La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Acontecimientos políticos, económicos y militares relevantes entre noviembre de 1918 y septiembre de 1939

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La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Vie May 02, 2014 8:53 am

¡Hola a todos!

A principios de 2001 se publicó en España el libro de Ángel Viñas, titulado Franco, Hitler y el estallido de la guerra civil (Madrid: Alianza, 2001), una obra que nuestro compañero David ha reseñado en:
http://forosegundaguerra.com/viewtopic.php?f=87&t=18714

En ese mismo enlace informé de un artículo, y su enlace de descarga, que Viñas (y Seidel) publicaron en la Contemporary European History, 11, 2 (2002), pp. 191-210, titulado “Franco's Request to the Third Reich for Military Assistance” ("Solicitud de Franco de Ayuda Militar al Tercer Reich"). Bien, dado que la decisión final de Hitler de acceder a la petición de Franco (y su posterior ampliación e intervención) hicieron posible que el en buena parte fallido levantamiento militar de julio de 1936 se convirtiera en una guerra civil horrenda, y pensando en los lectores del foro que no pueden leer este artículo o no han leído el libro de Viñas, he decidido traducir el artículo señalado de Ángel Viñas y Carlos Collado Seidel.

El artículo se desarrolla en veinte páginas divididas por varios temas: luego de una pequeña introducción, se tratan los siguientes asuntos:

-Los contactos del general Sanjurjo en Alemania
-Los mitos sobre la participación de la Inteligencia alemana en el golpe militar
-La no participación de la Gestapo, la SD o el Partido Nazi en el golpe militar
-Los contactos del general Mola con el Tercer Reich
-Los emisarios que Franco envió a Berlín
-Cómo éstos llegaron a Hitler
-Por qué Hitler ayudó a Franco
-Qué le sucedió a los intermediarios
-Conclusiones

Iré traduciendo por entregas a lo largo de los próximos días, comenzando hoy con la introducción y los dos primeros temas.

Saludos cordiales
JL
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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Vie May 02, 2014 8:57 am

Al atardecer del 25 de julio de 1936 Adolf Hitler recibió en Bayreuth, donde asistía al festival de Wagner, a dos ciudadanos alemanes que eran residentes del Marruecos español. Iban acompañados de un miembro de la Auslandsorganisation (AO: organización extranjera) del partido nazi. Los dos alemanes habían llegado a Berlín el día anterior en uno de los aviones de la Lufthansa (D-APOK) que recorría las rutas postales del Atlántico sur. El avión había sido embargado por el ejército rebelde español en las Islas Canarias y fue obligado en servicio para volar a Tetuán. Uno de los pasajeros era Adolf P. Langenheim, un ingeniero de minas de 64 años de edad, que había pasado la mayor parte de su vida en Marruecos. El segundo era Johannes E. F. Bernhardt, un antiguo oficial del ejército en la Gran Guerra de 39 años de edad, y director de una pequeña compañía de comercio cuyas actividades incluían el suministro de mercancías al ejército español. Dentro del entonces minúsculo partido nazi del Marruecos español (unos 35 miembros), Langenheim era, como jefe local de Tetuán, la autoridad más alta. Bernhardt trataba cuestiones comerciales y relaciones de prensa, pero manejaba más cosas de lo que uno cree. Langenheim y Bernhardt traían un mensaje del general Francisco Franco a Hitler. Su escolta,Wolfgang Kraneck, era el jefe del departamento legal de la AO.

Franco había comenzado una rebelión militar en las Islas Canarias una semana antes y había tomado el mando de los alzados en el Marruecos español, donde estaban desplegadas las mejores tropas del ejército español. Sin embargo, la mayoría de los barcos de la marina española habían permanecido leales al gobierno. El poderoso ejército africano no podía ser transportado fácilmente al sur de España, donde los rebeldes estaban avanzando contra una oposición débil y desorganizada.

La solicitud de Franco descansaba en una larga historia de contactos entre Alemania y algunos de los militares conspiradores. El general rebelde pisaba terreno nuevo, aunque no tenía razón alguna para creer en el éxito de Bernhardt y Langenheim, dos miembros completamente insignificantes del partido nazi en el olvidado Marruecos. Sorprendentemente, el Führer accedió a los deseos de Franco y al hacerlo contribuyó a transformar un golpe militar fracasado en una guerra civil sangrienta. La talla de Franco creció a alturas inesperadas.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Vie May 02, 2014 9:02 am

Los antiguos contactos del general Sanjurjo en Alemania

Los conspiradores españoles aspiraban a una rebelión coordinada, rápida y extremadamente violenta contra el gobierno republicano de izquierda liberal. Un levantamiento improvisado bajo el general José Sanjurjo había sido derrotado fácilmente en agosto de 1932. Posteriormente, la República había conducido, bajo una sucesión de gobiernos conservadores, un curso reformista menos intenso. Esto rebajó las tentaciones militares de intervenir activamente en política no menos porque Sanjurgo estaba exiliado en Portugal.

No obstante, los partidarios anti-republicanos y anti-reformistas no habían sido desarmados completamente. Con el éxito electoral del Frente Popular en febrero de 1936 y la posibilidad de un nuevo gobierno retomando reformas económicas y sociales desde hacía mucho tiempo necesarias, la conspiración anti-republicana encontró nuevo ímpetu.

El gobierno, consciente del espíritu predominante entre los partidarios del ejército, tomó inmediatamente medidas preventivas. Un número de los oficiales más peligrosos fueron reasignados a puestos donde se pensaba que tenían menos oportunidades de causar daños. Varias de estas decisiones resultaron ser correctas; en julio de 1936 muchos de esos oficiales no tendrían éxito en su alzamiento contra el gobierno. El resultado de otras decisiones se demostró menos satisfactorio.

Dos casos sobresalen: el general Emilio Mola fue puesto a cargo de la guarnición de Navarra, mientras Franco, que había sido jefe de estado mayor hasta febrero, fue enviado a las distantes Islas Canarias. El 8 de marzo de 1936, antes de partir para sus nuevos puestos, ambos participaron en una reunión que dio luz verde a una ronda definitiva de actividades conspirativas. Mola iba a coordinarlas bajo el liderazgo nominal de Sanjurjo, todavía en el exilio. Franco, un hombre cauto, permaneció sin comprometerse.

Por entonces, Sanjurjo había intentado adquirir material de apoyo del extranjero. El 12 de marzo de 1936, Pravda reportó su visita a Berlín y sus intenciones de comprar armas para un futuro levantamiento. La visita de Sanjurjo ha sido descartada normalmente en la literatura histórica seria, mientras que su importancia ha sido exagerada por todos los que desearon realzar el papel del Tercer Reich en la rebelión contra la República. Los actores del presente artículo no comparten esta última opinión, pero tampoco creen que el viaje de Sanjurjo fue inocuo. Fue acompañado por Beigbeder, que había sido el agregado militar español en Berlín desde 1926 a principios de 1935.

Beigbeder y Franco conocían a Kühlenthal, quien había visitado Madrid, Barcelona y el Marruecos español en octubre y noviembre de 1928. Beigbeder lo había acompañado durante otra visita de Kühlenthal al Marruecos español en octubre de 1935. Por entonces, Kühlenthal se había convertido en el agregado militar alemán en Francia, España y Portugal, con residencia en París. Como tal tenía contactos oficiales con Franco. Existe una fotografía en la que ambos se ven, junto con otros generales y oficiales, observando maniobras militares en España en septiembre de 1934.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Vie May 02, 2014 9:08 am

Sanjurjo también tenía contactos propios en Berlín. Se basaban en la cooperación militar bilateral que había tenido lugar entre 1921 y principios de la década de 1930. El general Erhard Milch, secretario de estado de Hermann Göring para aviación y uno de los primeros constructores de la Luftwaffe, había tenido conexiones con España desde finales de la década de 1920. Lufthansa, y Milch como presidente de su junta, había estado detrás de la creación de Aéreo Lloy Español (ALE) en octubre de 1926, en una época en que España estaba abriendo su espacio aéreo a intereses extranjeros. Sin embargo, ALE competía con Unión Aérea Española (UAE), apoyada por Junkers. La UAE iba a ser una de las mayores fuentes de contacto para Sanjurjo. Sobresalen dos de sus empleados: su director, un antiguo comandante naval llamado Erich Killinger, y uno de los miembros de su junta, el marqués de Quintanar.

Los intereses de Lufthansa también estuvieron detrás de la creación de Iberia en marzo de 1927. Posteriormente, para eliminar la competición intra-alemana, se estableció una nueva compañía: la Concesionaria de Líneas Aéreas Subvencionada (CLASSA), cuyo presidente de la junta no era otro que el propio Sanjurjo.

No se ha probado todavía hasta qué grado Sanjurjo conocía a Milch. En cualquier caso, durante el exilio había contactado con Willy Grote, el representante de la Federación Alemana de Industrias de Aviación en Portugal. Grote había visitado Madrid en septiembre de 1935 para explorar las posibilidades de que Alemania exportara aviones a España. La razón era que España, bajo un gobierno conservador, estaba interesada en adquirir material de guerra del extranjero para modernizar las fuerzas armadas. Las negociaciones cubrieron muchos asuntos y fueron infructuosas en última instancia.

El problema con la visita de Sanjurjo a Berlín es que nunca se ha hallado ninguna pista de contacto con cualquier autoridad alemana. La legación de Lisboa no estaba enterada de su viaje. El Auswärtiges Amt parece no haber tenido información. Un análisis entero de todas sus comunicaciones recibidas no ha arrojado nada. Sin embargo, quizás esta laguna no es sorprendente después de todo. No parece muy probable que las autoridades alemanas hubieran prestado mucho interés a los deseos de un desconocido general español en el exilio en el periodo de la remilitarización de la Renania.

Los objetivos más probables de Sanjurjo en Berlín eran tres: la Abwehr (inteligencia alemana), compañías de armas y tratantes de armas. Un número considerable de autores han especulado un vínculo entre Sanjurjo, de hecho entre los militares conspiradores, y la Abwehr. Sin embargo, ninguno ha arrojado la más ligera prueba. Por el contrario, la evidencia existente apunta en la dirección opuesta. Es menos fácil de descartar las alternativas restantes. Sanjurjo, que había servido en Marruecos, debía estar enterado de la muy importante contribución alemana a la guerra química española a principios de la década de 1920. Esta hipótesis también se aplica a otro de los militares conspiradores, el general Manuel Goded. Goded había estado entre los planificadores de la operación de desembarco de Alhucemas, en la cual se empleó masivamente el gas mostaza. Además, el general Joaquín Fanjul, otro destacado conspirador, había estado involucrado en parte de la cooperación entre Alemania y España a finales de la década de 1920. Como subsecretario de guerra en 1935, debía estar enterado de las negociaciones infructuosas para adquirir material de guerra de Alemania.

Este tipo de exportación era una actividad altamente regulada. Las estadísticas secretas de la Ausfuhrgemeinschaft für Kriegsgerät (AFK: Federación de exportadores de material de guerra) muestran los suministros directos o indirectos a España en el periodo hasta julio de 1936. Sólo 150 metralletas han sido relacionadas con los preparativos para el levantamiento. Sanjurjo también pudo haber aprovechado su viaje para reunirse con uno de los destacados tratantes de armas alemanes del momento, el as aéreo de la Gran Guerra teniente Josef Veltjens, que conocía a Göring.

A finales de junio de 1936 se hicieron algunos contactos entre los conspiradores y Herr Veltjens. Rumores sobre ello llegaron al Auswärtiges Amt. Ya que en las estadísticas de la AFK las metralletas están listadas como exportadas durante abril y mayo, es posible que tales contactos fueran consecuencia de los anteriores. En cualquier caso no conducen a ninguna parte.

La tesis de que el viaje de Sanjurjo no tuvo consecuencia seria alguna en términos de compromiso alemán con respecto a la conspiración está reforzada por la evidencia circunstancial: ni la Abwehr, ni la Gestapo, la Sicherheitsdienst (SD) o el partido nazi estuvieron involucrados en los preparativos del golpe militar.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Vie May 02, 2014 9:12 am

Mitos sobre la Participación de la Abwehr

Los duraderos mitos sobre el papel de la Abwehr en el golpe español descansan en los múltiples contactos con España del jefe de la Abwehr, almirante Wilhelm Canaris. Tales contactos se remontan a la Gran Guerra cuando estuvo involucrado en actividades de inteligencia. Estuvo ocupado en España en la década de 1920 y principios de los treinta cuando se reunió con alguna gente que más tarde se levantaría contra la República.

La participación de Canaris fue crítica en cuatro áreas: era el hombre destacado para sortear, a través de España, las restricciones de la marina alemana que habían sido introducidas por el Tratado de Versalles; amplió la red de inteligencia alemana que operaba en España; fue instrumental en otros contactos de alto nivel de naturaleza confidencial; y como resultado, el grado de sus conocidos en España era extenso y alcanzó los niveles más altos del gobierno y la sociedad.

Entre las actividades unilaterales de Canaris, sus actividades para ampliar la red de inteligencia alemana en España fueron primordiales. En su primer viaje documentado, entre el 15 de junio y el 1 de julio de 1922, colocó a uno de sus últimos agentes, un antiguo oficial naval llamado Mayrhofer, en Telefunken. En su segunda visita documentada, en enero-febrero de 1925, Canaris expandió la inteligencia alemana en España. Reclutó cuatro agentes con previa experiencia naval o militar que estarían activos en Barcelona y Valencia y en la proximidad de dos grandes bases navales en Cartagena y Cádiz. También comisionó a un antiguo oficial del ejército, Conrad Meyer, en Lugo para ayudar en el despacho de otros oficiales alemanes de inteligencia en Francia. Merece la pena recordar que estas actividades iban en contra de las restricciones del Tratado de Versalles.

Canaris también ayudó a asegurar que dos oficiales, el capitán Ulrich Grauert y el teniente Hans Jeschonnek, fuesen aceptados como observadores militares en la campaña de Marruecos. En mayo de 1925 Canaris planteó esta cuestión al almirante Antonio Magaz, presidente en funciones de la junta militar entonces en el poder bajo el dictador general Miguel Primo de Rivera. Los dos oficiales reportaron sobre los métodos españoles de la guerra química. Ninguno era experto en la guerra tóxica, pero el teniente Jeschonnek tenía al menos contactos de inteligencia. Iba a ascender hasta la posición de jefe de estado mayor de la Luftwaffe, mientras uno de sus contactos españoles, el teniente coronel Alfredo Kindelán, se convertiría en el jefe de la fuerza aérea de Franco.

Un área de cooperación donde Canaris desplegó sus talentos, esta vez en respuesta a una petición española, fue en la seguridad interior. A comienzos de 1928 el general Severiano Martínez Anido, vicepresidente del gobierno y ministro del Interior, pidió a Canaris que usara sus buenos oficios para redactar un acuerdo sobre el intercambio de información con respecto a actividades subversivas de la izquierda. Canaris lo hizo encantado. El general Martínez Anido, un hombre de ley y orden brutal, también tenía conocimiento de primera mano de la cooperación alemana en la guerra química. Iba a convertirse en el primer ministro de orden público de Franco en 1938, cuando hizo uso de la indudable experiencia de la Gestapo para mejorar la eficacia de los servicios de seguridad españoles.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Vie May 02, 2014 9:17 am

El último viaje documentado de Canaris tuvo lugar en marzo de 1931, pocas semanas antes de la proclamación de la República Española. Esta visita debió haber estado relacionada con alguna de las dificultades periódicas encontradas por los dos proyectos alemanes más importantes del momento: la fabricación de torpedos y la construcción del U-Boat E-1. Hasta finales de 1934 Canaris siguió su carrera naval. De repente, el 1 de enero de 1935 se convirtió en el hombre más importante de la Abwehr.

Nadie ha encontrado evidencia documental de que Canaris visitara España entre la proclamación de la República y el levantamiento militar de 1936. Sin embargo, se nos ha dicho por uno de los jefes del partido nazi en España que tal fue el caso. Nada se sabe sobre las razones de tales visitas. Hay un registro de una reunión entre Hitler y el veterano embajador en España, conde Johannes von Welczeck, en el verano de 1933. El diplomático llamó la atención del Führer sobre el peligro del comunismo en España y solicitó que se enviaran agentes del Abwehr bajo la guisa de hombres de negocios para observar estas actividades. Hitler parece que accedió, pero es un asunto de especulación saber si tuvo seguimiento o no.

No hay razón para creer que la Abwehr prestara más atención a España que la normal entre enero de 1935 y julio de 1936. Esto se puede inferir de la posición subordinada que España ocupó en algunos de los documentos importantes de la Abwehr sobre requerimientos tácticos y estratégicos. El 18 de mayo de 1935, la Abwehr escribió al ministro de Exteriores en la Wilhelmstrasse de Berlín en relación a los países sobre los que la inteligencia alemana necesitaba información adicional sobre asuntos militares: eran Albania, Grecia y Turquía. Parece ser que, entonces, los acuerdos existentes con España eran suficientes para la Abwehr. De forma similar, en febrero de 1936, el propio Canaris inició la minuta describiendo un previo intercambio de opiniones con la Wilhelmstrasse. Había llamado la atención de la necesidad en varias representaciones diplomáticas y consulares alemanas para que se confiase a un diplomático asuntos de la Abwehr. En un número de representaciones, Madrid incluida, éste ya era el caso. En otras (Moscú, Estocolmo, Praga, Sofía, Ankara, Roma, Copenhagen, Zurich y Heerlen), no. En Madrid, el diplomático al cargo era Albrecht von Koss.

Finalmente, las “directivas de la Abwehr para 1936” trataban cinco requerimientos: mayor información sobre países con sistemas parlamentarios y de prensa libre, en particular Francia; incremento de las actividades operacionales en Francia, Italia, Grecia, Turquía, Rumania, Yugoslavia, Bulgaria, Suiza, Países Bajos, Escandinavia y Suramérica (se diseñaría un mecanismo especial en torno a una compañía comercial que se establecería en Berlín); las actividades de la Abwehr debían reorganizarse o ampliarse en Grecia, Turquía, Países Bajos, Suiza, Escandinavia y España; debían reforzarse intercambios de información con Hungría, Finlandia y Japón e instituidas con Italia y Suecia (la ayuda de Mussolini a Franco facilitaría considerablemente el pretendido intercambio con Italia); y deberían llevarse a cabo viajes a un número de capitales y conferencias conjuntas con la Gestapo.

El levantamiento en España en julio de 1936 cogió por sorpresa a la embajada alemana (y por tanto al jefe de la Abwehr, Franz von Goss, y su colega diplomático Albrecht von Koss). Un agente de la Abwehr, Richard Classen, con base en Cádiz, estaba de vacaciones en Alemania. Su colega, Gustav Draeger, cónsul en Sevilla, también estaba ausente. Herr Sauermann, supuestamente trabajando para la Abwehr y cónsul honorario en Las Palmas, se opuso al embargo del avión de la Lufthansa e incluso fue amenazado por los rebeldes con el arresto. Otro agente, “Bremen”, con base en Barcelona, fue informado por uno de sus contactos sobre el golpe inminente unos pocos días antes de que tuviera lugar. Abandonó España y en el momento que reportó a Berlín su información era ya obsoleta.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Sab May 03, 2014 4:14 am

Ni la Gestapo, el SD o el partido nazi estuvieron involucrados en el golpe

Hacia finales de 1933, con un gobierno conservador recientemente elegido al cargo, las autoridades de seguridad españolas se habían acercado a la embajada de Madrid con una solicitud para que fuese renovado el intercambio de información sobre actividades subversivas. Nada parece que hubiera salido de esto, pues, a principios de 1935, Francisco de Agramonte, el embajador español en Berlín, subrayó el deseo español de dedicarse a actividades de cooperación con la Gestapo.

En 1935 la Gestapo estaba buscando vías para concluir acuerdos secretos contra la “subversión” comunista. Una ya estaba en marcha en Hungría. La Gestapo quería otra con Polonia. De pronto los deseos españoles coincidieron con los intereses genuinos de la Gestapo. Este no era un asunto trivial. En España se involucró el ministro de Guerra, José María Gil Robles. Franco, como jefe de estado mayor, también fue informado. Del lado alemán, se trajo a escena a Canaris. Sin embargo, por un número de razones, estos contactos no dieron fruto.

El interés de la Gestapo no zozobró. Tras las elecciones del Frente Popular en España, el SS-Obersturmbannführer (teniente coronel) Heinrich (“Gestapo”) Müller así como otras luminarias de la máquina de terror nazi como Heinrich Himmler y Reinhard Heydrich dijeron a la Wilhelmstrasse que querían trasladar a un agente a la embajada de Madrid. El ministerio accedió inmediatamente. Las instrucciones del agente eran observar el desarrollo político español y reunir material sobre las actividades de la izquierda. El SS y SD Oberinspektor Paul Winzer empezó su trabajo en mayo de 1936. Siguió los acontecimientos de cerca pero el levantamiento lo sorprendió en Barcelona, donde estaba asistiendo a los juegos olímpicos populares. Sin dinero y sin contactos, abandonó inmediatamente España por mar, al igual que hizo “Bremen”, el hombre de la Abwehr.

El SD fue cogido por sorpresa por la rebelión, incluso en la región donde estaban concentradas las mejores tropas de España. No sabemos si Adolf Sonnenhol, en el consulado general de Tetuán, actuaba en nombre del SD por entonces. Sin embargo, Johannes Bernhardt sí actuaba. Según uno de los documentos mantenidos en su expediente personal del partido nazi, había estado trabajando por libre reportando para el SD desde 1934. Esto es importante: en esas tempranas fechas los nazis comunes no trabajaban para el SD. Sólo alguien de ambición o fe verdadera lo hacía.

Que la rebelión militar cogió a la Wilhelmstrasse por sorpresa ha sido ampliamente reconocido en la literatura. Sin embargo, se ha declarado que la embajada alemana y la organización del partido nazi tenían una relación incómoda en España y que el partido, al menos, estaba más enterado de lo que se estaba cociendo. Esta afirmación carece de evidencia que la corrobore.

La organización del partido nazi en España (unos 700 miembros en julio de 1936 en una comunidad alemana estimada en torno a 13.000) no estaba mejor informado que la Wilhelmstrasse. Tras la victoria electoral del Frente Popular, los diplomáticos alemanes habían encarecido el mayor cuidado a todos los miembros del partido. Tras el asesinato de Wilhelm Gustloff, el jefe del partido nazi en Suiza en marzo de 1936, todos los archivos nazis fueron depositados por razones de seguridad en las representaciones diplomáticas y consulares. Las comunicaciones con el AO se canalizaron a través de ellas. En contra de las acusaciones de la literatura, los círculos oficiales alemanes en España y el partido nazi gozaban de una buena relación, algo que no ocurría en otros países.

En la primavera de 1936, Walter Zuchristian, el jefe del partido nazi en España, riñó con el líder de la AO Ernst Wilhelm Bohle por su desacuerdo sobre las actividades del partido nazi. Bohle quería que Zhchristian intensificara la propaganda abierta, como estaban haciendo los nazis en ciertos países latinoamericanos. Dada la situación política española, Zuchristian estaba aterrado y finalmente dimitió. De pronto la organización estaba en crisis. Para resolver la situación, un funcionario superior de la SS, Erich Schnaus, viajó a Madrid con una autorización especial del Reichsführer Himmler. Nombró un nuevo jefe de partido, Hans Hellermann, que fue empleado en una compañía alemana en Barcelona.

Una de las primeras decisiones de Hellermann fue pedir al consulado general de Barcelona el retorno de los expedientes del partido. El consulado cumplió. Un mes más tarde, después de que hubiera comenzado la rebelión militar, los expedientes cayeron en manos de las milicias. Anarquistas y comunistas intentaron demostrar en base a esos documentos que el levantamiento había sido preparado con la ayuda nazi. Sin embargo, el celo de Hellermann no tuvo su correspondencia en Marruecos, uno de los sitios calientes de la rebelión. El 4 de julio de 1936 Langenheim escribió a Madrid pidiendo permiso para recuperar los expedientes del partido del consulado de Tetuán. La emergencia de Gustloff pareció haber acabado y quería tener de vuelta los documentos de su grupo.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Sab May 03, 2014 9:30 am

La activación de los contactos con el Tercer Reich por el general Mola

Sanjurjo murió el 20 de julio cuando su avión se estrelló al despegar cuando regresaba a España desde Portugal. De repente, el levantmiento había perdido a su líder. Tres días más tarde se estableció una Junta de Defensa Nacional bajo la presidencia del general Miguel Cabanellas. Mola, pero no Franco, se sentó en la Junta y asumió la responsabilidad de continuar los contactos de Sanjurjo con el Tercer Reich. No obstante, mientras Franco estaba a salvo en el lejano y bien controlado Marruecos, Mola tenía que lidiar con el furioso combate en el norte de España.

Franco y Beigbeder contactaron con Kühlenthal el 22 de julio. Le enviaron un telegrama requiriendo que, como un asunto de la máxima urgencia, las compañías privadas alemanas despacharan diez aviones de transporte al Marruecos español. El contrato debía firmarse lo antes posible. Mola actuó vis-à-vis Alemania sólo dos días más tarde. El 24 de julio la legación alemana en Lisboa envió a Killinger un telegrama en nombre del Marqués de Quintanar. Se le preguntaba a Killinger si la Federación de Industria de Aviación estaría dispuesta a despachar cierto material bélico a España. Esta simple indagación puede sugerir que Mola estaba ansioso de no perder su mano en el asunto. Sin embargo, fue demasiado lento. Esa misma tarde los emisarios de Franco estaban en Berlín.

Sólo dos días después, el 26 de julio, Grote, el receptor en Lisboa del enlace Mola-Quintanar-Killinger, presentó la lista de las necesidades de los rebeldes a la legación alemana: diez aviones de transporte Junkers más, de ser posible, 20 bombarderos. Todos debían ser enviados a Burgos vía Génova porque los italianos ya estaban cooperando. Debería firmarse un contrato en Portugal.

Deberían observarse tres puntos. El primero es que Mola, como Franco y Beigbeder antes, solicitó suministros de firmas privadas alemanas a pagar más tarde. El segundo es que Mola quería que los aviones fuesen asignados a sus propias tropas. El tercero es que no está claro si Mola estaba enterado de la decisión de Hitler. Cuando las peticiones de Mola llegaron a la Wilhelmstrasse en la noche del 27 de julio, habían sido rebasadas por los acontecimientos. Hitler había decidido el día anterior.

Sin embargo, Mola estaba ansioso por continuar su propio curso de acción. Inmediatamente decidió reforzar su gestión [démarche] a través de un emisario personal a Berlín. Su elección fue el renombrado editor conservador José Ignacio Escobar, Marqués de las Marismas (más tarde Valdeiglesias), quien se reunió con el embajador von Welczeck en París el 26 de julio para solicitar un visado. Mola debía estar desesperado. A los pocos días también movilizó a un antiguo embajador español en Francia, José María Quiñones de León, quien envió a uno de sus antiguos miembros de plana mayor, Eduardo Propper de Callejón, a la capital alemana.

Según el relato no necesariamente fiable de Escobar, su introducción en Berlín fue a muy bajo nivel. Se reunió en la Wilhelmstrasse con uno de sus antiguos conocidos de Madrid, Kurt von Kamphoevener, el 28 de julio, quien lo envió a Veltjens, el tratante de armas. Por entonces Franco sabía que su misión a Hitler había tenido éxito.

Supuestamente, Escobar no tuvo gran dificultad en convencer a Veltjens. Luego regresó a París para discutir la situación con Quiñones de León. A principios de agosto fue a España para ver a Mola. Informó que el nombre de Mola tenía suficiente peso en Berlín para convencer a los alemanes de dar más suministros a crédito. Sin embargo, esta afirmación parece exagerada. De hecho, por entonces Mola sabía más. Telegrafió a Franco que Agramonte, que había abandonado el barco y desertado, debía informar a los alemanes sobre la coincidencia de opiniones entre los dos generales en lo que a la rebelión concernía.

Lo que había sucedido era que la decisión del Führer de prestar ayuda a Franco había convertido en obsoletos todos los contactos anteriores de Sanjurjo con Alemania. Como resultado, la posición de Franco mejoró en gran medida. Mola había perdido cualquier oportunidad que pudiera haber tenido de jugar un papel más contundente en las primeras fases de la rebelión.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Sab May 03, 2014 9:40 am

Los emisarios de Franco en Berlín

El 20 de julio (el día que murió Sanjurjo) Franco dio instrucciones desde Marruecos para que el D-APOK fuese embargado en Canarias. La disponibilidad de este avión en un área bajo control rebelde ofreció a Franco los medios para enviar emisarios a Berlín tan rápidamente. Ni Mola ni otros generales rebeldes tuvieron a mano algo parecido.

Es desconcertante que Franco no escogiera a Beigbeder como uno de sus emisarios, pues su ausencia comprometería obviamente la solicitud de Franco. Habitualmente, este asunto se ha explicado enfatizando que el Beigbeder de habla árabe era de suma importancia para convencer a los nativos para ayudar a la rebelión. Sin embargo, en vista de los contactos de Beigbeder en Berlín y su anterior visita a Alemania, la decisión de Franco sigue siendo extraña. La explicación más probable es que, además de su reluctancia a perder el apoyo de Beigbeder para tratar con los nativos de Tetuán, Franco no debió creer que sus emisarios a Berlín tuvieran éxito.

Para un militar tan consciente como Franco también es desconcertante que escogiera en su lugar a un oficial de muy bajo nivel: el capitán Francisco Arranz. Arranz era un completo desconocido en los elevados escalones a los que se estaba dirigiendo Franco. Por otra parte, Franco sabía que Langenheim, como jefe del partido nazi en Marruecos, tenía que ir porque su ausencia en la misión sería difícil de explicar.

En la década de 1970 Bernhardt afirmó que había sugerido a Franco que él (Bernhardt) debería ser enviado a Berlín, y el propio Franco dejó unos oscuros garabatos que se pueden utilizar para apoyar esa afirmación.

La única cuenta de cómo los emisarios llegaron a Hitler fue dada por Bernhardt. Aunque hasta ahora se ha convertido en historia establecida, se puede demostrar incorrecta en base a nueva evidencia documental.

Según Bernhardt, él y Langenheim fueron a ver al jefe de la AO, Bohle, que telefoneó al Auswärtiges Amt. A Bohle se le dijo que no hiciera nada. Dada la seriedad y fluidez de la situación en España, no había que poner en peligro a la considerable comunidad alemana. Bohle ignoró este aviso y telefoneó a Rudolf Hess, que estaba pasando sus vacaciones en el retiro de sus padres en el pueblo de Reicholdsgrün en Turingia. Hess accedió a recibir a Bernhardt y Langenheim, que viajaron en compañía de tres miembros de la AO (Kraneck, Burbach y Fischer). Bernhardt habló a Hess en presencia de Karneck y lo convención de la importancia de su misión.

Hess luego telefoneó a Hitler en Bayreuth, quien respondió que recibiría a los emisarios. Así lo hizo al atardecer. Sólo Bernhardt, Kraneck y Langenheim fueron admitidos en la augusta presencia del Führer. Langenheim comenzó traduciendo la carta de Franco, pero pronto perdió los nervios. Bernhardt la completó y explicó al Führer las razones del levantamiento español que, aseguró, estaba dirigido contra la amenaza comunista. Durante el largo viaje desde Tetuán a Berlín había memorizado lo que debía decir y lo había puesto a prueba ante Bohle y Hess. Tras cierta reflexión, Hitler decidió ayudar al general rebelde. Llamó al ministro de Guerra, Werner von Blomberg, al ministro de aviación, Göring, y a un representante de la marina, el comandante Karl Coupette, informándoles de su decisión. Von Blomberg pronto estuvo de acuerdo, pero Göring fue más difícil de convencer en principio. Sin embargo, cuando comprendió que la operación entrañaría el puente aéreo de todo un ejército por mar quedó entusiasmado. Más sorprendente, Bernhardt fue capaz de recordar literalmente el SOS de Franco a Hitler.

Este breve relato parecía concordar con parámetros bien conocidos. Estos se encuentran en los documentos diplomáticos alemanes que registran la llegada de la misión y las reacciones iniciales del Auswärtiges Amt. El relato coincide también con una carta que Bohle escribió al jefe de protocolo de la Wilhelmstrasse el 7 de julio de 1939 explicando por qué Kraneck y Fischer eran merecedores de una decoración española (posteriormente concedida). La carta de Bohle es el único documento que describe alguna de las circunstancias que condujeron a la reunión de Bayreuth. Por cierto, Bohle, que escribió desde dentro [de la Wilhelmstrasse] porque había sido ascendido a una posición de subsecretario en la Wilhelmstrasse a principios de 1937, también mencionó la presencia de un almirante. Esto ha llevado a muchos autores a identificarlo como nadie menos que Canaris.

La carta burocrática de Bohle contenía un error mayúsculo que no ha sido destacado en la literatura: se refirió a von Blomberg como un Generaloberst (el grado más alto de un general). Sin embargo, esta referencia está errada. Von Blomberg fue el primer mariscal de campo de la Wehrmacht, nombrado por Hitler en abril de 1936. Se desconoce por qué Bohle pudo haber cometido este error cuando escribió al jefe de protocolo sobre todos los posibles receptores. ¿Podría haber sido erróneo también el rango del representante de la marina? La mención de Bernhardt de Coupette pareció esclarecer este ausunto

Lo inquietante en los recuerdos de Bernhardt es su inconfundible autoensalzamiento: él convenció a Bohle. Él convenció a Rudolf Hess, la llave para llegar al Führer. Él tradujo persuasivamente el SOS de Franco y lo recordaba casi palabra por palabra cuarenta años después. Él había hablado sin excesiva inhibición y demostrado su entereza en la reunión de Bayreuth. Él había salvado a Franco. Por inferencia, hizo casi irrelevante la presencia de Langenheim y Kraneck.

Algunas cuestiones son inevitables. ¿Por qué Bohle no habría escuchado a Langenheim, su representante en Tetuán? ¿Por qué Langenheim no había sido admitido a la importante conversación con Hess? ¿Por qué Langenheim y Kraneck no habían hablado durante la reunión con Hitler? Aunque inicialmente engañado por los asertos de Bernhardt, uno de los presentes autores se tornó cada vez más escéptico de tales declaraciones de autoensalzamiento que se hicieron cada vez más adornadas e inherentemente menos plausibles. La falta de voluntad de Bernhardt de decir una simple palabra de sus conexiones previas con el SD era también altamente sospechosa. En la actualidad, hay disponible nueva evidencia documental que arroja más dudas sobre la credibilidad de Bernhardt.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Dom May 04, 2014 8:39 am

Cómo llegaron a Hitler los emisarios de Franco

Es necesario dar un salto hacia adelante para explicar el contexto en el que fue generada esta evidencia. Antes del colapso del Tercer Reich, los aliados occidentales habían estado intentando convencer a Franco de la necesidad de restringir las actividades de inteligencia alemanas en España y expulsar a los oficiales nazis y de inteligencia. Franco había dado largas al asunto y el número de retornados a Alemania había permanecido en un nivel muy bajo.

La postergación española continuó todavía después de la capitulación alemana. No de forma sorprendente, los aliados incrementaron su presión sobre el gobierno español. Muchos de los antiguos funcionarios del Tercer Reich en España se volvieron extremadamente preocupados sobre su futuro, temerosos de que pudieran ser enviados de vuelta a la ocupada Alemania.

Uno de los funcionarios alemanes cuya expatriación había sido solicitada fue el antiguo cónsul general en Bilbao, Friedhelm Burbach, brevemente mencionado en la carta de Bohle de 1939. Durante la IIGM su puesto había sido importante porque Bilbao era uno de los puertos de mar a través del cual tenían lugar la exportación de mineral de hierro del norte de España. Tanto alemanes como aliados estaban ansiosos de saber cuánto mineral estaba siendo enviado al otro bando. El propio Burbach había trabajado con la Abwehr, y los aliados querían verlo de vuelta a Alemania. No lo consiguieron. Burbach había prestado a Franco un servicio de la mayor importancia.

En 1946 Burbach escribió al jefe del estado español el 1 y 12 de abril. Seis años antes Burbach había sido hecho comandante de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas cuyo gran maestro era el propio Franco. La primera carta de Burbach todavía no se ha encontrado, pero su segunda sí. En la primera aparentemente describió la reunión de Bayreuth. El 12 de abril informó sobre su propio papel en la transmisión del SOS de Franco a Hitler. Según esta carta, unos días después del levantamiento de julio de 1936, Burbach recibió en Berlín un telegrama de Langenheim pidiéndole que estuviera en su oficina de la AO la mañana siguiente.

Langenheim había visitado previamente la AO en abril o mayo. Había hablado con Kraneck y, muy seguramente, con Burbach, que se había convertido en el jefe del departamento relacionado con España y el partido nazi en el Marruecos español. Langenheim había adquirido cierta tierra y tenía dificultades legales con ella. Tenía ganas de resolverlas y había molestado repetidamente no sólo a la embajada de Madrid sino también a la Wilhelmstrasse y la AO.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Dom May 04, 2014 8:43 am

El 25 de julio de 1936 Langenheim llegó a la AO con dos acompañantes: Arranz y Bernhardt. Explicó los objetivos de la misión y mostró la carta de Franco. La primera reacción de Burbach fue de cautela. Conocía bien España y había sido allí jefe en funciones del partido nazi. Dijo a Bohle que estaba familiarizado con el discurso de despedida de 1931 de Franco como director de la Academia Militar Española. Comprendió la importancia del SOS de Franco y decidió discutir su caso con los escalones superiores de la jerarquía de la AO. Sin embargo, Bohle rehusó reunirse con los emisarios de Franco. Burbach lo persuadió para que telefonease a la Wilhelmstrasse, cuya bien documentada reacción reforzó la resolución inicial de Bohle para evitar verse envuelto un un asunto tan serio.

Entonces Burbach razonó que la AO no siempre había seguido el curso de la Wilhelmstrasse y sugirió que Bohle llamase a su número dos, Alfred Hess, que contactaría con su hermano Rudolf. (En 1946 Burbach informó a Franco que se había sentido seguro al hacer esa sugerencia porque era un antiguo amigo de escuela de los hermanos Hess; todos habían estado al mismo tiempo en el Evangelisches Pedagogium de Bad Godesberg). Finalmente Bohle consintió. Alfred Hess estaba enfermo y no había ido a la oficina ese día. Se le contactó por teléfono en su casa. Burbach le recalcó la importancia del asunto y le dijo que confiaba absolutamente en Langenheim. Alfred Hess respondió que su hermano estaba pasando sus vacaciones en el balneario de Bad Kissingen. Le llamaría y transmitiría la respuesta de Rudolf.

Mientras aguardaban la reacción de Rudolf Hess, Burbach convenció a Bohle para recibir a los emisarios. También solicitó el permiso de Bohle para llamar a su buen amigo el barón von Gablenz, presidente de Lufthansa, para pedirle un avión en el caso de que el Führer estuviese dispuesto a recibir a los emisarios de Franco. Cuando Alfred Hess devolvió la llamada fue para decir que su hermano había convencido a Hitler por teléfono de que sería interesante recibir a la misión de Franco.

El relato anterior no coincide obviamente con los recuerdos interesados de Bernhardt. Hemos verificado las declaraciones clave de Burbach y las hallamos plausibles. Bohle confió en Alfred Hess. Esto es evidente del muy buen informe de personal que escribió sobre él. Según la prensa local relevante, Rudolf Hess estaba de vacaciones en Bad Kissingen en ese momento (aunque dos días antes, el 23 de julio, había participado en una conferencia en Hamburgo).

Cuando escribió a Franco, Burbach estaba tan seguro de sus hechos que sugirió que la veracidad de su informe podía ser contrastada por los testigos de 1936: Arranz, Bernhardt y Langenheim. Pero Burbach cometió algunos errores. Escribió que la reunión con Hitler tuvo lugar en Villa Wahnfried (Bernhardt estuvo de acuerdo con esto treinta años más tarde). Sin embargo, desde 1936 en adelante, supuestamente Hitler acostumbró a estar en la contigua Siegfried Wagner Haus, tal como indicó nada menos que la propia Winifred Wagner. Un error más importante es que Burbach afirmó que el almirante Raeder también estaba presente en Bayreuth.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Dom May 04, 2014 8:47 am

Se pueden arrojar más dudas sobre los recuerdos de Bernhardt. Una de nuestras fuentes, Klaus E. Franke, nos mostró evidencia circunstancial escrita que demuestra convincentemente que el comandante Coupette no asistió a la reunión de Bayreuth. Según Robert Fischer, el suplente de Kraneck, el último le había dicho que en un cierto momento se planteó la cuestión de si el material bélico se podía enviar por mar a Marruecos. Conjeturamos que alguien pudo haber pedido asesoramiento experto en ese momento. También dudamos mucho que la carta de Franco hubiera permanecido sin abrir y sin traducir.

No hemos encontrado manera de verificar muchos de los adornados detalles dados por Bernhardt sobre la reunión de Bayreuth. No obstante, su referencia a la reticencia inicial de Hitler parece lógica, pues nunca se había interesado antes por España. Lo mismo se puede decir sobre Göring. La afirmación de que von Blomberg aceptó inmediatamente la decisión del Führer es creíble. Pero hasta ahora no hay disponible ninguna otra evidencia para corroborarlo.

Franke fue al Marruecos español en 1937. Se hizo amigo de Langenheim y hablaron sobre los acontecimientos de julio de 1936. Nos informó por escrito que Langenheim le había dado información que discrepaba del relato hecho público por Bernhardt. Franke también escribió que había discutido sobre la reunión de Bayreuth con el propio Bernhardt durante la IIGM. Dijo que sus notas, a las que no hemos tenido acceso, indicaban que el relato público de Bernhardt era incorrecto. A finales de la década de 1970, Franke y Bernhardt tuvieron varias conversaciones telefónicas con respecto a los adornos del último sobre la reunión de Bayreuth. Franke nos envió la transcripción mecanografiada de una de las conversaciones en la que Bernhardt libremente reconocía que había inventado muchos detalles.

Aunque varios detalles siguen sin conocerse, puede afirmarse con seguridad que: el relato de Bernhardt sobre su papel en la transmisión del SOS de Franco es altamente sospechoso; en cambio debería subrayarse el papel de Langenheim y Burbach; el nuevo hombre clave en la cadena causal es Alfred Hess; puesto que el relato de Bernhardt ha resultado ser interesado con respecto a la llegada de los emisarios de Franco a Bayreuth, no hay garantía de su credibilidad en lo que concierne a muchos otros detalles de su viaje a Alemania; sigue siendo desconcertante que Bernhardt no considerara la posibilidad de contactar con el SD. Sin embargo, es un hecho que muchos de los expedientes del SD y la SS fueron destruidos, y cualquier conexión SD-Bernhardt mientras estuvo en Alemania pudo permanecer indocumentada para siempre.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Lun May 05, 2014 8:53 am

Por qué Hitler ayudó a Franco

Es un hecho bien conocido que los ministros alemanes de Asuntos Exteriores y Guerra se habían limitado inicialmente a observar los acontecimientos de España. Estaban preocupados, al igual que sus homólogos en otras capitales europeas, por sus nacionales y la necesidad de su repatriación. El Gran Almirante Raeder recordaba que había tenido algunas dificultades para persuadir a Hitler el 22 ó 23 de julio para permitir a los barcos alemanes partir para España. El Führer temía que pudiera ocurrir algún incidente.

Los historiadores han subrayado la ausencia de asesoramiento de política exterior en la reunión de Bayreuth. En las circunstancias, esa ausencia quizá no es sorprendente. Sin embargo, ni su ayudante de confianza y ministro de propaganda Joseph Goebbels ni Joachim von Ribbentrop, que pronto sería embajador en Londres, ninguno de ellos en Bayreuth, fueron llamados. Quizás más revelador es otro hecho poco conocido por los historiadores. Von Blomberg y el ministro de Exteriores Konstantin von Neurath estaban ambos en las carreras de Munich-Riem el 26 de julio, pero el primero no consideró oportuno referirse a la decisión de Hitler de la noche anterior. Cuando von Neurath regresó a la Wilhelmstrasse aprobó alegremente las disposiciones tomadas por sus subordinados tras la llegada de la misión de Franco.

Más allá de los detalles de Bayreuth, la discusión histórica sobre la motivación de Hitler de ayudar a Franco no ha disminuido. Si lo que el Gran Almirante Raeder declaró en sus memorias es cierto, el Führer ciertamente cambió radicalmente de opinión en dos o tres días. ¿Por qué?

En las dos últimas décadas ha disminuido el énfasis sobre las motivaciones militares de Hitler. Se basaban en los recuerdos de Göring en prisión acerca de la posibilidad de permitir a su Luftwaffe ganar experiencia en la guerra civil española. La decisión concernía a aviones de transporte (lo que Franco había pedido) y a algunos cazas para propósitos de protección. A los últimos se les prohibió involucrarse en combate a menos que fueran atacados.

La literatura procedente de la antigua Alemania del Este hizo hincapié en las razones económicas. Al parecer el capitalismo alemán vio en la intervención en España una oportunidad para explotar los recursos naturales españoles para sus nefastos propósitos de agresión y conquista. Sin embargo, un análisis profundo de las relaciones comerciales entre España y el Tercer Reich hasta junio de 1936 presenta un cuadro que no concuerda con esa interpretación.

Hasta ese momento las importaciones alemanas de España habían estado creciendo continuamente. Estaban involucradas todas las mercancías españolas que la Alemania nazi requería para su avance armamentístico (especialmente mineral de hierro y piritas). Las relaciones se basaban en un estricto mecanismo de compensación que obviaba la necesidad de reducir las escasas reservas de divisas del Tercer Reich. Ambos socios estaban contentos con el sistema.

La decisión de Hitler fue solo suya. Pero incluso el segundo hombre del Tercer Reich, Hermann Göring, debía saber que no había problemas económicos o comerciales con España. Dos meses antes, Göring había presidido una reunión de alto nivel para examinar la posibilidad de ampliar las importaciones alemanas de productos necesarios para el rearme. Las únicas áreas donde los acuerdos existentes eran buenos eran España, los Balcanes, Turquía, Irán y Suramérica. Dos semanas más tarde, el 26 de mayo de 1936, cuando Göring presidió otra reunión de alto nivel para tratar importaciones de materias primas específicas, no se mencionó a España.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por José Luis » Lun May 05, 2014 9:00 am

A principios de julio lo que preocupaba a la Wilhelmstrasse en el área comercial eran las repercusiones sobre las exportaciones alemanas a España tras un incremento de los aranceles de importación españoles. Además, los historiadores no han examinado las implicaciones de una operación intentada por el Tercer Reich hambriento de hierro en 1935: la venta a compañías españolas de concesiones mineras de los hermanos Mannesmann en el Marruecos español. Esas concesiones habían pasado a ser propiedad del Tercer Reich en julio de 1934.

Un asunto diferentes es que Hitler, o los alemanes en general, nunca contemplaron la posibilidad de dar a Franco material bélico gratis. Pero esto nunca entró en las mentes de los rebeldes. Franco, Mola y Gonzalo Queipo de Llano (el “carnicero de Sevilla” también estaba enterado del SOS de Franco) habían indicado siempre su voluntad de firmar los contratos necesarios y pagar por el material bélico alemán que pidieron.

Si se descartan las razones militares y económicas en la decisión de Hitler, sólo quedan motivaciones ideológicas y estratégicas. Sin embargo, por lo que concierne a los aspectos puramente ideológicos, debería recordarse que la motivación anti-comunista fue utilizada por Hitler tácticamente según las necesidades. En muchas ocasiones se inclinó hacia las razones anti-comunistas como simple tapadera de sus acciones o simplemente para engañar a sus interlocutores. Aunque su anti-comunismo era genuino, nos preguntamos si puede explicar por sí mismo tan completo alejamiento en la política exterior de Hitler hacia un país por el cual no había sentido el más ligero interés hasta ese momento.

Nosotros nos inclinamos a conceder más importancia a las consideraciones estratégicas. A medio plazo, el objetivo indudable de Hitler era derrotar a Francia. Un gobierno victorioso de izquierdas en España reforzaría la posición de Francia e incluso el vínculo franco-soviético. Si ganaba Franco, sería el caso contrario. Algunos diplomáticos alemanes, en España y otras partes, razonaron bajo estas líneas. No hay razón por la que el propio Hitler hubiera sido inmune a este razonamiento.

Lo que es sorprendente es la rapidez con la que Hitler tomó su trascendental decisión. Bajo sus parámetros estratégicos y altamente personales, percibió una oportunidad para debilitar la posición francesa y actuó inmediatamente.

También pudieron existir razones tácticas. Cuando Hitler meditaba el 25 de julio de 1936 también debió haber ponderado el significado de la solicitud de Franco a Mussolini, que Hitler seguramente debía conocer. El día anterior los emisarios de Franco habían coincidido en Marsella con otros colegas enviados por Franco al Duce. Sería sorprendente que Hitler no considerara el elemento italiano en su meditación.

La decisión de Hitler significó que Franco, para su propia sorpresa, había dado en el clavo. Desde el primer momento la ayuda militar alemana se entregó sólo a él. Los aviones Junkers se pusieron inmediatamente a la tarea de transportar tropas selectas a través del Estrecho de Gibraltar. Les siguió el armamento. Por razones logísticas, Mussolini también suministró a Franco pues el Marruecos español era más fácil de alcanzar desde Italia. El antiguo jefe de estado mayor, pese a su compromiso de última hora en la rebelión, se encontró en la envidiable posición de ser el único receptor de toda la ayuda extranjera. Nadie podía haber previsto esta posibilidad incluso unas cuantas semanas antes.

Las memorias del primo y durante mucho tiempo ayudante de Franco muestran que Franco utilizó su inesperado beneficio de forma implacable. Con un creciente número de tropas en el continente, Franco suministró gota a gota a Mola un volumen estrictamente limitado de armas y municiones. Obviamente quería asegurarse la voz cantante en el balance general de las operaciones militares.

Aunque Mola había sigo el principal conspirador, no tenía más alternativa que consentir. El hombre al cargo de la operación en Berlín, general Helmut Wilberg, viajó a España para tranquilizar a Franco sobre la decisión de Hitler de concentrar en él la ayuda alemana. Se envió a Bernhardt para informar a Mola de que recibiría las armas alemanas sólo a través de Franco.

Se puede explicar el ascendiente de Franco entre los líderes rebeldes por un número de razones caras al pensamiento militar: se mencionan corrientemente la antigüedad y anterior carrera militar distinguida. Paul Preston ha analizado también las repercusiones de los éxitos de campaña de Franco, y su astucia para hacer el juego a los factores de motivación política y psicológica detrás de la coalición rebelde, especialmente entre los monárquicos.

En nuestra opinión, deben subrayarse dos factores más: la ayuda alemana e italiana de armas modernas y la ayuda alemana para transportar tropas a través del Estrecho de Gibraltar. Proporcionaron el fundamento último para el auge del Caudillo.

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Re: La petición de ayuda militar de Franco a Hitler

Mensaje por Chuikov » Lun May 05, 2014 9:42 am

Estimado José Luis,

por enésima vez, un aportación valiosísima. Además creo que Ángel Viñas había aparecido muy poco por este foro y, siendo como es uno de los historiadores más importantes españoles sobre la Guerra Civil y un experto en las relaciones germano-españolas, este hilo ya le va haciendo justicia. Ángel Viñas tiene un blog que va actualizando con bastante frecuencia: http://www.angelvinas.es . Ahí hace gala de su enjundioso y meticuloso conocimiento, además de una sorna que no es cosa usual entre los historiadores.

Saludos y gracias, José Luis.
Carpe Diem

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