La conquista moral de Alemania

Cuestiones generales relativas a la Segunda Guerra Mundial

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José Luis
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Mensaje por José Luis » Mar Jul 01, 2008 5:53 pm

¡Hola a todos!

Sólo un par de detalles más, por si a alguien le pueden interesar. Yo no tengo tiempo para acometer más lecturas de las que ya tengo en lista de espera, pero el libro de Emil Ludwig, The moral conquest of Germany (1945) se puede descargar legalmente aquí (está en inglés):

http://www.archive.org/details/moralcon ... 00ludwrich

Y una breve (pero acerada) crítica del mismo, igualmente en inglés, aquí:

http://www.commentarymagazine.com/viewa ... -ludwig-19

Saludos cordiales
José Luis
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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Shindler
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Mensaje por Shindler » Mar Jul 01, 2008 6:45 pm

José Luis escribió: ...
Ese es el que tengo pero en castellano.
En cuanto a la crítica... Touche... :roll:
Pero el que tengo tiene copyrigth y en la web figura que no ¿Como puede ser?




Gracias por estar
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Von Richardsen
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Mensaje por Von Richardsen » Mar Jul 01, 2008 9:17 pm

Hola!
Shindler escribió:
Akeno escribió:
Shindler escribió:Luchas individuales y aisladas, ¿Alguna en masa? ¿Se vió ordas de opositores a Hitler por las calles de toda Alemania?.
Evidentemente, con un millón de SA y cincuenta mil SS rondando por las calles, no podía haber mucha oposición gritando contra Hitler por las calles. ¿Pero eso les hace culpables a los alemanes? Vaya.
Dos millones contra cuantos??? (Si realmente no le apoyaban claro) Raro en una Nación luchadora. :wink:
Pero nos meteríamos en un ¿Que hubiese sido si...? Y no es la finalidad.

En este punto estoy en desacuerdo: el ciudadano en general a la hora de oponerse al régimen no se pone a pensar: "Son solo 2 millones, somos muchos más que ellos, no tenemos que preocuparnos, vamos a ganar".
El ciudadano piensa antes en su seguridad, en la de su familia, en lo que puedan sufrir, independientemente de cuantos puedan llegar a ser y las chances de éxito que puedan llegar a tener. Los encarcelamientos, :sgm97: , ejecuciones, deportaciones, etc, son lo que toma en cuenta a la hora de decidirse.

Por supuesto que esto no se aplica a todos, siempre hay grupos de patriotas a quienes el sacrificio no les importa con tal de salvar a su nación de la tiranía, pero no son la mayoría (en mi opinión).

Cordiales saludos!
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Mensaje por Akeno » Mar Jul 01, 2008 10:59 pm

beltzo escribió:¿Hordas de opositores? ¿Y por qué debiera haberlas? Te recuerdo que las bondades o maldades del régimen aún estaban por demostrar, pero que una de las primeras medidas de Hitler fue descabezar a toda la oposición, con ello se aseguraba que cualquier oposición al régimen no pudiese ser masiva al carecer de organización.
El comentario de Beltzo sobre esta cuestión no ofrece lugar a dudas.

No se puede explicar tanto con tan pocas palabras. Mi enhorabuena.

Saludos!

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La conquista moral de Alemania

Mensaje por Shindler » Jue Ene 08, 2009 10:38 pm

La conquista Moral de Alemania luego de la SGM,
¿Como proceder con la Nación que casi destruye al mundo? ¿Como sería la lucha de esta nación por re-conquistar su moral perdida luego de la SGM?


Hola a todos!!!
Hace un tiempo atrás (casi seis meses y medio) les presenté un informe sobre la opinión del escritor Emil Ludwing sobre su manuscrito "La Conquista Moral de Alemania" que dió lugar a malos entendidos, primero por que planteé mal dicho informe no dándole el enfoque correcto y segundo porque no pude finalizar en tiempo y forma mi exposisión para que se viera la finalidad del mismo, potenciado además a que no fuí claro en mis planteamientos. Ofrezco aquí como prometí en su momento una "REVISIÓN" actualizada, leída y re-leída, editada en las partes que pudieran dar malos entendidos.

Pero antes hay que tener en cuenta los siguientes puntos.

1- Es necesario e imperativo aclarar que "Es la visión de un alemán de la época inmediata a la SGM (1947 - Ver punto 7) de cómo actuar (las potencias vencedoras) con una Alemania derrotada que quiso dominar al mundo", es la "el afán de ésta Alemania, por conquistar la moral perdida primero durante la WW1 y luego por los acontecimientos de la aberrante WW2". Tener en cuenta además que los estatutos que marcan la división de Alemania en la conferencia de Yalta fueron dados a conocer al mundo luego de la publicación del manuscrito de Fackeheim, la idea del autor no se alejaba de la realidad al menos en escencia .-

2- He notado que muchos pasajes del autor tienen un tinte de ironía al respecto del pueblo alemán, mas concretamente de la Prusia antigua, tenerlo en cuenta antes de emitir algún comentario que pueda ser consecuencia de una mala interpretación de tales ironías en el futuro.

3- También debemos saber que la finalidad del mencionado manuscrito era el de plantear un conjunto de ideas del como tratar a un régimen totalitario que se inspiró en muchos aspectos a los regímenes de la Prusia antigua.

4- Yo como forista sigo manteniendo que el pueblo alemán es culpable de haber permitido (una amplia mayoría) que Adolf Hitler llegara al poder absoluto de Alemania, culpo a el Kaiser de haberlo permitido y culpo al pueblo alemán por dejar que una minoría abrumase a una amplia mayoría. (es mi pensamiento personal, puedo estar equivocado para algunos o correcto para otros).

5- Cuando se habla de Hitler como caudillo, es (como mencione anteriormente) a modo de ironía, ya que unos pocos lo eligieron como caudillo (menos de los que imaginamos en cifras), la cifra de adeptos creció debido a una muy buena propaganda política*, fué lo que yo llamo "el mal contagio", pero aún así, luego de darse cuenta esa mayoría no actuó (pero claro ese es un pensamiento moderno).

* Me quedo con un apunte de Beltzo que citó a Fest de “El hundimiento”;

[...]La formidable ola de entusiasmo que acompañó la toma del poder, aun si fue generada por una astuta puesta en escena y constantemente reavivada, invalida ya de entrada cualquier afirmación que pretenda ver en ella un accidente de la historia. […] Al cabo de tantos años de una estatalización desacertada, apareció, como ante una consigna, la voluntad de atreverse a un nuevo comienzo, y esa voluntad barrió, en una mayoría de gente que iba rápidamente en aumento, todas las dudas. [...]


6- Fackeheim no juega con las formas, cuando menciona las "masas" victoriando y dando pleitecía a la obediencia es bajo la ironía ya marcada anteriormente, las "masas" fueron en crecendo por el "mal contagio", pero de todas maneras la mayoría opositora se dejó callar por la minoría del poder. (pensamiento moderno claro está es no permitir que una minoría gobierne, pero en muchos casos esa minoría por décimas es gobierno y no por millardos negativos).-

7- Se me ha pedido resumir el pensamiento de Fackeheim, cosa que trataré en breves líneas. Si alguien no quiere leer más de estas líneas lo reumiré de la siguiente manera;

Fackeheim planteó ya en 1945 (año de la primera edición del libro) una posible solución para controlar a la alemania dictatorial, ¿de que manera? dividiendo la Alemania en dos y hasta tres estados, por un lado una Alemania Federada, por otro un Estado Prusiano y por otro un estado Austríaco. Además de cambios en la enseñanza (quitando las doctrinas juveniles hitlerianas con claro empeño militar), economía (controlar los ingresos para evitar otro futuro levantamiento) y social (haciendo pagar a la sociedad incluso con trabajo en los paises damnificados por la Alemania del III Reich). Esto denota el temor latente de ése entonces por el resurgir de otra calamidad que pudiera reiterar las aberraciones del III Reich. Por ello el "La conquista moral de Alemania" a lo que preferiría llamarle "La recuperación de la moral alemana".

8- Cuando se habla de modelos de ejércitos, imposición de voluntades y explotación de conquistas es para marcar el mal comun que 300 años antes de la segunda guerra mundial Europa toda sufría y que Prusia adoptó, por tanto es responsable de sus actos pasados en su política futura, ya que a la larga influyeron de alguna medida en sus conceptos políticos finales. No niego que el modelo inicial dista mucho del de mediados de la ww1 y mucho más de a fines de la SGM, símplemente marco que de alguna manera influyó y que la política resultante lo fué como tal por su "inspirado" pasado.

9- Tanto Stein, Scharnhorst, Bismarck, Moltke el Viejo y otros se vieron influenciados por el poder y ellos eran parte de los "ladrillos" que oprimían a los que estaban por debajo, su sociedad así lo dispuso en tiempo y forma, no niego la brillantez política de Moltke el Viejo y Bismarck en la creación de una nueva "Germania" (el II Reich), es más si acaso Bismarck fué el único que tenía los ojos bien abiertos en cuanto a que Alemania no podía dominar a Europa y cuando y mucho menos al mundo, pero supo manejar la situación para que nadie sacara povecho y se le adelantara a la conquista de un poder total europeo que él mismo no deseaba (creo que José Luis lo comento en algún momento). ¿Podrían practicar modelos imperialistas sin oprimir a la sociedad?

10- Cuando se menciona; (...)"Para los alemanes, la vida pública no ha sido otra cosa a lo largo de varios siglos que el proceso de dar y recibir órdenes. Esta actitud que no es necesariamente inalterable tendría que haber cambiado para que hubiese paz en la Europa y en el mundo moderno. (...) tenemos que tener en cuenta que aún después de la WW1, Alemania creía que sus monarcas eran inocentes y pienso yo que por tener los ojos cerrados y de estar tan acostumbrados a obedecer, se perdonaron asesinos y se dejaron libres y permitir esto no aseguraba la paz, esos asesinos inspiraron un nuevo levantamiento lavando las mentes de los jóvenes.-

11- Mantengo como opinión personal que el nacionalsocialismo fué el producto final de la opresión social, ya no había mas cambios que realizar, Hitler se nutrió de ejemplos del pasado y aportó algunos propios, para mi, quiso tener su propia inmortalidad y creo que lamentablemente lo consiguió. No es aberrante pensar que un producto final (el nazismo) resultó por cambios y evoluciones politico-sociales de siglos anteriores, después de todo el nazismo no apareció de un día para el otro, y también es claro que éste se fué nutriendo de nuevas y alocadas ideas, talvez y solo talvez en muy poca medida inspiradas en el pasado. Por tanto es aplicable que Alemania queía un cambio a gritos pues se acumularon la derrota de 1918, desórdenes sociales y económicos, caos,desempleo, inseguridad, hambre y por supuesto el Tratado de Versalles. Como dijo Beltzo, Hitler se aprovechó de la situación.

12- Sabemos todos que Prusia fué un Estado que estaba dispuesto en escencia a todo por el poder (como cualquier Estado Europeo) al menos por la mayoría de sus monarcas. Lo más irónico que todo Estado monárquico creía que Dios estaba de su lado y a la vez predicaban con la fuerza y la opresión. Cuando Fackeheim castiga tanto a Hitler recuerdo una caricatura de época en la cual se veía la cara de Hitler con la sombra de Federico el Grande por detrás y se leía >>Federico el Grande decía "En mi reino cada uno puede ser feliz a su manera" Hitler en cambio "En mi Estado cada uno puede ser feliz a mi manera".

13- Otro pensamiento personal es que el que no quiso ver ya en 1933 lo que Hitler quería como resultado final era poco más que un ciego, si bien la priemra edición del MK no les alertó, en el constaban las pruebas de sus futuros delitos. Pero cuando se menciona; "en 1933 no menos de mil doscientos profesores alemanes saludaron alborozados el advenimiento de la barbarie hitleriana". Pregunto ¿Cuantos profesores, médicos titulados y otros tantos profesionales fueron oficiales de las SS y permitieron las barbaries cometidas? De todas maneras sé que en aquellos entonces nadie (o casi nadie) daba crédito a lo que el MK refería, reitero, es mi opinión y pensamiento creer que los alemanes a esa altura sabían lo que vendría.



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La conquista moral de Alemania

Mensaje por Shindler » Jue Ene 08, 2009 10:48 pm

Un escritor alemán de reputación internacional estudió en el libro citado el más espinozo de los problemas creados por la guerra: cómo se debía proceder con el pueblo alemán;*depués de la SGM (*añado ya que fué motivo de malas interpretaciones anteriormente). Una visión diferente pero válida y que nos deja mucho que pensar en relación a lo que por entonces (1945) pensaba el autor en el como actuar política y legalmente con la Alemania derrotada para que ésta no resurgiera en un nuevo intento de dominación mundial, temor claro de toda la humanidad.

Y volvemos a comenzar, ésta vez colocaré el trabajo íntegro (con algunas correcciones mínimas), recuerden las puntualizaciones anteriores.


Emil Ludwing nació en Breslau y recibió su educación en Heidelberg. Aun cuando siguió la carrera de abogado, optó desde muy jóven por el periodismo y la literatura.
En 1914 pasó a Londres en calidad de corresponsal de un diario y después de iniciada la primera guerra mundial continuó sus actividades periodísticas en varios de los países aliados de Alemania. De 1918 en adelante fue publicando no interrumpida serie de biografías de grandes personajes y de ensayos políticos e históricos. En lo personal interesantes y muy bien enfocados los distintos personajes, en éste en especial hace ver los distintos puntos de vista a tener en cuenta para la conquista moral de Alemania (como un personaje) y estudia su "biografía" de una manera muy interesante. Como simple dato entre sus estudiados se encuantran las biografías de Goethe, Bethoven, Bismarck, el Kaiser Guillermo y von Hindemburg. Permítanme compartir con ustedes esta visión del pueblo aleman y su moral (históricamente), y de cómo proceder con éste pueblo derrotado en la visión de Emil Ludwing.

Ludwing marca que la palabra Prusia tiene un significado más hondo que el de simple denominación geográfica y que representa por ende una filosofía y un concepto de vida propios del pueblo en cuestión. Para decidir como debería haber sido tratada Alemania al terminar la SGM se requería según Emil conocer esa filosofía y apreciar su influencia en el carácter alemán.

Esa voluntad de dominio del prusiano empezó unos 300 años antes de la SGM (recuerden cuando el Elector de la provincia de Brandemburgo creó con mano de hierro el primer modelo del ejército alemán). Por aquella época, Prusia contaba ya con una casta de guerreros que por medio del robo y también por herencia había llegado a poseer grandes extensiones de terreno del país situado al oriente, cuyos pueblos hablaban dialectos polacos y eslavos.

Esas "doscientas familias" prometieron a su soberano defenderlo de la agresión extranjera, a cambio de que él les asegurara sus posesiones y sus privilegios. De esta manera el elector Federico Guillermo formó un cuerpo de oficiales con los nobles terratenientes, llamados júnkeres, los que reclutaban a los campesinos que les estaban sometidos para prestar el servicio militar. De esta manera, esos campesinos pasaban toda su vida con el carácter de esclavos armados. A éstos se les enviaba a sus hogares por un término de tres meses durante cada año, con la doble misión de cultivar sus tierras y engendrar nuevos soldados para generaciones futuras.

Tanto los maestros de escuela como los pastores eclesiásticos no eran otra cosa que meros sirvientes de los júnkeres, a quienes por otra parete, estaba encargada la administración de la justicia en sus feudos, lo que les hacía dueños de toda la vida ciudadana.

Fué de esa manera como Alemania creó su ejército. Cuando con él, reyes y júnkeres sojuzgaban regiones extranjeras, proclamaban que llevaban la cultura a los pueblos bárbaros. Eran la espada y el látigo los instrumentos de que se sevían para propagar su "Kultura".

Para aumentar sus ejércitos, los reyes prusianos apelaban a procedimientos propios de la esclavitud. Tomaban presos a los súbditos extranjeros o los compraban como si fuesen ganado, algunas veces los alquilaban en calidad de mercenarios. Tales procedimientos únicos entre los de las naciones "civilizadas" contrastaban con los de Estados Unidos y Francia, que habían adoptado mucho tiempo hacia los prioncipios consignados en la declaración de los Derechos del Hombre. En tiempo en que era Washington presidente de los Estados Unidos, Prusia tenía en vez de una constitución, un "presupuesto militar". Todos los miembros del gabinete se llamaban "ministros de guerra" y todos los recaudadores de rentas llevaban el título de "comisarios de guerra".


Permítanme retroceder a tiempos anteriores a la WW2 sólo para tener un concepto de lo que se hará referencia en lo que seguirá de ahora en más.

Cuando en 1871 Bismarck impuso el dominio de Prusia sobre los demás principados alemanes y el rey de Prusia asumió las funciones y el título de emperador de Alemania, los júnkeres dominaron toda la extensión del Imperio. Hasta 1918 a las familias de tal casta correspondían todos los ministerios y gobernaciones, sin que obstante que las personas pertenecientes a ella, por ser gente dedicada a la profesión militar, creciesen aun de la más rudimentaria preparación para desempeñar esos empleos. La mayor parte de los vástagos de esas familias júnkeres no habían recibido otra educación que la de la academia de estado mayor general (Kriegsschule) y de vez en cuando un solo período universitario empleado generalmente en libar cerveza y en reñir desafíos.

Sólo en Alemania podía ocurrir que se mirase con repugnancia al hombre de acción que fuese a la vez un scholar. El primer presidente de los Estados Unidos dejó escritos de su puño y letra treynta y siete volúmenes. Jefferson, Franklin, Wilson y varios más fueron también intelectuales. Pero Prusia y luego Alemania había sido durante trescientos años una nación que era gobernada por nobles ignorantes, (que por ejemplo obligaba a las mujeres a registrar cada comienzo de sus períodos menstruales en la policía) . Por muchos años los hombres en quienes Prusia veía sus adalides espirituales, proclamaron principios tales como;

"No puedo reconocer otra fuente del Derecho que la Fuerza"
Ostwald, ganador del premio Nóbel en 1894.

"Quien quiera que predique ese seatino de la paz perpetua, carece del más ínfimo concepto de lo que es la vida nacional. Nuestro ejército es la forma gloriosa del idealismo alemán".
El historiador Treitschke (1896)

"La guerra reclama las más altas potencias de la naturaleza humana. Las atrocidades individuales se borran ante el idealismo de la magnitud de la empresa".
El General Bernhardi (militarista clásico).

"El humanitarismo no es más que una mezcla de estupidez y cobardía".
Adolfo Hitler.




Por lo menos una vez en el curso de cada generación, el estado mayor prusiano promulgó ese fatídico documento que lleva el nombre de orden de movilización y el pueblo alemán lo ha recibido siempre con entusiasmo. Para los alemanes, la vida pública no ha sido otra cosa a lo largo de varios siglos que el proceso de dar y recibir órdenes. Esta actitud que no es necesariamente inalterable tendría que haber cambiado para que hubiese paz en la Europa y en el mundo moderno.

El americano considera la sociedad como un plano en el cual todos viven más o menos en un mismo nivel social y político aunque los más capaces logren sobrepasar a los demás en prestigio, riquezas o realizaciones artísticas. Para el alemán, la sociedad era una pirámide de la cual él, individualmente no era más que un ladrillo que sirve para sostener a los que están encima y para oprimir a los que están debajo ( ). Se sentía feliz al cuadrarse en presencia de su inmediato superior y al adularlo y no menos feliz al mandar a gritos a sus inferiores.

Mientras en América el Estado era una comunidad de individuos que han confiado a algunos de sus conciudadanos la administración del gobierno, para los alemanes el Estado era una deidad entronizada en las nubes. Todo funcionario público se consideraba superior al ciudadano común y corriente, y en señal de superioridad vestía uniforme. El americano no se cansaba jamás de criticar al presidente de la república, al senado, al comandante de las fuerzas armadas, el alemán repudiaba instintivamente esa manifestación de independencia de criterio.



Cuando ascendió Hitler al poder, nada asombró tanto al mundo como las manifestaciones de júbilo con que los profesores universitarios de Alemania acogieron el comienzo de esa "nueva" era. En 1914, 93 notables integrantes alemanes aprobaron en un manifiesto la invasión de Bélgica, en 1933 no menos de mil doscientos profesores alemanes saludaron alborozados el advenimiento de la barbarie hitleriana.

De ésta suerte se vió el pueblo, en los momentos de las grandes crisis, privado del apoyo de los que hubieran podido ser sus conductores "espirituales". El pueblo creyó en la sabiduría de sus gobernantes, desde luego que veía las decisiones de éstos respaldadas por los dirigentes espirituales de la nación. Si en los momentos decisivos de 1914, 1933 y 1933 los profesores universitarios hubieran alzado una voz de protesta, es seguro que por lo menos una parte de la población habría vacilado en hacerse cómplice de los desmanes de sus gobernantes. Pero los profesores hicieron precisamente lo contrario.

Válido para el topic de "El soldado" para definir una característica del soldado Alemán, Alemania es el único pais que carecía de un héroe de la libertad, el único que no ha erigido un solo monumento a ese ideal. Ni en la historia ni en la literatura alemana se tropieza con ejemplo alguno de hombres que se hayan levantado contra la tiranía de sus príncipes, no hay ninguna de esas figuras que viven en la historia y en el corazón de otros pueblos. Siempre ha sido preferible para los alemanes el orden a la revolución, la obediencia, a la libertad.

Por lo demás, Adolf Hitler era el único de los dictadores modernos que había conquistado el poder por las vías "legales". Todos los demás han apelado a la fuerza para apoderarse del gobierno. En la última elección libre de 1932, los alemanes que podían escoger entre ocho partidos principales, les dieron casi 12 millones de votos a los nazis y unos siete millones a los socialistas. Hitler había expuesto públicamente su programa de acción política, de manera que los 12 millones de ciudadanos que votaron al nazismo expresaron claramente en las urnas su deseo de llevarlo al poder. En efecto puede decirse que ningún presidente de los Estados Unidos llegó a la Casa Blanca con mejor derecho a gobernar legalmente que el que asistía a Hitler cuando entró en la Wilhelmstrasse. Hindemburg lo habia nombrado Canciller en vista de la fuerza numérica de adeptos a su partido y en el parlamento. Sobre la cabeza del pueblo alemán y no sólamente de los fanáticos nazis, tenía que recaer la responsabilidad pavorosa de la SGM porque Hitler era algo más que el jefe legal del gobierno, era también el conductor moral del pueblo. Los alemanes jamás tuvieron un dirigente más apropiado. (Irónicamente hablando claro está)

El Fuhrer les dio a sus compatriotas lo que tanto añoraron durante los desteñidos días de la república, uniformes, desfiles, música militar y fanfarria al buen estilo Impreial Romano. Pero por sobre todo restableció la autoridad, que ellos preferían a la responsabilidad. He ahí al hombre de sus anhelos, el que pensaba por ellos (y hasta votaba por ellos) tal como lo habían hecho los reyes y los júnkeres desde tiempo inmemorial.

El primero de Mayo de 1933 se oyó por primera vez en la radio el discurso de Hitler, que pronunciaba ante varios miles de personas ¡OBEDIENCIA! y repitió dos veces la palabra mágica, pudo oírse como las masas se sentían arrebatadas por el frenesí y el entusiasmo. Los alemanes saludaban la obediencia con el alborozo con que otros pueblos saludan la libertad, el nuevo conductor había encontrado la llave que abría sus corazones inundados de fanatismo, alegría y fidelidad. Pero nada que les dominara los ánimos tanto como las matanzas al por mayor del 30 de Junio de 1934, cuando Hitler se deshizo de una gran cantidad de sus propios secuaces. Por fin tenían ya ante sí los alemanes al grande hombre de acción, al que sabía hacer las cosas a cabalidad y con mano de hierro.

No había alemán que no se estuviese al corriente de rearme secreto, ninguno que no lo aprobara. Aun antes de Hitler, se deplegaban en todas las aulas mapas en que se señalaba el contraste entre las fronteras territoriales de Alemania de 1918, con lo que tales fronteras llegarían a ser algún día. En catorce años, de cuantas apropiaciones se solicitaban al Reichstag, sólo las destinadas al ejército se vieron libres de la intervención de la oposición.


Durante los doce años de la dominación hitlerista, ni un sólo partido político, ni un club o facultad universitaria, protestó contra lo que estaba ocurriendo. No hubo grupos que alzaran la voz contra los obvios preparativos de guerra, ni contra el brutal tratamiento dado a los judíos por los nazis, ni contra la dominación completa que el régimen ejercía sobre la vida económica y social. Los obispos católicos y la iglesia protestante sólo se quejaron de la intervención estatal en asuntos eclesiásticos, pero no protestaron contra el régimen porque fuera un régimen criminal.

Por otra parte, los crímenes de guerra de los alemanes no fueron cometidos por el millón de hombres que formaban las SS, sino por quince millones de soldados del ejército regular. ¿No o eran soldados alemanes los que se hacían retratar, con un cigarrillo entre los labios sonrientes, en algún lugar de Polonia, viajando en un carro arrastrado por diez ancianos judíos de barbas blancas? ¿No lo eran los pilotos que ametrallaban a las mujeres y niños que huían por los caminos de Francia en 1940? ¿Quiénes fueron los que incendiaron a Lídice, dejándola convertida en cenizas y dieron muerte a la totalidad de la población? ¿Quiénes asfixiaron a decenas de millares de judíos en el interior de vagones de ferrocarril precintados, y asesinaron a otras decenas de miles frente a las fosas que previamente se les obligaba a cavar con sus propias manos? ¿Quién era el verdugo sino el mismo pueblo alemán en armas? Es ese pueblo el mismo que una veintena de años antes de la SGM había arrasado las ciudades francesas en su retirada final y había pegado fuego a los bosques de la tierra de Francia, nada más que por gozarse de sus últimos momentos de poderío. Estos hombres de ahora, son los mismos de entonces o son hijos de aquellos.

Cada alemán al perpetrar tales crímenes se considera órgano del Estado. Ser un órgano eficiente del Estado importa, para el alemán, más que ser ciudadano recto y humano. Por la gloria de la patria el alemán dará muerte a cualquier vecino a quien considere superior. Así lo ha hecho siempre, no solo en la época de Hitler, sino desde los tiempos de sus emperadores medievales.

El alemán ha llegado a creer que todo el sentido de la vida está compendiado en el entusiasmo de sus dirigentes por dominar al mundo y en su propia pasión de obedecer. La derrota altera temporalmente lo que el alemán considera un orden de cosas estableciido por el mismo Dios, pero, al fin y al cabo la derrota no es más que una tregua. Su hijo (así razonaba el alemán para consolarse) repetirá la tentativa dentro de unos veinte años. Toda esperanza de un cambio benéfico en Alemania depende de que la nación llegue al fin a abandonar esa fe ciega en su propia invencibilidad.



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La conquista moral de Alemania

Mensaje por Shindler » Jue Ene 08, 2009 10:52 pm

La mayor parte de los planes propuestos por los escritores norteamericanos sobre el modo como debía tratarse a Alemania en la postguerra se orientaron en una u otra dirección opuestas entre sí y según el autor equivocadas. Veamos.

Unos pedían que se hiciera desaparecer a Alemania como nación, sometiendo a los hombres a trabajos forzados en el extranjero, arrasando todas las instalaciones industriales, dividiendo el país en una docena de pequeños estados. Querian otros que se reconstruyera a Alemania aprovechando a sus "mejores elementos" apoyando a la "minoría decente", estableciendo elecciones democráticas y gobierno propio.

Un tercer plan (término medio entre los dos extremos opuestos) constituía la única solución posible segun el autor.
El propósito de éste plan era no solamente hacerles comprender a los alemanes que habían perdido la guerra, sino que también obligarlos a entender que merecían perderla.

Para empezar, los que sean culpables, de haberla fomentado y de haber cometido atrocidades durante el conflicto debían verse castigados esta vez, y no hay que olvidar que entre los criminales de guerra figuraban los magnates de la banca, los industriales y los conductores intelectuales, lo mismo que los jefes, tanto nazis como militares. Los juicios habrían de ser públicos y deberían haberse hecho conocer por medio de la radio y de los noticieros del cine, del mayor número posible de alemanes.
Oyendo los lloriqueos de sus antiguos amos, leyendo la verdad y la mentira en los rostros fotografiados en la pantalla, los alemanes empezarían a rectificar su opinión sobre los ídolos del ayer.

El detestable espectáculo de esa farsa que fue el desarme alemán después de la primera guerra mundial, no debe repetirse. El desarme total es la única solución posible para el problema del espíritu militarista teutón, porque el fin último que se busca es destruír en ese pueblo el hábito de vestir uniforme, física y mentalmente. Por el contrario había que enseñarles a aceptar la presencia de uniformes extranjeros en su propia tierra. Como el uniforme seguía siendo la única expresión formal de autoridad en Alemania, nada menos que los arreos militares extranjeros lograrían hacerles comprender la realidad de la derrota. Entonces tal vez Karl le dirá a su amigo: "¡Fritz, esta vez si parece que perdimos la guerra!".

Desde luego, todo esto exigía un ejército de ocupación. Y en ese ejército debían estar representados, además de los Tres Grandes, todas las naciones cuyo territorio ocuparon los nazis. Había que hacerles ver a los alemanes por sus propios ojos la clase de pueblos que torturó su nación, y quienes fueron los hombres que al final de cuentas los dominaron a ellos. El autor cree que ésta es la única manera de imponerse al respeto del populacho alemán (y ese respeto sería el factor decisivo).
Había todavía un punto de capital importancia: debía decretarse pena de muerte contra todo el que poseyese armas clandestinamente. Sólo al convencerlos en esta forma, de que los armamentos son lo único que el mundo les niega, puede esperarse que los alemanes orientasen sus capacidades y talentos por los senderos de la paz.

Autor escribió:
No creo que deba fijarse de antemano la duración de la ocupación militar. Ese punto lo decidirá la situación general del mundo y la actitud de los mismos alemanes. El ejército de ocupación no debe en ningún caso retirarse hasta que el mundo pueda contar con la seguridad de que se ha operado en la mentalidad alemana un cambio radical de actitud, sea que para ello se requieran veinte años o treinta o más.


No debía permitirse a los alemanes viajar al exterior durante unos diez años. Recordemos lo que ocurrió luego del conflicto anterior (WW1). La república alemana envió a los Estados Unidos como seiscientos profesores universitarios, pocos de los cuales tenían más mérito que el de ser activos propagandistas del ideal de una Alemania más grande. Esos seiscientos propagandistas, salidos del vientre de un gigantesco caballo de Troya, comenzaron a difundir el mito de la inocencia alemana con relación a las causas de la guerra, y a suplicar que se suavizaran las condiciones de paz. Debe evitarse que se repita ese triste espectáculo; de lo contrario, los intelectuales y los industriales germanos volverán a aprovechar sus viajes a París y a Nueva York para hacer propaganda en favor del pobre y sufrido pueblo alemán. Si estiman los vencidos que esta restricción constituye una ofensa, tanto mejor. Sólo cuando se den clara cuenta de que el mundo los aprecia menos que a otras naciones, comenzarán a hacer exámen de conciencia y a tratar de reformarse, lo cual es parte de la conquista moral.


Desmembrar a Alemania en muchos estados pequeños no garantizará la paz estable, en realidad, no había duda de que la paz mundial podía lograrse más fácilmente sin ese desmembramiento. Se suponia que si los estados unidos fueran divididos en media docena de naciones distintas como consecuencia de una victoria del japón. Inmediatamente desaparecerían los entonces actuales antagonismos regionales y todo el país experimentaría un renacimiento de la conciencia de nacionalidad, la comunidad de tradición histórica, de idioma y de costumbres, cobraría súbitamente una importancia enorme y desde ese momento el pueblo no cesaría en su lucha por la unificación política.

Con todo, el odio a Prusia estaba muy generalizado entre el resto de los alemanes y tiene su explicación en la forma en que Prusia sojuzgó a todas las demás provincias o principados durante el siglo XIX. esta situación da la clave de una solución sencilla y eficaz al problema; la partición del país en dos; una "federación alemana" a la que serviría de frontera oriental el río Elba y una "república prusiana". Todas aquellas características que les han granjeado a los alemanes una animadversión tan violenta, tienen su origen en Prusia. Aislando a esa provincia del resto del país, se paralizarían el cerebro y los miembros de la concupiscencia bélica alemana.

Todavía poseen los júnkeres prusianos los grandes latifundios, base en que se asienta su poderío. Parcelando esas propiedades para repartirlas entre los campesinos (de los cuales unos 100.000 viven como ganado).

Separar a Prusia del resto del país tendría el mismo efecto que la partición en varios estados independientes, pero sin el acompañamiento de repercuciones nacionalistas. No puede caber la menor duda de que, si la cuestión se sometiera al plebiscito, la mayoría de los alemanes no prusianos optarían por pertenecer a la "Federación Alemana" y no a Prusia.

Autor escribió:Según mi plan, quedarían de vecinos tres países germanoparlantes, (lo mismo que son hoy vecinos varios países independientes que hablan francés o el castellano) Prusia, la "federación alemana" y Austria. Las ventajas de esta solución serían;

1-La improbabilidad de un movimiento nacionalista.-
2-La eliminación de la influencia de los júnkeres.-
3-La imposibilidad de que un futuro rey o Fhurer de Prusia creara otra vez un ejército con los recursos de toda Alemania.
En esta ocasión no deben exigirse a Alemania el pago de reparaciones que nunca llegaron a cobrarse la primera vez (durante la WW1). Lo escencial es educar a los teutones quitándoles su megalomanía. El éxito de esta empresa seá mucho más valioso que cualquier suma en que se estimen las reparaciones, las que, para ser efectivas, harían indispensable que se dejaran intactas las industrias alemanas, o que se rehabilitasen; y es claro que si se permite la restauración total del aparato industrial, no habrá poder humano capaz de impedir que los alemanes vuelvan a armarse.
Es pura propaganda eso de estar declarando que la economía europea se hundiría sin las exportaciones alemanas. Durante más de cinco años el mundo ha producido lo que necesita sin la colaboración de la industria Alemana. ¿Por que no seguir asi?

El hecho de que el alemán vea nuevamente las chimeneas trabajando a fulltime haría renacer el sentimiento de que la economía se está reestableciendo y que por ende se podría "volver a empezar".-
Otra exigencia es importantísima en el campo económico; el destierro temporal de trabajadores alemanes para que vayan a ayudar a reonstruír las propiedades destruídas por ellos mismos en otros países. No deben desterrarse a todos los varones; con unos pocos millones bastaría para esa labor, los demás pueden dejarse para que trabajen en su propia tierra. Pero justo y moral sería obligar a una nación culpable de un crimen que no tiene par en la historia, a que con sus propias manos repare por lo menos una parte de la ruina que causó a las demás.
Pero es justo y necesario darles también la esperanza y la seguridad de que cumplidas las tareas, serán libres.
La labor de reeducación de los alemanes debe comenzar por los niños que aún tienen el flagelo de las juventudes hitlerianas, y terminar con el "aula militar" no se puede regresar a los uniformes ni a los cánticos que resalten al único "héroe alemán", la fuerza. También en los deportes debe inculcarse el espíritu del "fair play" y dejarse entonces de luchar por ser el mejor y demostrar que el que pierde no merece ser llamado "alemán". Hacerles ver que pueden perder sin temor a reprimendas o castigos...

La enseñanza de la Historia debe ocupar lugar preferente en los nuevos currículos de Alemania, presentar no sólo la Historia luminosa, mostrar también las páginas obscuras de ella, así como durante la priemera derrota se les enseñó a considerar al antiguo rey y sus generales como héroes que cayeron víctimas de un mundo traicionero y superior sólo en lo material, esta vez es preciso hacerles entender que sus padres desafiaron al mundo, esclavizaron al continente y mancillaron el nombre alemán con crímenes inauditos. Hay que llevarles al espíritu la noción del deshonor de Alemania. Mostrarles a escolares y universitarios la aberración que dió como resultado la fé ciega en alguien que se formó con aquel pensamiento e ideología de los héroes derrotados por los malvados extranjeros.

Una Nación que durante más de un siglo ha sido educada en la arrogancia y en la adoración de la fuerza no puede ser sojuzgada por métodos de suavidad. a los alemanes no se les debe esclavizar pero es indispensable hacer uso de restricciones morales para poder manejarlos. Sólamente presentándoseles como amos y dominándolos estrictamente pero con mano dura y a la vez con tolerancia, ésto hara que millones de jóvenes alemanes reconsideren que el único camino para mantener su moral es la paz....


Gracias por estar
P.D. Espero esta vez se entienda mejor.
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La conquista moral de Alemania

Mensaje por Mike » Vie Ene 09, 2009 6:06 pm

Creo que en realidad, todo el texto tiene un gran porcentaje de propaganda. No estoy juzgandolo (deberiamos situarnos exactamente en la inmediata posguerra). Lo cierto es que de los tres puntos propuestos, esta claro que fue el tercero el implementado, al punto que durante los años '50, '60,'70 y '80, cada aleman sintio vergüenza del pasado nazi de su pais debido a una enorme operacion de inteligencia que no diferencio a criminales de guerra de soldados, muchas veces heroicos, que lucharon por su pais.
Sin embargo-y por suerte-todo sedimenta, los años '90 trajeron un revisionismo historico muy saludable y asi los alemanes pudieron dejar de sentir tanta culpa por hablar ese idioma y por haber nacido dentro de los limites de Alemania (!!!) una total, y absoluta locura.
El mea culpa que los aliados (especialmente USA) exigio a todos los alemanes, solo funciono en ese sentido. Me refiero a que ellos mismos-por ejemplo- no tuvieron la altura moral para decir "Hiroshima y Nagasaki fueron dos actos demenciales", sino que buscaron excusas tales como: "la guerra hubiese durado mucho mas..." (?)

Nadie en su sano juicio puede justificar los crimenes nazis. Asi como nadie deberia tener por objetivo (menos los vencedores, por la responsabilidad que les compete) humillar al derrotado.

Un abrazo !
Última edición por Mike el Vie Ene 09, 2009 6:31 pm, editado 1 vez en total.
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"Deutschland, Deutschland, Über Alles, Über Alles im der Welt..." - primer estrofa del himno aleman, escrito en 1841, censurada al finalizar la guerra y hasta hoy por los aliados
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La conquista moral de Alemania

Mensaje por Shindler » Vie Ene 09, 2009 6:11 pm

Hola mike!!!
Gracias por participar.
Es cierto lo que mencionas, hay un tinte de propaganda sobre todo veo que el autor actúa como "despechado" y critica a la prusia y a la Alemania del III Reich aparentemente por el despecho de la derrota, de las aberraciones cometidas, de la locura de la guerra y sobre todo por poner a todos los alemanes en la mira (sentimiento que todos los alemanes experimentaron).




Gracias por estar
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