10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de Stalin

Acontecimientos políticos, económicos y militares relevantes entre noviembre de 1918 y septiembre de 1939

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José Luis
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10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de Stalin

Mensaje por José Luis » Jue Sep 01, 2011 12:12 pm

(…) En un documento de investigación entregado en Canadá durante el 70º aniversario, Yurii Shapoval abordó el tema de la Hambruna a través de varios documentos primarios, incluyendo intercambios entre líderes y Stalin, cartas, informes y entradas de diarios para subrayar el papel de los líderes stalinistas en la Hambruna, especialmente Molotov y Kaganovich. Apunta que en la tercera conferencia del Partido Comunista de Ucrania, celebrada durante el verano de 1932, y a la que acudieron los dos líderes en cuestión, los líderes del CPU y los funcionarios locales intentaron llamar la atención del Kremlin ante la catastrófica situación en Ucrania, pero sin éxito. A la inversa, en su carta a Kaganovich de 11 de agosto de 1932, una carta reconocida por varios historiadores como capital para el tema, Stalin esbozó sus sospechas sobre los campesinos ucranianos y cuestionó la lealtad del liderazgo del partido ucraniano de Kharkiv. Creía que estaba bajo la influencia del finado Symon Petlyura así como de agentes del líder polaco Jozef Pilsudski. Temía que la Unión Soviética pudiera “perder” Ucrania y tenía que actuar inmediatamente para asegurar a Ucrania dentro de la fortaleza de la URSS. Shapoval cree que la carta indica el deseo de Stalin de exprimir el máximo grano de Ucrania para alimentar a la población urbana así como para eliminar a los nacionalistas y otros enemigos.

Otro punto central de Shapoval es la resolución de Stalin y Molotov de 14 de diciembre de 1932 en representación del CC del CPSU que pedía una lucha definitiva contra elementos recalcitrantes en Ucrania. Lo percibe como el final de la ucranización oficial y el comienzo de las purgas dirigidas contra los ucranianos. (…) Más tarde las purgas se convirtieron en parte del Gran Terror que abarcó toda la URSS en 1936-38. Así tenemos un elemento añadido a los proporcionados por Kul’chyts’kyi y otros en el sentido de relacionar el terror-castigo con la política de nacionalidad soviética.

La cuestión nacional también aparece recogida en otro artículo en el 70º aniversario por dos famosos historiadores ucranianos, V. M. Danylenko y M. M. Kuz'menko, que se concentran en la represión stalinista contra dos grupos en el periodo 1929-33: la alta intelectualidad científica y los maestros de pueblo. (…) Dicen que en 1932-33 fueron purgados 1.649 especialistas ucranianos, pero en realidad las acusaciones de nacionalismo carecen de sustancia pues Stalin estaba buscando chivos expiatorios para sus propios errores; la intelectualidad ucraniana había intentado sabotear la colectivización y fue así responsable del estallido de la hambruna. Tras organizar la Hambruna, en opinión de estos dos autores, el liderazgo comenzó a temer disturbios alimentarios y se embarcó en más represiones y deportaciones. Estas represiones pronto se ampliaron a organizaciones con miembros que eran prominentes intelectuales ucranianos....

Al margen del ejemplo de los profesores, estos dos autores no son capaces de explicar la relación entre la Hambruna en los pueblos y las drásticas medidas de Stalin contra los intelectuales y el cambio en la ucranización....La historiografía ucraniana es notable por su ausencia de conclusiones claras o teorías convincentemente argumentadas en cuanto a por qué los sucesos tomaron el curso que tomaron. La figura más importante, Stanislav Kul’chyts’kyi, continuó buscando explicaciones económicas mientras que otros comenzaron a cambiar hacia la cuestión nacional. Otros todavía tienen una visión más estrecha que culpa a otros grupos étnicos, principalmente los rusos, percibiendo así la Hambruna en términos puramente étnicos....Que la Hambruna fue un asunto más complejo resultó evidente de las obras de otros escritores que intentaron proporcionar un retrato de cómo la Hambruna afectó a regiones no-ucranianas de la república.
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José Luis
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10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de Stalin

Mensaje por José Luis » Jue Sep 01, 2011 12:17 pm

La Hambruna en pueblos no-ucranianos

Son muy escasos los escritos y discursos en Ucrania desde 1988 que mantienen que no hubo elementos étnicos en la Hambruna. Sin embargo, merece la pena recordarlos brevemente porque ofrecen una nueva dimensión al tema. Debería recordarse que había varias grandes comunidades étnicas viviendo en Ucrania durante el periodo stalinista, entre las que sobresalían la alemana y la judía. Ambas sufrieron grandes pérdidas durante 1932-33. En un extenso artículo sobre las causas y consecuencias de la Hambruna, Vasyl’ Marochko afirma que la situación en los distritos nacionales no difería esencialmente de la de los pueblos ucranianos. Observa que el único país extranjero que reconoció la escala de la Hambruna fue la Alemania nazi, que organizó una amplia ayuda para los alemanes étnicos que vivían en Ucrania. Sin embargo, algunos alemanes rehúsaron aceptar esta ayuda porque temían las represalias soviéticas. Sobre los judíos que vivían en Ucrania hay un cuadro más detallado, principalmente de los periódicos regionales judíos de la Ucrania contemporánea.

Yakov Konigsman refuta la teoría de que la hambruna en Ucrania fue una política deliberada del gobierno soviético, que señaló a los ucranianos para su destrucción, tema que representa la versión más extrema de la teoría del genocidio. Razona que la Hambruna afectó diferentes áreas de la Unión Soviética, como Kazakistán y la región del Volga, y englobó a miembros de diferentes grupos nacionales. Su principal tesis es que la Hambruna fue resultado de las políticas criminales del régimen de Stalin que, a pesar de una cosecha relativamente pobre, intentó requisar la máxima cantidad de grano de los pueblos con el objetivo de exportarlo. En la opinión de Konigsman, la Hambruna marcó la caída de los asentamientos judíos en Ucrania, asentamientos que databan de los tiempos de la Rusia Imperial y los esfuerzos de Rusia para convertirlos en ortodoxos atándolos a la tierra. A finales del XIX, subraya, sólo el 3% de casi 2 millones de judíos ucranianos estaban trabajando en agricultura, mientras que el 97% residía en grandes pueblos y ciudades. La revolución y la Guerra Civil tuvieron un impacto devastador en los asentamientos judíos, reduciendo su población alrededor de la mitad si se compara con las cifras de 1914. Sin embargo, los años 1921-22 vieron una revitalización de los esfuerzos de colonización por activistas sionistas que favorecían el asentamiento en el sur de Ucrania y en la península de Crimea. Las cooperativas sionistas recibieron apoyo de las organizaciones judías de los Estados Unidos, surgiendo en Crimea varias cooperativas que emplearon a más de 1.600 campesinos judíos por 1923.

Hacia agosto de 1924, las autoridades soviéticas estaban apoyando abiertamente la política de asentar gente trabajadora judía, y como resultado comenzaron a desarrollarse colonias judías en Crimea y sur de Ucrania, con base en distritos administrativos de Freifeld, Neufeld, Blumenfeld, Kalinindorf y Stalindorf. Aparecieron colonias similares en otras partes de la URSS, como Bielorrusia, las regiones de Smolensk de Rusia y el Cáucaso. Los colonos judíos eran hostiles a la colectivización y la agitación que suponía para sus asentamientos. Sin embargo, hacia 1930 se habían fundado en Ucrania 93 granjas colectivas judías con una población de 156.000 campesinos, que representaba el 10% de toda la comunidad judía de la república. Konigsman mantiene que la colectivización fue un proceso destructivo; la gente carecía de motivación y las requisas minaron la estabilidad kolkhoz y llevó la hambruna a las regiones judías. Algunas organizaciones judías americanas (Agrojoint, Komzet), tras conocer del estallido de la hambruna en la región de Kherson, intentaron ayudar a las comunidades, pero su apoyo no fue aceptado por las autoridades soviéticas. Konigsman informa que judíos famélicos intentaron escapar a las ciudades e incluso a la región judía de Birobidzhan en el Extremo Oriente soviético. Hacia 1937, sólo quedaban 68 kolkhozes judíos con unos 109.000 campesinos (caída del 30%).

(…) Otro artículo de Marochko merece citarse como ejemplo final de la categoría de víctimas no-ucranianas durante la Hambruna. Aunque ésta no estuvo limitada a Ucrania, señala, la inanición tendió a afectar principalmente a aquellas áreas en las que vivían muchos ucranianos, como la región de Kuban, a lo largo del Don y Kazakistán. Aunque sufrieron igualmente miembros de otras comunidades fue principalmente porque tuvieron el infortunio de residir en Ucrania (rusos, judíos y alemanes). En 1932, comenta, había 2,6 millones de rusos en Ucrania, y la mayoría de los campesinos rusos vivían en nueve distritos nacionales. Al igual que los ucranianos, se resistían a la colectivización y hacia 1932 estaban pasando hambruna en todos esos distritos nacionales rusos. La hambruna de 1932 también fue singular porque afectó tanto ciudades como pueblos. Varias ciudades afrontaron crisis: Kyiv, Berdyakhiv, Zhytomyr, Uman, Zaporizhzhya y otras. Marochko desafía la perspectiva de que los judíos ocupaban los puestos prominentes del partido y del gobierno y que jugaron algún papel en la organización de la Hambruna, al comentar que ellos también la sufrieron. Este artículo en general parece contradecir su anterior contribución al debate en que sugiere que la Hambruna pudo haber estado dirigida principalmente contra los ucranianos, pero afectó a otros grupos por el simple factor geográfico. Por otra parte, un régimen que intentaba erradicar a los ucranianos por sus posturas nacionalistas, o por su potencial alianza con los polacos, podría haber tomado las precauciones necesarias para no alienarse a otros grupos nacionales que vivían en la república, cuestión que ha recibido muy poca atención por parte de los historiadores y que requiere un mayor tratamiento.

Y esto es todo. Espero que haya merecido el esfuerzo.
Saludos cordiales
JL
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por Audie Murphy » Dom Jul 20, 2014 1:46 pm

Una de las primeras personas en informar a Occidente de las hambrunas en la URSS fue el periodista galés Gareth Jones. En los últimos días de marzo de 1933 realizó unas declaraciones polémicas sobre lo que vió de primera mano en Ucrania que fueron recogidas en distintos medios, tales como "Manchester Guardian" o " New York Evening Post". Vetado por el gobierno soviético para viajar de nuevo a la URSS, inició una travesía por Japón, China, Mongolia y Manchukuo donde finalmente murió en extrañas circunstancias el 12 agosto 1935 tras ser capturado por unos bandidos. Tras ser detenido junto a un periodista alemán por las fuerzas japonesas, intentaba volver al pueblo chino de Kalgan. Había 3 rutas pero solamente una era segura según los japoneses, siguieron su consejo pero fueron atrapados por unos bandidos que demandaron un rescate. Tras 2 días el alemán fue liberado pero se quedaron con Gareth Jones, al que mataron 16 días después y la víspera de su 30º cumpleaños.
http://en.wikipedia.org/wiki/Gareth_Jon ... rnalist%29
http://www.garethjones.org/
http://www.walesonline.co.uk/news/wales ... ne-4571451

Imagen
fuente http://www.garethjones.org/soviet_artic ... odomor.jpg

estos hechos se reflejan en la película "Mr.Jones" de 2019
https://www.imdb.com/title/tt6828390/?ref_=fn_tt_tt_1


El reciente documental "Hitler, Stalin and the Boy from Barry" indaga en estas vivencias periodísticas y la posible implicación del NKVD en su asesinato http://docuwiki.net/index.php?title=Hit ... from_Barry
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por Radio-Etiopia » Mié Jul 23, 2014 8:46 am

Monumento en Kiev al Holodomor (Muerte por hambre) el 23 de noviembre de 2013:

Imagen


Fuente http://www.kyivpost.com

Krasny
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por Krasny » Dom Jul 27, 2014 2:03 pm

Quizás sería menos confuso que el título de este hilo fuera entre interrogantes, pues tal como figura, parece validar un dato objetivo, la existencia de 10 millones de muertos de hambre en la Ucrania de Stalin, que por lo visto no es compartido por el conjunto de la comunidad científica. Se me hace peculiarmente llamativo que en algunas intervenciones se esgriman pronunciamientos de instituciones políticas como argumentos probatorios de conclusiones históricas. Creo que tenemos ejemplos de sobra, tanto lejanos, como muy cercanos (y recientes) para comprobar que bajo apariencias de reivindicación de víctimas de injusticias se pueden propagar falsedades que si a alguien perjudican en primer lugar es a las propias víctimas, hacia quienes la primera obligación es la restauración de la verdad histórica. Y considero un craso error, frecuente en estos temas candentes, confundir el debate histórico con el posicionamiento moral; ambos son legítimos, pero funcionan con reglas diferentes.

Todavía recuerdo el fulminante efecto disuasorio que me produjo, cuando estaba hojeando el "Armageddon" de Hastings, leer, insertada en una típica equiparacón de la maldad de Hitler y Stalin, la afirmación de que el antisemitismo del soviético era era "casi tan intenso" como el del nazi. Ante semejante desprecio a la inteligencia del lector renuncié a leer una línea más de ese autor. Para no propiciar equívocos, aclaro que me habría resultado igual de insultante que alguien afirmase que Hitler era "casi tan aficionado al tabaco" como el georgiano (o, para el caso, "tan inclinado a la bebida" como Churchill). Creo que quien desee criticar a Hitler y el nazismo, a Stalin y el comunismo, a Churchill y el imperio británico, o a cualquier otro dirigente o régimen, puede encontrar argumentos razonados, sin necesidad de sectarismos absurdos que desalientan a posibles contertulios. La credibilidad es una planta delicada que se marchita con la menor contaminación.

maxtor
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por maxtor » Vie Sep 05, 2014 12:20 pm

Saludos cordiales a todos.

Después de un largo periodo de retiro temporal, por un grave incidente laboral, me reincorporo a las trincheras del foro, a ver si poco a poco voy agarrando ritmo….

Aprovecho el tema de la hambruna ucraniana, por la reciente lectura del libro de Timothy Snyder, “Tierras de Sangre” donde en su capítulo I aborda las “Hambrunas soviéticas”…. He leído con atención el gran resúmen de Jose Luis sobre la hambruna uncraniana y el estado de la historiografía y su evolución con el paso del tiempo y hay varios puntos que son claros. Creo que es evidente que la polémica no se basa sólo en cuanto al número de muertos por la hambruna, que en el libro de Snyder la estima en unos 3.3 millones de personas, sino por la intencionalidad o no de dicha hambruna derivada de las órdenes de Stalin al objeto de implementar la colectivización forzosa como política oficial económica. La mano de Stalin parece visible y el argumento de T. Snyder me ha parecido coherente en cuanto a que fue una política deliberada de causar hambre, y Stalin sabía perfectamente lo que iba a ocurrir cuando les quitó los alimentos a los hambrientos campesinos de Ucrania en 1933, lo mismo que Hitler sabía lo que iba a pasar cuando privó de comida a los prisioneros de guerra soviéticos, ocho años más tarde. No es excusable el no ver claramente una orden firmada tipo pistola humeante de la mano de Stalin que ordenara la hambruna, al igual que nunca ha aparecido una orden firmada por Hitler ordenando el Holocausto, ya que la negligencia criminal omisiva es igual de reprobable y máxime si había condicionantes como una mala cosecha y malas condiciones metereológicas.

El paralelismo entre la hambruna y el Holocausto, en cuanto a elemento crucial y basilar de la conciencia histórica ucraniana y judía me parece claro. La hambruna es sin duda, el elemento central de la historia de Ucrania, por lo menos de su parte moderna, al igual que la Shoa es el elemento central que dio origen al estado de Israel y sigue siendo un elemento básico de su concepción y marca buena parte de sus políticas y sensibilidades, aunque en muchos casos se abuse de ella (“La nación y la muerte”, Idith Zertal).

1933 fue un año de hambre no sólo en la URSS sino en todo el mundo occidental, las calles de algunas ciudades norteamericanas y de Europa no pasaban por su mejor momento y junto al paro había hambre y colas para obtener comida, pero 1933 fue especialmente duro para ciudades soviéticas de Ucrania, ciudades como Járkov, Kíev, Stalino, Dnepropetróvsk, cientos de miles de personas esperaban a diario por una simple barra de pan. Las ciudades de Ucrania habían crecido con rapidez durante los cinco años anteriores, absorbiendo a los campesinos que huían del campo para poder intentar lograr comida en las ciudades, acogiéndolos como obreros y empleados. La gente de las ciudades dependía por completo de la comida de las tiendas, y sus familiares en el campo no tenían nada. Esto es algo extraño, ya que lo normal es que en tiempos de hambre o de crisis son los habitantes de las ciudades los que se desplazan al campo. En Alemania o EEUU, los campesinos casi nunca pasaban hambre, ni siquiera durante la Gran Depresión. La poblacion urbana de Ucrania no tenía a dónde ir ni podía buscar ayuda en las granjas familiares, la mayoría tenía cupones de racionamiento que debían presentar para obtener algo de comida. (Falk, Sowjetische Städte, 284-285, 288, 298 – 300).

Las evidencias de dicha situación eran claras: campesinos hambrientos mendigaban a lo largo de las colas de pan pidiendo migajas, las amas de casa que hacían cola veían cómo los campesinos morían de hambre por las aceras. Los médicos y enfermeras tenían prohibido tratar o alimentar a los hambrientos que llegaban a los hospitales. La policía retiraba de las calles a los famélicos niños vagabundos para ocultaros de la vista. En las ciudades de Ucrania soviética, la policía capturaba varios cientos de niños al día. En todo momento, unos veinte mil niños esperaban la muerte en los cuarteles de Járkov. Los niños rogaban a la policía que al menos les dejaran morir al aire libre: “Dejadnos morir en paz, no quiero morir en los barracones de la muerte”. (Falk, “Sowjetische Städte”, pp. 297-301; Ku´snierz, “Ukrania”, Davies, “Years”, pp. 160, 220; Kuroyima, “Freedom and Terror”, pp. 171, 184. Sobre el empleo de los testimonios conservados, véase Graziosi, “War”, pp. 4 ).

El hambre en la URSS, y especialmente en Ucrania fue mucho peor que en cualquier ciudad del mundo occidental. En 1933 en Ucrania murieron de hambre unas pocas decenas de miles de residentes de las ciudades, mientras que la gran mayoría de muertos y moribundos furon campesinos, la misma gente cuyo trabajo había llevado a la ciudade el pan que tenían. El Plan Quincenal de Stalin, que concluyó en 1932, había impulsado el desarrollo industrial a costa de la miseria del pueblo. Las muertes de campesinos en las vías del ferrocarril ofrecían un testimonio espantoso de los nuevos contrastes. Por toda la Ucrania soviética, los pasajeros de los trenes se convirtieron en testigos presenciales involuntarios de horribles accidentes. Los campesinos hambrientos caminaban hacia las ciudades siguiendo las vías y se desmayaban de debilidad sobre los raíles… escritores como Vasili Grossman, y Arthur Koestler fueron testigos de tales hechos, y pasarían muchos años antes de que estos hombres, hoy considerados dos de los testigos éticos del s. XX, escribieran sobre lo que habían visto. (Kovalenko, “Holod”, 61, Colley, Siriol, “More Than a Grain”, 235. Sobre Grossman, véase Todorov, “Mémoire du mal, 61. Koestler, “Yogui”, 137).

Las muertes masivas por hambre de 1933 fueron el resultado del primer Plan Quincenal de Stalin, implementado entre 1928 y 1932. En esos años Stalin, que había tomado el control de la cúpula del partido comunista, impuso una política de industrialización y colectivización. Sus políticas habían asesiado de decenas de miles de personas en ejecuciones y a cientos de miles por agotamiento, y habían puesto a millones al borde de la muerte por inanición. El futuro era el comunismo, que requería industria pesada, que a su vez requería una agricultura colectivizada, que a su vez requería el control del grupo social más amplio de la URSS: el campesinado. (Harrisono, “Soviet Planning, 1 – 5). La colectivización significaba por fuerza una gran confrontación entre el grupo más amplio de la sociedad soviética, el campesinado y el estado soviético y su policía, por entonces llamada OGPU. Previendo esta lucha, Stalin había ordenado en 1929 el mayor despliegue de poderes del Estado en la historia soviética, en diciembre de aquel año anunción que los kulaks serían “liquidados como clase”. (Kuromiya, “Stalin”, 85). Durante los primeros meses de 1930, 113.637 personas consideradas kulaks fueron desplazadas a la fuerza de la Ucrania soviética con destino en trenes de mercancías helados hacia los Urales, Siberia o a Kazajistán. Solovki fue un complejo de prisiones en una isla del mar Ártico, y representaba para los campesinos la imagen del horror, pero para los lídres comunistas de la URSS fue el primer lugar donde el trabajo de los deportados se transformó en beneficios para el Estado.

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maxtor
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por maxtor » Vie Sep 05, 2014 12:20 pm

En 1929 Stalin había decidido aplicar el modelo de Solovki a toda la Unión Soviética, y ordenó la construcción de “asentamientos especiales” y campos de concentración. Estos últimos eran zonas de trabajo delimitadas, rodeadas de vallas y vigiladas por patrullas de guardias, en total, hubo unos 300.000 ucranianos entre el millón setecientos mil kulaks deportados a asentamientos especiales en Siberia, la Rusia europea y Kazajistán. (Applebaum, “Gulag”, 18, 20 y 49. Sobre los asentamientos especiales, Viola, “Unknown Gulag”, las cifras de campesinos deportados se citan en las pp. 32 y 195). Las deportaciones masivas de campesinos con fines punitivos coincidieron con el uso masivo de trabajadores forzados en la economía soviética. En 1931, los asentamientos especiales y los campos de concentración se fusionaron en un sistema único, los Gulags. El Gulag, al que los propios soviéticos llamaban “sistema de campos de concentración”, se inició al mismo tiempo que la colectivización de la agricultura y dependía de ella. Al final llegó a incluir 476 complejos a los que fueron condenados unos 18.000.000 millones de personas, de las cuales entre un millón y medio y tres millones murieron durante su encarcelamiento. El campesino libre se convirtió en trabajador esclavo, empleado en la construcción de los gigantescos canales, las minas y las fábricas que Stalin creía que modernizarían a la URSS. ( Applebaum, Gulag, 48. Sobre la estimación de muertes, veáse Viola, Unknown Gulag – las cifras de campesinos deportados se citan en las pp. 32 y 195). Las tasas de mortalidad eran altas en los asentamientos especiales, las autoriades soviéticas preveán que morirían el 5 % de los prisioneros de los asentamientos; en realidad, la cifra alcanzó el 15 %. Las tasas fueron altas pero no mayores que las que pronto afectarían a algunas zonas del campo ucraniano.

En las primeras semanas de 1930, la colectivización avanzó a pasos de gigante en Ucrania y en toda la Unión Soviética, Moscú pedía a las capitales de las repúblicas soviéticas cupos para los distritos a colectivizar y los líderes locales cumplían. Los dirigentes de Ucrania prometieron colectivizar toda la república en un año, se enviaron 25.000 trabajadores urbanos al campo para añadir peso a la fuerza policial y dominar al campesinado. Aleccionados con la idea de que los campesinos eran responsables de la escasez en las ciudades, los trabajdores prometieron “hacer jabón con los kulaks”. (Viola, Unknown Gulag, 35, mismo autor Best Sons. Sobre el ritmo de colectivización, Ku´snierz, Ukrania, 39). A medidados de marzo de 1930, el 70 % de la tierra cultivable de la URSS había sido, al menos en principio, incorporada a las granjas soviéticas, quizás aún más que en la Rusia soviética, donde las granjas comunales eran tradicionales, en la Ucrania soviética los campesinos estaban aterrados por la pérdida de sus tierras. Toda su historia había sido una larga lucha contra los terratenientes y durante la revolución bolchevique pareció que los campesinos finalmente saldrían ganando. Pero en los años inmediatamente posteriores, entre 1918 y 1921, lso bolcheviques habían requisado la comida a los campesinos durante las guerras civiles, de modo que estos tenían buenos motivos para temer al Estado soviético. En 1930, la colectivizaciíon les pareció “una segunda servidumbre”, el principio de una nueva sumisión, esta vez no a los ricos terratenientes como en el pasado cercano, sino al partido comunista.

Los pueblos ucranianos habían sido privados de sus líderes naturales por las deportaciones de kulaks al Gulag, aún sin los deportados, los campesinos intentaban salvarse a sí mismos y a sus comunidades, procuraban preservar sus propias pequeñas parcelas, sus reductos de autonomía, fue un intento de mantener a sus familias apartadas del Estado, que ahora se había hecho tangible en las granjas colectivas y las Estaciones de Máquinas y Tractores, pero los campesinos tenían pocas armas y poca organización que a la postre ambas carencias fueron decisivas. La OGPU registró casi un millón de actos de resistencia individual en Ucrania en 1930. De las revueltas masivas de campesinos en la URSS de aquel año, casi la mitad correspondieron a la Ucrania soviética. Otros campesinos simplemente se marcharon cruzando la frontera con Polonia y de esa forma se esparció la noticia del hambre que asolaba a la URSS. (Graziosi, War, 53-57; Viola, War, 320; Kulczycki, Holodomor, 131).

La huida de campesinos fue una vergüenza internacional y quizá fuera una fuente real de preocupación para Stalin y el politburó, la crisis de refugiados hizo que Polonia tuviera una gran arma de propaganda contra la Unión Soviética, bajo el mandato de Józef Pilsudski, Polonia jamás planeó iniciar una guerra contra la Unión Soviética, pero preparó planes de emergencia ante una posible disgregación de la URSS en nacionalidades, y dio algunos pasos para acelerar el curso de acontecimientos. Mientras los ucranianos aún estaban huyendo de la Ucrania soviética, Polonia envió a sus propios espías en la dirección opuesta para incitar la revuelta de los ucranianos. Justo cuando el caos provocado por la colectivización en el oeste de la Unión Soviética despertaba el temor de una intervención polaca, los problemas en el este parecían favorecer a Japón. En el Asia central soviética, en especial en Kazajistán, de amplia mayoría musulmana, la colectivizació desató un caos aún mayor que en Ucrania, porque exigía una transformación social aún más drástica. Las gentes de Kazajistán no eran agricultores, sino nómadas, y el primer paso de la modernización soviética era convertirlos en sedentarios. La política de “sedentarización “ privó a los pastores de sus animales y, en consecuencia, de su medio de subsistencia. La gente cruzaba la frontera con sus camellos o caballos en dirección a la región china del Xinjiang musulmán (Turkestán), lo que hizo pensar a Stalin que se trataba de agentes de los japoneses, la potencia extranjera dominante en los conflictos internos chinos (Cameron, “Hungry Steppe”, cap. 6. Sobre Xinjiang, Millward, “Eurasian Crossroads, 191-210).

Las cosas no iban según lo planeado, la colectivización que se suponía iba a garantizar el orden soviético, estaba desestabilizando las fronteras. En la parte soviética de Asia, lo mismo que en la de Europa, el Plan Quincenal que se proponía construir el socialismo no hacía más que provocar enormes sufrimientos; y un estado que pretendía representar la justicía social respondía con la más tradicional medida de seguridad. Los polacos soviéticos de la zona de la frontera occidental fueron deportados, y la guardia fronteriza se reforzó en todas partes. La revolución mundial tendría que realizarse dentro de fronteras cerradas, y Stalin debería tomar medidas para proteger el “socialismo en un solo país”. Stalin tuvo que demorar la cuestión de los enemigos extranjeros y repensar su política exterior. Les pidió a los diplomáticos soviéticos que iniciaran conversaciones con Polonia y Japón para negociar pactos de no agresión, ordenó al Ejército Rojo que permaneciera en orden de batalla en el este de la Unión Soviética. Y suspendió la colectivización, lo cual es revelador. En un artículo con fecha de 2 de marzo de 1930 bajo el título llamativo de “Mareados por el éxito”, Stalin sostenía que el problema de la colectivización era que había sido realizado con demasiado entusiasmo. Había sido un error, afirmaba ahora, obligar a los campesinos a unirse a las granjas colectivas, éstas desaparecían ahora tan deprisa como habían sido creadas. Así, en la primavera de 1930, los campesinos de Ucrania recogieron la cosecha invernal de trigo y sembraron para la cosecha de otoño como si la tierra les perteneciera. Es comprensible que creyeran que habían ganado. (Ku´snierz, Ukrania, 74; Snyder, Sketches, 103 – 104).

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maxtor
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por maxtor » Vie Sep 05, 2014 12:21 pm

Pero no, fue una retirada táctica. Stalin sólo quería ganar tiempo, repensar su estrategia y encontrar medios más efectivos de subordinar a los campesinos al Estado. Al año siguiente, en 1931 la colectivización se consumó, porque los campesinos se quedaron sin opciones. Los cuadros inferiores de la rama ucraniana del PC soviético fueron purgados, para garantizar que los que trabajaran en los pueblos fueran fieles a las directrices y supieran lo que les esperaba en caso contrario. Los granjeros independientes fueron gravados con impuestos hasta que la granja colectiva se convirtió en su único refugio. Al mismo tiempo se concedieron poderes coercitivos indirectos sobre los granjeros independientes de la zona, se les permitió que por ejemplo, votaran para quitarles las semillas de siembra. A lo largo de la historia de la humanidad, tener que comerse las semillas de siempre ha sido sinónimo de desesperación total. Quien perdía el control de las semillas de siempre a favor de la colectividad perdía la capacidad de vivir de su propio trabajo.

Las deportaciones se reanudaron y la colectivización siguió adelante. A finales de 1930 y principios de 1931, 32.127 familias más fueron deportadas de la Ucrania soviética, más o menos las mismas que en la oleada de deportaciones del año anterior. Los campesinos ucranianos que cedieron a la colectivización prefirieron, como observaba un activista del partido, “morirse de hambre en casa antes que ser desterrados hacia lo desconocido”. Dado que la colectivización se realizó de forma más lenta en 1931, por familias, en lugar de poblados enteros, fue más difícil resistirse. No había ataques repentinos que provocaran respuestas desesperadas. A finales de aquel año, el nuevo enfoque había triunfado. En torno al 70 % del campo en la Ucrania soviética estaba ya colectivizado. Los niveles de marzo de 1930 se habían alcanzado de nuevo, y esta vez de forma más duradera. (Viola, “Unknown Gulag, 75; Kravchenko, “Yo elegí la libertad”, 106. Sobre las 32.127 familias deportadas de la Ucrania soviética, véase Kulczycki, “Holdomor”, 158. Sobre el porcentaje de tierra colectivizada, Ku´snierz, “Ukraine”, 86).

Stalin consiguió la victoria política en 1931, pero los rendimientos económicos fueron un fracaso, para otoño de 1931 el fracaso de la primera cosecha colectivizada era evidente. Las razones fueron varias: el tiempo había sido malo; plagas, el trabajo animal se vio limitado porque los campesinos habían vendido o sacrificado a los animales; la producción de tractores fue muy inferior a la prevista; los mejores granjeros habían sido deportados; la colectivización entorpeció la siembra y la cosecha, y los campesinos que habían perdido sus tierras no veían motivos para trabajar demasiado. Más de la mitad de la cosecha que no se había echado a perder fue sacada de la Ucrania soviética en 1931, y para poder cumplir los objetivos marcados muchas granjas colectivas entregaron sus semillas de siembra.Tal vez se creyó que los campesinos habían escondido parte del grano y que la amenaza de quitarles las semillas de siempbra les obligaría a entregar lo que tuvieran. Pero, esta vez, muchos de ellos no tenían nada. A finales de 1931, muchos campesinos empezaban a pasar hambre. Sin tierras propias y pocas posibilidades de resistirse a las requisas, sencillamente no tenían medios para adoptar suficientes alimentos a sus hogares. Y después, a principios de 1932, no tuvieron semillas para plantar la cosecha de otoño. La dirección del partido en Ucrania pidió semillas de siembra en marzo de 1932, pero para entonces la siembra ya era tardía, lo que significaba que la cosecha sería pobre. (Ku´snierz, Ukrania, 102-103; Davies, Years, 112-114).

A principios de 1932 el pueblo pidió ayuda. Los comunistas ucranianos solicitaron a sus superiores del partido en Ucrania que pidieran a Stalin que llamara a la Cruz Roja. Miembros de las granjas colectivas escribieron cartas a las autoridades del Estado y del partido. La amenaza de la hambruna generalizada estaba meridianamente clara para las autoridades soviéticas de Ucrania, y también para Stalin. Los activistas del partido y los agentes de la policía secreta presentaron incontables informes de muertes por inanición, incluso el 18 de junio de 1932, Stalin admitió en privado que había hambruna en la Ucrania soviética. El día anterior, la jefatura del partido en Ucrania había solicitado alimentos urgentes, Stalin no lo concedió. Su respuesta fue que todo el grano de la Ucrania soviética debía recolectarse tal y como estaba planificado. Él y Kaganóvich estaban de acuerdo en que era “imperativo exportar de inmediato y sin falta”. ((Sobre los informes policiales de inanición, Kusnierz, 104-105. Sobre Stalin, véase Davies, “Kaganóvich Correspondence”, 138. Sobre la petición de ayuda alimentaria, Lih, “Letters to Mólotov, 230. Sobre Kaganóvich (23 de junio de 1932), véase Hunchak, “Famine”, 121).

Stalin sabía perfectamente lo que iba a ocurrir. Sabía que el hambre bajo el gobiero de los sóviets era posible. El hambre había azotado Rusia y Ucrania durante las guerras civiles y después de ellas. Una combinación de malas cosechas y requisas había matado de hambre a cientos de miles de campesinos en Ucrania, especialmente en 1921. La escasez de comida había sido precisamente una de las razones por las que Lenin había llegado a un compromiso con los campesinos, Stalin conocía bien esa historia, en la que él mismo había participado. Que su política de colectivización podía causar muertes en masa también estaba claro. En verano de 1942, como sabía Stalin, más de un millón de personas habían muerto ya de hambre en el Jazajistán soviético. Stalin acusó al líder local del partido, Filip Goloshchekin, pero sin duda conocía algunos de los aspectos estructurales del desastre. (Cameron, “Hungry Steppe”, cap. 2; Pianciola, “Collectivization Famine”, 103-112; Mark, “Hungersnot”, 119).

Stalin no podía aceptar la posibilidad de que su propia política de colectivización tuviera la culpa: el problema tenía que estar en su implementación, en los líderes locales, en cualquiera menos en el propio concepto. Mientras impulsaba su transformación en la primera mitad de 1932, el problema que le preocupaba no era el sufrimiento de su pueblo, sino la posibilidad de que la imagen de su política de colectivización pudiera quedar empañada. La negación de la hambruna en 1932 fue una política oficial, Stalin ordenaba a los agentes locales que se cubireran los objetivos de requisa de granos y la verdad, no tuvo que ser fácil para esas personas. Frente a la retórica ideológica, estaba la realidad de lo que veían, alrededor de esos activistas del partido estaba la muerte, por encima de ellos, la negación. El hambre fue una realidad brutal, pero a medida de que los informes ascendían por los canales institucionales, el mensaje perdía fuerza así como por la distancia. Los informes verídicos que llegaban de la hambruna chocaron con la presión política ejercida desde arriba en un pleno del comité central de partido en Ucrania celebrado del 6 al 9 de julio de 1932 en Járkov, dónde Kaganóvich y Mólotov derrotaron a los “desestabilizadores ucranianos”.

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maxtor
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por maxtor » Vie Sep 05, 2014 12:22 pm

Redadas y decretos no podían crear comida de la nada. Desde luego, los campesinos escondían la comida y los hambrientos la robaban. Pero el problema en el campo ucraniano no era el robo o el engaño, que se hubieran resuelto simplemente con violencia. Los problemas eran el hambre y la muerte. Los cupos de grano no se alcanzaron porque la colectivización había fracasado, porque la cosecha de otoño de 1932 fue mala y porque las exigencias de requisas eran demasiado altas. En las últimas semanas de 1932, al interpretar la hambruna, Stalin llegó a nuevas cotas de osadía. La hambruna de Ucrania, cuya existencia incluso había admitido antes, cuando su gravedad era menor, ahora era un “cuento de hadas”, un rumor calumnioso esparcido por los enemigos, cualquier problema de la URSS podía definirse como una muestra de la insidia del enemigo, y la actuación enemiga podía contemplarse a su vez como una evidencia del progreso. La resistencia a sus políticas en Ucrania, afirmaba Stalin, eran de un tipo especial, tal vez invisible para el observador poco perspicaz. El campesino que moría lentamente de hambre era, a pesar de las apariencias, un saboteador que trabajaba para las potencias capitalistas en su campaña de descrédito de la URSS. El hambre era resistencia, y la reisstencia era una señal de que la victoria del socialismo estaba a la vuelta de la esquina. Éstas no fueron meras meditaciones de Stalin en Moscú: se convirtieron en la línea ideológica promovida por Mólotov y Kaganóvich mientras viajaban por las regiones de las muertes en masa, a finales de 1932. (Kusnierz, “Ukrania”, 124 y Vasiliev, “Tsina”, 60, y Kuromiya, Stalin, 110).

Por razones políticas Stalin no aceptó ayuda exterior alguna, y podría haber salvado a millones de vidas sin llamar la atención del extranjero para evitar el descrédito que tal solicitud de ayuda él pensaba que le generaría, podría haber suspendido las exportaciones de alimentos por unos meses, o haber liberado las reservas de grano (tres millones de toneladas) o simplemente, haber permitido que los campesinos accedieran a los almacenes de grano locales. Estas sencillas medidas, que se habían mantenido hasta fecha tan avanzada como noviembre de 1932, con seguridad habrían reducido las cifras de muertos. En las últimas semanas de 1932, cuando no existían ni amenazas externas ni peligros internos, sin otra justificación concebible que la de demostrar que sus dictados eran inexorables, Stalin eligió matar a millones de personas en la Ucrania soviética. Adoptó una postura de pura mala fe, en la que el campesino ucraniano era el agresor y él, Stalin, la víctima. No fue la escasez de comida, sino la distribución de la misma la que mató a millones de personas en la Ucrania soviética, y fue Stalin quien decidió quién tenía derecho a ello. (Sen, “Poverty and Famines, 7. Una interpretación nacional convicente de la hambruna se encuentra en Martin, “Ukrainian Terror”, 109. Simon, “Waffe”, 45-47).

Aunque la colectivización fue un desastre para toda la URSS, las pruebas de que hubo premeditación en el asesinato en masa de millones de personas son más evidentes en Ucrania. La colectivización había comportado ejecuciones y deportaciones masivas en todos los territorios de la Unión Soviética, y los campesinos y nómadas que constituyeron el grueso de la fuerza de trabajo del Gulag procedían de todas las repúblicas soviéticas. El hambre había azotado en 1932 regiones de la Rusia soviética igual que a casi toda Ucrania. Sin embargo, las respuestas polítias a Ucrania fueron especiales, y letales. A finales de 1932 y principios de 1933 se aplicaron siete normativas cruciales solamente, o principalmente, a la Ucrania soviética. Cada una de ellas puede parecer inócua pero en conjunto causaron muerte.

1). El 18 de noviembre de 1932, se exigió a los campesinos de Ucrania que devolvieran los adelantos de grano que habían obtenido previamente al cumplir los objetivos de requisa y por lo tanto, las poblaciones que habían obtenido buenas cosechas se vieron privadas del escaso premio ganado.

2) Dos días después, el 20 de noviembre de 1932, se estableció una penalización en carne. Los campesinos que no cumplieran sus objetivos de grano debían pagar una tasa especial en carne, y los que aún conservaban su ganado se vieron obligados a entregarlos al Estado. Las reses y los cerdos eran la última esperanza y reserva frente al hambre, quien tenía una vaca no moría de hambre.

3) Ocho días más tarde, el 28 de noviembre de 1932, las autoridades soviéticas introdujeron la “lista negra”. Según esta nueva norma, las granjas colectivas que no cubrieran el cupo de grano deberían, de inmediato, entregar quince veces la cantidad de grano correspondiente a todo un mes. Ninguna población pudo responder a la cuota multiplicada y comunidades enteras perdieron toda la comida que tenían, además las comunidades incluídas en la lista negra perdían el derecho a comerciar, y a recibir ningún tipo de envíos del resto del país. Esas zonas de Ucrania incluídas en la lista negra fueron auténticas zonas de muerte.

4) El 5 de diciembre de 1932, el Jefe de seguridad en Ucrania nombrado a dedo por Stalin presentó la justificación para aterrorizar a los agentes del partido en Ucrania con el fin de que reunieran el grano. Vsevolod Balytskyi había hablado personalmente con Stalin en Moscú el 15 y el 24 de noviembre. El hambre en Ucrania debía interpretarse, según Balytskyi como el resultado de una trama de los nacionalistas ucranianos, en particular de exiliados con conexiones en Polonia, y por lo tanto, cualquier campesino de no cumpliera era un traidor al Estado. Stalin creía que la cuestión nacional era en esencia una cuestión campesina, y al deshacer el compromiso de Lenin con los campesinos deshizo también el compromiso de Lenin con las nacionalidades.El 14 de diciembre, Moscú autorizó la deportación de comunistas locales ucranianos a campos de concentración, bajo la premisa de que habían abusado de las políticas soviéticas con la intención de extender el nacionalismo ucraniano, y por ello habían permitido que los nacionalistas sabotearan la recolección del grano, se hizo referencia a organizaciones criminales o grupos ilegales, pero eran puros inventos. Polonia había retirado sus agentes de Ucrania y había abandonado toda esperanza de sacar partido del desastre de la colectivización. El gobierno polaco con la intención de mantenerse leal al acuerdo polaco-soviético de no agresión firmado en julio de 1932, incluso evitó llamar la atención internacional sobre la hambruna soviética, que iba a peor. Pero la política de Balytskyi, aunque basada en fantasmas, reforzó la obediencia local a las districes de Moscú. Los arrestos y deportaciones dejaban claro a todo el mundo que defender al campesinado le costaría caro. En aquellas semanas claves de finales de diciembre, mientras morían miles de personas, los activistas y administradores ucranianos dejaron de resistirse a la línea del partido. Si no cumplían con las requisas acabarían muertos o en el Gulag.

5) El 21 de diciembre de 1932, Stalin – a través de Kaganóvich – confirmó la cuota anual de requisa de grano para Ucrania que debía lograrse en enero de 1933. El 27 de noviembre el politburó había asignado a Ucrania un tercio de las recolecciones de toda la URSS. Ahora, después de cientos de miles de muertos por hambre, Stalin envió a Kaganóvich para que presionara a la jefatura del partido en Járkov. Justo después, el Politburó ucraniano fue convocado y en dicha reunión se decidió que había que cumplir con los objetivos de requisa. Fue la sentencia de muerte para unos tres millones de personas. Como sabían todos los que estaban en dicha sala, el grano no podría arrebatársele a una pobliación que ya estaba muriéndose de hambre sin que las consecuencias fueran horribles. Una simple suspensión de las requisas durante tres meses no hubiera dañado a la economía soviética y habría salvado a muchas personas. Pero Stalin y Kaganóvich insistían exactamente en lo contrario.

6) Mientras el hambre asolaba Ucrania durante las primeras semanas de 1933, Stalin sellaba las fronteras de la república para que los campesinos no pudieran huir y cerraba las ciudades para que no pudieran mendigar en ellas. Desde el 14 de enero de 1933, los ciudadanos soviéticos debían llevar pasaportes internos para residir legalmente en las ciudades. Los campesinos no recibieron tales documentos. El 22 de enero de 1933, Balytskyi advirtió a Moscú que el campesinado estaba huyendo de la república, y Stalin y Molotov ordenaron a la policía estatal que evitara las fugas. Al día siguiente, se prohibió la venta de billetes de ferrocarril de larga distancia a los campesinos.

7) Incluso después del objetivo de las requisas para 1932 se cumpliera a finales de enero de 1933, la recolección de grano continuó. Las requisas siguieron en los meses de febrero y marzo, porque los miembros del partido buscaban grano para la siembra de primavera. A finales de diciembre de 1932, Stalin aprobó la propuesta de Kaganóvich de tomar las semillas destinadas a la siembra de primavera para completar el objetivo anual, por lo que las granjas colectivas se quedaron sin nada que plantar para la cosecha de otoño. Las semillas para la siembra de primavera podrían haber salido de los cargamentos de grano para la exportación, que estaban preparados en vagones de tren en aquel momento, o de los tres millones de toneladas de las reservas de la URSS. No, en lugar, de eso lo sacaron del poco que les quedaban a los campesinos de la Ucrania soviética, que era en muchos casos el único alimento que tenían para sobrevivir hasta la cosecha de primavera. 37.392 personas fueron arrestadas en los pueblos de la Ucrania soviética ese mes, muchos de los cuales seguramente pretendían salvar a sus familias de morir de hambre. (Marochko, “Holodomor”, 192. Davies, “Years”, 161-163).

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maxtor
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por maxtor » Vie Sep 05, 2014 2:47 pm

En la parte final del capítulo 1, “Las hambrunas soviéticas”, el historiador Snyder aborda la cuestión del número de muertos por hambre a principios de la década de 1930 en la URSS y en su república ucraniana. Y parece evidente que nunca se sabrá con exactitud, no hay archivos completos y los que existen confirman la escala masiva del suceso: las autoridades de la sanidad pública del óblast de Kíev, por ejemplo, constataron que 493.644 personas iban a sufrir hambre en la región sólo en el mes de abril de 1933. Las autoriades locales tenían miedo de registrar muertes por inanición, y las únicas instancias que entraban en contacto con los muertos eran las brigadas de enterradores, y éstas no llevaban nada que se pareciera a un registro sistemático. (Marochko, “Holodomor”, 233).

El censo soviético de 1937 contabilizó ocho millones de personas menos de lo esperado: la mayoría fueron víctimas de las hambrunas en Ucrania, Kazajistán y Rusia, más los niños que no tuvieron. Stalin suprimió los datos e hizo ejecutar a los demógrafos responsables. En 1933, funcionarios soviéticos daban en privado una cifra estimada de cinco millones y medio de muertos por inanición, que parece correcto, aunque un poco baja, para la URSS a principio de los años treinta, incluyendo Ucrania, Kazajistán y Rusia. (Sobre el censo soviético, véase Schlögel, “Terror”. Para un análisis de la estimación típica de 5.5 millones, véase Dalrymple, “Soviet Famine”, 259).

Un análisis demográfico retrospectivo sugiere unos dos millones y medio de muertos en Ucrania, una cifra demasiado cercana a los dos millones cuatrocientas mil muertes de más que reflejó el censo, cantidad que debía estar rebajada, porque muchas muertes no fueron registradas. Otro cálculo demográfico, llevado a cabo por encargo de las autoridades de la Ucrania independiente, arroja la cifra de 3.9 millones de muertos. La verdad probablemente se encuentre entre ambos números, donde se sitúan las estimaciones de los estudiosos más respetados. Para razonable proponer una cifra de unos 3.3 millones de muertos por inanición y por enfermedades relacionada con el hambre en la Ucrania soviética en 1932 – 1933. De ellos, unos tres millones serían ucranianos y el resto rusos, polacos, alemanes, judíos y otros. (La proyecció demográfica retrospectiva es de Vallin, “New Estimate”, 252, quien calcula 2.6 milllones de “muertes excepcionales” en la Ucrania soviética entre 1928 y 1937, de las que habría que restar otros asesinatos en masa para hallar el total de fallecidos por hambre. Para un resúmen del estudio gubernamental de enero de 2010, véase Dzerkalo Tyzhnia, 15-22 de enero de 2010. La estimación de en torno 2.5 millones sobre la base solamenta de las muertes registradas se encuentra en Kulchytskyi, “Trahichna”, 73-74. Ellman calcula entre 9 y 12.3 millones de muertes por hambre en total en la URSS en 1933 y 1934 – “Note on the Number”, 376 – Maksudov calcula la pérdida de 3.9 millones de ucranianos entre 1926 y 1937, “Victory”, 229. Graziosi hace una estimación entre 3.5 y 3.8 millones en la Ucrania soviética – “New Interpretation”, 6).

Rafal Lemkin, el jurista internacional que inventó el término genocidio, definió el caso ucraniano como “un ejemplo clásico de genocidio soviético”. El tejido de la sociedad rural de Ucrania fue puesto a prueba, llevado al límite y desgarrado. Los campesinos ucranianos fueron muertos, humillados o repartidos por los campos a lo largo y ancho de la URSS. Los supervivientes cargaron con sentimientos de culpa e impotencia y, a veces, con recuerdos de colaboración y de canibalismo. Cientos de miles de huérfanos crecerían para convertirse en ciudadanos soviéticos pero no ucranianos, al menos no del modo que habían credido en una familia y en un país ucranianos intactos. Los intelectuales ucranianos que sobrevivieron a las calamidades perdieron la confianza en sí mismos. El estado soviético derrotó a todos los que deseaban alguna autonomía para la república de Ucrania, para sí mismos y para sus familias.

Los comunistas extranjeros que estaban en la URSS y fueron testigos del hambre consiguieron de algún modo considerar la hambruna no como una tragedia nacional sino como un paso adelante para la humanidad. El escrito Arthur Koestler creía en aquella época que los hambrientos eran “enemigos del pueblo que prefieren mendigar a trabajar”. Su compañero de casa en Járkov, el físico Alexander Weissberg, sabía que habían muerto millones de campesinos, y conservó la fe. Él y Weissberg sabían que la gente moría como moscas, como lo sabía cualquiera que tuviera un contacto en el país. Pero escribir sobre la hambruna hubiera hecho imposible la fe. Los dos creían que la destrucción del campo podía admitirse como parte de una historia general del progreso humano. Las muertes de los campesinos ucranianos eran el precio a pagar por una civilización más elevada. Koestler abandonó la URSS en 1933. Weissber lo acompañó a la estación del tren, y sus palabras de despedida fueron: “Pase lo que pase, mantén bien alta la bandera de la Unión Soviética”. (Koestler, “God that Failed, 68; Weissberg-Cybulski, “Wielka Czystka, 266). La colectivización robó la identidad a los pueblos de Ucrania, igual que había destruido moral y físicamente a sus campesinos. El hambre llevó a los ucranianos y a otros a despojarse de todo y a desnudar también sus lugares de culto antes de conducirlos a la muerte.

Aunque Stalin, Kaganóvich y Balytskyi explicaran la represión en Ucrania como una respuesta al nacionalismo ucraniano, la Ucrania soviética era una república plurinacional. La hambruna afectó a rusos, polacos, alemanes y muchos otros. Los judíos de Ucrania solían vivir en las ciudades, pero los del campo no fueron menos vulnerables que los demás. Un día de 1933, un redactor de la plantilla del diario del partido, Pravda, que negaba el hambre, recibió una carta de su padre judío. “La presente es para comunicarte – escribía el padre – que tu madre ha muerto. Murió de hambre después de meses de sufrimiento”. Su último deseo fue que su hijo rezara el kadish para ella. Este episodio revela la disfunción generacional entre los padres anteriores a la revolución y los hijos que crecieron en ella. No sólo entre los judíos, sino también entre los ucranianos y otros, la generación educada en los años veinte era mucho más proclive a aceptar el sistema soviético que las generaciones que habían vivido en el Imperio ruso. (Conquest, “Harvest”, 256. Slezkine, “Jewish Century”, y Fitzpatrick, “Education”).

Los hechos básicos del hambre y las muertes en masa, aunque a veces aparecían en la prensa europea y norteamericana, nunca adqujirieron la naturaleza de sucesos incontestables. Casi nadie afirmó que Stalin quisiera matar de hambre a los ucranianos. La simple afirmación de la existencia de la hambruna suscitaba controversias; Gareth Jones lo sostuvo en un puñado de artículos de prensa y al parecer fue el único que lo hizo en inglés y con su firma. Cuando en otoño de 1933, el cardenal Theodor Innitzer de Viena intentó reunir ayuda para alimentos destinados a los hambrientos, las autoridades soviéticas lo rechazaron agriamente diciendo que la URSS no tenía, “ni cardenales ni caníbales”: una afirmación que era verdad sólo a medias. (Dalrymple, “Soviet Famine”, 254. Sobre las intervenciones de Innitzer, Reichspost, 20 de agosto de 1933 y 12 de octubre de 1933).

Aunque los periodistas sabían menos que los diplomáticos, muchos de ellos eran conscientes de que millones de personas estaban muriéndose de hambre. Walter Duranty, el prestigioso corresponsal del New York Times en Moscú, hizo todo lo posible para socavar el preciso informe de Gareth Jones. Duranty, que ganó un premio Pulitzer en 1932, calificó el relato que hacía Jones de la hambruna como de “un gran cuento de terror”. Duranty – como muchos intelectuales – sabían que millones de personas habían muerto de hambre; pero afirmaba en su diario que el hambre servía a un propósito superior expresado con la famosa frase de que no se puede hacer una tortilla sin cascar los huevos. Además de Jones, el único periodista que aportaba de forma anónima informes serios, era Malcolm Muggeridge, en el Manchester Guardian. Escribió que aquella hambruna era “uno de los crímenes más monstruosos de la historia, tan terrible que, en el futuro, la gente apenas podrá creer que esto haya ocurrido”. ( Sobre Duranty, New York Times, 31 marzo de 1933. Sobre Muggeridge, véase Taylor, “Blanket of Silence”, 82. Para hacer justicia al New York Times hay que decir que dos artículos anónimos, del 11 de enero de 1933, usaron los conceptos de hambruna “artificial” y “guerra contra el campesinado”).

Incluso los más interesados en dar a conocer qué estaba pasando en Ucrania, tardaron meses para comprender el verdadero alcance de la hambruna. Unos cinco millones de ucranianos vivía en la vecina Polonia, y sus líderes políticos se esforzaron por atraer la atención internacional sobre la muerte colectiva en la Unión Soviética; pero, aún así, sólo comprendieron la magnitud de la trageida en mayo de 1933, cuando la mayoría de las víctimas ya había muerto. A lo largo del verano y del otoño siguiente, los periódicos ucranianos en Polonia cubrieron la hambruna y los políticos ucranianos del país organizaron marchas y manifestaciones. La líder de la organización feminista ucraniana intentó organizar un bloqueo internacional de los productos soviéticos en una llamada a las mujeres del mundo. Se hicieron varios intentos de llegar al presidente de los EEUU. (Papuha, “Zakhidna Ukraina”, 33,46 y 57). Pero nada resultó. Las leyes del mercado internacional permitieron que el grano tomado de Ucrania alimentara a otros países. Roosvelt, preocupado ante todo por la situación de sus trabajadores durnate la Gran Depresión, deseaba establecer relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. Los telegramas de los activistas ucranianos le llegaron en otoño de 1933, justo cuando su iniciativa personal de entablar relaciones con los soviéticos empezaba a dar sus frutos. EEUU reconoció a la URSS en noviembre de 1933.

Saludos a todos desde Benidorm.

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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por mark » Sab Sep 06, 2014 12:16 am

Me alegra leerte maxtor. Espero que estés plenamente recuperado de ese incidente. Gran intervención en este hilo. Enhorabuena.
"La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad"
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Grossman
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por Grossman » Sab Sep 06, 2014 11:20 am

¡Hola maxtor!

Me uno a todo lo que dice mark. Que tengas buena recuperación.

Saludos
Grossman
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por steppenwolf » Lun Sep 08, 2014 7:05 am

maxtor escribió: “He leído con atención el gran resúmen de Jose Luis sobre la hambruna uncraniana y el estado de la historiografía y su evolución con el paso del tiempo y hay varios puntos que son claros. Creo que es evidente que la polémica no se basa sólo en cuanto al número de muertos por la hambruna, (…//…) sino por la intencionalidad o no de dicha hambruna derivada de las órdenes de Stalin al objeto de implementar la colectivización forzosa como política oficial económica. La mano de Stalin parece visible (…//…) y Stalin sabía perfectamente lo que iba a ocurrir cuando les quitó los alimentos a los hambrientos campesinos de Ucrania en 1933, lo mismo que Hitler sabía lo que iba a pasar cuando privó de comida a los prisioneros de guerra soviéticos, ocho años más tarde. No es excusable el no ver claramente una orden firmada tipo pistola humeante de la mano de Stalin que ordenara la hambruna, al igual que nunca ha aparecido una orden firmada por Hitler ordenando el Holocausto, ya que la negligencia criminal omisiva es igual de reprobable y máxime si había condicionantes como una mala cosecha y malas condiciones metereológicas.”

Al respecto rescato una opinion que me parece de gran valor:

José Luis escribió: “Yo no conozco un solo ejemplo de política genocida en el régimen totalitario de Stalin, aunque sí muchos ejemplos de políticas criminales o de consecuencias criminales, antes de la guerra, durante la guerra y después de la guerra. Políticas criminales o de consecuencias criminales también fueron aplicadas por el régimen nazi antes de la guerra, pero lo que caracterizó al régimen nazi durante la guerra (de hecho, la guerra fue el medio para hacerlo) fue su política genocida, y en esto no existe ningún parangón en la IIGM. Los crímenes de genocidio fueron exclusivos del régimen nazi durante la IIGM.”

Resulta innecesario cualquier comentario adicional de mi parte.

SW.

maxtor
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por maxtor » Lun Sep 08, 2014 10:36 am

steppenwolf escribió:
maxtor escribió: “He leído con atención el gran resúmen de Jose Luis sobre la hambruna uncraniana y el estado de la historiografía y su evolución con el paso del tiempo y hay varios puntos que son claros. Creo que es evidente que la polémica no se basa sólo en cuanto al número de muertos por la hambruna, (…//…) sino por la intencionalidad o no de dicha hambruna derivada de las órdenes de Stalin al objeto de implementar la colectivización forzosa como política oficial económica. La mano de Stalin parece visible (…//…) y Stalin sabía perfectamente lo que iba a ocurrir cuando les quitó los alimentos a los hambrientos campesinos de Ucrania en 1933, lo mismo que Hitler sabía lo que iba a pasar cuando privó de comida a los prisioneros de guerra soviéticos, ocho años más tarde. No es excusable el no ver claramente una orden firmada tipo pistola humeante de la mano de Stalin que ordenara la hambruna, al igual que nunca ha aparecido una orden firmada por Hitler ordenando el Holocausto, ya que la negligencia criminal omisiva es igual de reprobable y máxime si había condicionantes como una mala cosecha y malas condiciones metereológicas.”
Al respecto rescato una opinion que me parece de gran valor:

José Luis escribió: “Yo no conozco un solo ejemplo de política genocida en el régimen totalitario de Stalin, aunque sí muchos ejemplos de políticas criminales o de consecuencias criminales, antes de la guerra, durante la guerra y después de la guerra. Políticas criminales o de consecuencias criminales también fueron aplicadas por el régimen nazi antes de la guerra, pero lo que caracterizó al régimen nazi durante la guerra (de hecho, la guerra fue el medio para hacerlo) fue su política genocida, y en esto no existe ningún parangón en la IIGM. Los crímenes de genocidio fueron exclusivos del régimen nazi durante la IIGM.”

Resulta innecesario cualquier comentario adicional de mi parte.

SW.
maxtor escribió:Saludos cordiales a todos.

Aprovecho el tema de la hambruna ucraniana, por la reciente lectura del libro de Timothy Snyder, “Tierras de Sangre” donde en su capítulo I aborda las “Hambrunas soviéticas”…. He leído con atención el gran resúmen de Jose Luis sobre la hambruna uncraniana y el estado de la historiografía y su evolución con el paso del tiempo y hay varios puntos que son claros. Creo que es evidente que la polémica no se basa sólo en cuanto al número de muertos por la hambruna, que en el libro de Snyder la estima en unos 3.3 millones de personas, sino por la intencionalidad o no de dicha hambruna derivada de las órdenes de Stalin al objeto de implementar la colectivización forzosa como política oficial económica. La mano de Stalin parece visible y el argumento de T. Snyder me ha parecido coherente en cuanto a que fue una política deliberada de causar hambre, y Stalin sabía perfectamente lo que iba a ocurrir cuando les quitó los alimentos a los hambrientos campesinos de Ucrania en 1933, lo mismo que Hitler sabía lo que iba a pasar cuando privó de comida a los prisioneros de guerra soviéticos, ocho años más tarde. No es excusable el no ver claramente una orden firmada tipo pistola humeante de la mano de Stalin que ordenara la hambruna, al igual que nunca ha aparecido una orden firmada por Hitler ordenando el Holocausto, ya que la negligencia criminal omisiva es igual de reprobable y máxime si había condicionantes como una mala cosecha y malas condiciones metereológicas.
Parece claro que entre ambos textos hay diferencias y los (..//..) impiden - a mi juicio - apreciar claramente que es una opinión de la investigación del historiador T. Snyder, en su libro "Tierras de sangre". En el Prefacio de su obra incluso va más allá, y tras recalcar que Stalin sabía perfectamente qué iba a ocurrir cuando privó de alimentos a los campesinos ucranianos, señala que en la década de 1930, la Unión Soviética era el único Estado de Europa que llevó a cabo programas de asesinos en masa. Antes de la Segunda Guerra Mundial, durante los seis años y medio transcurridos desde el ascenso de Hitler al poder, el régimen nazi había matado a no más de diez mil personas, mientras que el régimen estalinista había matado de hambre o pasado por las armas a casi un millón. Las políticas alemanas de asesinatos en masa se pusieron a nivel de las soviéticas entre 1939 y 1941. La Wehrmacht y el Ejército Rojo atacaron juntos a Polonia en septiembre de 1939; los diplomáticos alemanes y soviéticos firmaron un Tratado de Fronteras y Amistad, y las fuerzas de ambos páises ocuparon juntas el territorio durante casi dos años. Después de que los alemanes expandieran su imperio hacia el oeste en 1940 al invadir Noruega, Dinamarca, los Países Bajos y Francia, los soviéticos ocuparon y se anexionaron Lituanai, Letonia, Estonia y el noreste de Rumanía. Ambos régimenes eliminaron por decenas de miles de ciudadanos polacos de elevado nivel cultural y deportaron a centenares de miles. Para Stalin, esta represión masiva fue la continuación de políticas anteriores en nuevas tierras. Para Hitler fue un paso adelante. Lo peor vino después, cuando Hitler atacó a la URSS y la mayoría de las masacres se produjeron después de esta segunda invasión alemana oriental. En la Ucrania y la Bielorrusia soviéticas y en el distrito de Leningrado, territorios donde el régimen estalinista había hecho morir de hambre o asesinado a tiros a cuatro millones de personas en los ocho años anteriores, las fuerzas alemanas consiguieron matar aún más gente por los mismos medios y en menos de la mitad de tiempo. Recién iniciada la invasión, la Wehrmacht empezó a matar de hambre a los prisioneros soviéticos, y las fuerzas especiales llamadas Einsatzgruppen se dedicaron a ejecutar a enemigos políticos y a judíos.

En la Segunda Guerra Mundial, la URSS derrotó a la Alemania nazi en el frente oriental y Stalin se ganó así la gratitud de millones de personas y un papel crucial en el establecimiento del orden de la Europa de posguerra. Pero sus cotas de asesinatos colectivos fueron casi tan impresionantes como las de Hitler. De hecho, en tiempos de paz, las de Stalin fueron mayores. En nombre de la defensa y la modernización de la Unión Soviética, Stalin supervisó la muerte por hambre de millones de personas y el asesinato de otras 750.000 en la década de 1930. Stalin mataba a sus propios conciudadanos con tanta eficacia como Hitler eliminaba a ciudadanos de otros países. De los catorce millones de personas asesinadas en las Tierras de Sangre entre 1933 y 1945, un tercio lo fue a manos de los soviéticos.

De hecho, este es el argumento sobre el que pivota el libro de Tierra de Sangre de T. Snyder, y con el que estoy completamente de acuerdo en su valoración de política deliberada y criminal de causar la muerte del campesinado de Ucrania.

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Eckart
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Re: 10 millones de muertos por el hambre en la Ucrania de St

Mensaje por Eckart » Lun Sep 08, 2014 5:35 pm

Maxtor: Los polacos. El capítulo sobre los polacos y ucranianos. Las detenciones y sentencias de muerte arbitrarias sin ningún tipo de juicio. Las detenciones a ciegas para cumplir con los cupos de detenidos y asesinados (otro tipo de cupos). Ese capítulo que explica la liquidación de parte de la población polaca étnica de Ucrania. Ese capítulo que habla de la supuesta conspiración polaca para acabar con la URSS, conspiración que se decidió extinguir mediante baño de sangre. Revísalo y cuéntanos.

Steppenwolf: ¿qué opinión te merece el régimen de la antigua Unión Soviética y qué opinión te merece Stalin?

Un saludo.
«El conocimiento es mejor que la ignorancia; la historia es mejor que el mito».
Ian Kershaw

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