Mensaje
por Garisded » Vie Sep 25, 2015 10:51 pm
Todo este asunto es muy interesante.
Invadir la URSS es un proyecto de locos. Basta con ver un mapa. Pero, además, en algún lugar de estos foros (lo siento, no recuerdo dónde), se habla de que, en juegos de guerra previos, von Paulus, que los dirigía, había dado por imposible el plan, por varios motivos, bastante sensatos todos ellos. La cuestión es que la Alemania de los 30 carecía de un imperio colonial, semejante al de toda potencia del momento, y solo podía buscarlo en el continente europeo y hacia el este. Y, además, Hitler siempre lo dejó bien claro. Formaba parte de las ideas nazis irrenunciables. O sea, que invadir la URSS fue un error, y se sabía que lo era, pero fue omitido o soslayado por motivos estrictamente ideológicos (imperialismo, racismo, etc.), propios del momento histórico.
Lamento no recordar la fuente, pero sí recuerdo haber leído que, justo tras la caída de Francia, hubo quienes aconsejaron a Hitler el ataque inmediato al Reino Unido. El Reino Unido estaba debilitado al máximo, con un ejército desarticulado y carente de material (otra cosa es la RAF y la marina). Según leí, Hitler no quería apretar demasiado al UK, para que aceptara negociaciones; Hitler pensaba que los británicos eran "razonables" (desde el punto de vista de Hitler de lo "razonable") y se avendrían a acuerdos de perdedor, pero, si se les atacaba, se negarían, por pundonor patriótico. Aquí el error fue claramente estratégico. Pero también ideológico. Hitler siempre pensó que, en el fondo, los británicos no eran demasiado distintos a sus arios soñados, y no quería pelear con ellos, salvo que se diera lo inevitable (y se daba).
El Tercer Reich aceptó alianzas militares como la italiana, que solo suponían problemas. El Tercer Reich estaba preso de confusiones. Por un lado, fanatismo ideológico, nefasto para organizar cosas sensatas. Por otro, un cinismo pargmático del estilo "soy práctico, que es lo que importa, sin ética y sin ideas", que tampoco funcionó. El faroleo, las trampas, la chulería y el engaño funcionaron con Austria, Checoslovaquia, Polonia. Las innovaciones bélicas funcionaron con Bélgica y Francia (pero Francia era un desastre: recuerden el libro de M. Bloch). Pero después, si lo pensamos seriamente, no hubo errores. Todo el plan completo era inverosímil, imposible, una alucinación. No hubo errores. En el caos no hay error (esto es de una canción de cuando yo era joven). El proyecto nazi era, por su propia esencia, suicida.