Prólogo de la novela que estoy escribiendo
Publicado: Vie Jul 24, 2009 3:56 pm
En primer lugar quería deciros que al final me animé y os traigo un trocito de la novela que estoy escribiendo con tanto entusiasmo y esfuerzo. Está ambientada en la Alemania nazi.
Advierto de nuevo, no soy nada profesional escribiendo, solo una aficcionada.
No tenía ni pajolera idea de NADA sobre la 2º guerra mundial.
Me interesó bastante el tema de los nazis y el antisemitismo, por lo que decidí comenzar a escribir esta historia, ignorando que ya había miles de libros sobre ella.
Encuentro la mia diferente ( tambien es normal).
Por favor, no seais muy duros conmigo...Seguro que encontrareis muchos fallos y quiero que me los digais y me orienteis si es necesario.
La verdad a veces he tenido dudas que nadie me ha podido resolver y me he tenido que guiar por mi intuición.
En 2º lugar, esta obra está protegida por safecreative. Todos los derechos reservados. Prohibido el plagio
Y en 3º lugar, espero que disfruteis este pedazo y me comenteis mucho, yo lo pongo en este foro tan magnífico con toda mi ilusión.
Si el administrador considera que este mensaje no debe ir en esta sección, que lo mueva.
Gracias a todos, comencemos:
La cruz y la estrella
(Porque hubo un tiempo en el que el mundo estuvo al revés:
Llevar una Cruz encima significaba la salvación de tu vida.
Nacer con estrella, era nacer condenado a muerte.)
Prólogo:
La vieja mecedora de madera se movía incesantemente hacia delante y hacia atrás, dentro del oscuro, caótico y polvoriento sótano. Sobre ella se encontraba sentado un anciano, con el rostro surcado por las arrugas, el pelo blanco y la mirada profundamente triste.
La puerta del sótano se entreabrió lentamente dejándose colar algunos rayos de luz que a pesar de deslumbrar al anciano no lo hacían inmutarse.
Ahora la imagen de aquel hombre meciéndose resplandecía entre la oscuridad y el caos.
Una mujer, observándolo desde las escaleras, con una expresión de compasión, dijo:
-Abuelo, deja de encerrarte aquí, ven con nosotros a comer.
El anciano no contestó, ni siquiera la miró, su mirada seguía fija en la nada.
Desde dentro del sótano se escuchaba como un hombre y una mujer no cesaban de discutir fuera, tras la puerta.
-Tu padre está loco Albert.
-No digas eso Brunilda, solo tiene sus cosas de la edad, a veces los ancianos son como crios.
-Pero tu padre está todo el día ahí dentro, hablando solo, riendo solo, llorando solo ¿es eso normal?
Albert decidido abrió la puerta del sótano y entró en él, bajando apresuradamente las escaleras. Él era un tipo ágil y atractivo a pesar de su edad. Llegó hasta la mecedora, poniéndose ante su padre y agachándose ante él, observando su rostro con una mezcla de cariño y compasión.
Brunilda entró en el sótano y bajó unos escalones, colocándose un peldaño mas arriba que su hija y observando todo con atención.
Albert puso sus manos sobre la punta de los posabrazos de la mecedora y mirando los ojos perdidos de su padre,le dijo suavemente:
-Papá ¿Qué te pasa? ¿Qué es lo que te ocurre?
Por fin el anciano parecía volver a la vida, dirigiendo la mirada hacia su hijo, clavando sus ojos en los de este.
- ¿A quien le importa lo que encierra la mente de un viejo loco y decrépito?
- Sabes muy bien que no es así, tu no estás loco.
- Si no está loco -intervino Brunilda- ¿Porqué se gastó todo el dinero que tenía en viajar y viajar? Y cuando no le quedó nada vino y se postró en esa mecedora, de la que no se mueve ¿ es asi como actúa una persona cuerda?
-Querida Brunilda -replicó el anciano sin ni siquiera mirarla- quien no ha amado nunca, vivirá toda la eternidad amargamente cuerdo.
Brunilda encorajinada dijo:
Habla sin sentido alguno.
-A mi me parece que tiene mucha razón en lo que dice - respondió Albert- tienes que amar lo que haces , a tu familia, tu vida...
-¿Acaso el sabrá lo que significa amar? -preguntó Brunilda-
-Se supone que amó a la abuela - intervino Elisabeth, hija de Albert y Brunilda-
De repente los ojos del anciano se humedecieron intensamente y otra vez su mirada volvió a sumergirse en la nada.
-¡Papá!¡Papá! - le gritaba Albert a la vez que se ponía en pie, zarandeándolo con fuerza, pero nada daba resultado. Cansado lo dejó, girándose decidido a salir de allí,se dirigió hacia las escaleras y comenzó a subir apesadumbrado cada peldaño. Su hija y su mujer también se giraron dispuestas a salir de allí...Pero de pronto la voz del anciano sonó en el desordenado sótano-
-Ella - dijo y todos se giraron mirándolo fijamente- lo prometió.
-¿Quien? -preguntó Albert angustiado, por el estado en el cual se encontraba su padre- ¿Que fue lo que prometió? ¿Quien?
El silencio volvió a imponerse en aquel tenebroso sitio.
- Vámonos Albert -le dijo su mujer- No sabe lo que dice, nos va a volver locos a todos.
Cansados, salieron todos del sótano, cerrando de nuevo su puerta.Elisabeth preocupada miró hacia esta y después a su madre.
-Mamá, no seas tan dura con el abuelo. Aparentemente es un hombre fuerte, pero creo que guarda algún secreto que lo hace sufrir y la marca de ese secreto es la cicatriz que tiene en su brazo derecho.
- Ay niña, pero que tonterías dices -respondió su madre con burla- Esa cicatriz es una marca de guerra.
Dentro del sótano, el anciano seguía meciéndose sin cesar. De pronto comenzó a reirse, hasta que paró...y sus mejillas comenzaron a humedecerse de amargas lágrimas.
1º Capítulo: Como empezó todo
50 AÑOS ANTES
Unos pasos alegres y salerosos se escuchaban por toda la calle, ese tintineo al chocar el tacón contra el suelo. De repente esos pies pararon en seco y la dueña de aquellos bonitos tacones sonrió ampliamente, llevándose una mano hacia la frente, ya que la deslumbraba el sol del atardecer, ese sol que iluminaba su rostro moreno, donde resaltaban sus grandes ojos oscuros. Su pelo ondulado era alborotado por una suave brisa que chocaba contra su rostro. Era una muchacha muy delgada y a pesar de llevar tacones no era alta. Era la fiel descripción de la mujer judia.
-Niñas -dijo contenta, dirigiéndose hacia un grupo de chicas que había en la calle. Cuando al fin llegó hacia ellas, tropezó y una de las chicas la sujetó, riéndose-
-Jana -le dijo la chica, que era su hermana- ¿Otra vez cojiste los tacones de Coranit? Sabes que a ella no le gusta que nadie le coja sus cosas, es muy suya.
- Pero a ella no le hacen falta tacones, ella es alta ¿Que tiene de malo que se los coja un rato? ¿ Eh Rajel?
- Deja a mi niña, Rajel -dijo la mejor amiga de Jana, que estaba entre ese grupo de chicas, ella se llamaba Anna y era una bella judia de cabellos oscuros y largos, hasta la cintura. Sus ojos eran marrones, al igual que los de Rajel, que a diferencia de ella tenía el pelo mas ondulado y cortado a media melena. Las dos eran veinteañeras, estaban en los veinte años justos. Jana era mayor que ellas tres años, pero no lo parecía, ya que su hermana y su amiga eran mas sensatas que ella-
Otra de las chicas que se encontraba en ese grupo, Miriam, hermosa judia de cabellos retirados en un gran moño, de frente amplia y ojos chispeantes, miró hacia Jana, diciéndole:
- Se pone los tacones para ver si consigue novio...que con tu edad ya...
La hermana mayor de Jana también se encontraba entre ese grupo, ella se llamaba Shosana. Su nariz era grande, sus ojos verdosos y grandes, su cuerpo armonioso, a pesar de tener dos hijos, uno de ellos cogido en brazos.
- Jana es demasiado infantil -dijo Shosana-
- A Jana lo que le ocurre es que es demasiado soñadora y tiene un mundo rosa en su cabeza - explicó Rajel-
- ¡ No os metais conmigo y mas bien miraos a vosotras! -les replicó molesta- ¡Yo no puedo vivir sin mis sueños! Se que soy mayorcita y que jamás he tenido novio, pero es que mi meta no es casarme y tener hijos...
- Mientes -le dijo Miriam- Toda mujer desea eso, además se que has hecho lo imposible para que los chicos se fijen en ti. Te has puesto maquillajes, ropas demasiado atrevidas y nada...Solo sabes hablar y hablar, tanto, que nigún chico ve misterio en ti. Los primeros dias puedes resultar graciosa pero cuando te conocen terminas aburriéndolos a todos. Además para que mentirte , tus hermanas son todas mas bellas que tu.
Jana a punto de llorar las miró a todas.
- ¡Eso es todo mentira! -gritó Anna-
- Yo tampoco he tenido novio -dijo Raquel-
Jana salió corriendo, tropezando y cayendo contra el suelo con los tacones rotos, llorando por el dolor que le producían las palabras de Miriam.
En otra calle de Alemania, en una pequeña casa, estaban dos hombres sentados frente a frente, separados por una humilde mesita. Los dos bebían alcohol, cada uno en su pequeño vaso.
El mas rubio, el de ojos azules y cara cuadrada, perfecta imagen del hombre alemán, le dijo al otro:
-Hitler...cada vez se hace mas intensa la campaña política de Hitler
¿No crees Gilbert?
- Si, el alemán que es honrado es nacionalsocialista.
-Y... como alemán ¿Que piensas de todo esto? Es cierto que los judios nos están quitando el trabajo a los propios alemanes y en parte es culpa de ellos que estemos hundidos en la miseria.
Los grandes ojos verdes de Gilbert se clavaron en su amigo, para decirle:
- No pienso igual, creo que nosotros mismos tenemos la culpa de estar hundidos en la mierda. Los judios han sabido luchar, ahorrar...y hay mucha envidia Johan. No creo en esos cuentos de superioridad que impone Hitler, a mi por lo menos no me va a lavar el cerebro . Yo creo en la igualdad - se tomó de un trago su vaso-
- Buen, dejemos la política y vayamos al baile a ver si vemos por alli a Caroline y a Emily.
- ¡Bah! No, esas ya me aburren, me he acostado con cada una un par de veces.
- A este paso no vas a dejar títere con cabeza , todos los santos dias gozando entre las sábanas de una mujer distinta.Luego te quejas de que no tienes trabajo, si no dedicas tiempo a buscarlo.
Gilbert rió a carcajadas, con esa sonrisa alegre y bonita que lo caracterizaba. Su rostro era ancho y de rasgos muy masculinos. Sus cabellos eran de color castaño claro, su nariz afilada y sus ojos grandes e intensamente verdes. De complexión fuerte y alto de estatura.
-La vida es para disfrutarla y vivirla al dia, sin problemas ni ataduras. Sin sexo y alcohol no valdría la pena vivir, me suicidaría. -dijo Gilbert-
***
En una campaña política, había miles de manos levantadas, en señal de fidelidad al partido nazi.
Un hombre alto, vestido elegantemente, bien perfumado , altivo y estirado. De ojos verdosos y rostro alargado, con una expresión de frialdad en este, de cabellos castaños y a un solo años de cumplir los treinta años, levantaba su mano con entusiasmo, gritando: ¡Sieg Heil Hitler! -miró hacia su izquierda, donde se encontraba una mujer rubia, de pelo largo, entre ondulado y liso , de ojos claros y bonitos, de tez muy blanca y expresión de dulzura. Ella era alta y delgada. No parecía estar tan entusiasmada-
-Levanta tu mano Bettina -le dijo él-
- Esta bien - dijo mirándolo con admiración. En sus ojos se veían chispitas. Sonriendo levantó su mano y dijo: ¿Asi Frederick?
- Con mas ímpetu, con mas fuerza, para que vean el orgullo que sientes al pertenecer a la raza superior, a la aria.
Bettina sonriendo alzaba su mano con fuerza y Frederick con rostro entusiasta dijo:
" Deutschland über alies" (Alemania sobre todo).
Advierto de nuevo, no soy nada profesional escribiendo, solo una aficcionada.
No tenía ni pajolera idea de NADA sobre la 2º guerra mundial.
Me interesó bastante el tema de los nazis y el antisemitismo, por lo que decidí comenzar a escribir esta historia, ignorando que ya había miles de libros sobre ella.
Encuentro la mia diferente ( tambien es normal).
Por favor, no seais muy duros conmigo...Seguro que encontrareis muchos fallos y quiero que me los digais y me orienteis si es necesario.
La verdad a veces he tenido dudas que nadie me ha podido resolver y me he tenido que guiar por mi intuición.
En 2º lugar, esta obra está protegida por safecreative. Todos los derechos reservados. Prohibido el plagio
Y en 3º lugar, espero que disfruteis este pedazo y me comenteis mucho, yo lo pongo en este foro tan magnífico con toda mi ilusión.
Si el administrador considera que este mensaje no debe ir en esta sección, que lo mueva.
Gracias a todos, comencemos:
La cruz y la estrella
(Porque hubo un tiempo en el que el mundo estuvo al revés:
Llevar una Cruz encima significaba la salvación de tu vida.
Nacer con estrella, era nacer condenado a muerte.)
Prólogo:
La vieja mecedora de madera se movía incesantemente hacia delante y hacia atrás, dentro del oscuro, caótico y polvoriento sótano. Sobre ella se encontraba sentado un anciano, con el rostro surcado por las arrugas, el pelo blanco y la mirada profundamente triste.
La puerta del sótano se entreabrió lentamente dejándose colar algunos rayos de luz que a pesar de deslumbrar al anciano no lo hacían inmutarse.
Ahora la imagen de aquel hombre meciéndose resplandecía entre la oscuridad y el caos.
Una mujer, observándolo desde las escaleras, con una expresión de compasión, dijo:
-Abuelo, deja de encerrarte aquí, ven con nosotros a comer.
El anciano no contestó, ni siquiera la miró, su mirada seguía fija en la nada.
Desde dentro del sótano se escuchaba como un hombre y una mujer no cesaban de discutir fuera, tras la puerta.
-Tu padre está loco Albert.
-No digas eso Brunilda, solo tiene sus cosas de la edad, a veces los ancianos son como crios.
-Pero tu padre está todo el día ahí dentro, hablando solo, riendo solo, llorando solo ¿es eso normal?
Albert decidido abrió la puerta del sótano y entró en él, bajando apresuradamente las escaleras. Él era un tipo ágil y atractivo a pesar de su edad. Llegó hasta la mecedora, poniéndose ante su padre y agachándose ante él, observando su rostro con una mezcla de cariño y compasión.
Brunilda entró en el sótano y bajó unos escalones, colocándose un peldaño mas arriba que su hija y observando todo con atención.
Albert puso sus manos sobre la punta de los posabrazos de la mecedora y mirando los ojos perdidos de su padre,le dijo suavemente:
-Papá ¿Qué te pasa? ¿Qué es lo que te ocurre?
Por fin el anciano parecía volver a la vida, dirigiendo la mirada hacia su hijo, clavando sus ojos en los de este.
- ¿A quien le importa lo que encierra la mente de un viejo loco y decrépito?
- Sabes muy bien que no es así, tu no estás loco.
- Si no está loco -intervino Brunilda- ¿Porqué se gastó todo el dinero que tenía en viajar y viajar? Y cuando no le quedó nada vino y se postró en esa mecedora, de la que no se mueve ¿ es asi como actúa una persona cuerda?
-Querida Brunilda -replicó el anciano sin ni siquiera mirarla- quien no ha amado nunca, vivirá toda la eternidad amargamente cuerdo.
Brunilda encorajinada dijo:
Habla sin sentido alguno.
-A mi me parece que tiene mucha razón en lo que dice - respondió Albert- tienes que amar lo que haces , a tu familia, tu vida...
-¿Acaso el sabrá lo que significa amar? -preguntó Brunilda-
-Se supone que amó a la abuela - intervino Elisabeth, hija de Albert y Brunilda-
De repente los ojos del anciano se humedecieron intensamente y otra vez su mirada volvió a sumergirse en la nada.
-¡Papá!¡Papá! - le gritaba Albert a la vez que se ponía en pie, zarandeándolo con fuerza, pero nada daba resultado. Cansado lo dejó, girándose decidido a salir de allí,se dirigió hacia las escaleras y comenzó a subir apesadumbrado cada peldaño. Su hija y su mujer también se giraron dispuestas a salir de allí...Pero de pronto la voz del anciano sonó en el desordenado sótano-
-Ella - dijo y todos se giraron mirándolo fijamente- lo prometió.
-¿Quien? -preguntó Albert angustiado, por el estado en el cual se encontraba su padre- ¿Que fue lo que prometió? ¿Quien?
El silencio volvió a imponerse en aquel tenebroso sitio.
- Vámonos Albert -le dijo su mujer- No sabe lo que dice, nos va a volver locos a todos.
Cansados, salieron todos del sótano, cerrando de nuevo su puerta.Elisabeth preocupada miró hacia esta y después a su madre.
-Mamá, no seas tan dura con el abuelo. Aparentemente es un hombre fuerte, pero creo que guarda algún secreto que lo hace sufrir y la marca de ese secreto es la cicatriz que tiene en su brazo derecho.
- Ay niña, pero que tonterías dices -respondió su madre con burla- Esa cicatriz es una marca de guerra.
Dentro del sótano, el anciano seguía meciéndose sin cesar. De pronto comenzó a reirse, hasta que paró...y sus mejillas comenzaron a humedecerse de amargas lágrimas.
1º Capítulo: Como empezó todo
50 AÑOS ANTES
Unos pasos alegres y salerosos se escuchaban por toda la calle, ese tintineo al chocar el tacón contra el suelo. De repente esos pies pararon en seco y la dueña de aquellos bonitos tacones sonrió ampliamente, llevándose una mano hacia la frente, ya que la deslumbraba el sol del atardecer, ese sol que iluminaba su rostro moreno, donde resaltaban sus grandes ojos oscuros. Su pelo ondulado era alborotado por una suave brisa que chocaba contra su rostro. Era una muchacha muy delgada y a pesar de llevar tacones no era alta. Era la fiel descripción de la mujer judia.
-Niñas -dijo contenta, dirigiéndose hacia un grupo de chicas que había en la calle. Cuando al fin llegó hacia ellas, tropezó y una de las chicas la sujetó, riéndose-
-Jana -le dijo la chica, que era su hermana- ¿Otra vez cojiste los tacones de Coranit? Sabes que a ella no le gusta que nadie le coja sus cosas, es muy suya.
- Pero a ella no le hacen falta tacones, ella es alta ¿Que tiene de malo que se los coja un rato? ¿ Eh Rajel?
- Deja a mi niña, Rajel -dijo la mejor amiga de Jana, que estaba entre ese grupo de chicas, ella se llamaba Anna y era una bella judia de cabellos oscuros y largos, hasta la cintura. Sus ojos eran marrones, al igual que los de Rajel, que a diferencia de ella tenía el pelo mas ondulado y cortado a media melena. Las dos eran veinteañeras, estaban en los veinte años justos. Jana era mayor que ellas tres años, pero no lo parecía, ya que su hermana y su amiga eran mas sensatas que ella-
Otra de las chicas que se encontraba en ese grupo, Miriam, hermosa judia de cabellos retirados en un gran moño, de frente amplia y ojos chispeantes, miró hacia Jana, diciéndole:
- Se pone los tacones para ver si consigue novio...que con tu edad ya...
La hermana mayor de Jana también se encontraba entre ese grupo, ella se llamaba Shosana. Su nariz era grande, sus ojos verdosos y grandes, su cuerpo armonioso, a pesar de tener dos hijos, uno de ellos cogido en brazos.
- Jana es demasiado infantil -dijo Shosana-
- A Jana lo que le ocurre es que es demasiado soñadora y tiene un mundo rosa en su cabeza - explicó Rajel-
- ¡ No os metais conmigo y mas bien miraos a vosotras! -les replicó molesta- ¡Yo no puedo vivir sin mis sueños! Se que soy mayorcita y que jamás he tenido novio, pero es que mi meta no es casarme y tener hijos...
- Mientes -le dijo Miriam- Toda mujer desea eso, además se que has hecho lo imposible para que los chicos se fijen en ti. Te has puesto maquillajes, ropas demasiado atrevidas y nada...Solo sabes hablar y hablar, tanto, que nigún chico ve misterio en ti. Los primeros dias puedes resultar graciosa pero cuando te conocen terminas aburriéndolos a todos. Además para que mentirte , tus hermanas son todas mas bellas que tu.
Jana a punto de llorar las miró a todas.
- ¡Eso es todo mentira! -gritó Anna-
- Yo tampoco he tenido novio -dijo Raquel-
Jana salió corriendo, tropezando y cayendo contra el suelo con los tacones rotos, llorando por el dolor que le producían las palabras de Miriam.
En otra calle de Alemania, en una pequeña casa, estaban dos hombres sentados frente a frente, separados por una humilde mesita. Los dos bebían alcohol, cada uno en su pequeño vaso.
El mas rubio, el de ojos azules y cara cuadrada, perfecta imagen del hombre alemán, le dijo al otro:
-Hitler...cada vez se hace mas intensa la campaña política de Hitler
¿No crees Gilbert?
- Si, el alemán que es honrado es nacionalsocialista.
-Y... como alemán ¿Que piensas de todo esto? Es cierto que los judios nos están quitando el trabajo a los propios alemanes y en parte es culpa de ellos que estemos hundidos en la miseria.
Los grandes ojos verdes de Gilbert se clavaron en su amigo, para decirle:
- No pienso igual, creo que nosotros mismos tenemos la culpa de estar hundidos en la mierda. Los judios han sabido luchar, ahorrar...y hay mucha envidia Johan. No creo en esos cuentos de superioridad que impone Hitler, a mi por lo menos no me va a lavar el cerebro . Yo creo en la igualdad - se tomó de un trago su vaso-
- Buen, dejemos la política y vayamos al baile a ver si vemos por alli a Caroline y a Emily.
- ¡Bah! No, esas ya me aburren, me he acostado con cada una un par de veces.
- A este paso no vas a dejar títere con cabeza , todos los santos dias gozando entre las sábanas de una mujer distinta.Luego te quejas de que no tienes trabajo, si no dedicas tiempo a buscarlo.
Gilbert rió a carcajadas, con esa sonrisa alegre y bonita que lo caracterizaba. Su rostro era ancho y de rasgos muy masculinos. Sus cabellos eran de color castaño claro, su nariz afilada y sus ojos grandes e intensamente verdes. De complexión fuerte y alto de estatura.
-La vida es para disfrutarla y vivirla al dia, sin problemas ni ataduras. Sin sexo y alcohol no valdría la pena vivir, me suicidaría. -dijo Gilbert-
***
En una campaña política, había miles de manos levantadas, en señal de fidelidad al partido nazi.
Un hombre alto, vestido elegantemente, bien perfumado , altivo y estirado. De ojos verdosos y rostro alargado, con una expresión de frialdad en este, de cabellos castaños y a un solo años de cumplir los treinta años, levantaba su mano con entusiasmo, gritando: ¡Sieg Heil Hitler! -miró hacia su izquierda, donde se encontraba una mujer rubia, de pelo largo, entre ondulado y liso , de ojos claros y bonitos, de tez muy blanca y expresión de dulzura. Ella era alta y delgada. No parecía estar tan entusiasmada-
-Levanta tu mano Bettina -le dijo él-
- Esta bien - dijo mirándolo con admiración. En sus ojos se veían chispitas. Sonriendo levantó su mano y dijo: ¿Asi Frederick?
- Con mas ímpetu, con mas fuerza, para que vean el orgullo que sientes al pertenecer a la raza superior, a la aria.
Bettina sonriendo alzaba su mano con fuerza y Frederick con rostro entusiasta dijo:
" Deutschland über alies" (Alemania sobre todo).