Los Justos entre las Naciones

El genocidio nazi contra los judíos

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ignasi
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Los Justos entre las Naciones

Mensaje por ignasi » Mié Nov 02, 2005 6:30 pm

Yo les daré algo mejor que hijos e hijas;
les concederé que su nombre quede grabado para siempre
en mi templo, dentro de mis muros;
les daré un nombre eterno ("yad vashem").
que nunca será borrado.


(Libro de Isaías, capítulo 56, versículo 5)

Yad Vashem, la Autoridad para el Recuerdo de los Mártires y los Héroes del Holocausto, fue creado por el Parlamento de Israel en 1953. Desde su creación, su objetivo ha sido documentar la historia de los judíos durante el período del Holocausto, preservando el recuerdo y la historia de cada uno de los 6 millones de judíos asesinados; así como reconociendo el esfuerzo de aquellos que arriesgaron sus vidas por salvar judíos.
Está situado en Har Hazikaron, el Monte del Recuerdo, en Jerusalén.
En 1963, Yad Vashem se embarcó en un proyecto mundial para otorgar el título de Justo entre las Naciones a aquellos gentiles (no judíos) que arriesgaron sus vidas para salvar judíos durante el Holocausto.
Con tal fin, la fundación de Yad Vashem constituyó un comité público, encabezado por un Juez del Tribunal Supremo Israelí retirado, como responsable para otorgar dicha distinción. Dicha comisión toma en consideración una serie de circunstancias:
- Como se produjo el contacto entre el rescatador y el rescatado
- Una descripción de cómo se extendió la ayuda
- Los peligros y riesgos que corrió el rescatador
- Las motivaciones del rescatador (amistad, altruismo, creencias religiosas, consideraciones humanísticas, etc.)
- Pruebas de dicha acción (requisito indispensable)
Una vez los datos aportados prueban que un gentil arriesgó su vida, su libertad o su seguridad con tal de rescatar un o diversos judíos de los peligros de la deportación a los campos de concentración, sin que hubiera ningún tipo de interés monetario, le califica cara ser “Justo entre las Naciones” (dicha distinción también puede ser otorgada a título póstumo)
Aquellos que reciben dicha distinción, reciben una medalla con su nombre, un certificado de honor, y el privilegio de incluir su nombre en el Muro de Honor del Jardín de los Justos en Jerusalén (antes se plantaba un árbol, pero dicha práctica se dejó de seguir por razones de espacio), así como la Ciudadanía Honoraria del Estado de Israel, y si es a título póstumo, la Ciudadanía Conmemorativa del Estado de Israel:
A 1 de Enero de 2005, hay un total de 20.757 personas declaradas Justos entre los Pueblos.

1.- Polonia 5.874.-
2.- Holanda 4.639.-
3.- Francia 2.500.-
4.- Ucrania 2.079.-
5.- Bélgica 1.402.-
6.- Hungría 658.-
7.- Lituania 555.-
8.- Bielorrusia 537.-
9.- Eslovaquia 454.-
10.- Alemania 410.-
11.- Italia 371.-
12.- Grecia 265.-
13.- Serbia 119.-
14.- Rusia 116.-
15.- Rep. Checa 115.-
16.- Croacia 103.-
17.- Letonia 96.-
18.- Austria 84.-
19.- Albania 63.-
20.- Rumania 51.-
21.- Suiza 38.-
22.- Moldavia 69.-
23.- Bosnia 34.-
24.- Noruega 24.-
25.- Dinamarca 19.-
26.- Bulgaria 17.-
27.- Gran Bretaña 13.-
28.- Suecia 10.-
29.- Macedonia 10.-
30.- Armenia 10.-
31.- Eslovenia 6.-
32.- España 3.-
33.- Estonia 3.-
34.- Brasil 2.-
35.- China 2.-
36.- Japón 1.-
37.- Luxemburgo 1.-
38.- Portugal 1.-
39.- Turquía 1.-
40.- Estados Unidos 1.-
41.- Georgia 1.-

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Los Justos entre las Naciones

Mensaje por ignasi » Jue Feb 09, 2006 9:34 pm

En un inicio, a continuación de la distinción, iba a ir citando a los declarados justos; pero entiendo que quizas este es un lugar más apropiado para aquellos que arriesgaron sus vidas por salvar judíos.

Oskar y Emilie Schindler

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(28 de abril de 1908 – 9 de octubre de 1974). Empresario alemán. Salvó unos 1.200 judíos del Holocausto empleándolos en su fábrica de munición.

Schindler nació en Zwittau, (Bohemia), entonces parte del Imperio Austro-Húngaro (hoy en la República Checa), en el sí de una familia de negociantes católicos pertenecientes a la comunidad germana.. Durante la Gran Depresión de 1930 la familia sufrió, y Schindler se afligió al Partido Nazi en 1938 tras la Anexión. Si hay que calificarlo de algo, sería de oportunista. Tras la invasión de Polonia, fue uno de los muchos que consiguió beneficios en el nuevo territorio: adquirió una fábrica a precio de saldo en Cracovia (anteriormente propiedad de un judío), bautizándola Deutsche Emaillewaren-Fabrik, para fabricar productos esmaltados. También obtuvo unos 1.300 trabajadores esclavos judíos, con tal de trabajar en su fábrica, con la ayuda de su contable, Itzhak Stern, judío también, y empezó a amasar una fortuna. Si bien en un principio sus motivaciones eran simplemente económicas, poco a poco fue protegiendo a sus trabajadores (haciendo que fuesen declarados trabajadores esenciales para la maquinaria de guerra, y amenazando con quejas y demandas de compensación gubernamentales), si bien nunca desarrolló ningún tipo de resistencia ideológica contra el régimen. Hoy se sabe que, además, Schindler fue un agente del Abwehr.
Tras el raid sobre el Ghetto de Cracovia de 1942, en que las S.S. transfirieron los habitantes de ghetto al campo de concentración de Plaszow, Schindler quedó conmocionado por el asesinato de muchos judíos que intentaron esconderse en sus casas, creciendo su repulsión y su horror hacia la brutalidad nazi. Schindler era un diplomático y, tras el raid, utilizó cada vez más sus habilidades (y gastando auténticas fortunas) para salvas sus Schindlerjuden (Judíos de Schindler). Consiguió que el SS-Haupsturmführer Amon Göth, el comandante del campo de trabajo de Plaszow y compañero de bebida de Schindler, transfiriera 900 judíos a un campo adyacente a su fábrica de Zablocie, dónde estarían a salvo de los guardianes alemanes, siendo esta su herramienta más efectiva (sin dudar a falsificar los listados, en los que aparecían niños, amas de casa o abogados como mecánicos y obreros metalúrgicos expertos)
Fue detenido por la GESTAPO dos veces por sospechas de conspiración, irregularidades o por favorecer judíos, pero en ambos casos consiguió librarse de ser encarcelado. Schindler normalmente sobornaba a los oficiales del gobierno, con tal de evitar una investigación. En 1943 fue a Budapest para encontrarse con dos representantes de los judíos húngaros, tras la invitación del American Jewish Joint Distribution Committee, informándoles de la desesperada situación de los judíos en Polonia.
Con el avance del Ejército Rojo, los campos fueron movidos hacia el oeste (siendo la mayor parte de sus habitantes enviados a campos de exterminio). Schindler consiguió que el OKW le diera una autorización oficial para seguir fabricando, movió sus 1.200 “trabajadores” a Brünnlitz, en los Sudetes, en octubre de 1944. Cuando parte de su convoy fue desviada hacia Auschwitz, consiguió que le fueran devueltos (a cambio de un pago a la Gestapo de 7RM diarios por cabeza). Este fue el único caso en que un grupo fue liberado de Auschwitz con las cámaras de gas en funcionamiento.
Uno de los actos más humanitarios más notables de los Schindler fue con 120 presos de Goleszow (un campo secundario de Auschwitz). Habían estado trabajando en una cantera y estaban siendo enviados al oeste en vagones de ganado, sin comida ni agua. Tras 7 días de viaje finalmente pararon junto a Brunnlitz. Los Schindler consiguieron llevar comida a los internos. Cuando abrieron los vagones, había por lo menos 13 cuerpos congelados. Schindler consiguió que, en lugar de ser incinerados en el crematorio del campo, fuesen enterrados de acuerdo con los ritos judíos en una parcela que compró para tal fin junto al cementerio católico. El resto recibieron cuidados médicos y sobrevivieron.
En los últimos días de la guerra, poco antes de que el Ejército Rojo entrara Moravia, los Schindler consiguieron llegar hasta el territorio controlado por los aliados en occidente. El anterior magnate industrial estaba
El campo de Brünnlitz fue liberado en mayo de 1945.
Tras la guerra emigró a Argentina, se arruinó y en 1958 volvió a Alemania, donde probó con diversos negocios, que no tuvieron éxito. En la etapa final de su vida, algunos de los judíos a los que salvó le ayudaron económicamente. Cuando en 1961 visitó Israel por 1ª vez (de un total de 17) fue recibido por 220 entusiastas supervivientes. A partir de ese momento vivió entre Alemania y Israel.
Murió en Hildesheim, Alemania, el 9 de octubre de 1974, con 66 años, y está enterrado en el cementerio católico del Monte Sión de Jerusalén.
Fue declarado “Justo entre las Naciones” por el memorial de Yad Vashem el 1 de julio de 1967, permitiéndosele plantar un árbol en la Avenida de los Justos.
Su mujer, Emilie, murió el 5 de octubre del 2001 y está enterrada en Alemania. El 24 de junio de 1993, Yad Vashem confirmó su decisión y extendió el reconocimiento de “Justo entre las naciones” a ella.
Su historia, narrada por Poldek Pfedderberg (un Schindlerjuden) fue la base del libro “Schindler’s Ark”, luego titulado “Schindler’s List” de Tom Keneally, sobre el que se basó la película de Spielberg.

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Mensaje por ignasi » Jue Feb 09, 2006 9:38 pm

Chiune-Sempo Sugihara (Japón)

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En 1940, el diplomático japonés fue enviado a Kaunas (Lituania) para ejercer de cónsul de su país. Como parte de su trabajo, fue observador de las maniobras del ejército alemán en la frontera, por lo que el cuartel general japonés sabía del ataque alemán a la Unión Soviética. Aquel año, Lituania fue anexionada a la Unión Sovietica, y se pidió a todos los diplomáticos que dejaran Kaunas en agosto. Mientras hacía sus maletas, le informaron que un grupo de judíos esperaba para verle. Dicha delegación le pidió visados. Sugihara solicitó autorización a sus superiores en Tokio (por motivos humanitarios), pero le fue denegada; no obstante, decidió desobedecer y distribuir los visados. En un muy breve espacio de tiempo, facilitó unos 2.500 visados (que salvaron las vidas de sus propietarios). Siendo el último diplomático que abandonó Kaunas, Sugihara siguió firmando visados desde la ventana abierta de su tren.
Regresó a Tokio en 1947, y fue despedido del Servicio Diplomático por su insubordinación 7 años antes.
Recibió el título de “Justo de la Humanidad” por el Parlamento de Israel en 1984.

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Mensaje por ignasi » Jue Feb 09, 2006 9:41 pm

Ángel Sanz Briz (España)

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De familia de comerciantes y militares aragoneses, participó como conductor de camiones en la Guerra Civil Española en el bando franquista. Acabada la contienda se incorpora al servicio diplomático y fue enviado en 1939 como encargado de negocios en El Cairo, y en 1943 es trasladado a la legación española en Budapest.
Allí, ante la persecución nazi de los judíos, se dedicó a proteger y salvar a cuantos judíos pudo. Su primera medida fue convencer a las autoridades húngaras que aceptaran su protección sobre 200 judíos de origen sefardí, a los que Franco había reconocido la nacionalidad española. Entre otras tretas, llegó a alegar un Real Decreto de 1924 dictado por el General Primo de Rivera, por el cual todos los judíos sefardíes (descendientes de aquellos judíos expulsados por los Reyes Católicos en 1492) tenían derecho a un pasaporte español.
A partir de ahí, la cifra fue aumentando indefinidamente por el simple procedimiento de no expedir ningún documento con un número superior al 200. Mientras se tramitaba sus salvoconductos (los Schutzbriefe), tramitados por las autoridades húngaras, Sanz-Briz les albergó en 11 casas alquiladas a ese fin, donde se les procuró comida, techo y atención médica. Para mantener alejados a los alemanes, dichas casas figuraban como “anexo a la legación española”.
Así pues, desde marzo de 1944, en que las SS entraron en Hungría para deportar a los campos de exterminio a los judíos húngaros hasta diciembre, en que el gobierno español le ordeno salir del país, salvó unos 5.200 judíos otorgándoles pasaportes españoles, cuando apenas 200 de ellos eran realmente sefardíes.
En 1991 fue proclamado “Justo de la Humanidad” por el Parlamento de Israel, figurando desde entonces su nombre en Yad Vashem.

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Erich Hartmann
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Mensaje por Erich Hartmann » Dom Mar 26, 2006 6:03 am

Más sobre Sanz-Briz:

La Lista de Sanz-Briz


Procedente de una familia de comerciantes y militares, Sanz Briz concluyó sus estudios poco antes de iniciarse la Guerra Civil española y, comenzada ésta, se enroló de voluntario en las tropas rebeldes del General Franco como conductor de camiones del Cuerpo de Ejército Marroquí.

En 1939 fue destinado como encargado de negocios en El Cairo, hasta que en 1943, fue trasladado a la legación española en Budapest. Desde su puesto puso en práctica todo tipo de estratagemas que consiguieron que miles de judíos escapaban de una muerte segura a manos de los nazis.

Como primera medida logró convencer a las autoridades húngaras para que aceptaran su protección sobre doscientos judíos de origen sefardí, a los que el Gobierno del General Franco reconoció su derecho a la nacionalidad española. "Después -relata el propio Sanz Briz a Federico Ysart en su libro España y los judíos-, la labor fue relativamente fácil. Las 200 unidades que me habían sido concedidas las convertí en 200 familias; y las doscientas familias se multiplicaron indefinidamente con el simple procedimiento de no expedir documento o pasaporte alguno a favor de los judíos que llevase un número superior al 200".

"Certifico que Mor Mannheim, nacido en 1907, residente en Budapest, calle de Katona Jozsef, 41, ha solicitado, a través de sus parientes en España, la adquisición de la nacionalidad española. La legación de España ha sido autorizada a extenderle un visado de entrada en España antes de que se concluyan los trámites que dicha solicitud debe seguir."

Este documento falso, fechado en Budapest el 14 de noviembre de 1944, salvó la vida del citado Mannheim. Como él, otros 5.200 judíos húngaros, que habrían sido deportados a campos de concentración por las tropas invasoras nazis en colaboración con el Gobierno fascista de Ferenc Szálasi.

El firmante del documento, Angel Sanz-Briz, que tenía entonces 32 años, era el jefe de la legación española en Budapest, adonde había llegado como encargado de negocios dos años antes.

El joven diplomático español, bajo las órdenes de su Gobierno y con la ayuda de un amigo, el italiano Jorge Perlasca, emitió salvoconductos a todos estos judíos alegando que eran sefarditas.

Mientras los salvoconductos, los trágicamente famosos «Schutzbriefe», eran tramitados por las autoridades húngaras, Sanz-Briz albergó a los judíos en once casas alquiladas.

Les dio techo, comida y atención médica hasta que pudieran salir del país. Para «blindar» estos edificios de las garras nazis, el diplomático español colocó un cartel que rezaba: «Anejo a la legación española».

Así, desde marzo de 1944, cuando las unidades de las «SS» hitlerianas entraron en Hungría para acabar con «elementos subversivos y judíos», y hasta diciembre de ese mismo año, cuando el Gobierno español le ordenó abandonar el país, Sanz-Briz arriesgó continuamente su vida, pues sólo 200 de esos 5.200 judíos eran realmente de origen español.

Con motivo del 50 aniversario del Holocausto, en 1995, el Gobierno húngaro rindió homenaje a la labor del funcionario español, descubriendo una placa colocada en uno de los edificios que sirvieron de albergue y refugio a los judíos. Al acto asistieron el entonces ministro de Asuntos Exteriores español, Javier Solana, y la viuda de Sanz-Briz, Adela Quijano.

«Budapest era una ciudad maravillosa, una de las más elegantes de Europa», dijo la viuda del diplomático, que vive en Madrid. «Poco podíamos imaginar -añadió- los horrores que iban a ocurrir más tarde».

Adela Quijano abandonó Budapest a principios del año 1944, poco después de dar a luz a Adela, la mayor de sus cinco hijos. Sanz-Briz permaneció allí solo, «porque era su obligación», afirmó la viuda.

Aunque bastante desconocido en España, Sanz-Briz trabajó en colaboración con el diplomático sueco Raul Wallenberg, al que se atribuye la salvación de unos 40.000 judíos húngaros.

Wallenberg, que entonces tenía apenas 30 años, consiguió convencer al Ministerio de Asuntos Exteriores sueco para que lo enviasen a Budapest con la sola misión de salvar judíos.

Hecho prisionero por las tropas soviéticas que tomaron Hungría a principios de 1945, se cree que Wallenberg murió en una prisión de la URSS después de la guerra.

«Si Sanz-Briz tuviera un nombre anglosajón, seguro que gozaría de mayor reconocimiento», se lamenta un diplomático español, que pone el ejemplo del católico alemán Oskar Schindler, el aventurero que salvó a 1.200 judíos de la cámara de gas, convenciendo a las autoridades alemanas de que los necesitaba para trabajar en su fábrica.

La historia de Schindler fue llevada al cine por el director norteamericano Steven Spielberg, lo que ha dado a conocer el nombre del industrial alemán por todo el mundo.

A falta de un Spielberg que catapulte el nombre de Sanz-Briz, muchos españoles desconocen también que su compatriota, al igual que Schindler o que Wallenberg, goza del título de «Justo de la Humanidad», otorgado por el Gobierno de Israel.

La mayoría de los españoles puede desconocer también que el zaragozano Sanz-Briz figura, junto a Schindler y Wallenberg, en el museo Yad Vashem de Jerusalén, donde se honra la memoria de los seis millones de judíos europeos asesinados por los nazis y sus colaboradores durante el III Reich.

Algunos pueden preguntarse qué significan los 1.200 de Schindler, los 5.200 de Sanz-Briz o los 40.000 de Wallenberg entre los 600.000 judíos húngaros que fueron asesinados por los nazis, o esos seis millones de europeos. La respuesta, quizá, la da una sola línea del Talmud: «Quien salva la vida de un hombre, salva al mundo entero».

Fuente: http://sefarad.rediris.es/


Saludos cordiales

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beltzo
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Mensaje por beltzo » Mié Mar 29, 2006 3:27 am

Yad Vashem honrará a un Oficial Alemán de la Segunda Guerra Mundial

12 de abril de 2005

El Oficial del Ejército Alemán Karl Plagge ha sido considerado "mejor que Oskar Schindler" por salvar vidas de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El lunes, el Comité israelí de Conmemoración del Holocausto le dará uno de sus más altos honores.

"Justo entre las Naciones" es el título que el Comité Israelí de Conmemoración del Holocausto otorga en el Instituto Yad Vashem a personas que arriesgaron sus propias vidas para salvar judíos de la muerte a manos de los nazis.

Hasta la fecha, el país ha concedido este reconocimiento a 20.570 personas. Sólo 410 de ellas eran alemanas y unas pocas pertenecían al ejército. El lunes, gracias a los esfuerzos de búsqueda histórica de un niño sobreviviente de los campos de concentración, el Oficial del Ejército Alemán Kart Plagge será honrado con esta distinción póstuma.

Michael Good, un médico clínico del estado norteamericano de Connecticut, cuenta que el Mayor Plagge salvó a su madre y a siete miembros de su familia de la muerte segura, juntamente con otros cientos de prisioneros del gueto judío en Vilna, Lituania.



Reparación "esencial"

Good cuenta que un viaje con sus padres a Vilna en 1999 despertó su curiosidad sobre cómo su familia sobrevivió a esa época mientras tantos otros perecieron. Antes del viaje, Good admite, no tenía mucho interés en su propia herencia. Pero cuando su madre le contó su experiencia en el gueto y cómo fue salvada por un oficial alemán, comenzó a usar Internet para ahondar en el pasado, encontrando a otros sobrevivientes que corroboraron la historia de su madre.

Lo que Good encontró fue lo siguiente: una semana antes de que el gueto fuera exterminado por los alemanes, en septiembre de 1943, Plagge ordenó que alrededor de 1.000 judíos trabajasen en el campo de mantenimiento de los vehículos militares que estaba fuera del gueto, salvándolos así de los escuadrones de la muerte. Tanto la madre como el abuelo de Good se salvaron del exterminio de esa manera. Good ha destacado en varias entrevistas que su abuelo "no era capaz de cambiar una lámpara eléctrica" y que la tarea de su madre era zurcir las medias para los soldados. Pero, Good enfatiza, Plagge los puso en la lista de "trabajadores esenciales" y salvó sus vidas.

A Good le tomó seis años de búsqueda a distancia para encontrar a los otros salvados por Plagge pero lo logró. Junto a Marianne Viefhaus, una archivista de la Universidad de Darmstadt en Alemania, pudo completar la figura de un alemán cuyo coraje salvó varios cientos de judíos de una muerte certera.

Último aviso

Los últimos recuerdos que algunos salvados tienen sobre Plagge refieren a pocos días antes de que el Ejército Rojo entrara a Vilna, en julio de 1944. Según varios sobrevivientes, Plagge realizó un postrer acto heroico. En presencia de oficiales de la SS, dio a los prisioneros un aviso encubierto cuando les dijo que serían escoltados durante la evacuación por los soldados de la SS que, "como ustedes saben, es una organización dedicada a la protección de refugiados. Por lo tanto, no hay nada de qué preocuparse".

Muchos de los presos entendieron esto como una señal para escapar o esconderse, salvando así sus vidas.

William Begell, un sobreviviente que tenía entonces sólo 17 años, fue entrevistado por Good para el libro que escribió titulado "La búsqueda del Mayor Plagge". Begell comentó que entendió la advertencia y saltó por una ventana para escapar de los nazis.

Good dice que quiso obtener la distinción de Yad Vashem para Plagge después de que averiguó que el alemán no tenía familiares a los cuales él pudiera agradecer en persona. Le contó al periódico inglés The Guardian que durante el viaje a Vilna, su madre agitaba su bastón y decía "El era mejor que Schindler'".

Sin embargo los esfuerzos de Good para que Plagge fuera nombrado "Justo entre las Naciones" encontraron resistencia al principio. Yad Vashem no aceptaba que Plagge hubiese arriesgado su vida o carrera pues el ejército alemán había aprobado el uso del trabajo de los prisioneros judíos para apoyar el esfuerzo de la guerra. Pero en su tercer intento, y habiendo reunido aún más material que apoyaba su teoría, logró su objetivo.

Plagge fue enjuiciado después de la guerra, como miles de alemanes. Las transcripciones del juicio muestran que los primeros prisioneros y subordinados atestiguaron a su favor pero él insistió en ser clasificado como cómplice.

Plagge murió en 1957 en su ciudad natal de Darmstadt, a los 59 años. Después de la guerra, se dijo que cargaba con la culpa de no haber salvado de los nazis a más personas.

En la ceremonia del lunes en Israel, el nombre de Plagge será inscripto en una pared, no lejos de los árboles que honran a Oskar Schindler, Raoul Wallenberg y otros quienes arriesgaron sus "vidas, libertad o seguridad" para salvar a los judíos. Michael Good y su madre estarán allí para contemplarlo.

Imagen
Pearl Good tendría la oportunidad de señalar orgullosamente el nombre de Karl Plagge en la placa conmemorativa de Yad Vashem.


Fuente: http://www.raoulwallenberg.net/?es/prensa/2276.htm
"Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero sino, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judío". Albert Einstein

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Mensaje por beltzo » Jue Mar 30, 2006 12:33 am

Lo que sigue es una traducción propia de un texto de Michael Good cuyo original en inglés, puede leerse aquí: http://www.searchformajorplagge.com/

En homenaje a Karl Plagge

Para reconocer sus acciones y honrar su vida, los supervivientes del campamento de trabajo HKP 562 y sus hijos hemos creado este sitio para conmemorar la valentía y las buenas acciones del Mayor Karl Plagge, su benefactor durante el Holocausto. Esperamos que los materiales recogidos aquí documenten sus acciones y recuerden a las generaciones futuras el poder de un hombre valiente dedicado a hacer el bien en mitad del mal.

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Karl Plagge nació en Darmstadt, Alemania, el 10 de julio de 1897. Era el hijo de un médico, que murió cuando Karl tenía solamente seis años. Tras graduarse en la escuela secundaria, fue llamado a filas en el ejército y sirvió durante la Primera Guerra Mundial en el frente occidental, participando en las luchas del Somme, Verdún y Flandes. En 1917 fue capturado por los británicos y permaneció internado como prisionero de guerra hasta 1920. Durante su cautiverio contrajo la polio, que derivó en la debilidad de sus piernas, dejándolo parcialmente minusválido. Regresó a casa con 23 años y se inscribió en la universidad de Darmstadt; habría querido ser médico como su padre, pero debido a la mala situación financiera de su familia se vio forzado a cursar una carrera más breve y se graduó en ingeniería mecánica y química en 1924. En 1930 quedó desempleado debido a la depresión mundial. Se inscribió en un curso de química farmacéutica en la universidad de Frankfort y terminó con un nuevo título universitario en 1932. Abrió un pequeño laboratorio farmacéutico en el sótano de la casa de su madre y se las arregló para ganarse la vida. Se casó con una mujer llamada Anke Madsen, pero no tenían hijos.

En 1931, cuando la crisis económica en Alemania era cada vez más grave, el partido nazi de Adolf Hitler empezó a aumentar en popularidad; Hitler prometió el establecimiento del orden y un regreso a la prosperidad económica. Atraído por estas promesas económicas y sociales, Karl Plagge se hizo miembro del partido en 1931. Era inicialmente entusiasta en ayudar al partido nazi para que reconstruyera una Alemania devastada por la guerra y la depresión. Sin embargo pronto descubrió que estaba frecuentemente en desacuerdo con el partido; en primer lugar, descubrió que muchos de los responsables del partido eran unos "Bocazas y fanfarrones" que lo ofendían, igualmente se dio cuenta de que sus teorías raciales estaban faltas de rigor científico y eran estrafalarias. También se sintió molesto por la manera despiadada en la que el partido trató a sus adversarios, encarcelandolos antes de intentar reinsertarlos en la sociedad. Pensaba que estos problemas eran los propios de una nueva organización que se irían mejorando conforme el partido tuviese una mayor base social. Fue nombrado "Jefe de manzana" por el partido nazi, pero después de algunas semanas, disgustado con ese trabajo lo abandono. Aceptó realizar los discursos científicos en un instituto del partido y posteriormente fue nombrado cabeza del instituto de educación técnica del partido. Sin embargo, se negó a tomar parte en cualquier adoctrinamiento ideológico del partido e insistió en que todas conferencias y enseñanzas en su instituto fueran científicas y no ideológicas. Esta actitud le llevó a conflictos cada vez mayores con los jefes locales del partido, que acabaron con su destitución. Plagge fue degradado de su posición y denunciado por tratar de diluir la ideología del partido. También fue acusado de ser amigable con los Judíos y Francmasones a los que dio trabajo en su laboratorio y fue amenazado con tener que responder de ello ante el partido. Tras estos acontecimientos, Plagge, antes idealista quedó totalmente desilusionado con el partido nazi, y se negó no sólo a hacer cualquier tarea en favor del partido, sino que además empezó a actuar en contra de ellos.

En 1934 Plagge encontró trabajo en una firma de ingeniería llamada "Hessenworks". El propietario de esta firma era Kurt Hesse, que estaba casado con una mujer que era mitad judía y esperó que tener un miembro del partido nazi como socio protegería su corporación mercantil de los boicots antisemitas que los Nazis estaban organizando contra cualquier corporación mercantil poseída por Judíos. Con el paso del tiempo, Kurt Hesse y Karl Plagge se hicieron amigos íntimos. Antes de 1938 la atmósfera en Alemania se tornó sumamente peligrosa y amenazadora para cualquier Judío o "No-ario racialmente puro" que vivían en Alemania. Plagge hizo cuanto pudo para ayudar a proteger a su amigo y su familia. En 1938, poco después de la destrucción de "Kristallnatch" de las sinagogas de Darmstadt, Karl Plagge apadrino a Konrad el hijo recién nacido de Hesse. En la primavera de 1939, después de escuchar una alocución estridente hecha por un funcionario del partido, Karl Plagge se dio cuenta de que los Nazis estaban conduciendo a Alemania a la guerra.

En la guerra

En septiembre de 1939, Alemania atacó Polonia y Plagge fue reclutado inmediatamente para la Wehrmacht. Estaba en contra de la guerra y aprovechó la oportunidad dada a los soldados de la Wehrmacht para dejar el partido nazi. Debido a sus incapacidades que se remontaban a la Primera Guerra Mundial, fue asignado a puestos detrás de las primeras líneas en servicios de soporte al ejército. Inicialmente tenía el rango de oficial ingeniero siendo posteriormente ascendido a Mayor. Fue puesto a cargo de un parque de reparación de vehículos motorizados, en Vilna Lituania, donde empezó a actuar de acuerdo a sus sentimientos antinazis. En el siguiente testimonio Plagge describe la manera en la que operó esta unidad:

Cuando me hice jefe del Kraftfahrpark (HKP-parque de reparación de vehículos motorizados) en Polonia y Rusia, vi a la población civil allí en una condición muy mala, sin ningún derecho o protección legal. Existían "Las cartas del soldado" que informaban a los miembros del ejército alemán que las personas polacas eran inferiores y que el soldado alemán debía actuar como un "Herrenmensch" (amo hombre), un ser humano superior. Nunca comprendí esta clase de comportamiento y nunca actué en la manera como especificaban nuestras órdenes. Tomé la decisión de actuar siempre contra las reglas nazis y también di ordenes a mis subordinados de proceder de manera humanitaria con la población civil.

Durante mi servicio tenía la oportunidad de ayudar a muchos de los adversarios del régimen nacional socialista en países extranjeros, liberarlos de prisiones y salvar sus vidas. Asumí un gran riesgo porque dificulté al SD y al partido en sus acciones. Tuve serios encontronazos con los líderes del SD. También mi oficina superior me reprochó por ser demasiado emotivo y sensiblero en mi comportamiento hacia la población civil. Debido a mis acciones sociales, hacia el final de la guerra, prohibieron todas las nuevas medidas que quería tomar. Pero no estaba dispuesto a permitir que impidieran que hiciese todo lo que estaba en mi mano para aliviar la situación de mis trabajadores civiles. No me ofrecí voluntario para esta guerra y no quería prolongar el conflicto a costa de presionar a mis peones para que produjeran los recursos necesarios con mayor eficiencia. Debido al fracaso en el frente oriental, la administración militar disolvió el parque y fui transferido a un taller de trabajo militar, lo que me tomé como una afrenta personal. Creo que la razón para cerrar el parque de reparación de vehículos motorizados, tuvo algo que ver con el hecho de que mi comandante de regimiento me acusara de ser demasiado blando en el tratamiento de mis trabajadores.

Plagge operó su unidad de acuerdo con sus propios ideales y moral. Ordenó a sus oficiales y hombres que trataran a todos los civiles (tantos polacos como judíos) de forma humanitaria. Trató de descubrir las inclinaciones políticas de sus oficiales subordinados y apoyó a aquellos con opiniones antinazis. No fue tolerada ninguna brutalidad hacía los civiles.
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Mensaje por micra » Jue Mar 30, 2006 11:44 pm

Bueno vi hace unos dias en el canal de historia un reportaje sobre un personaje del que no recuerdo su nombre pero que seguro que alguno sabeis y os agradeceré que pongais.
Se trabtaba de el responsable de el partido nazi en China.
Ante la proximidad de las tropas japonesas en la cuidad de Nankín créó una zona de seguridad para cojer a refugiados chinos.
En un principio no tuvo mucho éxito ya que se esperaba que las tropas nipónas trataran bien a la población pero ante la carniceria que desataron la zona de seguridad se llegó a albergar al 300.000 personas y los japoneses no pusieron un pie dentro debido al respeto japones hacia los nazis.
Simplemente ver el brazalete del partido de este personaje les ayentaba de entrar en la zona de seguridad.
Después de la entrada japonesa tuvo que regresar a alemania donde hablo con Hitler( no recuerdo si por carta o en persona) y tras exponerle las vejaciones japonesas como los entrenamientos con las bayonetas o los concursos de decapitación Hitler no solo no le hizo ni caso si no que al cabo de unos dias fue detenido por la Gestapo.
Saludos
P.D: Pido disculpas por la mala calidad de la información en parte por mi mala memoria.
Cualquier corrección o añadido que podais aportar sera bien recibido y agradecido
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"Podremos hundirnos, pero nos llevaremos un mundo con nosotros."

Adolf Hitler.

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Mensaje por beltzo » Sab Abr 01, 2006 12:24 am

Testimonios de sus Subordinados

Lo siguiente es relatado por Friedrich Asmus, uno de los subordinados de Plagge:

El ex mayor de la Wehrmacht, Plagge, fue mi superior directo en la guerra durante aproximadamente tres años y medio. Durante este tiempo nunca adoctrinó políticamente ni realizó ningún tipo de discurso provocador. Eran conocidos en nuestra unidad compañeros que eran adversarios del Nacional Socialismo y no sólo no fueron desfavorecidos, sino que encontraron a un hombre del mismo parecer en el mayor Plagge. Los nazis convencidos y los acosadores fueron neutralizados, desplazados o retirados de la unidad. Estoy al tanto de personas de rango superior al mio que actuaron de manera demasiado nacional socialista y fueron forzadas a dejar la unidad. Los métodos autoritarios no fueron tolerados.


Uno de los tenientes de Plagge, Alfred Stumpff describe el tono que Plagge fijó dentro de la unidad de HKP y cómo cualquier subordinado que trató brutalmente a un trabajador fue neutralizado y trasladado fuera de la unidad:

Karl Plagge, a quien conocí como un estudiante mayor de lo habitual, en la escuela secundaria de Darmstadt, era mi superior directo en el parque de reparación de vehículos motorizados en Vilna, donde estuve destinado como teniente desde el 16 de Junio de 1942.

Durante ese tiempo, descubrí que el Major Plagge tenía una mentalidad honorable y humana, y rechazaba enérgicamente la política alemana de exterminio, llevada a cabo contra la población judía en los territorios orientales. Me explicó esto abiertamente en nuestras discusiones. El major Plagge demostró sus opiniones ayudando a las personas que corrian un serio peligro, esto no sólo requería un gran valor sino que también era también muy peligroso para su posición y su persona.

El Señor Plagge siempre trató a los Judíos de una manera muy correcta y humana y quería que sus subordinados hicieran lo mismo. Un buen ejemplo de ello es el siguiente incidente que representaba una infracción infrecuente de las reglas de Plagge hacia un trabajador judío.

Un día vi por casualidad cómo un sargento venido desde Wiesbaden, amenazó a un trabajador judío y luego pisoteo sus piernas. Cuando confronté al Sargento con la incorrección de su comportamiento se excusó diciendo que el judío le mintió. Usó frases nacional socialistas muy comunes entonces, cómo que los judíos eran nuestros enemigos y no eran dignos de la protección de un alemán. Le dije que era vergonzoso para un soldado amenazar y patear a una persona indefensa y que si quería realmente luchar contra los enemigos de Alemania debería servir en el frente. Declaró que era socio de la SS, e hizo veladas amenazas de informar al gobierno local sobre este incidente.

Informé al mayor Plagge inmediatamente sobre este caso. Reprendió a este Sargento enérgicamente y lo trasladó dentro del parque con el propósito de que no pudiera estar estar en contacto con los trabajadores judíos nunca más; también le ordenó que informara al gobierno sobre el incidente, hasta donde yo sé, el sargento lo hizo. Este es un caso dónde el señor Plagge actuó para defender a sus trabajadores judíos de las acciones y el comportamiento de esta peligrosa persona.


Los subordinados de Plagge, testificaron después de la guerra, que hizo repetidamente esfuerzos para salvar a sus trabajadores judíos de la deportación y la ejecución. Hizo esfuerzos dentro del campamento para salvaguardar tanto a trabajadores polacos judíos como a sus familias, alimentandolos y protegiendolos frente a los propósitos de la SS. Los propios trabajadores tenían la impresión de que Plagge los estaba protegiendo. He aquí al teniente Stumpff otra vez:

La amplia población judía de Vilna fue agrupada en un gueto. Allí, el gobierno alemán distinguió entre los "Judíos utilizables", con sus esposas y niños que podían trabajar para el ejercito alemán o la economía de guerra a los que trasladaron a vivir a una parte especial (según mi memoria fue llamado gueto A). El resto, los "Judíos inservibles", fueron víctimas de acciones de exterminio y vivieron en otra parte (gueto B) durante un tiempo. El empleo en una fábrica de la Wehrmacht representaba la posibilidad de supervivencia más larga para los judíos durante esa época. El señor Plagge dio trabajo a trabajadores judíos en su fábrica en gran número, cuando servía en Vilna sumaban aproximadamente 250. Había un gran número de judíos que no eran muy útiles o necesarios para el trabajo disponible.

El parque dio trabajo por ejemplo a Judíos tales como peluqueros, zapateros, sastres, y cocineros. Mujeres y niñas judías trabajaron como limpiadoras y jardineras. Adicionalmente, había un doctor judío para la observación de la salud de los trabajadores civiles. Naturalmente el parque no estaba autorizado para dar trabajo a tales personas y el señor Plagge podía haber tenido problemas serios haciéndolo. Estas personas fueron camufladas cara al exterior como trabajadores profesionales del parque de reparación de vehículos. Yo sabía por mis discusiones personales con el señor Plagge, que dio trabajo a la mayoría de estos judíos sólo para salvarlos del exterminio y el asesinato por parte del SD y otras oficinas del partido.


Tanto sus trabajadores, como subordinados, testifican que Plagge usó su rango y posición, para proteger a un gran número de judíos de una más que probable ejecución, arrebatándolos a veces literalmente de los garras de la muerte. Aquí el Sargento George Raab describe uno de tales episodios:

El señor Plagge liberó a un buen número de Judíos (aproximadamente 70) de la prisión de Lukischki. Estos Judíos iban a ser deportados a campos de exterminio, pero fueron salvados debido a su protesta en la oficina del SD. Conoció a esos trabajadores personalmente y dijo a los funcionarios del SD que eran indispensables para su parque, aunque en realidad no lo eran y él lo sabía muy bien. Se le permitio entrar en la prisión y no sólo liberó a los trabajadores sino también a sus familias. Todas estas personas lo quisieron de verdad después de esa acción.

Otro ejemplo es dado por Teniente Stumpff:

La esposa y los niños de uno de nuestros trabajadores judíos visitaron a parientes en el supuesto gueto B ("Judíos inservibles") donde fueron arrestados durante una redada militar y traídos a un campo de exterminio. En su desesperación el trabajador judío suplicó que el Mayor Plagge salvara su familia. Plagge fue al campamento inmediatamente y después de una larga discusión con el comandante liberó a la esposa y los niños del trabajador.

Después de casi dos años de cuidar a sus trabajadores con éxito en el taller de trabajo del HKP dentro de Vilna, la Gestapo y la SS empezaron a estrechar el cerco alrededor de los judíos sobrevivientes en el gueto de Vilna. Primero durante el "Movimiento cuatro días" y después durante la liquidación final del gueto, los restantes judíos de Vilna fueron llevados a la muerte. Durante el "Movimiento cuatro días" a partir del 1 de septiembre de 1943, muchos judíos fueron deportados a las minas de pizarra de Estonia. Plagge hizo valientes intentos por salvar a grupos de sus trabajadores. Friedrich Asmus describe algunos de los esfuerzos de Plagge:

Cuando el 1 de septiembre por la mañana temprano fue ordenada la deportación de judíos. Plagge contactó inmediatamente con las oficinas del SD temiéndose lo peor. No importaba si los Judíos trabajaban en nuestra instalación o en cualquier otro sitio. Anuló y saboteó las órdenes del SD con un riesgo muy alto para si mismo. Durante el día siguiente tuvo éxito y liberó a muchas cabezas de familia, sus esposas y niños de las garras del SD.

El sargento Raab describe otro esfuerzo:

El gobierno militar planeó deportar a aproximadamente 100 personas (hombres, mujeres y niños) a las minas de pizarra en Estonia. Estaban ya en el tren de transporte cuando un amigo de ellos informó al señor Plagge. Fue a la estación de tren inmediatamente y les ordenó que dejaran el tren, dándoles protección militar. El oficial superior del SD en Vilna llegó poco después de que Plagge se hubiera ido y ordenó a la escolta militar que los llevara de vuelta al tren. Salieron para Estonia. Posteriormente, hubo un conflicto serio entre Plagge y el oficial del SD. Plagge estaba muy furioso y desesperado.

Después de este fracaso para salvar a sus trabajadores, y enterarse de que el gueto de Vilna entero sería liquidado pronto, Plagge empezó a trabajar en un plan para salvar al mayor numero posible de trabajadores y otros judíos de los planes genocidas de la SS. Viajó a Berlín y advirtió a sus superiores que sería imposible proseguir la reparación de vehículos sin el trabajo "Especializado" de sus "judíos entrenados". Se encargó de que su taller de trabajo fuera cambiado de lugar a un campo de trabajos forzados en las afueras de la ciudad. Así, durante los dias de pánico que precedieron a la liquidación final del gueto de Vilna, los trabajadores del HKP judíos se enteraron de que Plagge había llevado a cabo un nuevo salvamento milagroso.
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Mensaje por beltzo » Dom Abr 02, 2006 12:26 am

Testimonios de los Trabajadores

Mi abuelo, Samuel Esterowicz, en sus memorias, describe el logro de Plagge:

Durante los sombríos días que siguieron, el miedo se apodero de nuestras vidas, nos llegó entonces un repentino rayo de esperanza: las noticias llegaron al gueto, ese mayor Plagge, el jefe del H.K.P. 562, había conseguido, después de muchas peticiones, (tuvo que ir a Berlín para conseguirlo), un campamento de trabajo para los Judíos que trabajaban en su establecimiento. Las autoridades designaron los edificios para este campamento en la calle Subocz.

Tres días antes de que empezara la liquidación del gueto de Vilna, gracias a los esfuerzos de Plagge, los trabajadores del HKP y sus familias, unas 1000 personas en total, fueron llevados desde el gueto a un campamento de trabajo en las afueras de pueblo. Allí se quedaron, bajo el mando de Major Plagge, desde septiembre de 1943 hasta julio de 1944. Los judíos que permanecieron en el gueto fueron deportados a campos de trabajos forzados o llevados directamente a campos de concentración para su ejecución.

Los presos judíos Consideraron a Plagge como una figura virtuosa y benévola. Siempre que entró en el campamento, los presos se aglomeraban alrededor de él, saboreando su presencia. Las condiciones en el campamento eran relativamente benignas, con horas de trabajo tolerables, y debido a los esfuerzos de Plagge había raciones de comida suficientes. A diferencia de la situación en la mayoría de los otros campamentos, los soldados bajo el mando de Plagge no abusaron o trataron brutalmente a los presos. Solamente, cuando la SS se las arreglaban para entrar en el campamento, los presos se sentían en peligro. Una de esas ocasiones vino después de que un hombre y su esposa se escaparan del campamento y fueran capturados por las SS. Tras este episodio las SS entraron en el campamento y llevaron a cabo un despiadado acto de venganza, (matando al hijo de la pareja capturada, en frente de ellos, antes de su propia ejecución). En otra ocasión, cuando Plagge estaba en Alemania de permiso, la SS entró en el campamento e instituyó una terrible acción contra los niños del campamento, que fueron sacados para la ejecución, mientras sus padres estaban trabajando en las tiendas del HKP. Después de estos actos de terror llevados a cabo por la SS, mi abuelo describe qué repugnantes le parecían estos actos a su comandante de campamento:

El jefe del H.K.P. 562, mayor Plagge, llegó a apoyarnos después de estos acontecimientos. Obviamente avergonzado sobre el último "Logro de sus iguales alemánes", nos dijo, entre otras cosas: "Desafortunadamente, la guerra ha destruido los valores morales tanto como los materiales".

Mientras tanto, Plagge pudo protegerlos de la SS durante el invierno y la primavera de 1944, pero antes del verano de 1944 estaba claro que él y su unidad dejarían Vilna con los ejércitos de Alemania que se retiraban. Los judíos bajo su mando quedarían expuestos a los propósitos de la SS, de los que habían sido protegidos hasta entonces. Poco antes de que se diera la orden de partida para su unidad, el mayor Plagge entró en el campamento del HKP y sus trabajadores se reunieron alrededor de él. He aquí una descripción de lo que ocurrió, dada por un preso, William Begell:

Hacia el anochecer, aproximadamente las siete, del 30 de Junio de 1944, el mayor Plagge reunió un grupo de internos del HKP y les habló. No era una locución oficial, las personas leían entre lineas lo que les quería decir. Plagge nos dijo que debíamos de haber oído que la primera línea del frente se estaba moviendo hacía el oeste y que el cometido de HKP es estar siempre a unos kilómetros detrás de la primera línea. Por lo tanto, el HKP sería cambiado de lugar para alejarlo del frente. Por consiguiente, ustedes los Judíos y los trabajadores también se verán afectados. Es normal pensar que debido a que todos ustedes son trabajadores muy especializados y experimentados en un área de gran importancia para el Ejército alemán, ustedes serán reasignados a una unidad de HKP.(HKP en alemán significa deposito de vehículos del Ejército.) No puedo asegurar que será mi unidad otra vez, pero será una unidad de HKP. Van a ser trasladados por las SS, esa gran organización caritativa al servicio de los refugiados, así que no tienen de qué preocuparse.

Éste es mi recuerdo del discurso. Me lo he repetido a mí mismo cientos de veces con el paso de los años. También recuerdo pensar, que esta era una advertencia clara para nosotros, de que estábamos a punto de ser asesinados, (debido a la mención de las SS como una organización humanitaria para la protección de refugiados). Lo importante es que Plagge trató de advertirnos del peligro inminente que nos acechaba y nosotros lo comprendimos. En mi opinión es un hecho demostrado. También sé que el grupo de nosotros (aproximadamente 3 docenas) que se escapó a través de la ventana del taller mecánico supo exactamente de qué nos estábamos escapando y éramos totalmente conscientes del papel jugado por Plagge para advertirnos.


Dos días después, la SS llegó al campamento y empezó a matar a todos los presos. Sin embargo, como consecuencia de la advertencia de Plagge, entre 200 y 250 de sus trabajadores y sus familias, incluyendo mi madre y sus padres, pudieron esconderse o escapar del campamento totalmente. Estos supervivientes y sus descendientes estamos seguros de que Karl Plagge, fue un hombre que supo ser honesto y caritativo, los había salvado dos veces de la muerte: primero cuando el gueto estaba siendo liquidado en septiembre de 1943 y otra vez en los días previos a la liberación, cuando les advirtió otra vez de la llegada inminente de la SS. Sus subordinados también atestiguan numerosas oportunidades en que salvó las vidas tanto de polacos como de trabajadores judíos.

Así que, a este hombre, Karl Plagge, los supervivientes del HKP y sus descendientes deben sus vidas. Muchos de los hombres en su unidad también le otorgan el mérito de salvar su vida evitando el derramamiento de sangre durante la guerra. También agradecen que Plagge tuviera éxito en entregar a sus subordinados a los estadounidenses sin bajas durante los meses finales de la guerra.

Ha sido nuestro objetivo comprender lo que Karl Plagge pensó de sus acciones durante la guerra. Siempre se mostró modesto y humilde respecto a su papel. A decir verdad nunca pudo purgar su conciencia del hecho de que se había unido al Partido Nazi en los años anteriores a que Hitler llegara al poder. Konrad Hesse, el ahijado de Plagge, escribe que este se sintió siempre responsable y culpable sobre su papel en el encumbramiento del partido nazi.

El señor Karl Plagge personificó a un hombre que llevaba una pesada carga con respecto a su subjetivo sentido de culpabilidad. Durante los años iniciales del movimiento Nacional Socialista se había hecho miembro del partido de buena fe. Los lemas, de un carácter romántico e idealista, eran tentadores. En la miseria alemana el NSDAP parecía la única fuerza segura para un nuevo comienzo. La realidad, de que criminales estaban actuando para su propio beneficio y con objetivos delictivos, fue visible solamente en un momento posterior. Aún cuando Karl Plagge al darse cuenta de la realidad, hizo todo lo que estaba en su mano para limitar los daños, fue torturado por su conciencia. Bajo su punto de vista, ¡no había hecho lo suficiente! Debido a esto sufrió hasta su muerte.

Debido a estos sentimientos de culpabilidad, durante su proceso de desnazificación, cuando el tribunal apareció listo para declararlo "Inocente" de cualquier acto criminal cometido por los nazis, el mismo Plagge, pidió a través de su abogado que le declararan "Simpatizante".

Para aquellos de nosotros que volvemos la vista atrás descubriendo a este hombre y aquellos tiempos, hay mucho para reflexionar y aprender. Su ejemplo nos muestra lo que puede lograr un hombre de principios, incluso en un mar de infinita obscuridad y desesperación. El bien que el culminó se expande a lo largo de las décadas, a través de generaciones y en un nuevo siglo. Los centenares de nosotros que vivimos y disfrutamos de nuestra existencia hoy, prolongamos nuestro agradecimiento y gratitud a su memoria.

Michael Good. May 5, 2001


Esta es a grandes rasgos la historia de uno de los grandes héroes que nunca fueron condecorados en los campos de batalla, ni suelen aparecer en los libros de historia, sin embargo su valor y determinación están como mínimo a la misma altura de los que recibieron sus flamantes cruces de caballero y otros honores semejantes. En cuanto a su altura moral... simplemente es incomparable; aunque sólo fuese por ello su historia merece ser conocida y recordada.

Saludos

Beltzo
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Mensaje por ignasi » Mar Ago 01, 2006 12:10 am

El Padre Arrigo Beccari y el Doctor Giusseppe Moreali (Italia)

Los nombres del Padre Arrigo Beccari y del Dr. Giusseppe Morealli estan relacionados con el rescate de un centenar de jóvenes judíos. Un grupo de niños huérfanos alemanes, austríacos y yugoslavos habían sido enviados al pueblo de Nonantola, en la Italia central. Don Arrigo Beccari era el maestro del pueblo y el superior del seminario para sacerdotes, y el Dr. Moreali era el médico. Cuando los chicos llegaron, se estableció una cálida relación entre los dos aldeanos, los niños y sus tutores.

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El 8 de septiembre de 1943 los alemanes ocuparon el pueblo. Un día, las tropas de las SS estaban acampadas junto donde se hospedaban los muchachos, y los tutores pidieron a Don Beccari que que les ayudara. Sin esperar la autorización de sus superiores, alojó a los niños en el seminario, y dispersó a los mayores y a los tutores en granjas cercanas, procurando enviarles regularmente comida y ropa. Después de recibir un chivatazo, los nazis efectuaron una visita sorpresa al seminario y pidieron al rector que les mostrara a los muchachos que allí se alojaban. El rector “juró” que no habían niños en el monasterio. Los alemanes abandonaron el lugar, pero advirtieron severamente a Beccari por su vulgar comportamiento.
El Padre Beccari visitaba a los niños casi a diario, inspirándoles coraje y esperance. Pese a todo, tanto él como el Dr. Moreali estaban muy preocupados y empezaron a planear como llevarse a los niños hacia el sur de Italia, que ya había sido liberada por los Aliados. Debido al riesgo natural de esta ruta de escape (a través del campo de batalla), el plan fue reemplazado por una huida hacia el norte, hacia la neutral Suiza. Para facilitar las cosas, ambos contactaron con los partisanos anti-fascistas del norte de Italia.
Poco después, el grupo llegó a la frontera suiza por la noche y consiguió entrar en el país.
Después de la guerra, los niños inmigraron a Palestina.

Fuente: http://www.yadvashem.org/
Fuente fotografía:http://slideplayer.it/slide/524589/



El cónsul mejicano Gilberto Bosques Saldívar
viewtopic.php?f=52&t=9266&p=94247#p94247

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Mensaje por TMV » Sab Ago 05, 2006 1:43 am

Hola a todos, no hay palabras....

Saludos
Kühnheit, Kühnheit, immer Kühnheit...
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Mensaje por ignasi » Sab Ago 12, 2006 7:15 am

Dimitar Peshev (Bulgaria)

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Dimitar Peshev era un político importante en Bulgaria en el período previo y durante la II Guerra Mundial. Nacido en 1894 en Kyustendil, en una familia influyente, estudió idiomas en Salónica y leyes en Sofía. Participó en la I Guerra Mundial en el Frente Sur y, después de la guerra, completó sus estudios de derecho llegando a ser juez. Tuvo fama en el Parlamento y en los círculos políticos de ser un hombre honesto y honorable. Llegó a ser Ministro de Justicia en 1936, y a Portavoz de la Cámara en 1938; y sus intereses principales eran la salvaguarda de los Derechos Humanos y la Constitución.
De convicciones demócratas, poco a poco se fue convenciendo de que un régimen totalitario sin partidos políticos podría solucionar el problema de la corrupción política. En la escena internacional, favoreció la alianza de Bulgaria con la Alemania Nazi, en la esperanza de que ayudaría a que el país pudiese recuperar los territorios “injustamente” perdidos en las Guerras Balcánicas de 1912-13. Por ello, no tuvo demasiados problemas cuando los alemanes pidieron al gobierno búlgaro que sancionase la “Ley para la Defensa de la Nación”, modelada según las leyes raciales alemanas. El día de la discusión en el Parlamento, Peshev era el Presidente de la sesión. No pronunció ni una palabra en contra de las leyes, pese a que diversos de sus amigos de infancia eran judíos. Creía firmemente que dichas medidas restrictivas serían una previsión temporal, y que serían abandonadas con el tiempo. Por otro lado, la mayoría de ciudadanos búlgaros, incluyendo al Partido Comunista, la Iglesia Ortodoxa Oriental, escritores, artistas, abogados y otros miembros de la sociedad de opusieron a la ley.
A inicios de marzo de 1943, el Comisariado del Problema Judío ordenó a los ciudadanos de Kyustendil que debían abandona sus hogares sólo con algunas pertenencias. Comprendiendo las implicaciones de dicha orden, enviaron una delegación al gobierno para pedir la revocación de dicha orden.
El 7 de marzo de 1943 Peshev recibió la visita de la delegación, en la que estaba Jakob Baruch, un viejo amigo que no había visto en muchos años. Baruch le informó que el Gobierno había alcanzado un acuerdo secreto con los alemanes, por el que se preparaba entregar a 8.000 judíos a los alemanes para que fuesen deportados al día siguiente (la operación estaba organizada por Teodor Danecker, un oficial muy próximo a Eichmann, y preveía deportar a los judíos tracios y macedonios). Pese a que los trenes dispuestos para ello ya estaban en la estación, toda la operación todavía era secreta, con tal de no alarmar a la población. El destino era Polonia, concretamente… Auschwitz.
Pese a que, como todo el mundo, había oído rumores, Peshev nunca se había preocupado por ellos. Pero esta vez eran sus amigos quienes le pedían ayuda, por lo que decidió oponerse con todas sus fuerzas. Sin pérdida de tiempo intentó ver diversas veces al Primer Ministro Filov, pero este rehusó, pero junto a su buen amigo y colega Peter Mikhalev fue a ver al Ministro del Interior, Gabrovski, con la demanda de que la orden fuese revocada. Tras una dramática confrontación, Gabrovski ordenó que la deportación fuese pospuesta. Peshev llamó personalmente a la oficina del prefecto local para asegurarse de que la contra-orden era obedecida. No satisfecho, decidió denunciar ésta y las futuras deportaciones desde la tribuna del Parlamento, donde ejercía como vice-portavoz. El 19 de marzo escribió una dura carta de protesta, para la que consiguió la firma de 43 miembros del Parlamento, dirigida al Rey Boris y al Presidente d e Gobierno, en la que pedía no mancillar el nombre de Bulgaria consintiendo la deportación de sus propios ciudadanos judíos a los campos de concentración nazis (todos los firmantes eran miembros de la mayoría gubernamental, por lo que no se podía acusar a Peshev de actuar contra el Gobierno). Las protestas públicas promovidas por la postura de Peshev hicieron que el Gobierno retrocediera en sus planes para deportar los 50.000 judíos que había en el país. No obstante, debido a la presión del Rey y del Primer Ministro (furioso por la carta), 42 de los firmantes se retractaron y eliminaron sus firmas. Peshev fue el único que rechazó hacerlo y, por ello, fue forzado a dimitir como vice-portavoz del Parlamento y Ministro de Justicia el 24 de marzo, además de que tuvo que vivir bajo la amenaza de ser él mismo detenido por los alemanes.
Por lo menos había conseguido su objetivo: su condena había tenido un efecto que nadie hubiese esperado. El Rey empezó a retroceder, quizás también se sorprendió hasta que punto habían llegado situación, y el país entero se elevó a favor de los judíos.
El Rey murió de repente en agosto de 1943. Peshev redescubrió los valores democráticos y luchó por un cambio político en el país y por el alineamiento de Bulgaria con las potencias occidentales. No obstante, cometió un grave error: condenó públicamente la conducta de los partisanos, que estaban entregando el país a los soviéticos. Ello le costaría muy caro cuando el Ejército Rojo ocupó el país.
Tras la guerra, y una vez instaurado el régimen comunista, Peshev fue juzgado por el doble cargo de ser antisoviético y antisemita por su participación el los anteriores gobiernos pro-alemanes. Durante el juicio, el fiscal llegó a acusarle de haber salvado a los judíos por dinero. Su inocencia quedó demostrada cuando sus amigos judíos de Kyustendil fueron a declarar al juicio en su defensa. Si bien le esperaba una pena de muerte (como les pasó a los otros 20 parlamentarios que habían firmado la carta de protesta) la defensa consiguió por lo menos salvarle la vida: recordó a los jueces que Peshev había conmutado en 1936, cuando Ministro de Justicia la pena de muerte a Damian Velchev, autor del golpe de estado comunista previo a la llegada del Ejército Rojo y actual Ministro de la Guerra.
Peshev fue condenado a 15 años de cárcel. Su papel en la salvación de los judíos del país hizo que la sentencia fuese reducida, y fue puesto en libertad tras un año de prisión. Se salvó del gulag solo gracias a la intervención de un vecino responsable de la celda comunista de la zona.
Después de la guerra vivió olvidado por todos. En 1949 los judíos abandonaron Bulgaria en masa, destino Israel. En enero de 1973 fue nombrado “Justo entre las Naciones” por Yad Vashem, por su papel en la detención de la deportación de los judíos búlgaros, con un considerable riesgo personal. Se le ofreció ir a Israel. Peshev rehusó: quería ser rehabilitado primero en su país. Murió el 20 de febrero de 1973 sin llegar a ser rehabilitado. El reconocimiento de su país por su gran servicio a la Humanidad durante la guerra llegó mucho más tarde.

Mi conciencia humana y mi comprensión de las fatales consecuencias tanto para la gente involucrada como para la política de nuestro país, ahora y en el futuro, no me permitían quedarme ocioso. Y decidí hacer todo lo que estuviera en mi poder para evitar que sucediera lo que estaba previsto; sabía que ese suceso iba a avergonzar a Bulgaria a los ojos de todo el mundo y mancharla de un modo que no merece
Dimitar Peshev

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Peshev y el Rey Boris

Fuente: Yad Vashem – Wikipedia - http://www.peshev.org/index.html

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Mensaje por Shindler » Mié Ene 10, 2007 10:10 pm

Aqui hay otros grandes...


Luiz Martins de Souza Dantas

Embajador brasileño en Francia, 1940. Extendió visas a cientos de Judíos en la Francia ocupada después de la invasión Nazi en 1940, poniendo en riesgo su carrera diplomática. Souza Dantas estaba a cargo de la misión diplomática brasileña en Francia de 1922 a 1944. Conmovido por lo que luego llamó "un sentimiento cristiano de piedad", otorgó visas diplomáticas para entrar a Brasil a cientos de personas que estaban escapando del Nazismo. Con estas acciones, Souza Dantas salvó cerca de 800 personas del exterminio. En junio de 2003 fue proclamado "Justo entre las Naciones".

Aracy de Carvalho-Guimaraes Rosa

Ayudante del Embajador Brasileño en Berlín. Rosa extendió 80 visas a perseguidos en Berlín, salvando así muchas vidas. Por sus acciones, Rosa recibió el premio de "Justo entre las Naciones".

Aristides de Sousa Mendes

Cónsul General de Portugal en Bordeaux en 1940. Extendió más de 30.000 visas-salvadoras Portuguesas. Diez mil fueron para judíos y 20.000 fueron para otros refugiados. Mendes salvó a la familia real Habsburg entera, incluyendo a la Emperatriz Zita. También salvó al gabinete belga en el exilio. Mendes condujo personalmente a cientos de judíos refugiados a través de un puesto de control de la frontera española. Todas estas actividades para salvar vidas fueron hechas en contra de las órdenes y las políticas de su gobierno. Fue despedido y perdió todas sus propiedades. Murió en la pobreza en Lisboa en 1954. En noviembre de 1995, Portugal restauró su carrera y lo premió con una medalla especial por salvar vidas. Fue el primer diplomático reconocido por el Museo del Holocausto de Jerusalén (Yad Vashem).

Carlos de Almeida Afonseca Sampayo Garrido

Ministro Plenipotenciario, Embajador de Portugal en Budapest de 1939 a 1944. El Dr. Garrido ayudó a un gran número de judíos húngaros que fueron a la misión diplomática portuguesa en 1944 en busca de protección portuguesa. Junto a Branquinho, su sucesor, alquiló causas y departamentos para ocultar y proteger refugiados de la deportación y el asesinato. Fue un instrumento para establecer la política de protección de judíos portugueses en Hungría. En mayo de 1944 fue enviado a Suiza y en numerosas ocasiones intervino a favor de judíos desde su función en Suiza.

Alberto Carlos de Liz-Teixeira Branquinho

Encargado de Negocios en Budapest en 1944. Obtuvo permiso del gobierno portugués para extender salvoconductos para todas las personas que tuvieran parientes en Portugal, Brasil o en las Colonias Portuguesas. Después del 15 de octubre de 1944 hubo una gran demanda de estos documentos. Branquinho fue autorizado para extender 500 salvoconductos, pero de hecho, entregó más de 800. Luego, los portugueses establecieron varios salvoconductos para refugiar a los 800 judíos protegidos. A pesar de los constantes ataques hechos por el Arrow Cross húngara, las casas portuguesas permanecieron relativamente intactas durante la guerra. Él también estableció una oficina de la Cruz Roja Portuguesa en la embajada portuguesa para ocuparse de los judíos refugiados.




Si existen hombres que excluyen a cualquiera de las criaturas de Dios del amparo de la compasión y la misericordia, existirán hombres que tratarán a sus hermanos de la misma manera.

San Francisco de Asis
"La esclavitud crece sin medida cuando se le da apariencia de libertad."
Ernst Jünger

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José Santaella: Justo entre las Naciones

Mensaje por Francis Currey » Mar Ene 29, 2008 11:40 pm

José Santaella: Justo entre las Naciones

El pasado 27 de enero, sesenta años después, España recordó oficialmente a las víctimas del Holocausto. Ese día, el Ayuntamiento de Córdoba homenajeó a los tres únicos españoles a quienes Yad Vashem –la institución israelí que guarda la memoria del Holocausto– ha otorgado el título de Justos entre las Naciones. Entre ellos se encuentran los cordobeses José Ruiz Santaella, agregado agrícola de la embajada española en Berlín, y su esposa, Carmen Schrader. Ambos arriesgaron su vida para ayudar a tres mujeres judías en los terribles días de la II Guerra Mundial. Ésta es su historia.

ALEMANIA, 1944. Desde Diesdersdor, los bombardeos nocturnos sobre Berlín constituían un siniestro espectáculo. Sobre la colina donde se situaba la casa de los Santaella podía divisarse, un resplandor tras otro, la lluvia de fuego descargada por los aliados. A veces, vencida por la impaciencia, Carmen salía a la calle en medio de la noche y esperaba el regreso de su marido. Allí, en medio de las sombras, junto a sus cuatro hijos y en compañía de Ruth, la niñera judía a la que escondían de los nazis, Carmen se preguntaba si el búnker de la embajada habría resistido el feroz bombardeo.

José era el agregado agrícola de la embajada española en Berlín, y desde que se recrudecieron los bombardeos se veía obligado a regresar a casa en la más completa oscuridad. Los aliados eran los dueños del aire. Por eso, los faros del coche habían sido pintados de negro y sólo dejaban escapar una pequeña línea de luz. Mientras se acercaba a casa, José pensaba en los preparativos del viaje. En unos días, tendrían que dejar Alemania. Cómo había cambiado todo.

José Ruiz Santaella y Carmen Schrader se conocieron mucho antes de la guerra. Ambos coincidieron en 1934 en la Universidad de Halle, una populosa ciudad industrial en Sajonia, de donde era originaria Carmen. Cuando se enamoraron, José tenía 30 años y ella 21. De familia protestante, la joven acogió la fe católica de su futuro marido y cambió su nombre alemán, Waltraud, por el de Carmen. Nada de eso supuso problema alguno. Pero todo no iba a ser tan fácil. La política racial que Hitler estaba imponiendo en Alemania exigía a las parejas que querían casarse demostrar documentalmente que no tenían ascendencia judía. La arisierung (arianización) era uno de los objetivos de los nazis para reducir la influencia judía en Alemania, y comenzó desde el principio.

Las primeras leyes antijudías fueron aprobadas poco después de que Hitler llegase al poder en 1933. Los nazis fueron marginando a los judíos con una legislación que los diferenciaba claramente de los arios. Por ejemplo, los funcionarios de ascendencia no aria fueron retirados, se introdujeron cuotas para los alumnos no arios en escuelas y universidades, o se prohibió a los médicos judíos entrar en hospitales y centros sanitarios del sistema público de sanidad. Entre 1933 y 1939 se aprobaron en Alemania más de 1.400 leyes contra los judíos. Así que, para poder casarse, José tuvo que pedir un certificado en España. El párroco de la iglesia de Baena donde José fue bautizado envió –no sin antes expresar su extrañeza ante el asunto– un certificado en el que se aseguraba que no había sangre judía en la familia Ruiz Santaella.

Carmen y José regresaron a España en 1936, poco después de iniciada la Guerra Civil. Pasaron la guerra en Valladolid. Unos años después, regresarían a Alemania, ya en plena II Guerra Mundial.

En 1942, Hitler es el amo y señor de Europa. Con el mundo en guerra, Carmen y José tienen la oportunidad de regresar a Alemania. El Ministerio de Asuntos Exteriores español necesita cubrir una plaza de agregado agrícola en la embajada española en Berlín. Carmen, preocupada por su familia en Alemania, pide a su marido que opte al puesto.

Los Santaella, que ahora tenían tres niñas, cruzaron en tren media Europa con Carmen embarazada de su cuarto hijo. “Nunca olvidaré el momento en que llegamos a la estación, en Berlín, y vi un gran cartelón que avisaba de que estaba prohibida la entrada a los judíos. El mismo cartel lo volví a ver en el hotel, y en muchos otros lugares”, recuerda Carmen. Los judíos alemanes no sólo tenían prohibido entrar en la mayoría de locales públicos, además estaban obligados a llevar la estrella de David cosida en un lugar bien visible.

Imagen

LA CASA DE DIEDESDORF.

Las autoridades alojaron a la familia en Diedesdorf, una localidad a unos 70 kilómetros al este de la capital alemana. Diedesdorf no estaba bajo la amenaza de los bombardeos. Allí, los Santaella fueron acomodados en una gran casa señorial. Carmen la recuerda como un “gran pabellón anejo a un gran castillo”.

“Claro que hablábamos de la situación en Alemania, y del trato que se daba a los judíos –recuerda–. Muchos alemanes no estaban de acuerdo con Hitler, pero había mucho miedo”. En 1942, la terrible maquinaria del exterminio ya llevaba tiempo en marcha. Auschwitz recibía desde 1940 miles de deportados de toda Europa; los judíos de ciudades polacas como Varsovia habían sido hacinados en guetos, y las matanzas de la SS se sucedían en pueblos y ciudades del Este conforme avanzaba la campaña en Rusia. Pero de todo esto, a Berlín sólo llegaban rumores que la mayoría de los alemanes no estaban dispuestos a creer. En esas circunstancias, José Ruiz Santaella y Carmen Schrader se enfrentarían a un dilema que marcó sus vidas para siempre. De ellos dependería el destino de varias familias judías, como los Arndt

AYUDANDO A LOS ARNDT.

La familia de Ruth era muy conocida en el barrio de Berlín donde su padre, el doctor Arthur Arndt, ejercía como médico. El doctor Arndt se consideraba un buen alemán, había luchado por su país en la I Guerra Mundial y había sido condecorado por ello. Como profesional era respetado, pero como cualquier otro judío en la Alemania nazi, su vida y la de su familia estaban en peligro.

En 1942, vivían en Berlín unos 33.000 judíos. La mayoría trabajaban en fábricas de material de guerra para los nazis. Erich Arndt, el hijo de 19 años del doctor Ardnt, era uno de ellos. Erich había oído los rumores sobre lo que los nazis habían comenzado a hacer con los judíos. Impulsado por su juventud, fue él quien convenció a su familia para dejar atrás todo rastro de su vida anterior y esconderse a la espera de tiempos mejores.

Desde 1941 los judíos tenían prohibido salir de Alemania, por lo que la única opción era ocultarse. Los Arndt encontraron entre sus antiguos amigos, los pacientes del doctor y algunos vecinos, la ayuda necesaria para sobrevivir ocultos en Berlín durante dos largos años. En ese tiempo, pudieron comprobar que no todos los alemanes eran fervientes seguidores del Fürher y que, a pesar del miedo y la amenaza de una muerte segura para quien ayudase a los judíos, había personas que, independientemente de su situación e ideología, estaban dispuestas a arriesgar la vida por sus semejantes.

Así fue cómo Ruth conoció a la familia Ruiz Santaella. Gertrud Neuman era una costurera judía que trabajaba en la casa de Diedersdorf donde vivían los Santaella, escondida por la familia. Cuando supo que Carmen estaba buscando una niñera, pensó en Ruth. Gertrud había sido paciente del doctor Arndt y sabía que él y su familia se escondían en Berlín. Así que contactó con Ruth y le concertó un encuentro con José Ruiz Santaella en el hall del Adlon, un prestigioso hotel berlinés. Ruth sabía que era peligroso, pues el Adlon era frecuentado por oficiales de la SS. Así que eligió cuidadosamente su vestuario y arrancó de su abrigo la estrella amarilla.

Recuerda a José Ruiz Santaella como un señor distinguido, alto y con el pelo negro, a quien reconoció de inmediato. La conversación duró sólo unos minutos. José la contrató y una semana después Ruth se instaló en la casa de los Santaella para cuidar de los pequeños. Para ocultarse del resto del personal cambió su identidad, siempre con la complicidad de los Santaella. “Había que tener mucho cuidado. Entre el servicio había un par de heil Hitler”, recuerda Carmen para referirse a dos sirvientas simpatizantes de los nazis. Al poco tiempo, la familia contrató a una cocinera; era la madre de Ruth, que seguía escondida en Berlín. Así, José y Carmen ocultaban a tres mujeres judías, con identidades falsas, que estaban muertas de miedo. “Cada vez que un uniforme se acercaba a casa se escondían en el primer lugar que encontraban. Alguna vez se asustaron hasta de ver al cartero, porque iba de uniforme”. Carmen también recuerda cómo en su intento de pasar desapercibidas, Ruth y su madre debían simular que no se conocían, para que nadie sospechase de su parentesco.

Los meses que Ruth estuvo con los Santaella fueron los mejores de los dos largos años que pasó escondida en Berlín. Pero conforme avanzaba la guerra, la vida en Berlín era cada vez más peligrosa. Los Santaella dejaron Alemania a finales de 1944, cuando la suerte del III Reich ya estaba echada. “El embajador dijo a mi marido que debíamos irnos, pues era el único miembro de la embajada con mujer e hijos, toda la familia corría un grave riesgo en Berlín”. Cuando Carmen conoció la noticia, intentó convencer a su esposo para que Ruth les acompañase, aunque tuvieran que esconderla en el maletero del coche. Al final, todos decidieron que sería demasiado peligroso. Si descubrían a Ruth no sólo acusarían a los Santaella sino que podrían encontrar al resto de la familia Arndt y a los judíos que se escondían con ellos en Berlín. Los Santaella se trasladaron a Suiza, y perdieron todo contacto con la joven Ruth, con su madre y con la señora Neuman. Cuando en abril de 1945 los soldados del Ejército Rojo que conquistaron Berlín descubrieron a Ruth y su familia, siete personas en total, se trataba del mayor grupo de judíos alemanes que había logrado sobrevivir oculto en el corazón del Tercer Reich.

EL JARDÍN DE LOS JUSTOS DE YAD VASHEM.

En el Jardín de los Justos del memorial Yad Vashem de Jerusalén, un olivo recuerda a los cordobeses José Ruiz Santaella y a Carmen Schrader. Años después de la guerra, el testimonio de Ruth sirvió para incluir sus nombres junto al de otros 20.757 gentiles que ayudaron a judíos durante el Holocausto. El más conocido es Oscar Schindler, sobre todo tras la película de Spielberg. Además de los Santaella, Ángel Sanz Briz, encargado de negocios en el consulado español de Bucarest, es el tercer español distinguido por Yad Vashem. De los tres, sólo Carmen, de 92 años, vive en la actualidad.

Fuente: Reportaje publicado en el suplemento Zoco, de Diario Córdoba, el domingo 15 de mayo del 2005

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