¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

La guerra en el este de Europa

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¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por José Luis » Mar May 05, 2009 7:38 pm

¡Hola a todos!

Vamos a comenzar con lo más interesante que Monakov tuvo a bien exponer en su obra citada, en un capítulo titulado The Debate about a Preventive or a Pre-emptive Attack in the Historiography. Pongo primero en su original inglés y luego lo traduciré:

[(…) In the Soviet Union the thaw brought about by glasnost and perestroika and the opening of the archives made it possible for Soviet historians to present a more differentiated picture of the situation and the decision-making processes from autumn 1940 to the spring of 1941. Thus, it became apparent that the Soviet General Staff had been preparing considerations and plans for a possible, and from early 1941 an awaited, war with Germany but could not convince Stalin to agree. Finally, high-ranking General Staff officers tried to follow the offensive Soviet military doctrine. They wanted to launch an offensive operation, shortly after the enemy attack had come to a standstill. Although informed about the size of the German forces deploying along the German borders, they did not realize the essence of plan Barbarossa. Therefore, the General Staff decided to make several versions of the Red Army operations schedule, including one for a pre-emptive attack. It is probable that they preferred this type of operation, having been deeply impressed by General Zhukov's successful attack against the Japanese at Khalkhin Gol in 1939.

The plan of mid-May 1941 to counter the shortly awaited German attack by a pre-emptive attack on the German deployments -to prevent under all conditions a German initiative- was never typed up, only drafted by hand by General Vasilevskii, because everyone knew that Stalin was not ready to approve such a suggestion. There was only one copy of this draft made but Stalin became very angry after reading it and criticized Zhukov. Thus, there was a memorandum with a plan for a possible Red Army pre-emptive attack on the German forces but it was made by the General Staff only as a draft. Stalin did not order it to be done and refused to agree to it. After the “Winter War” with Finland, Stalin had given a sober appreciation of the condition of the Red Army and realized that the USSR needed at least two more years to complete the rearming and deployment of the Soviet Armed Forces. Possesed by this idea, Stalin gave a significant speech to Red Army officers graduating from Soviet military academies on 5 May 1941.

Stalin seems to have believed that Hitler would not start a war before a victory against Great Britain and would not risk a two-front war]. Páginas 130-131.

[(...) El la Unión Soviética el deshielo traido por la glasnost (trasparencia) y perestroika (reestructuración) y la apertura de los archivos posibilitó a los historiadores soviéticos presentar un cuadro más diferenciado de la situación y de los procesos de toma de decisiones desde el otoño de 1940 a la primavera de 1941. De esta forma, se hizo patente que el Estado Mayor General soviético había estado preparando consideraciones y planes para una posible, y desde principios de 1941 esperada, guerra con Alemania, pero no pudo convencer a Stalin para su conformidad. Finalmente, oficiales de Estado Mayor General de alta graduación intentaron seguir la doctrina militar ofensiva soviética. Querían lanzar una operación ofensiva poco después de que el ataque enemigo hubiese llegado a un punto muerto. Aunque informados acerca del tamaño de las fuerzas alemanas desplegadas a lo largo de las fronteras alemanas, no comprendieron la esencia del plan Barbarroja. Por tanto, el Estado Mayor General decidió realizar varias versiones del plan de operaciones, incluyendo una para un ataque preventivo. Es probable que prefirieran este tipo de operación, habiendo sido profundamente impresionados por el exitoso ataque del general Zhukov contra los japoneses en Khalkhin Gol en 1939.

El plan de mediados de mayo de 1941 para contrarrestar el en breve esperado ataque alemán con un ataque preventivo sobre los despliegues alemanes -para prevenir bajo todas las condiciones una iniciativa alemana- nunca fue mecanografiado, sólo redactado a mano por el general Vasilevskii, porque todos sabían que Stalin no estaba dispuesto a aprobar semejante sugerencia. Solamente se había hecho una copia de este borrador, pero Stalin se enfadó mucho tras leerla y criticó a Zhukov. De esta forma, había un memorando con un plan para un posible ataque preventivo del Ejército Rojo sobre las fuerzas alemanas, pero fue hecho por el Estado Mayor General sólo como un borrador. Stalin no ordenó que se hiciera y rechazó dar su conformidad. Después de la "Guerra de Invierno" con Finlandia, Stalin había dado una sobria apreciación de la condición del Ejército Rojo y comprendió que la URSS necesitaba al menos dos años más para completar el rearme y despliegue de las Fuerzas Armadas soviéticas. Poseído por esta idea, Stalin dio un importante discurso a los oficiales del Ejército Rojo que se graduaban de las academias militares soviéticas el 5 de mayo de 1941.

Stalin parece haber creído que Hitler no comenzaría una guerra antes de una victoria contra Gran Bretaña y no arriesgaría una guerra en dos frentes] (pp. 130-131).

Finalmente para concluir:

[Stalin wanted to gain time and to avoid rousing German suspicions. So he ordered that the deployments be camouflaged carefully and that reports about German reconnaissance flights over Soviet territory and other signs of German preparation be ignored. He may still have thought that Hitler was trying to blackmail him to get additional concessions. So he ordered that all the economic treaty obligations be honoured until the last minute and ignored all warnings from his military advisors] (p. 135).

[Stalin quería ganar tiempo y evitar despertar las sospechas alemanas. Así que ordenó que los despliegues fuesen cuidadosamente camuflados y que los informes sobre vuelos de reconocimiento alemanes sobre territorio soviético y otros signos de la preparación alemana fuesen ignorados. Puede que todavía estuviera pensando que Hitler iba a intentar chantajearlo para conseguir más concesiones. Así que ordenó que todas las obligaciones del tratado económico fuesen cumplimentadas hasta el último minuto e ignoradas todas las advertencias de sus asesores militares] (p. 135).

La seriedad de esa última orden de Stalin de que fuesen "ignoradas todas las advertencias de sus asesores militares" se hará más esclarecedora cuando aporte (mañana) un texto de Beria.

Quiero aclarar, por si alguien se conduce a equívoco, que de acuerdo con la doctrina militar soviética los objetivos del despliegue estratégico de las fuerzas armadas buscaban, en primer lugar, detener el hipotético ataque enemigo (en este caso alemán), para después lanzar una contraofensiva que llevara la guerra a territorio enemigo. Los planes de cobertura y ocultación de tales despliegues (y re-despliegues) de tropas llevados a cabo en mayo y junio de 1941 fueron aprobados por Stalin con dicho propósito, es decir, esperar el ataque enemigo, si finalmente se daba, para detenerlo y luego contraatacar, y no, como sugieren los "suvorovistas", como preparación de un ataque preventivo.

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¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por José Luis » Mié May 06, 2009 10:12 am

¡Hola a todos!

Hemos visto en los extractos que he presentado de Monakov que Stalin, que ya no podía seguir ignorando sin más los informes que le llegaban sobre las concentraciones de tropas alemanas en la frontera, estaba pensando, quizás, que en el peor de los casos tales movimientos eran el arma de un chantaje que Hitler pretendía hacerle presentándole un ultimátum para obtener más concesiones. Pero se negaba rotundamente a creer que Hitler iba a atacar a la URSS antes de solventar su guerra con Gran Bretaña.

Los informes de la inteligencia soviética y los comunicados británicos (Churchill) que le llegaron a Stalin informándole de un inminente ataque alemán fueron multitud. Stalin los desechó todos como desinformación, y no viene al caso discutir aquí las causas de semejante respuesta, pero sí será interesante conocer algunos de esos informes y la reacción de Stalin ante ellos para añadir más pruebas de lo muy alejado que estaba Stalin de querer atacar a Alemania en 1941.

Uno de los agentes soviéticos (espías) más importantes pertenecía al servicio de inteligencia de la Luftwaffe, el teniente Harro Schulze-Boysen, cuyo nombre en clave para la inteligencia soviética era "Starshina". El 16 de junio de 1941 la inteligencia soviética recibió de esta fuente la siguiente información: "todo el entrenamiento militar de Alemania en preparación para su ataque sobre la Unión Soviética está completo, y el ataque debe esperarse en cualquier momento" (Mitrokhin, 92)). Llegaron otros informes de inteligencia similares desde China y Japón. Los historiadores de la KGB contaron más de 100 advertencias de inteligencia sobre las preparaciones de un ataque alemán, informes remitidos a Stalin entre el 1 de enero y el 21 de junio de 1941. Eso sin contar los informes de la inteligencia militar del Ejército Rojo.

Veamos lo que nos cuentan Andrew y Mitrokhin al respecto:

[The Great Terror had institutionalized the paranoid strain in Soviet intelligence assessment. Many NKVD officers shared, if usually to a less grotesque degree, Stalin’s addiction to conspiracy theory. None the less, the main blame for the catastrophic failure to foresee the surprise attack on June 22 belongs to Stalin himself, who continued to act as his own chief intelligence analyst. Stalin did not merely ignore a series of wholly accurate warnings. He denounced many of those who provided them. His response to an NKVD report from Schulze-Boysen on June 16 was the obscene minute: “You can send your ‘source’ from the German air force to his whore of a mother! This is not a ‘source’ but a disinformer. J. Stalin.” Stalin also heaped abuse on the great GRU illegal Richard Sorge, who sent similar warnings from Tokyo, where he had penetrated the German embassy and seduced the ambassador’s wife. Sorge’s warnings of operation BARBAROSSA were dismissed by Stalin as disinformation from a lying “shit who has set himself up with some small factories and brothels in Japan.”] (Mitrokhin, 93)

[El Gran Terror (las purgas de Stalin) había institucionalizado la tensión paranoica en la valoración de inteligencia. Muchos oficiales del NKVD compartían, aunque normalmente en un grado menos grotesco, la adición de Stalin a la teoría de conspiración. Sin embargo, la principal culpa del catastrófico fracaso de prever el ataque sorpresa del 22 de junio corresponde al propio Stalin, que continuó actuando como su propio analista jefe de inteligencia. Stalin no ignoró simplemente una serie de advertencias completamente precisas. Denunció a muchos de los que se las proporcionaron. Su respuesta a un informe del NKVD de Schulze-Boysen el 16 de junio fue el osceno apunte: "¡Puede enviar su 'fuente' de la fuerza aérea alemana a su *** madre!" Esto no es una 'fuente' sino un desinformador. J. Stalin". Stalin también colmó de abusos al gran ilegal del GRU, Richard Sorge, que envió advertencias similares desde Tokio, donde había penetrado la embajada alemana y seducido a la mujer del embajador. Las advertencias de Sorge de la operación BARBARROJA fueron desechadas por Stalin como desinformación de un mentiroso "de mierda que se ha montado con unas pequeñas fábricas y burdeles en Japón".]

Antes de continuar, ya que ha salido el nombre de Sorge, quiero comentar que Monakov, obra citada, p. 135, dice que los informes de Sorge no eran tan importantes para la inteligencia soviética como se ha venido creyendo tradicionalmente. Así se lo comunicó el Jefe del Servicio Criptológico del Servicio de Inteligencia Exterior Ruso, general N. N. Andreyev, al historiador americano David Kahn en una entrevista celebrada el 13 de junio de 1996 en Moscú. Según el general ruso, para la inteligencia soviética de entonces fue muchísimo más importante el éxito conseguido por un criptoanalista soviético, un tal Sergei Tolstoi, al descifrar el famoso código diplomático japonés "Púrpura" en algún momento de 1941.

Continuando con Mitrokhin:

[Stalin was much less suspicious of Adolf Hitler than of Winston Churchill, the evil genius who had preached an anti-Bolshevik crusade in the civil war twenty years earlier and had been plotting against the Soviet Union ever since. Behind many of the reports of impending German attack Stalin claimed to detect a disinformation campaign by Churchill designed to continue the long-standing British plot to embroil him with Hitler. Churchill’s personal warnings to Stalin of preparations for BARBAROSSA only heightened his suspicions. From the intelligence reports sent by the London residency, Stalin almost certainly knew that until June 1941 the Joint Intelligence Committee (JIC), the body responsible for the main British intelligence assessments, did not believe that Hitler was preparing an invasion. It reported to Churchill as late as May 23 that “the advantages . . . to Germany of concluding an agreement with the USSR are overwhelrning.” The JIC assessments were probably regarded by Stalin as further proof that Churchill’s warnings were intended to deceive him. Stalin’s
deep suspicions of Churchill and of British policy in general were cleverly exploited by the Germans. As part of the deception operation which preceded BARBAROSSA, the Abwehr, German military intelligence, spread reports that rumors of an impending German attack were part of a British disinformation campaign]. (Mitrokhin, 93)

[Stalin sospechaba mucho menos de Adolf Hitler que de Winston Churchill, el malvado genio que había predicado una cruzada anti-bolchevique en la guerra civil veinte años antes y que había conspirado siempre contra la Unión Soviética desde entonces. Detrás de muchos de los informes del inminente ataque alemán, Stalin afirmaba detectar una campaña de desinformación por Churchill diseñada para continuar el antiguo complot británico para embrollarlo con Hitler. Las advertencias personales de Churchill a Stalin de preparaciones para BARBARROJA sólo acentuaron sus sospechas. De los informes de inteligencia enviados por la residencia de Londres (agentes soviéticos), Stalin sabía casi ciertamente que hasta junio de 1941 el Comité de Inteligencia Conjunto (JIC), el órgano responsable para las principales apreciaciones de la inteligencia británica, no creía que Hitler estaba preparando una invasión. Reportó a Churchill aún el 23 de mayo que "las ventajas......para Alemania de concluir un acuerdo con la URSS son abrumadoras". Las valoraciones del JIC probablemente fueron consideradas por Stalin como una prueba más de que las advertencias de Churchill estaban calculadas para engañarlo. Las profundas sospechas de Stalin sobre Churchill y la política británica en general fueron inteligentemente explotadas por los alemanes. Como parte de la operación de engaño que precedió a BARBARROJA, el Abwehr, la inteligencia militar alemana, difundió informes de que los rumores de un inminente ataque alemán eran parte de una campaña de desinformación británica].

[By early June, reports of German troop movements toward the Soviet frontier were too numerous to be explained, even by Stalin, simply as British disinformation. At a private lunch in the German embassy in Moscow, the ambassador, Count von der Schulenberg, revealed that Hitler had definitely decided on invasion. “You will ask me why I am doing this,” he said to the astonished Soviet ambassador to Germany, Vladimir Georgyevich Dekanozov. “I was raised in the spirit of Bismarck, who was always an opponent of war with Russia.’’ Stalin’s response was to tell the Politburo, “Disinformation has now reached ambassadorial level!". On June 9, or soon afterwards, however, Stalin received a report that the German embassy had been sent orders by telegram to prepare for evacuation within a week and had begun burning documents in the basement]. (Mitrokhin, 93)

[A principios de junio, los informes de movimientos de tropas alemanas hacia la frontera soviética eran demasiado numerosos para ser explicados, incluso por Stalin, como simple desinformación británica. En un almuerzo privado en la embajada alemana en Moscú, el embajador, conde von der Schulenberg, reveló que Hitler había decidido definitivamente la invasión. "Me preguntará por qué estoy haciendo esto", dijo al asombrado embajador soviético de Alemania, Vladimir Georgyevich Dekanozov. "Fui educado en el espíritu de Bismarck, que fue siempre contrario a la guerra con Rusia". La respuesta de Stalin fue decir al Politburó, "¡La desinformación ha alcanzado ahora nivel de embajada!". Sin embargo, el 9 de junio, o poco después, Stalin recibió un informe de que la embajada alemana había estado recibiendo órdenes por telegrama para prepararse para la evacuación en una semana y había comenzado a quemar documentos en el sótano].

[Though Stalin remained preoccupied by a non-existent British conspiracy, he increasingly began to suspect a German plot as well -though not one which aimed at surprise attack. As it became ever more difficult to conceal German troop movements, the Abwehr spread rumors that Hitler was preparing to issue an ultimatum, backed by some display of military might, demanding new concessions from the Soviet Union. It was this illusory threat of an ultimatum, rather than the real threat of German invasion, which increasingly worried Stalin during the few weeks and days before BARBAROSSA. He was not alone. A succession of foreign statesmen and journalists were also taken in by the planted rumors of a German ultimatum]. (Mitrokhin, 93-94)

[Aunque Stalin siguió preocupado por una conspiración británica inexistente, también comenzó a sospechar cada vez más un complot alemán, aunque no uno dirigido a un ataque sorpresa. A medida que resultó más difícil ocultar los movimientos de tropas alemanes, el Abwehr difundió rumores de que Hitler se estaba preparando para emitir un ultimátum, apoyado cierta exhibición de fuerza militar, exigiendo nuevas concesiones de la Unión Soviética. Fue esta ilusoria amenaza de un ultimátum, más que la auténtica amenaza de invasión alemana, lo que preocupó cada vez más a Stalin durante las pocas semanas y días antes de BARBARROJA. No estaba solo. Una sucesión de estadistas y periodistas estranjeros también fueron engañados por los rumores sembrados sobre un ultimátum alemán].

[Beria sought to protect his position as head of the NKVD by expressing mounting indignation at those inside and outside the NKVD who dared to send reports of preparations for a German invasion. On June 21,1941 he ordered four NKVD officers
who persisted in sending such reports to be “ground into labor camp dust.” He wrote to Stalin on the same day with his characteristic mix of brutality and sycophancy:

I again insist on recalling and punishing our ambassador to Berlin, Dekanozov,
who keeps bombarding me with “reports” on Hitler’s alleged preparations to
attack the USSR. He has reported that this attack will start tomorrow . . . But
I and my people, Iosif Vissarionovich, have firmly embedded in our memory
your wise conclusion: Hitler is not going to attack us in 1941]. (Mitrokhin, 94)

[Beria buscó proteger su posición como jefe del NKVD expresando gran indignación a los que dentro y fuera del NKVD se atrevían a enviar informes de preparaciones para una invasión alemana. El 21 de junio de 1941 ordenó que cuatro oficiales del NKVD que persistían en enviar tales informes fuesen "enviados al polvo de los campos de trabajo". Escribió a Stalin el mismo día con su característica mezcla de brutalidad y adulación:

Inisto de nuevo en retirar y castigar a nuestro embajador en Berlín, Dekanozov,
que sigue bombardeándome con "informes" sobre las supuestas preparaciones de Hitler para
atacar a la URSS. Ha informado que este ataque comenzará mañana...Pero
yo y mi gente, Iosif Vissarionovich, hemos incrustado firmemente en nuestra memoria
su sabia conclusión: Hitler no va a atacarnos en 1941].

Continuaremos en otra ocasión.

Fuente: Christopher Andrew y Vasili Mitrokhin, The Mitrokhin Archive and The Secret History of the KGB (New York: Basic Books, 2001).

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¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por José Luis » Jue May 07, 2009 7:26 am

¡Hola a todos!

Ahora quiero traduciros directamente los comentarios que me parecen pertinentes para este tema de Evan Mawdsley en su libro Thunder in the East. Asimismo quiero aprovechar la ocasión para recomendar este libro a todos los apasionados de la historia de la guerra en el frente oriental que seguramente habrán echado de menos en la bibliografía existente una obra que relate en síntesis la historia militar de dicha guerra. El libro de Mawdsley, a mi juicio, es una síntesis magistral en apenas 500 páginas (incluyendo sus extensas notas y bibliografía) de las principales cuestiones -principalmente militares, pero también diplomáticas, políticas y económicas- de la historia de la guerra germano-soviética basada en fuentes soviéticas y alemanas. No conozco ningún otro libro similar sobre esta guerra: los existentes, que son legión, o cuentan la historia desde la perspectiva alemana (fuentes alemanas), o la relatan desde la perspectiva soviética (fuentes rusas). Las únicas excepciones se encuentran en algunas obras dedicadas a una parte (una batalla, una operación) de la historia, pero no en las obras dedicadas, bien pocas, a toda la historia. Además, para mi satisfacción intelectual, Mawdsley no trata el Holocausto como algo periférico de esta guerra, sino como asunto central de la misma. No quiero extenderme más, pues no es el lugar, pero ahí queda esto.

Veamos, pues, lo que escribe Mawdsley sobre la actitud de Stalin ante los informes de inteligencia y lo que quizás pensaba sobre las intenciones de Hitler, y en la siguiente ocasión veremos lo que dice sobre los planes de guerra soviéticos:

[Así Stalin sabía que grandes fuerzas alemanas habían sido desplegadas a lo largo de la frontera soviética. Lo que no sabía era lo que Hitler intentaba hacer con ellas, y cometió un error de cálculo fatal: supuso que Hitler no intentaba atacar a Rusia en el futuro cercano. Tras su muerte Stalin fue culpado de esto por sus inmediatos sucesores políticos, y generales soviéticos retirados hicieron crítica en las memorias que ahora se les permitía publicar. Sabemos en retrospectiva que la opinión de Stalin fue insensata, pero incluso en la época la secuencia de los acontecimientos diplomáticos debería haber alarmado a Moscú. Una luna de miel germano-soviética siguió a la firma del Tratado de No-Agresión de agosto de 1939, pero luego las relaciones germano-soviéticas se agriaron. La Wehrmacht derrotó a Francia en mayo y junio de 1940 y echó a los británicos del continente. La posición estratégica general de Alemania era ahora mucho mejor que lo había sido en 1939, y debió haber sido obvio para el Kremlin que Hitler necesitaba menos a la URSS como un aliado. Moscú y Berlín ya habían entrado en conflicto sobre las esferas de influencia en Europa oriental. Tropas alemanas se habían trasladado abiertamente a Rumania. Molotov, que era primer ministro y jefe del Comisariado de Asuntos Exteriores del Pueblo, fue a Berlín en noviembre de 1940 (fue su primer viaje al extranjero). Incluso una visita tan potente no allanó las relaciones; Berlín había ignorado las propuestas posteriores de Moscú para la solución de varios asuntos. En abril de 1941, los alemanes habían invadido Yugoslavia a pesar del apoyo diplomático ruso hacia ese país. El fracaso de la Luftwaffe en la Batalla de Inglaterra en el otoño de 1940 había mostrado los límites de la potencia alemana. Si no era posible una invasión de Gran Bretaña, ¿en qué otra parte podía ser empleada la masa del ejército alemán?

El Kremlin también recibió informes de inteligencia sobre las intenciones alemanas para atacar a la URSS. Algunos de esos informes eran precisos, y estaban basados en un conocimiento de detallada planificación alemana que había comenzado con la directiva BARBARROJA en diciembre de 1940. Un informe del agente de inteligencia militar Ilse Stöbe ('Al'te') en Berlín en febrero de 1941 nombraba correctamente a los comandantes de los tres grupos de ejércitos alemanes e informaba de una fecha para la invasión planeada de 20 de mayo, que estaba muy próxima a lo que era entonces la fecha programada del ataque (15 de mayo). Habría otras advertencias.

Varios factores -unos lógicos, otros no- evitaron una lectura soviética adecuada de las intenciones alemanas. Para empezar, la estructura de la toma de decisiones en Moscú estaba muy centralizada. Muchas cosas dependían del juicio personal de Stalin. Los relatos varían, pero parece que el Alto Mando soviético no recibía toda la información que recibían Stalin y los principales líderes del Politburó. También se ha argumentado que la información y las valoraciones enviadas a Stalin estaban confeccionadas por Golikov, el jefe de la inteligencia militar, para decir al dictador soviético lo que deseaba escuchar. Mucho fue resultado de la opinión personal de Stalin. Por supuesto, no sabemos lo que pensaba Stalin. Como viejo, Molotov correctamente urgía cautela sobre este asunto en una crítica de las memorias de guerra de otros veteranos: “'Stalin creía esto, Stalin pensaba aquello'. Como si alguien supiera lo que Stalin pensaba sobre la guerra”. Sin embargo, pareciera que Stalin era cauto y desconfiado. En el fondo estaba su percepción de la estructura del poder alemán. Stalin bien pudo haber creído que los líderes del Tercer Reich estaban divididos entre los que querían una guerra inmediata con la URSS y los que no la querían, y pudo haber colocado a Hitler en el último grupo. La principal apreciación de Stalin fue quizás que la política alemana estaba por decidir, pero que una precipitada acción soviética podía provocar una innecesaria, o al menos prematura, guerra con el Reich. Tal acción incluiría la precipitada movilización y concentración del Ejército Rojo o cambios en la línea de propaganda hacia la Alemania nazi. Esta también fue la razón para la perjudicial decisión militar de no ocuparse de la zona de seguridad (predpol'e) inmediatamente adyacente a la frontera; en realidad, se instruyó al NKVD para asegurarse de que las unidades del Ejército Rojo obedecieran esta directiva.

Stalin también pudo haber tomado como suposición básica la mala disposición de Hitler a combatir otra guerra mundial en dos frentes. Stalin no estaba solo al asumir esto. La importante advertencia americana dada al embajador soviético en Washington el 1 de marzo de 1941 declaraba que el gobierno estadounidense tenía información fiable que detallaba la existencia de planes alemanes para un ataque sobre la URSS; esto iba a ser “después de la consecución de la victoria sobre Gran Bretaña”. El liderazgo soviético recibió un preciso bosquejo del plan de BARBARROJA a mediados de marzo de 1941, pero la conclusión de Golikov fue “considero que el momento más probable (vozmozhnoe) para el comienzo de la acción contra la URSS será inmediatamente después de la victoria sobre Gran Bretaña o a la conclusión con ella de una paz aceptable para Alemania”. “Alemania está implicada hasta las orejas en la guerra en el Oeste”, supuestamente dijo Stalin a Zhukov a mediados de junio, “y creo que Hitler no se arriesgará a crear un segundo frente atacando a la Unión Soviética”.

(…) La valoración del Kremlin de la escala de la amenaza alemana y de las intenciones del liderazgo alemán estaba estrechamente relacionada con un tercer elemento, el calendario. Stalin y sus camaradas más cercanos probablemente asumieron que las intenciones nazis eran hostiles a largo plazo, pero no esperaban un ataque cuando llegó en junio de 1941. Los espías soviéticos produjeron en última instancia una información precisa sobre la fecha del ataque. El famoso “Ramsay” (Richard Sorge), que tenía acceso al indiscreto embajador alemán en Tokio, advirtió el 1 de junio que la guerra comenzaría en la segunda mitad del mes. “Starshina” (Harro Schulze-Boysen), un espía que ocupaba un puesto superior en el Ministerio del Aire alemán, fue citado en un informe de 11 de junio diciendo que “la cuestión del ataque por Alemania sobre la Unión Soviética ha sido definitivamente decidida”, y que podría llegar sin ningún ultimátum. El 17 de junio un informe de “Starshina” declaraba que “todas las preparaciones militares.....están completamente terminadas” y “el ataque puede esperarse en cualquier momento”. Para comprender por qué Stalin no tomó esos informes en serio deberían ser vistos en su totalidad y contexto. El informe del 11 de junio de “Starshina” también incluía una fantasía de estratega de butaca sobre un vasto movimiento de pinza envolviendo Prusia del Este y Rumania; su segundo predecía un ataque sobre las plantas de energía cerca de Leningrado y sobre las fábricas de componentes de aviación de Moscú, ninguno de los cuales era una posibilidad práctica. Más importante, en un informe previo fechado el 9 de mayo, “Starshina” había predicho el 20 de mayo como la fecha del estallido de la guerra; el 21 de mayo “Ramsay” había mencionado la posibilidad de finales de mayo. Hitler, en ningún caso, estableció la fecha la la invasión final (22 de junio) hasta el 1 de mayo, y la confirmó solamente el 10 de junio. Los líderes del Kremlin pueden haber pensado correctamente, como resultaría ser finalmente, que finales de junio era demasiado tarde para montar un ataque para-ganar-la-guerra en 1941, y que los alemanes no lo intentarían] Evand Mawdsley, Thunder in the East: The Nazi-Soviet War 1941-1945 (London: Hodder Arnold, 2007), pp. 34-36

En la próxima intervención seguiremos con Mawdsley y los planes de guerra soviéticos.

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Mensaje por José Luis » Jue May 07, 2009 10:05 am

¡Hola a todos!

[La mayoría de los historiadores al escribir sobre el desastre ruso de BARBARROJA han escrito muy poco sobre un factor crucial, los planes de guerra del Ejército Rojo. En un ejemplo extraordinario de ceguera estratégica, el liderazgo político y militar soviético se preparó para la guerra sobre una falsa suposición: que habría tiempo para movilizar y concentrar al Ejército Rojo antes de que comenzara el principal combate. Vnezapnost' (“lo inesperado”, el elemento de la sorpresa) era para los comandantes soviéticos un elemento clave en la guerra. La URSS elegiría cuándo estallaría la guerra, como había sido el caso con Finlandia en 1939. Los generales soviéticos no podían captar que era el Ejército Rojo el que podía ser cogido por sorpresa. Los líderes militares soviéticos también esperaban, al menos hasta finales de la primavera de 1941, que llevaría varias semanas para los alemanes concentrar sus fuerzas para un ataque contra Rusia. Creían que esta concentración alemana no podía ser llevada a cabo secretamente. También suponían que sus fuerzas de cobertura en la frontera podían detener cualquier ataque alemán durante tres o cuatro semanas mientras el Ejército Rojo era movilizado y concentrado. Esos supuestos no eran consistentes con la inteligencia que estaba llegando, ni con el conocimiento de los repentinos ataques que los alemanes habían montado contra Polonia, Escandinavia y Francia. En mayo de 1941 el Ejército Rojo había concluido finalmente que las fuerzas armadas alemanas ya estaban movilizadas y que había sido concentrada una gran fuerza alemana en Prusia del Este y Polonia, pero Stalin no ordenó un cambio en los planes existentes.

Detrás de la planificación de 1940-41 estaba la doctrina ofensiva del Ejército Rojo. Bajo el mariscal Timoshenko, el Alto Mando desarrolló una serie de planes de guerra desde septiembre de 1940. El plan inicial era para una contraofensiva masiva en la Polonia meridional mantenida por los alemanes (para ser montada después de un período de movilización de 30 días). En mayo de 1941 los planificadores estaban proponiendo un ataque sorpresa preventivo, un “ataque repentino sobre el enemigo, desde el aire y desde tierra”, tras una “oculta movilización”. La acción ofensiva fue probada en los juegos de guerra de enero de 1941, y el ofensivamente mentalizado general Zhukov fue nombrado jefe del Estado Mayor General después de su éxito en esos juegos. La propia preferencia de Stalin era la ofensiva. En mayo de 1941 dijo a un gran grupo de líderes del Ejército Rojo que:

“Al defender a nuestro país, debemos actuar ofensivamente. Desde la defensa para ir a una doctrina militar de acciones ofensivas. Debemos transformar nuestro entrenamiento, nuestra propaganda, nuestra agitación, nuestra prensa en un espíritu ofensivo. El Ejército Rojo es un ejército moderno, y un ejército moderno es un ejército ofensivo”.

Una rápida contraofensiva del Ejército Rojo, e incluso más, un ataque preventivo demandaba una preparación avanzada. Las fuerzas terrestres y aéreas soviéticas, y sus suministros, tenían que estar situadas cerca de la frontera occidental. Los ferrocarriles desde la Rusia central a la frontera occidental tenían capacidad limitada, lo que hacía esencial el movimiento preparatorio de tropas y suministros. Las unidades blindadas tenían que estar situadas cerca de sus puntos de arrancada. La aviación, que era de corto alcance, tenía que estar en bases tan al oeste como fuese posible para ser capaces de atacar las bases aéreas y líneas de suministros enemigas en Prusia del Este, Polonia y Rumania. Como ya se ha mencionado, fue con la intención de cubrir esas posiciones de vanguardia que las regiones fortificadas soviéticas tenían que ser trasladadas desde la Línea Stalin hasta la nueva frontera.

Los planes soviéticos y las capacidades soviéticas eran fatalmente desiguales. Una doctrina ofensiva requería mucha mejor inteligencia que la que el Ejército Rojo era realmente capaz de obtener. Un problema más básico era que, por razones ya mencionadas, el Ejército Rojo no estaba preparado para atacar ni para defenderse. Sin embargo y por encima de todo, Stalin no estaba preparado para tomar los pasos preliminares requeridos para poner en marcha un plan de guerra ofensivamente orientado por miedo a precipitar la guerra con Alemania. Rehusó permitir una movilización general “oculta” a plena escala, a pesar de la solicitud de Timoshenko y Zhukov. La cuestión volvía a las intenciones y el momento. Ya se planease una contraofensiva o un ataque preventivo, lo que era crucial para el Kremlin era saber si los alemanes iban a atacar y cuándo. Stalin creía que Hitler probablemente no intentaría atacar Rusia en el verano de 1941. Se opuso a las medidas que podrían provocar una pronta agresión alemana antes de que la modernización del Ejército Rojo hubiera sido completada.

Algunos pasos, por cierto, se tomaron. En marzo de 1941 el Politburó aprobó la llamada a filas de 900.000 reservistas durante el verano siguiente. A mediados de mayo cuatro ejércitos de la “Reserva del Alto Mando” (el 16º, el 19º, el 21º y el 22º) recibieron órdenes de moverse desde el interior a los distritos militares Occidental y Kiev. Al mismo tiempo los distritos militares de la frontera europea recibieron órdenes para preparar “planes de cobertura”. Esto era una precaución contra un ataque alemán, pero también era una medida para ocultar la movilización y concentración del grueso del Ejército Rojo. También después del discurso de Stalin, órganos del partido central prepararon dos borradores de directivas de propaganda que se referían a

“un cambio fundamental en el trabajo político del partido en el adoctrinamiento bolchevique del personal del Ejército Rojo y de todo el pueblo soviético en el espíritu de patriotismo ardiente, contundencia revolucionaria y preparación constante para pasar a una ofensiva aplastante contra el enemigo”.

Sin embargo, nada de esto había sido puesto realmente en práctica al 22 de junio. La concentración secreta no se había completado. Las órdenes del plan de cobertura no habían sido elaboradas por todos los distritos militares fronterizos, y no había habido ninguna orden para llevarlas a efecto. Las directivas de propaganda de “guerra ofensiva” aún no habían sido aprobadas por Stalin. Lo que se había emitido, el 13 de junio, fue un importante comunicado de TASS (la agencia de prensa soviética). Lejos de crear una atmósfera “ofensiva” en el Ejército Rojo y entre la población soviética, TASS anunció que Alemania no estaba realizando demandas, que Alemania estaba observando el pacto de no-agresión y que el movimiento de fuerzas alemanas a los Balcanes no estaba conectado con las relaciones soviético-germanas. Rusia, de acuerdo con su “política de paz”, tenía toda la intención de observar el pacto de no-agresión. Cualquier movimiento de tropas del Ejército Rojo eran maniobras normales de verano.

La doctrina ofensiva soviética no sólo significó que las fuerzas del Ejército Rojo estuvieran desplegadas en una posición demasiado avanzada. También significó que fueran concentradas en la parte equivocada de la frontera....La cuestión estaba en si era el sector septentrional o meridional de este frente principal, norte o sur del Pripets, el que iba a ser más importante. Casi todos los historiadores han discutido esto en términos de un ataque alemán. Sabemos ahora que Hitler decidió atacar sobre un ancho frente, pero con la concentración de fuerza más grande en Bielorrusia, entre el Pripets y el Báltico. Aquí estaban concentrados dos de los tres grupos de ejércitos de la Wehrmacht y, de forma más importante, tres de los cuatro grupos panzer. De las 117 divisiones alemanas desplegadas en el Este, 76 divisiones estaban en los grupos de ejércitos Norte y Centro, y sólo 41 en el Grupo de Ejércitos Sur. La cifra de la inteligencia del Ejército Rojo de unas 114-16 divisiones alemanas frente a Rusia estaba, como hemos visto, notablemente cerca de la realidad. Pero se había estimado que sólo 53-4 divisiones del potencial enemigo enfrentaban los distritos militares Báltico y Occidental, y 61-2 estacionadas desde el Pripets al Mar Negro. El plan de marzo de 1941 del Ejército Rojo sugería por vez primera que los alemanes podrían concentrar sus fuerzas en el sureste de Polonia y Hungría “para por medio de un ataque en la dirección de Berdichev y Kiev ocupar la Ucrania”. En realidad, fue justamente en ese momento, en marzo de 1941, que Hitler abandonó los planes para un envolvimiento meridional de las fuerzas soviéticas en Ucrania por un 12º Ejército alemán moviéndose a través del río Pruth.

Sin embargo, el temor por Ucrania no fue la razón principal para la concentración allí del Ejército Rojo, en el Distrito Militar de Kiev. Desde el punto de vista ruso, la cuestión no era dónde defender, sino dónde atacar. Las alternativas descansaban entre atacar a los alemanes en Prusia del Este y el norte de Polonia (fuera de Bielorrusia), o atacarlos en el sur de Polonia (fuera de Ucrania). El problema con el eje septentrional era que entrañaba atacar a través de los lagos y bosques de Prusia del Este, que tenía fortificaciones alemanas preparadas. El Ejército ruso se había estancado allí en 1914-15; mientras tanto la potencia de las fortificaciones de campaña modernas había quedado clara en los ataques de 1940 del Ejército Rojo sobre la finlandesa “Línea Mannerheim”. En cambio, el eje meridional permitía un avance en una región relativamente abierta, sin grandes fortificaciones de construcción alemana y con el flanco izquierdo del atacante Ejército Rojo cubierto por las montañas de los Cárpatos. Un avance en Polonia, por Lublin hasta Cracovia y la Alta Silesia, flanquearía la concentración alemana en Polonia y amenazaría las conexiones alemanas con los Balcanes. Los planificadores del Ejército Rojo examinaron las opciones y recomendaron un ataque a lo largo del eje meridional. Esta variante fue aprobada por Stalin en octubre de 1940. Una gran fuerza, fuerte en tanques y aviones, se levantó en el Distrito Militar de Kiev, que formaría el puño ofensivo de un Grupo de Ejércitos Suroccidental de tiempo de guerra. El plan fue probado en los juegos de guerra de enero de 1941. Fue desarrollado por Zhukov en la forma de los planes de guerra de marzo de 1941 y mayo de 1941 tras convertirse en jefe del EMG.

El Ejército Rojo y la Fuerza Aérea fueron cogidos cogidos por sorpresa en la madrugada del 22 de junio. El liderazgo soviético cometió errores terribles. Se equivocaron sobre las intenciones y capacidades alemanas a corto plazo. En cuanto a la fecha, no tuvieron ninguna noción de un ataque inminente hasta pocas horas antes de que comenzara..........Dados los problemas soviéticos de entrenamiento y despliegue, de nada habría servido si el liderazgo soviético hubiera tenido aviso de una semana sobre la fecha, hora y líneas de ataque de la invasión. En el verano de 1941 ya era demasiado tarde para evitar una grave derrota]. (Mawdsley, 37-40).

Continuaremos.

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¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por José Luis » Vie May 08, 2009 9:40 am

¡Hola a todos!

De todo lo que he expuesto en las intervenciones que preceden, parece evidente que la estrategia de Stalin durante la primera mitad de 1941 con respecto a una posible guerra con Alemania fue evitarla o demorarla en todo momento. Esto es lo que demuestran los datos que he introducido y es la única conclusión objetiva que puede extraerse. Es cierto que el Estado Mayor General del Ejército Rojo, en el borrador que redactó sobre las "Consideraciones...." del plan de despliegue estratégico de 15 de mayo de 1941, trabajó la posibilidad de llevar a cabo un ataque preventivo -es decir, tomar la iniciativa ofensiva atacando por sorpresa- como alternativa a la estrategia de la defensa ofensiva -esto es, primero detener un previsible ataque alemán, y después contraatacar para llevar la guerra a territorio enemigo. Y trabajó esta alternativa de propia iniciativa, no por órdenes de Stalin. Finalmente, cuando se le presentó a Stalin el plan de 15 de mayo de 1941, tras leerlo, su reacción fue de enfado, crítica y bronca a los cabecillas responsables del plan: Timoshenko y Zhukov. La opción del ataque preventivo fue rechazada por Stalin, como fueron igualmente rechazadas las peticiones posteriores de Timoshenko y Zhukov para reforzar el despliegue fronterizo con más divisiones, para una movilización completa y para poner a las tropas en alerta de guerra. Como ya ha quedado dicho, hubo despliegues y re-despliegues de tropas, hubo una movilización parcial, se aumentó el número de fuerzas en la frontera (pero ni por asomo en la cantidad deseada y solicitada por Zhukov), todo ello bajo cobertura, pero obedeciendo a la estrategia de defensa ofensiva, no como preparaciones del ataque preventivo presentado en el plan de 15 de mayo de 1941. Estas son las conclusiones objetivas que se pueden extraer de los datos y testimonios que conocemos sobre las cuestiones de la estrategia militar rusa en la primavera de 1941.

Es interesante señalar que Stalin, pese a su fracaso manifiesto de no llegar a, o no querer asimilar las múltiples informaciones que recibió indicando la inminencia de un ataque alemán, fue probablemente el salvador -quizás sin saberlo- de un desastre militar soviético aún mayor que el que tuvo lugar a partir del 22 de junio de 1941. Su tenaz negativa a aumentar con más divisiones -en las cantidadas solicitadas por Zhukov- el primer escalón estratégico del despliegue del Ejército Rojo, dio relativamente al traste con el principal presupuesto estratégico de la planificación operacional alemana. Para los alemanes el primer requisito indispensable para la consecución de los dos objetivos estratégicos de Barbarroja (eliminar al Ejército Rojo en una serie de operaciones de envolvimiento y cerco al oeste de los ríos Dvina-Dnieper, y destruir el estado soviético) consistía en que el Ejército Rojo concentrara al grueso de sus fuerzas cerca de las fronteras y presentara batalla. Precisamente, el mayor temor de Halder era que el Ejército Rojo se retirara hacia el Dnieper escapando así de las garras de la Wehrmacht.

El 13 de junio de 1941, después del despliegue de tropas bajo cobertura desde zonas del interior hacia la frontera occidental durante los dos meses anteriores, Zhukov informó a Stalin que los cuatro distritos militares fronterizos contaban con 186 divisiones en total (de las cuales 97 estaban desplegadas en el Distrito Militar Especial de Kiev y 44 en el Distrito Militar Especial Occidental). Al margen de esa cantidad, había 5 ejércitos (51 divisiones) como reserva del Alto Mando, y 66 divisiones más en el resto de distritos militares y el Frente de Extremo Oriente. Zhukov rogó a Stalin que transfiriera un gran número de divisiones de la reserva del Alto Mando a las fronteras occidentales para dotar de mayor solidez este frente. Stalin se negó en redondo. Después de la guerra, cuando preparaba sus memorias, Zhukov, luego de estudiar los mapas del Estado Mayor General existentes en los archivos, llegó a la conclusión de que sus peticiones a Stalin, durante la primavera de 1941, de enviar má refuerzos de tropas a la frontera, eran, posiblemente, un error:

[It is common to criticize Stalin for failing to move the main forces of our army from the interior of the country in time to meet and repulse the enemy attack. I am hesitant to be dogmatic about what might have happened if he had done so -whether the outcome would have been better or worse. It is certainly possible that our army, inadequately provided with anti-tank and anti-aircraft defences and less mobile than the forces of the enemy, would not have been able to withstand the slashing, powerful blows of the armoured force of the enemy assault and would have found itself in exactly the same dire situation as the forces who actually were in the border districts during the first days of the war. And in that case, who knows what the result might have been for Moscow, Leningrad or the south of the country] [G.K. Zhukov, Vospominaniya i razmyshleniya (Moscow: Novosti, 1990), Vol. 2, pp. 25-6, citado en Zhores A. Medvedev y Roy A. Medvedev, The Unknown Stalin (London: I. B. Tauris & Co. Ltd, 2003), p. 223.

Traduzco el texto anterior: [Es común criticar a Stalin por fallar en trasladar las principales fuerzas de nuestro ejército desde el interior del país a tiempo para enfrentar y rechazar el ataque enemigo. No me atrevo a asegurar lo que podría haber sucedido si hubiera actuado así, si el resultado hubiera sido mejor o peor. Ciertamente es posible que nuestro ejército, suministrado de forma inadecuada con defensas antitanque y antiaéreas y menos móvil que las fuerzas del enemigo, no hubiera sido capaz de resistir los enérgicos y poderosos golpes de la fuerza blindada del ataque enemigo y se hubiera encontrado exactamente en la misma situación desesperada de las fuerzas que estuvieron realmente en los distritos fronterizos durante los primeros días de la guerra. Y en ese caso, quién sabe cuál habría sido el resultado para Moscú, Leningrado o el sur del país].

Los Medvedev también señalan que, en la época en que estaba escribiendo sus memorias, Zhukov también tuvo acceso a los planes estratégicos alemanes de Barbarroja, y de su lectura quedó convencido de que las violaciones alemanas de la frontera rusa durante abril-junio de 1941 y la concentración de sus fuerzas en la frontera rusa buscaban intencionadamente que los soviéticos aumentasen el número de fueras en la frontera: [Hitler's command was counting on us bringing our main forces up to the border with the intention of surrounding and destroying them] (Ibid, p. 223). Esto es: [El mando de Hitler contaba con que trajéramos nuestras principales fuerzas hasta la frontera con la intención de rodearlas y destruirlas].

Bien, fuera de los aspectos militares y de inteligencia que hemos visto relacionados con la teoría de un supuesto plan de Stalin para atacar a Alemania en el verano (junio-julio) de 1941, están las cuestiones político-diplomáticas que apenas he tocado en este tema. Una de ellas es la polémica surgida en torno a la alocución que dio Stalin a los graduados de las academias militares (y otras personalidades políticas y militares de mayor rango) el 5 de mayo de 1941. Los "suvorovistas" la presentan como una prueba crucial (junto con la del plan de 15 de mayo de 1941) a favor de su teoría; los historiadores que han refutado dicha teoría, los que he citado y otros más, concluyen que el discurso de 5 de mayo de Stalin no fue otra cosa que un acto de propaganda para presentar, indirectamente, a Alemania un Ejército Rojo poderoso y moderno (lo que era, en gran parte, completamente falso, de ahí la propaganda) con la intención de disuadir a Hitler de llevar a cabo un posible ataque contra la URSS. Era, pues, un paso más en la estrategia de Stalin de ganar tiempo y demorar cuanto pudiera (de ser posible hasta 1943, pero en el peor de los casos hasta 1942) la guerra con Alemania. Por otra parte, como hemos visto de los testimonios de Zhukov y Timoshenko sobre lo que les contestó Stalin, ese discurso también buscaba levantar el ánimo de las tropas del Ejército Rojo y la población rusa frente a la propaganda general de la invencibilidad de la Wehrmacht. Si alguien lo desea, podemos examinar en más detalle este asunto.

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Re: ¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por Speer » Dom Dic 25, 2011 4:33 pm

La verdad es que sólo puede calificar de sabios a quiene habéis participado en este post. Así que mi nota será como una nota al margen entre eruditos pero no me resisto a escribirla.

Dice José Luis: Si la pregunta fuese: “¿Quisieron Timoshenko y Zhukov atacar a Alemania en 1941?”, la respuesta sería un rotundo “Sí”.

Sin embargo, cita Chris Bellamy en Guerra Absoluta:

"En retrospectiva, y Zhukov lo reconoció más tarde, si se aplicaba como un ataque preventivo , sin duda en 1941, el plan del 15 de mayo habría terminado, casi con certeza, en un fracaso estrepitoso".

Bellamy se basa en consideración del propio Zhukov y cita a otros autores como Gorodetsky o Karpov al respecto de este punto en la bibliografía final.

Bellamy apoya la tesis de que Stalin atacaría en 1942, una vez mejorado física y moralmente el E. Rojo. Recordemos la purga de 1937 que les dejó temblando. También haría acopio de más material y de paso esperaría a que Hitler estuviera más desgastado, quién sabe si con una intervención USA en su contra incluida.

En fin, es mi humilde aportación como simple aficionado.
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Re: ¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por antfreire » Lun Dic 26, 2011 2:56 pm

La pregunta no es si Stalin queria sino si podia. En 1941 el ER no estaba en condiciones de enfrentarse a la Werhmacht y la historia lo demostro. Pero a pesar de las terribles perdidas en ese año, ya para 1942 se veia una marcada diferencia en la actitud de los oficiales y en la calidad y comportamiento de los nuevos equipos militares. De acuerdo a lo que se sabe de los discursos de Stalin y de la forma en que se estaba preparando no cabe dudas que el ruso esperaba un tranque en las operaciones militares en el oeste que debilitara a ambos bandos y ya para 1942 el estaria dispuesto a arrollar la Europa Occidental. Por su parte si Hitler hubiera podido terminmar sus operaciones en el oeste a principios de 1940 y hubiera atacado a Rusia a mediados de ese año la historia seguramente habria sido distinta.

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¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por José Luis » Mar Dic 27, 2011 10:18 am

¡Hola a todos!
Speer escribió:
Dice José Luis: Si la pregunta fuese: “¿Quisieron Timoshenko y Zhukov atacar a Alemania en 1941?”, la respuesta sería un rotundo “Sí”.
Bueno, me imagino que en su momento planteé esa pregunta (retórica), para subrayar la diferencia crucial entre los planes barajados por un EMG, como ese “plan de Zhukov” de 15 de mayo de 1941, y la decisión política de dar luz verde a la implementación de un plan. En otras palabras, la diferencia crucial está en lo que podían proponer Timoshenko y Zhukov (como comisario de Defensa y jefe del EMG, respectivamente) a Stalin y lo que éste tenía que decir al respecto. Y resulta evidente, a tenor de la evidencia histórica existente, que los dos primeros propusieron un ataque preventivo el 15 de mayo y Stalin lo rechazó de plano.

Speer escribió:
Sin embargo, cita Chris Bellamy en Guerra Absoluta:

"En retrospectiva, y Zhukov lo reconoció más tarde, si se aplicaba como un ataque preventivo , sin duda en 1941, el plan del 15 de mayo habría terminado, casi con certeza, en un fracaso estrepitoso".

Bellamy se basa en consideración del propio Zhukov y cita a otros autores como Gorodetsky o Karpov al respecto de este punto en la bibliografía final.
Bellamy “examina” la evidencia presentada por Rezun (Suvorov), que califica de “circunstancial”, para sopesar la validez de su tesis, concluyendo que “Suvorov's thesis that Stalin planned to attack as early as 6 July 1941 does not appear credible” (“La tesis de Suvorov de que Stalin planeaba atacar ya el 6 de julio de 1941 no parece creíble”).

En mi opinión, este tema (“quién planeaba atacar a quién, y cómo”, tal como titula el capítulo el autor) no queda expuesto de forma brillante por Bellamy, como sí ocurre con otros temas que trata en su libro. Incluso es un poco arriesgado, aunque con cautela. Por ejemplo, en la página 116 cita a Gorodetsky y Erickson para mostrar que estos dos autores descartan las ideas de Magenheimer (del que extracta un par de párrafos) y dicen que no existe prueba documental alguna de planes ofensivos por parte soviética hasta el plan de 15 de mayo. Y en la página siguiente, refiriéndose a dicho plan de 15 de mayo, escribe: “But, although Stalin apparently approved the plan, the fact that a General Staff has a plan is no proof of any political intent to use it immediately” (“Pero, aunque Stalin al parecer aprobó el plan, el hecho de que un Estado Mayor General tenga un plan no es prueba de ninguna intención política de usarlo inmediatamente”).

Aquí, y en vista de lo que hasta entonces lleva expuesto, hay cierta debilidad en el análisis de Bellamy. Primero, antes, parece aceptar una idea, que no una prueba, de Magenheimer según la cual todo aquel que conozca como funcionaban las cosas en la Rusia de Stalin sabe que si Timoshenko y Zhukov prepararon el plan de 15 de mayo fue porque Stalin lo había autorizado, y de ahí que en la frase que acabo de citar, Bellamy haya escrito “...aunque Stalin al parecer aprobó el plan...”. Stalin, como hemos visto en este hilo, no aprobó el plan de 15 de mayo cuando se lo presentaron, sino que lo rechazó, y bruscamente. Y en cuanto a que, previamente, hubiera autorizado la elaboración de un plan de ataque preventivo, es una mera especulación carente de soporte documental. Lo que Stalin autorizó fue la elaboración de otro plan, en la línea de cómo había autorizado los planes que le fueron presentados anteriormente. Es decir, Stalin no encomendó a Zhukov que elaborase un plan de ataque preventivo, sino un plan en la línea de los anteriores. Si realmente hubiese especificado un plan de ataque preventivo, no tendría sentido alguno que lo rechazase tan enérgicamente cuando se lo presentaron. Bellamy es cauto al introducir el adverbio “apparently”, pero cuando de lo que se trata es de hablar de pruebas, “aparentemente” o “al parecer” o “por lo visto” significa todo menos certeza, cualquier cosa menos un hecho, una prueba.
Speer escribió:
Bellamy apoya la tesis de que Stalin atacaría en 1942, una vez mejorado física y moralmente el E. Rojo. Recordemos la purga de 1937 que les dejó temblando. También haría acopio de más material y de paso esperaría a que Hitler estuviera más desgastado, quién sabe si con una intervención USA en su contra incluida.
De nuevo, y en mi opinión, Bellamy se muestra flojo, aunque cauto. Dice literalmente: “The author believes that Stalin was getting ready to attack Germany at some point, but inclines to the more traditional view that 1942 would have been the preferred option” (“El autor cree que Stalin se estaba preparando para atacar a Alemania en algún momento, pero se inclina a la opinión más tradicional de que 1942 habría sido la opción preferida”).

Bueno, Bellamy habla de creencias, no de pruebas. Los argumentos en que basa su creencia (de un posible ataque en 1942) descansan en pruebas circunstanciales, que es precisamente cómo califica las “pruebas” de Suvorov. Uno puede especular todo lo que quiera sobre si Stalin en la primavera de 1941 albergaba la idea o la intención de atacar a Alemania en algún momento de 1942, pero no pasará de realizar un mero ejercicio de especulación a falta de cualquier prueba concluyente. Y digo una prueba concluyente como puede ser, en el caso de Hitler, la directriz número 21 de 18 de diciembre de 1940 donde se ordenaban los preparativos para un ataque contra la URSS en 1941. Una prueba así o similar no se ha presentado hasta la fecha en el caso de Stalin.

Finalmente, creo que Bellamy ha sido realmente generoso con Suvorov, a quien, como él mismo informa, conoce e invitó a explicar y defender ante sus estudiantes su tesis durante los seis años que tardó en completar este libro de Guerra Absoluta. Quizás este contacto regular de Bellamy con Suvorov puede explicar algunas de las deficiencias que, en mi opinión, encuentro en este capítulo de su libro. Desde luego, Gorodetsky, Erickson, Glantz y Mawdsley, por ejemplo, han sido mucho más tajantes a la hora de refutar y desechar las fantasías de Suvorov.

Saludos cordiales
JL
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¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por enrique falcon » Mié Ene 25, 2012 1:21 am

Recursos oficiales han revelado recientemente que Zhúkov y sus colegas planeaban un golpe preventivo al poderío alemán durante el transcurso de 1941, previo a la invasión de la Unión Soviética por el Tercer Reich. Posición fuertemente discutida en el ámbito de los historiadores rusos, fue dada a la luz por primera vez por el Héroe de la Unión Soviética V. V. Kárpov, quien tuvo acceso a archivos secretos del gobierno. Kárpov actuó probablemente influido por el deseo de mostrar el genio de Zhúkov, quien en el momento de mayor tensión propuso un ataque por sorpresa al enemigo. Víktor Suvórov ha utilizado el plan para basar su tesis y Mikhail Meltyukhov ha estudiado el trasfondo de la situación, llegando a importantes conclusiones. El memorándum habría sido presentado a Stalin supuestamente por el Comisario de Defensa, Semión Timoshenko, y el general en jefe Zhúkov.

El documento no se encuentra firmado, pero para la época esto era más una regla que una excepción. Se ha discutido la fecha del mismo y si el plan de ataque preventivo a Alemania fue aprobado por Stalin o si en algún momento este fue presentado siquiera a Stalin. Richard Overy sugiere que el plan fue desarrollado por Zhúkov con la asistencia de Timoshenko y que fue luego rechazado por Stalin por temor a provocar a la Alemania Nazi. Por otro lado Sokolov, apoyado por Nevezhin y Danílov en su postura, afirma que un general de tal rango no pudo haber desarrollado un plan de ataque preventivo a Alemania sin la sanción oficial de Stalin. Meltyukhov también ha señalado las similitudes entre la propuesta de ataque preventivo de mayo de 1941 y los planes sovieticos de 1940.

Estos planes oficiales sugerían un bloqueo a la ofensiva alemana y un rápido contra-ataque; sin embargo, la fase inicial de defensa contenida en el mismo no fue desarrollada, según comparó Borís Sokolov el plan sovietico de contra-ataque en caso de la agresión final en 1939 con lo sucedido en 1941.
http://www.panzertruppen.org/heer/prota ... hukov.html" onclick="window.open(this.href);return false;

"Speer escribió:

Dice José Luis: Si la pregunta fuese: “¿Quisieron Timoshenko y Zhukov atacar a Alemania en 1941?”, la respuesta sería un rotundo “Sí”.


Bueno, me imagino que en su momento planteé esa pregunta (retórica), para subrayar la diferencia crucial entre los planes barajados por un EMG, como ese “plan de Zhukov” de 15 de mayo de 1941, y la decisión política de dar luz verde a la implementación de un plan. En otras palabras, la diferencia crucial está en lo que podían proponer Timoshenko y Zhukov (como comisario de Defensa y jefe del EMG, respectivamente) a Stalin y lo que éste tenía que decir al respecto. Y resulta evidente, a tenor de la evidencia histórica existente, que los dos primeros propusieron un ataque preventivo el 15 de mayo y Stalin lo rechazó de plano".

Al parecer los soviéticos sí tenían un plan de contigencia o por lo menos lo bosquejaron.

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¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por enrique falcon » Mié Ene 25, 2012 7:14 pm

Lo que parece la toma diferentes posiciones históricas es si Stalin ordenó o no que se preparase un documento sobre un "ataque preventivo" a la Alemania nazi.
Es sabido que los subordinados del Estado Mayor General de la URSS no tomaban decisiones sin órdenes expresas de sus superiores; por lo tanto el famoso "borrador" de mayo de 1941 no cabe la menor duda de que fue ordenado.Pero ¿cuál fue el tenor de la orden?. Si Stalin hubiese ordenado un plan de "ataque preventivo", no tiene ninguna lógica que al final lo rechace de plano; eso sería una contradicción.
Pero si hubiese ordenado un "plan de contigencia" (para ponerlos en términos modernos) en caso de un ataque alemán, resulta coherente que los altos mandos soviéticos presentasen un documento acorde con su mentalidad ofensiva entrenada y desarrollada durante años, dado que la orden no especificaba el cómo de ese plan.
Ese plan fue rechazado -hasta con brusquedad- por un Stalin conservador en cuanto a sus relaciones con los alemanes: no quería provocar ni el más mínimo motivo para que se desencadenase un conflicto germano-soviético, no para ese momento.
Sun Tzu escribe que una orden debe ser clara y precisa para que sea cumplida a cabalidad, no debe dar motivo de duda en quien la recibe.
Pero "conociendo" la personalidad del líder soviético me atrevo a especular que éste debe haber pensado: "Estos camaradas no saben nada de economía de personal y acumulación de fuerzas.".Y que esperaba un documento más coherente con su estrategia defensiva, a saber: ¿en dónde colocar el grueso de las tropas del E.R. antes del zarpazo nazi?.De allí su rechazo hepático a la idea de ir a la guerra tan pronto como la primavera de 1941.
Bueno, esa es mi humilde opinión.

Saludos.

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Re: ¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por maxtor » Mié Nov 28, 2012 5:23 pm

Saludos cordiales.

Desde que leí el hilo de Jose Luis sobre la posibilidad o no de que la URSS estuviera planteado un ataque preventivo contra Alemania, me he dedicado a recopilar la mayor información sobre el tema y me he atrevido a efectuar una continuación del asunto haciendo una comparativa de tres historiadores que tratan dicha posibilidad; en primer lugar Ian Kershaw, en su libro “Decisiones Trascendentales”; Chris Bellamy, “Guerra Absoluta”, y Constantine Pleshakov, “La locura de Stalin”.

D. Ian Kershaw efectúa un corto análisis de la posibilidad real de un ataque preventivo por parte de la URSS, en función del famoso plan de 15 de mayo de 1941 que se le presentó a Stalin, y aporta datos biográficos a favor y en contra y analiza con sentido común la inviabilidad de dicho ataque preventivo. El historiador Chris Bellamy trata el asunto en el cap. 5 de su libro “Guerra Absoluta”, y ya por tal hecho parece claro que no lo considera un tema marginal, (como es tratado por Kershaw en la temática general de las principales decisiones que se tomaron en la 2GM).

El último historiador al que haré referencia es a Constantine Pleshakov, en su libro “La locura de Stalin”, donde se posiciona claramente a favor de la existencia de planes de ataques (incluso anteriores al del 15 de mayo) que indicaban que la URSS tenía planeado la agresión a la Alemania nazi.

Me ha parecido oportuno hacer referencia a tres historiadores que tratan el tema desde diferentes puntos de vista y así aportar algo de bibliografía a un tema tan interesante del Frente Oriental.

El historiador Ian Kershaw señala que el día en que Stalin se convirtió en primer ministro, sustituyendo a Molótov en el cargo, el 5 de mayo de 1941, pronunció un gran discurso en Moscú ante cientos de graduados de la Academia Militar, la élite del Ejército Rojo, representantes del Comisario de Defensa y del Estado Mayor e importantes figuras del gobierno. Dada la escasez de discursos de Stalin y la gravedad y tensión por la que pasaba el país incrementaron el interés, tanto dentro del país como en Berlín, pero nada se pudo saber con certeza. En total fueron alrededor de 1500 personas las que oyeron hablar a Stalin durante unos cuarenta minutos sobre los grandes logros realizados en la modernización y el fortalecimiento del ER hasta alcanzar su actual posición de la fuerza, en la posterior recepción Stalin propuso tres brindis. El tercero de ellos lo dedicó a corregir a un oficial que había querido brindar por su política de paz. La política de paz había sido útil par el país, dijo Stalin, pero ahora afirmaba la URSS tenía que pasar de las operaciones defensivas a las ofensivas. “El ER es un ejército moderno – concluía – pero un ejército moderno es un ejército atacante”( 1941 god, vol. 2, doc. 437; Besymenski, pp. 380 – 386, 391 – 393; extractos de las notas realizados por Gueorgui Dimitrov en Uecherschär y Bezymenskij, pp. 184 – 185).

Algunos analistas han visto en estas palabras el objetivo de lanzar un ataque preventivo contra Alemania, precisamente la idea invocada por la propaganda nazi para justificar la invasión de la URSS. La historiografía relevante, alemana y rusa, que presenta la hipótesis de la guerra preventiva es bien analizada – y sus averiguaciones plenamente rechazadas – en Ueberschär y Bezymenskij, especialmente en las contribuciones de Gerd R. Ueberschär, “Hitlers Überfall auf die Sowjetunion 1941 und Stalins Absichten. Die Bewertung in der deutschen Geschichtsschreibung und die neuere “Präventivkriegsthese” (pp. 48 – 69), y Alexander I. Boroznjak, “Ein russischer Hitorikerstreit? Zur Sowjetischen und russichen Historiographie über den deutschen Angriff auf die Sowjetunion”, pp. 116 – 128).

Los argumentos a favor de un ataque preventivo por parte del ER, al que se anticipó Hitler con su lanzamiento de “Barbarroja” han sido recientemente expuestos por Weeks, esp. Caps. 5 y 8, y Heinz Magenheimer, Hitler`s War. Germanys Key Strategic Decisions 1940 – 1945, Londres, 1998, pp. 51 – 27, mientras Constantine Pleshakov, “La locura de Stalin: los diez primeros días de la Segunda Guerra Mundial en el Frente Oriental”, Paidós, Barcelona, 2007, considera el plan estratégico del 15 de mayo como el anteproyecto de un ataque que Stalin tenía intención de llevar a cabo en 1942.

La evaluación equilibrada de las interpretaciones tradicionalistas y revisionista por parte de Mawdsley, “Crossing the Rubicon”, pp. 864 – 865, concluye de forma juiciosa, que mientras que es cierto que la guerra ofensiva – en el sentido de contraofensiva – constituía una parte intrínseca de la planificación militar soviética en 1940 – 1941, no había planes para poner en marcha un ataque preventivo ofensivo en 1941. Veánse los sensatos comentarios de Geoffrey Roberts, Stalin`s War. From World War to Cold War, 1939 – 1953, New Haven – Londres, 2006, pp. 76 – 79.

Las frases de Stalin no pueden tomarse como el aviso de un inminente ataque preventivo pero tampoco son banales y sí indican una nueva orientación hacia la ofensiva, estaban destinada a infundir confianza en la capacidad de lucha del ER, levantar la moral a través de la seguridad irradiada por la cúpula del país.
Generalmente se ha interpretado que el objetivo del discurso fue difundir desinformación en el extranjero, pero lo más lógico es que la inteligencia soviética lo hubiera filtrado hábilmente su contenido, cuando en realidad, incluso los alemanes tuvieron que contentarse con una versión mutilada un més después por el embajador alemán en Moscú, Schulengur aportó la versión de que Stalin había insistido en que el ER era todavía débil en comparación con la Wehrmacht y que había querido preparar a la audiencia para su nuevo compromiso con Alemania. No cuadra que una versión manipulada por los soviéticos insistiera en su propia debilidad.

No obstante aquella declaración tuvo consecuencias inmediatas para la planificación de operaciones llevada a cabo por los líderes militares, en la que influyó también con toda probabilidad el exhaustico cálculo realizado por la inteligencia militar del número de divisiones alemanas que se estaban concentrando en las fronteras occidentales de la Unión Soviética. Los planes anteriores, vigentes entre septiembre de 1940 y marzo de 1941, fueron ahora modificados a toda velocidad. El 15 de mayo Timoshenko y Zhukov estuvieron listos para presentar el nuevo proyecto a Stalin; aunque se basaba en los planes previos difería en un aspecto llamativo; preveía un gran asalto preventivo, como reconocería Zhukov más tarde, para anticiparse al enemigo, atacando al Ejército alemán antes de que estuviera preparado para lanzar su propia ofensiva. Al igual que antes, la ofensiva principal se dirigía al sur de Polonia, donde el enemigo sería destruido por un “golpe súbito” por tierra y aire.

La campaña incluía la conquista de Varsovia y, posteriormente, la destrucción de las fuerzas alemanas al norte de Polonia y la invasión de Prusia Oriental.

El plan dio alas en su momento a quienes estaban interesados en afirmar que Hitler, lanzó la Operación Barbarroja para atajar un ataque preventivo soviético que estaba preparándose. Los dirigentes nazis sabían que no estaban invadiendo la URSS para repeler un ataque preventivo, la operación Barbarroja se venía preparando desde haca varios meses y por razones ofensivas, y no defensivas. Y el plan soviético del 15 de mayho no es una prueba concluyente. Es cierto que el proyecto contenía un ataque preventivo, en ese sentido la rápida transición de la “defensa profunda” a la ofensiva, prioridad esencial del planteamiento tradicional, daba paso a una orientación hacia el ataque como forma de defensa. A diferencia de la ficción alemana sobre el presunto peligro del ER, las fuerzas de Hitler eran un peligro evidente para la URSS, y así lo confirmaron los numerosos informes recibidos a diario sobre el fortalecimiento de las tropas y la violación de las fronteras por vuelos de reconocimiento aéreo.

La idea del ataque preventivo contenido en el plan del 15 de mayo surgía directamente del imperativo de defenderse, de proteger a la propia Unión Soviética y se inspiraba en el discurso proununciado de Stalin diez días antes. Es decir, era un plan ofensivo nacido de una necesidad defensiva. El historiador David L. Glantz señala que el plan del 15 de mayo encaja bien en el contexto de la planificación estratégica soviética que se había llevado a cabo en el pasado y, en particular, con la experiencia de las actuaciones bélicas de enero. También comenta en la pp. 89 de su obra Military Estrategy, que el plan establecido limitaba los objetivos de tal forma que éstos para nada incluían la destrucción del Estado alemán, constituyendo esto mismo un “ejemplo claro de una guerra preventiva justificable, la cual conllevaba la gestión de una operación ofensiva estratégica de objetivos definidos y limitados”.

Pese a verse abrumados por la cantidad de informes y pruebas documentales de inteligencia sobre movimiento de tropas, lo más probable es que Timoshenko y Zhukov creyeran, al igual que Stalin, que el ataque alemán no era inminente, ya que los cálculos del ER indicaban que el fortalecimiento alemán en el este no había sido muy significativo en las últimas semanas, y que tendría que producirse un concentración mucho mayor antes de que se efectuase un ataque (Mawsdley, “Crossing the Rubicon”, pp. 834 – 837). Y ambos sabían que los fuerzas propias no se parecían ni de lejos a las que exigía el plan de 15 de mayo, mientras que el transporte y los suministros todavía presentaban enormes deficiencias. El plan también abarcaba la construcción de inmensas fortificaciones defensivas, una tarea que no estaba acabada. Como proyecto para una acción de futuro, el plan carecía completamente de realismo. Posiblemente Timoshenko y Zhukov pensaban en una ofensiva en algún momento de un futuro más lejano, problabemente en el verano de 1942, como muy pronto.

Cuando Timoshenko y Zhukov presentaron su plan a Stalin, éste lo rechazó de plano. Ambos líderes militares son coincidentes en la negativa de Stalin ante el proyecto. Parece claro que Stalin se mantuvo en sus treces de ganar tiempo y en no provocar incidente alguno con Alemania, y se mantuvo inflexible en su opinión de que los alemanes no emprenderían la invasión hasta que no hubieran logrado la victoria o un acuerdo de compromiso en el oeste.

¿Hubiera sido mejor lanzar dicho plan de ataque preventivo?. El propio Zhukov a posteriori comentó que Stalin tuvo razón, y que visto el estado del ER en esos días, el haber lanzado a sus tropas contra el ejército alemán, las consecuencias hubieran sido terribles para la URSS. Con toda probabilidad concluía, la URSS habría sido derrotada rápidamente, Moscú y Leningrado habrían caído en 1941 y las fuerzas de Hitler habrían estado en condiciones de concluir la guerra triunfalmente. De la misma opinión son los historiadores Glanz y Mawsdley).

maxtor
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Re: ¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por maxtor » Mié Nov 28, 2012 5:28 pm

Saludos cordiales.

El historiador Chris Bellamy analiza la cuestión en el cap. 5 de su libro, “Guerra Absoluta”, y dedica un capítulo entero donde analiza los factores a favor de interpretar que la URSS podría estar planeando un ataque preventivo contra la Alemania nazi, y los datos que contradicen dicha versión, y aunque se posiciona en contra de dicha posibilidad, sí que coincido con Jose Luis en que su valoración es algo tibia y manifiesta en alguna ocasión coincidir con la valoración de Pleshakov.

A principios de junio de 1940, fue un periodo clave para Stalin, hasta entonces sus esperanzas habían descansado en que la guerra en el Oeste fuera larga y agotadora para Alemania sobre todo, mientras la URSS aguardaba y veía como acababa el panorama internacional, a la vez, que se armaba, pero al derrotar de forma fulminante Alemania a Francia el panorama cambió de pronto, la Wehrmacht demostró que con igualdad de hombres y armamento destrozaba a quien se le pusiera por delante. Los sucesos del verano de 1940 fueron el primer argumento contra la teoría, inicialmente propuesta en 1985, según la cual Stalin, había dejado que Hitler iniciara la Segunda Guerra Mundial y que posteriormente tenía pensado atacar Alemania en 1941, dicha propuesta fue presentada por Vladímir Rezún, que cogió el seudónimo de Víktor Suvórov y era un desertor que ocupaba el cargo de comandante de la Dirección General de Inteligencia soviética, Suvórov desertó a Occidente en la década de 1970, y no hay que olvidar que aunque discrepemos de su versión, durante muchos años tuvo una sentencia de muerte sobre su cabeza, y argumentó que Staln tenía un gran plan estratégico a largo plazo para extender el comunismo por el mundo, aprovechando la destrucción y caos de la 2GM.

Suvórov afirmó que Stalin había usado a Hitler como un “rompehielos” que debilitaría a las democracias occidentales antes de invadir él Europa, empezando por Alemania, por lo que el ataque de Hitler a la URSS podría verse como una guerra preventiva antes del ataque soviético programado, según Suvórov para el 6 de julio.

En 1941 cabían tres posibilidades; la primera es que, en el momento en que empezó la guerra, la URSS pretendía llevarla al territorio enemigo y combatir de la manera más ofensiva posible. Eso sería plenamente coherente con la doctrina militar consagrada en las regulaciones de 1939. La segunda posibilidad es que la URSS hubiera llevado esta idea más lejos y simplemente estuviera preparando un ataque preventivo para impedir un ataque alemán que el Estado Mayor, los servicios de inteligencia e incluso Stalin sabía que antes o después, se produciría. Esto podría ayudar a explicar ciertas anomalías sobre despliegues soviéticos y la velocidad y escala de los éxitos alemanes iniciales. Si el ER era pillado a contrapié cuando se estaba preparando para atacar, su vulnerabilidad habría sido mayor que de haber estado atrincherado en posiciones defensivas. La tercera y más ambiciosa, tesis defendida por Suvórov sostiene que Stalin urdió el Pacto Molotov – Ribbentrop para provocar el conflicto entre las potencias occidentales, permitiendo a Hitler empezar la guerra. Luego explotaría la destrucción mutua de potencias en competencia e invadiría Europa. Lógicamente si se acepta dicha tesis habría mucho de exculpación del ataque de Hitler hacia la URSS. En términos históricos fue una tesis que causó un fuerte terremoto y lógicamente la mayoría de los rusos lo rechaza de plano.

La tesis de Suvórov se presentó por primera vez en el Journal of the Roya United Services Institute en junio de 1985 y fue rebatida al año siguiente por el profesor Gabriel Gorodetsky de la Universidad de Tel Aviv. En 1990 apareció Icebreaker en GB donde su recepción fue mala y en 1992 en Rusia, donde estalló como una bomba. Una tesis que explicara los preparativos de la URSS para una guerra ofensiva, una guerra preventiva en cualquiera de los dos sentidos del término, no podría haber sido contemplada en la Unión Soviética. La tesis de Suvórov fue acogida muy favorablemente en Alemania.

Ante ataques de ese tipo, lo mejor es mantener la calma y hacer lo que hicieron los historiadores de prestigio, tanto en Occidente como en Rusia, y pusieron por los suelos a Suvórov: Gorodetsky profundizó su refutación publicada en la revista anteriormente referido con su excelente libro Great Delusion, que apareción en 1999. John Erickson fue irrefutable: “Las fantasías y ficciones de Suvórov no resisten comparación con la horrenda realidad”. Además como señaló Erickson, “los espíritus generosos podrían conceder cierto grado de credibilidad a la interpretación de Suvórov del diseño estratégico de Stalin antes de junio de 1940, pero la caída de Francia causó estragos en los planes del líder soviético y de igual modo echa por tierra la teoría de Suvórov sobre su intención. “ Los alemanes ahora se volverán hacia nosotros. Se nos comerán vivos”, fue el comentario desesperado de Stalin.

En su libro Suvórov presenta como pruebas el que su madre fuera doctora en un campo Gulag e informó del transporte de reclusos para ingresar en las filas del ER semanas antes del 22 de junio de 1941, y que el aspecto demacrado de muchos soldados soviéticos sugería que podrían ser antiguos reclusos de campos de trabajo, aunque también algunos de los que entraron en Polonia en 1939 parecían también desnutridos. La mayoría de los tanques soviéticos capturados en el verano de 1941 eran ligeros de oruga estrecha más aptos para el movimiento por las buenas carreteras de Alemania que por los peores caminos soviéticos. La ley de servicio militar obligatorio de 1939 había incrementado el tamaño del ejército soviético, pero si esas tropas no se usaban pronto, tendrían que ser licenciados. Suvórov manifiesta tener un diccionario militar alemán – ruso, publicado en gran número de ejemplares en el Distrito Militar de Ucrania poco antes del ataque por sorpresa alemán.

Son pruebas circunstanciales que no prueban nada, pero ¿hay algún indicio serio de la intención soviética de lanzar un ataque en 1941, y de que Alemania tuviera conocimiento de ello?. La explicación oficial de la guera que dio Berlín en ese momento fue que la concentración de fuerzas rusas en el frente oriental de Alemania había forzado al Reich a tomar contramedidas militares, lógicamente esta explicación ha sido menospreciada por todo el mundo, qué otra cosa iban a decir los alemanes a su embestida?.

El historiador Bellany señala que a partir de 1990 se ha tenido acceso a documentos soviéticos en el que se deja patente que el mando soviético tenía plantes para un ataque contra las fuerzas alemanas en la Polonia ocupada y por otra parte, el despliegue soviético parecía bastante ofensivo. De hecho hubo cuatro planes: julio de 1940, 18 de septiembre de 1940, 11 de marzo de 1941 y 15 de mayo de 1941. Todos ellos se publicaron en la especializada Voyenno – Istorícheski Zhurnal (Revista Histórico – Militar) en 1991 – 1996. (VIZh 12 (1991), 2-20, planes para el despliegue en el oeste, pp. 19-20. También véase VIZh 1 (1992) y 2 (1992). ). Sin embargo, la existencia de dichos planes no es prueba de voluntad política de ponerlos en práctica, y desde luego no inmediatamente. Es obligación de todo Estado Mayor tener planes para cualquier eventualidad. El plan de julio de 1940 estaba firmado por Timoshenko como comisario del pueblo para la Defensa y por Sháposhnikov como jefe del Estado Mayor, pero había sido ampliamente desarrollado por un joven general, Alexandr Vasilevski. El plan estaba redactado con suma cautela y comenzaba en la suposición de que Alemania podría atacar primero. Se esperaba que el ataque principal alemán ocurriera por el norte del río San, y el grueso del ER se desplegaría al norte de las marismas del Prípiat (de Polesia). A continuación, el redactado sugiera una diferencia crucial. La principal tarea de las fuerzas soviéticas sería la destrucción de las fuerzas alemanas en “el proceso de concentración” (sosredotochivayuschimsia) en Prusia Oriental y alrededor de Varsovia. Se llevaría a cabo un ataque auxiliar contra las fuerzas alemanas en las zonas de Ivángorod, Lublin, Grubeshov, Tomashov y Sandomierz. El frente Noroeste también atacaría a las fuerzas alemanas en Prusia Oriental, “con el objetivo final, conjuntamente con el Frente del Oeste, de impedir la concentración del enemigo en Prusia Oriental y tomar el control de ésta”. La única defensa activa que se menciona es en el sur, para “cubrir Ucrania occidental y Besarabia y neutralizar al grueso del ejército alemán”. (VIZh 12 (1991), pp. 20). El plan de julio de 1940 sugiera un ataque preventivo, sobre todo en el norte.

Stalin rechazó dicho proyecto, porque creía que la principal ofensiva alemana vendría por el sur, a través de Ucrania y que por lo tanto sería mejor dirigir allí cualquier ataque preventivo. Se le pidió a Vasilevski que reescribiera el plan, per parece que después de octubre dejó de trabajar en él, muy posiblemente porque Stalin decidió que, a pesar de que tendría que atacar a Hitler finalmente, no lo haría muy pronto.

En enero de 1941, el Estado Mayor soviético dirigió dos grandes simulaciones tácticas, 32 oficiales y generales participaron como “actores”, con un Estado Mayor de 55 miembros para dirigir la simulación. De acuerdo con el vicejefe del Estado Mayor General, Matvéi Zajárov, el escenario “se parecía en muchos sentidos a los acontecimientos que se desplegaron en nuestras fronteras en junio de 1941”. Zajárov describe las simulaciones tácticas con gran detalle. En la primera de ellas, el lado alemán lanzaba su ofensiva con 160 divisiones el 15 de julio, centrando el ataque al sur de Brest. El objetivo inicial era la línea Baranovichi-Dvinsk-Riga, que debía alcanzarse el 15 de agosto. Sin embargo, la simulación se concentró en la parte norte del teatro operacional y en Prusia Oriental, donde el lado alemán lanzó un ataque aparente con sesenta divisiones. El terreno y las fortificaciones en Prusia Oriental convertían cualquier contraofensiva en costosa y prolongada, mientras que la contraofensiva de Zhukov en el suroeste se saldó con un gran éxito.

La segunda simulación se efectuó entre el 8 y el 11 de enero, y se llevó a cabo en un lienzo mucho más amplio, con montaña, estepa y muchos obstáculos fluviales importantes. Zhukov logró meterse entre las fuerzas de la ofensiva alemana y sus bases en la retaguardia en una operación profunda clásica, pero de manera significativa, el bando soviético perdió fuerza debido a las enormes distancias. Los ejércitos Decimotercero y Decimoquinto penetraron hasta profundidades de 100 a 120 km, pero sobre todo se hizo claro la dificultad de dirigir y controlar el movimiento y la logística en distancia tan vastas y fue una lección clave para la guerra en el frente oriental, como Zajárov explicó con referencia a la primera, y más pequeña simulación: “Mostró que la visión operativo - estratégica de muchos comandantes de alto nivel distaba mucho de ser perfecta y requería más esfuerzos diligentes y firmes para afinar el mando y control de formaciones poderosas, así como un profundo conocimiento del carácter de las operaciones convencionales, su organización, planificación y posterior ejecución a través de la práctica”. (M.V. Zakharov: El Estado Mayor General en los años de posguerra), Voyenizdat, Moscú, 1989, p. 240).

Para Zajárov las simulaciones sobrestimaron la capacidad defensiva soviética, y por lo tanto, no aportaron propuestas realistas sobre el carácter de las acciones en el período inicial de una guerra. El análisis de las simulaciones se llevó a cabo en el Kremlin, el 13 de mayo de 1941, y le costó el puesto a Meretskov como Jefe del Estado Mayor General y sustituido por Zhúkov, que había impresionado a Stalin. Pese a que el estilo de Zhúkov era netamente ofensivo, abogó por la creación de regiones fortificadas un poco retiradas de la frontera para que actuaran como bases sobre las que las fuerzas de defensa pudieran girar al concentrarse para realizar enormes contraofensivas.

Es significativo que al parecer ninguna de las simulaciones previó un ataque preventivo de ningún tipo: únicamente una contraofensiva inmediata y agresiva. El plan de guerra final, elaborado por Zhúkov, que había tomado el relevo de Meretskov como jefe del EM el 15 de mayo de 1941, fue una reelaboración de los tres anteriores, pero había una diferencia clave. El plan del 11 de marzo mantenía una organización defensiva, sobreestimando la amenaza desplegando 171 divisiones para afrontar un ataque alemán, que se esperaba procedente el suroeste con el objetivo principal de apoderarse de Ucrania. En cambio, el plan del 15 de mayo destacaba con énfasis un ataque preventivo soviético.

El plan era un documento de 15 páginas, de puño y letra de Vasilevski, dirigido a Stalin. En la esquina superior derecha llevaba las advertencias: “Alto secreto. Muy urgente. Exclusivamente personal. Única copia”. Zhúkov prevía enviar 152 divisiones contras las 100 alemanas que se creía que estaban estacionadas en el antiguo territorio de Polonia. Era una superioridad exigua a la vista de las deficiencias soviéticas en formación, mando y capacidad de reequipamiento. El plan pretendía separar a los alemanes de sus aliados del sur y rodear al principal grupo de fuerzas en la zona de Lublin.

El plan de mayo de un ataque preventivo no puede descartarse como uno más de una serie de planes de pura contingencia, dada la cercanía de la guerra y del aluvión de noticias que llegaban por diferentes vías sobre la inminencia del ataque, era diferente en cuanto a su importancia cualitativa respecto a los anteriores, se presentó a Stalin el 15 de mayo, quien admitió haberlo visto. En opinión de Bellany, eso implicaba aprobación aunque no autorización para su aplicación inmediata y se cita a Magenheimer: Hitler`s War, p. 54. El cambio de contraataque inmediato a posible prevención debe considerarse a la luz de la información de inteligencia, que en esos momentos llegaba sobre el comando mayor militar. El párrafo inicial del proyecto sin firmar de Vasilevski, al que Zhúkov agregó correcciones en los márgenes, decía: “ Alemania (…) está en posición de rodearnos montando un ataque por sorpresa. Para impedirlo, creo que es esencial no permitir que el Alto Mando alemán tome la iniciativa de ninguna manera. Es preciso evitar el despliegue del enemigo y atacar al ejército alemán cuando se encuentre en medio del despliegue y antes de que haya completado con éxito la organización del frente y la coordinación del movimiento de las distintas fuerzas” (Traducido en Gorodetsky: Grand Desilusion, p. 239).

Los dos frente que debían atacar: el del Oeste hacia Varsovia, y el mucho más fuerte Frente del Suroeste, desde Ucrania, tenían 164 divisiones en total, aunque el plan menciona 152. Las 119 divisiones del Frente del Suroeste debían agruparse en 8 ejércitos, pero sólo existían cuatro, aunque ya estaban muy cerca de la frontera. El Frente del Oeste estaba algo más preparado, con tres de los cuatro ejércitos propuestos en el “proyecto” ( no llegaba a ser un plan completamente desarrollado), en la frontera y un cuarto que estaba organizando detrás. Ahora bien, el plan requería que hubiera 5 ejércitos en la reserva del Alto Mando y que tampoco existían todavía.

No se puso fecha a la aplicación de lo que todavía era un “concepto”, pero en el documento hay indicios de que los planes debían finalizar en 1942. Algunos de ellos, incluido el establecimiento de nuevos hospitales y bases logísticas, tardarían algún tiempo en completarse. En retrospectiva, fue lo mejor, y la decisión de Stalin de prudencia y de no hacer nada que pudiera auspiciar o provocar la guerra en el aspecto militar fue acertada, ya que con certeza, el ataque hubiera sido un desastre. La Wehrmacht, después de sus victorias en el Oeste era una máquina de guerra perfectamente engrasada dirigida por un Estado Mayor altamente profesional, y ni siquiera Stalin podía permitirse el lujo de prescindir de 152 divisiones – o 164 – de sus mejores divisiones, y él lo sabía, probablemente mejor que sus comandantes militares. Los alemanes habrían hecho trizas el ataque preventivo del ER, con consecuencias fatales para la Unión Soviética, y por consiguiente, también para el Reino Unido.

Formar y ejecutar un plan de ataque preventivo como el del 15 de mayo de Zhúkov requería un ejército y un EM a la altura de su poder, y el ER había sido muy mermado por las purgas de Stalin que eliminó a cientos de sus oficiales más capaces en 1937. Esto no significa apoyar el exceso de confianza de la cúpula alemana y su EM sobre su capacidad para lograr una rápida victoria debido a los daños autoinflingidos por las purgas en las fuerzas armadas soviéticas, por el contrario, una vez comenzó la guerra los rusos aprendieron de forma incremental.

El efecto real de las purgas no incapacitaron a la Unión Soviética para ponerse en pie, pero impidieron que se hubiera podido repeler a los alemanes antes o sin la carnicería que supuso los primeros días del ataque alemán. El verdadero éxito de las purgas de Stalin fue el lograr que en los primeros días del auténtico desastre que supuso el avance alemán, nadie le pegara un tiro a la cabeza por negligencia criminal o fuera depuesto, incluso en esa situación había miedo paralizante.

El plan de Zhúkov del 15 de mayo no buscaba la destrucción de Alemania, y no se puede comparar al ataque alemán o justificar un ataque alemán incluso si los nazis hubieran sabido que dicho plan se iba a realizar, sólo estaba diseñado para interrumpir los preparativos de la ofensiva alemana que como bien sabían los rusos era inminente y aplastante. Hubiera sido más que legítimo el que Stalin hubiera ordenado dicho movimiento ofensivo de carácter defensivo, ya que la intención geoestratégica no se puede comparar. Alemania lanzó un ataque sorpresa criminal, con intenciones genocida y la URSS si hubiera efectuado dicho ataque preventivo hubiera sido para sobrevivir.

Ahora bien, ¿qué pensaban los alemanes?. Una buena forma de averiguar si la tesis de un ataque ofensivo como sugiere Suvórov está en los archivos alemanes y el ver qué indicios tenían los alemanes sobre qué tramaban los rusos. Después de que Hitler diera a conocer a sus planificadores su intención de atacar Rusia a partir del 21 de julio de 1940, el general Erick Marcks y el teniente coronel Von Lossberg hicieron dos grandes estudios. El “estudio operativo del este” de Von Lossberg, completado el 15 de septiembre de 1940, consideraba tres opciones del ejército rojo: un ataque preventivo sobre el incipiente despliegue alemán; retroceder ante el ataque alemán en las zonas fronterizas, pero aferrarse en los flancos del Báltico y el Mar Negro, y la retirada en la profundidad de Rusia con el fin de desgastar a los atacantes alemanes con todas las cargas de comunicaciones y logística, al estilo de 1812, antes de asestar un contraataque estratégico en fecha posterior.

Analizando únicamente el asunto debatido, la opción de la guerra preventiva era considerada por Lossberg como improbable debido al pobre estado del ER y de sus mandos, la opción más probable para Lossberg es que la URSS se enfrentara en el Oeste al ataque alemán, y fue lo que realmente sucedió. Por su parte, Marcks sabía de las concentraciones masivas de tropas en lo que era entonces el oeste de la URSS, pero pensaba que no eran preparativos para un ataque sino más bien fortalecer los territorios recién ocupados. El 10 de septiembre de 1940, envió su informe a su amigo personal, el teniente general Von Tippleskirch, para su evaluación, que convino que una tguerra entre Alemania y Rusia no empezará por la parte rusa durante el año que viene. Así pues, ni Marcks, Von Tippleskirch, ni Von Lossberg consideraban probable que la URSS fuera capaz o estuviera dispuesta a atacar Alemania.

Incluso en fechas tan próximas a la guerra como en junio, el coronel general Halder, jefe del Estado Mayor alemán, describió el despliegue ruso como defensivo, y de nuevo, su preocupación se refería probablemente más a una contraofensiva que a un ataque preventivo.

En abril de 1941 la URSS había iniciado una movilización encubierta. El general de división Vasilevski había redactado un nuevo plan de movilización (PM-41) que se aprobó en febrero, y se esperaba que estuviera completo en mayo. Según una obra autorizada y con aprobación oficial, Voyénnaya strateguia, de S.N. Mijalov, editada por el general de división V. A. Zolotarov y publicada en 2003, la movilización “de hecho comenzó el 1 de septiembre de 1939 con la aprobación de la ley del servicio militar universal”. Durante 22 meses, hasta junio de 1941, la potencia sobre el papel de las fuerzas soviéticas se dobló con creces de 1.943.000 a 4.629.000 efectivos. Se trató de una movilización limitada, encubierta, y realizada por el Comisariado del Pueblo para la Defensa y el Estado Mayor del ejército rojo con el consentimiento del gobierno y al amparo de grandes maniobras de formación.

El famoso discurso de Stalin el 5 de mayo de 1941 puede ser citado como prueba circunstancial de que se planeaba algún tipo de ofensiva inminente, pero igualmente puede referirse a acontecimientos en un futuro más lejano. No es concluyente en absoluto. Hasta que se encuentren pruebas documentales sobre la intención de atacar por parte de la URSS, hay mucho de especulación y yo creo…. Entre los defensores más convincentes de la tesis de Suvórov, hay que citar a Heinz Magenheimer, pese a que no suscribe por completo la teoría del “rompehielos”. En su libro, de 1997, Magenheimer concluyó que:
“El 22 de junio, la Whrmacht lanzó su ataque en el centro de un despliegue ofensivo que se había completado en gran medida (…). Aunque no haya ninguna prueba documental de la fecha exacta de un ataque soviético, las circunstancias del despliegue y las presiones de tiempo en relación con el despliegue, la logística y la movilización indican una fecha límite en la segunda mitad del año, no más tarde del inicio del otoño (…) la posibilidad de que un ataque del ER no fuera a producirse hasta 1942, como mantuvieron los historiadores durante mucho tiempo, puede descartarse con alta probabilidad”. (Magenheimer: Hitler`s War, pp. 51 – 53).

“Las cifras gigantescas de prisioneros y armas capturadas durante los primeros días y semanas de la ofensiva (…) no permiten ninguna otra conclusión que no sea que la Wehrmacht atacó en el centro de un abrumador despliegue ofensivo con tropas blindadas y mecanizadas congregadas en las fronteras”.

Gabriel Gorodetsky y John Erickson, han rechazado estas tesis. Señalan que no existe ninguna prueba documental de los planes ofensivos soviéticos antes del último plan para un ataque preventivo limitado del 15 de mayo, sino que tampoco hay pruebas sólidas del conocimiento alemán de dichos planes. Erickson señala que incluso en junio de 1941 Halder calificó dichos despliegues como defensivos y consideró absurda la idea de una gran ofensiva soviética. A Halder le preocupaba que la URSS se convirtiera en un peligro para Alemania, y por ese motivo, en noviembre de 1939, encargó al general de división Kart Hollidt que realizara un estudio sobre la seguridad en el este contra Rusia. Ni éste, ni ningún otro estudio realizado por el coronel genral Ludwig Beck, predecesor de Halder, consideraron inminente un ataque del ER.

En este punto el historiador Bellany se posiciona en que Stalin podría estar preparando un ataque contra Alemania en 1942 (igual opinión que Kershaw), ya que hasta entonces no estaría listo todo el componente físico de la potencia militar soviética; nuevos tanques, armas de fuego, lanzacohetes múltiples, ametralladoras y aviones. Tampoco se habría cumplido con los componentes conceptuales y morales: la sustitución de 27.000 oficiales bien formados víctimas de las purgas y la mejora en los mandos medios e inferiores. Si los alemanes atacaban, entonces no cabía duda de que la opción preferida era un contraataque inmediato. Los acontecimientos del 22 de junio apoyan esta tesis. En la noche del 22 de junio de 1941 – después de que se lanzara la operación Barbarroja – los frentes del Noroeste, Oeste y Suroeste recibieron la orden número 3 del Comisariado del Pueblo para la Defensa, que instaba a destruir al enemigo y llevar la guerra a su territorio. Cuando se acumulaban indicios de un inminente ataque alemán, se planteó la posibilidad de un ataque preventivo de freno que aparece en el plan soviético del 15 de mayo de 1941. Ahora bien, a pesar de que al parecer – según Bellany – aprobó el plan, el hecho de que un EM tenga un plan no es prueba de ninguna intención política de usarlo de manera inmediata.

La tesis de Suvórov de que Stalin planeaba atacar el 6 de julio no es creíble, según Bellany.

En este punto Bellany señala que desde la base del hecho conocido del plan de ataque preventivo del 15 de mayo y lo que ocurrió el 22 de junio, la nueva teoría más creíble es la expuesta por Constantine Pleshakov en su libro “La Locura de Stalin” publicado en 2005. Dicho historiador sugiere que la noche del 21 al 22 de junio de 1941, el “plan” que en realidad era sólo un zamysel, o “proyecto”, se llevó a cabo porque no había ningún otro. Después de concebir para 1942, un ataque preventivo, y sin ningún plna firme para el futuro inmediato, Stalin no tuvo más opción que poner el plan en funcionamiento con fuerzas que todavía no se encontraban donde no debían y que eran lamentablemente insuficientes. Las pruebas circunstanciales – incluidos los comentarios de Rokossovski sobre extrañas órdenes recibidas el mismo 22 de junio, anticipando la finalización de los preparativos que apenas habían comenzado – apoyan firmemente esta hipótesis. Andréi Mertsálov es de la misma opinión.

“Es completamente normal que un EM trabaje en diferentes variantes de las operaciones (…) Ciertamente no siempre están condicionadas por los objetivos políticos del Gobierno. En el caso del Estado Mayor General soviético, la cuestión no se limita al hecho de que planeaban un ataque. Lo que es terrible es que estas u otras variaciones óptimas se abordaron demasiado tarde y en un círculo demasiado estrecho, con lo que realizar y ejecutar estos planes el 22 de junio era imposible porque no estaban listos”. (Andrei Mertsalov: “The Collapse of Stalin`s Diplomacy and Strategy”, en Erickson y Dilks (eds): Barbarrossa, op. cit., pp. 134 – 149, esp. p. 146).

Parece claro, tal y como comenta Pleshákov, que hasta que no tengamos pruebas documentales firmes de lo que dijo Stalin entre las 19.05 y las 20.15 del 21 de junio, no podemos estar seguros. Según Bellany, todo lo anterior nos ha llevado al terreno del ¿y si?. No importan lo fascinantes que sean las posibilidades, lo que ocurrió es suficientemente fascinante.

Saludos desde Benidorm.

maxtor
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Re: ¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por maxtor » Mié Nov 28, 2012 6:07 pm

Saludos cordiales.

Para finalizar la exposición utilizaré la versión del historiador Constantine Pleshakov, “La locura de Stalin: Los diez primeros días de la Segunda Guerra Mundial en el frente oriental”, donde claramente dicho historiador se decanta por la existencia de un plan de ataque preventivo anterior al plan del 15 de mayo de 1941, y que una de las razones del desastre que sufrió el ER en los primeros instantes de la invasión alemana fue precisamente que el ataque alemán dio de lleno en una movilización e inicio de ataque soviético.

La tarde del 21 de junio de 1941 no pararon de llegar informes de diversas fuentes acerca de un ataque alemán a la Unión Soviética, Stalin estaba convencido de que iba a llegar el día en que Hitler dirigiría sus ansias de conquista a la URSS, pero según él no se produciría antes de la primavera de 1942: primero Hitler debía someter a GB, en su opinión Alemania no iba a dejarse arrastrar a otra guerra en dos frentes como en 1914, para entonces el plan de Stalin, que desconocían incluso la mayoría de sus generales, estaría listo. El plan consistía en un ataque a gran escala contra Alemania, un ataque que permitiría a la Unión Soviética conquistar una porción aún mayor de Europa del Este y anexionarsela a su imperio comunista.

A Stalin no le habían asaltado las dudas hasta mediados de junio; si algo le había puesto nervioso fue la posición de sus dos mandos militares de mayor rango, el comisario del Pueblo para la Defensa, Semen Timoshenko y el tenez y franco jefe del EM, Georgy Zhukov, ya que ambos contradecían su creencia en la fecha del ataque alemán que Stalin la veía más lejana en el tiempo. Según Pleshakov, por orden de Stalin ambos militares habían desarrollado bajo el mayor de los secretos un plan de ofensiva para el ER; también sabían, sin embargo, que si Alemania atacaba en aquel momento, el plan no serviría de nada y que además no sería posible recurrir a estrategia defensiva alguna, porque el dictador juzgaba innecesaria tal precaución. Como ambos generales no paraban de recordarle, el escenario era potencialmente catastrófico.

Aunque ambos mandos no tenían toda la información de inteligencia que sí disponía Stalin, sabían por sus propios medios que las incursiones alemanas aéreas eran una inequívoca señal de la intención de Alemania de lanzar un ataque en un futuro inmediato. El 13 de junio ambos empezaron a presionar a Stalin para que les permitiera ordenar el estado de alerta máxima a las tropas de la frontera occidental. “Hablaremos de eso más tarde”: fue la evasiva respuesta de Stalin. (Zhukov, 2002, p. 257).

Pese a que Stalin sabía más que sus generales no podía rehuirlos siempre y sobre todo no podía negar la evidencia de la enorme concentración de tropas en su frontera oeste, finalmente tras no pocas dudas, Stalin convocó la tarde del 21 de junio una reunión secreta para dar los toques finales al plan de ataque preventivo. La nueva versión del plan implicaba lanzar un ataque en un par de semanas (Vypiska, 2, pp. 300; Kumanev, p. 336 – 337 y 474; Meretskov, pp. 209 – 212; Ortenberg, Iun, pp. 5; Ortenberg, Stalin, pp. 22; Zakharov, pp. 262 y 270; Kiselev y Ramiches, pp. 17). A las 20.00 horas mientras la reunión se producía se recibió una llamada urgente de Zhukov indicando que un suboficial alemán había desertado con información precisa sobre el futuro ataque alemán y lo fechaba para la madrugada del 22 de junio. Stalin continuaba dudando y veía la posibilidad de una provocación alemana, pese a la oposición contundente de sus dos mandos militares que dieron veracidad a la noticia, y ante la pregunta retórica de Stalin, ¿Y ahora, qué hacemos?, Timoshenko recomendó decretar la alerta máxima para las tropas de la frontera oeste. Stalin descubrió entonces que Timoshenko y Zhukov ya habían dispuesto un plan preliminar para dicho movimiento, le gustara o no, sus generales se habían estado preparando para la guerra. ( Zhukov, 2002, 1, pp. 260. En este punto el historiador Pleshakov en una nota a pie de libro señala que no se sabe con certeza el contenido específico del primer borrador del plan y si realmente sugería lanzar un ataque preventivo sobre Alemania de inmediato. Su contenido exacto nunca ha sido revelado).

Era preciso informar a los comandantes de las tropas de que existía la posibilidad de que los alemanes atacaran el 22 o el 23 de junio tras una “provocación” sin especificar, se informó. Por consiguiente, las tropas debían acercarse a la frontera y permanecer en alerta máxima durante toda la noche. Si se detectaba alguna incursión alemana, sin embargo, no debían “ceder a ninguna provocación” a fin de evitar “mayores complicaciones”: o, en otras palabras, una guerra abierta.

Los diez primeros días de guerra en la frontera occidental soviética se cuentan entre los más devastadores de la 2GM. Los alemanes avanzaron hasta 240 km al sur y 560 km al norte. La ventaja concedida a los alemanes fue tan grande que el frente entre los dos ejércitos no volvió a situarse en la línea anterior del 21 de junio hasta 1944, apenas unos meses antes de que acabara la guerra. ¿Cómo fue posible otorgar esa ventaja a los alemanes, que estuvo a punto de acabar con la Unión Soviética?. Mientras los comunistas estuvieron en el poder no hubo posibilidad de dicho debate y no se permitió el acceso a los documentos relacionados con la cuestión. De ahí que muchos de los autores que han escrito sobre la experiencia rusa durante la 2GM se hayan visto obligados a centrar sus relatos en una serie de episodios más o menos gloriosos, como la batalla de Stalingrado y el sitio de Leningrado (ambos gloriosos sin duda). Sin embargo, el derrumbamiento de la Unión Soviética en 1991, los rusos han empezado a revisar su pasado y a deconstruir numerosos mitos, distorsiones y falsedades de carácter ideológico. Mientras los historiadores exhuman abundante documentación de los archivos, los familiares de algunos mariscales ya desaparecidos empezaron a publicar sus memorias sin censurar y los veteranos se decidieron a contar en voz alta sus historias, también sin censura; con todo ello, los trágicos sucesos de 1941 – 1945 se convirtieron en centro de encendidos debates.

La variedad de nuevas fuentes es realmente impresionante. Entre las más importantes se cuentan los telegramas de los espías y diplomáticos soviéticos por todo el mundo, los documentos clasificados del Politburó, los memorando del Estado Mayor y de la policía, las agendas de la oficina de Stalin (que resultan increíblemente útiles en su pormenorizado registro de ciertas reuniones que algunos generales quisieron dejar caer en el olvido), las órdenes y los decretos del Alto Mando y las auténticas memorias y notas de Anasta Mikoyan, miembro del Politburó, del mariscal Georgy Zhukov, del almirante Nikolai Kuznetsov, del mariscal Matvei Zakharov, del mariscal Rokossovsky y de un buen número de generales y funcionarios estatales de menor graduación. Testimonios como éstos han sido de vital importancia para la investigación del libro de Pleshakov.

En el prólogo del libro comentado, dicho historiador señala que “Actualmente, tras décadas de debates entre historiadores, ya no hay duda de que Stalin estaba preparando un ataque preventivo contra Alemania. Aunque todavía no se ha encontrado en los archivos nigún arma humeante – ningún documento firmado por Stalin en el que se citase la fecha del ataque -, las pruebas recientes demuestras que el líder del pueblo soviético empezó a planificar dicho ataque en una fecha tan temprana como el verano de 1940 y esperaba lanzar la invasión en el verano de 1942. Hoy tenemos acceso a un buen número de planes bélicos trazados entre agosto de 1940 y mayo de 1941, así como a toda una serie de directrices secretas del Partido y del ejército. A la luz de estos documentos, los sugestivos indicios de la existencia de un plan de ataque preventivo, que tanto han torturado a los historiadores durante décadas, cobran finalmente pleno sentido”.

Al contrario de lo que suele creerse, en la primavera de 1941 Stalin no se sumió en una criminal actitud pasiva al negarse a actuar ante los informes que demostraban la concentración de tropas alemanas en la frontera. Tenía conciencia del peligro, pero siguió creyendo que Hitler no podría atacar antes del verano de 1942. Convencido de que aún tenía tiempo, siguió retrasando los preparativos finales para la guerra y no ordenó los preparativos para un ataque preventivo hasta abril, cuando Yosuke Matsuoka, el ministro japonés de Asuntos Exteriores, visitó Moscú para firmar un pacto de neutralidad, asegurando así el flanco oriental de la URSS. Esto sucedió entre el 15 de abril y el 5 de mayo, pero ya era demasiado tarde; su indecisión le iba a costar muy caro al país; el ER se quedó atrapado en un limbo estratégico entre ataque y defensa, y no estuvo preparado ni para una cosa ni para la otra.

Saludos desde Benidorm.

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José Luis
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Re: ¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por José Luis » Jue Nov 29, 2012 10:54 am

¡Hola a todos!

Estimado maxtor,

La clave para concluir este debate sobre un supuesto plan de Stalin para atacar a Alemania en el verano (julio) de 1941 o en 1942 no se encuentra en las opiniones, razonamientos y argumentos de los autores que han participado en él, sino en las pruebas que se pueden presentar.

Cuando decidí abrir este hilo fue con la finalidad de presentar las pruebas existentes en tal sentido para que se pudiera juzgar la sostenibilidad de esa tesis (el supuesto plan referido de Stalin) en base a las mismas y no en base a las opiniones de sus defensores. Pues bien, esas pruebas no permiten en modo alguna construir semejante tesis de un ataque preventivo de Stalin contra Alemania. Muestran, al contrario, que los planes, documentados y existentes, del Ejército Rojo de 1939-1941 fueron todos ellos de naturaleza defensiva hasta la elaboración del borrador que he mostrado de Timoshenko y Zhukov de 15 de mayo de 1941. Ese borrador contemplaba un ataque preventivo, pero lamentablemente para los defensores de esa tesis, Stalin rechazó de plano siquiera considerar lo previsto en el borrador. Esto es un hecho, y como tal una prueba concluyente en contra de esa tesis. Igualmente, la famosa alocución de Stalin de 5 de mayo de 1941 (el texto que se ha publicado de ella, conocido como “Breve Descripción”, “Versión Corta”, etc.) no presenta en modo alguno la más mínima prueba que apoye dicha tesis.

Por tanto, los dos únicos “documentos” que fueron capaces de presentar los defensores de la tesis de un supuesto plan de Stalin para lanzar un ataque preventivo contra Alemania en 1941 ó 1942 ni siquiera son documentos oficiales, pues uno se trata de un borrador (el plan del EMG de 15 de mayo) y otro de los apuntes que se confeccionaron sobre el discurso de Stalin de 5 de mayo (no de las hojas que usó el propio Stalin para leer su discurso). Y de ellos lo único que sabemos fue que Stalin rechazó el borrador y que lo que nos consta del discurso no hay nada que sirva de prueba a la referida tesis.

Así pues, ¿por qué ha persistido durante tanto tiempo este debate? Porque el debate es antiguo, iniciándose primeramente en Alemania por quienes defendían la explicación de Hitler de su ataque a la URSS como un ataque preventivo justificado. Y más tarde, a raíz de la publicación del Icebreaker de Rezun el debate cobró nueva vida, culminando con las referencias espurias al discurso de Stalin de 5 de mayo, hasta que finalmente se publicó la documentación oficial existente de dicha alocución, la conocida como “Descripción Breve” ya aludida, que puso al descubierto las manipulaciones de quienes se habían apoyado en la alocución para defender su tesis. Entonces debes plantearte lo siguiente: si la documentación existente refuta, que no confirma, la tesis de ese supuesto plan agresivo de Stalin; para preguntarte acto seguido: ¿por qué los defensores de esa tesis no aceptan los hechos probados que la desmontan?

Te diré lo que yo creo es la respuesta. Porque su tesis (en la mayoría de sus defensores) no nació o se construyó en base al rigor de la investigación histórica académica, sino en base a una agenda política o ideológica. Los alemanes Hoffmann, Scheil, Masser, Becker, Trettner, Gustav Ströhm, Thadden, Wolfgang Strauss o el austriaco Magenheimer, trabajaron sus tesis al amparo o como mercenarios de la derecha política que buscaba relativizar o simplemente negar los crímenes de guerra del régimen nazi en general, y el Holocausto en particular. Si podían demostrar que el ataque de Hitler estaba justificado como un ataque preventivo para neutralizar el supuesto plan de Stalin de atacar a Alemania, entonces conseguirían, según creían, trasladar la responsabilidad de la guerra de Hitler a Stalin, presentando al primero como el baluarte occidental contra el supuesto intento de Stalin de sovietizar Europa y la cristiandad. Los argumentos de sus tesis fueron desmontados por una larga lista de historiadores alemanes, entre ellos Hans-Adolf Jacobsen, Pietrow-Ennker, Gerd R. Ueberschär, Bernd Wegner, Manfred Messerschmidt, Wolfram Wette, Jörg Echternkamp, Christian Hartmann, etc. Los rusos Danilov, Meltyuhov, Neweschin o Sokolov, incluyendo el propio Rezun, construyeron sus tesis con el objetivo de satanizar a Stalin y guiados por su anticomunismo ideológico, siendo sus argumentos refutados por los Volkogonov,Vischljov, Gorkov, Medvedev, Kumanev, etc.

En fin, concluyo proporcionando el texto ruso de la “versión corta” del discurso de Stalin de 5 de mayo de 1941, publicada por Oleg Vishlev en la rusa Historia Moderna y Contemporánea, 1998, nº 4, pp. 77-89, recomendando su introducción: http://gkaf.narod.ru/kirillov/ref-liter/vishlev-98.html

Quien no quiera exponerse a los peligros de un traductor online, puede analizar el texto y los comentarios de Evan Mawdsley en “Hitler and Stalin in Perspective: Secret Speeches on the Eve of Barbarossa”, en War in History, 2004, 11:61, aunque, en lo que yo sé, no está disponible en la red. Si alguien está muy interesado puedo incluirlo aquí tal como está en inglés.

Saludos cordiales
JL
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Re: ¿Quiso Stalin atacar a Alemania?

Mensaje por maxtor » Vie Nov 30, 2012 5:27 pm

Saludos cordiales a todos.

Estoy por completo de acuerdo, el único ánimo de mis anteriores escritos ha sido añadir algo de la bibliografía que he podido encontrar sobre el asunto debatido, donde principalmente Kershaw y Bellany rebaten los argumentos “rompehielos”.

Mi conclusión personal en el tema es contraria a que Stalin pensaba un ataque preventivo contra Alemania y que las medidas que tomó finalmente fueron de carácter defensivo, pero aún así y si finalmente hubiera existido dicho plan de ofensiva preventiva creo que hubiera sido más que legítima y dentro de la esfera de la auto-defensa. La amenaza que se cernía sobre la URSS era letal e inminente y no creo que nadie de buena fé pudiera dudar que la legitimidad de cualquier intento de debilitar militarmente a Alemania o preservar la seguridad territorial de la URSS.

Stalin no hubiera iniciado una guerra de invasión de toda Alemania para posteriormente llegar a París, y esa es una cuestión clave para desacreditar ciertos intentos de la historiografía en asumir que el afán expansionista soviético llegaba a esos extremos. Es cierto que la expansión del comunismo es un objetivo intrínseco del mismo, pero en la década de los años 30, la política exterior soviética no fue en ese sentido, y creo que durante años, este ha sido, por ejemplo, un error de apreciación personal mío que este foro me ha ayudado a contrastar con otras lecturas.

Stalin miró siempre el interés geoestratégico de la URSS, y aunque tuvo fallos graves de calibrar el peligro alemán, y aunque fuera un dictador brutal, creo que la firma del Pacto Ribbentrop – Molotov fue la culminación de una brillante diplomácia que le permitió expandirse (casi sin guerra) y ponerse un colchón defensivo con Alemania, fue una subasta estratégica y Stalin ganó tiempo. No creo que en esos años, dada la actitud de las democrácias occidentales tuviera muchas más opciones la URSS y aunque toda la responsabilidad no es achacable a GB y Francia, la URSS fue apartada del orden internacional y considerado un estado paria.

Alemania planteó una agresión de exterminio y si la URSS hubiera atacado preventivamente primero, el carácter de la misma no hubiera desligitimado la misma o dotar de legitimidad a la posterior agresión alemana que hubiera sido devastadora para el estado del ER en aquellos años, posiblemente la URSS hubiera perdido la guerra.
José Luis escribió: La clave para concluir este debate sobre un supuesto plan de Stalin para atacar a Alemania en el verano (julio) de 1941 o en 1942 no se encuentra en las opiniones, razonamientos y argumentos de los autores que han participado en él, sino en las pruebas que se pueden presentar.

Por tanto, los dos únicos “documentos” que fueron capaces de presentar los defensores de la tesis de un supuesto plan de Stalin para lanzar un ataque preventivo contra Alemania en 1941 ó 1942 ni siquiera son documentos oficiales, pues uno se trata de un borrador (el plan del EMG de 15 de mayo) y otro de los apuntes que se confeccionaron sobre el discurso de Stalin de 5 de mayo (no de las hojas que usó el propio Stalin para leer su discurso). Y de ellos lo único que sabemos fue que Stalin rechazó el borrador y que lo que nos consta del discurso no hay nada que sirva de prueba a la referida tesis.
¿Está todo en los archivos documentales?. Aunque sea una deriva de la discusión creo que es pertinente comentar la eterna discusión histórica entre los partidarios de un positivismo histórico y la escuela más recreativa. El historiador francés Hippolyte Taine, muerto en 1893, consideraba que todos los cambios históricos podrían explicarse en términos científicos precisos y que el estudio de la historia podía acometerse de acuerdo con los métodos experimentales de las ciencias naturales, tales ideas en Francia y Alemania suscitaron un interés renovado por la erudición histórica precisa basada en un trabajo minucioso en los archivos e hicieron surgir un culto a la imparcialidad y a la objetividad en la elaboración de los trabajos históricos, resumido en la famosa frase del gran historiador alemán Leopold von Ranke, la historia debe escribirse "tal como fue realmente". Pero esta tesis a finales del s. XIX se vio puesta en tela de juicio y se señalaba que también tenía importancia lo irracional y las reacciones instintivas, por ejemplo, el filósofo italiano Benedetto Croce publicó un ensayo La Historia como arte donde empezó a vislumbrar su filosofía de la historia en oposición a la acumulación de hechos detallados que durmiendo en los archivos nos diera una visión objetiva del pasado, así escribió: "los hechos que maneja el historiador vibran en su mente y, al escribir la historia, está en cierto sentido analizándose a sí mismo y aumentando el conocimiento de sí mismo. Nuestra comprensión de los hechos y acciones pasadas depende de la medida en que podamos recrear el pensamiento de los participantes, por medio de un esfuerzo imaginativo, para identificarnos con ellos". Croce desarrolló su pensamiento, y le siguieron otros historiadores, al hacer hincapié en la necesidad de una recreación imaginativa.

¿Es posible alcanzar la verdad objetiva en nuestras afirmaciones del pasado histórico?, ¿o inevitablemente se encuentra condicionado por nuestra ideología, pensamientos, creencias?. Creo que algo de esto ocurre en mi caso, y aunque con las lecturas intento quitarme mucho de mis prejuicios no siempre lo consigo, y en el caso de Stalin me ocurre mucho de eso. MI instinto me hace considerar que todo lo que hizo esta persona iba con doble sentido, y el lenguaje directo y agresivo de Constantine Pleshakov me ha hecho dudar de la eventualidad de dicho ataque preventivo aún asumiendo que no existe prueba documental alguna de las supuestas intenciones de Stalin antes del verano de 1940. Objetivamente creo que no hay pruebas de atribuirle a Stalin un ataque preventivo contra Alemania.

Saludos desde Benidorm.

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