¡Hola a todos!
Martin Niemöller escribió:
En mi opinión todas las apreciaciones que se hacen de otra persona están empapadas de subjetividad. No descalifico totalmente a Kershaw, pero sí me molesta que Kershaw descalifique a Kubizek......
El compañero fermat ha resumido muy bien cuál es la posición de Kershaw ante las memorias de Kubizek y cuál debe ser la posición del historiador entrenado sobre cualesquiera otras memorias. El historiador, profesional o aficionado, debe contrastar siempre la información que maneja, y cuando tiene dudas sobre la misma entonces debe reservarse de extraer ninguna conclusión definitiva basada en dicha información. Poner en cuarentena ciertas informaciones o comentarios de las memorias de un autor, protagonista de los hechos que refiere, no equivale a poner en cuarentena todas sus memorias. Simplemente, debe confirmarse en otras fuentes primarias lo que dice dicho autor. Es notorio que ningún historiador serio ha rechazado las memorias de oficiales superiores como Kesslering, Manstein, Guderian, Zhukov, Montgomery y cía, pero sí han tomado con reserva ciertas partes de las mismas, cuando no han desvelado sus inexactitudes, deliberadas o no.
De la época de Hitler en Viena, no sólo Kubizek es la única fuente de información, sino al menos otras dos personas conocidas (Reinhold Hanisch y Karl Honisch) y un anónimo. Nuevamente impera la reserva a la hora de valorar sus testimonios, como el de un cuarto, Josef Greiner, de quien dice Kershaw que “lo ha utilizado la mayoría de los historiadores al tratar de esta parte de la vida de Hitler, pero es, en realidad, aunque no del todo sí mayoritariamente, una invención, tan absolutamente viciada y desacreditada que hay que prescindir de él”. (Kershaw, Op. Cit., 54).
¿Y qué decir de los testimonios de las personas que convivieron y compartieron la vida de guerra en el regimiento de Hitler? ¿También por el hecho de ser “camaradas de frente” (situación, por cierto, donde relativamente suelen dejarse a un lado las reservas que solemos mostrar en la vida normal) hay que aceptar sin ningún espíritu de crítica y sin necesidad de someter a contraste las opiniones que esos camaradas de Hitler hicieron sobre él? Si lees, por ejemplo,
Corporal Hitler and the Great War, 1914-1918. The List Regiment de John F. Williams (2005) o
Hitler's First War: Adolf Hitler, the Men of the List Regiment, and the First World War de Thomas Weber (2010), te llevarías enormes sorpresas sobre Hitler si aceptas como fundados ciertos testimonios de camaradas de Hitler.
Por tanto, las fuentes deben contrastarse siempre con otras fuentes; las memorias, más.
Martin Niemöller escribió:
Quizá dió la impresión de que hablo retrospectivamente, pero no es así. Hitler ordenó el rearme con la intención de iniciar una guerra tarde o temprano. Muchos generales, en ese momento se opusieron -y hablo de ese momento, no hago retrospectiva-, por nombrar uno: Beck, que era jefe del ejercito y renunció por no estar de acuerdo con el expansionismo de Hitler.
Me sabe mal tener que corregirte nuevamente, pero no me dejas otra opción. En primer lugar, Beck nunca fue jefe del ejército, sino jefe del Estado Mayor General del Ejército (jefes del ejército lo fueron, desde la llegada de Hitler al poder, Hammerstein, Fritsch y Brauchitsch). En segundo lugar, ningún general, repito ninguno, se opuso al rearme de Hitler; ni siquiera el gran Hammerstein-Equord (hasta entonces y entonces el mayor enemigo de Hitler, según el propio Hitler comentó en 1945), que era en 1933 el jefe del alto mando del ejército (Chef der Heeresleitung), y en cuyo despacho del Bendlerblock se reunió con Hitler, en presencia de otros jefes del Reichswehr, el 3 de febrero de 1933. Ya en esta reunión Hitler expuso a la cúpula del Reichswehr sus objetivos de rearme y expansión inmediata del Reichswehr. Ya la respuesta de Hammerstein fue que estaba de acuerdo con el objetivo de Hitler, aunque no con sus tiempos (ritmo). Y la opinión de Hammerstein se mantuvo con Fritsch y Brauchitsch, y durante todo ese tiempo, con Adam, Beck y Halder (los tres jefes del EMG que tuvo el ejército de tierra alemán con Hitler antes de empezar la guerra). Es más, bajo su jefatura del EMG, Beck hizo todo lo que pudo para llevar a cabo ese rearme y expansión, pese a que no estaba de acuerdo con el ritmo de los mismos, pues en su opinión iba en detrimento de la calidad de las fuerzas armadas.
La primera vez que Beck se mostró seriamente preocupado por las repercusiones políticas que podía causar los planes agresivos de la política exterior de Hitler fue a finales de 1937 y principios de 1938, cuando fue enterado por el coronel Hossbach del contenido de la reunión de noviembre de 1937 de Hitler con los tres jefes de las fuerzas armadas y el ministro de exteriores, Neurath. Esa circunstancia, junto con el affair Blomberg-Fritsch y la crisis checa constituyeron los motivos que llevaron a un Beck completamente desamparado (del resto de sus colegas) a presentar su dismisión en agosto de 1938.
Por tanto, tu frase citada carece de fundamento y sostén para el propósito que pretendes demostrar con respecto al rearme y expansión del Reichswehr-Wehrmacht. Y te adelanto otra cosa para lo que ha de venir: de forma similar, el liderazgo del Reichswehr-Wehrmacht, con Blomberg a la cabeza, apoyó decididamente el adoctrinamiento de las fuerzas armadas en los principios básicos del nacionalsocialismo ya desde agosto de 1934. En algunos aspectos no hacía falta adoctrinar demasiado, sobre todo a los altos oficiales; me refiero en el antijudaísmo y el anti-comunismo, dos sentimientos bien arraigados, antes del gobierno de Hitler, en la mayor parte de la cúpula del cuerpo de oficiales alemán.
Martin Niemöller escribió:
Beck opinaba que si se desataba una guerra europea -que era a donde se encaminaba Hitler, y esto no es hacer retrospectiva-, Alemania no podría derrotar a Francia, y estoy seguro que hubiera sido así si Hitler no hubiera contado con jefes militares como Guderian, Manstein o Rommel, que pusieron en práctica la blitzkrieg con muy buen resultado, por lo menos en esa fase de la guerra. Por eso digo que Hitler tuvo mucha suerte de contar con estos generales porque la mente de Hitler estaba más de acuerdo con los cánones rígidos de la primer guerra como se puede ver en el frente ruso más adelante, con sus ideas de ciudades-fortaleza, etc.
Beck y otros pensaban que Hitler provocaría un desastre, y esto no es hacer retrospectiva.
Beck se expresó de esa forma en 1938, antes y después de su dimisión. Y como Beck, con respecto al resultado de una guerra generalizada desatada en 1938 (ó 1939) pensaban de forma similar muchos de los jefes del ejército: Brauchitsch, Halder y la mayor parte de los generales con mando de campaña. Pero debemos contextualizar y matizar esta circunstancia. Primero esos caballeros habían apoyado con tesón el rearme y expansión de las fuerzas armadas dictados por Hitler, y se habían congratulado de los éxitos cosechados por su Führer en política exterior, amén de sus promociones en el escalafón, dictadas igualmente por Hitler. Pero le vieron las orejas al lobo en 1938, cuando las pretensiones de Hitler sobre Checoslovaquia amenazaban con desencadenar una guerra generalizada en Europa. Sin embargo, sólo Beck tuvo el coraje moral y físico de oponerse formalmente a los deseos de Hitler con Checoslovaquia; ningún otro general lo apoyó o secundó formalmente, sólo con la boca pequeña, pero no a la hora de dar la cara. Por eso dimitió. Luego, desde sus auspicios en la sombra, algunos de esos compañeros de armas (junto con otros prohombres civiles) tramaron una conspiración que finalmente se quedó en nada ante el “éxito” hitleriano en el Pacto de Munich. Nada opusieron después ante la invasión de Checoslovaquia en marzo de 1939 y nada volvieron a objetar ante la invasión dictada por Hitler contra Polonia finalmente el 1 de septiembre de 1939. Y eso que era una invasión que llevaba inherente la semilla de una guerra criminal, de aniquilación contra Polonia.
La posible, e incluso probable, declaración de guerra de Francia y Gran Bretaña era un riesgo que Hitler y ellos (los jefes militares), aceptaron cuando invadieron Polonia. No era una certeza. Y prueba de ello es que Hitler, antes del comienzo de la campaña polaca, prohibió unos ejercicios de mapa que pretendía hacer el EMG para el caso de tener que enfrentarse con Francia y Gran Bretaña. Por otra parte, los precedentes diplomáticos anteriores, inmediatamente anteriores, hacían creer a Hitler que Francia y Gran Bretaña no iban a hacer mucho más, pese a sus manifestaciones públicas y diplomáticas, de lo que habían hecho en el caso de Checoslovaquia en 1938 y 1939 (o en el caso de los otros “golpes” de Hitler en política exterior). Y en esto también confiaba el generalato de la Wehrmacht. Por eso Hitler recibió más tarde, el 3 de septiembre de 1939, como un jarro de agua fría, desconcertado, la declaración de guerra de Gran Bretaña y Francia. Pero superado ese desconcierto, esas declaraciones de guerra, por sí solas, no significaban nada irreversible, ni siquiera significaban, como así se demostró inmediatamente, una guerra efectiva. Y por ello Hitler llegó a considerarlas un gesto de Gran Bretaña y Francia hacia la galería europea.
Cuando se concluyó con éxito la campaña polaca, una mayoría aplastante, por no decir total, del generalato de la Wehrmacht ansiaba que se llegara a un entendimiento con las dos potencias occidentales encaminado a la paz. Y en ese sentido Hitler realizó su discruso de oferta de paz en el Reichstag el 6 de octubre de 1939, sin recibir respuesta alguna de Gran Bretaña y Francia en los días siguientes (nótese que estoy haciendo un resumen al margen de los matices necesarios, sólo con la finalidad de contextualizar). Y a partir de entonces Hitler quisó desde ya el inicio de la ofensiva contra Francia (y sus aliados), encontrándose con la reticencia (no oposición declarada) del OKH, fundamental pero no exclusivamente, pues era ampliamente compartida por los comandantes superiores de campaña y por el OKW. La reticencia venía fundamentada en la creencia de que la Wehrmacht (y Alemania) no estaba entonces preparada para derrotar a Francia, considerado entonces el “mejor” ejército del mundo. Esta reticencia -camuflada en continuas objeciones técnicas, tácticas, estratégicas, de entrenamiento y de armamento por parte del OKH-, junto con una meteorología desfavorable, hicieron retrasar una y otra vez las fechas que Hitler había dictado para el inicio de la ofensiva, ofensiva que además estaba basada en una planificación (del OKH) de la que el Führer no gustaba. Cuando por fin Hitler tuvo un plan concreto al que agarrarse (que satisfacía, además, sus intuiciones tácticas, que, sin embargo, y dada su falta de educación militar, era incapaz de materializar en un plan), el de Manstein, y cuando, ya sin alternativa, los del OKH tuvieron que validarlo con ejercicios de mapa y maniobras, entonces la suerte estaba echada. Con todo y eso, ni el propio Hitler esperaba (y en realidad ni se buscaba como resultado directo del plan) que el resultado de la ofensiva de 10 de mayo acabase en tan poco tiempo con la derrota y capitulación de Francia. Ahora, Martin, debes tener en cuenta otra cosa (para tu teoría y para afinar tus argumentos y revisar tu información): Hitler fue el verdadero artífice, el auténtico impulsor de la ofensiva del oeste de 1940 (como lo había sido de la de Polonia en 1939 y de todos los logros y éxitos hasta entonces cosechados por Alemania); gracias a su empeño y voluntad pudo ponerse en juego eso que tú llamas “blitzkrieg”, las pericias y habilidades del ejército alemán, de sus tropas, suboficiales y oficiales, al tiempo de revelarse las enormes y decisivas deficiencias de los ejércitos aliados. Pero también consiguió otro triunfo no menos importante de cara al presente y futuro: la capitulación total del cuerpo de oficiales de la Wehrmacht. Con la victoria militar sobre Francia, se puso fin a toda reticencia (y conspiraciones) de la oficialidad de la Wehrmacht que hasta entonces había dudado (y temido) de las decisiones y objetivos de Hitler.
Es a la luz de estos hechos, y en su debido contexto histórico, desde donde tú, Martin, debes ponderar los argumentos que das, como el de la cita de referencia.
Martin Niemöller escribió:
Beck, desde mi punto de vista, no contemplaba una invasión a la URSS sencillamente porque la consideraba temeraria e imposible. La guerra con Francia y Gran Bretaña sería inevitable al invadir Polonia, y más tarde con USA, todo esto sería inevitable. Beck se equivocó con Francia por lo que comenté antes más arriba.
En cuanto a Marcks los riesgos que señaló eran muy importantes y de mucha consideración, por ejemplo previó que la URSS se aliaría con Inglaterra y USA, y que éstos desembarcarían tarde o temprano en el oeste, además de que la guerra en el este se alargaría.
Sobre Beck ya te comenté un poco lo que pensaba y escribió. En algún lugar del foro escribí hace algunos años sobre sus memorandos y sus reflexiones. Sea como fuere, Beck ya no contó para nada en el ejército desde su dimisión de agosto de 1938. Todo lo que podía influir, y no influyó hasta que ya era demasiado tarde para la Wehrmacht y Alemania, era desde la sombra de su retiro.
Marcks señaló los riesgos, según su opinión, si no se daban una serie de condiciones en el desarrollo de la campaña contra la URSS (véase el hilo sobre Marcks en el subforo del Frente Oriental). Toda campaña tiene sus riesgos, como los tenía la del Oeste de 1940. Sin embargo, hete aquí que se puede afirmar, en general, que el generalato alemán recibió la noticia (secreta) de la proyectada invasión de la URSS sin los inquietantes temores con que había recibido la proyectada ofensiva del Oeste en el otoño de 1939. Y es que entonces, Martin, Hitler, con la victoria sobre Francia, se había ganado por entero al generalato alemán, al que colmó de honores y promociones. Y además, invadir a la URSS y derrotar al comunismo era algo que estaba plenamente arraigado en el caletre de la mayoría del generalato alemán, Marcks incluido.
Por tanto, Marcks señaló los riesgos en su planificación de la campaña y en otros memorandos que envió a Halder. Señalar riesgos no equivale, como parece que tú infieres, a considerar de inviable una campaña, ni a vaticinar su fracaso. Esto no lo hizo jamás Marcks en la época que estudió, según le fue encomendado, este asunto.
Martin Niemöller escribió:
Pero no fueron los únicos: el OKH realizó una serie de juegos de guerra bajo la dirección de Von Paulus en los cuales varios oficiales del estado mayor tomaron parte, los cuales señalaron importantes dificultades de suministro que coincidía con un estudio desarrollado en noviembre de 1940 por el nuevo intendente general del ejército Mayor General Wagner. Paulus probó que una victoria rápida sobre la URSS era imposible, concluyó que las fuerzas alemanas “eran apenas suficientes para el propósito” asignado a ellas. Paulus demostró que la Wehrmacht estaría despojada de reservas en el momento de alcanzar Moscú y que el asalto final sobre la ciudad tendría que ser emprendido por fuerzas ya comprometidas en primera línea sin refuerzos continuados. Paulus también anotó que alcanzar la línea Volga-Arcángel estaba más allá del poder de la Werhamcht para lograrlo, es decir, invalidaba totalmente el plan Barbarroja y no le dejaba ningún márgen de éxito. Las conclusiones de Paulus se harían realidad más tarde.
Lo sustancial de ese texto (“Paulus probó que una victoria rápida sobre la URSS era imposible”) es, simplemente, falso. Paulus nunca probó nada de eso. Lo que significó Paulus fue que a partir de cierta distancia (500 km más o menos) se haría logísticamente muy difícil la continuación de la campaña. Ahora bien, debes saber que la clave de la planificación alemana para Rusia era destruir el grueso del Ejército Rojo al oeste de los ríos Dvina-Dnieper; es decir, dentro del alcance de esa distancia aproximada de los 500 km. Y sobre esa viabilidad, Paulus no objetó. Ni siquiera Marcks anteriormente, ni Lossberg después. Todo dependía de que el Ejército Rojo plantase cara a la invasión alemana ya en la frontera o de que, y éste era el peor escenario para los alemanes, combatiera en retirada hacia la profundidad rusa, haciéndose fuerte al este del Dvina-Dnieper. Y fíjate tú, Martin, nuestro amigo Marcks pensaba que esta última posibilidad era muy improbable.
Por otra parte, los planificadores alemanes, Paulus incluido, creían que si se conseguía ese objetivo decisivo (destruir el grueso del ER al oste del Dvina-Dnieper), todo lo que quedaría después serían, fundamentalmente, operaciones de limpieza, e incluso a Hitler no le importaba gran cosa que Stalion y su gobierno se retiraran a los Urales, pues estaba convencido de que derrotando al grueso del ER al oeste de dichos ríos, la URSS ya no sería una amenaza para Alemania, quien estaría ya en disposición de explotar la riqueza territorial conquistada.
El que luego todo eso saliera mal y decir, como conclusión, que era lo que buscaba Hitler en su interior, es confundir la realidad en aras de la pura especulación. Por todo lo que dices, parece ser que no se puede planificar una invasión militar si no hay plena seguridad de éxito. Pero tal escenario no existe; siempre hay riesgos, contemplados o imprevistos. El señalarlos no equivale necesariamente a manifestarse en contra de la invasión. Y eso es lo que hicieron, en el momento de los hechos, Marcks, Lossberg y Paulus. Si además tenemos en cuenta que Hitler siempre fue arriesgado en sus decisiones, no veo razón para tildar su decisión de invadir a la URSS, en el plano de las consecuencias inmediatas, más arriesgada o temeraria que muchas de sus grandes decisiones anteriores.
Martin Niemöller escribió:
Personal diplomático también señaló que la URSS poseía importantes recursos detrás de los Urales.
Desde mi punto de vista los generales que estaban de acuerdo con la invasión, lo hacían por estas causas:
1) Estaban de acuerdo no por las ideas políticas de Hitler (el lebensraum) sino por una idea de guerra preventiva, es decir los motivos de los militares eran diferentes de los motivos de Hitler.
2) Estaban mal informados por un servicio de inteligencia deficiente que no pudo calcular la cantidad real de divisiones que podía poner en juego la URSS.
3) Después del pésimo desempeño del ER en Finlandia, pensaban que la Wermacht era muy superior cualitativamente.
Para centrarnos en lo sustancial de tu cita. Nada de motivo de “guerra preventiva” por parte de los generales alemanes con lo de la URSS. Esto es, nuevamente, falso (salvo, claro está que tomes como buenos los comentarios claramente de justificación que hicieron muchos generales alemanes después de la guerra). No fueron los generales alemanes quienes decidieron invadir la Unión Soviética, sino Hitler. Y éste les explicó sus razones, que todos ellos, en general, aceptaron como válidas. La invasión de la URSS, como antes la de Polonia, casaba, además, con sus prejuicios anti-comunistas.
El que los generales alemanes estuvieran mal informados sobre el potencial soviético en el terreno de la inteligencia no tiene nada que ver, en mi opinión, con lo que tú reclamas en tu teoría. Es más, cuando el suministro de esa información de inteligencia estaba en disonancia con lo que pensaba el OKH sobre la URSS, éste (Halder) simplemente lo desechó. Y hubo información inquietante en este sentido; no sólo la que proporcionó personal diplomético alemán en la URSS, sino la que suministró el propio departamento geográfico del OKH; pero fue Halder, no Hitler (al que nunca llegó dicha información), el que la rechazó. Y lo mismo hizo Keitel con el memorando original, sobre el estado de la economía militar alemana, de Thomas; simplemente le ordenó que lo reescribiese, lo que hizo Thomas presentando finalmente un cuadro más edulcorado, acorde con lo preconcebido por Hitler. Pero Hitler ni siquiera se enteró de la existencia del memorando original.
Y en cuanto a lo que pensaban los generales alemanes (y Hitler, y los generales de otros ejércitos de otros países, y los líderes políticos de otras naciones) del ER tras su actuación en Finlandia, ¿qué quieres significar con eso en tu teoría? Yo creo que es simplemente un hecho más que ayuda a probar su falta de fundamento.
Martin Niemöller escribió:
Desde mi punto de vista y de mi teoría, la decisión de Hitler de invadir la URSS tenía puntos oscuros. Por empezar sabía que la guerra contra la URSS no terminaría una vez alcanzada la línea Arkangel-Astrakán, sino que habría un frente en el este por tiempo “indeterminado”.
Lo que creía Hitler sobre su invasión de la URSS ya te lo epliqué anteriormente, forzosamente en síntesis.
Martin Niemöller escribió:
Segundo, planificó la operación Barbarroja después de haber vencido a Francia, ¿porqué no la planificó antes, acaso no era una consecuencia directa de la invasión a Polonia?.
Parece evidente. Precisamente estableció un pacto de no agresión con la URSS para poder enfrentarse a Polonia sin la amenaza de un posible frente oriental, soviético, a sus espaldas, reduciendo así la amenaza a un posible frente occidental. No podía planificar una invasión contra la URSS sin que, después de derrotar a Polonia, diese cuenta de Francia. Hitler jamás invadiría la URSS sin antes neutralizar la amenaza francesa en el continente; lo encontrarás manifieto en muchos de sus comentarios de preguerra y en sus dos libros.
Martin Niemöller escribió:
Tercero, mucho se ha hablado de que Hitler necesitaba los recursos de la URSS para continuar la guerra contra Inglaterra. Pues esto no me parece cierto. Alemania contaba con 3 millones de soldados, miles de aviones y tanques, suministros para varios meses, no me parece lógico que para invadir a Inglaterra primero tuviera que tener una superioridad absoluta en el aire. Poner un pié sería más dificil pero luego la campaña sería más rápida. Inglaterra casi no poseia armamento, casi todo el material de guerra habia quedado abandonado en Francia.
Comentar esta cita lo dejo para otro compañero que desee hacerlo, pues sinceramente ya llevo mucho tiempo escribiendo. Sólo te diré que ya me explicarás tú cómo se lleva a cabo una invasión anfibia sin tener el dominio de los cielos y los mares. Fue precisamente esa dudosa perspectiva de éxito (imposibilidad demostrada más tarde tras el fracaso alemán de la Batalla de Inglaterra), lo que hizo ver a Hitler que no podía derrotar directa y militarmente a Gran Bretaña, objetivo que necesitaba más tiempo y más política, y militarmente con una aproximación indirecta. Eso y la amenaza futura de USA fue lo que lo determinó a decidir la aventura del Este, una empresa que además encajaba perfectamente en su caletre ideológico (y en el de sus generales).
Martin Niemöller escribió:
Mi teoría dice que: Hitler no pensaba realmente que la Wermacht pudiera vencer a Francia -como decia Beck- por cual no había elaborado previamente un plan de invasión a las islas británicas, es decir, carecia de una estrategia global para derrotar a Francia e Inglaterra en conjunto; luego deja escapar a los ingleses en Dunkerque para que puedan defener al Reino Unido, recién DESPUES de vencer a Francia (25 de junio de 1940) gracias al blitzkrieg, Guderian y otros -algo impensado- y pasado algun tiempo se elabora el plan León Marino (Directiva 16, del 16 de julio de 1940) que presuponia que debía alcanzarse primero la superioridad aérea -algo que para mí no era cierto-, y al no alcanzarla archiva el plan indefinidamente; en realidad Hitler no quería acabar con Inglaterra (ni siquiera en Malta o en el norte de Africa) y de esta forma con la guerra en el oeste. Recién LUEGO de salir parcialmente victorioso en el oeste y MUCHO ANTES de saber el resultado de la batalla de Inglaterra (mayo de 1941) pide al ejercito que se elabore un plan de ataque a la URSS a principios de julio de 1940, el cual estuvo plagado de opiniones divergentes y finalmente dirigido por los 4 parametros de Hitler, con los resultados vaticinados por Marcks, Paulus y otros. Para mí está claro que Hitler no quería poner fin a la guerra en el oeste y además quería abrir un segundo frente en el este, al atacar la URSS. Esto es el autosabotaje, y no me parece que esté haciendo retrospectiva.
Tu teoría dice muchas cosas, pero las dice mal. En primer lugar, Hitler no ordenó elaborar un plan para la invasión de Inglaterra porque, originalmente, no creía que Gran Bretaña fuese a hacerle la guerra efectivamente por su invasión de Polonia. Punto uno. Cuando salió de su error y recibió silencio tras su oferta de paz de octubre de 1939, el objetivo principal de la ofensiva de mayo de 1940 era asestar un duro golpe al ejército francés y hacerse con el territorio de Bélgica y la costa francesa como plataforma futura para lidiar con Gran Bretaña. El inesperado colapso francés y la capitulación de Francia convencieron a Hitler, por un tiempo, de que Gran Bretaña, ya sin su socio francés, se avendría ahora a la paz. Punto dos. Luego decidió tal como ya hemos referido en anteriores comentarios, que huelga repetir aquí.
Vuelves, en la cita, a tomar como sentencias de vaticinio (como una condena al fracaso) lo que sólo fueron la obvia indicación de los riesgos que todo planificador militar debe señalar al planificar una campaña militar. No insistiré más en esta sesgada consideración de tu parte.
Debo acabar finalmente. Para debatir tu teoría del autosabotaje me temo, al ritmo que llevamos, que habrá que repasar toda la historia de la IIGM con respecto a Alemania, amén de corregir los errores que cometes al presentarla. Esto, auguro, no tendrá fin. Así que sólo te voy a pedir una cosa, si lo tienes a bien.
Ponme un ejemplo de una importante decisión errada de Hitler que fuera simplemente un error, como el que comete cualquier otro dirigente político, y acto seguido ponme otro ejemplo de una importante decisión errada deliberadamente por Hitler., es decir, de autosabotaje. Y explícame a continuación la diferencia, por qué una es un error normal y la otra es un autosabotaje.
Saludos cordiales
JL