¡Hola a todos!
Para reconducir este hilo quizás sea conveniente retomar el planteamiento inicial de nuestro compañero Chuikov:
Chuikov escribió:Hola amigos,
Leyendo “Stalingrado y yo”, biografía y apuntes de Paulus recopilados por Walter Gorlitz, el pasaje que transcribo literalmente a continuación me ha llamado la atención:
El 23 de abril de 1941 anotó el General Halder en su Diario : " Es necesario, por consiguiente, aclarar lo más rápido posible las condiciones que reinan en África del Norte. Después de maduras reflexiones he decidido no ir personalmente allí. No deseo presentarme como un órgano de exploración... El comandante supremo del ejército ha manifestado ciertos reparos en este sentido y atribuye las dificultades al Alto Mando italiano. Claro está, que los motivos son de índole muy distinta, y quizás sea preferible mandar allí al teniente general Paulus, que está en buenas relaciones con Rommel y que tal vez sea el único capaz de poner bajo su influencia personal a ese soldado que se ha vuelto loco... "
¿Cuál o cuáles fueron los problemas que le surgieron al OKH con Rommel para que se pensase así?
Cierto es que no estoy ducho , en absoluto, en temas africanos…..
Saludos
Mi anterior mensaje sobre las anotaciones de Halder refleja específicamente las reflexiones del jefe del EMG sobre la estrategia de Hitler con respecto a Libia-Egipto durante el otoño de 1940.
Durante ese periodo (que en propiedad podemos extender desde finales de julio a finales de diciembre de 1941) el Führer barajó varias alternativas militares en busca de vencer la resistencia británica de continuar la guerra. Por una parte se planificó y preparó la operación “León Marino” para invadir Inglaterra, que necesitaba previamente de la intervención de la Luftwaffe en los cielos de Inglaterra para, fundamentalmente, derrotar a la RAF y hacerse con la supremacía aérea sobre el Canal y las costas inglesas. Al mismo tiempo se estudió, se planificó y se preparó la operación “Félix”, que tenía por objeto capturar la base británica de Gibraltar en España. También se consideró seriamente la viabilidad de operaciones militares contra Turquía y contra los británicos en Egipto.
Al final, todos esos planes, y otros de tenor similar, quedaron en nada si exceptuamos las operaciones aéreas de la Luftwaffe contra Inglaterra. Todos estos proyectos de alternativas militares obedecían al intento alemán de dotarse de una planificación estratégica, y ejecutarla, para continuar la guerra contra Gran Bretaña después de que fracasaran, ante la negativa del Gabinete Churchill, los intentos de la diplomacia alemana para poner fin a la guerra en una mesa de negociaciones. Lo que decidió Hitler durante ese periodo crucial, de forma paulatina pero inequívoca, fue abrir un nuevo frente de guerra contra la Unión Soviética. Dejemos sus razones al margen para no hacer extensiva mi intervención.
Dentro de esa búsqueda de una gran estrategia para derrotar a Gran Bretaña, se estudió la posibilidad de intervenir militarmente en Libia para, junto con los italianos, atacar a los británicos en el Mediterráneo oriental, especialmente en Egipto. La anotación de Halder, que he copiado anteriormente, de 2 de noviembre de 1940 establece que el envío de una división blindada a Libia se consideraba suficiente para, junto con la ayuda de las fuerzas italianas allí desplegadas, expulsar a los británicos al oeste del Nilo y hacerse con Alejandría. Recordemos que el punto de partida de ese ataque sería Sidi Barrani, en Egipto, plaza que había sido ganada por Graziani en septiembre. Y recordemos igualmente que Mussolini estaba esperando a que Graziani se decidiera a continuar su ofensiva de septiembre lanzando un ataque contra los británicos en Mersa Matruh.
Por otra parte, y en esa misma anotación, Halder consideraba que para expulsar a los británicos de Egipto y hacerse con el Canal de Suez, como objetivo más ambicioso que el anterior, entonces la Wehrmacht debería enviar un cuerpo motorizado reforzado.
Para el primer objetivo (Alejandría) se estimaba que se tardaría unos tres meses en hacer a la división blindada operacional en la línea de frente, es decir, sólo se podría atacar en febrero de 1941. Si se elegía el segundo objetivo (Canal de Suez) entonces el cuerpo motorizado sólo estaría operacional en el otoño de 1941.
Todos estos planes, así concebidos, se fueron al garete cuando O’Connor noqueó a Graziani en su ataque de diciembre, que acabó finalmente en febrero de 1941 con pérdida italiana de la Cirenaica y una situación de verdadera crisis en el mando italiano ante la posible pérdida de sus posesiones en África del Norte.
En estos momentos es fundamental tener previamente en cuenta, a la hora de analizar la actuación posterior de Rommel en Libia con su ataque a la Cirenaica, la situación estratégica alemana del momento de acuerdo con los planes de Hitler de invadir la Unión Soviética a partir de mediados de mayo de 1941. Ya en noviembre y diciembre se estaba planificando la operación “Marita”, al tiempo de los preparativos febriles y descomunales para la operación “Barbarroja”.
Halder estuvo de permiso desde el 25 de diciembre de 1940 hasta el 15 de enero de 1941. El 16 de enero anotó en su diario:
[
La guerra en África no tiene por qué molestarnos mucho…..pero no debemos correr el riesgo de un colapso interno de Italia. Se debe salvar de ese peligro a Italia. Será necesario enviar alguna ayuda. Los reveses se deben a la falta de material de guerra moderno en África (cañones antitanque). Decisión: Se debe enviar una fuerza con el equipo que les falte. ¡Debemos sacudirlos para que pierdan su miedo a los tanques! ¡Protección! (La fuerza debe combinar la movilidad con una cierta cantidad de potencia ofensiva).]
Seguimos en breve.
José Luis