por William L. Cassidy. Que yo sepa, no puede encontrarse on-line. El artículo narra una etapa específica de la formación de los comandos, a mi juicio la más interesante. Que lo disfruten.
El arte del asesinato silencioso
El estilo de los comandos británicos en la Segunda guerra Mundial
Por William S. Cassidy
La historia del poco convencional entrenamiento de guerra británico, en el período que abarcan los años 1938 y 1945, es una epopeya que al escribirse requeriría muchos volúmenes y aún así sería imposible narrar esta historia plenamente: los programas fueron tan inmensos, tan concienzudamente detallados y tan secretos que los historiadores se encuentran actualmente con que necesariamente tienen que consolarse con meros esquemas, porque la mayoría de la historia se ha perdido.
Teniendo esto en cuenta, dirigimos ahora nuestra atención hacia un extracto de un informe sobre un programa de guerra poco convencional, dirigido en el Centro de entrenamiento especial de Lochailort, Invernesshire, Escocia, de 1940 a 1942. El programa en cuestión es el legendario curso de asesinato silencioso, ideado por W. E. Fairbairn y E. A. Sykes y ofertado a los agentes secretos americanos y británicos, y a los comandos británicos.
Para aquellos que estén interesados en historias burocráticas, recomendamos el libro de F. Spencer Chapman “
The Jungle is neutral” que aporta un informe básico sobre la fundación en la primavera de 1940 del STS Lochailort. También se pueden encontrar referencias a la escuela en el volumen del propio autor
"Quick or Dead", donde se hacen apuntes particulares sobre el programa de instrucción de la escuela sobre el uso de armas cortas en el combate en espacios cerrados.
No obstante, por los propósitos del presente trabajo, estamos tan preocupados por el cómo y el quién del STS de Lochailort (fue fundado por los hermanos Stirling, “Mad Mike” Calvert y otros, con la bendición de la Dirección de Inteligencia Militar) como por los detalles del Curso de Asesinato Silencioso.
Conforme a la “Guía para Instructores de asesinato silencioso”, el curso en sí mismo estaba:
- “... diseñado para enseñar cómo luchar y matar sin tener que usar armas de fuego. Desde que el curso incluye el uso de navajas, el término “combate sin armas” no sería teóricamente correcto. Por lo tanto se ha elegido “Asesinato silencioso” como la descripción más precisa”
Tras un duro comienzo, durante el cual los potenciales candidatos eran expuestos a unas pruebas físicas inimaginablemente difíciles, aquellos que aguantaban eran invitados a leer una carta entregada por veteranos de la Policía Municipal de Shanghai curtidos en la batalla, especialmente reclutados por Fairbairn y Sykes para usarlos como instructores. Por fortuna el texto ha llegado hasta nuestros días y se reproduce aquí en su totalidad, ya que puede transmitirnos algo del espíritu de aquella época:
- “Este sistema de combate ha sido diseñado para usarse cuando hayas perdido tus armas de fuego, algo que nunca debes hacer, o cuando el uso de armas de fuego está desaconsejado por el riesgo de hacer saltar las alarmas.
Antes o después, la mayoría de vosotros probablemente ya habréis aprendido los rudimentos del boxeo, bajo las reglas de Queensberry. Este entrenamiento era útil, porque os enseñó a pensar y a moveros con rapidez y a golpear con fuerza. El reglamento de Queensberry enumera bajo el encabezamiento de "sucios" algunos buenos blancos que un boxeador no sabría defender.
Sin embargo, el asunto que nos ocupa no es el deporte, sino la GUERRA. Tu propósito es matar a tu oponente lo más rápidamente posible. Por lo general, un prisionero es un estorbo y un foco de peligro, particularmente si no dispones de armas. De manera que debes olvidar las reglas de Queensberry y las "tácticas sucias”. Puede que suene cruel, pero lo es aún más tomarse más tiempo del necesario a la hora de matar a tu oponente. Las llamadas “tácticas sucias” te ayudarán a matar mucho más rápido. Por lo tanto, ataca los puntos más débiles de tu enemigo. Él hará lo mismo si tiene la ocasión.
En este punto el lector hacía una dramática pausa para observar los rostros de los demás presentes en la sala. En alguno de ellos podía encontrar la sonrisa de satisfacción del que ya sabía algo del tema. En otros, la leve sonrisa y la frente sudorosa propias de alguien que no sabe nada de nada y que, para sus adentros, trata de calmarse.
- Ha habido muchos boxeadores y luchadores famosos que ganaron sus combates utilizando sus llaves o golpes favoritos. La razón es que ellos habían perfeccionado tanto esos golpes y llaves tan particulares que muy pocos podían resistirlos: Esto debes aplicártelo. Si te tomas la molestia de perfeccionar un método de ataque, serás un enemigo más temible que si llegas a ser bueno en lo métodos que ya has visto.
Ya que este curso de instrucción está diseñado para enseñarte a matar, es evidente que sus métodos son peligrosos. Tu objetivo aquí es aprender, no dañar; no tendrás más méritos si por ejemplo le rompes la nariz a tu compañero. Por lo tanto, a la hora de aprender y practicar, deberás evitar riesgos de cualquier tipo. Nunca debes hacer caso omiso de la señal de rendición (los dos golpes en tu propio cuero, el de tu compañero o en el suelo). Es una señal tras la que deberás detenerte al instante, una regla que nunca deberás romper.
Por lo general, en el silencio posterior a esta lectura, aparecía un destello mefistofélico en los ojos del instructor, hacía que toda la clase se pusiera de pie formando un semicírculo tras él. Evaluaba cuál de los presentes era el más grande, y el de aspecto más duro y le lanzaba un desafío que hace al final de la guerra ya había conseguido el estatus de cliché: ¡Ven hacia mí, hijo! Un segundo después la clase entera estallaba en carcajadas cuando el contrincante terminaba sacando brillo al suelo con sus cuartos traseros, en una posición indecorosa. Fairbairn convirtió esta práctica en estándar para que los instructores derribaran, ahogaran y patearan al mayor número de miembros posibles en cada clase. Obviamente, aquellos alumnos que podían enseñar a los profesores eran apartados y recibían un trato especial. Durante los días siguientes, un ingenioso instructor en el arte del asesinato silencioso, anteriormente sargento en el Escuadrón Antidisturbios de Shanghai, saludaba a sus alumnos mientras colgaba cabeza abajo de la rama de un árbol. “No puedo decir que parezcáis tan peligrosos desde aquí”, solía decir, tras los cual dejaba fuera de combate a uno de los sonrientes observadores mediante una patada y un puñetazo propinados mientras saltaba desde su rama.
El curso básico de asesinato silencioso, tal y como estaba diseñado en julio de 1942, estaba dividido en seis sesiones progresivas. La Sección I versaba sobre los golpes propinados con la parte distal de la mano. En ella se explicaba que el efecto de semejantes golpes depende de la velocidad con que se propinan, en contraposición al peso que hay tras ellos. Se advertía a los alumnos de que debían golpear con la palma de la mano hacia abajo, el pulgar hacia arriba y con la mano totalmente tensa. El objetivo de este método era concentrar la fuerza del golpe en una zona reducida, aproximadamente a medio camino entre la base del dedo meñique y la muñeca.
Las prácticas se realizaban en muñecos, especialmente dispuestos para simular la resistencia ejercida por un cuerpo humano. Se hacía hincapié en 6 objetivos:
1). La parte posterior del cuello, directamente en la espina dorsal o en uno de sus lados.
2). Desde el caballete de la nariz hacia la base de la garganta.
3). En cualquiera de los dos lados de la cabeza y la garganta, desde la base de la garganta hacia la sien.
4). En la parte superior del brazo.
5). En el antebrazo.
6). En el área renal.
Los instructores siempre señalaban que con semejantes golpes es posible matar, paralizar, fracturar huesos, y aparte de todo eso, causarle graves heridas al oponente.
Una vez que se dominaba la Sección I, los alumnos eran introducidos en los misterios de la Sección II, que incluía paradas, golpes en la barbilla, el uso de la rodilla, la cabeza y el codo, y también golpes con la punta de los dedos. Al final de este bloque de instrucción, los alumnos eran alineados y se les informaba enérgicamente:
… de que nunca debían ir al suelo durante una pelea, siempre que pudieran evitarlo. En caso de que no, deberían levantarse lo más pronto posible. Mientras un hombre está matando a su oponente en el suelo, los amigos de este último pueden venir y partirle la crisma al atacante.
… de que si su conocimiento de la materia se reduce a las Secciones I y II, se habrán convertido en hombres extremadamente peligrosos, incluso para adversarios muy bien entrenados, pero sólo si ellos atacaban primero y continuaban atacando. (Énfasis original de los instructores en este punto).
La Sección III versaba sobre cómo liberarse de agarres por parte del adversario. Los instructores mostraban a los alumnos cómo escapar de agarres con una o dos manos en la muñeca, el pelo, el cuello, la parte delantera o trasera del cuerpo, y también de agarres de tipo policial. Se les explicaba que la esencia de de toda liberación bien hecha consistía en ser instintivo, contar con una velocidad similar a la de un rayo, un hábil juego de piernas y un ataque inmediato.
En la Sección IV se trataban los detalles del combate simultáneo contra varias personas. Tras la teoría, se invitaba a los alumnos a participar en prácticas extremadamente rigurosas en un ring de boxeo especialmente habilitado. Seis maniquíes se hallaban dispuestos en torno al alumno, para simular haber sido rodeado por supuestos agresores. Al darse la orden, el alumno comenzaba a pelear con los maniquíes al azar, empleando todo tipo de golpes con las manos, los pies, las rodillas, los codos y la cabeza, desde cualquier posición. Después el alumno abandonaba el cuadrilátero a toda velocidad, como si lo estuviesen persiguiendo. “Nunca debe olvidarse”, decía la guía de Asesinato Silencioso, “que el objetivo es salir cuando antes del lugar, y no luchar más de lo estrictamente necesario.”
La Sección V estaba dedicada al famoso curso de Fairbairn sobre el uso del cuchillo de combate Fairbairn-Sykes. Los estudiantes aprendían el manejo del cuchillo, cómo pasarlo de una mano a la otra, cómo clavarlo y cómo usar la mano que quedaba libre para fintar y defenderse. Tras practicar esta clase de rudimentos, los alumnos aprendían el mejor método para acuchillar, y se les entregaba un breve texto que narraba cómo llevar y ocultar el cuchillo. La instrucción sobre el uso del cuchillo era el punto álgido de todo el entrenamiento y se enseñaba a los alumnos desde el principio a apreciar el carácter uno del cuchillo de combate Fairbairn-Sykes:
- El cuchillo es un arma silenciosa y mortal que puede ser ocultada fácilmente y contra la cual, cuando las manos de un experto la manejan, no existen defensas seguras, con la excepción de las armas de fuego o la huida como alma que lleva el Diablo.
La Sección VI trataba sobre “ayuda útil para ocasiones y necesidades especiales.” Bajo este título, los instructores incluían el asesinato sin armas de centinelas, el asesinato con el cuchillo de centinelas, una pequeña llave conocida como “el dislocador de columna”, las diferentes formas de desarmar a alguien, la búsqueda, traslado y protección de prisioneros, el método básico para romper un brazo y la forma re agarrar a alguien retorciéndole el brazo.
Tras finalizar las seis secciones, se ofrecía un curso avanzado, en caso de que hubiera tiempo y los alumnos hubieran superado el básico satisfactoriamente, o si la asignación deseada de personal especializado así lo exigía. El curso avanzado incluía agarres y golpes arcanos que habían sido perfeccionados en Shanghai, métodos de estrangulación, el modo más preciso de estrujar los testículos de un hombre, y el uso de otros instrumentos de gran utilidad, como la porra, la cuchilla de una maquinilla de afeitar o una simple caja de cerillas.
El curso de Asesinato Silencioso, tanto básico como avanzado, tal y como los hemos detallado aquí, comenzó a principios del verano de 1940 y de vez en cuando gozó de la atención personal de W.E. Fairbairn y E.A. Skyes hasta el mes de febrero de 1942, aproximandamente. En ese mes, el Depósito de Comandos, más tarde el Centro de Entrenamiento Básico para Comandos, fue establecido por el Major-General J.C. Haydon en Achnacarry, a unos cuantos kilómetros de distancia de Lochailort, y puso al mando al teniente coronel Charles E. Vaughan. Poco después, cuando el entrenamiento ya estaba en marcha en Achnacarry, Fairbairn centró su atención en las necesidades del Campo X para Operaciones Especiales, en Canadá, y, más tarde, en la Oficina de Servicios Estratégicos, Área B-5, situado en Maryland, Estados Unidos. Skyes, por su parte, dedicó sus esfuerzos al servicio como instructor residente del STS XXI, o Arisaig House, un centro de entrenamiento perteneciente al SOE, situado a pocos kilómetros de Lochailort.
No obstante, el curso de Lochailort sirvió de modelo para todos los cursos que le siguieron, tanto los del Centro en Entrenamiento Básico para Comandos, como para los de las Escuelas Especiales de Entrenamiento del SOE. De una forma o de otra, el curso se impartió (aunque no necesariamente en Lochailort) a personal procedente de las Compañía Británica Independientes 1 hasta la 11, a los Comandos Británicos 1 hasta el 11, al Comando 30, posteriormente la 30ª Unidad de Inteligencia de Asalto o del Almirantazgo; al Comando 62, a la 1ª Fuerza de Incursión a pequeña escala, a elementos de las Compañías Independientes Australianas, a elementos pertenecientes al SOE, OSS, y a muchas otras unidades de elite británicas y americanas. De hecho, podría decirse que Fairbairn y Skyes entrenaron a todo el cuerpo de instructores de las fuerzas especiales anglo-americanas durante la Segunda guerra mundial.
La evolución de material de Lochailort desde Gran Bretaña a América es particularmente interesante. A principios de 1942, el OSS asignó al entonces teniente Rex Applegate al STS de Lochailort, donde recibió un curso impartido por E.A. Skyes. Poco después, Applegate regresó a los Estados Unidos, donde, en coordinación con Fairbairn, estableció un curso de instrucción sobre el Asesinato Silencioso en el área B-5 del OSS, la primera escuela especializada en inteligencia de los Estados Unidos. Al comparar los dos cursos, el británico y el americano, puede comprobarse que casi no hay ninguna diferencia, prueba evidente de que los primeros agentes secretos estadounidenses recibieron una formación basada en el modelo británico.
Tampoco debe desdeñarse el hecho de que buena parte del curso de Lochaolort fue incorporado en su inmortal libro de Rex Applegate "
Kill or Get Killed", algo que le ayudó a ganar su más que merecida fama como el estudio más completo sobre el combate cuerpo a cuerpo que jamás se ha escrito.
A través del libro "
Kill or Get Killed", la doctrina de Lochailort, adaptada por Applegate, ha llegado hasta una amplia audiencia. De hecho, la mayoría, si no todos, los programas que imparten las fuerzas armadas, las agencias de investigación y de inteligencia federal incluyen parte de sus métodos. Lo mismo podría decirse de un número considerable de departamentos de policía, tanto a nivel local como nacional, y también algunas agencias extranjeras, que se han beneficiado de los entrenamientos británicos o estadounidenses.
A pesar de su de sangrienta designación, el curso original sobre el Asesinato Silencioso, único en su día, como parece que fue, demuestra ser hoy en día una habilidosa e inteligente exposición de técnicas cuya eficacia estaba más que probada. Esto no minimiza la importancia del curso de ninguna manera, todo lo contrario: estos conocimientos sirven para resaltar el rasgo más atractivo del curso.
El rasgo del que hablamos puede resumirse bajo el título de “tradición”. Al pensar en semejante concepto, relacionado con el combate cuerpo a cuerpo, uno lo relaciona automáticamente con las tradiciones de Asia. No obstante, al hacerlo, omite el hecho de que existe una tradición occidental tan válida en todos sus aspectos como la existente en Asia.
Las técnicas mostradas en el curso original de Asesinato Silencioso, y, recientemente mostradas en nuestros días, deben su creación al anterior trabajo de W.E. Fairbairn en las calles de Shanghai. Desde sus inicios, fueron diseñadas como artes marciales típicamente occidentales, unas técnicas mediante las que el mundo anglosajón podía luchar y vencer a los sistemas orientales. Estas técnicas fueron refinadas en el encarnizado laboratorio que resultó ser la Segunda guerra mundial, y han llegado hasta nuestros días más o menos intactas. Dejando la denominación al margen (podemos llamarlas simplemente “técnicas para el combate mano a mano”, o darles el dramático título de “asesinato silencioso”), de todas formas tenemos que reconocerlas como lo que son, y no son otra cosa que una expresión de cómo hemos llegado a percibir el combate personal: la primera “reserva” angloamericana de la tradición marcial.