tarde como en enero y febrero de 1942, 66 comisarios (mayormente miembros del Ejército Rojo) fueron “ejecutados por las tropas”, mientras que 32 fueron entregados a la policía de seguridad y al SD. Para indicar una clase de magnitud: es posible que entre 3.000 y 5.000 “comisarios” –militares y civiles- fueran ejecutados por las fuerzas armadas alemanas en Bielorrusia durante el primer año de ocupación.

No sólo esto: los organismos de la Wehrmacht intentaron lograr una extensión de las órdenes. Mientras que se desconoce qué Grupo de Ejércitos llevó a buen término su investigación para también tener a los llamados politruks incluidos a finales de agosto de 1941, está claro que los servicios en el área de retaguardia del Grupo de Ejércitos Centro reaccionaron a esto con especial ansia. Parcialmente, la orden del 24 de julio del Alto Mando del Ejército fue también comprendida en el sentido de que todos los comunistas entre los prisioneros de guerra serían asesinados. Además, el Ic del comandante del área de retaguardia militar envió una consulta al Mando Supremo del Ejército sí todos los oficiales del Ejército Rojo no estaban cubiertos por la Orden del Comisariado también, lo cual habría denotado una enorme extensión. El comandante del campo de tránsito 127, según su propio informe, fue reprochado por el Coronel Marschall por “no haber ejecutado comisarios”. Éstos no debían ser transferidos al oeste. A su respuesta de que el campo de tránsito había entregado los sospechosos a la GFP (Geheime Feldpolizei, Policía Secreta de Campaña), Marschall replicó que “esto no era asunto para la GFP, sino que dependía de nosotros ejecutar a estas personas”. Las provisiones de la Orden del Comisariado y la orden subsiguiente del 24 de julio eran así interpretadas en el estrecho sentido de que las mismas tropas tenían que asesinar a los oficiales políticos.

Desde agosto de 1941 varios comandantes se dirigieron al Alto Mando del Ejército y al Alto Mando de la Wehrmacht urgiéndoles para que la Orden del Comisariado fuera abolida, entre ellos los comandantes supremos del 2 Ejército y del 3 Grupo Panzer. La razón principal era el conocimiento de que el asesinato de todos los comisarios de tropa había incrementado la resistencia del Ejército Rojo. Los escrúpulos morales no eran parte de las consideraciones, lo cual en vista de cómo eran tratados los prisioneros por otra parte no parecería muy plausible. Después de que Hitler hubiera todavía rechazado esto en septiembre de 1941, la orden fue suspendida el 6 de mayo de 1942 con su autorización para el área de las operaciones militares. El Jefe de la Gestapo, Müller, había discutido las modalidades con Reinecke dos días antes. La ocasión fue una sugerencia del Mando Supremo o del Grupo de Ejércitos Centro. Es de hecho sabido que las selecciones y los asesinatos continuaron en el área del Alto Mando de la Wehrmacht. Al menos en julio de 1942, también pueden ser probados que habían ocurrido en el campo de tránsito 131 (Bobruisk) en Bielorrusia, en el área de las operaciones militares. Los asesinatos fueron, por tanto, llevados a cabo más allá de la orden del Führer.

La Entrega de Prisioneros a la Policía de Seguridad y al SD.
Tal como los ejemplos ya dados muestran, fueron unidades de la Wehrmacht, al menos en 1941, quienes asesinaron a la mayor parte de los “comisarios” y no la policía de seguridad y el SD, como podría ser asumido según la literatura. Más tarde, esta tarea fue progresivamente asumida por los Einsatzgruppen y sus unidades sucesoras estacionarias. El 24 de julio, el General Wagner en su orden había oficialmente denegado a los Einsatzkommandos y destacamentos especiales el acceso a los campos de prisioneros de guerra; sólo lo permitió dos meses y medio después, el 7 de octubre. En la llamada área del Alto Mando de la Wehrmacht –en Bielorrusia así en el área de la administración civil- la policía de seguridad tenía ya a mediados de julio el derecho, tras un acuerdo entre Heydrich y Reinecke, de llevar a cabo selecciones en los campos. En la instrucción del Alto Mando de la Wehrmacht del 8 de septiembre esto fue reforzado. Contrariamente a la Orden del Alto Mando del Ejército, sin embargo, a destacamentos de la policía de seguridad y del SD también les fueron permitido buscar oponentes políticos en muchos campos en el área de las operaciones militares. Esto fue también frecuente en el área del Grupo de Ejércitos Centro; recordemos la práctica de selecciones en los campos para prisioneros civiles, que estaban situados dentro de los campos de prisioneros de guerra. Los destacamentos estaban así activos en estos campos. Del campo en Drosdy, cerca de Minsk, sacaron a varios cientos de prisioneros por día para ejecutarlos durante un período de varios días. La 221 División de Seguridad entregó comisarios a la “policía de orden” (aparentemente el 307 ó 309 Batallón de Policía).

La Orden del Cuartel General de octubre de 1941 de permitir la acción de destacamentos de la policía de seguridad y del SD en los campos de tránsito llevó a protestar al comandante supremo del Grupo de Ejércitos Centro, von Bock. Esto hasta ahora puede ser documentado por medio de su diario y también ahora en el original; von Bock protestó principalmente contra los asesinatos en su área de mando, pero en lugar de eso sugirió que fueran llevados a cabo en el área bajo administración civil. Las selecciones por la policía de seguridad y el SD no deseaba que fueran prohibidas, pero prefería que se dejara la decisión a los comandantes de campo y en caso de duda, al comandante del área militar de retaguardia. Renunciaba así al derecho concedido a él por el Alto Mando del Ejército de “exclusión con respecto a las operaciones” de la actividad de los destacamentos especiales. La práctica de selecciones en los siguientes años de ocupación fue apenas afectada por esto. Algunas veces, los prisioneros de guerra eran conducidos por miembros del personal de campo a los puestos de la policía de seguridad y del SD, otras veces las tropas de estos servicios estaban constantemente en los campos, como en Minsk. El alcance de estas acciones puede ser mostrado por los siguientes ejemplos: el 9 Ejército entregó 72 prisioneros a la policía de seguridad y al SD en agosto de 1943, todo el Grupo de Ejércitos Centro 194 en diciembre de 1943; antes, en diciembre de 1941 (parcialmente todavía bajo el mando supremo de von Bock) habían sido 433, en enero de 1942 704, en febrero 431, en marzo 373. Sobre la base de estas cifras puede ser estimado que en los tres años de ocupación alrededor de 10.000 prisioneros de guerra fueron entregados por unidades del Grupo de Ejércitos Centro al Einsatzgruppe B, el cual en muchos casos los asesinó. [Anotación: El 5-12-1941 el Jefe de la Gestapo, Müller, declaró a Reinecke, entre otras cosas, que la policía de seguridad y el SD tenía hasta entonces seleccionado a 22.000 prisioneros de los campos de prisioneros de guerra y ejecutado a 16.000 de ellos. Esta declaración posiblemente se refiera solamente a la actividad de los destacamentos especiales en los territorios soviéticos ocupados, dado que las cifras de selección y ejecución incluyendo los campos de concentración eran más altas.]

Algunas cifras sostenidas por la investigación referentes a la entrega de prisioneros al Einsatzgruppen parecen ser así demasiado elevadas. [Anotación: Streit asume entre 580.000 y 600.000 prisioneros de guerra soviéticos entregados por la Wehrmacht a la policía de seguridad y al SD. Streim, más realista, estima en al menos 120.000 los entregados en el área del Alto Mando de la Wehrmacht y 20.000 en el área de operaciones militares. La última cifra apenas corresponde a los descubrimientos explicados aquí]. Sin embargo, debe ser tomado en cuenta que el número del personal militar cubierto por la Orden del Comisariado fue mucho más elevado que en la mayor parte asumido. Según Ortwin Buchbender había 171 de tales personas en cada división soviética de tres regimientos, alrededor del 2% del personal. El hecho de que relativamente po-cos comisarios fueran identificados y asesinados no estaba, sin embargo, relacionado con ningún “sabotaje” de la Wehrmacht –pues en este caso, la policía de seguridad y el SD, que tenían acceso a los campos de prisioneros la mayoría de las veces, habrían tenido que ser cómplices de esto, lo cual nadie seriamente asumirá. La razón es más probablemente haber sido que (como ha sido brevemente mencionado) las investigaciones de la Wehrmacht y del SD a menudo no tenían éxito y los “comisarios” frecuentemente lograban encubrir que lo eran.

El Asesinato de Prisioneros de Guerra Judíos y “Asiáticos”.
En los campos de prisioneros de guerra alemanes no sólo los “comisarios” eran perseguidos, sino también otros grupos de personas. Entre ellos estaban los prisioneros de guerra judíos. Asesinarlos era parte de la tarea de los Einsatzgruppen desde el principio. Entre los prisioneros de guerra soviéticos entregados a ellos –ver sección anterior- había también muchos judíos. Qué parte formaron no puede ser, sin embargo, ni establecida ni estimada.

Otras instituciones, sin embargo, también estaban involucradas en la búsqueda de prisioneros de guerra judíos. Entre ellas estaban las “Comisiones para el Escrutinio de Prisioneros de Guerra” del Ministerio del Este, que, a más tardar, en septiembre de 1941 emprendió su actividad y primordialmente tenía la misión de escoger obreros cualificados y posibles colaboradores entre los prisioneros y clasificarlos por nacionalidades. Era también su misión examinar “los sospechosos políticos y criminales, especialmente funcionarios agitadores soviéticos, comisarios, soldados profesionales con largo servicio en el Ejército Rojo, judíos y elementos criminales” e informar de ellos a los comandantes de campo. Hubo 14 de tales comisiones a mediados de octubre y al menos de 40 en total. Con la participación del infame referente racial en el Ministerio del Este, Dr. Wetzel, hubo también investigaciones raciales en los campos en 1941. Wetzel después de la guerra admitió que en los campos también había habido ejecuciones motivadas “racialmente”, por ejemplo de prisioneros con aspecto “mongol”; estas ejecuciones, debería añadirse, estaban posiblemente relacionadas con las investigaciones ejecutadas a la sazón.

La Wehrmacht también asesinó prisioneros de guerra judíos. Algo semejante sucedió, por ejemplo, en el campo de tránsito 131 (Slonim) en julio de 1941. Allí, el oficial de ordenanza del Comandante del Distrito J para Prisioneros de Guerra le dijo al comandante del campo de tránsito, Mayor von Roeder, “que la liquidación de los judíos debe ser llevada a cabo según los criterios más razonables, por ejemplo, los doctores no deberían ser eliminados así como así porque en caso de una epidemia podrían aún prestar ciertos servicios. Sugirió que el comandante del campo de tránsito debía eventualmente y de acuerdo con el comandante de campaña llevar a cabo una selección de aquellas personas que bajo todas circunstancias puedan ser escatimadas”.

De hecho, el personal de los campos de tránsito ejecutó a judíos, como en Baranovichi. La redacción adicionalmente señala que hubo una instrucción correspondiente. Una orden para asesinar prisioneros de guerra judíos también parece haber existido ya el 20 de junio de 1941 en la 22 División de Infantería. La orden del 24 de julio del Mayor General Wagner fue entendida por el Comandante del Distrito J para Prisioneros de Guerra, Coronel Marschall, en el sentido de que los prisioneros de guerra no sólo serían clasificados según su nacionalidad, pues la primera letra de su nacionalidad sería pintada en sus ropas con pintura blanca –por los judíos una J. En el campo provisional de Drosdy, cerca de Minsk, fue similar. Más tarde, los judíos allí fueron separados, y después de que el campo fuera trasladado a Masjukovchina hubo barracas solamente para judíos. También en otros campos los judíos fueron registrados. Por un tiempo estuvo la orden de transferir prisioneros judíos al oeste desde el área de retaguardia del Grupo de Ejércitos Centro, o sea para no matarlos inmediatamente.

Sin embargo, los esfuerzos para asesinar judíos fueron obviamente nuevamente aumentados en el área de retaguardia del Grupo de Ejércitos Centro en el otoño de 1941. Según el relato del antiguo Coronel Marschall, él había escuchado de comandantes de campo subordinados a él “que hubo alguna orden de matar a todos los judíos rusos”. Dijo que él había enviado una consulta sobre esto a von Schenckendorff, quien la había transmitido al Alto Mando del Ejército. Allí, a su vez, la información había sido confirmada y una nueva orden para entregar a los pri-sioneros a la policía de seguridad y al SD había sido emitida. Esta versión no es creíble en varios aspectos. Pero indica mucho que la orden de Wagner del 7 de octubre, los antecedentes de la cual la investigación no ha sido capaz de clarificar hasta ahora, no solamente significaba relevar al personal de los campos del trabajo homicida sino también tenía previsto una persecución aumentada de los prisioneros judíos. El asesinato de los judíos soviéticos había sido decidido en este momento; el 2 de octubre, el Alto Mando del Ejército había así enviado directivas para sustraer todas las propiedades judías en el área bajo administración militar. En el campo de tránsito 131 (Bobruisk) parece haber habido una radicalización en este momento, de todos modos. Según relatos de testigos a comienzos de noviembre alrededor de 200 prisioneros de guerra judíos fueron primero maltratados y luego ejecutados. En el mismo mes, se dice que 800 prisioneros judíos habían sido identificados en falsos reconocimientos médicos por medio de su circuncisión y llevados fuera.

Al mismo tiempo hubo un conflicto entre el comandante del campo de tránsito 185 (Mogilev), Mayor Wittmer, y el Einsatzkommando 8 debido a que Wittmer rehusó entregar prisioneros de guerra y prisioneros civiles judíos. En otro contexto, declaró que objetaba “el asesinato liso y llano”. Wittmer apenas puede ser visto como un héroe, sin embargo: a comienzos de julio de 1941 había solicitado una compañía del 322 Batallón de Policía para el campo que dirigía en Bialystok, unidad la cual luego había disparado en 8 días sobre 73 hombres debido a supuestos intentos de fuga, más cada día y casi todos eran judíos. En su campo en Mogilev, con raciones diarias de parcialmente sólo 1.400 calorías, la inanición mató a 40.000 hombres. Sus afirmaciones hacia el representante del Einsatzkommando 8 parecen así algo hipócritas. Como Wittmer en este aspecto no tenía el apoyo completo del comandante supremo del Grupo de Ejércitos Centro, von Bock, hubo una selección por el EK 8 en el campo de tránsito 185 poco después, durante la cual 196 judíos y funcionarios fueron ejecutados. Después, los prisioneros de guerra judíos fueron continuamente asesinados en Bielorrusia, por ejemplo 207 hombres en el campo base de Vitebsk por el EK 9 en diciembre de 1941, grupos regularmente en el campo base 352 (Minsk) en los años 1942 y 1943 y en el invierno de 1942-43 en Gomel por el personal del campo, quienes en la mordaz helada arrojaban agua a los internos judíos y los dejaban que se congelasen hasta la muerte al descubierto. En Kritchev, los prisioneros judíos fueron primero torturados con extremadamente pesados trabajos forzados antes de ser ejecutados.

Otro grupo de prisioneros de guerra que fueron especialmente aniquilados en los primeros meses de la guerra fue el de los llamados asiáticos. Su asesinato era también parte de las tareas de los Einsatzgruppen desde el comienzo. Aunque fueron mencionados por primera vez en el orden N.º 8 de Heydrich del 17 de julio de 1941, las selecciones y ejecuciones por el Einsatzgruppe B en Minsk ya sucedieron antes de eso. De acuerdo con la orden de Cuartel General de Wagner del 24 de julio, el personal de guardia y de los campos registraron a los “asiáticos” (según su raza) bajo el término “asiático”, también en Bielorrusia. Sin embargo, no hubo informes de su asesinato por la Wehrmacht en esta área. En un momento desconocido, por ejemplo, entre 200 y 250 soldados del Ejército Rojo considerados Mongoles fueron seleccionados del campo de prisioneros de guerra en Mogilev y ejecutados por el EK 8. En parte, los destacamentos de policía de seguridad y del SD también los asesinaron como presuntos judíos, pues los musulmanes también estaban circuncindados. Después de varios meses las protestas del Ministerio del Este y del Amt Ausland/Abwehr del Alto Mando de la Wehrmacht se apilaron debido a que estas entidades consideraban a los asiáticos, especialmente los musulmanes caucásicos y a los soldados de Asia Central, predestinados a ser colaboradores. Estas protestas llevaron a una orden de Heydrich del 12 de septiembre de 1941 poniendo fin a la ejecución de los “asiáticos”, orden la cual, sin embargo, no fue seguida inmediatamente por todos los Einsatzkommandos.
ESPAÑA, MI NATURA.
ITALIA, MI VENTURA.
FLANDES, MI SEPULTURA.

ImagenImagenImagenImagen

Medina
Miembro
Miembro
Mensajes: 317
Registrado: Jue Jun 16, 2005 6:41 am
Ubicación: Malaga, España

Mensaje por Medina » Vie Ago 12, 2005 6:36 pm

b) La Aniquilación en Marchas y Transportes.
Los asesinatos descritos a partir de ahora ocurrieron en una manera diferente que la selección de ciertos grupos de personas. Fueron dirigidos contra la masa de los prisioneros y usualmente alcanzó a aquellos que estaban en la peor condición física. Los perpetradores fueron también otros, casi exclusivamente miembros de divisiones de seguridad y batallones de infantería territorial de la Wehrmacht. Ejecutaron a aquellos que no podían mantener la marcha o perturbaban los movimientos de transporte de otra manera.

Esto sucedió en todas partes de Bielorrusia, pero debido a la falta de fuentes debemos limitarnos a algunos puntos focales. Uno de ellos fue Minsk, de donde más prisioneros de guerra fueron tomados que de ninguna otra ciudad bielorrusa. Como la estación ferroviaria de carga estaba situada en el sur de Minsk mientras que los campos de prisioneros de guerra estaban en el norte, los exhaustos hombres del Ejército Rojo tenían que marchar a través de toda la ciudad y eran ejecutados ante los ojos de la población civil por miles. Esto comenzó ya en julio de 1941. En esta época, estaba la primera instrucción de un comandante de tropa contra tales ejecuciones. El comandante de la 87 División de Infantería, Mayor General von Studnitz, también apuntó que las condiciones correctas de organización tenían que ser creadas para evitar tales ejecuciones. Pues es verdad que eran los a menudo numéricamente muy débiles destacamentos de guardia, usualmente de los rangos más bajos, quienes disparaban a los debilitados prisioneros sin una orden expresa puesto que no veían una solución mejor para mantener operando el transporte, cruelmente pero de una así llamada necesidad objetiva. Pero los prerrequisitos tales como distancias de marchas planeadas, horario, suministros de comida, medios de transporte y efectivos del destacamento de guardia eran menos de su responsabilidad que de los estados mayores en varios niveles, quienes decidían así sobre las vidas de muchos prisioneros. Indudablemente el racismo fortalecido durante años, el chauvinismo nacional, el antibolchevismo y las órdenes incitantemente criminales de Hitler y del Ejército y del Alto Mando de la Wehrmacht en la primavera y verano del 1941 jugaron una parte importante. Sin todos estos factores, los asesinatos no habrían ocurrido. Pero las contraórdenes de los comandantes de tropas, que fueron emitidas después y argumentadas en otra dirección, no mejoraron absolutamente nada, ya que se dirigían abstractamente contra la “brutalidad” hacia los prisioneros (von Bock) o, mientras se ocupaban de las causas de las ejecuciones durante las marchas –no siempre consecuentemente- no podían cambiarlas o no pretendían causar un cambio fundamental. Algo semejante hubiera requerido una modificación de la estructura de transporte y suministro de la Wehrmacht a favor de los prisioneros, a lo cual el mando de las tropas no estaba deseando traer, incurriendo, por consiguiente, en una decisiva corresponsabilidad en el asesinato en masa de los prisioneros. Los destacamentos de guardia a menudo pensaban: ¿Porqué no disparamos a los tipos exhaustos si de cualquier modo pronto morirán de inanición? Sólo las condiciones básicas invariables para lle-var a cabo las marchas y transportes de prisioneros explican porqué las órdenes contra las ejecuciones fueron sin efecto –una hasta aquí cuestión pendiente.

Algunos comandantes de tropa autorizaron expresamente la ejecución de los “enfermos y debilitados” cuando los destacamentos de guardia les contaban sus dificultades para llevar a cabo los transportes, incluso el Mayor General von Ditfurth, quien sobresalió por haber emitido una contraorden.

Según los informes y los testimonios de testigos los asesinatos en marchas y transportes aumentaron de manera casi increíble en el otoño e invierno de 1941. Esto fue especialmente obvio en la ciudad de Minsk. Tras un transporte en enero de 1942 sólo entre 1.000 y 2.000 cadáveres de prisioneros se dicen que yacían en la Sovietskaja, la calle principal de Minsk. Que 80 de 8.000 hombres fueran ejecutados entre Masjukovshtchina y la estación ferroviaria de carga de Minsk no era nada inusual. Por ejemplo, los soldados alemanes del 332 Batallón de Infantería Territorial acusados por los soviéticos declararon que una vez el 3 de octubre de 1941 31 hombres y otra vez en noviembre 200 hombres, otras veces entre 100 y 500 hombres, habían sido asesinados especialmente en camino al campo secundario en las barracas Pushkin en el noreste de Minsk. Y esto sucedió en un viaje relativamente corto –en marchas por tierra en Bielorrusia las cosas no eran diferentes, sólo difíciles de documentar. Durante una marcha de 3.000 prisioneros de guerra soviéticos desde Bobruisk en dirección a Sluzk el 7 de noviembre de 1941, según un testigo que iba detrás la columna en un coche de caballos y contó los cuerpos, 729 hombres fueron ejecutados, luego la marcha fue cancelada y la columna tuvo que volver. Si en Minsk solo un total de 5.000 ó 20.000 prisioneros fueron ejecutados en tales acciones, según llega a ser aparente por varios testimonios de testigos, ya no puede ser clarificado.

Para el asesinato de prisioneros en marcha algunas veces se dieron otras razones que su obstrucción al movimiento de transporte. Los soldados del Ejército Rojo internados fueron ejecutados por robar comida o por falta de disciplina –porque habían saqueado un camión cargado con coles o habían peleado para que una cantidad insuficiente de pan estuviera disponible. Además la resistencia y –una violación de la ley internacional- los intentos de fuga eran declarados como razones. A finales de julio de 1941, unidades de la 403 División de Seguridad masacraron 94 prisioneros de guerra durante un intento de fuga. “Por rebeldía e intentos de fuga” 30 fueron asesinados al mismo tiempo en el centro recolector de prisioneros en Sluzk. A finales de noviembre de 1941, 200 hombres fueron ejecutados cuando supuestamente en el campo base 351 (Glebokie) habían atacado a los guardas. Todo esto seguramente respalda otros numerosos casos.

Tales acciones eran directamente atribuibles a varias órdenes de incitación referentes a la vigilancia de prisioneros soviéticos, tales como la Orden N.º 3 del 29 de junio de 1941 del Ejército de von Kluge, la orden del Alto Mando del Ejército del 25 de julio, la Orden del Alto Mando de la Wehrmacht del 8 de septiembre (“El uso de armas contra prisioneros de guerra soviéticos es a semejanza de una regla estimada para ser legal”) y las declaraciones de Reinecke en Varsovia el 4 de septiembre de 1941. Las líneas directivas correspondientes fueron actualizadas por los Comandantes de Prisioneros de Guerra en los Territorios del Este, Gaissert y Pawel, en 1942.

Los transportes por ferrocarril también sirvieron para la aniquilación de prisioneros de guerra soviéticos. Tan tarde como a mediados de diciembre de 1941 eran parcialmente llevados a cabo en vagones de mercancías abiertos, provocando que muchos prisioneros de guerra murieran de frío. Durante un transporte ferroviario Bobruisk-Centro de Minsk a mediados de noviembre de 1941, por ejemplo, “20% muertos (de 5.000 hombres = 1.000 hombres)”. Esto no fue un caso singular. En el estación Koljatitchi, entre Bobruisk y Minsk, 600 muertos fueron descargados en una sola noche en noviembre de 1941; en un transporte Gomel-Bobruisk 200 de 600 prisioneros murieron; en otros transportes las cosas fueron similares. No está claro si estas muertes, como las de las marchas, fueron incluso incluidas en las correspondientes estadísticas totales o deben ser añadidas a ellas. La línea para asesinados en masa públicos era delgada. Los prisioneros recorrieron varios campos en un corto tiempo, lo cual disminuyó sus oportunidades de sobrevivir. El carácter de la pretendida aniquilación se convirtió en especialmente claro cuando consideramos lo que sucedió en las estaciones de destino. El comandante delegado del campo de tránsito 131 (Bobruisk), Languth, tuvo un transporte desde Baranovichi consistente de 17 vagones en una vía muerte durante dos días, hasta que casi todos los de dentro murieron de frío. No sólo aquellos que habían muerto durante el viaje fueron descargados; las estaciones ferroviarias de carga también se convirtieron en lugares de ejecución. En Bobruisk, por ejemplo, los prisioneros eran ejecutados si parecían ser demasiados lentos o indisciplinados en bajarse de los trenes. En la estación ferroviaria de Lesnaja para el campo base 337 cerca de Baranovichi, los más débiles de los transportes ferroviarios recién llegados eran clasificados, ejecutados y arrojados en hoyos preparados. En la estación ferroviaria de carga de Minsk se dice que entre 5.000 y 20.000 prisioneros de guerra habían sido ejecutados de esta manera por las compañías segunda, tercera y cuarta del 332 Batallón de Infantería Territorial a las órdenes de ciertos oficiales de no muy alto rango, uno de ellos un primer teniente. Los perpetradores pertenecían a la Wehrmacht. Estos crímenes hasta ahora apenas han sido tomados en cuenta por la investigación histórica alemana.

c) Ejecuciones Masivas de Prisioneros de Guerra Soviéticos.
Los soldados y policías alemanes ejecutaron a los prisioneros de guerra soviéticos en Bielorrusia a miles porque no perecían lo bastante rápido. Esto sucedió no sólo con ocasión de movimientos de transporte, sino que las víctimas fueron también directamente sacadas de los campos de prisioneros de guerra para ser asesinadas.

La investigación germano-occidental en este aspecto se ha centrado principalmente en el asesinato de prisioneros de guerra soviéticos que habían sido llevados a campos de concentración de las SS. Según la investigación disponible, en la medida que esto puede ser reconstruido, murieron alrededor de 50.000 prisioneros de guerra soviéticos en esos campos. Un número adicional no registrado debe ser considerado igualmente elevado. Las transferencias a los campos de concentración comenzaron en torno a la vuelta de los meses de agosto/septiembre de 1941. La orden de llevar a cabo ejecuciones de prisioneros seleccionados solamente en campos de concentración cercanos a los respectivos campos base se dice que había sido dada por Heydrich ya el 27 de agosto de 1941. Tras el acuerdo con el Alto Mando de la Wehrmacht en septiembre, los prisioneros de guerra soviéticos requeridos para el trabajo forzado fueron entregados a los campos de concentración desde octubre de 1941. Casi todos ellos murieron de hambre y por maltratos y son incluidos en las cifras anteriormente citadas. Eso en cuanto al territorio del Reich; en Bielorrusia, la presencia de prisioneros de guerra soviéticos en campos de las SS y de la policía puede ser probada sólo para Trostinez, alrededor de 200 en el otoño de 1942. Tal vez un transporte de prisioneros desde Minsk fue llevado a Treblinka para su exterminación.

En este contexto también pertenece la acción “Hühnerfarm” (“Pollo de Granja”), que será descrita brevemente aquí aunque sucedió en Biala Podlaska, a 30 kilómetros al oeste de Brest en Polonia, luego el Gobierno General. Allí, la 2 compañía del 306 Batallón de Policía, entre el 21 y el 28 de septiembre de 1941, ejecutó al menos a 6.000 prisioneros (3.261 ya en el primer día) debido a que el campo (campo base 359 B en Kalikov) debió de ser evacuado por una epidemia de disentería. A los miembros de la compañía se les dijo cuando la orden fue emitida “que la situación alimentaria de los prisioneros rusos llevaría a problemas y que no se estaba en condi ciones de alimentar a la masa de prisioneros”. La cantidad de estos asesinatos durante la acción “Hühnerfarm” fue transmitida bajo la frase “poner huevos”. Este asesinato en masa es especial-mente bien conocido, pero de su propósito no se ha tenido noticias hasta ahora. La época del suceso es de nuevo notable, pues como la historia de las transferencias a los campos de concen-tración sugiere una radicalización de la política de aniquilación hacia los prisioneros de guerra soviéticos en septiembre de 1941.

Pero esto no era todo. Contrariamente a todos los relatos convencionales, las SS y la policía no fueron los únicos en cometer tales masacres completamente organizadas de prisioneros de guerra soviéticos. En Bielorrusia, los perpetradores, en cambio, pertenecían a unidades de la Wehrmacht, y el asesinato de prisioneros considerados como ya no útiles era algo normal. Así, en varios campos los internos enfermos eran regularmente expurgados. En campo base 324 (Lososna, cerca de Grodno), los enfermos eran ejecutados una vez a la semana; en Gomel, los más débiles, que no podían defenderse contra esto, eran arrojados con los muertos en las pilas de cadáveres en invierno, mientras destacamentos especiales ejecutaban aquellos prisioneros que habían permanecido en sus barracones durante el día; en el hospital de Minsk, el personal asesinó a los enfermos con inyecciones venenosas; en el campo de tránsito 131 (Bobruisk) y en Polozk los prisioneros enfermos eran ejecutados; en el campo exterior de Stollozy, los prisioneros con congelaciones de tercer grado “desaparecían”. Esto estaba todavía un poco por debajo del nivel de la solución que había sido propuesta por el jefe del departamento para asuntos sanitarios en el Comisariado General de la Rutenia Blanca, Dr. Weber, o sea ejecutar inmediatamente a todos los prisioneros enfermos con tifus exantemático en el campo base 342 (Molodetshno), varios miles, lo cual la Wehrmacht rehusó hacer en el invierno de 1941-42. Tales acciones de exterminio, durante las cuales los internos de barracones completos eran expurgados, sin embargo sucedieron en el invierno siguiente en los campos de Daugavpils y de Rezenke en Letonia.

Las unidades de la Wehrmacht o sus instrumentos cometieron tales crímenes hasta el último minuto. En la retirada, los prisioneros eran llevados consigo, pero aquellos que eran incapaces de marchar o de trabajar no eran dejados al enemigo sino muertos. En Gomel, 600 enfermos fueron transferidos a un hospital en noviembre de 1943 y volaron con este hospital. En la marcha de Minsk a Mariampol a finales de junio de 1944, guardias bielorrusos, lituanos y ucranianos mataron a 1.700 de los 3.000 prisioneros de una columna.

Por las declaraciones de testigos y a través de la exhumación de tumbas colectivas se puede concluir que a todo lo largo del período de ocupación sucedieron masacres de prisioneros soviéticos, comenzando en el otoño de 1941. El motivo es en su mayor parte desconocido, pero puede generalmente haber sido en torno al asesinato de los enfermos o “resolver” problemas de suministro.

Ejemplos de Ejecuciones en Masa de Prisioneros de Guerra Soviéticos en Bielorrusia.
Fecha, Lugar; Número de Víctimas; Observaciones
10-8-1941; Pukhovichi; 32; los perpetradores fueron “destacamento de policía militar” ¿(GFP)?
Octubre 1941; Usda; 48; los perpetradores fueron un destacamento SS.
Octubre 1941; cerca del campo base 352 (Minsk); 2.000-8.000; duró tres días.
Alrededor del 23-10-1941; Nevish; aproximadamente 3.000; en torno al mismo tiempo que la aniquilación de judíos por la 707 División de Infantería.
25-10-1941; Pukhovichi; 60; los perpetradores igual que el 10-8.
Diciembre 1941; Marina Gorka; 300; las víctimas fueron quemadas.
Febrero 1942; campo base 352 (Minsk); 550 y 375; perpetradores Wehrmacht.
11/12-4-1942; Slonim; 690.
10-7-1942; Pukhovichi; 90; perpetradores igual que el 10-8-1941.
Agosto 1942; campo base 352 (Minsk); 600.
1942; Hansevichi; al menos 60; perpetradores: destacamento del comandante local.
10-8-1943; Bolshije, Tshutshevichi, R. Luniniez; 146; 84 civiles fueron ejecutados al mismo tiempo.
Desconocido; Glebokie; ?; con ametralladoras.
Desconocido; Lojev; 404.

Hubo, sin embargo, también el asesinato por diversión, por sadismo, como en el área de Lida, donde los domingos los prisioneros eran utilizados para la práctica de tiro. Otros métodos especialmente sádicos fueron también empleados, como los experimentos médicos sobre personas vivas (Baranovichi, Bobruisk), pases de lista punitivos (uno en el campo base 352 cerca de Minsk duró siete horas y costó 200 vidas) y, especialmente, el método de dejar morir de frío a los prisioneros en invierno al descampado después de que hubieran sido empapados con agua (Bobruisk, Gomel, Minsk, Marina Gorka). El propósito, de nievo, era a menudo la destrucción de los enfermos. No es posible estimar el número de víctimas.

Tres acciones asesinas serán escogidas y apuntadas fuera de aquí, las cuales son un poco menos oscuras debido a la falta de fuentes que las otras. En el campo base 357 (Lesnaja) entre marzo de 1942 y agosto de 1943, los comunistas y otros prisioneros políticamente poco fiables fueron seleccionados y fusilados o –en varias ocasiones- ahogados en furgonetas de gas. En agosto de 1942 solo, hubo 720 oficiales que la policía de seguridad asesinaron como represalia porque un oficial rechazó convertirse en colaborador. Los vehículos debieron haber llegado desde la de-pendencia del comandante de la policía de seguridad y del SD en Lesnaja, quien trabajaba junto con la inteligencia militar. Entre las víctimas había también enfermos y especialmente frecuentemente oficiales, quienes en Lesnaja eran objeto de especial maltrato. Sobre ellos, el Alto Mando de la Wehrmacht había decretado a principios de septiembre de 1941: “Los oficiales serán a menudo objeto de selección como “indeseables políticos” y así se dará a los destacamen-tos competentes o la policía de seguridad o al SD una recomendación para trazar el círculo de víctimas de asesinato más ampliamente”.

En enero de 1943 sucedieron en el área de Minsk los mayores fusilamientos en masa de prisioneros de guerra soviéticos en suelo bielorruso. Según las declaraciones de varios testigos, especialmente el perpetrador alemán Alois Heterich, el 3 Batallón del 595 Regimiento de Infantería fue descargado en Minsk durante el transporte de la 327 División de Infantería a Krasnodar a finales de enero de 1943, y durante tres noches a finales de enero o comienzos de febrero habían fusilado a 10.000 personas, principalmente prisioneros de guerra del campo de la estación de carga, en un lugar a pocos kilómetros del campo. Sólo el pelotón de Heterich había ejecutado 1.500 hombres. Supuestamente hubo también asesinatos en masa por furgonetas de gas en los días siguientes. Las víctimas (entre ellas, según el resultado de la exhumación, también una pequeña proporción de civiles, entre ellos mujeres) fueron asesinadas por un disparo en el cuello y llevaban los uniformes de las tropas de tanques soviéticas. El número de muertos en la tumba colectiva de Uretshje, a 6 kilómetros al este de Minsk, que las autoridades soviéticas, tomando en cuenta las declaraciones de testigos, estimaron en 30.000, era alrededor de 12.500, a juzgar por la descripción de las tumbas colectivas. [Anotación: Diez tumbas colectivas, con una extensión de 24 x 5 metros, en las cuales los cadáveres habían sido arrojados en tres filas y en siete capas unos encima de otros]. Sobre las motivaciones de la acción sólo son posibles las especulaciones.

El más infame asesinato en masa de prisioneros de guerra soviéticos sucedió el 9 de noviembre de 1941 en Bobruisk. La secuencia de ello está sin verificar. Está claro que en la tarde de ese día unos barracones de la ciudadela de Bobruisk, muchas veces saturadas con 17.000 prisioneros y en esa época utilizada por el campo III del campo de tránsito 131, ardieron. Un número desconocido de prisioneros murieron aplastados o pisoteados en el pánico resultante, asfixiados o quemados. Otros 1.700 prisioneros fueron ejecutados por unidades del 692 Regimiento de In-fantería, las cuales antes habían situado nidos de ametralladoras alrededor de la plaza ante los barracones, que dispararon salvas hacia el populacho debido a un supuesto peligro de fuga. Según las declaraciones del comandante delegado del campo Languth, acusado en Minsk, el fuego fue provocado en el más estricto secreto en los techos de los barracones en cumplimiento de una orden del antiguo Comandante del Distrito K para prisioneros de guerra, Mayor Sturm, con objeto de simular un intento de fuga de los prisioneros. Del personal del campo de tránsito, sólo Languth y el comandante del campo Roeder habían sabido de esto. La justicia germano-occidental, por otra parte, suscribió el relato oficial en el informe de la Wehrmacht, según el cual los prisioneros habían intentado huir y la reacción alemana había sido medida y legal. Un vistazo a la argumentación de la acusación alemana competente muestra a la misma de ser al menos negligente y no corresponder con los hechos. La versión bielorrusa, que de una manera realista asume un total de 4.000 muertos, no está probada y contiene contradicciones, pero toda ella es más conclusiva, especialmente si echamos un vistazo a las inmediaciones de este acontecimiento. En la mañana del 7 de noviembre de 1941, antes del incendio, 3.000 prisioneros fueron llevados a Sluzk, de los cuales los guardias asesinaron a no menos de 729 hasta el kilómetro 20 de marcha. La permanencia de una enorme cantidad de prisioneros (60.000) y la hasta ahora forma practicada de transporte, el 20 de noviembre Roeder la calificó de “inaceptable”. Esto aplicado sobre todo a la situación alimenticia. El 7 y el 8 de noviembre de 1941, dos días antes del incendio de los barracones, miembros del Einsatzkommando 8 y del 316 Batallón de Policía ejecutaron a los últimos 5.281 judíos en Bobruisk. Además, según testimonios de testigos alemanes, los prisioneros en los barracones estaban en su mayor parte enfermos. Hasta donde concierne a la persona de Languth, él fue descrito por un antiguo camarada de su unidad como un asesino brutal propenso a los excesos. Juntando estos factores se llega a la conclusión de que en esos días miles de “bocas inútiles” debieron ser y fueron asesinados en la ciudad.

En general, el estado de la investigación alemana con respecto a la ejecución de prisioneros de guerra parece precisar corrección. No fueron la policía de seguridad y el SD los únicos perpetradores, sino que la mayoría de las ejecuciones de prisioneros, al menos en Bielorrusia, fueron llevadas a cabo por miembros y unidades de la Wehrmacht. La escala de estos asesinatos en masa no pueden ser aproximadamente cuantificadas, pero fue en cualquier caso bastante alta, y el proceso era mas sistemático de lo que hasta ahora ha sido asumido. Hubo más asesinatos debido a la selección de enfermos y débiles que debido a la selección de oponentes políticos. Por otro lado, la mayoría abrumadora de prisioneros de guerra soviéticos en suelo bielorruso fueron asesinados no por fusilamiento, sino por medio de la inanición –en la “custodia” “von Bock) del ejército.

El Número Total de Víctimas y la Envergadura de los Asesinatos Masivos de Prisioneros de Guerra Soviéticos.
Según las estimaciones oficiales, 790.596 prisioneros de guerra soviéticos fueron asesinados en el territorio de esta república. Con respecto a los campos más grandes, las autoridades bielorrusas dieron las siguientes cifras, las cuales como regla son apoyadas por cálculos verificables en base al tamaño de las tumbas colectivas:

Campo; Número de Víctimas
Bobruisk; 40.000 (hasta 20-11-1941: 14.777).
Borissow; 10.052.
Glebokie; 27.000.
Gomel; 100.000.
Grodno; 14-20.000.
Kritshev; 18.000?
Lesnaja, cerca de Baranovichi; 88.407.
Minsk; 109.500.
Mogilev; 40.000.
Molodetshno; 33.000.
Orsha; 14.000.
Polozk; 20.000 (más de 100.000?).
Vitebsk; 120.000.
Volkovysk; 10.000.
Total; al menos 633.000.

En vista de las inseguridades en el caso de Polozk y las muertes en los campos temporalmente existentes, campos secundarios y, principalmente, en las marchas y transportes, el resultado total de la comisión de investigación bielorrusa es así mayormente cubierto por los resultados de las exhumaciones. Principalmente sobre la base de las cifras mínimas de las fuentes dadas anteriormente, las cuales suman 405.000 prisioneros de guerra destruidos. Como las fuentes están bastante incompletas, sin embargo, esto no puede ser tomado como una razón para corregir los datos oficiales bielorrusos. Hasta donde pueden ser reconstruidos, las autoridades bielorrusas en su evaluación de los resultados de excavación llegan a unas cantidades en su mayor parte precisas, raramente demasiado elevadas e incluso en algunos casos demasiado bajas. Un total de 700.000 prisioneros de guerra asesinados por consiguiente apenas debería ser demasiado alto. Así, no menos del 21% de los 3.3 millones de prisioneros de guerra soviéticos que perecieron bajo custodia alemana murieron en suelo bielorruso. Aquí hubo un centro de asesinato en masa. En otras palabras: un tercio de al menos 2.1 millones de prisioneros de guerra del Grupo de Ejércitos Centro murió en la primera provincia de paso –la cual algunos estrategas de la Wehrmacht vieron como la provincia de permanencia-, Bielorrusia.

Los prisioneros de guerra soviéticos fueron el mayor grupo de víctimas de los crímenes alemanes en la Bielorrusia ocupada y de toda la guerra contra la Unión Soviética. Los campos de prisioneros de guerra evolucionaron realmente hacia máquinas de destrucción, instrumentos de un crimen masivo planificado por el estado tan lejos como su función estaba concernida, aunque este genocidio, visto superficialmente, parece “preindustrial”, bárbaro y desmandado. La observación debería ser suficiente de que sobre un período de meses tantos prisioneros murieron en un solo gran campo de tránsito o campo base como los correspondientes a toda la capacidad asesina diaria del Einsatzgruppe B. Las víctimas de este procedimiento, sin embargo, no eran un grupo social estigmatizado por el cual sólo había un limitado grado de solidaridad entre la población, como los judíos, sino una sección transversal de la sociedad soviética, formada por miembros de todas las nacionalidades excepto los alemanes de origen, de ahí en Bielorrusia la superproporción de muchos bielorrusos debido al corto tiempo de alistamiento. Aún más que los judíos, los prisioneros de guerra eran víctimas en público: desde las primeras semanas de la guerra en adelante fueron ejecutados en filas ante los ojos de la población civil. Ninguna otra circunstancia –ni aún la deportación de trabajadores forzados- hizo a la población soviética darse cuenta tan rápida, irrefutable y brutalmente cuál era realmente la actitud de la administración alemana hacia toda la población soviética.

Junto con los habitantes de la cercada ciudad de Leningrado, los prisioneros de guerra fueron el único grupo de población soviética en contra de quien el Plan Hunger, desarrollado a comienzos de 1941, podía ser llevado a cabo, ya que los alemanes efectivamente los podían librar del acceso incontrolado a la comida. Así, raciones que teóricamente eran mayores que las de la población civil soviética en las ciudades llevaron a una masa horrenda de entre los prisioneros a morir lo cual no ocurrió entre los civiles. Lo mismo se aplicó a la obtención de material de fuego. La puesta en marcha del Plan Hunger contra los prisioneros entró en una nueva fase en septiembre de 1941, al mismo tiempo que el genocidio de los judíos en Bielorrusa, cuando nuevas dificultades surgieron en el suministro de la Wehrmacht y en la economía alimenticia alemana. Previamente, vagas ideas de desnutrición fueron reemplazadas por una estrategia concreta de aniquilación por desnutrición. Al mismo tiempo, en cuanto puede ser deducido de las fuentes, el tratamiento de los prisioneros en Bielorrusia también se convirtió en más radical, especialmente la práctica de fusilamientos. La principal responsabilidad de la política de hambre acuciante recae en las autoridades centrales civiles y militares con sede en Berlín y en Prusia Oriental, especialmente Göring, el Ministerio del Reich para la Alimentación, la oficina del Alto Mando del Ejército/Intendente General y el departamento de prisioneros de guerra del Alto Mando de la Wehrmacht. Los comandantes de campo a menudo todavía mostraban el esfuerzo de mejorar la alimentación de los prisioneros, sin ser capaces de obtener bastante comida debido a la prioridad más baja dada a este asunto. El acomodamiento catastrófico en muchos lugares, lo cual era res-ponsabilidad del propio personal del campo, el tratamiento inhumano y los informes completa-mente sin emoción sobre esta masa sin paralelo muriendo, sin embargo, muestran su participación en la muerte de los prisioneros. Éstos no cayeron víctimas de fuerzas anónimas, sino que las responsabilidades pueden ser bien delineadas.
ESPAÑA, MI NATURA.
ITALIA, MI VENTURA.
FLANDES, MI SEPULTURA.

ImagenImagenImagenImagen

Responder

Volver a “Biblioteca”

TEST