El Estudio sobre Kursk del Coronel Bruno Kasdorf

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El Estudio sobre Kursk del Coronel Bruno Kasdorf

Mensaje por Medina » Dom May 07, 2006 6:28 pm

En varios post sobre la Batalla de Kursk, siempre ha salido a relucir el artículo que el Coronel Alemán Bruno Kasdorf dedicó al análisis de dicha batalla, pues es una obra de referencia obligada para profundizar en el estudio de dicha batalla. El texto original lleva como título "THE BATTLE OF KURSK. AN ANALYSIS OF STRATEGIC AND OPERATIONAL PRINCIPLES" y se puede encontrar en

http://handle.dtic.mil/100.2/ADA377406.

Les dejo a continuación la traducción de dicho estudio que, como he mencionado, es utilísimo para una mejor comprensión de la batalla de Kursk.

Saludos
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Mensaje por Medina » Dom May 07, 2006 6:38 pm

LA BATALLA DE KURSK. UN ANÁLISIS DE PRINCIPIOS ESTRATÉGICOS Y OPERACIONALES
Por Coronel Bruno Kasdorf

Introducción y Agradecimientos.
Desde que los detalles del enfrentamiento germano-soviético de 1943 en Kursk han llegado a ser conocido por la comunidad de estudios militares norteamericana, Kursk, la masiva batalla entre dos gigantes militares, ha mantenido una tremenda fascinación para los norteamericanos, y por eso, para el Ejército Británico. Lo que ha sido pasado por alto por el énfasis en estudiar Kursk es el contragolpe en Kharkov. Esta operación ha sido el tema de intensos estudios en el entrenamiento de oficiales alemanes y está enlazada a Kursk, con las dos batallas sirviendo como excelente ejemplo de la guerra moderna, como se demostró en el frente del este. Es particularmente útil estudiar Kharkov como un ejemplo del pensamiento operacional de Manstein.

Me fue proporcionada una excelente oportunidad de formar mis ideas sobre esta cuestión en una lectura concerniente a este tema en el “Truppenfuehrerreise des Heeres” en Strausberg; Berlín, en enero de 1999. Fue una lectura muy estimulante del Coronel Friedhelm Klein y del Teniente Coronel Karl-Heinz Frieser del Instituto Militar Alemán. Fueron lo suficientemente amables para proporcionarme su material incluyendo las diapositivas de su presentación para mis próximos estudios en el U. S. Army War College. Así, muchas de las ideas expresadas en este proyecto de investigación pueden ser rastreadas desde este lectura. Muchos gráficos, con su permiso, son incluidos en los anexos.

Además de la presentación en 1999, el Programa de Estudios de Combate en el U. S. War College me convenció finalmente para que emprendiera este proyecto. Hay muchos nuevos estudios sobre este tema, que incluyen las últimas fuentes rusas que han quedado disponibles con la apertura de los archivos soviéticos. La batalla de Kursk o “Operación Ciudadela” –el nombre alemán-, cuando se une con Kharkov y se utilizan fuentes contemporáneas, proporciona una perspectiva fresca y diferente sobre la batalla y el genio de Manstein. Mi proyecto está principalmente basado en fuentes alemanas. Por esta razón refleja principalmente la perspectiva alemana.

Marco Histórico, Estratégico y Operacional.
La guerra contra la Unión Soviética fue la campaña clave que Hitler más quería emprender. Era una guerra, para él, casi una cruzada, que tenía objetivos virtualmente ilimitados. Con su ataque en el este quería conquistar territorio para la expansión alemana hacia el este (Lebensraum) y tomando este territorio quería resolver de una vez por todas el problema alemán de acceso a recursos críticos. Además, quería destruir al bolchevismo judío, Comunismo, en sus mismas raíces. Además, estaba convencido que, según Darwin, la lucha por la supervivencia no solamente se aplicaba al individuo sino también por completo a los pueblos. Los alemanes solamente podían tener éxito en esta lucha si dominaban toda Europa desde la costa atlántica hasta las Montañas Urales. “La lucha por la hegemonía en el mundo se decidirá para Europa mediante la posesión del espacio ruso: ello hará a Europa la plaza más resistente al bloqueo del mundo”. Alemania o se convertiría en una potencia mundial o dejaría de existir.

En el verano de 1940 Hitler decidió atacar a la Unión Soviética, incluso aunque esta decisión significase que tendría que luchar en una guerra de dos frentes. Junto con los objetivos anteriormente mencionados, él quería asegurar la esfera de influencia alemana contra el creciente desafío de las potencias marítimas anglosajonas. La clara y hostil declaración del Presidente Roosevelt del 19 de julio de 1940, movió a los Estados Unidos al centro de la estrategia de Hitler. Si quería mantener la iniciativa y preparar a Alemania para el desafío norteamericano a largo plazo, solamente quedaba un camino de acuerdo a su dogma “todo o nada”. El Reich Alemán tenía que derrotar, tan rápida como fuera posible, a la única potencia restante en el continente. Además, los alemanes tenían información de que el Ejército Rojo estaba desarrollando una fuerza moderna, que pronto sería capaz de realizar operaciones ofensivas contra el Reich a gran escala.

Para Hitler y las Fuerzas Armadas Alemanas –la Wehrmacht- era claramente decisivo derrotar a la Unión Soviética rápidamente. “Cuanto más rápido destruyamos a Rusia mejor. Las operaciones solamente tendrán sentido, si destruimos decisivamente [al] estado en un movimiento”. Una condición crucial para la campaña era derrotar al Ejército Rojo antes del comienzo del invierno de 1941.

En lugar de atacar en el momento más pronto posible (inmediatamente después del período de barros primaveral), la campaña no comenzó hasta el 22 de junio de 1941. El ataque fue retrasado debido a la campaña Balcánica de la Wehrmacht, una contingencia de último minuto forzada a Alemania por los fracasos militares italianos en esa región. Esto necesitó un movimiento alemán para asegurar ese flanco. La campaña balcánica era necesaria debido a la falta de una aproximación sistemática por parte de las potencias del Eje al desarrollar una estrategia militar. Simplemente encontraron imposible desarrollar una estrategia común. Como regla, las decisiones de cada nación no eran pasadas a su aliado antes de que fueran implementadas. Así, Italia atacó Grecia el 28 de octubre de 1940 sin consultar a Alemania. La aventura griega casi se convirtió en una catástrofe para los italianos. Los alemanes fueron obligados a intervenir en nombre de su aliado e impedir un asidero británico en el continente. Esto causó un cambio crucial en la preparación de “Barbarroja” –el ataque sobre la Unión Soviética.

Una vez que Barbarroja fue lanzada, las expectativas alemanas de una rápida victoria sobre la Unión Soviética fueron pronto hechas añicos cuando el ataque alemán llegó a una paralización delante de Moscú en diciembre de 1941. Es aquí donde el plan para una rápida derrota de la Unión Soviética fracasó. Sin una rápida victoria, Alemania carecía de los recursos para derrotar a la Unión Soviética. En consecuencia, el ministro de armamento alemán, Todt, solicitó a Hitler que buscara un arreglo político. Pero esta aproximación no era compatible con la política de Hitler del “todo o nada”. Así, en 1942 estaba de nuevo determinado “...a llegar a la decisión estratégica en el teatro de operaciones oriental de la guerra”. Para continuar la guerra, sin embargo, los campos petrolíferos cercanos a la región del Cáucaso tendrían que ser capturados, como un prerrequisito para la continuación. Hitler comprometió su suposición estratégica por una absurda decisión de dividir la ofensiva en julio de 1942 en dos operaciones excéntricas y simultáneas. Su pobre conocimiento de las intenciones y capacidades del Ejército Rojo y de las vastas distancia del espacio terrestre soviético provocaron que esto sucediera y llevaron al agotamiento de las fuerzas alemanas en campaña. Las operaciones alemanes en el sur, que tenían el potencial para asegurar el necesitado petróleo, en lugar de ello finalizaron con la catástrofe de Stalingrado. Esta derrota significó un giro definitivo de la guerra en el este; más allá del cual “no había esperanza razonable de victoria”.

Las consecuencias del fracaso de Hitler en lograr la victoria rápida necesaria en 1941 y 1942 fueron claras para la mayoría de los oficiales generales. Ya que la victoria no era alcanzable, la única cuestión restante para el Mariscal de Campo von Manstein era cómo llegar a un arreglo favorable con la Unión Soviética antes de que un segundo frente en el continente pudiera ser establecido por las potencias marítimas, Gran Bretaña y Estados Unidos. Así, cuando se consideran el contragolpe en el río Donets en febrero de 1943 y la batalla de Kursk o “Operación Ciudadela” en julio de 1943, deben ser contempladas dentro de este contexto, más que como batallas solitarias. Estas operaciones gemelas son ejemplos sobresalientes de cómo von Manstein pensaba que Stalin podía ser convencido de la necesidad de negociar un acuerdo razonable de paz.

La ofensiva invernal soviética de 1942-43 había empujado a los alemanes a la defensiva estratégica y operacional a lo largo de todo el frente oriental. Las desbordadas fuerzas alemanas fueron apenas capaces de impedir penetraciones decisivas soviéticas. A comienzos de enero de 1943, dos ofensivas desde el norte y este tenían como objetivo Rostov para aislar a todas las tropas alemanas al sur del río Don. Esto suponía la amenaza de una repetición de Stalingrado a una escala mucho mayor y solamente pudo ser evitado en el último momento. Al mismo tiempo, el Frente Voronezh y el Frente Sudoeste lograron destruir al 8 Ejército Italiano y al 2 Ejército Húngaro. El resultado fue una brecha de 300 kilómetros de ancho entre el Grupo de Ejércitos B y el Grupo de Ejércitos Don.

El objetivo de la ofensiva soviética era los cruces del Dnieper en Dnepropetrovsk y Zaporoze. Tomando estos centros de tráfico, la línea de suministro del Grupo de Ejércitos Don sería dañada. A continuación, un ataque podría atrapar a toda el ala sur en el Mar de Azov. La destrucción del ala sur alemana era solamente parte de un esquema soviético mucho mayor para aplastar por completo al frente oriental alemán. Al mismo tiempo que los Frentes Voronezh y Sudoeste avanzaban hacia el sudoeste, los Frentes Bryansk y Oeste tenían la intención de dividir al Grupo de Ejércitos Centro. El recién construido Frente Central –creado a través de la liberación de fuerzas tras la capitulación de Stalingrado- podría capitalizar el éxito imaginado de los dos Frentes y completar el cerco del Grupo de Ejércitos Centro.

El Alto Mando del Ejército Alemán (Oberkommando des Heeres) evaluó la situación en el sur como la más seria. El 12 de febrero de 1943 reestructuró su cadena de mando. El Grupo de Ejércitos B fue abolido y su área de responsabilidad, así como también sus fuerzas fueron divididas entre el Grupo de Ejércitos Centro y el Grupo de Ejércitos Don –ahora renombrado Grupo de Ejércitos Sur. Con esta decisión, el Mariscal de Campo von Manstein, el comandante en jefe del Grupo de Ejércitos Sur, se convirtió en responsable de taponar la brecha al sur de Kharkov.

Preludio a Kursk. El Contragolpe de Manstein en el Río Donets.
La situación así descrita pronto se aproximó a un punto crítico. Para detener la ofensiva soviética, Manstein necesitaba obtener movilidad y tropas experimentadas con suficiente carisma para desafilar el avance soviético. El único medio para cumplir esto era extraer tropas de unidades existentes en contacto. Esto significaba recortar la línea del frente, aceptar aún más riesgo, utilizar el espacio para maniobrar y preparar el campo de batalla para contraatacar o “atacar desde el revés” (Schlagen aus der Nachhand). Para cumplir estas cosas, Manstein tenía que luchar con los rusos, el clima e incluso con su comandante supremo, Hitler. Este último tomó la misma estrategia que había utilizado en diciembre de 1941 y quería mantener el área conquistada a todo coste. Solamente cuando comprendió, durante una visita al Cuartel General del Grupo de Ejércitos Sur, cuán crítica era la situación a la que se enfrentaba el Ejército Alemán concedió libertad de acción operacional.

La superioridad numérica de los soviéticos era de 6/7 a 1. Los soviéticos atacaron con 16 ejércitos y el Grupo de Tanques Popov. Estas fuerzas estaban organizadas en tres Frentes, el Frente Sur, el Frente Sudoeste y el Frente Voronezh. El Grupo de Ejércitos Sur Alemán comandaba los 1 y 4 Ejércitos de Tanques y los improvisados Ejércitos Hollidt y Lanz (ya el 19 de febrero “Kempf”). Manstein podía emplear solamente 354 tanques listos para el combate. En contraste, los Frentes Soviéticos tenían como media 600 tanques disponibles.

Planificación Operacional.
El Plan de Operaciones del Grupo de Ejércitos Sur demandaba tres fases y consistía en una operación de economía de fuerzas en el sur y en el norte, así como también de una concentración dinámica de fuerzas y un contragolpe en el centro:

Fase 1: Retirada de las fuerzas alemanas (1 y 4 Ejércitos Panzer y Ejército Hollidt) en la curva Don-Donets al norte de Rostov, detrás del río Mius. Recortando así el frente de 400 a 180 kilómetros proporcionando la obtención del Cuartel General del 4 Ejército Panzer y 4 divisiones panzer como fuerzas atacantes.

Fase 2: Redespliegue del Cuartel General del 4 Ejército Panzer desde la derecha al ala izquierda del Grupo de Ejércitos (enroque) así como también reposicionar diez divisiones panzer.

Fase 3: Contragolpe con todas las fuerzas disponibles contra las fuerzas enemigas en la brecha entre el Ejército Lanz y el 1 Ejército Panzer.

Ejecución de la Campaña.
A través de estos vastos movimientos, que fueron principalmente ejecutados desde el 12 al 18 de febrero de 1943, Manstein logró construir un embudo, por el cual los ejércitos del Frente Sudoeste avanzaron. Manstein inició la contraofensiva alemana con tres Cuerpos Panzer el 19 de febrero, atacando desde direcciones diferentes. Obtuvo impulso completo el 21 de febrero. El 5 de marzo había sido tan exitosa que los 4 y 1 Ejércitos Panzer habían reconquistado el área casi hasta Kharkov y había destruido a las fuerzas del Frente Sudoeste en el área.

Puesto que el período de deshielo todavía no había comenzado, Manstein aprovechó la oportunidad y explotó el impulso del ataque, continuando su avance hacia el noreste. Las fuerzas del Frente Voronezh en esta área fueron destruidas, en parte porque sus anteriores rápidos avances habían provocado que sus líneas de suministros fueras desbordadas. El 23 de marzo, las fuerzas alemanas habían logrado recobrar todo el área hasta el río Donets, incluyendo Kharkov y Belgorod. El contragolpe tuvo otra consecuencia bien recibida. Echó a perder exitosamente el planeado ataque del Frente Central contra el Grupo de Ejércitos Centro ya que las fuerzas de Manstein amenazaban el flanco sur y la retaguardia del Frente. Para contrarrestar esta amenaza, el STAVKA desvió cuatro ejércitos para reforzar al Frente Voronezh. Careciendo de estos ejércitos, el Frente Central tuvo que cancelar su ataque. Junto con el fin del contragolpe de Manstein, el escenario para la subsiguiente Batalla de Kursk estaba geográfica y estratégicamente establecido.
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Mensaje por Medina » Dom May 07, 2006 6:49 pm

Opciones Alemanas y Rusas en el Frente del Este tras el Contragolpe de Manstein.
Según las estimaciones alemanas, los rusos habían sufrido más de 11 millones de bajas. La fuerza de la resistencia debería haber estado casi exhausta. La situación para Moscú se hizo peor debido a sus derrotas y al final de la campaña invernal en Kharkov. Para alcanzar una situación favorable en el este, era decisivo para los alemanes asestar duros golpes adicionales a los soviéticos, lo cual llevaría a desangrar a sus fuerzas. Finalmente, esto podía proporcionar los necesitados éxitos alemanes en el este. La mayoría de los líderes militares alemanes así como también Hitler estaban de acuerdo con esta valoración. Sin embargo, estaban en desacuerdo sobre la definición de una situación favorable y los medios por los que se alcanzarían esta situación. Para Manstein y otros oficiales superiores, un empate en el este era la única posibilidad restante. Para Hitler, esto era completamente inaceptable. Según su postura “o todo o nada” solamente una derrota total de la Unión Soviética era aceptable. El concepto de Hitler de la condición final de la guerra era la razón principal, por la que él no podía estar de acuerdo con el método propuesto por Manstein de continuar la guerra en el este.

Ataque del Revés.
Manstein estaba convencido que las fuerzas alemanas ya no eran suficientes para la ofensiva estratégica. Concluyó que bajo estas condiciones solamente una defensa estratégica quedaba como opción viable. Según sus ideas, las fuerzas alemanas deberían esperar los ataques rusos, arrojar a los soviéticos en la profundidad del espacio y luego contraatacar en su flanco profundo y retaguardia de manera similar a su planeado y realizado contragolpe en el río Donets. Los ejércitos soviéticos podían ser rodeados en una enorme área en el Mar de Azov. Incluso aunque se supuso que sería lanzado desde la defensa estratégica tendría asombrosas similitudes con la campaña alemana en el oeste contra Francia en mayo de 1940. En esa campaña, el área de Flandes fue el cebo que debió haber provocado que los aliados avanzaran. Involuntariamente provocaron un efecto de puerta rotatoria ya que cuanto más impetuosamente avanzaban, más fácil era atacar su retaguardia. Este efecto de puerta rotatoria era también el principio básico del “Plan Schlieffen” de 1914. No funcionó, porque el emperador alemán rechazó entregar un sólo pie de suelo alemán.

En la primavera de 1943, Manstein todavía veía buenas oportunidades en la sección sur del frente del este. Él esperaba la ofensiva principal soviética en esta área. Ningún otro lugar ofrecía a los soviéticos mejores oportunidades operacionales, económicas y políticas. Había todavía la oportunidad de envolver a toda el ala sur alemana en las costas del Mar de Azov y el Mar Negro. Al mismo tiempo, una victoria soviética en el ala sur recobraría la importante región del Donbas y el granero de Ucrania, ambos importantes por razones económicas. Además, los éxitos soviéticos en esta área significarían que la ruta hacia los Balcanes y los campos petrolíferos rumanos estarían abiertos. Finalmente, influirían la política de Turquía. Además, el despliegue de las fuerzas soviéticas hablaba en favor de la valoración de Manstein. Las fuentes rusas accesibles desde el final de la Guerra Fría prueban que la valoración de Manstein era correcta.

Basándose en esta valoración, él propuso de nuevo reducir las fuerzas alemanas en la región del Donbas para atraer a las potentes fuerzas rusas dentro de este área y luego destruirlas mediante un contraataque. Aunque la estrategia de Manstein había resultado ser exitosa, no sería implementada. Hitler estaba poco dispuesto a ceder, incluso temporalmente, ningún terreno ganado mediante campañas anteriores, ni estaba dispuesto a concentrar las fuerzas requeridas para implementar la estrategia de Manstein debido a los riesgos que supondrían para otros teatros de operaciones de la guerra o secciones del frente del este.

Ataque Directo.
A pesar de las diferencias entre Manstein y Hitler sobre lo que era posible en el Frente del Este, incluso Hitler estaba de acuerdo en que las fuerzas alemanas no eran suficientes para reanudar una ofensiva total en 1943. Aunque comprendía esto, todavía quería atacar agresivamente al Ejército Rojo con acciones agresivas “directas” en lugar desde el revés. Él no quería esperar y contraatacar, sino en lugar de ello quería enfrentarse en guerra ofensiva. No estaba seguro si los soviéticos atacarían de nuevo en la primavera de 1943 antes de que los aliados occidentales tuviesen la oportunidad de abrir un segundo frente en el continente. Así, el plan para explotar la debilidad de los soviéticos tras sus últimas derrotas invernales fue elegido. Quería atacar antes de que estuvieran operativos de nuevo, específicamente antes de que pudieran reconstruir a sus fuertemente desgastadas fuerzas de tanques. El saliente de Kursk invitaba a esa clase de operación. El saliente de Kursk extendía la línea del frente durante casi 500 kilómetros y retenía a un número importante de unidades soviéticas. Atacándolo también mantendría importantes ventajas para el Ejército Alemán ya que su intrusión en las líneas alemanas cortaba esencialmente importantes líneas de comunicación entre los Grupos de Ejércitos Centro y Sur. Finalmente, este saliente suponía una amenaza real para las fuerzas alemanas en campaña porque podía servir como base para un ataque de los soviéticos en el flanco norte del Grupo de Ejércitos Sur o en el flanco sur del Grupo de Ejércitos Centro.

La Operación “Ciudadela.

Fase de Planificación.
Según la orientación del Alto Mando del Ejército (OKH), el intento alemán debía de golpear a los soviéticos en un momento en que no estaban preparados. El saliente de Kursk debería ser, por consiguiente, destruido mediante un ataque de pinzas del Grupo de Ejércitos Centro y del Grupo de Ejércitos Sur. Las fuerzas tenían que atacar al saliente en su base.

Ciudadela fue originalmente programada para comenzar inmediatamente después del deshielo primaveral. Cuando ese momento llegó, a comienzos de mayo de 1943, los alemanes rápidamente comprendieron que los soviéticos habían anticipado su ataque en los flancos del saliente de Kursk. El reconocimiento mostró continuos, bien organizados y profundos preparativos de-fensivos a lo largo de los flancos. Dadas las bien construidas defensas en profundidad, los oficiales alemanes claves expresaron serias dudas sobre lanzar los ataques dadas las limitadas expectativas de éxito. En lugar de cancelar los ataques, Hitler los pospuso y decidió reparar y rearmar a las unidades atacantes para mejorar las oportunidades de éxito. Situó considerable fe en los nuevos tanques alemanes, Pantera y Tigre, que estaban programados para ser entregados a comienzos de junio de 1943. La entrega de estos nuevos modelos fue retrasada hasta comienzos de julio de 1943; necesitándose aún otra posposición en los ataques. Recibiendo un respiro bien venido, los soviéticos utilizaron este tiempo adicional para aumentar y mejorar sus preparativos defensivos.

Como resultado, el saliente de Kursk se convirtió en una fortaleza erizada. Docenas de profundos sistemas defensivos, de varios kilómetros de profundidad y estructuradas en capas estaban preparadas a lo largo de la línea del frente. Un laberinto de trincheras, búnkeres, trampas de tanques, posiciones antitanque y campos de minas aguardaba a los alemanes.

Los planificadores militares, reconociendo a través de los esfuerzos de reconocimiento lo que estaba sucediendo, desarrollaron varios planes alternativos para evitar los puntos fuertes de lo que se había convertido en la fortaleza de Kursk. Una alternativa era atacar frontalmente desde el Oeste en lugar de hacer un ataque de pinza de manual. A lo largo del frente del saliente las posiciones defensivas soviéticas eran las menos preparadas. Si esto era hecho, una penetración relativamente fácil podría ser lograda y las unidades alemanas podrían entonces extenderse a izquierda y derecha y presionar a los defensores soviéticos sobre sus propios campos de minas. Así, no habría habido un envolvimiento concéntrico desde el exterior sino un envolvimiento excéntrico desde el interior. Esta alternativa fue desechada. Presuntamente, no quedaba tiempo suficiente para reposicionar a las fuerzas atacantes.

Manstein propuso otra solución basada en un problema que él notó. El Frente Estepa estaba reunido directamente detrás del saliente de Kursk como “reserva estratégica”. Él temía que las fuerzas alemanas implicadas en un ataque de flanco sobre el saliente de Kursk pudieran ser atacadas en su flanco este por un contraataque soviético. Así, propuso atacar a la reserva primero. Haciéndolo, las fuerzas de tanques alemanas podrían haber explotado su mayor fuerza, el desarrollo de operaciones libres y flexibles. Simultáneamente, un vasto movimiento, más profundo en la base del saliente, habría todavía rodeado el saliente de Kursk. Aún mejor, el sistema defensivo construido por los soviéticos sería evitado. Pero esta propuesta fue también desechada debido al elevado riesgo de un ataque más profundo. Así, el plan original permaneció en su lugar. El Ejército Alemán atacaría donde los soviéticos esperaban y donde los soviéticos habían preparado una defensa formidable.

Porqué los alemanes retuvieron el plan original, cuando su intención era tan obvia para el enemigo, es difícil para muchos estudiosos de las operaciones militares de comprender. Para empeorar la situación incluso más, la proporción de fuerzas era muy desfavorable para los alemanes y ellos lo sabían. Tenían solamente tres ejércitos para el ataque, un total de alrededor de 600.000 hombres y 2.000 tanques, apoyados por unos 500 aviones. Los soviéticos habían empleado en el saliente de Kursk dos Frentes (los Frentes Voronezh y Central) y detrás de él otro Frente (el Frente Estepa). En conjunto, había 18 ejércitos soviéticos (casi dos millones de hombres) con 5.130 tanques y 3.200 aviones.

Hitler, sin embargo, mantuvo con fuerza el plan original porque el tiempo se agotaba. Su razonamiento era que los alemanes ya no podían esperar más. Era enteramente posible que los rusos podían atacar muy pronto o también pensaba posible que no pudieran atacar antes del próximo invierno. Incluso podrían esperar hasta el establecimiento de un segundo frente en el continente. Debido a la enormidad de las bajas enemigas en el último invierno, Hitler esperaba que los rusos se colapsaran pronto. Si los dos frentes reforzados en el saliente de Kursk podían ser destruidos, su destrucción exacerbaría aún más su colapso y cambiaría la situación decisivamente en favor de Alemania. Un éxito decisivo también sería de gran importancia para el frente civil y animaría a los aliados de Alemania. En consecuencia, escribió en su Directiva Nº 6: “La victoria en Kursk tiene que tener el efecto de un faro visto alrededor del mundo”.

Ejecución de la Campaña.
El ataque, incluso el momento exacto del ataque, no llegó por sorpresa para los soviéticos. Debido a que habían sido prevenidos sobre el momento del ataque, desencadenaron un bombardeo de contra preparación el 5 de julio de 1943 a las 2:30 horas. Utilizando artillería y la fuerza aérea, intentaron destruir a las unidades alemanas en sus áreas de reunión e impedir un ataque organizado. Afortunadamente para la Wehrmacht, el fuego de contra preparación fue desencadenado demasiado tarde, como después señaló el Mariscal de Campo Zhukov. Cuando se inició, las tropas alemanas todavía estaban en sus posiciones ocultas y el efecto pretendido fue perdido. A pesar de estas contramedidas ingeniosas, el ataque alemán procedió según lo planeado.

El 9 Ejército Alemán, atacando desde el norte, avanzó lentamente. Durante los primeros dos días logró solamente penetrar la posición soviética a una profundidad de 14 kilómetros. Comenzando el segundo día, los soviéticos lanzaron continuamente vigorosos contraataques por lo que el 9 de julio de 1943, el ataque del 9 Ejército llegó a una paralización, a solamente 18 kilómetros de la posición de partida. Cuando los soviéticos lanzaron su propia contraofensiva en el arco de Orel el 12 de julio de 1943, el ataque del 9 Ejército tuvo que ser cancelado para trasladar potentes fuerzas móviles al área amenazada.

El ataque desde el sur por el 4 Ejército Panzer y el Ejército Kempf fue mucho más exitoso. El 11 de julio de 1943, el 4 Ejército estaba cerca de una penetración decisiva a 50 kilómetros al sur de Kursk. Para contrarrestar esta peligrosa situación, los soviéticos tuvieron que emplear apresuradamente a dos ejércitos del Frente Estepa (el 5 Ejército de la Guardia y el 5 Ejército de Tanques de la Guardia). Ambos ejércitos tenían como objetivo el flanco este del 4 Ejército Panzer. Aunque superiores en número, ambos ejércitos perdieron una gran cantidad de sus tanques en el primer día de su ataque. Como resultado, tuvieron que cancelar su operación ofensiva. A la inversa, en el lado alemán, las bajas de tanques fueron sorprendentemente bajas. El Segundo Cuerpo Panzer SS, desde el esfuerzo principal, solamente perdió cinco tanques de los 273 tanques operativos el 12 de julio de 1943, la infantería alemana, sin embargo, fue golpeada más seriamente. A pesar de las pérdidas en infantería, el 4 Ejército Panzer pudo continuar su ataque el 13 de julio. La continuación fue mantenida con la intención del Grupo de Ejércitos Sur, que en este punto todavía tenía al XXIV Cuerpo Panzer (2 divisiones) como reserva disponible.

A pesar de los éxitos del ataque sur, el 13 de julio, Hitler intervino y ordenó que “Ciudadela” fuera cancelada. Las tropas norteamericanas y británicas habían desembarcado en Sicilia el 10 de julio de 1943 y Hitler consideró necesario retirar fuerzas del frente del este para evitar el desastre en Italia. El Mariscal de Campo von Manstein enérgicamente no estuvo de acuerdo, argumentando que, a pesar del peligro, los éxitos en Kursk estaban siendo abandonados por nada. Después de todo, cualquier fuerza retirada para Italia llegaría demasiado tarde para afectar positivamente en la batalla allí.

A los soviéticos, a pesar de las fuertes bajas, no se les dio el golpe de gracia y pudieron pasar al ataque. Sus unidades rápidamente se recuperaron y fueron concentradas en el área crítica de Kursk.

La capacidad de las unidades de tanques alemanas para atacar no fue rota, sin embargo. Una importante falacia que existe sobre este enfrentamiento es la amplia opinión de que en Kursk los soviéticos lograron una decisiva destrucción de las unidades de tanques alemanas. En realidad, las cifras muestran otra imagen. El Ejército Alemán solamente perdió 262 de 2.000 tanques y cañones empleados, mientras que los soviéticos perdieron 1.614. Durante el siguiente ataque en Orel (12 de julio a 18 de agosto de 1943) y Belgorod (3 a 23 de agosto de 1943) los soviéticos perdieron 4.450 tanques y cañones más. En comparación, los porcentajes de bajas alemanas fueron asombrosamente bajos. La explicación para el bajo porcentaje de pérdidas alemanas es que mantuvieron la mayoría del campo de batalla hasta el 16 de julio de 1943. Así, pudieron recuperar y reparar la mayoría de los tanques dañados. Los porcentajes de bajas alemanas en el frente del este no aumentaron hasta las operaciones dilatorias ante el Dnpier, cuando numerosos tanques no pudieron ser recuperados y reparados y tuvieron que ser abandonados en el campo de batalla.
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Mensaje por Medina » Dom May 07, 2006 6:58 pm

Discusión del Contragolpe y de Ciudadela.
Ya que Ciudadela fue cancelada por Hitler y fracasó en lograr sus objetivos declarados, ¿cómo debería un estudiante de Historia Militar considerar esta operación que tanto ha intrigado a los estudiantes del arte militar en los últimos cincuenta años? Mi análisis es el siguiente...
Según la actual doctrina militar norteamericana, toda operación militar debe ser dirigida “hacia objetivos claramente definidos, decisivos y obtenibles”. Juzgada por la doctrina contemporánea norteamericana, en 1943 tal objetivo estratégico alemán no era obtenible. Esto fue reconocido a finales de 1942 cuando el Alto Mando de las Fuerzas Armadas (Oberkommando der Wehrmacht) evaluó la situación y concluyó que la situación dictaba una transición a la defensa estratégica. También estaba convencido, que buscando retener las ganancias territoriales de anteriores esfuerzos militares, la guerra no podía ser concluida victoriosamente. Aunque su valoración era correcta, sus soluciones eran las viejas recetas: continuación de la guerra submarina y una nueva ofensiva total en el este. El objeto del segundo concepto estratégico finalmente debía cortar decisivamente a los soviéticos de las fuentes de poder económico en la región del Cáucaso y así arrojar potentes fuerzas anglosajonas en el Oriente Medio, donde podrían ser decisivamente derrotadas. Esto era meramente una repetición de la fallida estrategia de 1942. Cómo podría ser exitosamente implementada bajo las condiciones decididamente peores a las que se enfrentaba la Wehrmacht en 1943 nunca fue explicado.

Von Manstein, sin embargo, evaluó la situación diferentemente. Sentía que una victoria contra la Unión Soviética no era simplemente alcanzable con los recursos disponibles en 1943. Así, un acuerdo político, que produciría condiciones favorables para Alemania, era la única alternativa restante. Para lograr este fin, al Ejército se le requeriría emprender operaciones que harían la guerra tan costosa como fuera posible a los soviéticos. Para esto, su contragolpe buscaba restaurar una sólida posición defensiva en el frente del este e impedir la destrucción del ala sur alemana, y al mismo tiempo destruir a tantas unidades soviéticas como fuera posible. Sus propuestas estaban diseñadas para asestar golpes aún más duros desde el “revés” apuntados hacia la misma área y con los mismos objetivos. Y efectivamente, tras este exitoso contragolpe, el gobierno soviético indagó sobre la posibilidad de un acuerdo de paz separada con Alemania. Las negociaciones, sin embargo, nunca sucedieron porque Hitler se oponía a negociar cualquier acuerdo falto de victoria.

El objetivo de la “Operación Ciudadela” era aplastar a las potentes fuerzas soviéticas, recortar la línea del frente y enviar una fuerte señal, en particular a los vacilantes aliados de Alemania. No está claro, sin embargo, cómo esta operación se ajustaba en una gran estrategia global. Después de 1943, Hitler no tenía respuesta estratégica a la incesante cantidad de problemas. Su intención parecía ser solamente prolongar una guerra ya perdida. También, en el nivel operacional, permanece al menos cuestionable, si “Ciudadela” tenía un objetivo en realidad obtenible considerando la relación de fuerzas y la preparación de la defensa.

Problemas Alemanes con la Unidad de Mando.
Aunque la Wehrmacht sufrió de problemas relacionados con la unidad de mando, algunas de las propuestas de Manstein contribuyeron significativamente a la unidad de mando. Al disolver el Grupo de Ejércitos B, dividiendo sus fuerzas y área de responsabilidad entre los Grupos de Ejércitos Centro y Sur, el “Oberkommando des Heeres” aseguró la unidad de mando para la sección más amenazada del frente del este. Manstein pudo acumular su poder de combate hacia el objetivo común de cerrar la brecha y aplastar a las fuerzas atacantes soviéticas. Contrariamente, la unidad de mando no fue asegurada para “Ciudadela” en el nivel operacional en la línea del frente. Resolver esta cuestión estaba más allá del espacio de control de Manstein. El comandante supremo era Hitler, con su cuartel general en Alemania. Esto era una desventaja considerable, ya que él no podía recibir las impresiones inmediatas y directas desde el campo de batalla.

Además, la comunicación entre Hitler y los comandantes del Grupo de Ejércitos era difícil e incómoda. Así, los comandantes eran forzados a viajar repetidamente al cuartel general de Hitler. Además se hizo claro que Hitler había quedado seriamente desbordado debido a su doble responsabilidad como líder político y el único comandante real unificado. Ya que él no estaba dispuesto o capaz de delegarlo, la guerra supuso demandas extraordinarias sobre él en términos políticos, militares, sociales y económicos. Además, en situaciones de crisis, Hitler tendía incluso a mandar batallones individuales. Así, la ineficacia y la discontinuidad a menudo caracterizaron sus decisiones. La situación fue exacerbada en el terreno militar, ya que las responsabilidades para los diferentes teatros de operaciones estaban divididas entre el “Oberkommando der Wehrmacht” (responsable de todos los teatros de operaciones excepto el este) y el “Oberkommando der Heeres” (responsable solamente del este).

Libertad Operacional de Acción, Simplicidad y Control Directivo.
Según los conceptos establecidos en la mayoría de los ejércitos occidentales, la libertad de acción es la condición decisiva para el exitoso liderazgo estratégico y operacional. Para obtener y mantener la libertad de acción en una guerra es necesario para un comandante superior retener la capacidad de mantener abiertas sus opciones y despojar al enemigo de sus opciones. La libertad de acción no depende solamente del enemigo sino en la voluntad del comandante superior de garantizar libertad a sus subordinados. El comandante superior tiene que garantizar más libertad de acción a comandantes superiores, en resumen, el “cuanto más alto el nivel de mando más cortas tienen que ser las órdenes”. Según los escritos de Helmuth von Moltke, “El comandante en jefe más desdichado es el que tiene un superior a quien tiene que dar cuenta de todos sus proyectos, planes e intenciones... En esto cada independencia, cada rápida decisión, cada plan atrevido tiene que fracasar”. Pero una guerra no puede ser emprendida sin uno de ellos. Ya que en la guerra las situaciones inciertas son frecuentes, es necesario para un comandante superior actuar independientemente para retener u obtener la iniciativa. Esto requiere que el líder operacional tome acción inmediata, en lugar de buscar guía específica. Debe de actuar de acuerdo con la guía global del líder superior y ser capaz “de modificar la misión establecida sin volver a consultar, sí él está satisfecho de que más persecución de ese propósito no representará el mejor uso de sus recursos y en fomento de la intención de su superior”.

La libertad de acción fue un elemento importante en el contragolpe de Manstein. Al utilizar la libertad de acción y dirigir de acuerdo con el “control directivo” fue posible reagrupar a las desorganizadas fuerzas alemanas y ponerlas en un orden de batalla apropiado para el contragolpe. Además, a lo largo del Donets en el invierno de 1943, los primeros encuentros fueron una serie de encuentros casuales. Sucedieron inesperadamente y fue simplemente imposible dar órdenes por adelantado para proporcionar guía específica. Estos encuentros casuales fueron fatales para los soviéticos, porque cuando las acciones preparada de antemano ya no eran válidas eran indecisivas. Cuando estaban en una situación fluida y no podían contactar con su líder sucedía la impotencia. En estas situaciones, las unidades alemanas tenían una decidida ventaja. Los alemanes, entrenados en el “Auftragstaktik” (control directivo) era capaces de reflejar su fuerza, actuando independiente y rápidamente.

La breve orden de Manstein para el contragolpe es un buen ejemplo de control directivo, simplicidad y la libertad necesaria dadas a los subordinados. Consistía solamente en una oración: “El Grupo de Ejércitos Sur defiende una posición de espigón (a lo largo del río Mius) y uniéndose al frente norte desde Sslawjansk, atacará con el recién organizado 4 Ejército Panzer al enemigo en la brecha entre el 1 Ejército Panzer y el Ejército Kempf y cubrirá el flanco profundo y el ataque del 4 Ejército en el área avanzada Poltava-Achtyrka”. Los siguientes párrafos, con órdenes para los ejércitos, son también muy breves y generales. Solamente el control directivo hizo posible entregar la parte decisiva de la operación al Coronel General Hoth, el comandante del 4 Ejército Panzer, después de que el contragolpe hubiese ya comenzado.

La base real del control directivo es una cadena continua de confianza y respeto mutuo que iba desde el comandante en jefe hasta los niveles más bajos. Quien negaba esa fuerza tradicional alemana era Hitler, el Comandante en Jefe. Hitler no tenía esta clase de confianza en sus subordinados. A comienzos de febrero de 1943, rechazó vehementemente tener en cuenta las realidades del desarrollo de la situación. Pensaba que la posesión de la cuenca del Donets era indispensable por razones económicas de posguerra y trataba de retenerla cuando era militarmente impo-sible. Hitler solamente se ablandó y estuvo de acuerdo en cederla cuando comprendió que solamente tenía dos posibilidades: o perder solamente la cuenca del Donets o perder la cuenca del Dontes y todo un Grupo de Ejércitos. Solamente entonces dio la flexibilidad necesaria a sus comandantes. Así, fue muy difícil para Manstein conseguir la libertad de acción necesaria e impedir la política de demandar cosas que estaban en contra de las prácticas lógicas militares.

En el campo de batalla, Manstein logró libertad de acción recortando la línea del frente. Permanecer en el balcón del Don-Donets habría significado desbordar a las fuerzas alemanas y dejar la libertad de acción enteramente al enemigo, permitiéndole penetrar a voluntad y rápidamente colapsar la defensa alemana. Además, los soviéticos podrían haber mantenido la iniciativa trasladando continuamente fuerzas de refresco desde el área de Stalingrado a través de la brecha en la línea del frente. El recorte del frente cambiaba la obligación de emplear a todas las fuerzas disponibles en la defensa por libertad de acción conectada con ganar fuerzas ágiles fuera del frente.

En contraste, en Kursk, los comandantes en jefe de los Grupos de Ejércitos Centro y Sur estaban muy limitados en su libertad de acción. Hitler determinó el concepto, el plan, el momento, el reparto de fuerza y la orden para atacar. Interfirió decisivamente cuando prohibió el empleo de la reserva operacional de Manstein, el XXIV Cuerpo Panzer, cogiendo así el resto de la libertad de acción de Manstein. En los niveles más bajos, la libertad de acción estaba garantizada y el control directivo fue practicado. Esa misma libertad fue dada a los comandantes en campaña proporcionando la principal explicación a los logros alemanes, específicamente en el sur, a pesar de la muy desfavorable proporción de fuerzas.

Profundidad.
Los escritores militares modernos han discutido el significado de la profundidad en las operaciones. “La profundidad es la extensión de las operaciones en tiempo, espacio, recursos y propósito”. La explotación del espacio es una posibilidad para desgastar a las fuerzas enemigas para pasar de la defensiva a la ofensiva y recobrar la iniciativa. Las fuerzas mecanizadas, altamente móviles, que están atacando en los puntos de los esfuerzos principales, solamente pueden ser derrotadas por operaciones móviles, activas y decisivas, que utilicen la profundidad del espacio.

Con su contragolpe, Manstein logró esto. Abandonó posiciones, que solamente podían ser defendidas con grandes dificultades y preparó posiciones favorables de defensa en la profundidad. Atrajo al oponente a la profundidad para llevarlo pronto a su punto de culminación y siguió con ataques en sus flancos. Manstein intercambió espacio por reservas las cuales necesitaban entregando terreno. Al retirar sus fuerzas a la cuerda del arco del Donets, recortó la longitud de sus posiciones defensivas de 400 a 180 kilómetros. Así, el 4 Ejército Panzer fue hecho disponible como reserva. La dominación del espacio por Manstein fue evidente al utilizar profundidad y anchura. Trasladó a sus tropas como un maestro de ajedrez en un tablero y cambió radicalmente su punto de esfuerzo principal. El cambio de fuerzas, análogo al enroque de un maestro de ajedrez, desde el ala derecha a la izquierda del Grupo de Ejército es un excelente ejemplo de sus habilidades.

Manstein también hizo buen uso del tiempo. Evaluó sus opciones y las de su enemigo en anticipación a posibles operaciones, sin sucumbir al peligro de la especulación. Movió sus fuerzas, de tal manera oportuna, que siempre tuvo varias opciones disponibles.

En Kursk, una operación donde Hitler controlaba todos los elementos de la planificación, la situación fue completamente diferente. Era una operación ofensiva. Kursk también violaba principios claves de la guerra que Manstein, si hubiera estado al control, habría observado. Por ejemplo, el mejor uso del espacio es dónde un ataque amenace las líneas de comunicación enemigas. Si este razonamiento es utilizado para esta operación, el objetivo alemán debería haber sido al menos en el área donde el Frente Estepa estaba localizado. En lugar de ello, los puntos fuertes, los flancos fortificados del saliente soviético, fueron atacados. El espacio disponible no fue utilizado apropiadamente.
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Medina
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Mensaje por Medina » Dom May 07, 2006 7:08 pm

Aproximación Indirecta con Flanco y Retaguardia.
Los estrategas militares han aconsejado durante mucho tiempo a los comandantes en campaña utilizar el ataque indirecto, o ataques en los flancos o retaguardia. “Así, marchar por una ruta indirecta y desviar al enemigo será tentarlo con un cebo. Haciéndolo, podrá partir después de que lo haga él y llegar antes que él. Se podrá hacer esto comprendiendo la estrategia de lo directo y lo indirecto”. Manstein comprendió estos conceptos. La solución rápida para sellar la enorme brecha en la línea del frente habría sido arrojar todas las fuerzas disponibles en la brecha para restablecer un frente conectado. Manstein rechazó esta aproximación fragmentada como trabajo de corrección táctico. Él quería retirar tantas unidades ágiles y blindadas juntas para tener el empuje requerido. Además, atacando a las fuerzas del enemigo en sus flancos y retaguardia, preferiblemente en sus líneas de suministro y puestos de mando, él seguía los principios de Sun Tzu y de Clausewitz: “Ir al vacío, atacar al vacío, evitar lo que él defiende, golpearlo donde no te espere”. “En consecuencia, las fuerzas disponibles deben ser empleadas con tal habilidad que incluso en ausencia de superioridad absoluta, la superioridad relativa es obtenida en el punto decisivo”. Este método indirecto demuestra también un enorme efecto psicológico. Numerosos soldados soviéticos entraron en pánico y huyeron. Eso explica también porqué el éxito alemán costó solamente pocas bajas propias. “El enemigo no debe conocer dónde pretendo dar batalla. Pues si él no conoce donde pretendo dar batalla, deberá prepararse en muchos lugares. Y cuando se prepara en muchos lugares, aquéllos con los que tendré que combatir en cualquier lugar serán pocos”.

Estas lecciones no fueron seguidas en la “Operación Ciudadela”. Una razón principal para los tempranos éxitos en la guerra de la Wehrmacht era que el “primer movimiento debía de cambiar al enemigo tácticamente, mediante una penetración sorpresa, o mejor todavía a través de una brecha”. La idea básica era evitar los puntos fuertes del enemigo para mantener el ímpetu. En Kursk, Hitler ignoró el principio de sorpresa y el concepto de atacar en el centro de debilidad enemiga. En lugar de ello, atacó su punto fuerte.

Masa (Schwerpunkt), Economía de Fuerzas, Riesgo y Conformidad del Pensamiento Operacional.
Emplear la masa, utilizando los efectos del poder de combate abrumador en el lugar y momento decisivos, es una parte importante de la guerra moderna. Ni durante el ataque sobre la Unión Soviética en 1941 ni en la campaña de 1942 soportaron los alemanes con este principio en el nivel estratégico. En 1941, la desviación de potentes fuerzas alemanas de su avance hacia Moscú en el sur pudo haber decidido el resultado de la II Guerra Mundial. El Mando Supremo Soviético no lo hizo mejor durante los primeros años de la guerra. En febrero de 1943, realizó su ofensiva de invierno con una amplitud de alrededor de 500 kilómetros. No tenía un claro esfuerzo principal (Schwerpunkt). En lugar de concentrar sus fuerzas sobre el punto decisivo –los cruces del Dnieper en Dnepropetrovsk-, disipó sus fuerzas excéntricamente en tres direcciones diferentes.

Esto abrió la oportunidad para Manstein de ser superior en el punto decisivo. Su inferioridad numérica, durante la operación de Kharkov, le forzó a una concentración extrema, particularmente de las fuerzas de tanques. Para lograr este alto nivel de concentración, era decisivo estabilizar el frente, donde fuera posible, con la mínima cantidad de fuerzas. El riesgo que estaba dispuesto a correr, concentrando casi todas sus fuerzas de tanques en el ala norte, es extraordinario. Eso significaba que el Ejército Hollidt tenía que luchar por su propia cuenta contra seis ejércitos, entre ellos un ejército de tanques. Por el contrario, eso permitió a Manstein construir un esfuerzo principal, dentro del esfuerzo principal en la sección norte. Inicialmente, el Ejército Kempf tuvo que resistir casi en solitario el ataque del Frente Voronezh. Incluso cuando el flanco norte del Ejército Kempf fue cambiado, él decidido mantenerlo fuerte a su esfuerzo principal, ya que Kempf todavía tenía espacio que negociar. Así, aceptó un riesgo calculado, mientras que el éxito de su contraataque lo decidiera, si el 1 Ejército Panzer y el Ejército Hollidt sobrevivirían. Tras la destrucción de las unidades atacantes del Frente Sudoeste, él atacó al Frente Voronezh con todas las fuerzas disponibles. Alternando continuamente su esfuerzo principal, Manstein logró cambiar una inferioridad numérica absoluta en una subsiguiente superioridad relativa en el punto decisivo.

En Kursk, la situación fue radicalmente diferente. Mucho antes de que el ataque en el saliente de Kursk comenzara, los alemanes sabían que los soviéticos estaban al tanto de sus intenciones. El lugar de cambiar el plan o incluso de buscar una batalla decisiva en una escala mucho mayor, Hitler se mantuvo ajustado al plan original. Para que esto hubiese sido exitoso, habría requerido que el Ejército Alemán despojase de fuerzas otros teatros de operaciones de guerra, incluyendo una retirada oportuna de África. Pero esta clase de pensamiento era poco familiar a Hitler, que era adverso al riesgo de manera doble. Rechazaba la guerra de maniobra, la cual solamente era posible mediante la cesión temporal de terreno. Además, estaba indeciso en despojar a sus fuerzas en frentes laterales o teatros de operaciones laterales en favor del punto donde la decisión tenía que ser alcanzada, mientras quedase algún riesgo. En Kursk, la acumulación no tuvo lugar. Hitler no estaba preparado para desplegar fuerzas adicionales en el este para la próxima batalla en Kursk. Incluso fracasó especificar un esfuerzo principal en una de las puntas del ataque.

Su indecisión para tomar riesgos se hizo muy clara durante la batalla, cuando decidió retirar fuerzas del ataque para trasladarlas a Italia, donde los aliados habían ya desembarcado. El principio de que quien defiende todo defiende nada fue un concepto que él fracasó en practicar o comprender. Esa inequívoca acumulación de fuerzas en el punto decisivo, asumiendo el riesgo en otros lugares, ha sido probado antes en el nivel estratégico así como también en el nivel operacional en la historia militar alemana. Manstein encarnaba la tradición del Estado Mayor Alemán.

Sus ideas resultaban de un largo desarrollo de teoría militar que llevó a una escuela específica de pensamiento estratégico y operacional. Por ejemplo, en 1914 Alemania acumuló sus fuerzas en el oeste para derrotar a Francia rápidamente. En el este, sólo el 8 Ejército fue dejado como fuerza de cobertura para detener un ataque ruso –una típica operación de economía de fuerzas y un ejemplo de toma de un elevado riesgo. El 8 Ejército fue entonces atacado por el Ejército Njemen Ruso desde el este y por el Ejército Narev Ruso desde el sur. En esta situación, el comandante del 8 Ejército de nuevo decidió asumir el riesgo en el este dejando solamente unas cuantas fuerzas en los Lagos Masurianos para acumular sus fuerzas contra el Ejército Narev. Un cuerpo del 8 Ejército fue trasladado a través de Prusia Oriental hacia el sur. Llegando desde cuatro direcciones diferentes, construyeron un embudo por el cual se movió el Ejército Narev –luego, atacaron. Los similitudes con el contragolpe de Manstein son asombrosas. Incluso en 1914, esta clase de operación no era nueva para los alemanes. Casi desde la Guerra Germano-Francesa de 1870-71, habían realizado en juegos de guerra, en ejercicios de mapas y sobre el terreno, cómo superar en estrategia a fuerzas atacantes enemigas numéricamente superiores.

Sincronización.
La sincronización es una principio de guerra comprendido por generaciones de líderes militares y bien practicados por el Ejército Alemán. Fue muy evidente en las operaciones en Kharkov, en el diagrama del General von Senger und Etterlin los factores básicos para el primer encuentro son descritos:

• el espacio en un segmento de la línea de frente de 320 kilómetros.
• el tiempo desde el 15 al 25 de febrero.
• las fuerzas –las divisiones empleadas desde norte a sur.
• la clase diferente de operación y su cambio rápido.

El 15 de febrero, las operaciones dilatorias dominaron las acciones alemanas. Las divisiones de tanques en el sur todavía estaban empleadas en contraataques limitados. Se siguieron operaciones de relevo para hacer disponibles las fuerzas para el contragolpe. El 19 de febrero, Manstein emitió su orden para el contragolpe, iniciando la fase de aproximación. Las divisiones de tanques en el ala derecha tuvieron que ser cambiadas sobre distancias considerables para alcanzar sus posiciones de partida. Los primeros ataques previos fueron comenzados simultáneamente en el ala izquierda. El 21 de febrero, al mediodía, el 4 Ejército Panzer se hizo responsable de la coordinación del área de batalla. Para esto, las divisiones de tanques –esparcidas sobre alrededor de 350 kilómetros- fueron concentradas en una área de operaciones de 80 kilómetros de ancho. El ataque principal de las 4 divisiones de tanques en cabeza comenzó el 25 de febrero. Dos factores no son considerados: el apoyo de servicio de combate y el apoyo aéreo. La organización del apoyo de servicio de combate para esta operación fue de un rendimiento extraordinario.

La Luftwaffe realizó de 1.000 a 1.500 salidas diarias –comparado con el porcentaje medio de solamente 350 inmediatamente antes de la operación. Sin tener a la fuerza aérea como brigada de fuego habría sido apenas posible sostener las áreas menos guarnecidas a lo largo de la línea del frente.

En Kursk, la sincronización en el nivel operacional tuvo lugar lo más extenso posible, sin embargo estos esfuerzos fueron contrarrestados por la exitosa sincronización en el bando soviético –no al menos debido al tiempo de preparación disponible.

Posponer el ataque no contribuyó a concentrar en el punto decisivo en el momento apropiado. No solamente porque los soviéticos pudieron reaccionar de manera oportuna, sino también porque los tanques recién desplegados –Panther, Tiger y Ferdinand- no estaban suficientemente probados. Además, “Ciudadela “ colisionó con el desembarco aliado en Sicilia. Este acontecimiento era predecible, cuando Hitler decidió posponer el ataque.

Punto de Culminación y Ofensiva.
Manstein retrasó su contragolpe hasta que las fuerzas soviéticas alcanzaron su punto de culminación. Para esto, hizo un uso extraordinario del espacio de batalla. Cuanto más avanzaron al oeste los soviéticos, más quedaron extendidas sus líneas de suministro, lo más prometedor del contraataque. Cuando Manstein lanzó su contragolpe, las unidades de tanques soviéticas apenas tenían municiones y combustible. Las tropas soviéticas habían estado en movimiento ininterrumpidamente durante casi seis semanas. Estaban exhaustas. Obviamente, Manstein previó este punto de culminación y lo reconoció cuando sucedió. Mantuvo la calma, en contraste a Hitler, frente a las masas de tanques soviéticos aproximándose. Cuanto más avanzaban al oeste, más profundamente entraban en la trampa y más prometedor se hacía el contraataque planeado. La paciencia de Manstein en aguardar el punto culminante y reconocerlo cuando llegó es nada falta de brillantez.

Clausewitz escribió sobre tales situaciones afirmando, “Una vez que el defensor ha obtenido una ventaja importante, debe atacar hacia atrás, o buscará la destrucción”. Clausewitz además afirmó:

“Una poderosa transición repentina a la ofensiva –la destellante espada de la venganza- es el momento más grande para la defensa. Si no está en la mente del comandante desde el comienzo, o, más bien, si no es una parte integral de su idea de defensa, nunca será persuadido de la superioridad de la forma defensiva [...] Además, es un crudo error comparar el ataque con la idea de asalto solamente, y por consiguiente, concebir la defensa como meramente miseria y confusión”.

Contrariamente, en Kursk los atacantes alemanes alcanzaron el punto de culminación que no fue provocado por el cansancio sino por cancelar el ataque y la retirada de importantes unidades. En el nivel estratégico, sin embargo, el Reich Alemán había alcanzado su punto de culminación mucho antes. El General von Kielmannsegg lo puso así: “Moscú fue el punto culminante, Stalingrado ató nuestras manos, y Kursk fue el final –el final de toda iniciativa alemana, sea a nivel estratégico u operacional”.

Superioridad de Información, Seguridad y Sorpresa.
“Atacar al enemigo en un momento o lugar o de una manera para la cual no está preparado”. Para el contragolpe de Manstein, los ataques previos alemanes comenzaron el 19 de febrero de 1943. Los soviético no estuvieron al tanto de esta gran operación ofensiva antes del 24 de febrero. El Ejército Rojo estaba convencido de que los alemanes continuarían su retirada. Inicialmente, el ataque fue considerado una ofensiva limitada para cubrir la retirada. La evacuación de Kharkov por los alemanes reforzó esta convicción. Así, los soviéticos creyeron que estaban persiguiendo a un enemigo ya batido. Dado el ritmo de las operaciones, tuvieron poco tiempo para reconocimiento.

En contraste, Manstein tenía un cuadro claro del campo de batalla. No solamente comprendía la estrategia, las tácticas y la doctrina de los soviéticos; también tenía un buen cuadro de la situación principalmente a través del reconocimiento aéreo. Además, el Grupo de Ejércitos Sur logró descifrar el código de radio soviético. Así, el 18 de febrero supo que la situación del suministro del Grupo de Tanques Popov era desesperada. Junto con los exitosos ataques previos del 19 de febrero, esta información fue el componente básico principal de Manstein para emitir su orden.
La situación en Kursk fue completamente diferente. Aquí, los soviéticos tenían absoluta supe-rioridad de información. Los soviéticos conocían los planes alemanas y gracias a su espía Lucy con base en Suiza, sabían incluso el momento exacto en que el ataque sería iniciado. Así, fue posible asestar un bombardeo directamente antes del ataque en las posiciones de “partida” alemanes. Los alemanes sabían también la localización y fuerza de las posiciones soviéticas pero basándose en este conocimiento, pospusieron el ataque para reforzar a sus fuerzas con nuevos tanques. Este decisión de retrasar solamente favoreció al enemigo.

Importancia Estratégica/Operacional.
Una comparación de Kharkov y Kursk es muy instructiva para el estudiante de temas militares. En Kharkov, Manstein logró contener la inundación de unidades soviéticas fluyendo hacia el oeste. Desde el borde de una derrota decisiva, recobró la iniciativa. En sus propias palabras, un ataque desde el revés, y reestableció una línea de frente defendible. Permaneciendo en los principios militares discutidos en páginas anteriores, evitó el colapso de todo el frente oriental alemán a comienzos de la primavera de 1943. Manstein trató de crear las condiciones para una situación política, para una paz de desistimiento con la Unión Soviética, ya que comprendió que una victoria militar ya no era posible. Ciertamente, después de Kharkov, los documentos indican que Stalin estaba dispuesto a concluir una paz separada con Alemania sobre la base del status quo anterior al ataque alemán. La idea de Manstein, sin embargo, no era aceptable porque los objetivos de Hitler en el este no podían ser logrados a través de un status quo.

Estudiando la batalla de Kursk o comparando Kursk a Kharkov muestran a un estudiante de temas miliares cómo a través de estrategias inapropiadas e ignorando los principios básicos de la guerra solamente pobres resultados pueden ser producidos. El fracaso alemán en Kursk fue causado por muchas razones, ya discutidas anteriormente, pero quizás la razón clave fue la ausencia de sorpresa. A pesar de la falta de sorpresa, sin embargo, “Ciudadela” finalmente fracasó porque el liderazgo alemán –específicamente Hitler- la canceló antes de que una decisión fuera alcanzada. Esta decisión contradijo toda lógica. Cuando Hitler retiró potentes fuerzas para Italia en ese momento, era demasiado tarde para impedir el aliado norteamericano de cualquier modo y condenó cualquier posibilidad de éxito en Kursk. Si “Ciudadela” hubiese sido continuada, fuertes bajas soviéticas habrían sido muy probables. Con solamente unas pocas más fuerzas, concretamente divisiones de infantería, la ofensiva podría haber logrado un rápido éxito. Divisiones de infantería adicionales podrían haber relevado a las primeras fuerzas de penetración alemanas y contrarrestado a los contraataques soviéticos. Por supuesto, en términos de tiempo, “Ciudadela” comenzó demasiado tarde. Si hubiera comenzado a finales de mayo o al menos a comienzos de junio, su posibilidad de éxito habría sido considerablemente mayor. Además, los soviéticos habrían sido atacados antes de que pudieran restablecer completamente sus capacidades operacionales.

Pero incluso un éxito alemán en Kursk no habría cambiado la situación decisivamente en teatro de operaciones oriental o en favor del Reich de Hitler. La relación de fuerzas global estaba simplemente contra Alemania. El curso posterior de la guerra en el frente del este muestra que los soviéticos eran tan superiores en número de soldados y material que podrían haber sufrido múltiples bajas, como en Kursk, sin perder su capacidad para la ofensiva. Para un desarrollo exitoso de las operaciones, en el sentido de una defensa estratégica, Hitler habría tenido que estar dispuesto a asumir más riesgos –no solamente con respecto a una cesión temporal de espacio sino también con respecto al empleo de fuerzas. Para esto, otros teatros de operaciones en Noruega, Francia y los Balcanes tendrían que haber sido debilitados y así aceptar un elevado riesgo estratégico.

La “Operación Ciudadela” habría sido solamente un paso intermedio hacia el tipo de operaciones que tendrían que seguir como aquellas que el Mariscal de Campo von Manstein imaginó. Solamente mediante vastas operaciones fuera de la defensa estratégica, tomando ventaja de la maniobrabilidad de las divisiones de tanques y de la amplitud del espacio, un cambio de la situación en el este podría haber sido posible.

La batalla de Kursk no fue una batalla decisiva. Sin embargo, marcó otro giro. Debido a la falta de aceptación de riesgo y a la conectada fijación del liderazgo supremo alemán para evitar vastas operaciones bajo cesión temporal de espacio, la iniciativa se deslizó definitivamente lejos de la Wehrmacht. La alternativa, la ofensiva estratégica, no era ya posible después de Kursk debido a la relación de fuerzas. Forzado a la defensa estratégica, Hitler paso a retener fuertemente las áreas ocupadas a cualquier coste. La consecuencia fue una serie de batallas de desgaste, que no pudieron ser ganadas debido a la abrumadora superioridad de personal y material de los aliados.
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