Stolfi, Hitler: Beyond Evil and Tyranny

Recensiones personales de libros leídos

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José Luis
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Stolfi, Hitler: Beyond Evil and Tyranny

Mensaje por José Luis » Mar Oct 18, 2011 8:30 pm

¡Hola a todos!

Los neonazis y, especialmente, los admiradores de Hitler probablemente estarán encantados con este libro de reciente publicación (octubre de 2011). Stolfi, coronel retirado de la US Marine Corps Reserve y profesor emérito de la US Naval Postgraduate School de Monterey, California, ya escribió con anterioridad algunos libros de historia militar, como Hitler's Panzer East, un libro mitad histórico, mitad especulativo sobre las posibilidades que tuvo Hitler de ganar la guerra en la Unión Soviética si hubiera continuado su avance hacia Moscú en vez de virar hacia el sur, hacia Kiev. De este libro me quedó patente la postura pro-alemana que subyace en Stolfi, un caballero ya entrado en años que defiende la teoría de la "guerra preventiva", la de Bush, no la que sirvió de excusa a Hitler para su ataque a la URSS.

Ahora, con Hitler: Beyond Evil and Tyranny (Prometheus Books, 2011), Stolfi se convierte en un auténtico hagiógrafo de Hitler, por mucho que la reseña editorial exprese que "This is no neo-Nazi apologia for the horrors of the Third Reich. It is an earnest effort to interpet Hitler's personal evolution and place his actions within his personal and political context". Ciertamente, Stolfi no hace ningún tipo de apología de los crímenes del Tercer Reich (faltaría más), pero sí hace una especial interpretación de Hitler que satisface por completo la definición que da la RAE de "hagiógrafo" en su acepción de "Biógrafo que resalta en exceso las cualidades y virtudes del biografiado".

La entrada de Stolfi en su introducción ya presagia lo que viene: "After half a century, no biographer or historian has put together and adequate interpretation of Adolf Hitler" (p. 9). En otras palabras, los Bullock, Maser, Fest, Tolland y Kershaw que él cita (p. 10), no han producido, a su parecer, una interpretación "adecuada" o "aceptable" de Adolf Hitler. Y hete aquí que la va a hacer él; Stolfi va "to extract a fresh interpretation of Hitler the person. First, because it is unlikely that any significant new primary source material will be found, this book does not search for it. Second, because another descriptive biography of Hitler would be an exercise in dullness, this book concentrates on interpretation" (10). Claro que para algunos como yo sus interpretaciones pueden parecer bastante surrealistas y a veces inmorales, y para otros seguro serán ofensivas.

Stolfi no tiene ningún empacho en interpretar a Hitler como el propio dictador se vio a sí mismo en alguna ocasión, como un "mesías" salvador de Alemania y Europa, y desde tal perspectiva interpretativa tampoco tiene reparos en comparar a Hitler con Mahoma: "Both [Hitler y Mahoma] must be comprehended as intense visionaries with their feet planted firmly several feet above the ground, in their own worlds of self-inspired revelation" (9). En una vena similar, pero en base a sus conquistas de 1939-1941, compara a Hitler con Alejandro el Magno, César y Napoleón.

Stolfi no ve en Hitler sadismo o crueldad por lo menos hasta el comienzo de la IIGM: "Not until World War II can Hitler be associated with sadism and cruelty- and then specifically in the incredible disappearance of the 3.1 million Russian prisoners of war taken in the brief period from late June through mid-October 1941 and the better-known deliberate killing of probably no fewer than 4.5 million European Jews" (37). Es decir, Stolfi no ve crueldad ni sadismo en el torrente de crímenes cometidos por la SA durante la época de Weimar a instigación de Hitler, ni tampoco en los crímenes cometidos por la SA y la SS durante los años de preguerra del Tercer Reich; ni, por supuesto, en la persecución de los comunistas, socialistas, judíos, "asociales", homosexuales, etc., sus arrestos, torturas, asesinatos o internamientos en cárceles y campos de concentración durante el mismo periodo. Por otra parte, obsérvese la palabra que utiliza Stolfi para significar el planificado crimen nazi contra los prisioneros de guerra soviéticos (y otros infortunados habitantes de la URSS, como se previó en el Generalplan Ost): "disappearance", "desaparición". Como si los prisioneros de guerra soviéticos "desaparecieran" por arte de magia. Claro que este "encantamiento" no terminó a mediados de octubre, como él pretende hacer creer. Hasta mediados de octubre de 1941, "desaparecieron" unos 3,1 millones de PG soviéticos, pero siguieron "desapareciendo" en 1942 y después. La misma sutileza indecente se esconde en la precisión "revisionista" de 4,5 millones de víctimas del Holocausto, como si una especie de grima inconfesable le impidiera hablar de la manida y conocida cifra de 6 millones. O en el acotamiento de "sadismo y crueldad" a esos dos monstruosos crímenes, ignorando muchos otros crímenes y genocidios ordenados por Hitler, por no hablar de su placer sádico para visionar los repulsivos ahorcamientos de quienes cayeron bajo sus garras tras el 20 de julio de 1944, o tantas otras crueldades y sadismo de este infame dictador.

Stolfi trata de vincular el sadismo y la crueldad de Hitler (recordad, según él sólo visibles en ciertos crímenes de la guerra) con un supuesto comentario del propio Hitler en el sentido de que sería recordado como el hombre más duro de la historia. Así Stolfi abre la puerta para su comparación con los, según él, "hombres más duros de la historia", los romanos. Y suelta: "How is it possible that these impossible serious, duty-driven, and immeasurably practical men could have been associated with the horrors of the 'monstrous and inexplicable' and seemingly pointless games exemplified by the Colosseum?" (37). Stolfi parece más preocupado en lo que el propio Hitler pensaba de él mismo (y lo que los romanos pensaban de ellos mismos) que en lo que nosotros pensamos de Hitler. Así, y perdonad que sólo cite en inglés pero la reseña va para los que leen en inglés, refina Stolfi: "The seemingly obvious sadism and cruelty and apparent pointlessness in the Roman games incites us to atribute the violence to cruelty in the Roman nature. The similar qualities in the destruction of the Russian prisoners and the European Jews incite a similar attribution to Hitler's nature. But objections can be made because neither Roman nor Hitler can seriously be supposed to have considered himself wicked" (38).

Debo finalizar. Como Hitler no puede ser el único ser maligno, significa su hagiógrafo Stolfi, hay que compararlo con otros políticos. Así que el antiguo marine escoge a Churchill (justificándose en una crítica que hace a Kershaw por hablar sólo de los "valores positivos" de Churchill en su biografía de Hitler) para poner a un mismo nivel los crímenes de Winston con los de Adolf. Veamos: "The present assignment of evil to Hitler leaves the impression that he was not only evil but rather uniquely evil. But the assignment has to provide adequate perspective to give us adequate comprehension, for after all we must be able to compare and contrast him with others of the twentieth century. (...) In World War II he [Churchill] must take significant responsibility for the police of encouraging guerrilla war in the west, with its resulting sadistic and cruel barbarities, effecting strategic bombing so indiscriminate that it killed more than 550.000 German civilians, and, finally, being the originator of the harsh and deadly expulsion of the Germans from the east. To give the reader a realistic comprehension of Hitler as evil, the writer must present not only the qualities and extent of it but also its similarity to other figures of the era. Those factors can perhaps be compared between the British and German historical giants in an analogy that can be made between Hitler's words that the Jews must disappear from Europe and Churchill's words, which could be paraphrased that the German must disappear from eastern Europe" (42). Stolfi hace un perfecto ejercicio de "equivalencia inmoral".

Lo dicho, carnada para alimentar a los neonazis y admiradores de Hitler, que estarán saltando de alegría.

Saludos cordiales
JL
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Antonio Machado
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Stolfi, Hitler: Beyond Evil and Tyranny

Mensaje por Antonio Machado » Mar Oct 18, 2011 9:03 pm

Hola José Luis:

Muchas gracias por esta recensión, tus comentarios producen una mezcla de motivación, curiosidad y cautela frente a esa obra, la cual leeré próximamente.

Ciertamente que no estaré de acuerdo con algunos de los conceptos que su autor expresa, otros probablemente me parecerán razonables y válidos. Pero ello es precisamente un acicate para mi espíritu, pues siempre me ha gustado leer todo tipo de opiniones sobre los sucesos históricos, desde los más favorables hasta los más contrarios, pasando por todo el abanico intermedio. Luego uno se va formando sus propias conclusiones.

Sin duda que la incluiré como parte de mi siguiente pedido de libros. Te agradezco que dediques tiempo a compartir comentarios sobre tus lecturas, yo leo una gran cantidad de libros (aproximadamente cuatro, cinco libros al mes) pero admito que me cuesta dedicar tiempo a escribir reseñas sobre ellos. Hace varias semanas, sin embargo, terminé de leer "1919: los seis meses que cambiaron el mundo" por Margaret MacMillan y próximamente subiré una resención del mismo.

Saludos cordiales desde Nueva York, Antonio Machado.
Con el Holocausto Nazi en contra de la Raza Judía la inhumanidad sobrepasó a la humanidad.

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David L
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Stolfi, Hitler: Beyond Evil and Tyranny

Mensaje por David L » Mié Oct 19, 2011 1:19 am

Bueno, no parece nada nuevo, son las mismas cantinelas de siempre para intentar justificar lo injustificable. Una pregunta José Luis, sólo por curiosidad, ¿Son conclusiones a las que llega él subjetivamente o tira de archivo para afianzar algunas de sus más atrevidas afirmaciones?

Un saludo.
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor y tendréis la guerra.

Winston Churchill a Chamberlain.

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José Luis
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Stolfi, Hitler: Beyond Evil and Tyranny

Mensaje por José Luis » Mié Oct 19, 2011 8:40 am

¡Hola a todos!

He editado el año de publicación del libro, que es de 2011 y no de 2010 como había puesto.
David L escribió:
Una pregunta José Luis, sólo por curiosidad, ¿Son conclusiones a las que llega él subjetivamente o tira de archivo para afianzar algunas de sus más atrevidas afirmaciones?
David, las interpretaciones de ese calibre son totalmente arbitrarias y personales, y escapan, las más, a la sustentación de archivo. Al considerar a Hitler como un visionario, Stolfi cree que no hay que juzgarlo como un ideólogo, sino como un mesías redentor, como un profeta. Para ello lo compara con Mahoma, Jesucristo o Buda. Para hacer este tipo de extrapolaciones no se necesita material de archivo, sino mucha imaginación y una buena dosis de cinismo, en mi opinión.

Otras comparaciones, como la de presentar a Hitler como un genio militar semejante a los Alejandro, César y Napoleón, son en principio pertinentes, pero un análisis razonable de las mismas las rinde, a mi juicio, inviables. Por simplificar, y en mi opinión, Alejandro, César y Napoleón, con sus aciertos y desaciertos políticos y militares, por una parte, y sus virtudes y defectos personales, por la otra, acompañaron sus conquistas y la formación o ampliación de sus imperios de una cultura civilizadora, que fue esencialmente lo que la historia les reconoce, mientras que en Hitler no se puede encontrar ningún ejemplo civilizador, sino destructor.

Finalmente, por rematar las comparaciones de Stolfi a las que he aludido en mi introducción, es perfectamente pertinente comparar a Hitler con sus coetáneos políticos, pero bajo mi punto de vista resulta completamente inmoral equiparar la naturaleza de los grandes crímenes de Hitler con la de los de Churchill.

Todo esto no necesita el sustento de material de archivo, salvo para determinar los hechos de los que parten las comparaciones, algo que Stolfi satisface.

Además, quizás guidado por esa indecente división temporal que hace a la hora de asociar a Hitler con la crueldad y el sadismo, que según él sólo pueden asociarse a Hitler una vez comenzada la guerra, Stolfi remata su estudio interpretativo prácticamente en 1939. Tal vez se deba a esa caprichosa división el que no se pueda encontrar en todo su libro la palabra Holocausto.

El libro está estructurado en una introducción de casi 50 páginas y nueve capítulos:

1. Hitler's Attributes Reassessed (49)
2. Hitler as Product of His Times (109)
3. Out of the Desert, 1919-1922 (149)
4. Setback, Perseverance, and Infallibility, 1923-1929 (189)
5. Old Fighters, New Converts, Decisive Success, 1929-1932 (231)
6. Triumph of a Messiah within Germany, 1933-1934 (277)
7. Arrival of a World-Historical. Personality in Europe, 1935-1936
8. Redeemer of the Germans, 1937-1939
9. The Siege of Germany (409)
Y se remata con casi 30 páginas de notas y el índice.

A nada que os fijéis en los títulos de algunos capítulos y teniendo en cuenta que el autor hace un semblante de Hitler como un mesías redentor, los capítulos 3, 6, 8 y 9 tienen títulos bastante familiares con la historia que se ha contado de cierto mesías religioso de la historia, el Jesús de Nazaret, al que no se olvida de citar Stolfi en sus ejemplos de caracterizar a Hitler como un mesías y no como un político o ideólogo:

"Hitler conceptualized that the great movements of mankind have been created and guided by the spoken word, and, for example, we do not take the measure of a Muhammad, Jesus the Christ, and Gautama Buddha as writers but rather as inspired messengers and convincing speakers. Hitler similarly was a messenger rather than a writer or a political propagandist" (174).

"But Hitler's braod visionary ideas are simultaneously ridiculed as 'few and crude as they were' and 'crude, simplistic, barbaric'. To make these adjectival admonitions, Kershaw had to presume that Hitler was practicing politics as a pitiable purveyor of half-digested political ideas. Hitler, with his unconstrained vision of Germany, cannot be considered to have been purveying political ideas. Were Hitler's Wagnerian heroes Rienzi, Lohengrin, Siegfried, and visionary parallels Jesus the Christ, Muhammad, Luther in politics?" (206).

"Given the dimensions of the enemy suggested by the seize of Germany and its misfortune, it is difficult to imagine Hitler either as messiah or otherwise and not hating the enemy. Did Jesus the Christ or Muhammed the Prophet hate Satan or merely disapprove of him? We do not have to answer this question to get further into Hitler, but we do have to point out that Hitler could be considered to be a messianic figure notwithstanding the presence of either hate or outrage in his presentation of the Marxist enemy" (233).

Saludos cordiales
JL
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Stolfi, Hitler: Beyond Evil and Tyranny

Mensaje por José Luis » Mié Oct 19, 2011 11:45 am

¡Hola a todos!

Hay después otros aspectos del estudio de Stolfi sobre Hitler, al margen de su perspectiva mesiánica, que merecen la atención, como son su evaluación de algunos hechos históricos.

Es cierto que, en general, a Hitler se le ha intentado demonizar en los relatos populares que lo analizan como figura histórica. Si bien es comprensible, tengo para mí que la simple reducción a la demonización del personaje no sirve para explicar sus acciones políticas y el contexto histórico en que tuvieron lugar. Por ello siempre escapo de las explicaciones que sólo tienden a presentar a Hitler como una encarnación del mal, pero me alejo con la misma celeridad de aquellas que pretenden ver a Hitler como el dios Jano, con dos caras, con una de ellas glorificándolo. Dicho esto con respecto a su figura histórica en general, también lo extiendo a su “obra” política, en el sentido de que mitificar supuestos logros de Hitler es soslayar la realidad que hubo tras ellos o la finalidad que los motivó.

Por ejemplo, Stolfi presenta a Hitler como dando personalmente la “primera palada de tierra que simbolizó el comienzo de la construcción de las autopistas el 23 de septiembre de 1933 en una orilla del río Main cerca de Frankfurt” (278), lo cual es un aserto medio verdad (el hecho de la palada en la fecha y lugar indicados) pero medio mentira (pretender que eso simbolizó el comienzo de la construcción de las Autobahnen, algo que ya se había comenzado años antes de la llegada de Hitler a la Cancillería del Reich).

A continuación, luego de mentar brevemente la maestría arquitectónica y de ingeniería de las mismas, Stolfi dice que la construcción de autopistas bajo Hitler emplearía a una media de cien mil trabajadores por año, estimulando la motorización de Alemania y la unidad nacional alemana. Detengámonos aquí brevemente. Si bien no hay nada que objetar a esto que comenta Stolfi sobre la repercusión de la construcción de las autopistas alemanas en el empleo de mano de obra y demás, semejante exposición peca de aquello que precisamente, y en su mayor parte sin fundamento sólido, atribuye negativamente Stolfi a los biógrafos citados de Hitler, en especial Kershaw. Es decir, es una exposición incompleta porque sólo presenta una parte de la moneda, ignorando la otra, cual fue que el objetivo principal que motivó en Hitler la mejora de las infraestructuras alemanas (como otras muchas empresas) fue facilitar la preparación de Alemania (y dentro de ella, especialmente sus fuerzas armadas) para la guerra. Que este objetivo fundamental estuviera acompañado de una mejora cortoplacista de la situación económica, industrial y laboral alemana no significa que fuera esta mejora la que lo guió.

En cambio, es más sutil cuando, poco después, Stolfi se refiere al utópico sueño del coche popular alemán, el famoso “escarabajo”. Aquí ya introduce la palabra “idea”, lo que lo libra de presentarlo como “hecho”, aunque tampoco explica la diferencia. Escribe: “[Hitler] Avanzaría simultáneamente [en su discurso en la Feria Internacional del Automóvil y Motocicletas de Berlín en febrero de 1933] la idea de un coche popular para los alemanes, un Volksauto, y lo vincularía con las Autobahnen” (278). Sin embargo, no añadió Stolfi que esa idea se quedó finalmente en prácticamente nada, en un falso sueño como tantos otros, relegado al cajón de las ideas viejas porque no era parte del objetivo prioritario de Hitler, que no era hacer de Alemania un país mejor para vivir en paz con sus vecinos, sino un país mejor (y “racialmente” mejor) para llevarlo a una guerra de conquista y esclavitud.

En fin, quien esté interesado deberá leer el libro para sacar sus propias conclusiones; yo sólo estoy adelantando las mías tras leer una parte sustancial de los capítulos del libro. Stolfi se sirve del trabajo publicado de los biógrafos de Hitler, los citados, para ofrecer otras interpretaciones de su propia y especial cosecha, una interpretación “adecuada” para comprender al Hitler que. a su parecer, no comprendieron esos biógrafos. Curiosamente (o habría que decir perversamente), ese rastreo en las obras de los Kershaw y compañía es deliberadamente parcial y sesgado, pues Stolfi deja un montón de asuntos muy relacionados con Hitler fuera de su estudio interpretativo. Así, no encontraremos la palabra “Holocausto” en su libro, ni nada referido explícitamente a las Leyes de Nuremberg, la “Noche de los Cristales Rotos”, la Orden de los Comisarios, el Decreto de Barbarroja, el Plan General Este o, por acabar, el atentado y golpe de estado de 20 de julio de 1944. Sin embargo, sí encontramos referencias a Guderian o Manstein, durante la guerra, aunque ninguna de los Stauffenberg, Oster, Tresckow, Rommel y cía. El estudio interpretativo de Stolfi sobre su Hitler mesías, redentor, profeta, visionario o mensajero acaba prácticamente en 1939 y no encontraremos escritos en el libro ni una sola vez los nombres de Auschwitz-Birkenau, Belzec, Sobibor o Treblinka. Ni tampoco encontraremos escritas las palabras “eutanasia”, “Aktion T4”, “cámaras de gas” y así sucesivamente. Porque, según se intuye en este libro de Stolfi, para interpretar “adecuadamente” a Hitler no es necesario recurrir a la crueldad y sadismo que evocan tales expresiones.

Saludos cordiales
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