La muerte de Hitler: cuestiones

Cuestiones generales relativas a la Segunda Guerra Mundial

Moderador: Francis Currey

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Jue Dic 17, 2020 8:20 pm

¡Hola a todos!
fermat escribió: Así que, a lo mejor si que sobraban todos los comentarios anteriores. Los tuyos y los míos.
Básicamente, el debate que hemos sostenido tú y yo gira en torno a una cuestión. Yo digo y mantengo que Bormann, Goebbels y Krebs (por citar a los tres top allí) tenían tiempo más que de sobra para hacer unas fotografías y para que un médico pudiera redactar un certificado de defunción. Estas dos cosas no llevarían más tiempo que unos minutos (las fotos) y una hora (el certificado). Tú argumentas que tenían muchas otras cosas que hacer y en las que pensar, cosa que yo no discuto pero que no veo incompatible con lo que sostengo. No veo cómo todos esos preparativos, circunstancias, etc., podían impedir dedicar apenas una hora a lo que digo. Esto dejando a un margen, pues ya lo hemos expuesto, las razones que pudieron tener para hacer unas cosas y no hacer otras, dadas las circunstancias del momento.

Que las fotografías y el documento médico podían ser puestas en duda como otras muchas declaraciones y documentos? Sí. Pero estarás conmigo en que su existencia sería más importante que su inexistencia.

Otros puntos del debate son desvíos de esta cuestión central (no por su importancia, sino porque fue la base desde la que comenzó nuestro debate). Y la cuestión de las fotografías y el certificado de defunción son producto de un simple reflexión mía (una minucia de todo lo que he escrito -información y opinión), que al parecer se ha convertido en el único punto de interés de este hilo, a tenor de las intervenciones sucesivas. Pero bueno, eso ya no depende de mí.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Jue Dic 17, 2020 8:45 pm

Kleinfeld escribió: ...entonces,que yo me aclare, ¿lo damos por muerto o sigue de parranda?.
Cuando decidí abrir un hilo para tratar cuestiones sobre la muerte de Hitler tuve que documentarme previamente, no sólo volver a leer libros que hacía mucho tiempo que no leía, sino también libros que se han publicado en años recientes y que no había leído. Tuve que hacer un trabajo de documentación y actualización de la historiografía al respecto. E incluso tuve que leer algún libro reciente de autores -serios y no serios- que han puesto en duda que Hitler muriera el 30 de abril de 1945. Por supuesto, hice todo esto voluntariamente -como lo hago con todo lo que escribí y escribo en este foro- porque me pareció un tema de interés.

Lo mínimo que pido a quienes deseen intervenir en él es un poco de seriedad y respeto. Opinar es fácil, incluso para soltar guasas como la de la cita de arriba. Y no cuesta trabajo alguno. Más complicado es conocer de lo que se habla y opinar, con mayor o menor acierto, pero con argumentos fundados.

Este foro tiene más de 15 años y cuesta dinero, trabajo y dedicación mantenerlo bajo los mismos parámetros de seriedad y rigor que lo han caracterizado. A cambio, no creo que sea pedir demasiado que se guarde un poco de seriedad y respeto.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Kleinfeld
Miembro
Miembro
Mensajes: 52
Registrado: Sab Oct 07, 2017 6:34 pm
Ubicación: Leipzig

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por Kleinfeld » Jue Dic 17, 2020 9:02 pm

Hola José Luis, ya que citas mi comentario me veo en la obligación de contestarte. Entiendo que pueda no haberte gustado, mi intención no era molestarte ni a ti ni a nadie. Simplemente me ha venido a la cabeza el estribillo de la canción y me ha parecido que veía como anillo al dedo.

Internet tiene el gran problema de que no se puede interpretar el tono de los interlocutores, y lo que se puede citar de buen humor se puede interpretar como una ofensa, al no existir contacto visual o auditivo.

El tema ha empezado, en mi opinión, a parecer una disputa personal entre tus opiniones y las de fermat, y me ha parecido oportuno darle un pequeño toque de atención, eso sí con humor, que parece ha tenido el efecto contrario.
Guasa y broma, sí, tienes razón, a mi no me parece por el contrario irrespetuoso, no le faltaria el respeto a nadie por expresarse, no obstante, tomo nota, no volverá a suceder.

Gracias por tu/vuestro esfuerzo y dedicación a este rincón donde nos damos cita.

Un abrazo.

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Jue Dic 17, 2020 9:51 pm

Kleinfeld escribió: El tema ha empezado, en mi opinión, a parecer una disputa personal entre tus opiniones y las de fermat...
Ya. Pero es cosa vieja en el foro el que fermat y yo tengamos este tipo de debates. Sin embargo, ahora mismo no recuerdo ninguno de ellos en que ni él ni yo nos hubiéramos salido de tono. Creo que siempre hemos observado un respeto mutuo más allá de las asperezas y discrepancias sostenidas. Suelen ser debates duros e incluso tensos, pero no pasan de ahí. Probablemente si llevaras más tiempo en el foro ya lo habrías observado.

Por lo demás, acepto tus justificaciones y estaré encantado de leerte y debatir contigo si la ocasión lo requiere y en los mismos términos ya expresados.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Jue Dic 17, 2020 10:02 pm

¡Hola a todos!

Hay muchas cuestiones relacionadas con la muerte de Hitler el 30 de abril de 1945 que permanecen sin resolver satisfactoriamente a día de hoy. Algunas de ellas ya las hemos mencionado en este hilo. Por ejemplo, la cuestión sobre la hipótesis de su suicidio con veneno (cianuro), salida de la “autopsia” realizada por el equipo de investigación del SMERSH el 8 de mayo de 1945 y que sólo fue dada a conocer al público de Occidente en 1968 en el libro citado de Lez Bezymenski (aunque Stalin y sus acólitos la propagaron políticamente ya en 1945), no ha habido consenso entre los historiadores y científicos que han tratado el tema con cierta profundidad. Hay quienes la apoyan, quienes la rechazan y quienes la ponen en cuarentena. Si hacemos caso de la “autopsia” del 8 de mayo de 1945 (que manifestó el hallazgo de restos cristalinos de ampolla y manchas azuladas entre la cavidad bucal supuestamente de Hitler, al igual que en los restos examinados de los Goebbels), entonces habría que dar por buena su conclusión de suicidio por veneno. Pero hay otras cuestiones relacionadas con esa “autopsia” que ponen en duda, o simplemente rechazan, su conclusión. El propio Charlier, cuando estudió este asunto de las manchas azuladas, no pudo llegar a una conclusión definitiva, pues hay otras causas posibles para explicar la existencia de esas manchas no debidas necesariamente al ácido prúsico (cianuro). En el juicio citado de Berchtesgarden por la cuestión del óleo de Vermeer, los expertos concluyeron rechazando la hipótesis del cianuro. Hay, incluso, quienes creen o defienden que Hitler se pudo suicidar de un tiro y con veneno simultáneamente.

Otra cuestión, quizá la más interesante por la trascendencia que tuvo entonces, fue el anuncio de 2009 del análisis del Dr. Bellantoni -sobre un supuesto fragmento de la pieza craneal en poder de los rusos supuestamente perteneciente a Hitler- de que esa pieza de cráneo no era de un varón, sino de una mujer de 40 años de edad o por debajo. Esta noticia causó sensación y propició la publicación de algunos libros cuyos autores pusieron en duda, o simplemente rechazaron, toda la historia que se ha contado en torno a la muerte de Hitler. Quizás el que más éxito ha cosechado entre el público sea el escrito por Simon Dunstan y Gerrard Williams, Grey Wolf: The Escape of Adolf Hitler. The Case Presented (2011), que vino acompañado de un programa de televisión y un DVD con el mismo título en 2012, obteniendo un éxito similar. Richard J. Evans, en su libro citado, hace un buen análisis y crítica del libro y el programa. Es uno de los pocos libros que he leído de esta clase de autores, y no me extraña su éxito entre los ávidos de las teorías de la conspiración.

Más sofisticado y escrito por un doctorado es el libro de Jerome R. Corsi, Ph.D., Hunting Hitler. New Scientific Evidence that Hitler Escaped Nazi Germany (2014). Es otro libro que tuve que leer, no sin un rechazo inicial, y del que nuevamente no me extraña su éxito (aunque no comparado con el Grey Wolf).

Lo que saqué en conclusión leyendo estos dos libros es que no se pueden denigrar sin más, como suelen hacer algunos académicos y no pocos historiadores aficionados, entre los que me incluía. Sólo desde un buen conocimiento de la materia se pueden desmontar todos los argumentos y “pruebas” presentadas en esos libros por sus autores. Pero ese no es el punto, en mi opinión. Lo central es que la gran mayoría de sus lectores, los que ya lo leyeron y los potenciales, pueden aceptar perfectamente esas teorías y argumentos porque, normalmente, no han leído previamente otros trabajos y las pruebas y argumentos que hacen irrefutable la afirmación de que Hitler murió el 30 de abril de 1945, y que cualquier historia sobre su escape, por muy bien hilvanada que esté, es falsa. Lamentablemente, esos trabajos serios y rigurosos no tienen gancho publicitario ni tanta difusión mediática (y beneficios monetarios). Pero sería un gran error menospreciar libros como Gey Wolf y Hunting Hitler. Si a ello añadimos toda la amalgama de este tipo de historias que reinan por doquier en las redes sociales y páginas web, es fácil comprender lo complicado que es hacer descreer de esos mitos. Por ello consideré que, modestamente, era interesante abrir un hilo para intentar aclarar en la medida de lo posible este tipo de cuestiones. Al fin y al cabo, autores como los de Grey Wolf y Hunting Hitler están perfectamente legitimados y les sobran razones para escribir este tipo de historias precisamente por las grandes incógnitas existentes y las discrepancias y debates que se han producido entre los historiadores desde 1945 hasta hoy.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
fermat
Miembro
Miembro
Mensajes: 287
Registrado: Dom Oct 19, 2008 9:26 pm

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por fermat » Vie Dic 18, 2020 6:22 pm

José Luis escribió:
Jue Dic 17, 2020 8:20 pm
Tú argumentas que tenían muchas otras cosas que hacer y en las que pensar, cosa que yo no discuto pero que no veo incompatible con lo que sostengo.
No es exactamente eso lo que dije, o quise decir. Lo que quise decir es que el hecho de documentar rigurosamente la muerte del Hitler, asunto que a su juicio seguramente no revestía ninguna duda; no era para ellos nada prioritario, ni siquiera importante. Por ese motivo, una vez más es mi opinión, pasaron el tiempo de que dispusieron ocupados en otros menesteres que les interesaban más; como pudiera ser preparar su huida. Es decir, en mi opinión, fue más una falta de interés que una falta de tiempo.
Si el caso hubiera sido otro; por ejemplo, si hubiese habido una orden del Führer ordenando que su cadáver fuese fotografiado y que se estableciese fehacientemente su fallecimiento antes de proceder con la cremación; entonces estoy seguro que se hubiesen hecho esas fotos, y un médico habría certificado su muerte tras haber reconocido el cadáver.
José Luis escribió:
Jue Dic 17, 2020 8:20 pm
Que las fotografías y el documento médico podían ser puestas en duda como otras muchas declaraciones y documentos? Sí. Pero estarás conmigo en que su existencia sería más importante que su inexistencia.
Eso sin duda, hubiera sido muchísimo mejor. Pero eso no significa que; en su ausencia, y teniendo en cuenta el resto de pruebas, no se pueda llegar a las conclusiones correctas.
Kleinfeld escribió:
Jue Dic 17, 2020 9:02 pm
El tema ha empezado, en mi opinión, a parecer una disputa personal entre tus opiniones y las de fermat
Nada más lejos de la realidad, al menos por mi parte; y creo que en esto también puedo hablar por José Luis. Yo no intervengo en este foro ni para llevar la razón a toda costa, ni para pelearme con nadie; lo hago solo para contratar mis opiniones con las de otros y de paso aprender algo. Creo que se puede debatir vehementemente, y yo reconozco que muchas veces lo hago, sin por ello perder el respeto a la persona con la que se debate. Para mi nunca hay nada personal en los debates que mantengo, y nunca lo habrá. No creo que algo así tenga cabida en este foro.
José Luis escribió:
Jue Dic 17, 2020 10:02 pm
... algunos libros cuyos autores pusieron en duda, o simplemente rechazaron, toda la historia que se ha contado en torno a la muerte de Hitler. Quizás el que más éxito ha cosechado entre el público sea el escrito por Simon Dunstan y Gerrard Williams, Grey Wolf: The Escape of Adolf Hitler. The Case Presented (2011),
José Luis escribió:
Jue Dic 17, 2020 10:02 pm
... el libro de Jerome R. Corsi, Ph.D., Hunting Hitler. New Scientific Evidence that Hitler Escaped Nazi Germany (2014).
Pues intentaré hacerme con ellos para tener otro punto de vista.

Saludos.
Nunca se hace el mal tan plena y alegremente como cuando se hace por motivos de conciencia (B. Pascal)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Sab Dic 19, 2020 2:42 am

¡Hola a todos!
fermat escribió: Pues intentaré hacerme con ellos para tener otro punto de vista.
No sé si sus lecturas te servirán para tener otro punto de vista (lo dudo) sobre los hechos principales en torno a la muerte de Hitler, pero sin duda creo que te serán muy útiles para comprender los motivos por los que muchos lectores quedan cautivos (y no me refiero sólo a los ya proclives a dar por buena cualquier teoría de la conspiración) de estas historias, así como las sutilizas de sus autores para presentar teorías como hechos o pruebas, y un sin fin de argucias más. O eres un experto en el tema de la muerte de Hitler y estás al tanto de todo lo que se publica al respecto, o tendrás dificultades para desenredar la madeja y descubrir las trampas. Voy a poner unos cuantos ejemplos.

En la nota de la editorial a Grey Wolf, el editor dice que cuando le presentaron la idea del libro, su reacción inicial fue desecharlo como una teoría más de la conspiración. Todo el mundo sabía, dice, que “Hitler y Eva Braun se suicidaron en el búnker para escapar de la humillación y la ejecución cierta que les esperaba”. Pero dos cosas le hicieron aceptar finalmente la idea: por una parte, la reputación de los autores, y de la otra, “el reciente descubrimiento independiente de que los restos recuperados en el búnker no eran los de Hitler o Eva Braun”.

A esto vuelven los autores en el prólogo cuando establecen: “El famoso fragmento del 'Cráneo de Hitler' mantenido en Moscú durante décadas ha sido finalmente analizado por ADN. Es el de una mujer menor de cuarenta años de edad y no es Eva Braun”.

Bien, este libro fue publicado en 2011, dos años después de que se anunciasen en la TV y la prensa las conclusiones del análisis del Dr. Bellantoni. En su momento, yo no hice mucho caso de esta noticia porque en el fondo no demostraba nada en contra de la muerte de Hitler. Incluso dando por bueno el susodicho análisis, lo único que demostraría era que ese fragmento craneal no era de Hitler, pero no demostraba que Hitler no hubiera muerto en el búnker el 30-4-1945.Y esto fue lo que comenté, si no recuerdo mal, en un hilo del foro donde se habló de esa noticia. Por otra parte, tampoco encontré ningún artículo del propio Bellantoni en alguna revista científica. No le presté más atención al asunto.

Pero cuando leí este año el libro de Brisard y Parshina comprendí que todo el asunto Bellantoni era realmente oscuro y que sus conclusiones fueron contestadas por otros científicos. Voy a intentar resumir esta historia.

El Dr. Bellantoni, un profesor de arqueología en la Universidad de Connecticut, afirmó que había tomado una muestra del cráneo, supuestamente de Hitler, que los rusos mantienen en el Archivo Estatal de la Federación Rusa (GARF), y que dicha muestra fue analizada en el laboratorio de genética de su universidad. El resultado del análisis fue emitido en un documental de TV por History Channel, en el que Bellantoni dijo que “el hueso parecía ser muy delgado”, que “el hueso del hombre tiende a ser más robusto, y las suturas donde se juntan las placas del cráneo parecen corresponder a alguien menor de cuarenta años”. Basando su análisis en una prueba de ADN, también afirmó que el cráneo conservado en Moscú era el de una mujer.

La primicia que dio Bellantoni en History Channel (HC en adelante) se repitió inmediatamente en toda la prensa mundial, y su resumen venía a decir que los rusos habían estado mintiendo durante años. Como era de esperar, en Moscú no sentó nada bien esta noticia, y el director del GARF afirmó que jamás había visto al arqueólogo americano en sus archivos. Añadió que tampoco había autorizado ninguna toma de una muestra del fragmento de cráneo que allí se custodia en el expediente de Hitler. La polémica estaba servida, con Bellantoni asegurando que todo su trabajo era legal, y los rusos desmintiéndolo.

En 2010 en el canal NTV de la TV nacional rusa, Bellantoni aseguró que su trabajo había sido completamente legal: “We received official authorisation from the Russian Archives, with whom we signed a contract to carry out our work.” Cuando el presentador del programa le preguntó sobre el análisis que había realizado sobre el cráneo, Bellantoni respondió que no, que ellos no habían hecho eso: “You know, there are a lot of difficulties involved in working on burnt remains. For geneticists, exploring this subject is a real nightmare. It’s extremely difficult to extract markers from this matter that capture the sex of the subject. But we can conclude that the skull in your collection belonged to a woman. Perhaps it was Eva Braun, but we can’t be sure.” (Aquí ya podemos observar cómo el editor y los dos autores de Grey Wolf manipularon las conclusiones de Bellantoni sobre Eva Braun, pues el arqueólogo dijo que el cráneo quizás era de Eva Braun, pero que no podían estar seguros, mientras que los tres anteriores afirmaron que el cráneo no era de Braun).

Cuando una invitada al programa le preguntó cómo había conseguido las muestras (acusándolo de ladrón), Bellantoni respondió que “él sólo era un científico que había sido invitado a examinar este cráneo”. Cuando la invitada le volvió a preguntar que contara quién le dio esas muestras, si el personal del GARF o los representantes de HC, Bellantoni contestó que habían sido autorizados a examinar y tomar esas muestras, que era parte del contrato, y que debía subrayar de nuevo que estaba trabajando en el proyecto como científico. Que si querían más detalles que le preguntaran a los productores de HC. Y esto fue lo que hicieron Brisard y Pershina siete años más tarde.

Cando Brisard y Parshina visitaron el GARF con la nueva directora que había sustituido hacía muy poco tiempo al antiguo director, fueron obligados a escribir sus nombres en el libro de registros del GARF. La directora les comentó que cualquier periodista o investigador que quisiera examinar los restos que allí se mantenían de Hitler tenía que escribir su nombre en ese libro. Brisard y Parshina observaron que el libro no contenía mas de diez nombres en los últimos 20 años, y que ninguno de ellos pertenecía a Bellantoni. Cuando le preguntaron por este asunto vía email, Bellantoni respondió que “all procedures for my work in the Russian archives were managed by the producers of the History Channel. So it is no surprise that my name does not appear on this list. It must have been recorded under the name of the History Channel or the producers.” Es decir, “Todos los trámites de mi trabajo en los archivos rusos fueron gestionados por los productores del History Channel. Por tanto, no es de extrañar que mi nombre no aparezca en esta lista. Debe haber sido registrado bajo el nombre de History Channel o de los productores”. Esto fue desmentido por la directora del GARF, quien escribió a Brisard y Parshina: “I wish to inform you that GARF did not sign any agreements with any television channel, Mr. Bellantoni or anyone else to carry out a DNA examination based on the fragment of Hitler’s skull.” Esto es: “Deseo informarles que GARF no firmó ningún acuerdo con ningún canal de televisión, Mr. Bellantoni ni nadie más para realizar un examen de ADN basado en el fragmento del cráneo de Hitler”.

Bien, Brisard y Parshina le pidieron a Bellantoni que les explicara cómo se las había arreglado para hacerse con esos fragmentos de cráneo. Bellantoni les respondió rápidamente diciendo: “Our team was authorised to take some small pieces of burnt bone that had become detached from the skull. We didn’t damage or take samples from the skull itself […] I didn’t take those pieces to the United States. They were sent to us by the producers when we came back to the university to carry out the analyses. I imagine that these pieces were given to us by officials. You can check that with the History Channel.” Vale la pena traducirlo: “Nuestro equipo fue autorizado a tomar unas pequeñas piezas de hueso quemado que se habían desprendido del cráneo. No dañamos ni tomamos muestras del propio cráneo […] No llevé esas piezas a los Estados Unidos. Nos las enviaron los productores cuando regresamos a la universidad para realizar los análisis. Imagino que estas piezas nos las dieron los funcionarios. Pueden comprobar esto con HC”.

Y eso hicieron Brisard y Parshina, poniéndose en contacto con Joanna Forscher, la productora del documental de Bellantoni. Su respuesta fue: “I have often been asked that question, and unfortunately I cannot reveal any details about how we had this access to the skull.” Es decir: “Me han hecho esa pregunta a menudo, y lamentablemente no puedo revelar ningún detalle sobre cómo tuvimos acceso al cráneo”. Concluyó su respuesta con esta frase: “The circumstances of our access can no longer be reproduced in any way.” Esto es, “Las circunstancias de nuestro acceso ya no se pueden reproducir de ninguna manera”.

Bien, después de exponer este resumen de los datos aportados por Brisard y Parshina sobre el asunto Bellantoni&HC, parece evidente que la impactante noticia de 2009 hace agua por todos lados. En primer lugar, el científico es incapaz de explicar cómo se consiguió esa supuesta muestra del fragmento del cráneo supuestamente de Hitler en poder del GARF. Afirma que eso fue cosa de los productores de HC. Su análisis de ADN carece de todo rigor científico, pues no se puede trazar el proceso de la toma de la muestra desde el GARF en Rusia al laboratorio de la universidad estadounidense, y por tanto no hay certeza de su autenticidad, y caso de que lo fuera, no se puede garantizar que no fuera contaminada en el proceso. La directora del GARF afirma por escrito que no hubo ningún contrato con ningún canal televisivo, con Bellantoni o con cualquier otra persona o institución para realizar un examen de ADN basado en el fragmento del cráneo de Hitler. Y ni HC ni Bellantoni pueden desmentir esa afirmación presentando el contrato. Así las cosas, cómo se puede garantizar que la muestra analizada por el laboratorio de genética de la universidad de Bellantoni era realmente del fragmento del cráneo de Hitler (supuestamente) en poder del GARF? Parece ser que no hay forma de demostrarlo. Todas estas irregularidades me imagino que son la razón fundamental por la cual Bellantoni fue incapaz de publicar sus hallazgos en una revista científica. Ninguna revista académica aceptaría una publicación así con semejantes lagunas.

Ahora bien, lo que cabe reseñar aquí en relación con lo que escribí al principio de esta intervención, es que las particularidades que acabo de exponer en torno a todo el asunto Bellantoni&HC jamás recibieron, que yo sepa, la cobertura mediática en Estados Unidos y Europa. Sólo diez años después, con la publicación del libro de Brisard y Parshina, en lo que yo conozco, se hicieron públicas estas particularidades. ¿Pero cuántos lectores ha tenido hasta el momento el libro de Brisard y Parshina? Seguramente una minucia en comparación con los millones de personas que vieron el documental de HC y leyeron las noticias de la prensa mundial en 2009. Y es aquí, en base a esta avalancha mediática de un más que dudoso análisis de ADN, de donde partieron el editor y los autores de Grey Wolf (y el autor de Hunting Hitler) para montar su historia, cuando ya había millones de potenciales lectores previamente “preparados” por los medios de comunicación para dar una exitosa acogida a la publicación del libro, que viene a contar el cuento de que Hitler escapó a la Argentina. En otras palabras, el éxito del libro ya estaba garantizado antes de su publicación, y por eso mismo fue publicado. Y los resultados hasta el día de hoy lo han confirmado. Y lo mismo con el DVD. Sin embargo, se parte de una premisa (una afirmación en realidad) muy cuestionable que muy pocos lectores (aventuro) serán capaces e cuestionar con fundamento, pues muchos de ellos desconocen todas esas particularidades y otros más son de antemano devotos de las teorías de la conspiración.

Me he extendido bastante en este ejemplo y ya es un poco tarde, por lo que dejo la refutación científica de Charlier para otra ocasión. Y si me animo, pondré otras sutilizas de estos autores que siguen el mismo patrón.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Sab Dic 19, 2020 11:21 pm

¡Hola a todos!

Visto el oscuro proceso del origen y manejo de la muestra finalmente analizada por Bellantoni, es hora de pasar a considerar sus conclusiones del examen visual del fragmento del cráneo y del análisis de la muestra.

Philippe Charlier (1977) es un reputado científico francés experto en medicina legal, anatomía patológica, arqueoantropología y paleontología (véase su entrada en la wiki https://fr.wikipedia.org/wiki/Philippe_Charlier ).

En marzo (29 y 30) de 2017 viajó a Moscú convocado por Brisard y Parshina, previo consentimiento de las autoridades rusas del GARF (donde está el fragmento del cráneo supuestamente de Hitler) y del TsA FSB (donde están las piezas dentales de Hitler), para examinar los restos de Hitler.

Bien, al examinar la pieza craneal del GARF comentó: "La primera cosa importante que necesitas saber es que es imposible determinar el sexo de este cráneo sólo con un análisis visual". "¿Pertenece a un hombre o a una mujer? Nadie puede decirlo con certeza. En el mejor de los casos, me parece arriesgado hacer un diagnóstico sobre tan diminutos fragmentos de hueso. Sólo tenemos a nuestra disposición la parte posterior izquierda del cráneo. Esa parte nunca da una pista sobre su sexo. Soy categórico al respecto".

Esta rotunda declaración parece echar por tierra la conclusión de Bellantoni en 2009. El arqueólogo estadounidense afirmó entonces que la estructura de los huesos -demasiado fina, demasiado frágil- no se correspondía con la de un varón adulto. Charlier lo cuestiona y no tiene dudas al respecto: "En un esqueleto, el diagnóstico del sexo se realiza sólo en la pelvis. Es impensable con un cráneo, una mandíbula o un fémur. Y necesitarías tener el cráneo completo. Lo que no es realmente el caso aquí".

En cuanto a la edad, Bellantoni llegó a la conclusión de que el cráneo era de alguien de entre veinte y cuarenta años de edad. Pero Hitler tenía 56. Bellantoni llegó a su conclusión en base al grado de cierre de las suturas a nivel del cráneo. En muchas entrevistas el arqueólogo estadounidense confirmó su razonamiento, basado en las suturas que mantienen unidas las placas del cráneo. En un vídeo de la Universidad de Connecticut dijo: "Normalmente, a medida que envejeces se cierran...y éstas se abren de par en par", por lo cual concluyó que el cráneo era el de un individuo de 20-40 años de edad. Philippe Charlier tuvo la oportunidad de estudiar muy de cerca las suturas en cuestión, y manifestó: "No me arriesgaría a darle una edad a un hueso como éste basándome sólo en el espacio en las suturas. Varían mucho entre un individuo y otro. Es posible que mis suturas estén completamente cerradas como las de una persona mayor, mientras que las de mi abuela estaban abiertas cuando murió. Insisto, no se puede dar la edad de este cráneo basándose en las suturas. Particularmente cuando solo tienes un tercio de todo el cráneo. No se sostiene".

Una cuestión más sobre los hallazgos de Charlier, si bien no ya relacionados con Bellantoni&HC y Grey Wolf, tiene que ver sobre la herida de bala que presenta la pieza del cráneo del GARF, y sobre la cual podríamos profundizar en otra ocasión (en relación con las declaraciones de los testigos presenciales que hallaron los cuerpos de los Hitler en la sala-despacho del Führer). El científico francés realizó unas fotografías de definición ultra-alta (Ultra-high-definition) del cráneo para su examen forense. Señaló un orificio perfectamente visible en la parte superior del cráneo y dijo: "“Esto es claramente una herida de bala. El proyectil atravesó la cabeza de un lado a otro y emergió al nivel del hueso parietal. Esta es una herida de salida, no una herida de entrada. Su forma es típica, extendida hacia el exterior. Tiene unos 6 milímetros de ancho. Eso no quiere decir que el calibre de la munición fuera 6 mm. No puedo establecer un diagnóstico del calibre sobre la base de una herida de salida. La bala podría haberse fragmentado o deformado fácilmente". Añadió que el disparo se efectuó "contra un hueso frío y húmedo", y que la bala se disparó mientras el individuo (fuese Hitler o no) estaba vivo o poco después de su muerte.

Recordemos que en su interrogatorio de 27 de febrero de 1946, Linge fue cuestionado de la siguiente manera:
<<<
Pregunta: ¿Recuerda con claridad suficiente que Hitler tenía una herida de bala en su sien derecha?
Respuesta: Sí, lo recuerdo claramente. Tenía una herida de bala en su sien derecha.

Pregunta: ¿Qué tamaño tenía esta herida de la sien?
Respuesta: El orificio de la herida de entrada era del tamaño de una moneda de tres marcos.

Pregunta: ¿Qué tamaño tenía la herida de salida?
Respuesta: No vi una herida de salida. Pero recuerdo que el cráneo de Hitler no estaba deformado y que estaba completo.
>>>

Si no recuerdo mal, Gunsche también declaró que la herida de Hitler estaba en la sien derecha. Pero ni él ni Linge recuerdan haber visto una herida en la sien izquierda. Ahora bien, la pieza examinada por Charlier en el GARF corresponde al parietal superior izquierdo, diciendo que la herida es claramente de salida. Lo cual casaría con la hipótesis de que Hitler, que era diestro, se pegase un tiro en la sien derecha y el disparo le saliese por la izquierda, atravesando el cráneo de lado a lado. Pero en este caso se hace difícil comprender cómo los testigos no observaron ninguna herida en la sien izquierda de Hitler. Otra incógnita más.

En cuanto a los rastros negruzcos del cráneo, Charlier observó que "eran residuos del lugar del enterramiento, definitivamente tierra". También observó "rastros de carbonización. Demuestran que ha sufrido una prolongada exposición térmica. Esa persona se quemó a una temperatura muy alta". Cuando le dijeron a Charlier que los testigos de la cremación de Hitler emplearon unos doscientos litros de gasolina, el científico francés dijo que era "perfectamente consistente" con la pieza que estaba examinando. Comentó: "“Quemar un cuerpo es muy difícil. Para hacer desaparecer completamente un cadáver humano, se necesitarían al menos 100 kilos de madera o varios cientos de litros de gasolina. Un cuerpo esta lleno
de humedad. De ahí, en muchos casos, la heterogeneidad de la carbonización
".

Y aquí acabo con el ejemplo al que me refería al hablar del Grey Wolf. Mañana pondré otro ejemplo.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Dom Dic 20, 2020 11:51 am

¡Hola a todos!

Uno de los recursos utilizados por los autores del Grey Wolf para confundir e introducir a sus lectores en la línea de pensamiento deseado es el de las medias verdades o hechos parciales. Es decir, seleccionar aquellas noticias que soportan sus teorías, ignorando la parte de las mismas que las desmontan. Por ejemplo, cómo presentan su crítica al libro de Trevor-Roper de 1947. Consideran este libro "intrínsicamente defectuoso", con testimonio de "Hanna Reitsch -la piloto favorita de Hitler- que negó siempre haberse reunido con Trevor-Roper o decir lo que él citó de ella". Igual sobre el testimonio del ayudante de Hitler para la Luftwaffe, Nicholaus von Below, que declaró más tarde que había mentido a Trevor-Roper y que se había reído "cada vez que vio repetidas sus mentiras". O con Kempka, el chófer de Hitler, quien en 1974 admitió que había dicho a los interrogadores americanos y británicos cualquier cosa que pensaba que quisieran oír. Luego concluyen: "Aceptado como hecho, el libro de Trevor-Roper nunca ha dejado de reeditarse. El aclamado historiador -que en 1983 identificó las patéticas falsificaciones de los 'Diarios de Hitler' como reales- había creado su propia sofisticada 'falsificación. Nunca tuvo acceso a los alemanes que habían estado en el búnker y fueron capturados por los soviéticos cuando intentaban escapar de Berlín...".

Lo escrito por Dunstan y Williams es verdad en cuanto a Hanna, Below y Kempka, y también en lo referido a que no tuvo acceso a los prisioneros alemanes capturados por los soviéticos. Afirmar que su libro es una "sofisticada 'falsificación'" es simplemente indecente. Pero quizá pueda no serlo para los lectores que no conocen esta historia. El hecho selectivo es que callan en todo aquello en lo que Trevor-Roper investigó y que condujo a sus conclusiones que se demostraron final y fundamentalmente ciertas.

Citan a continuación las frases de Stalin de julio de 1945 que ya hemos visto sobre su creencia de que Hitler se había escapado a España o Argentina, la de Zhukov en su conferencia de 6 de agosto de 1945 sobre que nunca habían encontrado ningún cadáver que pudiera ser de Hitler, o la de Eisonhower que dijo públicamente el 12 de octubre de 1945 que aunque se asumía que Hitler estaba muerto, no había la más mínima prueba concluyente de que estuviera muerto. No explican, sin embargo, los casos anteriores a esas declaraciones de Stalin de julio de 1945 en los que la prensa soviética y del Ejército Rojo publicó la muerte de Hitler, ni la de ciertos oficiales de estado mayor que dijeron haber encontrado su cadáver. Tampoco mencionan que Zhukov no estaba enterado, cuando hizo su famosa declaración de 6 de agosto, de la investigación llevada a cabo por el equipo de expertos del SMERSH. Y no dicen que poco después de que Eisenhower hiciera esa declaración de octubre, en el mismo mes de octubre se reunió con Trevor-Roper y quedó convencido de la muerte del Führer. Y no explican nada de esto, sabiéndolo, porque dejaría sin ningún peso las "pruebas" de esas declaraciones.

Ahora vamos con el ejemplo prometido, que es otra repetición del método selectivo. Se trata del caso Baumgart, que vamos a ver en dos versiones: la “preparada” de los autores de Grey Wolf, y la que se ciñe a las fuentes primarias y, por tanto, a los hechos, tal como la presenta Luke Daly-Groves en su libro citado.

Dunstan y Williams aceptan como hecho la historia del vuelo del capitán de la SS Peter Baumgart, que cuenta cómo pilotó un avión Ju-52 con Hitler y otros ocupantes más escapando de Berlín el 28 de abril con destino al aeródromo de Tonder en Dinamarca. La historia que presentan la resumo como sigue. El Ju-52 de Baumgart, procedente de Rechlin, aterrizó en Hohenzollerndamm el 28 de abril y esperó la llegada de sus pasajeros para despegar. Sus órdenes eran volar hasta el aeródromo de Tonder en Dinamarca, a 44 millas del río Eider. A la llegada de los pasajeros despegó, y por seguridad hizo escala en Magdeburg, oeste de Berlín, para evitar la caza aliada. Cuando despegó nuevamente llegó a Tonder el 29 de abril. Finalmente, cuando dejó la cabina y salió del avión saludó a Hitler y vio a sus acompañantes: Eva Braun, Ilse Braun, Hermann Fegelein, Joachim Rumohr y su esposa. En Tonder los pasajeros subieron a bordo de otro Ju-52 que los llevó a Travemünde, donde subieron a bordo de un Ju-252 que los llevó finalmente a Reus, cerca de Barcelona (España). Los autores también mencionan a Friedrich von Angelotty-Mackensen, un teniente de la SS de la Leibstandarte de 24 años, que afirmó haber visto a Hitler en Tonder, y que el 15 de marzo de 1948 fue interrogado por los estadounidenses.

Toda esta historia del vuelo de Baumgart, por lunática que parezca, fue hecha pública por el propio Baumgart a medios de comunicación, a raíz de lo cual fue sometido a un examen psiquiátrico que lo declaró sano. En el juicio que se celebró contra él en Varsovia repitió la misma historia. Vista muy resumida la historia de Baumgart tal cual la presentan Dunstan y Williams en su libro como totalmente fundada, vamos ahora a los hechos tal como fueron investigados por la inteligencia británica.

La más larga y probablemente más importante investigación de la División de Inteligencia (ID) británica sobre los rumores del escape de Hitler comenzó en diciembre de 1947 y continuó hasta junio de 1948, y trató precisamente del asunto de Baumgart y su testimonio en el juicio de Polonia en diciembre de 1947 por crímenes de guerra. En una declaración que realizó al periódico polaco Express Wieczorny, Baumgart afirmó que había volado con Hitler y Eva Braun a Dinamarca en abril de 1945, que debido a la aviación aliada había aterrizado en Magdeburg el 28 de abril y pasado allí la noche, continuando al día siguiente hasta Dinamarca. Esta declaración fue publicada por toda la prensa mundial. La historia vino a ser reforzada por una información recibida por la ID de un informador (presumiblemente exnazi) que trabajaba para la British Area Intelligence Office (AIO) declarando que un avión había aterrizado inesperadamente en el aeródromo de Hadersleben en Dinamarca entre el 26 y el 28 de abril de 1945. El informador declaró que "sólo los oficiales de más alta graduación pudieron aproximarse al avión y que el propósito del vuelo no fue generalmente conocido". De ahí salieron rumores de que el avión transportaba gente importante de Berlín.

Como consecuencia de estas informaciones, la ID comenzó a rastrear a los pilotos de la Luftwaffe para verificar las afirmaciones de Baumgart. No obstante, el capitán Hodges de la ID subrayó en varias cartas a los oficiales de inteligencia que "de la evidencia disponible en este CG" se consideraba "prácticamente cierto" que Hitler y Braun se habían suicidado el 30 de abril de 1945, pero añadía que era "todavía la política investigar pistas que puedan conservar algún indicio de proporcionar información histórica útil" y también investigar los casos en que se "crea posible que otras personalidades de alto rango puedan haber escapado de Alemania por el método indicado".

Tras investigar a varios pilotos de la Lutfwaffe que estuvieron estacionados en Berlín y Magdeburg a finales de abril y ver que todos ellos refutaron las afirmaciones de Baumgart, y tras confirmar que Magdeburg fue invadida por las fuerzas estadounidenses el 18 de abril de 1945, la ID concluyó su investigación afirmando que "Baumgart está contando mentiras". Y cerró el caso.

Naturalmente, Dunstan y Williams callaron en torno a esta investigación de la inteligencia británica, bien porque la desconocían, bien porque no les interesaba porque desmontaba el fundamento de su propia versión. En cambio, elucubraron fabulando a base de este episodio con sus posteriores vuelos a hasta la llegada a España.

Como este ejemplo hay muchos otros en el libro Grey Wolf, pero considero que es suficiente con lo expuesto, y en todo caso remito a su lectura. Es fácil descartar este libro cuando ya en su prólogo los autores afirman que Hitler y su esposa escaparon a Argentina, y que más tarde se unieron a ellos Bormann y “Gestapo” Müller. O bien sus extravagancias sobre los numerosos dobles de Hitler, etc. Pero éste no es el punto, sino poder rebatir y desmontar con pruebas todos las argucias, manipulaciones y parcialidades que los autores presentan como “pruebas”. Esto sólo está al alcance de quienes estén muy versados en la materia, algo que sospecho no es el caso de los millones de lectores que leyeron el libro o vieron el DVD, y, tal vez, quedaron convencidos de la tesis de Dunstan y Williams.

En otra ocasión escribiré sobre todo lo relacionado con la "autopsia" soviética de mayo de 1945 y los problemas que presenta para aceptar sus conclusiones.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Dom Dic 20, 2020 10:16 pm

¡Hola a todos!

Ahora mi intención es profundizar un poco más sobre las circunstancias conocidas en torno al descubrimiento de los supuestos cadáveres del matrimonio Hitler en mayo de 1945 por parte de los hombres del SMERSH y resumir en lo esencial los hallazgos y conclusiones de la autopsia de 8 de mayo de 1945. Con ello veremos al mismo tiempo los problemas que presentan estos sucesos.

Como ya he explicado más arriba, la primera vez que estos dos asuntos salieron a la luz pública fue en 1968 con la publicación del libro de Bezymenski. En el libro se cuenta que la misión de investigar el paradero de Hitler en la Cancillería del Reich estuvo a cargo del teniente coronel Ivan Isayevich Klimenko, comandante de la sección de contra-inteligencia en el 79º Cuerpo de Fusiles del Tercer Ejército de Choque soviético.

Klimenko contó a Bezymenski en los 60 que estaba estacionado con su equipo inicialmente en la prisión de Plötzensee, lugar al que se estaban llevando los soldados alemanes capturados. Fue en esta prisión donde escuchó de gente arrestada el 2 de mayo que Hitler y Goebbels se habían suicidado en la Cancillería. Klimenko, acompañado por cuatro testigos, salió para la Cancillería en un coche y sus soldados en un camión del ejército. Llegaron a la Cancillería y se dirigieron al jardín y a la salida de emergencia del búnker. A medida que se estaban acercando, uno de los testigos gritó: “¡Este es el cadáver de Goebbels! ¡Este es el cadáver de su mujer!”.

A falta de una camilla, Klimenko mandó colocar los dos cuerpos en una puerta desquiciada que introdujeron dentro del camión, regresando a la prisión de Plötzensee.

Al día siguiente, 3 de mayo, se encontraron en el búnker los cuerpos de los seis hijos de los Goebbels y el del general Krebs, todos los cuales fueron trasladados a la misma prisión, colocando el cadáver de Goebbels en una mesa, y el de su mujer, hijos y Krebs en el suelo. Los testigos permanecían en otra habitación. El primer testigo que entró en la habitación de los cadáveres fue el vicealmirante Voss, que era el representante de Dönitz en el CG del Führer, y había sido capturado por miembros de la sección de contra-inteligencia del Tercer Ejército de Choque. Voss identificó sin dudar un instante los cadáveres de los Goebbels y sus hijos. Los otros testigos también los identificaron.

Klimenko preguntó a Voss dónde podría estar Hitler, pero el oficial de la marina alemana no sabía decirle, excepto que él había huido de Berlín con Gunsche, y que éste le había dicho que Hitler se había suicidado y que su cuerpo había sido quemado en el jardín del búnker. Así que Klimenko decidió dirigirse nuevamente al búnker.

Se llevó a Voss como intérprete y a un subordinado suyo al búnker, donde no encontraron nada importante. Luego se dirigieron al jardín por la salida de emergencia. Era sobre las nueve de la noche. Llegaron hasta un gran tanque de agua vacío para la extinción de incendios que estaba lleno de cadáveres. Entre ellos Voss dijo reconocer el cadáver de Hitler. Señalando a un cadáver dijo: “¡Oh, éste es el cuerpo de Hitler!”. El cuerpo llevaba ropa y sus pies calcetines remendados. Al poco, Voss dijo que empezaba a tener dudas y dijo que no podía asegurar que fuese el cadáver de Hitler debido a los calcetines remendados.

Ante estas dudas, Klimenko buscó en la prisión testigos que hubiesen conocido a Hitler personalmente, y dijo haber encontrado a media docena durante el día siguiente, aunque no dio los nombres. A eso de las 11:00 am del 4 de mayo se fue con esos testigos a la Cancillería, sólo para enterarse de que el cadáver en cuestión había sido trasladado de lugar. En esos momentos la Cancillería ya formaba parte del CG del Quinto Ejército de Choque, por lo que Klimenko tuvo que esperar a gestionar los documentos necesarios para entrar. Una vez dentro, encontró encontró el cadáver de los calcetines remendados junto con otros. Sólo uno de los seis testigos dijo que podía ser de Hitler; los otros lo rechazaron categóricamente.

Klimenko mandó a buscar a un diplomático soviético que conocía a Hitler, y mientras esperaba alguien preguntó en voz alta dónde había sido hallado Goebbels. Sin esperar por el diplomático, Klimenko se fue con sus hombres al jardín, cerca de la salida de emergencia. Aquí el soldado raso Ivan Chiurakov se acercó a un cráter cercano cubierto de papel quemado. Klimenko vio que había un bazuca cerca y ordenó a Chiurakov que saliera de allí inmediatamente si no quería volar en pedazos. Chiurakov le respondió diciendo que había encontrado unas piernas. Se desenterraron dos cuerpos del cráter, de un hombre y una mujer. Klimenko no pensó que fueran los de Hitler y Braun, pues creía que el cuerpo de Hitler ya estaba en la Cancillería y sólo había que identificarlo. Así que ordenó que los dos cuerpos fuesen envueltos en mantas y vueltos a enterrar.

Cuando llegó finalmente el diplomático soviético a la Cancillería a eso de las dos de la tarde, afirmó que el cadáver de los calcetines remendados no era el de Hitler y que podían enterrarlo sin problemas.

Tras esta decepción, Klimenko reconsideró los hallazgos de Chiurakov. A primeras horas del 5 de mayo regresó al cráter con otros dos oficiales y desenterraron los cuerpos que habían enterrado el día anterior. En esta excavación también encontraron los restos de dos perros. Los supuestos cuerpos de Hitler y Braun, junto con los restos de los dos perros, fueron envueltos en mantas, puestos en cajas de madera de munición y trasladados fuera de la Cancillería ese mismo día hasta el local de Contra-Inteligencia del Tercer Ejército de Choque en Buch, un suburbio de Berlín, donde iba a tener lugar el examen forense el 8 de mayo.

Antes de pasar a detallar en lo esencial el examen forense y las conclusiones de los médicos, he de decir que todo el proceso del manejo de los cadáveres hallados en el jardín de la Cancillería (donde había más de 150 cadáveres esparcidos) se realizó sin los cuidados pertinentes, a veces moviendo los restos con los pies, y que los únicos cadáveres enterrados eran los del cráter, pues todos los demás estaban al aire libre. También he de recordar que los soviéticos utilizaron a Harry Mengershausen, uno de los guardias de Hitler, que había sido capturado por unas patrullas soviéticas y que prestó una declaración, que ya he resumido más arriba, confirmando que los cadáveres del cráter eran de Hitler y su esposa.

El informe del examen forense está reproducido en el libro de Bezymenski (Documento No. 12, pp. 44 y ss.), documento que describe el examen forense de un cadáver de varón desfigurado por el fuego, llevado a cabo el 8 de mayo de 1945 en Buch-Berlín en la funeraria CAFS (Abreviatura de Chirurgisches Armeefeldlazaren) 1 nº. 496.

La Comisión Forense estaba compuesta por el Experto Jefe, Medicina Forense, del servicio médico del 1º Frente Bielorruso, teniente coronel F. L Shkaravski; el jefe de anatomía del servicio médico del Ejército Rojo, teniente coronel N. A. Krayevski; el jefe en funciones de Anatomía Patológica del servicio médico del 1º Frente Bielorruso, mayor A. Y. Marants; el experto del ejército en Medicina Forense del servicio médico del Tercer Ejército de Choque, mayor Y. L Bocruslavski; y el patólogo anatómico de ejército del servicio médico del Tercer Ejército de Choque, mayor Y. V. Gulkevich. Bajo órdenes del teniente general Telegin, miembro del Consejo Militar del 1º Frente Bielorruso, realizaron el examen médico-forense de un cadáver de varón (presumiblemente el cadáver de Hitler).

Bien, en el examen externo del cadáver, señalaron (lo dejo en su original inglés para no hacer más largo de lo que ya lo es esta intervención, pero si alguien tiene dudas no tengo inconveniente en traducirlo):

The remains of a male corpse disfigured by fire were delivered in a wooden box (Length 163 cm., Width 55 cm., Height 53 cm.). On the body was found a piece of yellow jersey, 25 x 8 cm., charred around the edges, resembling a knitted undervest.

In view of the fact that the corpse is greatly damaged, it is difficult to gauge the age of the deceased. Presumably it lies between 50 and 60 years. The dead man's height is 165 cm. (the measurements are approximate since the tissue is charred), the right shinbone measures 39 cm. The corpse is severely charred and smells of burned flesh.

Part of the cranium is missing (Veremos en otra intervención cómo, al parecer, la segunda investigación soviética de 1946 halló las partes que faltaban), quite probably belonging to Hitler's corpse. Parts of the occipital bone, the left temporal bone, the lower cheekbones, the nasal bones, and the upper and lower jaws are preserved. The burns are more pronounced on the rigitt side of the cranium than on the left. In the brain cavity parts of the fire-damaged brain and of the dura mater are visible. On face and body the skin is completely missing; only remnants of charred muscles are preserved. There are many small cracks in the nasal bone and the upper jawbones. The tongue is charred, its tip is firmly locked between the teeth of the upper and lower jaws.

(Aquí merece la pena traducir para subrayar las partes preservadas [Parts of the occipital bone, the left temporal bone, the lower cheekbones, the nasal bones, and the upper and lower jaws], esto es “Partes del hueso occipital, el hueso temporal izquierdo, los pómulos inferiores, los huesos nasales, y las mandíbulas superior e inferior”).

A continuación sigue una muy detallada descripción de las mandíbulas y los dientes, que podemos prescindir, para concluir:

Splinters of glass, parts of the wall and bottom of a thinwalled ampule, were found in the mouth. Esto (“Se encontraron en la boca trocitos de vidrio y partes del lateral y fondo de una ampolla delgada”) es muy importante pues en ello, como veremos más adelante, se basó la causa de la muerte.

The neck muscles are charred, the ribs on the right side are missing, they are burned. The right side of the thorax and the abdomen are completely burned, creating a hole through which the right lung, the liver, and the intestines are open to view. The genital member is scorched. In the scrotum, which is singed but preserved, only the right testicle was found. The left testicle could not be found in the inguinal canal.

Aquí aparece por vez primera, quizá, la fuente de la historia del supuesto único testículo de Hitler.

En el examen interno, tras describir la posición y estado de los órganos internos, lo que me parece más importante es la primera nota:

Note 1. The following objects taken from the corpse were handed over to the SMERSH Section of the 3rd Shock Army on May 8, 1945: a) a maxillary bridge of yellow metal, consisting of 9 teeth; b) a singed lower jaw, consisting of 15 teeth.

No mencionan nada del cráneo.

Las notas 2 y 3 hacen referencia a las declaraciones de la asistente del dentista de Hitler, Kathe Heusermann.

Se añade un anexo:

Appended: A test tube with glass splinters from an ampule which were found in the mouth of the body. (Anexo: Un tubo de ensayo con astillas de vidrio de una ampolla que se encontraron en la boca del cuerpo).

Finalmente se describe la conclusión:

Based on the forensic-medical examination of the partially burned corpse of an unknown man and the examination of other corpses from the same group (Documents Nos. 1-11), the Commission reaches the following conclusions:

1. Anatomical characteristics of the body: Since the body parts are heavily charred, it is impossible to describe the features of the dead man. But the following could be established:

a) Stature: about 165 cm. (one hundred sixty-five)
b) Age (based on general development, size of organs, state
of lower incisors and of the right bicuspid), somewhere between 50 and 60 years (fifty to sixty).
c) The left testicle could not be found either in the scrotum or on the spermatic cord inside the inguinal canal, nor in the small pelvis.
d) The most important anatomical finding for identification of the person are the teeth, with much bridgework, artificial teeth, crowns, and fillings (see documents).


2. Cause of death: On the body, considerably damaged by fire, no visible signs of severe lethal injuries or illnesses could be detected. The presence in the oral cavity of the remnants of a crushed glass ampule and of similar ampules in the oral cavity of other bodies (see Documents Nos. 1, 2, 3, 5, 6, 8, 9, 10, 11, and 13), the marked smell of bitter almonds emanating from the bodies (Documents Nos. 1, 2, 3, 5, 8, 9, 10, 11), and the forentic-chemical test of internal organs which established the presence of cyanide compounds (Documents Nos. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11) permit the Commission to arrive at the conclusion that death in this instance was caused by poisoning with cyanide compounds.

Esto de la causa de la muerte es muy importante, pues no se menciona nada sobre una herida de bala (o cualquier otra herida letal) en la parte del cráneo examinada.

Todos los cadáveres (trece con los perros), salvo las partes salvadas del presunto cadáver de Hitler, fueron quemados completamente después de la autopsia y sus cenizas esparcidas al viento.

Bien, a mi modo de ver lo más importante de todo esto que hemos visto se concentra en estos dos puntos: a) que los médicos rusos nada dicen de una herida en la parte del cráneo examinada, y b) que concluyen que la causa de la muerte fue por envenenamiento de cianuro.

El equipo forense que examinó el cadáver fue categórico en sus conclusiones sobre la causa de la muerte: no habiendo ningún rastro visual de herida o enfermedad mortal en el cuerpo, y teniendo en cuenta los hallazgos descritos en la boca (al igual que en los otros cadáveres), no tenían duda alguna de que la muerte sobrevino por envenenamiento.

Si todo esto es genuino, entonces cabe sostener que el hueso temporal izquierdo que se conserva en el GARF no procede del examen del hueso temporal izquierdo de Buch de 8 de mayo de 1945, pues la herida que presenta es de salida (y se supone que Hitler se disparó en la sien derecha), pero los médicos no vieron ninguna herida de bala.

Para intentar esclarecer en lo posible estos puntos tendremos que examinar más de cerca la segunda investigación soviética de 1946. En otra ocasión.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Lun Dic 21, 2020 12:45 am

José Luis escribió: Si todo esto es genuino, entonces cabe sostener que el hueso temporal izquierdo que se conserva en el GARF no procede del examen del hueso temporal izquierdo de Buch de 8 de mayo de 1945, pues la herida que presenta es de salida (y se supone que Hitler se disparó en la sien derecha), pero los médicos no vieron ninguna herida de bala.
Quiero precisar esta cita porque me parece que así expresada lleva a confusión.

Lo que el científico Charlier comentó a quienes le acompañaban (Brisard, Parshina y los rusos) sobre la pieza craneal que estaba examinando fue, como ya dije: “Sólo tenemos a nuestra disposición la parte posterior izquierda del cráneo”.

Hace una descripción más profesional y precisa en su artículo citado:

First fragment is a piece of skull vault of 10.7×12 cm, corresponding to the upper part of the occipital bone next to the lambdoid suture with the posterior part of both the parietal bones; the left one is almost complete, but the right one is conserved on a maximum width of almost 3 cm, with partial destruction of the superficial part of the cranial vault (delamination)".

Es decir: “El primer fragmento es una pieza de la bóveda craneal de 10,7X12 cm., correspondiente a la parte superior del hueso occipital junto a la sutura lambdoidea con la parte posterior de ambos huesos parietales; el izquierdo (parietal) está casi completo, pero el derecho se conserva en una anchura máxima de casi 3 cm, con destrucción parcial de la parte superficial de la bóveda craneal (delaminación)”.

A hole is present on the left parietal (6.0mm diameter, circular regular aspect, on the internal side, and 11×16 mm, star-shaped, on the external side), flared outwards, with seven radiating fractures extended in all directions (26mm of maximum length), of which two extend to the lambdoid suture; no gunpowder residue is visible. Such morphological characteristics correspond to an external beveling of a cranial projectile exit wound (gunshot) on fresh bone, and therefore in peri-mortem interval (i.e. compatible with a direct cause of death)”.

Esto es: “Está presente un agujero en el parietal izquierdo (6,0mm de diámetro, aspecto circular regular, en el lado interno, y 11X16 mm, de forma estrellada, en el lado externo), abocinado hacia afuera, con siete fracturas radiantes extendidas en todas las direcciones (26mm de longitud máxima), de las cuales dos se extienden hacia la sutura lambdoidea; no se ven residuos de pólvora. Estas características morfológicas corresponden a un biselado externo de a herida de salida de proyectil craneal (disparo) en hueso fresco, y por tanto en intervalo peri-mortem (es decir, compatible con una causa directa de muerte)”.

He aquí el fragmento craneal examinado por Charlier:
Imagen

Autopsia soviética de 8 de mayo: "Parts of the occipital bone, the left temporal bone, the lower cheekbones, the nasal bones, and the upper and lower jaws are preserved".

No se mencionan los parietales, sólo el hueso occipital y el hueso temporal izquierdo. El orificio de salida de la herida observada por Charlier está en el parietal izquierdo.

Nota: Ambos parietales, están localizados a los lados de la línea o sutura media del cráneo, y se encuentran en relación directa con los otros huesos de la cavidad craneal (frontal, occipital, temporal). Está limitado por su parte anterior con el hueso frontal, por su parte posterior articula con el hueso occipital y en la parte superior se articula con el hueso temporal.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Lun Dic 21, 2020 10:37 am

¡Hola a todos!

Voy a concluir finalmente este asunto que he estado exponiendo en mis últimas intervenciones.

En las autopsias de los cadáveres supuestamente de Hitler y Braun en Buch el 8 de mayo de 1945, los forenses no diseccionaron los órganos internos de los dos cadáveres, por lo que difícilmente podrían tener una certeza científica de que los órganos contenían compuestos de cianuro.

En abril-mayo de 1946 se puso en marcha la segunda comisión de investigación dirigida por Pyotr Semenovsky, un especialista en medicina forense. Algo ya comenté en una de mis anteriores intervenciones en el hilo. Se realizó una segunda excavación en el mismo lugar donde el soldado Chiurakov había encontrado un año antes los dos cadáveres de un hombre y una mujer, supuestamente Hitler y Braun.

Un informe de fecha 30 de mayo de 1946 contiene:

La fosa, formada por una bomba de aviación, medía cinco por cuatro metros. Tenía un metro de profundidad”. “A una profundidad de cincuenta a sesenta centímetros se encontraron dos fragmentos de un cráneo. En uno de esos fragmentos hay un agujero de bala. Se encontraron también los restos de alguna ropa y los restos de una suela de zapato, un collar trenzado de perro, y los restos de un pequeño animal sin identificar, así como dos latas de gasolina”.

Un documento de fecha de 31 de mayo de 1946 recoge la investigación de los fragmentos del cráneo. “Hay tierra unida a los fragmentos. La parte trasera del cráneo y la parte de la sien muestran signos de fuego; están carbonizadas. Hay un agujero de salida de bala. El disparo fue realizado en la boca o en la sien derecha a quemarropa. La carbonización es el resultado del efecto del fuego que dañó gravemente el cadáver. Firmado Pyotr Semenovsky”. (Petrova&Watson, 85).

Todo esto contradecía las conclusiones de la autopsia de 8 de mayo de 1945 sobre la causa de la muerte (cianuro), pues Semenovsky, tras estudiar el sofá donde fue hallado el cuerpo de Hitler y tras examinar los dos fragmentos de cráneo hallados en mayo de 1946, concluyó que la causa de la muerte había sido un disparo (en la boca o en la sien derecha).

Semennovsky no pudo comparar los dos fragmentos de cráneo que halló en 1946 con los que se habían hallado un año antes por motivos que sólo se pueden especular, pues los documentos de archivo del expediente Hitler no lo explican. Sin embargo, hizo una crítica en su informe al examen forense de 8 de mayo de 1945. Dijo que no se había llevado a cabo con rigor, pues no se había estudiado la base del cráneo (hueso occipital) para revelar si Hitler se había disparado o no un tiro en la boca. También criticó que no se examinaran los vasos sanguíneos de la garganta para ver si habían sido destruidos por una bala. Tampoco se habían diseccionado los órganos internos para buscar componentes de cianuro. El hecho de que se hubieran encontrado trocitos de una ampolla de veneno en la boca de los cadáveres sólo permitía “conjeturar” que la muerte había sido por envenenamiento.

Luego escribió: “Pese a toda la evidencia disponible, la comisión (la suya) no cree posible llegar a una conclusión final. Para ellos (para la comisión) se necesitarían las siguientes cosas: la exhumación de los cadáveres; nuevas autopsias; un profundo interrogatorio de los médicos que conocían las peculiaridades de a salud y cuerpo de Hitler. Por eso es por lo que no podemos declarar simplemente: éste era Hitler”.

¿Qué conclusiones podemos sacar de todo esto? En mi opinión, las siguientes:

1) Que los fragmentos craneales hallados en mayo de 1945 (hueso occipital y hueso temporal izquierdo, si damos por cierto lo que informaron los médicos) y sujetos posteriormente a una examen forense fueron destruidos y no se conservan. Que los médicos que los examinaron no pudieron visualizar una herida de bala porque ésta se hallaba en el hueso parietal izquierdo, que no tenían, pero que fue encontrado en mayo de 1946 por el equipo de Semenovsky. Que la autopsia que llevaron a cabo no produjo disección de los órganos internos y, por tanto, no se podía tener certeza científica de que contuvieran componentes de cianuro. Por tanto, la causa de la muerte que concluyeron no fue más allá de una conjetura.

2) Que los dos fragmentos craneales hallados por el equipo de Semenovsky en mayo de 1946 son los que realmente se conservan en el GARF de Moscú, y los que han sido observados por quienes han tenido la oportunidad de hacerlo (entre ellos, Charlier). He puesto en mi post anterior una foto realizada por Brisard, Parshina, Charlier. Luego pondré otra.

3) Que a Semenovsky no se le permitió hacer una nueva autopsia de los cadáveres en poder del SMERSH (especialmente el de Hitler) porque en esos momentos ya habían sido desenterrados y enterrados en Magdeburg. Y probablemente porque esta nueva autopsia podía demostrar que la vieja autopsia de 1945 estaba equivocada en lo de la causa de la muerte por envenenamiento, que se convirtió en la razón oficial defendida por el régimen soviético. Y también por las propias rivalidades de poder entre el SMERSH y el NKVD.

4) Según el examen de Charlier del parietal izquierdo, el orificio que presentaba había sido producido por una bala de salida que había atravesado el cráneo de lado a lado. Esto significa que Hitler se pegó un tiro en la sien derecha. Esto es lo que declararon también Gunsche y Linge, al decir que vieron una herida de bala en la sien derecha. El problema con todo esto es que dijeron no haber visto ninguna herida más en la cabeza de Hitler. En otras palabras, no se tiene el parietal derecho (quizá nunca se encontró) para poder observar si tenia, como es presumible, una herida de bala de entrada. Semenovsky no pudo establecer si el disparo se hizo en la boca o en la sien derecha cuando examinó el parietal izquierdo. En 1995 el forense Viktor Zyagin se decantó por un tiro en la boca o en la barbilla*

5) Por tanto, no se puede establecer con certeza absoluta la forma en que Hitler se suicidó y la causa de su muerte. Sólo se puede establecer con certeza que se suicidó el 30 de abril de 1945 en su sala-despacho, que su cadáver fue llevado al jardín de la Cancillería, quemado con gasolina y enterrado en un cráter cercano a la salida de emergencia del búnker.

*Los fragmentos de cráneo conservados en el GARF fueron examinados también en 1995 por el profesor Viktor Zyagin del Centro Federal de Investigación de Medicina Forense (el mismo al que pertenecía Semenovsky), a petición de Ada Petrova y tras el visto bueno de las autoridades rusas. Zyagin concluyó que estaba seguro al ochenta por cien de que el cráneo era de Hitler. De lo que especificó en su examen interesan los dos primeros puntos:

a) Los huesos son el trasero del parietal y parte del occipital.
b) El agujero está en el área parietal y el disparo fue hecho desde abajo, quizás en la boca, quizás en barbilla.

Foto de los fragmentos observados por Zyagin:
Imagen
Fuente: Petrova&Watson, sección fotos entre la página 84 y 85.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
fermat
Miembro
Miembro
Mensajes: 287
Registrado: Dom Oct 19, 2008 9:26 pm

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por fermat » Lun Dic 21, 2020 7:50 pm

José Luis escribió:
Dom Dic 20, 2020 11:51 am
Lo escrito por Dunstan y Williams es verdad en cuanto a Hanna, Below y Kempka, y también en lo referido a que no tuvo acceso a los prisioneros alemanes capturados por los soviéticos.
Esto es una clara manipulación de los hechos por parte de Dunstan y Williams. Trevor-Roper no tuvo acceso a los prisioneros capturados por los rusos, hasta que fueron liberados por la URSS y volvieron a Alemania. En ese momento, todos fueron interrogados por él. Como ello mismos dicen, el libro de Trevor-Roper no dejó de reeditarse, y las nuevas ediciones incluyeron la información proporcionada por dichos prisioneros. En 1956 entrevistó a Linge, Rattenhuber, Baur y Mengerhausen. No estoy seguro de si entrevistó a a Günsche o no.
Por otro lado, no es menos cierto que los interrogatorios a dichos testigos no cambiaron, sustancialmente, sus conclusiones de noviembre de 1945.
José Luis escribió:
Dom Dic 20, 2020 10:16 pm
Aquí aparece por vez primera, quizá, la fuente de la historia del supuesto único testículo de Hitler.
Pido disculpas por salirme del tema. Pero en relación a este asunto, en 2010 aparecieron en Munich una serie de documentos correspondientes al paso de Hitler por la cárcel de Landsberg, como consecuencia de su condena por el putsch de noviembre de 1923. Estos documentos han sido publicados por el Profesor Peter Fleischmann de la Universidad de Erlangen-Nuremberg, con el título "Hitler als Häftling in Landsberg am Lech 1923/24". Uno de esos documentos, corresponde al examen médico que le practicó a su ingreso en la cárcel el doctor Josef Steiner, en el que se decía que Hitler "padecía de criptorquidia del lado derecho". Esto significaría que el testículo derecho de Hitler no descendió al escroto durante su infancia, como es lo habitual.
Hasta donde yo sé, el libro mencionado no se ha publicado en inglés (mucho menos en castellano) y como mi alemán no es muy bueno que se diga, no lo he podido leer.
José Luis escribió:
Lun Dic 21, 2020 10:37 am
Esto significa que Hitler se pegó un tiro en la sien derecha. Esto es lo que declararon también Gunsche y Linge, al decir que vieron una herida de bala en la sien derecha. El problema con todo esto es que dijeron no haber visto ninguna herida más en la cabeza de Hitler.
Artur Axmann, que fue otro de los que vio los cadáveres, manifestó haber visto correr "hilillos de sangre por ambas sienes"; lo que avalaría la hipótesis del disparo en la sien.
José Luis escribió:
Lun Dic 21, 2020 10:37 am
Por tanto, no se puede establecer con certeza absoluta la forma en que Hitler se suicidó y la causa de su muerte. Sólo se puede establecer con certeza que se suicidó el 30 de abril de 1945 en su sala-despacho, que su cadáver fue llevado al jardín de la Cancillería, quemado con gasolina y enterrado en un cráter cercano a la salida de emergencia del búnker.
Teniendo en cuenta como se hicieron las cosas, no me parece poco.
Nunca se hace el mal tan plena y alegremente como cuando se hace por motivos de conciencia (B. Pascal)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Lun Dic 21, 2020 11:18 pm

¡Hola a todos!
fermat escribió:
José Luis escribió:
Dom Dic 20, 2020 11:51 am
Lo escrito por Dunstan y Williams es verdad en cuanto a Hanna, Below y Kempka, y también en lo referido a que no tuvo acceso a los prisioneros alemanes capturados por los soviéticos.
Esto es una clara manipulación de los hechos por parte de Dunstan y Williams. Trevor-Roper no tuvo acceso a los prisioneros capturados por los rusos, hasta que fueron liberados por la URSS y volvieron a Alemania. En ese momento, todos fueron interrogados por él. Como ello mismos dicen, el libro de Trevor-Roper no dejó de reeditarse, y las nuevas ediciones incluyeron la información proporcionada por dichos prisioneros. En 1956 entrevistó a Linge, Rattenhuber, Baur y Mengerhausen. No estoy seguro de si entrevistó a a Günsche o no.
Por otro lado, no es menos cierto que los interrogatorios a dichos testigos no cambiaron, sustancialmente, sus conclusiones de noviembre de 1945.
Vamos a ver, fermat, no podemos hablar de manipulación en este caso, pues es evidente que Trevor-Roper entrevistó a bastantes de los prisioneros rusos liberados a partir de finales de 1955. Luego hablaré sobre esto. Pero Dunstan y Williams se refieren a la investigación de Trevor-Roper de septiembre-octubre de 1945 y a la publicación de su libro en marzo de 1947, que son las fuentes principales en que se ha basado el grueso de las críticas historiográficas. Estos dos autores son maestros de la manipulación, pero ésta no es una de ellas.

Trevor-Roper concentró su investigación de septiembre-octubre de 1945 en el periodo comprendido entre el 22 de abril y el 2 de mayo. Se dedicó principalmente a buscar supervivientes que pudieran proporcionar testimonios presenciales de esos diez días. Perfiló una lista con 33 nombres de testigos potenciales y la envió a los campos de prisioneros de guerra en todas las zonas de los aliados, preguntando si alguno de esos nombres estaba en esos campos. Ni los rusos ni los franceses le contestaron; sólo los americanos (y por supuesto los británicos). Al final la lista quedó reducida a siete testigos.

El 1 de noviembre de 1945 se distribuyó entre la prensa en el Hotel am Zoo de Berlín un folleto basado en los hallazgos de Trevor-Roper con el título “The Last Days of Hitler and Eva Braun”. El propio Trevor-Roper presentó el resumen a los periodistas congregados. Nueve días después, el 10 de noviembre, remitió su informe, “The Death of Hitler”, al Comité de Inteligencia Cuatripartito. El informe concluía que “Hitler se había suicidado pegándose un tiro a sí mismo y a Eva Braun (sic) el 30 de abril, y que sus cuerpos habían sido quemados posteriormente” (“It concluded that Hitler had committed suicide by shooting himself and Eva Braun on 30 April, and that their bodies had subsequently been burned”*). Goebbels se había suicidado al día siguiente. Trevor-Roper quedaba satisfecho de que los siete testigos del “periodo oscuro” (22-4/2-5) que había localizado e interrogado no podían haberse puesto de acuerdo para inventar una historia suficientemente robusta para superar su interrogatorio: “The evidence from the sources at present available is entirely consistent in all material points, and this consistency is noteworthy since the groups of witnesses are quite independent of each other.”

Su libro The Last Days of Hitler apareció publicado el 18 de marzo de 1947, habiéndolo terminado el 14 de julio de 1946. La demora en la publicación tuvo que ver con sus negociaciones con la editorial Macmillan y con el Comité de Inteligencia Conjunta (Joint Intelligence Committee), que tenía que autorizarla. Por cierto, en su negociación con la editorial Macmillan se acordó una regalía del 15% sobre las primeras 5.000 copias vendidas, y un 20% a partir de esa cantidad. No exagero si digo que Trevor-Roper se hizo millonario (sólo unos meses después de su publicación se había embolsado más de 800.000 dólares al cambio actual). Su intención inicial era titular el libro Hitler's End, pero la editorial americana prefirió el título conocido, y TR asintió. El único país donde no se publicó el libro fue Alemania, por decisión de la Comisión de Control Aliada. TR intentó obtener compensaciones del Foreign Office por las ventas perdidas en Alemania.

La segunda edición del libro se publicó en 1950. TR cambió algunos pasajes del libro que habían levantado ampollas entre los lectores católicos (por sus críticas a la actitud de la Iglesia ante el nazismo). Y también tuvo que modificar lo que había dicho de la piloto de Hitler, Hanna Reichs, quien lo había amenazado con emprender una acción legal.

La tercera edición apareció en 1956, justo poco después de que el año anterior los rusos hubieran liberado a varios prisioneros alemanes, algunos de los cuales estaban relacionados con los últimos días de Hitler en el búnker. No alteró el texto principal, aparte de pequeñas correcciones, pero hizo una nueva introducción explicando en detalle la investigación original que condujo a la escritura del libro y resumiendo la evidencia que había salido a la luz desde su primera edición. Entre los prisioneros liberados en 1955 estaba Linge, pero no Gunsche, que no lo estaría hasta mayo de 1956. Financiado por el The Sunday Times y por una “lucrativa comisión americana”, TR hizo varios viajes a Alemania en el invierno de 1955 para entrevistar a los testigos de los últimos días de Hitler que hasta hacía muy poco estaban prisioneros de los rusos. Entre ellos estaban los hombres que habían llevado los cadáveres de Hitler y Braun fuera del búnker y que habían supervisado la cremación y el enterramiento posterior.

El libro continuó en prensa más de setenta años: la séptima edición apareció en 1995, y al margen de esas ediciones de la Macmillan, que yo tenga constancia, la última es de 2012 por la Pan de Londres (que es la séptima edición de esta editorial). No creo que haya muchos libros con tantas ediciones de editoriales y traducido a tantos idiomas.

*Adam Sisman, An Honourable Englishman. The Life of Hugh Trevor-Roper (New York: Random House, 2010). Sisman fue amigo de TR y su biógrafo oficial. Antes de esta edición americana, el libro se publicó en el Reino Unido como Hugh Trevor-Roper: The Biography por la editorial Weidenfeld & Nicolson en el mismo año. De aquí he sacado la información que precede. Sisman explica muy bien cómo surgió la idea de investigar la muerte de Hitler y los pasos que dio TR. Es realmente interesante y, en ciertos asuntos, esclarecedor.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Avatar de Usuario
José Luis
Administrador
Administrador
Mensajes: 9910
Registrado: Sab Jun 11, 2005 3:06 am
Ubicación: España

Re: La muerte de Hitler: cuestiones

Mensaje por José Luis » Mar Dic 22, 2020 1:24 am

José Luis escribió: El informe concluía que “Hitler se había suicidado pegándose un tiro a sí mismo y a Eva Braun (sic) el 30 de abril, y que sus cuerpos habían sido quemados posteriormente” (“It concluded that Hitler had committed suicide by shooting himself and Eva Braun on 30 April, and that their bodies had subsequently been burned”*).
Intrigado por la cita de arriba, he tratado de buscar más información al respecto. He visto que Blair Worden, Hugh Trevor-Roper: The Historian (Tauris, 2016) lo refleja de distinta forma. Aquí escribe en la página 201 (subrayado mío): "In his final report for the Quadripartite Committe Trevor-Roper insisted that all the numerous versions broadcast about Hitler's fate had 'no valid evidence whatever'. His conclusion was heavily derived from the interrogation of Karnau in June, which had also formed the basis of SHAEF's 'Hitler's Last Days', and the American interrogation of Kempka, Hitler's chauffeur. Hitler and Eva Braun had retired to his personal quarters in the afternoon of 30 April, where Hitler shot himself and Eva Braun (probably) took poison;...".

En cualquier caso veré si puedo conseguir el informe original.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

Responder

Volver a “Historia general”

TEST