Operación Flash: Atentado frustrado contra Hitler

[Francis Currey]

OPERACIÓN FLASH

Desde la llegada al poder de Hitler, hasta el fin de sus días en el Búnker de Berlín, se sucedieron varios intentos por derrocarle, algunas conspiraciones abogaban por detenerle o secuestrale y otras simplemente por eliminarles, ninguna de ellas tuvo éxito pues aunque estuvieron magistralmente organizadas el azar pareció aliarse con el jerarca nazi. Una de las que más cerca estuvo de lograr su objetivo es la que se conoce como la operación Flash

Las rápidas victorias de la guerra relámpago han dado paso a una serie de fracasos y despropósitos. La derrota sufrida por la Luftwaffe durante la batalla de Inglaterra; y posteriormente, el fracaso en las tomas de Moscú y Stalingrado, hacen que la situación en Europa sea desesperante para el ejército alemán, sin olvidar que en Africa las cosas tampoco, marchan mucho mejor para el bueno de Römmel

Con este panorama, todo esta ya perdido para muchos. Tal vez la única solución para terminar con la agonía del pueblo alemán fuera la rendición, al menos así pensaban el General Henning von Treschkow y el Capitán Fabian von Schlabrendorff, ambos partidarios de la negociación con los aliados. Los dos eran conscientes de que estos no negociarían mientras Hitler continuara con vida, del mismo modo que si expresaran sus pensamientos al Führer, este los haría colgar por traidores.

Ambos militares servían en el Estado Mayor del mariscal Günther von Kluge, jefe del Grupo de Ejércitos del Centro. Tras barajar varias ideas para acabar con la vida del dictador nazi, estuvieron a punto de desistir en su empeño, pues ninguna de ellas les dejaba “limpios” a los ojos de la temible GESTAPO. Fue entonces cuando surgió la idea de colocar un explosivo en el avión del Führer, el cual, una vez en el aire, se haría detonar. Desde luego, el método ofrecía la coartada perfecta, pues podrían echarle la culpa a los cazas rusos o incluso aducir problemas técnicos que provocaran la explosión del aparato.

El problema consistía ahora en “ponerle el cascabel al gato”. Alguien debería introducir en el avión la bomba y eso no sería nada fácil. El ingenio de los conjurados nuevamente salvó este escollo al camuflar el explosivo bajo la inofensiva apariencia de dos botellas de Coñac, Contrau a fin de disimular la forma cuadrada del paquete, que presentaba las mísmas formas que la característica botella de dicha bebida. En uno de los viajes que Hitler realizó a la "Guarida del Lobo", Treschkow, que tenía contacto con un viejo conocido de uno de los miembros del séquito de Hitler, el coronel Brand, le entregaría las dos botellas para el General Stieff (ambos desconocían totalmente el complot, por lo que fueron utilizados por los conjurados). El plan no debía despertar sospechas, dado que este tipo de favores y regalos eran habituales entre la élite militar.

El último problema llegaba del ruido que emitían los explosivos con dispositivo de tiempo alemanes. La inteligencia alemana se había percatado de que los miembros de la resistencia los recibían desde Inglaterra, vía lanzamientos, de bombas de tiempo silenciosas. Los conjurados no dudaron en incautar una de ellas.

[Francis Currey]

El mecanismo de esta sigilosa bomba era un cable metálico situado junto a una ampolla cargada de líquido corrosivo. Cuando la ampolla se partía, el líquido entraba en contacto con el cable, que se corroía lentamente. Quince minutos después, el cable se rompía, lanzando el percutor sobre el estopín, para activar de este modo el explosivo. El mismo Treschkow había introducido el dispositivo en las botellas, a fin de evitar cualquier tipo de error.

El plan se dio a conocer en algunos círculos en los que se esperaba colaboración y continuó su curso normal hasta el sábado 13 de Marzo de 1943, cuando Hitler anunció su visita a la "Guarida del Lobo" para dar moral a las tropas y obtener sus propias impresiones del frente.

Según lo previsto el día 13 sobre las ocho de la mañana y bajo un intenso frío el avión privado de Hitler llegaba a su cuartel General. A las 15:19 y tras una brevísima visita que duraría tan sólo unas horas, el avión del Führer despega con el "inocente" paquete, en su interior. Treschkow no pierde el tiempo y procede a notificar al resto de los conjurados que la operación ha sido un éxito. La forma de hacerlo es mediante conversaciones rutrinarias que no podían despertar sospecha alguna, en las cuales todas terminaban con la siguiente frase: “saludos a su Señora”. Los minutos van pasando mientras los conjurados, impacientes, esperan la noticia de la muerte del Führer de un momento a otro. En un principio, una sensación de victoria les invade; el plan ha salido a la perfección y sin Hitler se abre ahora una vía para la negociación con los aliados. Todo ha acabado. Sin embargo, tras el primer cuarto de hora sin noticias, las cosas comienzan a cambiar. Treschkow repasa todos los pasos que él mismo ha dado, recordando cómo sus temblorosas manos prepararon el explosivo y el momento en que rompía la ampolla, minutos antes de entregárselo al Coronel Brand. Es imposible que haya fallado, la noticia tiene que llegar de un momento a otro. Sin embargo, a las seis menos cuarto, lo que llega es el fatídico informe de que el vuelo ha aterrizado en Rastenburg sin ningún incidente.

Treschkow y von Schlabrendorff no se cuestionan qué es lo que ha podido salir mal, no hay tiempo para eso. Ahora, sus vidas corren peligro, pues son conscientes de que en cuanto se descubra el artefacto, un grupo de SS se presentará ante ellos para proceder a su arresto, con un juicio que ya no servirá para nada, al estar condenados desde el incio del mismo. Serán colgados por intentar matar a su Führer. Es entonces cuando Treschkow propone ir a buscar el paquete; tal vez aún no haya llegado a las manos del General Stieff; hay que actuar rápidamente. Lo primero es informarse sobre el destino de las botellas, por lo que llama al Coronel Brand. A este se le pregunta si ya ha entregado el paquete, a lo que responde que aún no; ante esto, Treschkow respira aliviado. Con un poco de fortuna podrá recuperarlo él mismo. Aduciendo un supuesto viaje a Rastenburg para el día siguiente, le pide al Coronel que no se las entregue aún, puesto que aprovechará su estancia para hacer dárselas personalmente.

Se hace todo lo posible para que el General von Treschkow salga en avión inmediatamente. Sin embargo, no encuentran ya un vuelo disponible a esas horas, por lo que deciden posponer el vuelo hasta el día siguiente a primera hora

[Francis Currey]

Los conjurados pasan sin duda la peor noche de sus vidas, pensando en que el artefacto podría hacer explosión en cualquier momento y entonces saltaría toda la trama, pagando la traición con su vida.

Como habían acordado, von Treschkow se desplaza hasta Rastenburg en el primer vuelo que parte con destino a esa ciudad. Los conjurados le desean toda clase de suertes en esta arriesgada empresa, y en previsión de que toda la trama se hubiera descubierto, le facilitan una cápsula de cianuro, para proteger la identidad de los implicados en caso de que fuera apresado.

Nada más llegar se dirige a las oficinas del Coronel Brand, al que, haciendo acopio de sangre fría, saluda tranquilo, recogiendo poco después el maldito paquete. Ya lo tenía entre sus manos, pero aún quedaba lo peor; ahora debía hacer el camino de vuelta. Von Treschkow se dirigió inmediatamente a la estación ferroviaria, a fin de tomar un tren que le devolviera a su Estado Mayor. Sería sin duda mucho más lento que el avión pero también infinitamente más seguro, dada la peligrosidad de su equipaje. Fue en los lavabos de ese mismo tren donde Treschkow abrió el paquete, comprobando con estupor que el cable se había roto. Sin embargo, por una enigmática razón que aún hoy desconocemos, el estopín no había hecho explosión. Gracias al fallo de esta pieza, el destino de Alemania había vuelto a cambiar, ya que la operación había resultado un fracaso.

Von Treschkow fue deshaciéndose de la bomba en pequeños trozos, que iba arrojando por la ventanilla del tren, de modo que cuando llegó a su destino no quedaba el menor indicio del defectuoso explosivo. Los conjurados respiraron aliviados; el plan no había resultado pero al menos seguían vivos y a buena fe que intentarían repetir un atentado para eliminar a Hitler.

El éxito de la recuperación de la bomba fue tal que nadie tuvo constancia de la operación hasta que una vez finalizada la guerra, los conjurados decidieron hacerla pública. La suerte volvía a aliarse con el dictador nazi una vez más para desgracia de la humanidad.

[Francis Currey]

Los conjurados


Capitán Fabian von Schlabrendorff

[Akeno]

Con este panorama, todo esta ya perdido para muchos. Tal vez la única solución para terminar con la agonía del pueblo alemán fuera la rendición, al menos así pensaban el General Henning von Treschkow y el Capitán Fabian von Schlabrendorff, ambos partidarios de la negociación con los aliados. Los dos eran conscientes de que estos no negociarían mientras Hitler continuara con vida, del mismo modo que si expresaran sus pensamientos al Führer, este los haría colgar por traidores.

Ambos militares servían en el Estado Mayor del mariscal Günther von Kluge, jefe del Grupo de Ejércitos del Centro. Tras barajar varias ideas para acabar con la vida del dictador nazi, estuvieron a punto de desistir en su empeño, pues ninguna de ellas les dejaba “limpios” a los ojos de la temible GESTAPO. Fue entonces cuando surgió la idea de colocar un explosivo en el avión del Führer, el cual, una vez en el aire, se haría detonar.

Hola Francis!

Resctando este excelente relato, me gustaría ampliarlo con varias aportaciones.

La primera, sería la consideración del general Friedrich Olbricht, jefe de la Oficina General del Ejército (Allgemeines Heeresamt) y al general von Tresckow, como los verdaderos ideólogos de la "Operación Flash". No tengo muchos más datos pero creo que el nombre de Olbricht debe salir en este hilo.

El plan se dio a conocer en algunos círculos en los que se esperaba colaboración y continuó su curso normal hasta el sábado 13 de Marzo de 1943, cuando Hitler anunció su visita a la "Guarida del Lobo" para dar moral a las tropas y obtener sus propias impresiones del frente.

Según lo previsto el día 13 sobre las ocho de la mañana y bajo un intenso frío el avión privado de Hitler llegaba a su cuartel General. A las 15:19 y tras una brevísima visita que duraría tan sólo unas horas, el avión del Führer despega con el "inocente" paquete, en su interior.

Aquí debe haber algún error amigo Francis. Hitler viajaba desde la "Guarida del Lobo" (Wolfsschanze) en Rastenburg a Smolensk (cuartel general del G.E. Centro "Heeresgruppe Mitte") para conferenciar con Kluge y su Estado Mayor, y era en el viaje de vuelta (de Smolensk a Rastenburg) cuando debía explotar la bomba. Según Schalabrendorff, la explosión debía producirse poco después de que el avión hubiera volado sobre Minsk, es decir, a treinta minutos de vuelo de Smolensk.

Sería también interesante incidir en la reunión que mantuvieron los conspiradores en Smolensk, a primeros de marzo. Aunque no participara en la acción el almirante Canaris, jefe del Abwehr, estaba al corriente y facilitó la reunión llevando consigo, en avión, hasta Smolensk, a Hans von Dohnanyi y al general Erwin Lahousen, ambos agregados de su Estado Mayor, para asistir, dijo, a una conferencia de oficiales del Servicio Secreto de la Wehrmacht. Lahousen, antiguo oficial del Servicio Secreto austríaco y el único de los conspiradores del Abwehr que sobreviviría a la guerra, llevaba consigo varias bombas.

El plan elaborado en la reunión de Smolensk consistía en atraer a Hitler al cuartel general del grupo de Ejércitos y, allí desembarazarse de él. Ésta sería la señal que desencadenaría el comienzo del complot en Berlín.

Atraer a la trampa a Hitler no sería cosa fácil, pues a la sazón sospechaba ya de la mayor parte de sus generales. Pero Tresckow convenció a su viejo amigo, el general Schmundt, jefe del departamento de personal del Ejército (Chefs des Heeresperonalamtes) y ayudante personal de Hitler, para que intercediera. Después de algunas vacilaciones y más de una contraorden, el Führer aceptó ir a Smolensk el 13 de marzo de 1943. Schmundt mismo, no sabía nada del complot.

Entretanto, Tresckow había intentado de nuevo convencer a su jefe, von Kluge, para que tomara la dirección de la operación. Sugirió al mariscal que autorizara al teniente coronel Freiherr von Boeselager (ejecutado más tarde por los nazis), que mandaba una unidad de caballería en el cuartel general, a utilizar ésta para apoderarse de Hitler y de su guardia personal apenas llegara. Boeselager estaba de acuerdo. No necesitaba para ello más que una orden del mariscal, pero el vacilante comandante en jefe no pudo decidirse a dara. En consecuencia, Tresckow y Schlabrendorff decidieron encargarse personalmente del asunto. Entonces surgió la idea de colocar una bomba en el avión.

Por dos veces, desde la llegada de Hitler a Smolensk, en el curso de la tarde y de la noche del 13 de marzo, los dos oficiales antinazis estuvieron tentados de modificar sus planes y hacer estallar la bomba, la primera vez en el cuartel general de Kluge, donde Hitler conferenciaba con los generales, y la segunda en el comedor de oficiales donde estaban cenando.

Durante la primera conferencia, cuenta Schlabrendorff, tuvo ocasión de examinar el quepis anormalmente grande que llevaba Hitler. Le llamó la atención su peso. Un examen más atento le reveló que estaba forrado con chapas de acero que pesaban 1,5 kgs. Pero la bomba habría matado también a algunos de los generales con los que (una vez hubieran sido liberados de su juramento de fidelidad al Führer) contaban los conspiradores para que les ayudaran a tomar el poder.

Treschkow, que tenía contacto con un viejo conocido de uno de los miembros del séquito de Hitler, el coronel Brand, le entregaría las dos botellas para el General Stieff (ambos desconocían totalmente el complot, por lo que fueron utilizados por los conjurados). El plan no debía despertar sospechas, dado que este tipo de favores y regalos eran habituales entre la élite militar.

Irónicamente, el general Stieff fue juzgado y condenado a muerte por el Tribunal del Pueblo en agosto de 1944, junto a los demás conspiradores por el atentado del 20 de julio.

El último problema llegaba del ruido que emitían los explosivos con dispositivo de tiempo alemanes. La inteligencia alemana se había percatado de que los miembros de la resistencia los recibían desde Inglaterra, vía lanzamientos, de bombas de tiempo silenciosas. Los conjurados no dudaron en incautar una de ellas.

Esas bombas, fueron facilitadas por el Abwehr a los ejecutores de la acción. Una bomba igual, había servido para matar a Heydrich.

Es entonces cuando Treschkow propone ir a buscar el paquete; tal vez aún no haya llegado a las manos del General Stieff; hay que actuar rápidamente. Lo primero es informarse sobre el destino de las botellas, por lo que llama al Coronel Brand. A este se le pregunta si ya ha entregado el paquete, a lo que responde que aún no; ante esto, Treschkow respira aliviado. Con un poco de fortuna podrá recuperarlo él mismo. Aduciendo un supuesto viaje a Rastenburg para el día siguiente, le pide al Coronel que no se las entregue aún, puesto que aprovechará su estancia para hacer dárselas personalmente.

Se hace todo lo posible para que el General von Treschkow salga en avión inmediatamente. Sin embargo, no encuentran ya un vuelo disponible a esas horas, por lo que deciden posponer el vuelo hasta el día siguiente a primera hora

En este punto difieren nuestras fuentes amigo Francis. En el texto de Shirer que estoy utilizando últimamente publicado por Gallach en 1985, se indica que Tresckow habó con el coronel Brand sobre si había entregado ya las botellas, pero le dice que será Schlabrendorff quien las recogería aprovechando un viaje al día siguiente a Rastenburg, debido a cierta misión oficial.

Es más, el texto cita unas palabras de Schlabrendorff contando el momento de la entrega de la bomba por Brandt:

• "Todavía recuerdo con horror cuando Brandt me tendió la bomba y la agitó de tal forma que me hizo temer una explosión retardada. Fingiendo una calma que estaba lejos de sentir, agarré la bomba, subí inmediatamente al coche y fui a la estación más próxima, la de Korschen."

Deberíamos corroborarlo con otras fuentes o que otros compañeros nos ayuden sobre si fue Tresckow o Schalabrendorff quien recogió la bomba en Rastenburg.

Shirer continúa escribiendo que Schalabrensdorff tomó el tren nocturno para Berlín y, a solas en su coche-cama, desmontó la bomba. En seguida comprendió lo que había ocurrido o, mejor, por qué no había ocurrido nada:

• "El mecanismo se había puesto en marcha; la pequeña cápsula se había roto y el líquido corrosivo empezó a atacar el hilo; el percutor golpeó; pero el detonador no había funcionado"

Von Treschkow fue deshaciéndose de la bomba en pequeños trozos, que iba arrojando por la ventanilla del tren, de modo que cuando llegó a su destino no quedaba el menor indicio del defectuoso explosivo.

Shirer no comenta nada al respecto sobre que Schalabrensdorff (o Tresckow) se deshiciera de la bomba arrojando pequeños trozos por la ventanilla del tren.

Me ha gustado mucho el relato Francis!

Saludos cordiales

[José Luis]

¡Hola a todos!

Deberíamos corroborarlo con otras fuentes o que otros compañeros nos ayuden sobre si fue Tresckow o Schalabrendorff quien recogió la bomba en Rastenburg.

Tresckow (que entonces todavía era Oberst iG) acompañó, con Schlabrendorff (que llevaba el paquete con el explosivo), a Hitler al aeródromo. Schlabrendorff esperó a que Hitler subiese a su avión y luego activó el detonador presionando la cápsula de ácido a través del envoltorio con una llave y, a una señal de Tresckow, pasó el paquete al Oberstleutnant Brandt, que subió en el mismo avión de Hitler. Una vez que despegaron los tres Condor con sus cazas de escolta, Schlabrendorff corrió al cuartel general y llamó por teléfono al Hauptmann Ludwig Gehre, dándole la palabra en clave, esto es, diciendo que "flash" se había ejecutado. Gehre pasó la información a Oster vía Dohnanyi.

La "bomba" construida por Tresckow consistía en dos pares de "clams" (1) británicas adheridas por sus propios imanes y también con cinta adhesiva. Así presentadas podían pasar por dos botellas de Cointreau. El detonador se ideó para 30 minutos, y se creyó que el avión se estrellaría a las 125-150 millas, poco antes de alcanzar Misnk.

De hecho, Hitler voló primero a Vinnitsa y de ahí a Rastenburg, así que la explosión debería ocurrir antes de que sobrevolara Kiev. Pero unas pocas horas más tarde, los que esperaban en Smolensk la noticia del "accidente" del avión de Hitler, se enteraron de que éste había aterrizado en Rastenburg.

Schlabrendorff llamó inmediatamente a Gehre y le dio la palabra en clave del fracaso del atentado. A continuación trató con Tresckow cómo arreglar la complicada situación. Tresckow llamó al Obersleutnant Brandt y le pidió que conservase el paquete que debía entregar a Stieff (que desconocía por entero el asunto), explicándole que había habido una confusión. A la mañana siguiente Schlabrendorff voló por correo aéreo a Prusia del Este, se fue a ver a Brandt al campo de "Mauerwald" del OKH y cambió el paquete por uno que contenía realmente Cointreau. Llevó la bomba consigo al compartimento del tren en Korschen. Abrió el paquete y halló que el detonador había funcionado correctamente hasta el momento en que el ácido había consumido el cable liberando el accionador sobre el detonador que debería haber producido la explosión; probablemente la ignición no se produjo por causa de una temperatura demasiado fría.

Schlabrendorff conservó el explosivo durante todo su trayecto a Berlín, donde llegó la mañana del 15 de marzo. Se dirigió inmediatamente a ver a Gehre y Oster y les mostró el detonador. Supongo que Oster se haría cargo de la "carga".

(1) "Clam". Así llamaban los británicos a una pequeña bomba que era ideal para misiones de sabotaje que medía 5 3/4" x 2 3/4" x 1 1/2", cuya composición estándar era 55% Tetril y 45% TNT. Los "clams" que se entregaban vacíos se llenaban idóneamente con un explosivo plástico que los británicos llamaban "Compound B", consistente de hexógeno (60%) y TNT (40%).

Fuente: Peter Hoffmann, The History of the German Resistance

Saludos cordiales
José Luis

[Akeno]

Tresckow (que entonces todavía era Oberst iG)

Apuntado!

De hecho, Hitler voló primero a Vinnitsa y de ahí a Rastenburg, así que la explosión debería ocurrir antes de que sobrevolara Kiev.

Imagino que los conspiradores no tenían conocimiento de esa escala en su viaje a Rastenburg.

Abrió el paquete y halló que el detonador había funcionado correctamente hasta el momento en que el ácido había consumido el cable liberando el accionador sobre el detonador que debería haber producido la explosión; probablemente la ignición no se produjo por causa de una temperatura demasiado fría.

Gracias!

Schlabrendorff conservó el explosivo durante todo su trayecto a Berlín, donde llegó la mañana del 15 de marzo. Se dirigió inmediatamente a ver a Gehre y Oster y les mostró el detonador. Supongo que Oster se haría cargo de la "carga".

Y yo me preguntaba... ¿qué haría Schalabrendorff con la bomba? Ahora me queda más claro.

Gracias por la aclaración José Luis.

Por cierto, ¿conoces algo más sobre la implicación del general Olbricht en esta operación?

Saludos!

[José Luis]

De hecho, Hitler voló primero a Vinnitsa y de ahí a Rastenburg, así que la explosión debería ocurrir antes de que sobrevolara Kiev.

Imagino que los conspiradores no tenían conocimiento de esa escala en su viaje a Rastenburg.

Por cierto, ¿conoces algo más sobre la implicación del general Olbricht en esta operación?

No creo que hiciese escala, sino que se refiere al rumbo de vuelo. Aunque no lo puedo confirmar. El profesor Hoffmann escribe: "Hitler in fact flew first to Vinnitsa and thence to Rastenburg". Si me inclino porque no hizo escala, es por lo complicado del asunto en relación a la bomba. Ésta estaba preparada para explotar a la media hora desde que Schlabrendorff accionó el detonador. Por poco que durara el vuelo de Smolensk a Vinnitsa, cosa que desconozco, y por poco que durase la escala ahí (un Condor no necesitaría hacer escala para repostar, aventuro), ya se habría consumido la media hora. Especulo. Creo más bien que Hoffmann se refiere al rumbo de vuelo. Pero no estoy seguro.

En cuanto al general Olbricht, ya llevaba metido en el círculo de Beck-Goerdeler desde hacía mucho tiempo. Hacia finales de 1942 o principios de 1943, Schlabrendorff se reunió con Olbricht en las oficinas del AHA gracias a los buenos oficios del Hauptmann Hermann Kaiser (del estado mayor de Fromm), quien a su vez estaba en contacto permanente con Goerdeler. Este encuentro sirvió de preparación para la reunión que finalmente se celebró en Berlín entre Goerdeler, Olbricht y Tresckow, en la cual Olbricht prometió organizar un coup usando el Ersatzheer en Berlín, Viena, Colonia y Munich. Pero Olbricht era bastante indeciso y tenía que ser constantemente "trabajado" por Tresckow, quien encargó a Kaiser para forzar al titubeante Olbricht.

El papel de Olbricht en el asunto del Cointreau, amigo Akeno, fue totalmente secundario, incluso como ideólogo. Es más, en el 20 de julio de 1944, donde se metió a fondo (entregando en ello su vida), fue un manojo de titubeos hasta que el pobre de Stauffenberg regresó al CG del Ersatheer de Berlín tras el atentado, y tomó las riendas del coup. No estoy desmereciendo su valor, ni mucho menos. Se necesita muchísimo coraje moral para actuar como lo hizo el general de infantería, pero evidentemente carecía de la resolución de un Tresckow o un Stauffenberg.

Saludos cordiales
José Luis

[Coyote]

José Luis escribió:

Una vez que despegaron los tres Condor con sus cazas de escolta...

Por poco que durara el vuelo de Smolensk a Vinnitsa, cosa que desconozco, y por poco que durase la escala ahí (un Condor no necesitaría hacer escala para repostar, aventuro), ya se habría consumido la media hora. Especulo. Creo más bien que Hoffmann se refiere al rumbo de vuelo. Pero no estoy seguro.

Todo ésto me llena de dudas. Ciertamente un Condor no necesitaría repostar pero ¿que tipo de escolta llevaban y que autonomía tenían?
Lo que yo imagino es que el plan de vuelo, en toda lógica, debería llevar sobre zonas muy bien controladas por los cazas de la luftwaffe.

¿Existe alguna fuente con el plan de vuelo original? ¿Que tipo de cazas de escolta llevaba Hitler? ¿Repostaron en esa ocasión o fueron relevados en el aire?

Cierto es que aun faltaban unos pocos días para la muerte de Yamamoto, "asesinado" por los yanquis en una operacón aerea calculada precisamente para matarle, y por ello, la idea de derribar el avión de un tan preciado trofeo no creo que fuera exclusiva de los generales alemanes. Sin duda Stalin hubiera mandado al aire a toda su aviación de caza de haber conocido la noticia y el plan de vuelo... ¿o no?

Salu2

[José Luis]

Desconozco todo eso, Coyote. De todas formas es anecdótico para el asunto de fondo: la bomba no estalló, para desgracia de todos

[Akeno]

El papel de Olbricht en el asunto del Cointreau, amigo Akeno, fue totalmente secundario, incluso como ideólogo.

Bueno Jesús, yo me refería más bien a su papel en la operación Flash que tenía como objetivo matar al Führer y tomar el control.

El modo de eliminar al Führer (con "Cointreau" o apresándolo) ya era otra cuestión, en la que, coincido contigo, Olbricht no tuvo participación ostensible en esos "pequeños detalles".

Según Shirer:

En febrero de 1943, Goerdeler informó a Jakob Wallenberg (banquero suizo con quien ya había mantenido contactos anteriormente para entrar en contacto con Churchill) que "proyectaban un golpe para marzo".

El general Friedrich Olbricht y el "general" (coronel) von Tresckow, habían preparado juntos la "Operación Flash" durante los meses de enero y febrero. Olbricht, hombre profundamente religioso, se había unido a los conspiradores y, a causa de sus nuevas funciones, se convirtió rápidamente en uno de sus jefes. En su calidad de ayudante del general Friedrich Fromm, comandante en jefe del Ejército del Interior (Ejército de Reemplazo - Ersatzheer), se encontraba en condiciones de unir a las guarniciones de Berlín y de otras grandes ciudades del Reich a la causa de los consipiradores. Fromm mismo, como Kluge, había perdido sus ilusiones sobre el Führer. No obstante, no se le consideraba suficientemente seguro como para ponerle al corriente del complot.

"Estamos dispuestos. Llegó la hora de la "Operación Flash", dijo Olbricht a Fabian von Schalabrendorff, oficial subalterno del Estado Mayor de Tresckow, a finales de febrero...

Saludos y gracias!