¡Hola a todos!
Robert H. Jackson escribió:
Técnicamente hablando tienes razón, si nos atenemos a que el Holocausto (o "solución final") comienza en la época que citas. No obstante, ¿cómo entender el Holocausto desligándolo de la etapa que lo precedió? Podrás decir como explicación académicamente válida, para mí no por ello moralmente aceptable, que los países aliados no podían prever lo que iba a ocurrir; pero, acaso, ¿no fue su propia indiferencia frente al problema judío lo que potenció que el régimen nazi llegara tan lejos?
Estimado Jackson, los aliados difícilmente podían prever en el verano de 1938 (Evian) el Holocausto cuando ni siquiera por esas fechas se contemplaba en los planes de la política anti-judía del régimen nazi. Quienes citan el Mein Kamp para decir que el Holocausto ya estaba previsto en esa obra, lo hacen con la ventaja de la visión retrospectiva y eso es falsear la realidad. Por otra parte, tengo mis grandes dudas de que esa obra (prácticamente desconocida en Alemania hasta inicios de la década de 1930 y sólo comprada multitudinariamente -aunque sospecho que mayormente sin leer- a partir de febrero de 1933) fuera conocida y leída en el extranjero en general y por el liderazgo político mundial en particular.
La frase que cierra el texto tuyo que he citado arriba es contraria a la realidad de lo sucedido. No fue la indiferencia aliada -por ceñirla al tema- ante el problema judío (alemán y austriaco) lo que potenció que el régimen nazi llegara tan lejos. Si entiendo bien lo que quieres decir por “tan lejos” (Holocausto), la oportunidad del régimen nazi para llevar a cabo una política anti-judía asesina a una escala de miles de víctimas la propició la guerra, la guerra que Hitler buscó y desencadenó. Sin guerra el régimen nazi jamás podría haber llevado a cabo esa política anti-judía asesina. Ahora bien, Hitler pudo buscar y desencadenar la guerra porque ya desde su llegada a la Cancillería del Reich comenzó a rearmar y expandir a las fuerzas armadas de Alemania. Y aquí sí que las potencias de entonces, principalmente Gran Bretaña y Francia, tuvieron buenas y diferentes oportunidades, ya desde 1933, para frenar en seco al tirano alemán en su política ilegal de rearme. A diferencia del Holocausto (que fue la etapa final del proceso radical iniciado en septiembre de 1939), que sólo podían prever los profetas, que Hitler iba camino de la guerra fue algo que subrayaron no pocos diplomáticos y analistas de la época (franceses, británicos y estadounidenses, por ceñirme al ámbito occidental). La política de rearme de Hitler no sólo fue su mayor prioridad política, sino que ante ella, en caso de repercutir negativamente, debían supeditarse todas las demás, incluso la política racial, que era nuclear en la ideología nazi.
Hubo protestas diplomáticas, campañas publicitarias e incluso boicoteos comerciales contra el régimen nazi en el extranjero durante las periodos más notables de la política racial nazi en los años de preguerra, y también se abrieron las puertas de entrada, con mayor o menor entusiasmo, a decenas de miles de refugiados judíos durante el mismo periodo. Eso no es indiferencia. Que el grado de deferencia o compromiso no fuera mayor, no convierte la actitud de las potencias aliadas en indiferencia.
Robert H. Jackson escribió:Hola Mont.
Tienes razón en que no es exigible pedir a nadie prever lo imprevisible. Ahora bien, ¿era imprevisible el genocidio del pueblo judío? Personalmente, y con absoluto respeto de las opiniones contrarias, no lo creo. Quizá fuera imprevisible la dimensión que alcanzaría, pero no que el evento iba a ocurrir. ¿Es más o menos moral que mueran 100, 1.000, 1.000.000 ó 6.000.000 de judíos? La verdad creo que es inmoral que muera una sóla persona por la sóla razón de la etnia a la que pertenece.
La dimensión es precisamente lo que desbordó todo asomo de anticipación. Y no estoy significando por “dimensión” millones de víctimas, ni centenares de miles, ni siquiera decenas de miles. Simplemente imaginar (para los aliados) los miles de polacos que fueron víctimas del exterminio de la intelectualidad polaca llevado a cabo durante la campaña de septiembre de 1939 era algo inimaginable (ni siquiera para la mayoría de la oficialidad del ejército de tierra alemán que dirigió esa campaña militar).
Durante los dos primeros años del régimen nazi (1933-34), se asesinó a cientos de personas (probablemente miles), se encarceló a miles y los primeros campos de concentración también vieron miles de personas encerradas. La gran mayoría de esas víctimas no eran alemanes judíos, o para ser más exactos no fue su condición religiosa el determinante de su asesinato o encierro, sino principalmente su ideario político. ¿Por qué, de tener que hacerlo, iban los aliados a protestar más enérgicamente la política anti-judía nazi de 1933-1935, por ejemplo, que fue tremendamente cruel y nauseabunda, pero todavía no asesina, que los asesinatos de estado del mismo periodo, Noche de los Cuchillos Largos incluida?
Robert H. Jackson escribió:
Visto con la claridad que lo expresó Hitler en enero de 1939, y contextualizado en los hechos y acciones concretas que antecedieron sus palabras, me pregunto: ¿qué otra cosa se pensó que podía ocurrir, más que el exterminio de la población judía? Es cierto que ni en el peor de los sueños alguien pudo imaginar algo tan monstruoso como la "Solución Final", pero tampoco se podía ser tan cándido para no pensar que cientos, cuando no miles (sino millones) de seres humanos estaban en peligro inminente de morir a manos de los nazis, que no ocultaron sus intenciones. ¿Acaso la muerte de decenas de judíos la Noche de los Cristales, a vista y paciencia de las autoridades llamadas a protegerlos, el Gobierno de su país, legítimamente constituído, no era sufiente para entender el mensaje enviado al mundo de que tales autoridades tolerarían cualquier cosa y exceso en contra de la población judía?
Jackson, veo cierta contradicción en lo que planteas. Si no puedes prever la “Solución Final” (que fue el proceso de decisión para llevar a cabo el exterminio de los judíos europeos) en el peor de tus sueños (se me ocurre que sería la peor de tus pesadillas), no entiendo que al mismo tiempo te tildes de cándido por no prever la muerte de millones de seres humanos a manos de los nazis. Para matar a millones, de judíos o no, al margen de las muertes de la propia guerra, se necesita una planificación y una organización tan complejas que es realmente difícil de imaginar o soñar. Incluso hoy resulta realmente difícil de imaginar y comprender la compleja maquinaria que puso en marcha el régimen nazi para la comisión de sus genocidios. Matar a una persona o a varios cientos puede resultar materialmente fácil; matar a millones es realmente complicado y difícilmente imaginable.
Robert H. Jackson escribió:
Específicamente, sobre la posición de los Estados Unidos y, particularmente, del Presidente Roosevelt, respecto de los judíos, el autor señala:
“La difícil situación de los judíos en Europa ocupada por los alemanes –que mucha gente creía que era uno de los motivos principales de la guerra contra el Eje- no se encontraba entre las preocupaciones principales de Roosevelt. El estudio de Henry Foingold (The Politics of Rescue) muestra que, mientras estaban metiendo a los judíos en campos concentración y estaba comenzando el proceso de aniquilación que acabaría con el horripilante exterminio de 6 millones de judíos y millones de no-judíos, Roosevelt no tomó las medidas que podrían haber salvado millones de vidas. Para él no era prioritario; y dejó el asunto en manos del Departamento de Estado, donde el antisemitismo y la fría burocracia obstaculizaron la acción”. “La otra historia de los Estados Unidos”, Editorial Siglo XXI, 1999, pág. 308
Este es un punto realmente interesante. Me gustaría saber cómo imaginaba Howard Zinn (o cualquiera de los que aquí debaten) esas medidas de Roosevelt que, según él, podían haber salvado millones de vidas. Decidme: ¿Cómo iba a evitar Roosevelt (o Churchill) que los nazis continuasen asesinando a judíos en los campos de exterminio?
Saludos cordiales
JL