Operación Ciudadela

La guerra en el este de Europa

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Operación Ciudadela

Mensaje por Schwerpunkt » Jue Ene 08, 2009 10:03 pm

Torifune escribió:Hola, José Luis, efectivamente, esa es la palabra: hybris. Esa es la palabra que ha perdido a políticos, escritores, filósofos, académicos, militares, y, también, a gentes normales. Allí quedó en la historia Aquiles como ejemplo de insultante soberbia y arrogancia. Recordemos que cuando los dioses quieren perder a alguien primero lo vuelven loco, después ya se encarga él mismo de perderse del todo. En conclusión, los humanos tendríamos que quemar más a menudo incienso en honor de Tiresias, mediador entre los dioses y los pobres mortales.
Creo que ya lo he comentado anteriormente que el problema del Alto Mando alemán sin caer en la generalización fácil de Hitler como chivo expiatorio, era su perpetuo desprecio de la capacidad del Ejército Rojo. Es cierto que ese desprecio venía motivado en parte por el tremendo volumen de pérdidas que sufrían en cualquier operación y el desprecio hacia las vidas de sus propios hombres. Pero la minusvaloración de la capacidad de regeneración del Ejército Rojo seguía todavía vigente en 1943 a pesar de que éste había superado las terribles crisis de las campañas veraniegas precedentes. No existía razón alguna por las que el Ejército Rojo no pudiera reemplazar las pérdidas en una ofensiva limitada alemana en el verano de 1943 que si había reemplazado en situaciones infinitamente peores en el verano de 1941 y 1942.
En rigor, prácticamente todos los generales alemanes fueran Manstein, Guderian o el OKH daban por segura la ruptura táctica en ambos lados del saliente y la penetración operacional que permitiría el cerco de los ejércitos soviéticos apostados o bien su precipitada retirada para salvarse de la destrucción. Lo que no estaba claro era que beneficio estratégico obtener de tal victoria. Parece que tanto Manstein como el OKH –no así Guderian que prefería no emprender acción ofensiva de ninguna índole- albergaban una esperanza difusa de que la derrota en el saliente obligara al Ejército Rojo a permanecer inactivo durante el resto de 1943. Los más optimistas pensaban que quizás con una victoria bastante rotunda se pudieran sentar con Stalin a negociar. En realidad esta vaguedad no reflejaba más que la ausencia total de una visión o planificación estratégica y de una alternativa al atolladero en que se encontraba Alemania en el este. Es evidente que Hitler era el principal responsable de la situación pero sus generales también eran culpables de cegarse en la planificación operacional dejando a un lado la visión estratégica de cómo abordar con realismo la dificilísima por no decir insoluble situación estratégica en una especie de huida hacia adelante.

Desde el punto de vista psicológico, la constatación para los altos oficiales y soldados alemanes de que el Ostheer no era ya capaz de penetrar las defensas rusas en una campaña de verano y que la época del Blitzkrieg había tocado a su fín junto a la certeza de que la guerra en el este se iba a perder irremisiblemente son los dos aldabonazos que terminaron con la posibilidad de terminar la guerra de una manera honorable. Nosotros con la retrospectiva que da la Historia somos capaces de ver que en realidad la guerra la habían perdido en 1941 pero esa certeza no estaba todavía en las consciencias de sus coetáneos.

En definitiva y ésta es la principal crítica desde mi punto de vista es que incluso aunque la victoria alemana en Ciudadela hubiera sido completa con la destrucción de los ejércitos del saliente, no estaba nada claro que iban a sacar en limpio de semejante operación, como no fuera el retrasar una ofensiva veraniega soviética hasta que hubieran repuesto las pérdidas.

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Mensaje por Grossman » Mié Oct 21, 2009 12:10 am

¡Hola!

En respuesta al interés particular de un amigo y por constituir una fuente tan autorizada como de difícil acceso voy a ir plasmando en los próximos post lo que el MGFA, el organismo oficial de la investigación histórica militar alemana, dice de los temas de debate propuestos al inicio y aparecidos a lo largo del hilo.

Comenzaré por el capítulo escrito por Bernd Wegner “La génesis de la Batalla de Kursk” con sus dos partes, “Consideraciones básicas” la primera, y “La lucha por una fecha para el ataque” y cuando cambie de fuente ya lo avisaré.

Consideraciones básicas

Había coincidencia entre Hitler, el OKW y el OKH en que una ofensiva a gran escala en la Ostfront estaba fuera de las posibilidades del Reich por lo que a corto plazo este estaba restringido a una estrategia defensiva. Hitler en persona lo dejó claro en su visita al cuartel general del Heeresgruppe Süd (HS) en Zaporezhe el 18-2-1943: “este año no podemos hacer grandes operaciones”.

Stalingrado había abierto los ojos sobre los límites de la capacidad ofensiva alemana y la conquista de la "marca africana" de la "Fortaleza Europa" por parte de los aliados marcaba el fin de la época en que el centro de gravedad, el "Schwerpunkt", se ubicaba en la Ostfront.

Y aunque estaba muy claro que la guerra iba a tener que conducirse ese año de forma defensiva, por razones psicológicas, políticas y estratégicas, Hitler no estaba dispuesto a ceder en el este territorio alguno. La pérdida de la cuenca del Donets devolvería a la Unión Soviética un cuarto de su producción de acero y deprivaría del mismo a Alemania que lo necesitaba para su industria de armamento y en particular para defenderse de los ataques de la aviación aliada en el oeste. También necesitaba el carbón de Stalino, la energía de la presa de Zaporezhe y el manganeso de Nikopol.

Es decir, no cabían en la planificación estratégica ni ofensivas ni retiradas. Kursk no iba a ser pues ni como “Blau” ni como “Barbarroja”. Goebbels había anotado en su diario que la idea era llevar adelante algunas ofensivas locales, un par de golpes que hicieran perder al ER un par de ejércitos y si era posible un frente, con pérdidas propias mínimas. Eso último era el punto estratégico fundamental.

Hasta ahí todo el mundo estaba de acuerdo. Las diferencias de opinión estaban en el lugar, el momento y cuánta fuerza emplear. Las discrepantes posturas de los estados mayores han sido difíciles de dilucidar porque cuando las cosas acabaron mal, como en Blau el año anterior, los generales en sus relatos biográficos huían siempre de toda responsabilidad. Hay que decir al respecto que las decisiones sobre Ciudadela tenían consideraciones estratégicas, políticas y económicas de las que los consejeros militares no estaban suficientemente informados y con las que Hitler les cerraba la boca cuando objetaban sus decisiones.

Un ejemplo lo constituye la de rechazar la propuesta de Manstein de febrero-marzo de 1943 del contragolpe en el Donets. Se basaba en la suposición de que el ER colocaría su centro de gravedad allí para llevar a cabo las siguientes ofensivas. El plan consistía en esperar el final de la rasputitza, esquivar el golpe que entonces lanzaría el ER permitiéndole avanzar hasta la línea Melitopol-Dnepropetrovsk, a la vez que se concentraba un gran contingente de tropas en el ala norte del HS con el que posteriormente penetraría en el flanco de las sobreextendidas y debilitadas fuerzas soviéticas, hasta llegar a la costa, aniquilando estas a continuación. El plan contó con el apoyo del OKH pero Hitler no estaba dispuesto a cumplir sus dos requisitos: la evacuación temporal de la cuenca del Donets y la concentración radical de tropas en el HS a costa de los otros grupos de ejércitos.

El 4 de febrero Speer y Paul Pfleiger, el director gerente de la cuenca del Donets, habían explicado a Hitler que sin las 6-7 millones de toneladas anuales de carbón que dicha región producía no sería posible aumentar la producción armamentística. Por otro lado el OKH reconocía que no podía proporcionar al HS para ese plan la cantidad de fuerzas que el plan requería sin poner en peligro la seguridad de otros sectores del frente en áreas amenazadas, como era Velikie-Luki/Pleskau. Todos los Herresgruppen se hallaban, ya antes de la rasputitza, escasos de fuerzas y inferioridad numérica respecto al ER como apreciamos en la tabla que sigue que es la estimación alemana de ambos contendientes:

Imagen p.74
Inf.Div=divisiones de infantería alemanas y soviéticas de fusiles
Pz.Verb.=divisiones alemanas y brigadas soviéticas de tanques
Soldaten y Panzer no las pienso traducir
Geschütze=cañones
Las letras en superíndices corresponden a fuerzas adicionales de ubicación desconocida


Vemos así que a pesar de que el plan de Manstein era brillante desde el punto de vista operativo, en consideración a la situación estratégica del Reich, la amenaza aliada y la precariedad de la defensa, las objeciones de Hitler eran razonables.

Además, no había ninguna seguridad de que el ER fuera a conducirse siguiendo la suposición de Manstein. Según la inteligencia alemana (Gehlen) en primavera de 1943 se esperaba una ofensiva soviética en el sector de cualquiera de los Heeresgruppen e incluso se contaba con la posibilidad de que tomaran una actitud defensiva hasta el invierno siguiente o que esperaran hasta que los aliados occidentales emprendieran una gran acción de desembarco en el oeste.

Continuará.

Saludos cordiales

WEGNER B “III. Die Genese der Kursker Schlacht” en MGFA “Das Deutsche Reich und der Zweite Weltkrieg. Bd.8. Die Ostfront 1943/44”. Deutsche Verlags-Anstalt (2007) p.61-79
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Mensaje por Grossman » Mié Oct 28, 2009 12:54 am

¡Hola!

Las decisiones del alto mando en cuanto a si la defensa debía ser estática o flexible o si convenía conducirse llevando la iniciativa o al contragolpe no puede explicarse exclusivamente en base a la cabezonería y falta de profesionalidad de Hitler. Había discrepancias también entre el OKW y el OKH sobre la prioridad otorgada a la Ostfront. En atención a sus responsabilidades el OKW abogaba por reforzar el sur y el este de Europa, lo que con la falta de reservas solo era posible a costa del Ostheer. El OKH, por el contrario, defendía la necesidad de crear una reserva operativa en el este para hacer frente a las previsibles ofensivas soviéticas y para la preparación de operaciones propias.

Y en este tira y afloja entre los intereses de unos y otros Hitler tenía, además, sus propias dudas. Por un lado se negaba a retirar el schwerpunkt de la Ostfront para así estar en situación de ganar la iniciativa al menos en un lugar. Por otro, no quería que el frente se debilitara en ningún sitio y tampoco ceder territorio para estrechar el frente y con ello liberar tropas. Aquí sí que puede decirse que la postura de Hitler es claramente irracional al querer, en una situación de precariedad, obtener una cosa sin ser capaz de sacrificar otra.

Además, obligado a satisfacer las distintas necesidades de los cuarteles generales de los que él había tomado el mando supremo era, más que en ningún período anterior, prisionero de la estructura que él mismo había creado. En ese momento, con unas decisiones operativas que tomar en unas condiciones estratégicas desfavorables para el Reich, era cuando la necesidad de un grupo profesional de militares con responsabilidad general era más manifiesta . El gobierno británico, por ejemplo, decidía en base a las recomendaciones del ‘Chiefs of Staff Commitee’, en cambio Hitler tomaba las decisiones el solo en medio de la confrontación de distintos intereses militares particulares.

Por si tenía pocos quebraderos de cabeza, Hitler tenía que manejar, además, a un grupo de mandos en un ambiente de rivalidad y antipatía personales. Se llevaban mal Model y Kluge, y Manstein con Kleist, Kluge y Richthofen. Pero más nefasto aún que esto era la pésima relación personal del dictador con los generales, que después de Stalingrado cobró más fuerza y reciprocidad. Goebbels había anotado en su diario que los generales siempre estaban tratando de confundir a Hitler y que este siempre los juzgaba negativamente. ‘Lo fundamental –anotaría respecto a la relación de los generales con Hitler- es que no creen en el’. El propio Goebbels, sin perder su estima por el dictador, había empezado a dudar en lo de la ‘estrella de Hitler y con ella la victoria’. Las valoraciones de los generales habían caído en picado desde Stalingrado y todos coincidían en que había llegado la hora en que Hitler debía apartarse de unas funciones militares que lo sobrepasaban y que se volviese a una estructura con un organismo de responsabilidad conjunta de carácter profesional.

El mismo Manstein, y también otros, propusieron sustituir a Keitel por un jefe de estado mayor que dirigiera la guerra con mando global verdadero bajo las líneas de actuación generales que señalaría Hitler. Este a eso hizo oídos sordos e incluso tras la derrota de Stalingrado reforzó más aun su inclinación a resolver las decisiones fundamentales recurriendo a su intuición más que al análisis y la planificación.

Ello no quita que Hitler celebrara consejos de carácter restringido pero estos servían básicamente de barrera frente a las exigencias de medios e de información y a las objeciones. En sus frecuentes encuentros con altos mandos del frente evitaba discutir los planes operativos más inminentes, como cuando el 13 de marzo, dos días después de visitar el cuartel general de Manstein donde no el mencionó el tema, dictó la Orden Operativa nº 5 para la conducción de los combates los siguientes meses.

El objetivo de esta orden era, finalizada la rasputitza y antes de la previsible ofensiva soviética, cortar el saliente de Kursk con un movimiento de pinza y desangrar al ER cuyas más débiles ofensivas se estrellarían contra una frontera reforzada. Había que reunir un fuerte contingente blindado en el ala norte del HS y al sur del HM, en el sector del 2ºE. Las fuerzas extras provendrían del Gotenkopf (la punta de la Península de Taman) y de los ejércitos 4º y 9º que se hallaban inmersos aun en la operación ‘Movimiento de Búfalo’ en Kirov-Veliz. Se esperaba, con un movimiento desde Kharkov hacia el norte y desde Orel hacia el sur, cortar el saliente y destruir las fuerzas soviéticas enfrentadas al 2ºE. A grandes rasgos en la Orden Operacional nº 5 se reconoce la concepción de la futura ‘Operación Ciudadela’.

Los beneficios serían 1) la destrucción de un gran contingente soviético, 2) estrechamiento del frente en unos 240 km, y 3) frustrar o debilitar las espectativas soviéticas de atacar los flancos del HM y HS desde el saliente, así como dificultar una posible ofensiva hacia el Dniéper en el sur o hacia Orel en el norte.

A la vista de estas manifiestas ventajas era normal que este esbozo de ‘Ciudadela’ fuera aceptado esperanzadoramente por todos los estados mayores y que nadie lo pusiera en duda. Incluso el mismo Manstein, que en privado seguía defendiendo su operación, estaba preocupado por la profundidad del flanco norte del HS y estaba a favor de una ofensiva inmediata hacia Kursk. A principios de marzo había indicado a Hoth (4ºPz) mantener a toda costa la cuenca del Donets en preparación de las operaciones subsiguientes a la vez que abogaba por un rápido aprovechamiento del HS: ‘Los rusos no son capaces de gran cosa en nuestro flanco izquierdo y en el derecho del HM yo creo que el HM podría tomar ahora Kursk sin dificultades’ dijo a Zeitzler el 18 de marzo.

Si Manstein no consiguió llevar adelante su propuesta no era solo porque no había terminado aun la rasputitza y la, según él, excesiva pasividad del 2ºE y 2ºPz (ambos bajo el mando de Kluge) sino sobre todo porque preocupaba a Hitler que la concentración de fuerzas soviéticas en el sector de Kharkov permitiera al ER, mediante una ofensiva en dirección SO, ganar la espalda del HS, por lo que ordenó establecer rápidamente una posición defensiva en la línea Cuguejev-Izium y preparar una operación en dirección SO para ganar la línea Lissitschansk-Kupjansk-Woltschansk que dejaría la espalda protegida para el ataque en dirección Kursk. En base a ello el HS preparó la Operación Habicht (azor) y la Operación Panther. Ambas, sin objetivos operativos propios sino de preparación a ‘Ciudadela’, eran razonables pero a mediados de abril fueron abandonadas por falta de tiempo para que la tropa se recuperase. Ya el 21 de marzo Hoth había avisado de su estado apático y que a duras penas y solo bajo una fuerte presión había alcanzado el Donets en la reciente contraofensiva y advertido que la prematura movilización de las divisiones panzer 11ª y 17ª y la panzergrenadier SS’LAH’ sufrirían daños de costosa reparación.

:sgm54: Con esto finaliza la parte ‘Cuestiones básicas’; en la que sigue veremos el controvertido asunto de cuándo debió, o pudo, iniciarse Ciudadela.

Saludos

p.65-70
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Mensaje por Schwerpunkt » Jue Oct 29, 2009 12:26 am

Estimado amigo Grossman:

Leo tus contribuciones con el máximo interés. La génesis de la operación Ciudadela es muy interesante por cuanto queda claro que aunque la decisión última fuera de Hitler, los generales alemanes -en particular Manstein pero también Zeitzler- estaban convencidos del éxito de la misma. Von Kluge y Model tenían más reservas respecto a las posibilidades del ataque y sobre todo a que se podría conseguir del mismo. Guderian se oponìa al mismo y argumentaba que 1943 tenía que ser un año de recuperación del arma Panzer.

Creo que como de costumbre Hitler mezclaba cuestiones militares con políticas más nebulosas. Si bien el cerco y destrucción de varios ejércitos soviéticos en el saliente junto con el acortamiento del frente ofrecía compensaciones claras e inmediatas de la operación, su concepción del beneficio político entraba dentro de la especulación total. Como Guderian con mayor clarividencia dijo en una ocasión a Hitler: "Al mundo le da igual si mantenemos Kursk o no" Y a pesar del gran éxito operacional de Manstein en febrero-Marzo en la zona del Donets y Kharkov, el Ostheer a finales de marzo no estaba para muchos trotes como von Kluge y Model se encargaron de recordar.

Hay una cuestión que me intriga; entre la Orden Operacional nº 5 del OKH del 13.03.1943 y la nº 6 del 15.04.1943 donde se explicita claramente la operación de cerco del saliente soviético, Hitler estuvo considerando a finales de marzo una serie de operaciones menores (Habicht y Panther) En ellas se buscaba hacer retroceder el frente soviético unas 40-50 millas de la zona industrial del río Donets entre Volchansk y Kupiansk. Estos planes fueron cancelados ante la certeza de que restarían efectivos y recursos a la ofensiva principal de Kursk. Ahora bien, en la Orden Operacional nº 6 se menciona en el último punto que se lanzaría la operación Panther aprovechando la confusión enemiga tras la derrota en Kursk.

¿Fue esta operación Panther cancelada realmente en marzo o sencillamente Hitler quiso como de costumbre perseguir dos liebres al mismo tiempo ? Quizás tu o Jose Luis me lo aclaren...

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Mensaje por Grossman » Jue Oct 29, 2009 10:26 am

¡Hola Schwerpunkt!
Schwerpunkt escribió:Hay una cuestión que me intriga; entre la Orden Operacional nº 5 del OKH del 13.03.1943 y la nº 6 del 15.04.1943 donde se explicita claramente la operación de cerco del saliente soviético, Hitler estuvo considerando a finales de marzo una serie de operaciones menores (Habicht y Panther) En ellas se buscaba hacer retroceder el frente soviético unas 40-50 millas de la zona industrial del río Donets entre Volchansk y Kupiansk. Estos planes fueron cancelados ante la certeza de que restarían efectivos y recursos a la ofensiva principal de Kursk. Ahora bien, en la Orden Operacional nº 6 se menciona en el último punto que se lanzaría la operación Panther aprovechando la confusión enemiga tras la derrota en Kursk.

¿Fue esta operación Panther cancelada realmente en marzo o sencillamente Hitler quiso como de costumbre perseguir dos liebres al mismo tiempo ? Quizás tu o Jose Luis me lo aclaren...
Temo que no voy a poder aportar mucho más, asi que salvo sorpresa solo nos queda José Luis. El texto que manejo añade únicamente que las dos operaciones fueron abandonadas al final de la segunda semana de abril pero que continuaron las preparaciones de ‘Panther’ con propósitos de engaño.

Un saludo cordial
Grossman
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Mensaje por José Luis » Jue Oct 29, 2009 1:47 pm

¡Hola a todos!

Ando escaso de tiempo, así que os remito a Kursk: The German View, pp. 363 y ss. Ahí tenéis la respuesta.

Ciao
JL
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Mensaje por José Luis » Vie Oct 30, 2009 11:05 am

¡Hola a todos!

Imagen
Fuente: Steve H. Newton, Kursk: The German View (Da Capo Press, 2002), p. 428

Estas dos operaciones secundarias que debían preceder a Zitadelle fueron canceladas finalmente por falta de medios suficientes o por no mermar o baquetear los que se necesitaban para Zitadelle. Sin embargo, Hitler mantuvo Panther como operación de engaño.

Saludos cordiales
José Luis
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Mensaje por Schwerpunkt » Dom Nov 01, 2009 2:49 am

José Luis escribió: Estas dos operaciones secundarias que debían preceder a Zitadelle fueron canceladas finalmente por falta de medios suficientes o por no mermar o baquetear los que se necesitaban para Zitadelle. Sin embargo, Hitler mantuvo Panther como operación de engaño.
Estimado Jose Luis:

Muchas gracias por la aclaración. Aunque sobre el papel las fuerzas disponibles para estas operaciones fueran considerables, la tabla de Grossman de efectivos disponibles a 1 de abril de 1943 deja a las claras que gran parte de esas divisiones -en especial las acorazadas y motorizadas- estaban en cuadro.
Grossman escribió:Por si tenía pocos quebraderos de cabeza, Hitler tenía que manejar, además, a un grupo de mandos en un ambiente de rivalidad y antipatía personales. Se llevaban mal Model y Kluge, y Manstein con Kleist, Kluge y Richthofen.
Este es un punto interesante. La afirmación de Manstein hacia el 15 de julio de 1943 de que Hitler le robó la victoria cuando Zitadelle llevaba 10 días empeñada y era obvio que no podía tener éxito operacional contrasta con las opiniones mucho más realistas de Guderian, von Kluge, von Mellenthin, Heinrici y otros. Dejando aparte el hecho de que muchas de esas opiniones fueron emitidas en la posguerra y por tanto fueran interesadas, si que es cierto que tanto Guderian, von Kluge y otros era manifiestamente escépticos respecto a las posibilidades de la operación. Y desde luego el OKH y los jefes operativos de los grupos de Ejércitos perseguían cada uno sus propios intereses lo que convertía aquellas reuniones en un gallinero... Esto era también consecuencia del estilo de mando caótico de Hitler filtrando sólo la información que le interesaba y tomando decisiones aislando a los diversos actores de este drama. No había un debate claro y general porque Hitler ponía mucho empeño en que no se formara ningún comité "de facto" que pudiera minar su estilo de mando personalista.

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Mensaje por Grossman » Mié Nov 04, 2009 2:05 am

¡Hola!

La lucha por una fecha

Una antigua máxima militar dice que el combatiente más débil consigue la superioridad sólo con la sorpresa. Esta, en el caso de Ciudadela, no iba a ser respecto a dónde sino a cuándo. Se trataba de lanzarla en algún momento a partir del final de la rasputitza. Cuanto antes mejor para no dar tiempo al ER a reponerse ni consolidar posiciones defensivas. Pero para eso la WM también tenía que tener repuestas y colocadas sus fuerzas, aspecto en el que había considerable retraso, que la cancelación de las operaciones Habicht y Panther no iban a remediar.

El plazo fijado por el OKH a mediados de marzo, para comenzar la operación la segunda quincena de abril era incumplible. Ya el 22 de marzo el HS (Manstein) había informado que aunque las fuerzas blindadas podrían estar en su mayor parte en sus puestos para esa fecha, las unidades de infantería estaban muy necesitadas de recuperación y no estarían listas hasta mediados de mayo.

En el HM (Kluge) las cosas estaban aun más atrasadas. El 9ºE (Model) no había acabado aún de evacuar el sector de Rzhev y trasladado sus fuerzas al de Orel, la operación ‘Büffelbewegung’ (Movimiento de Búfalo). El ‘búfalo’ eran 10 divisiones y en total debían ser trasladados 300.000 soldados y aproximadamente 1.000 tanques y cañones autopropulsados en un tiempo mínimo y a la vez con máximo sigilo. La infraestructura ferroviaria tenía poca capacidad para ese encargo y sufría retrasos por las acciones partisanas y de la aviación: de 400 a 840 sabotajes ferroviarios mensuales y de 100 a 150 ataques aéreos. Uno de los ataques partisanos más exitosos provocó 12 días de retraso en el tramo Minsk-Briansk tras la voladura de dos puentes sobre el Desna.

Cuando se emitió el Operationsbefehl Nr. 6. Unternehmen ‘Zitadelle’ a mediados de abril no era viable tampoco el plazo fijado para comenzar el 3 de mayo. Por falta de preparación y por el clima. Model había avisado repetidamente que el 9ºE, por carencias de número, de movilidad y de instrucción, no estaba en condiciones suficientemente ventajosas para llevar a cabo una ruptura en el sector asignado. Le favoreció poder exponer sus argumentos ante el mismo Hitler a quien su elocuencia persuadió, retrasando la fecha al 9 de mayo.

En el OKH se desvanecieron en seguida las expectativas de derrotar rápidamente a un enemigo cogido por sorpresa y queda claro hasta aquí que poca culpa tuvo Hitler. Además, tanto el HM como el Fremde Heere Ost (FHO, el departamento de la inteligencia militar alemana para el Frente Oriental) sospechaban que los soviéticos sabían de los preparativos e intenciones alemanes. El FHO informó que el ER se estaba reforzando en el sector del ala norte del HS y que estaba concentrando una gran cantidad de reservas en la retaguardia, lo que interpretó –proféticamente- que el ER había optado por alcanzar sus objetivos al contragolpe.

En efecto, el 12 de abril el Stavka había decidido abandonar la idea de llevar la iniciativa de la ofensiva y en su lugar absorber el previsible golpe alemán, esperar su debilitamiento y a continuación lanzar una ofensiva en dirección Kharkov, Poltava y Kiev. En ese momento la inteligencia soviética calculaba que el ER disponía de una superioridad numérica de 1,8:1 respecto a la WM.

El 18 de abril Hitler ordenó la preparación de una operación alternativa consistente en atacar el saliente frontalmente, desde el oeste, en el sector del 2ºE, una zona ‘blanda’ del dispositivo defensivo soviético. No está muy claro si esta variante estaba tan fuera de lugar como el staff del OKH quiso hacerle ver. Parece que Zeitzler exageró las dificultades logísticas sabiendo que ese era un terreno donde Hitler no estaba muy ducho.

Aunque Zeitzler escribiría que en ese momento había propuesto la cancelación de Ciudadela, los hechos que se conocen de las semanas siguientes apuntan a lo contrario.

A raíz de las sucesivas prórrogas solicitadas por Model Hitler convocó una reunión en Munich el 4 de mayo [en otros textos el 3 de mayo] con Zeitzler (OKH), Jeschonneck (OKL), Manstein (HS), Kluge (HM) y Guderian (Inspector Tropas Acorazadas), entre otros. No asistió Model (9ºE) quien dejó expresada su postura en un escrito. No estaba tampoco Speer como erróneamente afirman las memorias de Guderian.

[Según el memorando de Busse sobre dicha reunión (ver día 8-8-2007 en viewtopic.php?f=5&t=404&start=15) Hitler, Model y Guderian estarían a favor del aplazamiento al día 10 de junio, mientras que Zeitzler, Kluge y Manstein estarían por una intervención inmediata. A grosso modo, las posturas a favor del aplazamiento empleaban el argumento de que la dimensión del dispositivo defensivo enemigo era impenetrable en ese momento pero que habría posibilidades de conseguirlo con las nuevas armas disponibles el 10 de junio. Las posturas en contra consideraban que el paso del tiempo favorecía más al enemigo, y que el aumento de efectivos y de trabajos defensivos no iba a compensarse con las nuevas armas, habida cuenta que no era esperable un refuerzo sustancial de la infantería.]

Problemas técnicos y de organización fueron retrasando la terminación de las nuevas armas acorazadas, que se esperaba primero para mayo o junio, causando sucesivos aplazamientos de la fecha de inicio de Ciudadela. Primero el 12 de junio, después el 20, después el 3 de julio. El 25 de junio se estableció la fecha definitiva para el 5 de julio.

Sin embargo la espera de que estuviera lista esa nueva generación de tanques y cañones autopropulsados no era el único motivo de los aplazamientos. El derrumbe de la posición germano-italiana en el norte de África convertía al Mediterráneo en un riesgo para cuyo control, a criterio de Hitler, el Reich necesitaba unas reservas de las que Ciudadela le privaría. A estas alturas estaba ya muy claro que la batalla sería de desgaste [es decir en contra de la premisa estratégica fundamental para Alemania en 1943]. Con ese panorama el dictador confesó a Goebbels poco después de la reunión del 4 de mayo que prefería ‘esperar los acontecimientos por si los bolcheviques quieren tomarnos la delantera, lo que nos daría unas condiciones más favorables que si tomamos la iniciativa nosotros’.

Durante las siguientes semanas de mayo y junio crecía la desconfianza en la viabilidad de la operación, alimentada por los informes cada vez más alarmantes de la inteligencia militar del Frente Oriental, el FHO, sobre la situación defensiva enemiga. A mediados de junio calculaba que el ER disponía en el sector de Kursk de al menos 138 divisiones de fusiles y 64 brigadas acorazadas con un total de 2.350 tanques.

Tres semanas después, Gehlen (el jefe del FHO) abogaba abiertamente por abortar Ciudadela, en base a que no se cumplía ya ninguna de las condiciones iniciales: no existía superioridad de fuerzas ni en el lugar ni en el momento establecidos.

  • 'El ruso espera nuestra ataque en los sectores que hemos determinado desde hace semanas y ha construido sucesivas líneas con sus correspondientes fuerzas para absorber nuestro golpe desde el primer momento. Así es muy poco probable que el ataque alemán logre penetrar. Dada la cantidad de reservas de que disponen los rusos no es de esperar que Ciudadela suponga para ellos tales pérdidas que desistan de sus intenciones generales. Por parte alemana, en vista de la escasez de unas reservas que nos van a hacer falta en el futuro (situación mediterránea) y que van a ser fijadas y desgastadas, considero esta operación como un error fatalmente decisivo que se vengará profundamente.’

Gehlen no podía informar directamente a Hitler sino que tenía que pasa por Zeitzler. Si este lo transmitió, siquiera parcialmente, no se conoce, pero no lo parece en vista de que hasta principios de junio consideraba viable la operación.

A pesar de todas las demoras, ni Manstein ni Kluge aconsejaron a Hitler desistir de ella. Manstein admitiría después en sus memorias que eso ‘podía haber sido un fallo’ y que en el cuartel general del HS se pensaba que la operación, aunque se esperaba que sería difícil, acabaría siendo un éxito. También en el del HM se abogaba por seguir adelante con Ciudadela una vez que quedó claro que comenzaría a principios de julio.

Hitler estaba muy indeciso y temeroso. Al final la propia dinámica de los acontecimientos inclinó la balanza cuando no se produjo ninguna ofensiva ni en el este ni en el oeste (según el OKW) y los preparativos de Ciudadela habían concluido. El 18 de junio decidió seguir adelante pero una semana después compartió con Goebbels su preocupación por no tener una reserva si comenzaba una invasión anglosajona y a Guderian las sensaciones de su estómago cuando pensaba en Ciudadela. El 1 de julio proclamó ante los comandantes de los heeresgruppen: ‘no podemos esperar a que el enemigo tome la iniciativa quizá en invierno o quizá cuando haya un segundo frente.’

Fuente: Ibid. p.70-9

Hasta aquí lo que hay en el MGFA sobre las cuestiones estratégicas y del proceso de decisión previo a Ciudadela. Algunas reflexiones:

1. No conocía a Zeitzler en esa faceta de gran manipulador. Si tenía información fundamental (el informe de Gehlen) que no pasó a Hitler (y no dispusieron de ella tampoco Kluge ni Manstein al decidir seguir con la ofensiva), su responsabilidad en el fiasco merecería destacar bastante más.

2. Aunque se intenta corresponsabilizar a estos frente al tópico de culpar del desenlace únicamente a Hitler y sus desmedidas expectativas en el nuevo armamento blindado, me pregunto qué sabían ellos objetivamente sobre las fuerzas enemigas (sospecho que no todo) cuando no plantearon a Hitler abortar la operación como quería claramente el FHO (Gehlen).

3. Respecto a la inteligencia alemana, me ha llamado la atención que no tuviesen acceso directo a Hitler y tuviesen que pasar por el jefe del estado mayor del OKH.

4. Queda la impresión de que la propia dinámica de los preparativos hacía difícil parar Ciudadela y me hubiese gustado leer algo más sobre las dificultades a las que esa opción - la que hubiese salvado o demorado la caída del Ostheer- se enfrentaba.

5. Si en la reunión del 4 de mayo se decidía o proceder a la ofensiva de forma inmediata o esperar al día 10 de junio, pero después esta comenzó el 5 de julio, es decir, 25 días después, no se puede tampoco ‘culpar’ a los defensores del aplazamiento al 10 de junio de los resultados de un retraso muchísimo mayor. Entiendo que era razonable a partir de esa fecha, si la operación no se suspendía, esperar las nuevas armas para compensar la ventaja que el enemigo iba adquiriendo mientras el tiempo transcurría.

Un saludo a todos
Grossman
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Mensaje por José Luis » Mié Nov 04, 2009 9:53 am

¡Hola a todos!
Grossman escribió: 1. No conocía a Zeitzler en esa faceta de gran manipulador. Si tenía información fundamental (el informe de Gehlen) que no pasó a Hitler (y no dispusieron de ella tampoco Kluge ni Manstein al decidir seguir con la ofensiva), su responsabilidad en el fiasco merecería destacar bastante más.

2. Aunque se intenta corresponsabilizar a estos frente al tópico de culpar del desenlace únicamente a Hitler y sus desmedidas expectativas en el nuevo armamento blindado, me pregunto qué sabían ellos objetivamente sobre las fuerzas enemigas (sospecho que no todo) cuando no plantearon a Hitler abortar la operación como quería claramente el FHO (Gehlen).

3. Respecto a la inteligencia alemana, me ha llamado la atención que no tuviesen acceso directo a Hitler y tuviesen que pasar por el jefe del estado mayor del OKH.
Para examinar muchos de los estudios de Gehlen (FHO) antes de "Ciudadela", éste remite en sus memorias al estudio de la operación efectuado por el general Gotthard Heinrici en Wehrwissenschaftlicher Rundschau, 1965, pp. 463-486, 529-544 y 582-604, y la historia oficial del gobierno federal a cargo de Ernst Klink, Das Gesetz des Handelns. Die Operation "Zitadelle", 1943 (Stuttgart: Deutsche Verlagsanstalt, 1966).

En sus memorias, Gehlen dice que el 17 de abril se había enterado (por un agente de toda confianza) que Stalin había convocado en Moscú a los comandantes superiores para tratar los "indicios de una próxima ofensiva alemana". Luego supo por otro agente, el día 27, del traslado de fuerzas soviéticas a Valuyki (punto de partida de la pinza sur de Ciudadela), y que el día siguiente, por un agente dudoso, supo que los rusos creían que los alemanes atacarían entre Kharkov y Kursk. Por esos informes y otros del Abwehr, el FHO no tenía duda alguna, según Gehlen, de que los soviéticos conocían las intenciones alemanas y tomaban contramedidas. Pero no perdamos de vista que estamos ante unas memorias, y que en este pasaje de su libro, situado en abril de 1943, Gehlen ya está adelantando que los rusos sabían todo sobre las intenciones alemanas.

Gehlen dice luego:

[Cuando por fin, el 5 de julio, se lanzó la ofensiva "Ciudadela", era evidente que había perdido todas las ventajas de la sorpresa táctica y estratégica. Había yo hecho cuanto estuvo en mi mano, como es de ver en los archivos de Ejércitos Extranjeros del Este, para disuadir al alto mando alemán del lanzamiento de esta ofensiva. Pero, como sea que Hitler se negaba a entrar en razón, el día 3 de julio redacté una enérgica advertencia del probable resultado de la operación, bajo el título "Previsión de los movimientos del enemigo, en el caso de que la operación 'Ciudadela' se lleve a cabo":

Tan pronto la operación "Ciudadela" comience, el enemigo puede limitar su reacción a la zona de operaciones de "Ciudadela", con la finalidad de detener nuestro ataque -si es necesario recurriendo a reservas situadas en zonas vecinas-, quedando, en términos generales, a la defensiva, con la sola excepción de contraataques de menor envergadura, o bien puede lanzar ofensivas, ya preparadas, contra el Grupo de Ejércitos del Sur y del Centro, sin dejar por ello de paralizar la operación "Ciudadela", en el caso de que el enemigo estime que el cuadro general que la guerra presenta le permite tal decisión. Vista la preparación del enemigo para el ataque, y teniendo en cuenta la situación en el Mediterráneo, la última parece la más probable de las dos alternativas, aun cuando no cabe excluir una reacción inicialmente limitada a la operación "Ciudadela". En consecuencia, debemos esperar que, probablemente poco después del inicio de nuestra operación, los rusos monten fuertes contraataques y operaciones de diversión, en los sectores del frente guarnecidos por los Grupos de Ejércitos Sur y Centro, en donde hemos ya advertido preparativos de ataque.

Añadía que si los rusos, en contra de lo previsto, centraban su resistencia en la zona de la operación "Ciudadela" y el frente inmediato, deberíamos esperar que el enemigo concentrara en Kursk considerables refuerzos procedentes de otras zonas, para el caso de que la lucha se prolongara largo tiempo. Pero esto último se consideraba altamente improbable, por cuanto teníamos la seguridad, decía, de que los rusos intentarían neutralizar nuestro esfuerzo por el medio de lanzar ataques de desgaste en otros puntos, a fin de aliviar la presión sobre Kursk, complementando tales operaciones con contraofensivas hacia el bajo Dnieper y Orel.

El día 4 de julio, víspera del inicio de "Ciudadela", reiteré mi petición en términos todavía más enérgicos:

Desde el punto de vista de la situación general de la guerra, no hay base alguna para justificar el lanzamiento de la operación "Ciudadela", en la presente coyuntura. Los requisitos para que una ofensiva sea victoriosa son dos: debemos gozar de superioridad numérica y de las ventajas de la sorpresa. En el momento en que originariamente se planteó iniciar la ofensiva, se daban los dos requisitos dichos. Pero ahora, y a juzgar por los datos que tenemos acerca del enemigo, ninguna de los requisitos concurre. Durante varias semanas, los rusos estuvieron esperando nuestro ataque en un sector determinado, que nosotros habíamos elegido para la ofensiva. Y con su acostumbrada energía, habían hecho cuanto estaba en su mano para interrumpir nuestra ofensiva desde su nacimiento (construyendo una tras otra varias líneas de fortificaciones, y trasladando las tropas necesarias). En consecuencia, pocas probabilidades hay de que la ofensiva alemana nos reporte ventaja estratégica alguna.

Teniendo en cuenta las reservas totales de que los rusos disponen, ni siquiera podemos presumir que la operación "Ciudadela" les inflija tal castigo que les impida llevar a efecto sus planes generales, en el momento elegido. Por otra parte, a medida que la guerra siga su curso, Alemania se verá en extrema necesidad de utilizar sus reservas (¡especialmente en el Mediterráneo!), por lo que no puede permitirse ahora empeñarlas en esta operación y desgastarlas inútilmente. Estimo que la planeada operación constituye un grave error que pagaremos más adelante
.] Reinhard Gehlen, Servicio Secreto. Memorias del Jefe del Servicio de Inteligencia Alemán (Barcelona. Editorial Noguer, 1972), pp. 86-88.

Bueno, ahora quiero señalar varias cosas:

1) El FHO tenía que reportar directamente al jefe del Estado Mayor General, y éste, si lo estimaba importante, a Hitler. Así era el protocolo, pues el FHO dependía directamente del EMG del OKH.

2) Me parece precipitado e infundado llamar manipulador a Zeitzler por la suposición de que no trasladara la información de inteligencia recibida de Gehlen a Hitler. Estamos hablando de una suposición, no de una certeza (para esto último faltan las pruebas). Por otra parte, Hitler nunca hizo caso de los informes de inteligencia que suministraban información contraria a sus puntos de vista o intenciones. Repásese todo el periodo anterior desde la planificación de Barbarroja. "Ciudadela" no fue una operación de Hitler, evidentemente, sino de Zeitzler, pero ante la duda, Hitler solía decidirse por la solución ofensiva. Y además, alrededor de "Ciudadela" pesaban mucho en la mente del Führer los aspectos políticos de sus gobiernos aliados.

3) La Orden de Operación Nº 5 (la génesis de "Ciudadela") es de 13 de marzo de 1943, y en sus anexos al documento, Hitler acaba pidiendo a los grupos de ejércitos que le reporten sus intenciones el 25 de marzo. La orden de "Ciudadela" es la Orden de Operación Nº 6, y tiene fecha de 15 de abril de 1943. Ahora bien,

4) Aquellos que defendieron el inicio de "Ciudadela" inmediatamente después de la emisión de la Orden Nº 6 (Zeitzler, Manstein....y, a tenor de lo que cuenta en sus memorias, Gehlen), argumentando que entonces obtendrían superioridad (no sé de dónde), pero sobre todo sorpresa, se olvidan (porque no lo sabían) que con fecha de

5) 8 de abril de 1943 (una semana antes de la Orden Nº 6), Zhukov remitió a Stalin un memorando (Alto Secreto) sobre la valoración estratégica de la situación y las posibles intenciones de los alemanes. En dicho documento, que se puede leer en su totalidad en The Battle of Kursk de Glantz y House, apéndice F, pp. 361-362, Zhukov ya adelanta cuáles van a ser los pasos de los alemanes, y aconseja detener primero su ofensiva, destruir sus tanques y, luego, echando mano de las reservas, lanzar una contraofensiva. Y eso fue precisamente lo que hicieron los soviéticos en julio, casi tres meses después de esta valoración.

6) Por tanto, no cabe hablar de obtención del elemento sorpresa (al menos a nivel estratégico) para "Ciudadela" en abril de 1943. La demora en su inicio, ciertamente, facilitó que los soviéticos reforzaran sus defensas y construyeran otras nuevas, aumentando al mismo tiempo el monto de sus reservas y armamento. Pero también los alemanes aumentaron sus fuerzas y armamento, aunque no en grado similar al soviético (no podían, porque no tenían).

7) Pero además y finalmente, tampoco podían los alemanes lanzar "Ciudadela" en abril o principios de mayo. Simplemente, no disponían de los medios necesarios, como se encargó de subrayar Kluge en marzo y Model en los meses siguientes.

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Mensaje por Grossman » Sab Nov 07, 2009 1:44 pm

¡Hola!
José Luis escribió:
Grossman escribió: No conocía a Zeitzler en esa faceta de gran manipulador. Si tenía información fundamental (el informe de Gehlen) que no pasó a Hitler (y no dispusieron de ella tampoco Kluge ni Manstein al decidir seguir con la ofensiva), su responsabilidad en el fiasco merecería destacar bastante más
Me parece precipitado e infundado llamar manipulador a Zeitzler por la suposición de que no trasladara la información de inteligencia recibida de Gehlen a Hitler. Estamos hablando de una suposición, no de una certeza (para esto último faltan las pruebas)
Además de por esa suposición, que trataré después, me baso en lo que sigue (1):
Grossman escribió:El 18 de abril Hitler ordenó la preparación de una operación alternativa consistente en atacar el saliente frontalmente, desde el oeste, en el sector del 2ºE, una zona ‘blanda’ del dispositivo defensivo soviético. No está muy claro si esta variante estaba tan fuera de lugar como el staff del OKH quiso hacerle ver. Parece que Zeitzler exageró las dificultades logísticas sabiendo que ese era un terreno donde Hitler no estaba muy ducho.
Después volveré a lo de si exageró o no, pero a continuación explico porqué me inclino a creer la suposición de que Zeiztler no pasó a Hitler el informe de Gehlen.

A lo largo del capítulo Wegner pinta a Zeitzler intentando distanciarse del resultado de la Operación Ciudadela (OC). Por ejemplo en una nota a pié de página (nº109 p.79) explica que la afirmación de Zeitzler en un manuscrito no publicado de que Hitler “nunca se mostró dubitativo ante el Cuartel General del Heer respecto a Ciudadela” no es creíble y obedece a su intención de retratar a Hitler como único responsable del fracaso de OC.

A ese propósito (eso no lo dice Wegner sino un servidor) obedecería también la afirmación de Zeitzler en su manuscrito de que había propuesto el 20 de abril la suspensión total de OC. Wegner no le da crédito en base a sus actuaciones en las semanas siguientes, sobre todo a la oportunidad de manifestarse en ese sentido en la reunión de Munich del 4 de mayo, donde no lo hizo (2).

Vemos pues a un Zeitzler que, para desmarcarse del resultado de OC, vende la imagen, por un lado, de que él propuso abortar la operación y, por otro, de que el desastre fue cosa de Hitler solo. Y ahora me pregunto: si Zeitzler hubiese realmente pasado el informe de Gehlen a Hitler ¿por qué no aprovechó para proclamarlo en sus memorias? Hubiese apoyado sus dos afirmaciones, la de que estaba en contra de continuar OC y la de que Hitler era el responsable único de los desaguisados.

Visto además, que Zeitzler realmente no quería interrumpir OC, había por en medio un interés personal para no pasar a Hitler un informe que apuntaba a lo contrario.

Hasta aquí la cuestión de si el jefe del CG del OKH pasó o no el informe del FHO. Otra cuestión es la relevancia que dicha hipotética omisión hubiese podido tener. Por un lado
José Luis escribió:Por otra parte, Hitler nunca hizo caso de los informes de inteligencia que suministraban información contraria a sus puntos de vista o intenciones. Repásese todo el periodo anterior desde la planificación de Barbarroja
Sin embargo yo tenía dudas si los jefes de los Heeresgruppen y los Heere tenían la información sobre los efectivos contrarios y me ha quedado resuelta con el texto de Newton “Kursk. The German View” que referencia José Luis, que recoge el testimonio de Theodor Busse, Jefe de Estado Mayor del Heeresgruppe Süd (HS) durante OC. Pues bien, Busse afirma que en abril sabían que el ER estaba acumulando reservas estratégicas en la retaguardia y que a principios de julio tenían un cuadro bastante claro de las fuerzas enemigas, del espesor de sus defensas y de su intención de hacer uso de sus reservas estratégicas de retaguardia para lanzar su contraofensiva al norte y al sur del saliente (3).

Según eso, Gehlen no transmitió a Zeitzler mucha más información de lo que ya todo el mundo sabía, salvo su acertado criterio sobre el error que suponía continuar con OC.

Siguiendo con Busse y como contrapunto a la sospecha de Wegner de que Zeitzler había exagerado las dificultades logísticas de la alternativa de atacar el saliente desde el oeste, aquel afirmó que en el cuartel general del HS la estuvieron estudiando y finalmente desecharon por factores ligados al terreno (la deficiente red de carreteras hacia las áreas de concentración, los numerosos barrancos y ríos que transcurrían perpendicularmente a la dirección del ataque) y porque el tiempo necesario para redesplegar fuerzas e infraestructura iba a retrasar demasiado la ofensiva. Además, de tener éxito, esa acción frontal no hubiese permitido destruir tantas fuerzas enemigas como en la pinza que suponía OC (4)

Un saludo a todos
Grossman

(1) WEGNER B “Von Stalingrad nach Kursk” en MGFA “Das Deutsche Reich und der Zweite Weltkrieg. Bd.8. Die Ostfront 1943/44”. Deutsche Verlags-Anstalt (2007) p.73-5
(2) Ibid. p.75
(3) NEWTON SH “Kursk. The German View”. Da Capo Press (2002) p.14-6
(4) Ibid. p.17
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Mensaje por José Luis » Sab Nov 07, 2009 2:38 pm

¡Hola a todos!

¡Qué tal, Grossman! Verás, yo tengo muy claro, porque es evidente, que al final de la guerra todos los oficiales superiores, el que más el que menos, echaron la culpa al muerto (Hitler) por todos los fracasos de la guerra. Naturalmente, la realidad es más compleja: unas veces cometió errores decisivos (en los que participaron muchos de esos oficiales superiores) y otras veces acertó o apoyó acciones decisivas (de las que discrepaban igualmente muchos de esos oficiales superiores).

Pero en el asunto Zeitzler que comentamos, me parece exagerado cargar en una supuesta omisión por parte del jefe del EMG de información de inteligencia de Gehlen. Lo cierto, a parte de lo que ya comentaste, es que Hitler tenía toda la información sustancial (recuerda, por ejemplo, el informe que le remitió Model -puenteando a Kluge-) sobre los pros y contras militares de Ciudadela. Todos esos oficiales superiores tan locuaces después de la guerra, habían sido, sin embargo, extremadamente lacónicos a la hora de manifestar sin tapujos sus criterios ante Hitler. Ahí tienes a Manstein que, como dice el narcisista de Guderian en sus memorias, se aflojaba completamente ante Hitler. Lo cierto es que, si como quisieron justificar en la posguerra, hubiese habido una posición tan clara y mayoritaria entre los oficiales superiores de los altos mandos y los jefes de campaña a la realización de Ciudadela, es muy probable que Hitler hubiese buscado otra alternativa ofensiva (de corte estratégico defensivo) para calmar las presiones políticas de sus gobiernos aliados.

Saludos cordiales
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Mensaje por pensacola » Sab Nov 21, 2009 1:31 am

Buenas noches:

Soy nuevo en este foro, aunque no en mi interes por la historia militar. Este interes me llevo a querer conocer algo mas de las operaciones de la Segunda Guerra Mundial, y mas concretamente acerca del frente del Este. Rapidamente atrajo mi atencion la Batalla de Kursk, de la que lei un poco y extraje una serie de modestas conclusiones (en comparacion con el nivel de los post leidos hasta ahora). Permitanme pues compartirlas con ustedes:

Las operaciones alemanas antes de Kursk se basaban en una serie de premisas, entre las que incluía: que una blitzkrieg bien planeada y ejecutada era capaz de penetrar y realizar una explotación a través de cualquier sistema defensivo soviético; y que la superior capacidad de maniobra y mando y control alemana, junto con su armamento, superaría cualquier inferioridad frente a las fuerzas soviéticas . Según los alemanes, los soviéticos carecían de la habilidad para planear y conducir el tipo de operaciones complejas que demandaba la guerra moderna, siendo incapaces de lanzar acciones ofensivas a menos que se apoyasen en una climatología adversa; y en el caso que fuesen capaces de llevarla a cabo, el dominio alemán de los contraataques sería capaz de detener tal acción. Sin embargo, en el verano de 1943 esas aseveraciones dejaron de tener validez: el Ejército Soviético había evolucionado y luchaba en la misma guerra y al mismo nivel que el alemán: el alumno estaba a punto de superar al maestro. La Operación “Ciudadela” fracasó en parte porque los alemanes subestimaron a su enemigo.

La batalla de Kursk significó un fracaso de la blitzkrieg en el plano estratégico y operacional. Por primera vez en la guerra, una ofensiva germana fue detenida en el umbral de la profundidad táctica-operacional, sorprendiendo a un ejército cuyos anteriores éxitos estratégicos se habían basado en ese tipo de maniobra aplicada a la aproximación indirecta. Y fracasó precisamente por esa falta de sorpresa estratégica, carencia que le hizo completamente predecible para la Stavka, y que posibilitó a los soviéticos anticiparse al plan alemán, no con una acción ofensiva basada simplemente en poner una mayor potencia de combate, que no capacidad de combate, en el frente, al estilo de los años anteriores, sino con un planeamiento basado en el conocimiento del enemigo y de las capacidades propias.

Incluso en el plano táctico esa blitzkrieg fracasó en Kursk, a pesar de poseer una superioridad tecnológica en carros de combate. Los soviéticos frenaron el ataque alemán con un sistema defensivo basado en la concentración, profundidad, apoyo mutuo e integración de fuerzas de diferente naturaleza, que consiguieron el efecto sinérgico, junto a un adecuado empleo de unas reservas dotadas de gran movilidad. De esta forma la batalla se tornó en un combate de desgaste, el tipo de batalla que las fuerzas soviéticas podían ganar frente a los alemanes, a los que llevaron a su punto culminante para posteriormente pasar a la ofensiva y recuperar la iniciativa.

Hitler no buscaba con “Ciudadela” una batalla decisiva para ganar la guerra, sino una batalla decisiva para no perderla, sin embargo supuso un punto de inflexión en los tres niveles de la guerra a partir del cual el Ejército Alemán perdió completamente la iniciativa en favor del Ejército Soviético. La batalla de Kursk, asociada a la Operación “Ciudadela” alemana y a la ofensiva estival soviética de 1943, no solo terminó con el mito de la superioridad germana, sino que demostró claramente que el Ejército Soviético había desarrollado rápidamente la estructura, doctrina y procedimientos para emplear eficazmente sus enormes recursos bélicos. A partir de entonces la combinación de ambos resultó decisiva para el devenir de la guerra en el Frente del Este.

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Mensaje por José Luis » Sab Nov 21, 2009 9:56 am

¡Hola a todos!
pensacola escribió: Soy nuevo en este foro
Recibe mi cordial bienvenida.
pensacola escribió: Las operaciones alemanas antes de Kursk se basaban en una serie de premisas, entre las que incluía: que una blitzkrieg bien planeada y ejecutada era capaz de penetrar y realizar una explotación a través de cualquier sistema defensivo soviético; y que la superior capacidad de maniobra y mando y control alemana, junto con su armamento, superaría cualquier inferioridad frente a las fuerzas soviéticas
“Blitzkrieg” es un término que puede llevar a confusión. Téngase en cuenta que su traducción literal es “guerra relámpago”, pero se ha empleado indistintamente para definir la estrategia alemana de la guerra, la estrategia económica alemana de la guerra, y la manera de hacer la guerra de la Wehrmacht. Es, además, un término casi por completo ajeno a la terminología militar alemana de preguerra, y ciertamente desdeñado por Hitler. Sólo tiene sentido real si lo identificamos con la auténtica definición de la manera de hacer la guerra recogida en la doctrina militar alemana: guerra de movimiento (Bewegungskrieg), y más en concreto, guerra de movimiento de armas combinadas (Bewegungskrieg der verbundenen Waffen). El resto de acepciones, salvo en un caso concreto, es una pura recreación periodística e historiográfica de posguerra.

Como, de todas formas, el uso del término “blitzkrieg” se ha convertido con el tiempo en una práctica insalvable, para distinguirlo del mito perenne existente alrededor del término es necesario delimitar el alcance de su significado militar: no va más allá de los niveles táctico y operacional. Así, y según mi criterio (es válida cualquier otra definición similar) “blitzkrieg” define un ataque, basado en la sorpresa y velocidad, ejecutado mediante el empleo masivo y concentrado de armas motorizadas combinadas (fuerza aérea incluida) para conseguir la penetración de las defensas enemigas en uno o varios sectores determinados, y la explotación de la penetración o ruptura, envolvimiento, cerco y destrucción de las fuerzas enemigas. El desarrollo exitoso de la blitzkrieg así definida, comienza siempre con un éxito táctico seguido de su explotación operacional que puede, dependiendo de otros factores, traer la decisión estratégica.

Lo anterior implica que el éxito militar de la blitzkrieg así definida era un requisito necesario para ganar la guerra, pero podía no ser suficiente. Desde la IGM dejó de tener sentido la “batalla decisiva”, porque la guerra, a diferencia de lo que venía sucediendo hasta entonces, dejó de ser un conflicto localizado para convertirse en un conflicto global, dejó de combatirse en un frente relativamente corto en amplitud y profundidad para combatirse en varios teatros de guerra, por tierra, mar y aire, y a retaguardia (movilización total de los recursos humanos y materiales). Por ello, una batalla ya no podía decidir la guerra. Aunque su génesis puede remontarse a la guerra civil americana, el nivel operacional de la guerra nació tras la IGM, con el objetivo de establecer un nexo de unión entre los niveles estratégico y táctico. El arte operacional tuvo cuño soviético, no alemán. En síntesis, consiste en la planificación y conducción de las campañas militares (compuestas de batallas), es decir, la táctica, para la consecución de los objetivos estratégicos, y en la movilización de todos los recursos humanos y materiales necesarios para llevar a cabo dichas campañas militares. La blitzkrieg, en la acepción definida, sólo debe aplicarse a esos dos niveles de la guerra. A nivel estratégico (político, económico, etc.) carece de fundamento histórico (salvo para la Operación Barbarroja), y los historiadores que han aplicado dicho término al nivel estratégico de la guerra de Hitler, simplemente han fabulado.

Si se entiende esto se comprenderá por qué el éxito inicial de la blitzkrieg alemana no trajo consigo la decisión estratégica de la guerra. La blitzkrieg puso fuera de la guerra a Polonia en 1939 y a los Países Bajos y Francia en mayo-junio de 1940, pero esos éxitos operacionales, siendo necesarios, no fueron suficientes para ganar la guerra. Gran Bretaña no claudicó políticamente ante la derrota sufrida por su ejército en el continente. No es lugar para extenderme más de lo que ya llevo hecho, pero sólo quiero apuntar, en este sentido, que Francia pudo no haber claudicado políticamente y seguir combatiendo fuera del continente. Fue una decisión política, basada obviamente en una catástrofe militar, lo que llevó al armisticio de junio, pero un gobierno francés más sólido y unido podría haber continuado la guerra.

Tampoco trajo la derrota de la URSS el rosario de éxitos tácticos y operacionales conseguidos en los campos de batalla durante el verano de 1941 por Alemania. De hecho, la campaña militar que se inició contra la URSS el 22 de junio de 1941 fue la primera y única campaña militar alemana planificada como una blitzkrieg en los tres niveles de la guerra. Hitler basculó toda su estrategia de guerra (contra su enemiga actual, Gran Bretaña, y contra su enemiga venidera, Estados Unidos) en una campaña relámpago contra la Unión Soviética, que debía concluirse victoriosamente en unas pocas semanas. Y toda esa su estrategia se fue al garete cuando fracasó finalmente esa campaña relámpago, dando paso a una guerra prolongada. A diferencia de Francia, un teatro de guerra relativamente reducido y bien comunicado, las vastedad de la Unión Soviética y su escasez de buenas comunicaciones (junto a los enormes recursos humanos y materiales desplegados por la movilización total soviética) vinieron a demostrar que Alemania carecía de los recursos necesarios para hacer y mantener con éxito una guerra de movimiento de armas combinadas. La Wehrmacht estaba muy lejos, increíblemente lejos, de ser un ejército lo suficientemente moderno (motorizado) como para desplegar tal tipo de guerra en un teatro de guerra tan vasto y hostil como el ruso.

Con Barbarroja se acabó realmente la historia de la llamada blitzkrieg. Con ser un ejército que dependía en su mayor parte del tren y del caballo para moverse en junio de 1941, el Ostheer nunca volvió a ser igual de poderoso como entonces. Y a diferencia del Caso Blanco, del Caso Amarillo y de Barbarroja, la Wehrmacht nunca más tuvo la oportunidad de conseguir la sorpresa estratégica u operacional de esas ofensivas. Y después de Barbarroja, tampoco tenía el Ostheer la fuerza necesaria para lanzar una ofensiva en los tres frentes principales del teatro de guerra ruso. Debido a esta realidad, la ofensiva alemana de verano de 1942 sólo pudo concentrarse en un único frente del teatro ruso, e incluso así los objetivos de dicha ofensiva, Caso Azul, sólo podían conseguirse ejecutando la operación por fases, pues los alemanes carecían de la fuerza necesaria para desplegar la operación con ofensivas simultáneas. Cuando lo hicieron, gracias a Hitler, se demostró que ni siquiera podían mantener dos ofensivas (hacia Stalingrado y hacia el Cáucaso) de forma simultánea. El resultado final fue otra catástrofe, si bien de menor calado estratégico que la de Barbarroja, en cambio de mucho más calado psicológico.

Y así llegamos a la operación Ciudadela, que, por más que ciertos historiadores y mucha propaganda hayan sobrevalorado en su significado y consecuencias estratégicas, no dejó de ser una ofensiva, relativamente menor en comparación a las anteriores, en un sector de un frente. A diferencia de las anteriores ofensivas de verano de 1941 y 1942, era materialmente imposible conseguir la sorpresa estratégica en Ciudadela; sólo se consiguió engañar a los soviéticos en el centro de gravedad de la ofensiva alemana (los soviéticos desplegaron sus mayores fuerzas y defensas en el norte; los alemanes lanzaron su mayor concentración de fuerzas mecanizadas en el sur), pero eso no bastaba para el éxito. Igualmente, a diferencia de las dos ofensivas de verano anteriores, los planificadores soviéticos sabían con cierto grado de certeza dónde iban a atacar los alemanes, disponiendo así del tiempo suficiente para construir una defensa escalonada en profundidad y para movilizar las suficientes reservas para contener el ataque alemán y, posteriormente, contraatacar.

La blitzkrieg en Caso Azul y Ciudadela ya había perdido todo el contenido de simbolismo y mixtificación que se le atribuyó por la prensa y la propaganda extranjeras durante 1940 y por los planificadores alemanes en su preparación y ejecución de Barbarroja. Lo había perdido en el otoño de 1941. Luego las historias de la posguerra se encargaron de mitificarla.

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Operación Ciudadela

Mensaje por Eriol » Sab Nov 21, 2009 1:23 pm

Hola!
“blitzkrieg” define un ataque, basado en la sorpresa y velocidad, ejecutado mediante el empleo masivo y concentrado de armas motorizadas combinadas (fuerza aérea incluida) para conseguir la penetración de las defensas enemigas en uno o varios sectores determinados, y la explotación de la penetración o ruptura, envolvimiento, cerco y destrucción de las fuerzas enemigas. El desarrollo exitoso de la blitzkrieg así definida, comienza siempre con un éxito táctico seguido de su explotación operacional que puede, dependiendo de otros factores, traer la decisión estratégica.


Caray Jose Luis,habia leido muchas definiciones de Blitkrieg pero como esta ninguna¿Es de cosecha propia?

Saludos
Una vision; un propósito;un sueño...Siempre.

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