De Adolf a Hitler: la construcción de un nazi, de Thomas Weber.
Tapa dura: 552 páginas
Editor: TAURUS (7 de junio de 2018)
Colección: Historia
Idioma: Español
ISBN-10: 8430619259
ISBN-13: 978-8430619252
Gran libro el de Thomas Weber, me parece muy acertada la manera en la que se está investigando unos años en la vida de Hitler que han estado rodeados de mitos muchos de ellos todavía hoy en día en boga. Su anterior trabajo sobre el papel del dictador alemán durante su vida como soldado en la Primera Guerra Mundial ya me pareció magnífico también. Weber se vanagloria de haber participado en un pequeño cometido en la confección de una de las mejores biografías de Hitler, la escrita por el británico Ian Kershaw, así que podemos afirmar que aprendió con uno de los grandes.
El libro no sólo pretende descubrir los años cruciales de aquellos años de posguerra de Hitler, también quiere ofrecernos una excelente pincelada de lo que representó el éxito del nacionalsocialismo y la trasformación política de la República de Baviera y de Múnich su capital. Siempre que se habla de Hitler, y a la vista del terrible resultado de su mandato, se intenta buscar las raíces ideológicas que pudo haber asimilado a lo largo de su vida para encontrar una respuesta a sus posteriores acciones. Unos piensan, hay libros que así lo afirman, que su paso por Viena fue crucial, el cosmopolitismo de la ciudad le desagradó y le convirtió en un nacionalista furibundo, pero Thomas Weber va un paso más allá y afirma que Hitler construyó su vida durante aquellos años en base a motivos muy diferentes de los que él mismo propagó en su famoso panfleto “Mi Lucha”. A nadie a estas alturas podría sorprendernos que Hitler usara la mentira como instrumento de manipulación, él fue un exponente claro de lo que puede conseguir un dirigente mediante la falsedad. De entrada, sirvió sin ningún problema al régimen revolucionario…¡quién lo diría!...el oportunismo asociado a la necesidad fue una constante que le acompañó sin duda durante aquel periodo de tiempo. Por otra parte, la rebeldía de Hitler no se vio, al menos no manifiestamente, durante los primeros años de posguerra, es más, Weber afirma que la obediencia fue una de sus cualidades más destacadas en esos momentos…al régimen revolucionario.
Weber afirma también que el propio Hitler seis meses después de la revolución, el 3 de mayo de 1919, se declaró partidario de la socialdemocracia, un hecho que puede sorprender, pero que puede darnos alguna pista sobre los pensamientos internos de Hitler, parece evidente que no participaba en su fuero interno de un apoyo a la izquierda radical. Otro aspecto que me ha parecido muy interesante de la teoría de Weber es en la que afirma que Hitler realmente se percibe de la pérdida de la guerra en el Múnich post-revolucionario en julio de 1919. Aquella fecha es clave en su conversión política, su particular camino de Damasco, ni Viena ni durante la guerra, ni durante el periodo revolucionario fueron momentos suficientemente decisivos como para afianzar una ideología en su mente. Es a partir de esta fecha cuando el dictador alemán comienza a pasar de Adolf a Hitler, a construir unas ideas a base de sus experiencias vividas que acabarían en el político triunfador de masas. Su antisemitismo, clave en su política genocida, también es analizado durante aquel periodo, parece confirmarse que el antisemitismo de Hitler estaba más orientado hacia el anticapitalismo financiero internacional, siendo los bolcheviques una pieza más en ese conglomerado judeo-capitalista. Más tarde sería Rosenberg, los alemanes bálticos y los “rusos blancos” los que aportarían su granito de arena en la cosmovisión conspirativa del mundo judío. Partidario también de una Alemania unida y fuerte donde las repúblicas estuviesen supeditadas al poder central de Berlín, parece que las aventuras secesionistas no eran de su agrado.
Me ha llamado la atención también la táctica de Hitler para reusar el debate, su planteamiento era realizar discursos largos de tal manera que el tiempo para debatir fuese mínimo, de esa manera siempre quedaría sus mensajes sin posibilidad de discusión. Weber comenta también que es muy simplista poder afirmar que Hitler solamente buscaba una reafirmación de sus propias convicciones cuando leía, lo que se producía entre él y las ideas era algo así como un diálogo socrático, bloqueando las refutaciones que no le convenían y sacando de nuevo a la luz, según sus intereses, conceptos que había guardado en su mente en otras ocasiones. También su papel en el juicio por el golpe de Múnich en 1923 ha sido muy magnificado, realmente no fue una estrella desde el principio, pero sí que acabó haciéndole famoso a pesar de la derrota.
El autor también quiere dejar claro que la evolución política que Hitler experimentó entre el final de la Primera Guerra Mundial y mediados de los años veinte, así como su flexibilidad ideológica y su disposición a modificar ciertos dogmas, no deben confundirse con el oportunismo. El oportunismo fue fundamental para él, pero nadie puede dudar de que lograra hacerse con la dirección del NSDAP fundamentándose en una causa en la que creía firmemente, el hecho de que sus pensamientos entre 1919 y 1926 evolucionasen no entra en contradicción con su intención de crear su propia cosmovisión del mundo. Su flexibilidad ideológica, aunque parezca un contrasentido en Hitler, fue determinante en este aspecto.
Para Hitler su paso por el Múnich post-revolucionario le hizo alumbrar una ideología en la que basaría todos los pilares básicos del Tercer Reich. Alemania debía cambiar, hacerse un estado fuerte, homogéneo en lo racial y, en definitiva, establecer una verdadera revolución que abarcase desde los aspectos político-sociales hasta los culturales. Para ello cumpliría sus dos grandes objetivos: la aniquilación de la influencia judía y la creación de un Estado lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a los otros estados poderosos del planeta.
El exterminio de los judíos según la teoría de Weber entraría ya, aunque el término pueda haber sido ciertamente ya rebatido, en una orientación intencionalista, es decir, el Holocausto no empezó desde Barbarroja, fue la consecuencia de sus ideas a mediados de los años veinte para afrontar la “cuestión judía”. Puede ser este hecho algo polémico y debatible, pero Weber lo tiene meridianamente claro.
En definitiva, un libro muy trabajado, con afirmaciones que ayudaran al debate y a continuar en la senda del conocimiento del Hitler de posguerra, tema que todavía da para mucha investigación.
El libro no sólo pretende descubrir los años cruciales de aquellos años de posguerra de Hitler, también quiere ofrecernos una excelente pincelada de lo que representó el éxito del nacionalsocialismo y la trasformación política de la República de Baviera y de Múnich su capital. Siempre que se habla de Hitler, y a la vista del terrible resultado de su mandato, se intenta buscar las raíces ideológicas que pudo haber asimilado a lo largo de su vida para encontrar una respuesta a sus posteriores acciones. Unos piensan, hay libros que así lo afirman, que su paso por Viena fue crucial, el cosmopolitismo de la ciudad le desagradó y le convirtió en un nacionalista furibundo, pero Thomas Weber va un paso más allá y afirma que Hitler construyó su vida durante aquellos años en base a motivos muy diferentes de los que él mismo propagó en su famoso panfleto “Mi Lucha”. A nadie a estas alturas podría sorprendernos que Hitler usara la mentira como instrumento de manipulación, él fue un exponente claro de lo que puede conseguir un dirigente mediante la falsedad. De entrada, sirvió sin ningún problema al régimen revolucionario…¡quién lo diría!...el oportunismo asociado a la necesidad fue una constante que le acompañó sin duda durante aquel periodo de tiempo. Por otra parte, la rebeldía de Hitler no se vio, al menos no manifiestamente, durante los primeros años de posguerra, es más, Weber afirma que la obediencia fue una de sus cualidades más destacadas en esos momentos…al régimen revolucionario.
Weber afirma también que el propio Hitler seis meses después de la revolución, el 3 de mayo de 1919, se declaró partidario de la socialdemocracia, un hecho que puede sorprender, pero que puede darnos alguna pista sobre los pensamientos internos de Hitler, parece evidente que no participaba en su fuero interno de un apoyo a la izquierda radical. Otro aspecto que me ha parecido muy interesante de la teoría de Weber es en la que afirma que Hitler realmente se percibe de la pérdida de la guerra en el Múnich post-revolucionario en julio de 1919. Aquella fecha es clave en su conversión política, su particular camino de Damasco, ni Viena ni durante la guerra, ni durante el periodo revolucionario fueron momentos suficientemente decisivos como para afianzar una ideología en su mente. Es a partir de esta fecha cuando el dictador alemán comienza a pasar de Adolf a Hitler, a construir unas ideas a base de sus experiencias vividas que acabarían en el político triunfador de masas. Su antisemitismo, clave en su política genocida, también es analizado durante aquel periodo, parece confirmarse que el antisemitismo de Hitler estaba más orientado hacia el anticapitalismo financiero internacional, siendo los bolcheviques una pieza más en ese conglomerado judeo-capitalista. Más tarde sería Rosenberg, los alemanes bálticos y los “rusos blancos” los que aportarían su granito de arena en la cosmovisión conspirativa del mundo judío. Partidario también de una Alemania unida y fuerte donde las repúblicas estuviesen supeditadas al poder central de Berlín, parece que las aventuras secesionistas no eran de su agrado.
Me ha llamado la atención también la táctica de Hitler para reusar el debate, su planteamiento era realizar discursos largos de tal manera que el tiempo para debatir fuese mínimo, de esa manera siempre quedaría sus mensajes sin posibilidad de discusión. Weber comenta también que es muy simplista poder afirmar que Hitler solamente buscaba una reafirmación de sus propias convicciones cuando leía, lo que se producía entre él y las ideas era algo así como un diálogo socrático, bloqueando las refutaciones que no le convenían y sacando de nuevo a la luz, según sus intereses, conceptos que había guardado en su mente en otras ocasiones. También su papel en el juicio por el golpe de Múnich en 1923 ha sido muy magnificado, realmente no fue una estrella desde el principio, pero sí que acabó haciéndole famoso a pesar de la derrota.
El autor también quiere dejar claro que la evolución política que Hitler experimentó entre el final de la Primera Guerra Mundial y mediados de los años veinte, así como su flexibilidad ideológica y su disposición a modificar ciertos dogmas, no deben confundirse con el oportunismo. El oportunismo fue fundamental para él, pero nadie puede dudar de que lograra hacerse con la dirección del NSDAP fundamentándose en una causa en la que creía firmemente, el hecho de que sus pensamientos entre 1919 y 1926 evolucionasen no entra en contradicción con su intención de crear su propia cosmovisión del mundo. Su flexibilidad ideológica, aunque parezca un contrasentido en Hitler, fue determinante en este aspecto.
Para Hitler su paso por el Múnich post-revolucionario le hizo alumbrar una ideología en la que basaría todos los pilares básicos del Tercer Reich. Alemania debía cambiar, hacerse un estado fuerte, homogéneo en lo racial y, en definitiva, establecer una verdadera revolución que abarcase desde los aspectos político-sociales hasta los culturales. Para ello cumpliría sus dos grandes objetivos: la aniquilación de la influencia judía y la creación de un Estado lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a los otros estados poderosos del planeta.
El exterminio de los judíos según la teoría de Weber entraría ya, aunque el término pueda haber sido ciertamente ya rebatido, en una orientación intencionalista, es decir, el Holocausto no empezó desde Barbarroja, fue la consecuencia de sus ideas a mediados de los años veinte para afrontar la “cuestión judía”. Puede ser este hecho algo polémico y debatible, pero Weber lo tiene meridianamente claro.
En definitiva, un libro muy trabajado, con afirmaciones que ayudaran al debate y a continuar en la senda del conocimiento del Hitler de posguerra, tema que todavía da para mucha investigación.
Fuente imagen:https://www.casadellibro.com/libro-de-a ... 52/6420584