Una duda sobre Pearl Harbor

Dudas e interrogantes sobre la Segunda Guerra Mundial

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minoru genda
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Mensaje por minoru genda » Vie Oct 14, 2005 1:01 am

Werto escribió:
La relación de fuerzas nunca estaría en una situación tan poco desfavorable para los japoneses como lo estaba en diciembre de 1941, y la concentración de la flota del Pacífico de Estados en Peral Harbor hacia que Japón pudiera tratar de equilibrar la situación mediante un rápido golpe mano. Pero esto era todo a lo que podía aspirar Japón.
Estaba sin duda en 1941 mas favorable a los japoneses que a los estadounidenses
En caso de una contienda prolongada, en caso de que EE.UU. decidiese ir a una guerra larga y total la derrota seria inevitable para Japón.
Eso es indiscutible y ya lo he comentado en otro lugar
La desproporción industrial entre ambos contendientes era tan abismal que casi no admitía comparación.
Eso fue así desde el momento en que los japoneses declinaron seguir la política de "asia para los asiaticos" y empezaron a tratar a la población de las colonias asiáticas ocupadas como esclavos, por si fuera poco no fueron capaces de optimizar los recursos que tenían.
Entre diciembre de 1941 y junio de 1944 Japón fabrico 12 portaviones de todos los tipos. En el mismo periodo de tiempo los E.U.A botaron 117 portaviones de todos los tipos, incluyendo 18 de la clase Essex. Desde el inicio de la guerra los japoneses botaron un buque de línea, los norteamericanos 11, incluyendo los 4 clase Alaska. A lo largo de toda la contienda los norteamericanos pusieron el aire algo más de 500.000 aviones, los japoneses no llegaron a 100.000. Los astilleros japoneses apenas podían botar 1 millón de toneladas de buques mientras que los astilleros americanos producían casi 6,8 millones de toneladas de buques, y además eran susceptibles de incrementar dicha cantidad. Si entramos a valorar la capacidad de la industria mediana y ligera las diferencias son aún mucho más abismales.
Bueno ya puestos y como dispones de tanta información podias decirnos la producción de unos y otros en los primeros seis meses de la guerra y la disponibilidad de fuerzas porque si los EE.UU fabricaron 4 portaaviones en esos 6 meses y japón 3 ya no me salen las cuentas
Llegado este punto de bloqueo, a finales de 1941, la única opción que los japoneses podían adoptar dada su mentalidad obsoleta, más bien trasnochada o romántica, y sus sueños infundados de creerse una gran potencia, era la guerra con EE.UU. al objeto de asegurarse sus suministros de materias primas, fundamentalmente petróleo de las Indias Neerlandesas. Una guerra que ni sus mentes más brillantes pensaban que Japón pudiera ganar. El objetivo de la guerra era para Japón llegar a una posición desde la cual negociar con EE.UU. para garantizar su supervivencia con una esfera de influencia propia. Japón ni en sueños podía soñar con no ser completamente vencido por EE.UU. en caso de una guerra prolongada y total.
Eso ya está contestado más arriba el objetivo japonés era poder negociar sus condiciones desde una posición de fuerza ni los mismos que planearon Pearl Harbor creian que mas allá de un año se mantuviese la supremacia, incluso en el caso mas optimista.
Por otra parte es muy probable que EE.UU. ya hubiese decidido en 1.939 que la mejor forma de acabar con el nazismo, rival ideológico y, más peligroso, económico, era la guerra. Los EE.UU. no estaban dispuestos a permitir a que ninguna nación dispusiese del control de un área que pudiera servir de base a una influencia mundial comparable a la de los propios EE.UU. Y a finales de 1941 la creencia del Departamento de Estado en un presunto colapso de la Unión Soviética frente a los alemanes hacía que la guerra que se venía encima pudiera ser mucho más dura de los que se esperaba. EE.UU. tenía que entrar en guerra, y cuento antes mejor, de manera que se hacía necesaria una acción hostil para inclinar a la opinión pública norteamericana definitivamente a un lado de la balanza.

Evidentemente y eso tampoco es discutible los EE.UU querian entrar en guerra y Roosevelt queria hacerlo sin romper su promesa, necesitaba que la opinión pública se lo pidiese y que mejor modo que preparar una provocación con los aliados de Alemania, en éste caso los japoneses.
Llegados a este punto, y presionados por los norteamericanos, los japoneses optaron por hacerse el Hara-Kiri nacional y se decidió optar por el camino de por la guerra, haciendo el juego a los intereses de la administración Roosvelt. Los americanos, Roosvelt en concreto, sabían perfectamente lo que se les venia encima, y aunque habían previsto un incidente al estilo del Lusitana, o un pequeño ataque a una base secundaria en Filipinas, prefirieron perder 200.000 toneladas de buques de guerra para poder entrar en guerra ya en 1.941 que actuar preventivamente.

Ya te contesto en el apartado anterior y sí, lo hicieron del modo que menos perjuicios causó
EE.UU. entraba en una guerra de la que emergería como primera potencia económica mundial, posición de la que ya disponía pero que además se vería reforzada, y como primera potencia militar de la tierra, situación que antes no tenía.
Y?
Una cosa es lo que expones y está muy bien y otra hacer las concesiones que tu afirmas que EE.UU podria hacer. Es evidente (y ya lo expongo en el apartado correspondiente) que EE.UU queria entrar en guerra, que queria hacerlo de modo que Roosevelt no debiera romper su promesa electoral de no enviar ninguno de sus jóvenes a Europa y que además no debería de quedar ningún resquicio de duda en la opinión pública estadounidense de que la guerra era necesaria.
Lo que si está claro es que para nada Roosevelt ni su gobierno deseaban dar más concesiones, en lo que respecta a pérdidas, que las justas y les salió bien.
Salvaron los portaaviones, se deshicieron de unos cuantos navíos obsoletos, perdieron un buen número de aviones que tambien tenian ya poco futuro, dentro de lo que cabe la base quedó operativa y lo más importante consiguieron lo que pretendian, que la opinión publica apoyase al gobierno en sus deseos de entrar en guerra.
Hasta aquí y planteado así poco hay que discutir, el asunto, ya empieza a ser discutible cuando planteas unas variables, a partir de las cuales ya nada de lo que describes en el ámbito económico ni militar es válido.
Nada sería igual de haber perdido ante los japoneses en Midway, pero si además me dices que no importaba que los japoneses hubieran destrozado la flota de EE.UU del Pacífico e incluso ocupado tan solo Hawaii (además de Midway) entonces ya la cosa sería más complicada tanto en el plano militar como económico.
No hay ningún viento favorable para quien no sabe a que puerto se dirige.
Schopenhauer
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Werto
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Mensaje por Werto » Vie Oct 14, 2005 3:15 am

Antes entrar en materia sobre si la perdida de Hawaii -que por cierto para Estados Unidos era imposible perder- hubiese surtido tenido un efecto importante sobre el desarrollo de la guerra, es bastante evidente que en lo referente a la producción económica de los contendientes no, hay que desterrar para siempre la creencia de que el objetivo de Midway era Hawaii, o que Estados Unidos estuviera dispuestos a arriesgar su flota en la primavera de 1942 para defebder el archipielago del Pacífico. Si los japoneses hubiesen tenido la posibilidad de vencer en Midway los americanos tenián ordenes estrictas de no actuar con sus elementos aeronavales. De hecho para no comprometer la operatividad de las FE 16 y 17, que no era seguro que acturana en la batalla, ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar a los elementos con base en tierra y las unidades aeronavales.

El conepto de "batalla decisiva" fue siempre un entrañable concepto en la mente de los estrategas japoneses alrreder del cúal estos edificaron toda su estategia naval. Con unos recursos insuficientes para alcanzar unos objetivos que permitiesen un enfrentamiento cara a cara con los EE.UU. los estrategas japoneses decidieron entregarlo todo la consecución de una "batalla decisiva" que obligase a los norteamericanos sentarse en una mesa de negociaciones.

Para los nipones trataba de ganar una mano en una partida de poker con la esperanza de que el rival decidiera retirarse de la partida.

El verdadero objetivo de la batalla de Midway era, en los planteamientos de Yamamoto, forzar una batalla naval decisiva en la que Japón pudiera aniquilar a la marina de guerra de EE.UU., alcanzando con estos una paz de compromiso en la que los norteamericanos reconociesen en derecho de los japoneses a ocupar un lugar bajo el sol. Pero por mucho que les pesara a los japoneses los norteamericanos jamas librarián una batalla decisiva que pudieran perder.

A las mentes niponas más lucidas no se les escapaba que Japón, representando poco más de un 3,7% de la economía de los Estados Unidos de América, poco nada tenía que hacer en caso de un conflicto total con la mayor potencia industrial de la tierra.

Despúes de Pearl Habor para los norteamericanos, con una proporción de recursos casi infinita a su favor, se trataba sólo de acumular suficiente cantidad de recursos para marchar como una apisonadora contra los japoneses.

La operación de Midway se baso en unos postulados estratégicos totalmente erróneos y parciales, y planteaban unos objetivos tácticos –la isla de Midway- que aún en caso de conseguirse no procurarían la consecución del objetivo principal –forzar a la marina de EE.UU. a aceptar una batalla decisiva que los japoneses tuvieran alguna posibilidad de ganar-.

Cuando Flecher y Srupeance se hicieron ala mar con las FE 16 y 17, tratando de llegar a Lucky Point, desde donde amenazarían el flanco de la ruta de aproximación japonesa más probable a Midway, tenían instruciones precisas de Nimitz de no aceptar un combate de atrición. Sólo deberían actuar si tenían la posibilidad de inflingir un daño desproporcionado a los nipones, como en efecto ocurrió.

De hecho la guarnición de la isla no fue informada de la presencia de las fuerzas aeronavales tanto para no comprometer el secreto de la operación, como para no hacer albergar a los responsables de la defensa de Midway falsas esperanzas sobre una ayuda que no era en absoluto seguro que recibieran, de hecho ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar las fuerzas aéreas con base en los portaviones y en la isla.

Los Estados Unidos nunca arriesgarían su flota ni por Hawai ni mucho menos por Midway, los americanos no estaban ni mucho menos dispuestos a dar a los japoneses la más mínima posibilidad de victoria, y simplemente no estaban dispuestos a aceptar ir a una batalla salvaje que los japoneses pudiesen ganar.

La negativa de los americanos a aceptar una batalla decisivaobligaba a los japoneses a tratar de forzales a ella, y este era precisamente el objetivo de la operación MI: la ocupación de Midway.

Pero el plan japoneses para la operación MI planteaba serias dificultades, tanto en su planteamiento como en su ejecución. En Midway todo el plan japonés se basaba en que los norteamericanos se comportarían como los japoneses habían previsto; lo que a la postre no fue en absoluto correcto, y tuvo, en esencia, consecuencias desastrosas para los intereses nipones.

Los japoneses –Yamamoto en concreto; pero en general todos ellos- se basaban en una serie de premisas tan absolutamente optimistas que cabría preguntarse si el desmensurado éxito de los 6 primeros meses de guerra en el Pacifico no había nublado su buen juicio. Para empezar el objetivo estratégico de los japoneses, forzar una batalla decisiva contra el grueso de la flota norteamericana; era irrealizable, porque los EE.UU. simplemente no arriesgaría su flota en una batalla que los japoneses pudieran ganar, ni por Midway, ni muchísimo menos por Hawaii.

Por otra parte la operación de Midway suponía un cambio decisivo en la estrategia japonesa, que pasaba de una fase ofensiva a una fase de consolidación de las conquistas realizadas. Conviene recordar siempre que el objetivo final de toda la estrategia naval japonesas fue siempre alcanzar una posición desde la cual poder negociar una paz de compromiso con EE.UU. –una vez aniquilada su fuerza naval los japoneses pensaban que EE.UU. accedería a un tratado de paz- desde una posición de fuerza, no conviene olvidar que este era, y fue siempre, el objetivo final de Yamamoto. Y mientras tanto aumentar el perímetro defensivo del territorio metropolitano japonés hasta una línea de demarcación desde las Aleutianas a Midway; que aislaría al archipiélago de Japón de posibles acciones hostiles sobre su propio territorio; como la incursión de Doollitle.

Los japoneses, llegado el momento de pasar a las fase II de la acción bélica, prefirieron consolidar lo conquistado a seguir actuando ofensivamente, y prefirieron una operación que podría tacharse de índole preventivo, o defensivo, y destinada a buscar la paz, Midway, que una operación que podría significar adquirir una posición estratégica infinitamente más fuerte: la conquista de Ceilan; y que además podría suponer un golpe fatal para Gran Bretaña , y en menor medida para la URSS.

Yamamoto fue el principal impulsor de Midway, y también el máximo responsable de avalancha de errores cometidos en la planificación de la operación MI; operación que el última instancia fue llevada a cabo en contra de las opiniones de algunos miembros del estado mayor de la flota combinada, como por ejemplo el capitán Kuroshima, que estaba seguro de que EE.UU. no arriesgaría su flota por Midway; y que el definitiva vio la luz sólo por las constantes amenazas y presiones que Yamamoto hacía recaer sobre el jefe de la flota, el almirante Nagano, al que constantemente amenazaba con dimitir.

La configuración de la operación MI, tal y como vio la luz definitivamente, estaba tan absolutamente plagada de errores, táctico y estratégicos, que es imposible no pararse a pensar, aunque sea por un momento, si el éxito obtenido en el primer tramo de la guerra en el Pacífico no había nublado por completo el buen juicio de los mandos nipones. Una vez transcurridos los 6 primeros meses de guerra los japoneses estaban embriagados por su propio éxito hasta tal punto que su falta de perspectiva estratégica a largo plazo comenzaba ser decisiva. El 1 de Enero de 1942 el contralmirante Ukagi escribía sus pensamientos en un diario personal:

“…Sólo han pasado 25 días desde que comenzará la guerra, las operaciones se han desarrollado correctamente, y tenemos suficientes razones para esperar que se termine la primera fase de la guerra etapa de la guerra antes de finales de Marzo. Pero ¿Qué vendrá después?.... ”

Que el Jefe de Estado Mayor de la Flota combinada pudiera hacerse tal pregunta menos de 1 mes después de su país de hubiese lanzado a una guerra con la mayor potencia industrial de la tierra, que en 1940 suponía un 42% de los recursos económicos de toda la tierra, y que era una economía 10 veces más grande que la japonesa, y que además contaba con el apoyo de Inglaterra, a la sazón primera potencia naval de la tierra, dice mucho acerca de la falta de visión estratégica a largo del mando japonés.

En los 100 días que siguieron al ataque a Pearl Harbor Japón humillo hasta tal punto a a las fuerzas militares norteamericanas, británicas, australianas y holandesas que en poco más de 4 meses consiguió los objetivos previstos para toda la guerra. A finales de Marzo, como Ukagi había previsto Japón había conseguido asegurarse los suministros vitales de petróleo de Insulandia, ampliar su perímetro, y extender su control a todo el área del sureste asiático con una perdidas que suponían el 10% de lo previsto por los propios japoneses.

Ahora bien: que hacer después. EE.UU. no buscaba una paz con Japón, y por otra parte un clima de superioridad y providencialismo se estaba apoderando de toda la nación japonesa, empezando por sus propias fuerzas armadas; que totalmente desconectadas de la realidad comenzaban a hacerse la idea de poder triunfar en conflicto con los mismo EE.UU., Gran Bretaña, la Comonwealth y otros muchos estados juntos. El mismo almirante Ukagi escribía en su diario, en Febrero de 1942 lo siguiente:

“…el futuro se presenta brillante…el curso de los acontecimientos durante este año determinará el sino de la guerra, por lo tanto debemos trabajar duramente, realizando todos los esfuerzos posible. Lo principal es vencer, y nosotros, con toda seguridad, venceremos… ”

La total incapacidad del IGHQ (cuartel general imperial) para formular una estrategia de guerra coherente y global; supuso que, de hecho, el almirante Yamamoto, jefe de la flota combinada (que no de toda la flota, esta estaba bajo el mando del almirante Nagano), se atribuyese a sí mismo esa tarea. El IGHQ era una organización teóricamente responsable de la formulación estratégica japonesa, pero que en la práctica estaba dividida en dos facciones rivales y antagónicas, ejército y marina, bajo el supuesto control del emperador, lo que de facto impidió la formulación de una estrategia global coherente por parte de los japoneses. Sin embargo el IGHQ era la oficina encargada de aprobar o rechazar la planificación estratégica de las acciones japonesas, y ante dicho departamento debían ser presentadas las propuestas para la denominada Fase II de la guerra.

El ejército japonés, como organización más antigua, seguía pensando que los verdaderos intereses nipones estaban en China, y en la defensa de Manchuria frente a la gigantesca amenaza soviética. Este enfoque supuso que el apoyo del ejército a la opción “sur”, expansión por el sudeste asiático, estaba condicionado en gran medida por o que el ejército podía obtener para su teatro de operaciones “norte”; y de manera derivada suponía la dedicación de un reducido grupo de recursos militares del ejército a la expansión “sur”.

Con la necesidad de formular rápidamente un plan estratégico para la opción “sur” Yamamoto encargo a Ukagi el desarrollo de un plan de operaciones destinado a cumplir el objetivo de la segunda fase de la guerra: salir de la misma consolidando las posesiones adquiridas. Esto suponía buscar una paz de con EE.UU. desde una posición de fuerza; paz que pudiera incluir a Gran Bretaña, y desde la óptica de los japoneses la única forma de lograr esto era forzando a los americanos a un combate naval decisivo del cual, en esto estaban de acuerdo todos los japoneses, la flota combinada emergería como vencedora.

Los japoneses necesitaban por tanto forzar una amenaza que supusiese un riesgo tal para los norteamericanos que éstos se viesen obligados a aceptar un combate total en su momento más bajo de recursos bélicos, esto era mediados de 1942 una vez estuviese, según las previsiones japonesas, completada la primera fase de la guerra. Pero por otra parte Yamamoto estaba absolutamente convencido de que la única forma que tenia Japón de sobrevivir a la guerra era jugárselo todo a una carta; en una partida que Japón pudiera ganar. Esto implicaba asumir todos los riesgo posibles con tal de forzar al gigante norteamericano a acudir a una batalla que la marina en la que la marina pudiese proporcionar a Japón una salida airosa de la guerra.

Cuando Ukagi se sometió a la tarea de formular una estrategia para la denominada fase II de la guerra, y después de un exhausto trabajo, llego a unas conclusiones similares a las de Yamamoto: Japón podía dormirse en sus laureles mediante la consolidación de sus conquistas iniciales. Hacer esto significaría ceder la iniciativa a los EE.UU.; y de esta manera la probada superioridad técnica de la flota combinada se convertiría en un activo malgastado. Se imponía por tanto una rápida acción que capitalizase la actual superioridad de la marina Imperial. Se imponía por tanto reanudar la ofensiva con la máxima celeridad.

Regido por esta lógica Ukagi planteo una serie de operaciones destinadas a forzar un encuentro decisivo con los americanos. Ukagi propuso, en concreto, la ocupación de las islas de Midway, Johnston y Palmira, con la intención de utilizarlas como base avanzada para la conquista de Hawai. Según Ukagi esta operación forzaría casi con total probabilidad a los americanos a arriesgar su flota para salvar estas islas e impedir una posible acción contra Hawaii, y en cualquier caso, si EE.UU., decidía no defender dichas islas, esto proporcionaría a los japoneses una inmejorable base para posteriores operaciones con la conquista primero de Midway , y después de todo el archipiélago de Hawaii.

Esta propuesta fue rechazada por el capitán Kuroshima, jefe de operaciones de flota, porque dudaba que los EE.UU. arriesgaran su flota –al menos en 1942- para defender dichas islas. Kuroshima propuso su propia opción, cambiar el centro de actuación hacía el Oeste, en una operación destinada a la ocupación de Ceilán, que proporcionaría a los japoneses el control del Índico, que rompería totalmente las líneas de comunicación británicas, y que además restringiría drásticamente la llegada de ayuda a la URSS –por Pérsia-. Ukagi acepto las críticas de Kuroshima y acepto la propuesta de éste, a condición de que fuese llevada a cabo en el marco de una operación conjunta con las fuerzas del eje en dirección a Oriente Medio, pero esto era simplemente imposible.

A pesar de todo la flota combinada siguió estudiando la posibilidad como una empresa exclusivamente japonesa, al considerarla factible, y de condición estratégica muy favorable. Y finalmente después de una exhausta preparación la operación fue presentada oficialmente por el Estado Mayor General Naval como la propuesta oficial de la Marina para la fase II de la guerra.

La propuesta fue presentada en el IGHQ a mediados de marzo, pero esta fue rechazada por el ejército japonés cuando se hizo evidente que tal operación requería de unos efectivos de envergadura, de los cuales el ejército no estaba dispuesto a prescindir. Esto dio carpetazo definitivo a una operación que podía resultar muy prometedora; la marina japonesa en solitario simplemente no disponía de recursos necesarios para acometer tal empresa.

La marina volvió a reconstruir sus planes, y se volvió a presentar la opción inicial de Ukagi, acciones sobre las islas Midway, Johnston y Palmira, con posibilidad de ocupar Hawai, como plan oficial de operaciones. Este fue nuevamente rechazado: el ejército no estaba dispuesto a ceder los efectivos necesarios para la invasión de Hawaii; y la marina tampoco disponía en solitario de recursos para ello.


Finalmente la marina presento una operación similar a la de Ukagi pero con objetivos restringidos. Se abandonaba la posibilidad de ocupar Hawai por falta de recursos para ello y se orientaba todo hacía la búsqueda del combate decisivo con la marina de EE.UU., con la ampliación del perímetro defensivo metropolitano japonés hasta una línea Aleutianas-Midway como objetivo secundario. El ejército accedió finalmente a esta operación porque sólo le suponía prescindir de 5.000 hombres para la ocupación de Midway.

Una vez decidida la operación, que en su versión final resultaba en esencia una operación defensiva, y en un total clima de excesiva confianza; se inicio la planificación técnica de la misma. En la realidad EE.UU. no arriesgaría el grueso de su flota ni por Hawai; ni mucho por Midway, con lo que de entrada el objetivo principal de los japoneses estaba descartado ya desde su inicio; y al renunciar a la ocupación de Hawaii la posición estratégica en el Pacifico no cambiaria de manera sustancial aunque la operación fuera un éxito; por lo que la operación constituía simplemente un riesgo; que aún de tener el más completo y absoluto éxito no reportaría beneficios de interés de ningún tipo.

Fletcher y Spruance sólo tenían órdenes de actuar si tenían la posibilidad de imponer a los japoneses un daño desproporcionado, y los americanos ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar las acciones de los portaviones americanos con la aviación con base en tierra, en Midway, para no comprometer la actuación de la fuerza expedicionaria norteamericana; lo que ponía de manifiesto que los americanos eran conscientes de evitar a toda costa un gran enfrentamiento naval con los japoneses, lo cuál era el gran, y esencialmente único, objetivo.

De esta manera, y ya de entrada, la operación de Midway no lograba su meta estratégica simplemente por un error de concepción. Ni por Midway ni por Hawaii se arriesgarián los EE.UU. a librar una batalla que pudieran perder, pues para Estados Unidos ganar la guerra era un mera cuestión de tiempo.

En definitiva: el plan concreto de Yamamoto para el ataque a Midway se basaba en 7 premisas fundamentales:


“1. La flota enemiga aparecerá cuando las operaciones de desembarco en Midway hayan comenzado.

2. Las patrullas aéreas enemigas en Midway serán más fuertes al Oeste y al Sur, y menos fuertes al Norte y al Nor-Oeste.

3. Se estima que le radio de acción de las patrullas enemigas es de aproximadamente 500 millas.

4. El enemigo no conoce nuestro plan , y no detectará a nuestra fuerza expedicionaria hasta después del ataque.

5. No hay evidencia de la presencia de una fuerza naval enemiga en la inmediaciones de Midway.

6. Estamos en condiciones de atacar Midway, destruir a los aviones allí estacionados y apoyar las operaciones desembarco. A continuación podemos dar media vuelta; enfrentarnos a la fuerza expedicionaria enemiga y destruirla.

7. Posibles contraataques a cargo de los aviones con base en tierra pueden ser, con toda seguridad, repelidos por nuestros interceptores y por el fuego antiaéreo….”

Todas las premisas en que se basaba el plan de ataque japonés, menos la séptima, resultaron ser erróneas. La suposición inicial de que los japoneses llevarían la iniciativa en la futura operación resultaba un dogma de fe, y esta idea fue inundando toda la cadena de mando japonesa desde su cabeza hasta sus últimos eslabones.

La posibilidad de que los portaviones americanos estuviesen en la mar esperando a los japoneses, aunque era considerada como real, nadie se la creía. En la práctica cuando tal posibilidad fue propuesta, entre el 1 y 4 de Mayo, en unos “juego de guerra” a bordo del Yamato, ésta fue rechazada arrogantemente; y las posibles consecuencias tácticas de dicha situación descartadas. En dichos juegos, y cuando la posibilidad de que una fuerza expedicionaria de portaviones enemigos atacará el flanco de la flota japonesa de portaviones, en su aproximación a Midway, fue propuesta, Minoru Genda, oficial aéreo de dicha flota, respondió a tal posibilidad con tan vagamente que dio a entender que no existía ningún plan para dicha contingencia.

Tal era el clima de confianza y autocomplacencia que reinaba en el bando japonés que aunque el almirante Ukagi –arbitro de los citados “juegos de guerra”- protesto ante tal imprevisión, dio su aprobación a la misma operación, expresando su confianza en le éxito, y de acuerdo con Yamamoto, revoco la decisión del arbitro de los mismo juego que dictaminaba que el Kaga y el Akagi estaba hundidos –primero el Kaga estaba hundido y el Akagi tenía daños leves y finalmente ambos buques estaban intactos-; de manera que al final ambos buques seguían en el orden de batalla de la flota combinada de cara a la planificación del enfrentamiento decisivo con la armada americana.

Es decir en ningún caso se planteaban los nipones la posibilidad de un enfrentamiento avanzado con los portaviones de EE.UU. antes de la invasión de Midway. El último parte de inteligencia que emitió el estad mayor japonés a la fuerza de ataque de Nagumo antes de entrar en batalla expresaba esta situación de excesiva confianza y fe en que los japoneses llevarían la iniciativa en la batalla que estaba a punto de desarrollarse:

“…El enemigo no es consciente de nuestra presencia en la zona y así permanecerá hasta después de nuestros primeros ataques sobre la isla…” .

Los japoneses no basaban sus estimaciones de inteligencia en nada salvo sus intuiciones, y eran incapaces de obtener información que les indicase más allá de cualquier duda razonable la verdadera disposición de la flota americana. Cuando los vuelos de reconocimientos previstos sobre Peral Habor tuvieron que ser cancelados –destructores americanos patrullaban la zona donde un submarino japonés debía repostar a dos hidroaviones de reconocimiento “Emily”- esto no altero para nada las previsiones de ataque japonesas, que de hecho ni siquiera modificaron su ineficiente plan de reconocimiento para la operación en una fase.

El plan de reconocimiento en una sola fase desarrollado por los japoneses en Midway tenía un defecto principal: sólo serviría para confirmar lo que los japoneses ya creían de antemano –que no había fuerzas navales americanas en Midway, puesto que al estar ya la fuerza de ataque en el aire mientras se efectuaba el vuelo de reconocimiento la capacidad de reacción en caso de un imprevisto, como en efecto se dio, seria poco menos que nula, como en efecto ocurrió.

Cuando evaluaron las causas de la derrota en la batalla de Midway los japoneses concluyeron que la causa inicial de la derrota había sido el deficiente plan de reconocimiento.

Los japoneses no tenían información irrefutable sobre la flota norteamericana, de modo que preferían seguir pensando, a pesar de los numerosos indicios en contra, que la flota americana seguía estando en Peral Habor, y no saldría al mar hasta 2 o 3 días después del comienzo de la operación. Los japoneses tenían claros indicios de que los americanos estaban preparando una operación de envergadura en el sector de Hawaii, más del 50% de los mensajes interceptados por ellos en dicho sector llevaban el calificativo de urgente, pero decidieron ignorar todos los indicios a aferrase a su plan inicial. En realidad los japoneses no paraban de interceptar información que indicaba que la marina de EE.UU. preparaba algo, pero ni esta situación ni ninguna otra parecía afectar la confianza que los japoneses tenían en sus posibilidades.

Por otra parte Yamamoto corría riesgos excesivos, y forzaba la máximo a sus unidades y hombres, cuando el Shokaku y el Zuikaku se cayeron de la operación MI, por los daños recibidos en la batalla del Mar del Coral y por la crónica escasez de aviadores cualificados, esto no afecto para nada los planteamientos japoneses, a pesar de que suponía disminuir su fuerza de ataque de portaviones de ataque en casi un 40%.Los ejemplos podrían repetirse hasta la saciedad.

El plan japonés articulado par Midway, en definitiva, se basaban en que los americanos se comportarían exactamente como los japoneses esperaba, y cuando esto no fue así los japoneses se estrellaron contra su propio éxito, y su infundada creencia en su propia superioridad. El plan para Midway no se basaba en la superioridad de portaaviones japonesa, los japoneses no esperaban que hubiese portaaviones americanos en Midway, sino en una concepción totalmente errónea de lo que harían los norteamericanos, esto es quedarse quietos esperando el golpe.

De hecho en su plan de operaciones para MI la denominación del “grueso principal” no recae en la fuerza de ataque de portaviones, sino en el grueso de buques de línea de propio Yamamoto, con el Yamato, el Nagato y el Mutsu al frente. La idea fundamental e irrealizable de toda la operación era forzar a los americanos a un combate decisivo en el que el golpe final no sería dado por los aviones embarcados sino por los cañones de 406 y 460mm de los grandes acorazados japoneses; y esto era, naturalmente, irrealizable.

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Mensaje por Werto » Vie Oct 14, 2005 3:15 am

Antes entrar en materia sobre si la perdida de Hawaii -que por cierto para Estados Unidos era imposible perder- hubiese surtido tenido un efecto importante sobre el desarrollo de la guerra, es bastante evidente que en lo referente a la producción económica de los contendientes no, hay que desterrar para siempre la creencia de que el objetivo de Midway era Hawaii, o que Estados Unidos estuviera dispuestos a arriesgar su flota en la primavera de 1942 para defebder el archipielago del Pacífico. Si los japoneses hubiesen tenido la posibilidad de vencer en Midway los americanos tenián ordenes estrictas de no actuar con sus elementos aeronavales. De hecho para no comprometer la operatividad de las FE 16 y 17, que no era seguro que acturana en la batalla, ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar a los elementos con base en tierra y las unidades aeronavales.

El conepto de "batalla decisiva" fue siempre un entrañable concepto en la mente de los estrategas japoneses alrreder del cúal estos edificaron toda su estategia naval. Con unos recursos insuficientes para alcanzar unos objetivos que permitiesen un enfrentamiento cara a cara con los EE.UU. los estrategas japoneses decidieron entregarlo todo la consecución de una "batalla decisiva" que obligase a los norteamericanos sentarse en una mesa de negociaciones.

Para los nipones trataba de ganar una mano en una partida de poker con la esperanza de que el rival decidiera retirarse de la partida.

El verdadero objetivo de la batalla de Midway era, en los planteamientos de Yamamoto, forzar una batalla naval decisiva en la que Japón pudiera aniquilar a la marina de guerra de EE.UU., alcanzando con estos una paz de compromiso en la que los norteamericanos reconociesen en derecho de los japoneses a ocupar un lugar bajo el sol. Pero por mucho que les pesara a los japoneses los norteamericanos jamas librarián una batalla decisiva que pudieran perder.

A las mentes niponas más lucidas no se les escapaba que Japón, representando poco más de un 3,7% de la economía de los Estados Unidos de América, poco nada tenía que hacer en caso de un conflicto total con la mayor potencia industrial de la tierra.

Despúes de Pearl Habor para los norteamericanos, con una proporción de recursos casi infinita a su favor, se trataba sólo de acumular suficiente cantidad de recursos para marchar como una apisonadora contra los japoneses.

La operación de Midway se baso en unos postulados estratégicos totalmente erróneos y parciales, y planteaban unos objetivos tácticos –la isla de Midway- que aún en caso de conseguirse no procurarían la consecución del objetivo principal –forzar a la marina de EE.UU. a aceptar una batalla decisiva que los japoneses tuvieran alguna posibilidad de ganar-.

Cuando Flecher y Srupeance se hicieron ala mar con las FE 16 y 17, tratando de llegar a Lucky Point, desde donde amenazarían el flanco de la ruta de aproximación japonesa más probable a Midway, tenían instruciones precisas de Nimitz de no aceptar un combate de atrición. Sólo deberían actuar si tenían la posibilidad de inflingir un daño desproporcionado a los nipones, como en efecto ocurrió.

De hecho la guarnición de la isla no fue informada de la presencia de las fuerzas aeronavales tanto para no comprometer el secreto de la operación, como para no hacer albergar a los responsables de la defensa de Midway falsas esperanzas sobre una ayuda que no era en absoluto seguro que recibieran, de hecho ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar las fuerzas aéreas con base en los portaviones y en la isla.

Los Estados Unidos nunca arriesgarían su flota ni por Hawai ni mucho menos por Midway, los americanos no estaban ni mucho menos dispuestos a dar a los japoneses la más mínima posibilidad de victoria, y simplemente no estaban dispuestos a aceptar ir a una batalla salvaje que los japoneses pudiesen ganar.

La negativa de los americanos a aceptar una batalla decisivaobligaba a los japoneses a tratar de forzales a ella, y este era precisamente el objetivo de la operación MI: la ocupación de Midway.

Pero el plan japoneses para la operación MI planteaba serias dificultades, tanto en su planteamiento como en su ejecución. En Midway todo el plan japonés se basaba en que los norteamericanos se comportarían como los japoneses habían previsto; lo que a la postre no fue en absoluto correcto, y tuvo, en esencia, consecuencias desastrosas para los intereses nipones.

Los japoneses –Yamamoto en concreto; pero en general todos ellos- se basaban en una serie de premisas tan absolutamente optimistas que cabría preguntarse si el desmensurado éxito de los 6 primeros meses de guerra en el Pacifico no había nublado su buen juicio. Para empezar el objetivo estratégico de los japoneses, forzar una batalla decisiva contra el grueso de la flota norteamericana; era irrealizable, porque los EE.UU. simplemente no arriesgaría su flota en una batalla que los japoneses pudieran ganar, ni por Midway, ni muchísimo menos por Hawaii.

Por otra parte la operación de Midway suponía un cambio decisivo en la estrategia japonesa, que pasaba de una fase ofensiva a una fase de consolidación de las conquistas realizadas. Conviene recordar siempre que el objetivo final de toda la estrategia naval japonesas fue siempre alcanzar una posición desde la cual poder negociar una paz de compromiso con EE.UU. –una vez aniquilada su fuerza naval los japoneses pensaban que EE.UU. accedería a un tratado de paz- desde una posición de fuerza, no conviene olvidar que este era, y fue siempre, el objetivo final de Yamamoto. Y mientras tanto aumentar el perímetro defensivo del territorio metropolitano japonés hasta una línea de demarcación desde las Aleutianas a Midway; que aislaría al archipiélago de Japón de posibles acciones hostiles sobre su propio territorio; como la incursión de Doollitle.

Los japoneses, llegado el momento de pasar a las fase II de la acción bélica, prefirieron consolidar lo conquistado a seguir actuando ofensivamente, y prefirieron una operación que podría tacharse de índole preventivo, o defensivo, y destinada a buscar la paz, Midway, que una operación que podría significar adquirir una posición estratégica infinitamente más fuerte: la conquista de Ceilan; y que además podría suponer un golpe fatal para Gran Bretaña , y en menor medida para la URSS.

Yamamoto fue el principal impulsor de Midway, y también el máximo responsable de avalancha de errores cometidos en la planificación de la operación MI; operación que el última instancia fue llevada a cabo en contra de las opiniones de algunos miembros del estado mayor de la flota combinada, como por ejemplo el capitán Kuroshima, que estaba seguro de que EE.UU. no arriesgaría su flota por Midway; y que el definitiva vio la luz sólo por las constantes amenazas y presiones que Yamamoto hacía recaer sobre el jefe de la flota, el almirante Nagano, al que constantemente amenazaba con dimitir.

La configuración de la operación MI, tal y como vio la luz definitivamente, estaba tan absolutamente plagada de errores, táctico y estratégicos, que es imposible no pararse a pensar, aunque sea por un momento, si el éxito obtenido en el primer tramo de la guerra en el Pacífico no había nublado por completo el buen juicio de los mandos nipones. Una vez transcurridos los 6 primeros meses de guerra los japoneses estaban embriagados por su propio éxito hasta tal punto que su falta de perspectiva estratégica a largo plazo comenzaba ser decisiva. El 1 de Enero de 1942 el contralmirante Ukagi escribía sus pensamientos en un diario personal:

“…Sólo han pasado 25 días desde que comenzará la guerra, las operaciones se han desarrollado correctamente, y tenemos suficientes razones para esperar que se termine la primera fase de la guerra etapa de la guerra antes de finales de Marzo. Pero ¿Qué vendrá después?.... ”

Que el Jefe de Estado Mayor de la Flota combinada pudiera hacerse tal pregunta menos de 1 mes después de su país de hubiese lanzado a una guerra con la mayor potencia industrial de la tierra, que en 1940 suponía un 42% de los recursos económicos de toda la tierra, y que era una economía 10 veces más grande que la japonesa, y que además contaba con el apoyo de Inglaterra, a la sazón primera potencia naval de la tierra, dice mucho acerca de la falta de visión estratégica a largo del mando japonés.

En los 100 días que siguieron al ataque a Pearl Harbor Japón humillo hasta tal punto a a las fuerzas militares norteamericanas, británicas, australianas y holandesas que en poco más de 4 meses consiguió los objetivos previstos para toda la guerra. A finales de Marzo, como Ukagi había previsto Japón había conseguido asegurarse los suministros vitales de petróleo de Insulandia, ampliar su perímetro, y extender su control a todo el área del sureste asiático con una perdidas que suponían el 10% de lo previsto por los propios japoneses.

Ahora bien: que hacer después. EE.UU. no buscaba una paz con Japón, y por otra parte un clima de superioridad y providencialismo se estaba apoderando de toda la nación japonesa, empezando por sus propias fuerzas armadas; que totalmente desconectadas de la realidad comenzaban a hacerse la idea de poder triunfar en conflicto con los mismo EE.UU., Gran Bretaña, la Comonwealth y otros muchos estados juntos. El mismo almirante Ukagi escribía en su diario, en Febrero de 1942 lo siguiente:

“…el futuro se presenta brillante…el curso de los acontecimientos durante este año determinará el sino de la guerra, por lo tanto debemos trabajar duramente, realizando todos los esfuerzos posible. Lo principal es vencer, y nosotros, con toda seguridad, venceremos… ”

La total incapacidad del IGHQ (cuartel general imperial) para formular una estrategia de guerra coherente y global; supuso que, de hecho, el almirante Yamamoto, jefe de la flota combinada (que no de toda la flota, esta estaba bajo el mando del almirante Nagano), se atribuyese a sí mismo esa tarea. El IGHQ era una organización teóricamente responsable de la formulación estratégica japonesa, pero que en la práctica estaba dividida en dos facciones rivales y antagónicas, ejército y marina, bajo el supuesto control del emperador, lo que de facto impidió la formulación de una estrategia global coherente por parte de los japoneses. Sin embargo el IGHQ era la oficina encargada de aprobar o rechazar la planificación estratégica de las acciones japonesas, y ante dicho departamento debían ser presentadas las propuestas para la denominada Fase II de la guerra.

El ejército japonés, como organización más antigua, seguía pensando que los verdaderos intereses nipones estaban en China, y en la defensa de Manchuria frente a la gigantesca amenaza soviética. Este enfoque supuso que el apoyo del ejército a la opción “sur”, expansión por el sudeste asiático, estaba condicionado en gran medida por o que el ejército podía obtener para su teatro de operaciones “norte”; y de manera derivada suponía la dedicación de un reducido grupo de recursos militares del ejército a la expansión “sur”.

Con la necesidad de formular rápidamente un plan estratégico para la opción “sur” Yamamoto encargo a Ukagi el desarrollo de un plan de operaciones destinado a cumplir el objetivo de la segunda fase de la guerra: salir de la misma consolidando las posesiones adquiridas. Esto suponía buscar una paz de con EE.UU. desde una posición de fuerza; paz que pudiera incluir a Gran Bretaña, y desde la óptica de los japoneses la única forma de lograr esto era forzando a los americanos a un combate naval decisivo del cual, en esto estaban de acuerdo todos los japoneses, la flota combinada emergería como vencedora.

Los japoneses necesitaban por tanto forzar una amenaza que supusiese un riesgo tal para los norteamericanos que éstos se viesen obligados a aceptar un combate total en su momento más bajo de recursos bélicos, esto era mediados de 1942 una vez estuviese, según las previsiones japonesas, completada la primera fase de la guerra. Pero por otra parte Yamamoto estaba absolutamente convencido de que la única forma que tenia Japón de sobrevivir a la guerra era jugárselo todo a una carta; en una partida que Japón pudiera ganar. Esto implicaba asumir todos los riesgo posibles con tal de forzar al gigante norteamericano a acudir a una batalla que la marina en la que la marina pudiese proporcionar a Japón una salida airosa de la guerra.

Cuando Ukagi se sometió a la tarea de formular una estrategia para la denominada fase II de la guerra, y después de un exhausto trabajo, llego a unas conclusiones similares a las de Yamamoto: Japón podía dormirse en sus laureles mediante la consolidación de sus conquistas iniciales. Hacer esto significaría ceder la iniciativa a los EE.UU.; y de esta manera la probada superioridad técnica de la flota combinada se convertiría en un activo malgastado. Se imponía por tanto una rápida acción que capitalizase la actual superioridad de la marina Imperial. Se imponía por tanto reanudar la ofensiva con la máxima celeridad.

Regido por esta lógica Ukagi planteo una serie de operaciones destinadas a forzar un encuentro decisivo con los americanos. Ukagi propuso, en concreto, la ocupación de las islas de Midway, Johnston y Palmira, con la intención de utilizarlas como base avanzada para la conquista de Hawai. Según Ukagi esta operación forzaría casi con total probabilidad a los americanos a arriesgar su flota para salvar estas islas e impedir una posible acción contra Hawaii, y en cualquier caso, si EE.UU., decidía no defender dichas islas, esto proporcionaría a los japoneses una inmejorable base para posteriores operaciones con la conquista primero de Midway , y después de todo el archipiélago de Hawaii.

Esta propuesta fue rechazada por el capitán Kuroshima, jefe de operaciones de flota, porque dudaba que los EE.UU. arriesgaran su flota –al menos en 1942- para defender dichas islas. Kuroshima propuso su propia opción, cambiar el centro de actuación hacía el Oeste, en una operación destinada a la ocupación de Ceilán, que proporcionaría a los japoneses el control del Índico, que rompería totalmente las líneas de comunicación británicas, y que además restringiría drásticamente la llegada de ayuda a la URSS –por Pérsia-. Ukagi acepto las críticas de Kuroshima y acepto la propuesta de éste, a condición de que fuese llevada a cabo en el marco de una operación conjunta con las fuerzas del eje en dirección a Oriente Medio, pero esto era simplemente imposible.

A pesar de todo la flota combinada siguió estudiando la posibilidad como una empresa exclusivamente japonesa, al considerarla factible, y de condición estratégica muy favorable. Y finalmente después de una exhausta preparación la operación fue presentada oficialmente por el Estado Mayor General Naval como la propuesta oficial de la Marina para la fase II de la guerra.

La propuesta fue presentada en el IGHQ a mediados de marzo, pero esta fue rechazada por el ejército japonés cuando se hizo evidente que tal operación requería de unos efectivos de envergadura, de los cuales el ejército no estaba dispuesto a prescindir. Esto dio carpetazo definitivo a una operación que podía resultar muy prometedora; la marina japonesa en solitario simplemente no disponía de recursos necesarios para acometer tal empresa.

La marina volvió a reconstruir sus planes, y se volvió a presentar la opción inicial de Ukagi, acciones sobre las islas Midway, Johnston y Palmira, con posibilidad de ocupar Hawai, como plan oficial de operaciones. Este fue nuevamente rechazado: el ejército no estaba dispuesto a ceder los efectivos necesarios para la invasión de Hawaii; y la marina tampoco disponía en solitario de recursos para ello.


Finalmente la marina presento una operación similar a la de Ukagi pero con objetivos restringidos. Se abandonaba la posibilidad de ocupar Hawai por falta de recursos para ello y se orientaba todo hacía la búsqueda del combate decisivo con la marina de EE.UU., con la ampliación del perímetro defensivo metropolitano japonés hasta una línea Aleutianas-Midway como objetivo secundario. El ejército accedió finalmente a esta operación porque sólo le suponía prescindir de 5.000 hombres para la ocupación de Midway.

Una vez decidida la operación, que en su versión final resultaba en esencia una operación defensiva, y en un total clima de excesiva confianza; se inicio la planificación técnica de la misma. En la realidad EE.UU. no arriesgaría el grueso de su flota ni por Hawai; ni mucho por Midway, con lo que de entrada el objetivo principal de los japoneses estaba descartado ya desde su inicio; y al renunciar a la ocupación de Hawaii la posición estratégica en el Pacifico no cambiaria de manera sustancial aunque la operación fuera un éxito; por lo que la operación constituía simplemente un riesgo; que aún de tener el más completo y absoluto éxito no reportaría beneficios de interés de ningún tipo.

Fletcher y Spruance sólo tenían órdenes de actuar si tenían la posibilidad de imponer a los japoneses un daño desproporcionado, y los americanos ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar las acciones de los portaviones americanos con la aviación con base en tierra, en Midway, para no comprometer la actuación de la fuerza expedicionaria norteamericana; lo que ponía de manifiesto que los americanos eran conscientes de evitar a toda costa un gran enfrentamiento naval con los japoneses, lo cuál era el gran, y esencialmente único, objetivo.

De esta manera, y ya de entrada, la operación de Midway no lograba su meta estratégica simplemente por un error de concepción. Ni por Midway ni por Hawaii se arriesgarián los EE.UU. a librar una batalla que pudieran perder, pues para Estados Unidos ganar la guerra era un mera cuestión de tiempo.

En definitiva: el plan concreto de Yamamoto para el ataque a Midway se basaba en 7 premisas fundamentales:


“1. La flota enemiga aparecerá cuando las operaciones de desembarco en Midway hayan comenzado.

2. Las patrullas aéreas enemigas en Midway serán más fuertes al Oeste y al Sur, y menos fuertes al Norte y al Nor-Oeste.

3. Se estima que le radio de acción de las patrullas enemigas es de aproximadamente 500 millas.

4. El enemigo no conoce nuestro plan , y no detectará a nuestra fuerza expedicionaria hasta después del ataque.

5. No hay evidencia de la presencia de una fuerza naval enemiga en la inmediaciones de Midway.

6. Estamos en condiciones de atacar Midway, destruir a los aviones allí estacionados y apoyar las operaciones desembarco. A continuación podemos dar media vuelta; enfrentarnos a la fuerza expedicionaria enemiga y destruirla.

7. Posibles contraataques a cargo de los aviones con base en tierra pueden ser, con toda seguridad, repelidos por nuestros interceptores y por el fuego antiaéreo….”

Todas las premisas en que se basaba el plan de ataque japonés, menos la séptima, resultaron ser erróneas. La suposición inicial de que los japoneses llevarían la iniciativa en la futura operación resultaba un dogma de fe, y esta idea fue inundando toda la cadena de mando japonesa desde su cabeza hasta sus últimos eslabones.

La posibilidad de que los portaviones americanos estuviesen en la mar esperando a los japoneses, aunque era considerada como real, nadie se la creía. En la práctica cuando tal posibilidad fue propuesta, entre el 1 y 4 de Mayo, en unos “juego de guerra” a bordo del Yamato, ésta fue rechazada arrogantemente; y las posibles consecuencias tácticas de dicha situación descartadas. En dichos juegos, y cuando la posibilidad de que una fuerza expedicionaria de portaviones enemigos atacará el flanco de la flota japonesa de portaviones, en su aproximación a Midway, fue propuesta, Minoru Genda, oficial aéreo de dicha flota, respondió a tal posibilidad con tan vagamente que dio a entender que no existía ningún plan para dicha contingencia.

Tal era el clima de confianza y autocomplacencia que reinaba en el bando japonés que aunque el almirante Ukagi –arbitro de los citados “juegos de guerra”- protesto ante tal imprevisión, dio su aprobación a la misma operación, expresando su confianza en le éxito, y de acuerdo con Yamamoto, revoco la decisión del arbitro de los mismo juego que dictaminaba que el Kaga y el Akagi estaba hundidos –primero el Kaga estaba hundido y el Akagi tenía daños leves y finalmente ambos buques estaban intactos-; de manera que al final ambos buques seguían en el orden de batalla de la flota combinada de cara a la planificación del enfrentamiento decisivo con la armada americana.

Es decir en ningún caso se planteaban los nipones la posibilidad de un enfrentamiento avanzado con los portaviones de EE.UU. antes de la invasión de Midway. El último parte de inteligencia que emitió el estad mayor japonés a la fuerza de ataque de Nagumo antes de entrar en batalla expresaba esta situación de excesiva confianza y fe en que los japoneses llevarían la iniciativa en la batalla que estaba a punto de desarrollarse:

“…El enemigo no es consciente de nuestra presencia en la zona y así permanecerá hasta después de nuestros primeros ataques sobre la isla…” .

Los japoneses no basaban sus estimaciones de inteligencia en nada salvo sus intuiciones, y eran incapaces de obtener información que les indicase más allá de cualquier duda razonable la verdadera disposición de la flota americana. Cuando los vuelos de reconocimientos previstos sobre Peral Habor tuvieron que ser cancelados –destructores americanos patrullaban la zona donde un submarino japonés debía repostar a dos hidroaviones de reconocimiento “Emily”- esto no altero para nada las previsiones de ataque japonesas, que de hecho ni siquiera modificaron su ineficiente plan de reconocimiento para la operación en una fase.

El plan de reconocimiento en una sola fase desarrollado por los japoneses en Midway tenía un defecto principal: sólo serviría para confirmar lo que los japoneses ya creían de antemano –que no había fuerzas navales americanas en Midway, puesto que al estar ya la fuerza de ataque en el aire mientras se efectuaba el vuelo de reconocimiento la capacidad de reacción en caso de un imprevisto, como en efecto se dio, seria poco menos que nula, como en efecto ocurrió.

Cuando evaluaron las causas de la derrota en la batalla de Midway los japoneses concluyeron que la causa inicial de la derrota había sido el deficiente plan de reconocimiento.

Los japoneses no tenían información irrefutable sobre la flota norteamericana, de modo que preferían seguir pensando, a pesar de los numerosos indicios en contra, que la flota americana seguía estando en Peral Habor, y no saldría al mar hasta 2 o 3 días después del comienzo de la operación. Los japoneses tenían claros indicios de que los americanos estaban preparando una operación de envergadura en el sector de Hawaii, más del 50% de los mensajes interceptados por ellos en dicho sector llevaban el calificativo de urgente, pero decidieron ignorar todos los indicios a aferrase a su plan inicial. En realidad los japoneses no paraban de interceptar información que indicaba que la marina de EE.UU. preparaba algo, pero ni esta situación ni ninguna otra parecía afectar la confianza que los japoneses tenían en sus posibilidades.

Por otra parte Yamamoto corría riesgos excesivos, y forzaba la máximo a sus unidades y hombres, cuando el Shokaku y el Zuikaku se cayeron de la operación MI, por los daños recibidos en la batalla del Mar del Coral y por la crónica escasez de aviadores cualificados, esto no afecto para nada los planteamientos japoneses, a pesar de que suponía disminuir su fuerza de ataque de portaviones de ataque en casi un 40%.Los ejemplos podrían repetirse hasta la saciedad.

El plan japonés articulado par Midway, en definitiva, se basaban en que los americanos se comportarían exactamente como los japoneses esperaba, y cuando esto no fue así los japoneses se estrellaron contra su propio éxito, y su infundada creencia en su propia superioridad. El plan para Midway no se basaba en la superioridad de portaaviones japonesa, los japoneses no esperaban que hubiese portaaviones americanos en Midway, sino en una concepción totalmente errónea de lo que harían los norteamericanos, esto es quedarse quietos esperando el golpe.

De hecho en su plan de operaciones para MI la denominación del “grueso principal” no recae en la fuerza de ataque de portaviones, sino en el grueso de buques de línea de propio Yamamoto, con el Yamato, el Nagato y el Mutsu al frente. La idea fundamental e irrealizable de toda la operación era forzar a los americanos a un combate decisivo en el que el golpe final no sería dado por los aviones embarcados sino por los cañones de 406 y 460mm de los grandes acorazados japoneses; y esto era, naturalmente, irrealizable.

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Mensaje por GoRSH » Vie Oct 14, 2005 5:18 am

Buenas, que sepais que estoy aprendiendo muchísimo con vuestros posts, muchas gracias por compartir vuestras opiniones y la información sobre Pearl Harbor.
Un saludo y gracias de nuevo.
"Es genial comprobar que todavía tienes la capacidad de sorprenderte a ti mismo..."

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Werto
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Mensaje por Werto » Vie Oct 14, 2005 7:12 am

Fe de erratas: en el anterior post mio donde pone un 3,7% de la economía de Estados Unidos debería poner un 3,7% de le economía mundial y menos de un 10% de la economía de Estados Unidos.

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minoru genda
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Mensaje por minoru genda » Vie Oct 14, 2005 7:20 pm

Werto escribió:
Cuando Flecher y Srupeance se hicieron ala mar con las FE 16 y 17, tratando de llegar a Lucky Point, desde donde amenazarían el flanco de la ruta de aproximación japonesa más probable a Midway, tenían instruciones precisas de Nimitz de no aceptar un combate de atrición. Sólo deberían actuar si tenían la posibilidad de inflingir un daño desproporcionado a los nipones, como en efecto ocurrió.

De hecho la guarnición de la isla no fue informada de la presencia de las fuerzas aeronavales tanto para no comprometer el secreto de la operación, como para no hacer albergar a los responsables de la defensa de Midway falsas esperanzas sobre una ayuda que no era en absoluto seguro que recibieran, de hecho ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar las fuerzas aéreas con base en los portaviones y en la isla.

Los Estados Unidos nunca arriesgarían su flota ni por Hawai ni mucho menos por Midway, los americanos no estaban ni mucho menos dispuestos a dar a los japoneses la más mínima posibilidad de victoria, y simplemente no estaban dispuestos a aceptar ir a una batalla salvaje que los japoneses pudiesen ganar.
Esto si que me resulta un tanto extraño. Me explico.
Si no estaban dispuestos a arriesgar lo que les quedaba de su flota en el Pacífico ¿porque se arriesgaron a ser descubiertos antes de tener la certeza de infringir esa derrota a los japoneses?
Midway mal que te pese era importante (por eso la flota de EE.UU estaba allí y dispuesta a defenderla) y solo la suerte impidió que no solo se conquistara la isla sino que los estadounidenses se quedaran sin flota.
Un hidro averiado, precisamente el que tenia que reconocer el sector donde se encontraba la flota de EE.UU.
Un momento de duda por parte de Nagumo, la suerte de pillar a los portaaviones japoneses en el momento oportuno con sus cubiertas plagadas de aviones cargados de combustible y munición.
No es cuestión de que los japoneses esperaran que los estadounidenses actuaran de un modo predeterminado, nadie, ningún militar en su sano juicio espera que todo salga según lo previsto, ni que el enemigo actue según una estrategia preestablecida. Toda batalla se estudia antes de desplegar las fuerzas, tácticas, estrategias, posicionamiento, etc. pero una vez comienza el combate y con arreglo a su duración, esas estrategias varian por lo general de un modo exponencial eso es así porque surgen imprevistos o hay variables que lo van cambiando todo.
Tampoco se espera que la mala fortuna actue en contra de uno de los contendientes de un modo reiterado pero aún más que ocurra, aunque sea dos veces, en el momento más inoportuno.
Que un grupo de bombarderos dispuestos a regresar porque no localizan a su enemigo se encuentren de bruces con él y encima en menos de 5 minutos lo dejen sin tres portaaviones es de una fortuna inmensa, lo mejor es cuando hay quien lo plantea como una victoria propiciada por una táctica genial.
En fin que empezamos discutiendo sobre Pearl Harbor y creo que acabaremos discutiendo sobre el lanzamiento de la bomba atómica.
Creo que primero deberias acabar de desarrollar tus planteamientos sobre lo discutido al comienzo e ir avanzando cronológicamente porque al final ocurrirá que habrás desarrollado toda la guerra en el Pacífico sin desentrañar ese misterio de para que podian quereer los japoneses conquistar precisamente Nuevo Mexico, (casi un desierto) y no por ejemplo California con sus astilleros, o Texas con su riqueza petrolífera.
Y lo que es mejor como se iban a abastecer esas fuerzas porque lo de los submarinos remontando Rio Grande y el Rio Colorado es algo que me resulta alucinante (sobre esto me gustaria que me explicaras como)
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Mensaje por ignasi » Vie Oct 14, 2005 8:05 pm

Por otro lado, quiero romper una lanza en favor de los Japoneses.
Como el amigo Minoru Genda ha dicho, en Midway la suerte jugó un factor fundamental (porqué si no es suerte encontrarse con 3 portaaviones cambiando el armamento de los aviones, con todas las cubiertas llenas de aviones, explosivos y combustible; pues que baje Dios y me lo diga); y por otro lado, no es raro que los japoneses pensaran en la impresionante potencia de fuego de sus acorazados: esa era la doctrina fundamental de la guerra en el mar hasta hacía 4 días, y no puedes pretender cambiar la doctrina de pensamiento de la Armada Imperial de la noche a la mañana para que asuma que el portaaviones debía ocupar el puesto del acorazado.

Un saludo

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Mensaje por Joseph Porta » Sab Oct 15, 2005 12:57 am

Buenas,

a grandes rasgos, estoy de acuerdo con Werto. Incluso aunque los japoneses hubiesen logrado triunfar en Midway, el resultado de la guerra ni hubiese variado, dado que la capacidad industrial de las fábricas estadounidenses estaba lanzada, y ya en 1942 empiezan a salir de ellas barcos, aviones y toda clase de armas en catidades enormes, y cada vez con un mayor nivel de calidad.

Así, aunque los EEUU hubiesen sufrido una derrota en Midway, con pérdida de buques de guerra importantes, poco después hubiesen entrado en servicio numerosos nuevos buques, y cantidades cada vez mayores de aviones. Así, aunque Japón hubiese logrado conquistar Midway, esta, más pronto o más tarde hubiese sido recuperada, y el resultado de la contienda hubiese sido el mismo. Una vez los EEUU y la URSS comienzan a movilizar todos sus recursos, la derrota del Eje, tanto en Europa como en el Pacífico, está cantada. En una guerra de coalición gana quien tiene el saco más lleno, y el de los Aliados lo estaba mucho, mientras que el del Eje, lo estaba poco.
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Mensaje por Gunichi Mikawa » Sab Oct 15, 2005 1:40 am

Joseph Porta escribió:Buenas,

a grandes rasgos, estoy de acuerdo con Werto. Incluso aunque los japoneses hubiesen logrado triunfar en Midway, el resultado de la guerra ni hubiese variado, dado que la capacidad industrial de las fábricas estadounidenses estaba lanzada, y ya en 1942 empiezan a salir de ellas barcos, aviones y toda clase de armas en catidades enormes, y cada vez con un mayor nivel de calidad.

Así, aunque los EEUU hubiesen sufrido una derrota en Midway, con pérdida de buques de guerra importantes, poco después hubiesen entrado en servicio numerosos nuevos buques, y cantidades cada vez mayores de aviones. Así, aunque Japón hubiese logrado conquistar Midway, esta, más pronto o más tarde hubiese sido recuperada, y el resultado de la contienda hubiese sido el mismo. Una vez los EEUU y la URSS comienzan a movilizar todos sus recursos, la derrota del Eje, tanto en Europa como en el Pacífico, está cantada. En una guerra de coalición gana quien tiene el saco más lleno, y el de los Aliados lo estaba mucho, mientras que el del Eje, lo estaba poco.
Una derrota total de la USN en Midway si cambiaba todo. Hasta diciembre-enero de 1943 la USN solo contó con lo que quedaba de los portaaviones de la clase Yorktown (el USS Enterprise), una perdida de ellos en junio del 42 hubiera paralizado cualquier futura operacion aeronaval hasta principios de 1943, dejando de nuevo Hawaii y toda la costa este estadounidense a expensas de lo que decidiera Yamamoto durante más de medio año, que es mucho tiempo sin una armada que protegiera los astilleros mientras se construia la flota que se necesita para ganar la guerra.

De todos modos el tema se ha desviado de su planteamiento inicial, que es el ataque a Pearl Habour, no al resto del conflicto, en eso estoy de acuerdo con Genda.

Un saludo.

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Mensaje por minoru genda » Sab Oct 15, 2005 1:44 am

Bueno está visto que me explico fatal.
Indiscutiblemente y dependiendo de las voluntades de unos y otros, dejendo al margen un posible armisticio y teniendo en cuenta que los estadounidenses lucharian hasta el final, sin duda Midway en principio, solo hubiera significado un importante revés para los EE.UU pero ¿quien puede o es capaz de vaticinar lo que podría haber pasado?
Estamos hablando sobre algo muy complejo y ese algo es la victoria japonesa en Midway con todo lo que conlleva.
Es evidente que los japoneses no hubieran perdido los portaaviones ni tantos aviones y pilotos como perdieron y que el control sobre Hawaii sería mas sencillo al poder tener a medio camino una base desde donde atacar, por supuesto una posterior contraofensiva estadounidense deberia de estar precedida de la conquista de Midway.
Pero vamos a soslayar eso. Lo que pretendo yo y lo que pretende Werto es contrapuesto, el pretende demostrar que los japoneses no eran nadie ni antes de empezar la guerra ni despues de empezada, apela para ello a la situación económica.
La cosa no es cuestión de tácticas batallas ni nada que se le parezca es cuestión de que según él los EE.UU querian entrar en guerra y usaron a Japón como "intermediario" necesario, menospreciando (todo según Werto) su potencial y la broma costó cientos de miles de muertos y de no ser por la bomba atómica (ya decia yo que llegariamos a ella) Japón con sus fanáticos líderes hubiera sido un holocausto de unos y otros.
Que Japón estaba derrotada si la guerra se prolongaba más de un año nadie lo discute ni siquiera los mismos mandos japoneses eso ya estaba previsto, pero que eran los tontos de la película no se lo traga nadie, a los EE.UU les costó un mes conquistar una ridicula isla ,(Iwo Jima) por prepotentes dejaron por la conquista un peñón inmundo la vida de unos 7000 soldados y marinos, (no contamos los heridos que fueron tambien miles) sufrieron más de lo debido para aniquilar a 20000 soldados japoneses todo ello con todo su poderío militar y material, incluso se penso en gasear a los defensores de Iwo ¿cuanto más le hubiera costado de haber perdido Midway?. Item más Okinawa, otro baño de sangre y para doblegar el espíritu japonés hubo que hacer uso de lanzallamas y napalm de un modo indiscriminado, 120000 japoneses muertos y al menos otros 100000 más nativos, EE.UU creo que perdió 20000 marines, (la memoria puede jugarme una mala pasada).
¿A que precio se hubiera conquistado Japón? y no me digas eso que de dos a cuatro semanas
Pregunto ¿que importancia tiene ser una potencia económica cuando tienes que luchar en territorios hostiles y lejanos a tu país? ¿que pasó en Corea?¿que pasó en Vietnam?¿que está pasando en Irak?¿de que sirve tener el mejor armamento si luchas contra desheredados que tienen poco o nada que perder?
Pues todo eso aplícalo a lo que hubiera ocurrido de prolongarse la guerra más de lo preciso por cualquier traspies, teniendo los estadounidenses que conquistar territorio japonés.
Despues de todo las cosas fueron rodadas para los aliados y aún así les costo mucho sacrificio.
Ahora pregunto yo donde esta esa facilidad estadounidense para vencer a los japoneses que Werto defiende.
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Mensaje por Werto » Sab Oct 15, 2005 5:39 am

Bueno, voy sin tiempo, llevo tada la semana a trmpicones, y tengo que estar mañana por la mañana en Salamanca a las 09:00 GTM +1. Espero tener más tiempo a partir del Martes.

Para empezar sólo una cosa, los conflictsos limitados de la guerra fria, o Irak hoy en día, no admiten ningún tipo de pararlelismos con la Segunda Guerra Mundial. Esta última fue un conflicto total. Los otros eran conflictos limitados. Y aún así en Viatnam, por ejemplo, la potencia material de Estados Unidos aplicada con decisión, con los tristemente famosos bombardeos de navidad, porpicio para EE.UU. una salida airosa de un conflicto.

En la actualidad, y en los conflictos citados de la guerra fría, la capacidad de resistencia de un estado frente a los EE.UU. en caso de conflicto bélico esta más relacionada con la capacidad de dividir a la opinión pública norteamericana sobre el conflicto que con la relación de fuerzas. Lo que dicidio la salida del conflicto de Viatnam no fue la relación militar de fuerza, sino la división de la opinión pública norteamericana respecto al conflicto. No esta de más recordar que mientras los norvietnamitas tuvieron entre 1964 y 1973 casi 3,5 millones de muertos los norteamericanos apenas tuvieron 55.000.

En la Segunda Guerra Mundial la acción japonesa sobre Peral Habor se encargo de disipar cualquier posible fisura sobre la guerra en la oponión pública norteamericana. Si como expresa Paul Kennedy "una democracia sólo puede triunfar en un conflicto si esta unida" Pearl Habor se encargo de unir definitivamente a la opinión pública norteamericana en favor del camino de la guerra. Las fisuras y la dudas que generaron en la sociedad civil norteamericana conflictos como Vietnam eran impensables en conflictos como la Segunda Guerra Mundial, precisamente por el origen del conflicto.

Uno de los factores decisivos que indujo a Roosvelt a arriesgarse a perder 200.000 toneladas
de buques de guerra era la certeza de la necesidad de un apoyo absoluto e incondicional a favor de la entrada en guerra por parte de la opinión pública norteamericana.

Y respecto a ésto:

"....Creo que primero deberias acabar de desarrollar tus planteamientos sobre lo discutido al comienzo e ir avanzando cronológicamente porque al final ocurrirá que habrás desarrollado toda la guerra en el Pacífico sin desentrañar ese misterio de para que podian quereer los japoneses conquistar precisamente Nuevo Mexico, (casi un desierto) y no por ejemplo California con sus astilleros, o Texas con su riqueza petrolífera.
Y lo que es mejor como se iban a abastecer esas fuerzas porque lo de los submarinos remontando Rio Grande y el Rio Colorado es algo que me resulta alucinante (sobre esto me gustaria que me explicaras como)..."

Hay gente que se toma las cosas que uno escribe demasiado en serio.

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minoru genda
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Mensaje por minoru genda » Sab Oct 15, 2005 6:21 pm

Werto escribió:
Y respecto a ésto:

"....Creo que primero deberias acabar de desarrollar tus planteamientos sobre lo discutido al comienzo e ir avanzando cronológicamente porque al final ocurrirá que habrás desarrollado toda la guerra en el Pacífico sin desentrañar ese misterio de para que podian quereer los japoneses conquistar precisamente Nuevo Mexico, (casi un desierto) y no por ejemplo California con sus astilleros, o Texas con su riqueza petrolífera.
Y lo que es mejor como se iban a abastecer esas fuerzas porque lo de los submarinos remontando Rio Grande y el Rio Colorado es algo que me resulta alucinante (sobre esto me gustaria que me explicaras como)..."

Hay gente que se toma las cosas que uno escribe demasiado en serio.
Acabáramos si hubieras dicho que estabas de broma no hubiera seguido con la discusión aunque a mi no me pareció que lo dijeras en broma.
Visto lo visto creo que salvo lo de Vietnam y tus planteamientos sobre lo que diferencia a ambas guerras poco más hay que discutir y como eso no se corresponde con lo que en éste foro se trata considero la discusión acabada.
No hay ningún viento favorable para quien no sabe a que puerto se dirige.
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Mensaje por vandergrift » Mar Nov 08, 2005 3:12 am

Cuando tenga los datos exactos los expondre ( a buscar en mi biblioteca toca)
Creo que la armada american conocia la importancia de los portaaviones en la guerra naval, antes de lo que la gente cree, no recuerdo ahora los datos, ni nombres, pero se que años antes de lo de Pearl Habor, un oficial americano realizo unas maniobras con un ataque sorprresa a l abase utilizando portaviones, y resulta que el plan japones fue muy igual que el de el americano.
pronto expodre los datos y la fuente de donde lo saque.

Saludos

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Sten Gun
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La Clave es politica

Mensaje por Sten Gun » Mié Dic 07, 2005 10:09 am

De la noche al dia la opinion publica en EEUU sobre la intervención en una guerra cambió. Hasta Pearl Harbour la gente en EEUU no querian saber nada sobre la guerra de europa ni en otros sitios.

Como podia el gobierno de EEUU conquistar el Pacifico y sus vitales recursos sin el apoyo del publico que necesitaria para la mobilización militar y civil para la guerra total?

Creo que lo sabian y se beneficiaron con el resultado.

El publico americano apoyando la guerra...

Los lideres del mundo estan siempre dispuestos a sacrificar a su propia gente si el premio es suficientemente gordo.

Sten.

Sgt. Sanderson
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Mensaje por Sgt. Sanderson » Mié Dic 12, 2007 12:09 am

Miren, 9 años antes del ataque a Pearl Harbor, La Marina Norteamericana, hizo unas maniobras cuyo objetivo era poner a prueba la solidez de las defensas de Pearl Harbor y una coincidencia las maniobras se hicieron un domingo 7, pero de febrero de 1932. Los japoneses hicieron exactamente lo mismo, atacando un dia en donde los norteamericanos estuvieran de permiso o dormidos en los barracones lo que hizo que hubiera demasiadas bajas ese fatidico dia.

Saludos :twisted:
"Volvere" Douglas MacArthur... y el 20 de octubre de 1944, cumpliendo su palabra, pisa tierra en la Isla de Leyte, Filipinas

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