¡Hola a todos!
KRAKAU escribió:
Aún así, me queda la duda acerca del asunto pues suena bastante sensato.
¿Fue esto error de Hitler o no?.
Claro que fue un error, uno más y prolongado en la cadena de errores que gobernó
Blau. Pero no fue sólo Hitler, aunque sí el máximo responsable (pues no olvidemos que era el comandante en jefe del ejército de tierra).
El asunto de los caballos que cita Jurado (y otros autores) es una anécdota cuyo significado se quiere exagerar. Pero no pasa de eso, una anécdota. La ruptura era obligada, salvo que se quisiera perder enteramente al 6º Ejército, como sucedió.
Si nos ponemos en el contexto alemán y en esa época, podemos constatar lo siguiente (como lo podían constatar y así lo hicieron algunos oficiales superiores involucrados):
1) A finales de septiembre/principios de octubre de 1942 ya se había alcanzado el punto de culminación del doble avance alemán (en Stalingrado y hacia el Cáucaso). Simplemente, la fuerza del atacante se había debilitado hasta un punto en el que ya no era posible continuar avanzando (Cáucaso) o derrotando (Stalingrado), mientras que, por contra, la fuerza del defensor se fue imponiendo gradualmente.
2) El mapa de la situación estratégica del antiguo Grupo de Ejércitos Sur (GES) venía caracterizado por la terrible separación que tenían entre sí sus dos formaciones resultantes, el GE "B" y el GE "A", consecuencia de su avance divergente. Este enorme agujero constituía una posible amenaza y una apetitosa invitación para un golpe enemigo tendente al aislamiento de las dos grandes formaciones alemanas. Este cuadro general estaba todavía mucho más expuesto al peligro (para los alemanes) porque el grueso del GE "B" -el 6º Ejército- había avanzado muchísimo dejando sus flancos expuestos a un posible contraataque enemigo. Las formaciones de combate que finalmente guardaron los flancos del ejército de Paulus -húngaros, rumanos e italianos- estaban muy mal equipadas en armamento antitanque y antiaéreo, y había dudas razonables en el campo alemán sobre su desempeño.
3) Esta situación de tremendo peligro no pasó inadvertida en el campo alemán, donde todo el asunto giró en torno a las conjeturas sobre la posible capacidad del Ejército Rojo para montar una ofensiva de la envergadura suficiente como para poner en peligor al 6º Ejército (entonces nadie pensaba todavía en el GE "A"). Y aquí Hitler jugó un papel decisivo, ayudado en cierta forma por las incompletas y "optimistas" informaciones de inteligencia del grupo de Gehlen. Es decir, Hitler creyó firmemente e hizo creer que los soviéticos no contaban con fuerzas suficientes para tal empresa (vamos, una repetición de la valoración de otoño de 1941).
4) Hasta aquí vamos a dejar sin juzgar esta situación, por no hacer uso de nuestra ventaja retrospectiva de la historia. Es más, vamos a darla por buena. Esto supone aceptar que las posibles amenazas como resultado de unos flancos muy vulnerables en ambos grupos de ejércitos no son muy probables, pues hay dudas (fundadas o infundadas) sobre el potencial soviético para practicarlas en la escala requerida.
5) Cuando se produce la contraofensiva soviética de 19 de noviembre, a los tres días de la misma no puede haber dudas sobre la envergadura de la misma, y mucho menos cuando el 23 de noviembre la doble pinza del ataque soviético converge en Kalach, envolviendo así al 6º Ejército alemán. Ahora no hace falta retrospectiva alguna, sino realismo. Ahora era necesario aceptar las erradas valoraciones previas sobre el potencial soviético y tomar decisiones inmediatas para evitar que se materializaran sus peores consecuencias. Pero no se hizo, y no es el sitio para analizar los motivos. Al contrario, desde el 24 de noviembre se comenzaron a tomar una serie de decisiones contrarias a lo que una mente fría y realista habría decidido. En vez de ordenar la ruptura al 6º Ejército (algo que Paulus ya estaba planificando desde el 22-23 de noviembre para efectuar el 26-28 de noviembre) y la inmediata retirada del GE "A", se condenó al ejército de Paulus a una destrucción segura, ordenándole seguir en Stalingrado y resistir el cerco a la espera de una demente ilusión de suministro aéreo y una vana operación de rescate futura, mientras que se demoró irresponsablemente, bordando el desastre, la retirada del GE "A" del Cáucaso.
Así pues, mírese como se quiera mirar, y objétese lo que se quiera objetar, fue un error garrafal no permitir y apoyar el intento de ruptura que Paulus había planificado para el 26/28 de noviembre de 1942, y que contaba con la aprobación de todos sus comandantes de cuerpo, del comandante en jefe del GE "B" y de su jefe de estado mayor, del jefe del Generalstab del OKH, y de los principales mandos ejecutivos de la Luftwaffe involucrados en Stalingrado. ¿Que la operación entrañaba riesgo? Sin duda. Pero era preferible perder todo el equipo pesado y una parte importante del 6º Ejército (quizás un 30 por ciento de su fuerza) el 28 de noviembre de 1941, o en torno a esa fecha, que perderlo todo y mucho más (entre ello dejar a la Luftwaffe sin fuerza de transporte y sin instructores) ordenando al 6º Ejército que resistiera en la "fortaleza" de Stalingrado.
Se ha dicho que el desastre de Stalingrado fue el "
turning point" de la guerra en el Este; yo no comparto esta valoración, pero estoy totalmente de acuerdo que fue el "
turning point" psicológico del Ostheer, durante el cual Hitler -el Führer, Jefe Supremo de la Wehrmacht, Comandante en Jefe del Heer y Comandante en Jefe del Grupo de Ejércitos "A"- quedó desprestigiado entre la mayoría del cuerpo de oficiales, suboficiales y tropas del Ostheer, al margen claro está de los fanáticos.
Del desastre estratégico del año anterior en Moscú, muchísimos oficiales, suboficiales y tropas del Ostheer culparon al OKW, OKH y mandos superiores, pero no a Hitler. Esta creencia se vio consolidada cuando, tras purgar a un montón de generales y al propio comandante en jefe del OKH, Hitler se nombró comandante en jefe del OKH y posteriormente "consiguió" evitar que se consumara el desastre que auguraba la contraofensiva general soviética de principios de enero de 1942. "Ahora estamos dirigidos por el Führer", pensaban muchísimos incautos oficiales y la mayoría de tropas del Ostheer. Bueno, pues fue esa dirección de Hitler, esa confianza en Hitler la que se fue al garete con el desastre de Stalingrado. En el terreno psicológico y en el de la moral, fue sin duda el momento decisivo de la guerra en la URSS.
Saludos cordiales
JL