Estimado Torifune:
Compleja pregunta la que planteas y a buen seguro que habrá en este foro personas con más documentación que yo para fundamentar una respuesta. La pregunta es muy complicada porque hay que realizar un análisis estratégico, político, económico y como no operacional de la situación hipotética planteada.
Torifune escribió:Bueno, te hago una pregunta, ¿crees que de haber salido triunfantes los alemanes habrían podido llegar en el Ostfront, al menos temporalmente, a una situación de " no paz pero tampoco guerra ", como quería Trotsky cuando era Comisario de Defensa ?
En primer lugar déjame decirte que me parece una situación altamente improbable por muchas razones. Tambien Trotsky intentó plantear una situación así y se reveló completamente ilusoria al haber perdido la Rusia soviética los medios militares para llegar a esa especie de status quo. De hecho ante el avance arrollador del ejército alemán, la disolución de las fuerzas militares rusas, se tuvo que llegar a un tratado de paz apresurado en Brest-Litovsk donde a base de perder hasta la camisa se aseguró por lo menos la supervivencia precaria de la Rusia soviética.
Una situación de esta índole sólo es posible si los dos bandos llegan al convencimiento que la derrota física del contrario es imposible o va a ser demasiado costosa. No veo ningún símil en la historia contemporánea que reproduzca la situación que describes. La guerra fría entre los bloques occidental y soviético fue muy distinta: por un lado no había habido un estado de guerra entre ambos y por otro ambos bandos compartían en mayor o menor medida la convicción que un intento de acabar militarmente con su contrario ocasionaría la destrucción segura de ambos debido al poder nuclear. El único que se me ocurre es el armisticio entre las dos Coreas en 1951. Aunque técnicamente no se firmó la paz, si que se firmó un armisticio y alto el fuego y en cualquier caso era un conflicto localizado, no una pugna por hacerse con el control planetario.
Pero me estoy iendo por los cerros de Ubeda con estas disquisiciones... Intentaré analizar desde un punto de vista estratégico y militar la situación en Rusia en la primavera y verano de 1943. Me gustaría bosquejar la distinción entre ambos escenarios, o sea entre la situación en abril de 1943 cuando se llegó a una especie de pausa operacional en el Este y la de la situación en julio de 1943 cuando Hitler ordenó la ofensiva tantas veces postergadas.
Asumimos según tu propuesta que la operación alemana ya sea lanzada en abril o en julio de 1943 tiene éxito, el saliente de Kursk es cercado, las tropas situadas en su interior destruídas y las fuerzas soviéticas que previsiblemente intentan impedir el cerco son derrotadas.
El problema de cualquiera de las propuestas o escenarios planteados es que no se resuelve el dilema estratégico alemán ni se altera radicalmente la correlación de fuerzas. Con el beneficio que nos da la distancia histórica sabemos que el Ejército Rojo sufrió entre 4-5 bajas en la operación de Kursk y de las ofensivas inmediatamente lanzadas después (Operación Rumiantsev y Kutuzov) y a pesar de todo lograron expulsar a los alemanes de Ucrania Oriental. Más aún, entre julio y diciembre de 1943 los soviéticos tuvieron en el sector meridional del frente las siguientes bajas (según cifras de G. Krivosheev)
05.07-23.07.1943: Operación defensiva de Kursk: 177.847 bajas
12.07-18.08.1943: Ofensiva de Orel: 429.890 bajas
Julio-23.08.1943: Ofensiva de Kharkov: 255.566 bajas
07.08-02.10.1943: Ofensiva de Smolensk: 451.466 bajas
13.08-22.09.1943: Ofensiva del Donbass: 273.522 bajas
26.08-30.09.1943: Ofensiva de Chernigov-Poltava: 427.952 bajas
01.09-03.10.1943: Ofensiva de Briansk: 56.657 bajas
10.09-09.10.1943: Ofensiva de Novorossiisk-Taman: 65.510 bajas
26.09-20.12.1943: Ofensiva del Bajo Dnieper: 754.392 bajas
26.09-05.11.1943: Ofensiva de Melitopol: 198.749 bajas
10.10-14.10.1943: Ofensiva de Zaporozhe: 17.708 bajas
31.10-11.12.1943: Ofensiva de Kerch-Eltingen: 27.397 bajas
04.11-13.11.1943: Ofensiva de Kiev: 30.559 bajas
10.11-30.11.1943: Ofensiva de Gomel-Rechitsa: 88.206 bajas
13.11-22.12.1943: Operación defensiva de Kiev: 87.473 bajas
En otras palabras, los soviéticos sufrieron en 6 meses y tan sólo en el sector meridional del frente la friolera de 3.339.000 bajas y a pesar de todo mantuvieron la iniciativa en casi todo momento, expulsaron a los alemanes de Ucrania Oriental y desangraron irreversiblemente al Ostheer. Por contra el Ostheer sufrió unas 900.000 bajas entre julio y octubre en todo el frente y si excluímos al Grupo de Ejércitos Norte unas 820.000 bajas en idéntico periodo. Deduciendo los efectivos del Grupo de Ejércitos Centro que no estuvieron involucradas en las operaciones anteriormente descritas más las bajas sufridas en noviembre y diciembre en el frente sur, nos permiten aventurar unas 3-3.5 bajas soviéticas por cada una alemana.
El corolario de todo ésto es que una operación exitosa que hubiera destruído a las fuerzas soviéticas del saliente de Kursk y les hubiera ocasionado digamos 500-600.000 bajas al estilo de la batalla de cerco de Kiev en 1941 no hubiera sido decisiva. No sólo decisiva en el sentido que no hubiera sacado a la Unión Soviética de la guerra sino que sólo hubiera impuesto un pequeño retraso en su calendario ofensivo del verano. Pues 500-600.000 bajas eran las bajas mensuales que sufrió la URSS en el sector central y meridional durante el crucial verano y otoño de 1943. No he contabilizado las bajas sufridas en el sector que va de Smolensk a Leningrado que sin ser despreciables, son mucho menores que las sufridas en los otros sectores.
Se podrá argumentar que una batalla de cerco exitosa hubiera ocasionado además de muchas bajas humanas la pérdida de la mayor parte del material al quedar el terreno en poder de los alemanes. Evidentemente la reducción del frente con la consiguiente liberación de divisiones para constituir reservas operativas y el descalabro producido entre los soviéticos hubiera sido beneficioso para los alemanes. Pero en definitiva la capacidad de generación de fuerzas soviéticas era ya demasiado grande para que un éxito operacional alemán alterara la balanza de fuerzas cada vez más inclinada hacia el lado soviético.
Hay una consideración económica de importancia: en tanto Alemania mantuviera la cuenca carbonífera e industrial del Donets, aunque directamente apenas se beneficiara debido a la desarticulación productiva y de capacidad de transportes, no cabe duda de que la negaba a sus enemigos. Y el control del territorio ocupado suponía el control de millones de ciudadanos soviéticos que no podían ni trabajar en la economía de guerra soviética ni ser enrolados por el Ejército Rojo.
Veamos los aspectos políticos de la situación: En 1941-42 todos los contrincantes temieron que se llegara a una paz separada. El temor de Stalin a que sus aliados occidentales se sentaran a contemplar como los alemanes se merendaban al estado soviético estaba reflejado en los temores de los occidentales de que Alemania quedara dueña de gran parte de la Rusia Europea y se llegara a una especie de Brest-Litovsk para garantizar la supervivencia de los restos de la URSS. Estas consideraciones -que a mi juicio no se expresaban de manera explícita pero que todos tenían en mente de una u otra manera- eran las que hubieran podido llevar a Stalin en las circunstancias desesperadas del verano de 1942 a negociar una paz con Alemania. Para ello, Hitler hubiera tenido que no ser Hitler, pero en principio la posibilidad existió.
Esa posibilidad en el verano de 1943 era mucho más lejana. Los alemanes habían sido arrojados del Cáucaso y la estepa del Don, sus confederados habían sido heridos de muerte y se veía claramente que la invasión del Mediterráneo ocasionaría la apertura de un segundo frente para Alemania además de vislumbrarse el desmoronamiento de la Italia fascista. La ayuda angloamericana ya afluía en grandes cantidades y había dejado de ser una ayuda simbólica. En el verano de 1943 se estaba produciendo una ofensiva aérea contra las ciudades alemanas de una intensídad jamás vista y pondría a la Luftwaffe en un brete además de producirse un desviamiento de recursos para afrontar la defensa de la industria alemana.
Es cierto que la situación en la primavera de 1943 era política y estratégicamente más favorable al Eje: al fín de cuentas se seguía teniendo una cabeza de puente en Africa y la situación en el sur de Rusia había mejorado debido al contragolpe de Manstein recordando a los soviéticos lo peligrosos que eran los alemanes incluso en circunstancias desfavorables. Una operación exitosa que destruyera varios ejércitos soviéticos en abril-mayo de 1943, estrangulara el saliente de Kursk y desbaratara los planes ofensivos soviéticos durante varias semanas o quizás un par de meses quizás hubiera podido inducir a la negociación de un pacto ante la constatación de que la derrota militar alemana sin una ofensiva decisiva e inmediata angloamericana era demasiado costosa y larga para valer la pena. Los soviéticos habían sufrido dos ofensivas de verano alemanas y lógicamente no afrontarían muy gustosos una tercera ante la maestría de los alemanes en la guerra de movimiento. A pesar de todo sigo pensando que esos factores eran insuficientes incluso en la primavera de 1943 para forzar a los soviéticos a la mesa de negociaciones. En el verano de 1943 esa posibilidad había quedado descartada a pesar de que se produjeran reveses soviéticos. Las cifras de las bajas sufridas parecen avalar esa conclusión.
Para provocar un vuelco en la situación militar, los alemanes tenían que provocar más de 4-5 bajas al enemigo por cada una propia sufrida. Ya hemos visto que ese ratio que sólo se alcanzó en 1941-42 fue descendiendo paulatinamente hasta colocar a Alemania en una situación estratégica y militar irresoluble en 1943.