El 2º de Hampshire en Tebourba

La guerra en el Continente Africano

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El 2º de Hampshire en Tebourba

Mensaje por homer5275 » Mié May 05, 2010 7:55 pm

Hola a todos

Después del desembarco en Argelia del 8 de noviembre de 1942, el 1º Ejercito angloamericano, al mando del Teniente General Anderson, supuso para el eje un grave problema que requería respuesta inmediata.

Después de la derrota de Rommel y la retirada perseguido por el 8º Ejercito británico, el eje necesitaba un reducto donde Rommel pudiera retirarse, reunir fuerzas y continuar la guerra. Túnez representaba ese reducto.

Una vez tomada, la decisión se puso en práctica con impresionante rapidez. Los refuerzos acudieron a Túnez por aire y por mar, con el tácito visto bueno del gobierno colonial de Vichy. Las principales unidades de lo que se convertiría en una importante concentración de fuerzas, incluían paracaidistas, la 10ª División Panzer, una compañía del 501º Batallón de Tanques Pesados y unos batallones de marcha. La Luftwaffe no tardo en establecer buenos campos de aterrizaje detrás de lo que preveían como frente y, así, adquirió una importante ventaja táctica sobre las fuerzas aéreas aliadas que llegaban desde distantes pistas de Argelia, donde las lluvias invernales las tornaban a menudo impracticables.

Por supuesto, los aliados se percataban de las intenciones del Eje y trataron de frústralas mediante un rápido avance sobre Túnez, con la 78ª División del General Vyvyan Evelegh, reforzada por unidades de la 1ª División Acorazada estadounidense y con lanzamientos de paracaidistas a fin de asegurarse importantes posiciones en el camino. El avance se inicio el 24 de noviembre sobre tres ejes diferentes. Al principio todo funciono bien: capturaron Medjez-el-Bab, luego Tebourba y, en una espectacular acción en la pista de aterrizaje de Djedeida, los tanques ligeros Stuart, del 1º Batallón del 1º Regimiento Acorazado estadounidense y los carros blindados del 2º Derbyshire Yeomanry, destruyeron veinte Stuka, con la perdida de un solo tanque.

Los aliados habían llegado a unos 32 kilómetros de Túnez y no pasarían de allí durante un tiempo. En esta coyuntura, el comandante alemán, el General Walther Nehring, ordenó un contraataque al mando del General Wolfgang Fischer, de la 10ª División Panzer.

Entre tanto, el avance de la 11ª Brigada de Infantería del General E.E.E. Cass, integrada por el 2º de Fusileros de Lancashire, el 1º de East Surrey y el 5º de Northamptonshire, había sido detenida, con numerosas bajas, entre Tebourda y Djedeida, y se decidió que se la reforzaría con el 2º de Hampshire, perteneciente a la 1ª Brigada de Guardias, que había desembarcado recientemente.

Al mando del Teniente Coronel James Lee, el 2º de Hampshire constituía un batallón regular que contenía una buena proporción de rudos soldados experimentados; de hecho, al ser movilizado en 1939, el batallón contó con trescientos reservistas, de los cuales casi todos habían servido en la frontera noroeste de la India o en Palestina y poseían una media de dos o tres medallas por cabeza. El batallón había luchado después en Francia y había regresado de Dunkerque con un solo hombre desaparecido; en la acción habían salvado todos sus rifles, fusiles ametralladoras, rifles anti-tanque y morteros de dos pulgadas, un logro asombroso, por el que Anthony Eden, el entonces ministro de la guerra, los felicitó. El propio Lee había sido nombrado oficial del 2º de Hampshire en 1919 y sirvió con el 1º Batallón en Egipto y en la India. Entró en el 2º de Hampshire en 1939 y estuvo en Francia al mando de la Compañía Y. Era buen jugador en varios deportes y, además de sur un jefe capaz, inspiraba autentica simpatía y respeto a sus hombres.

Fuente: Contra todo pronostico, Bryan Perret

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Mensaje por homer5275 » Dom May 09, 2010 12:16 pm

Hola a todos

Seguimos la historia

En la tarde del 29 de noviembre, el 2º de Hampshire acampaba en un bosquecillo cerca de Medjez-el Bab, donde había relevado a los fusileros de Lancashire. Hacia las seis de la tarde, llegó el oficial de enlace con el cuartel de la brigada, el Teniente Symes, con órdenes de avanzar de inmediato y relevar a los de Northampton, a unos seis kilómetros al este de Tebourda. A las siete de la tarde, en sus camiones de transporte de tropas y casi en plena oscuridad, el batallón atravesaba el desfiladero de Tobourba. De camino, un vehículo que transportaba un pelotón de la Compañía W volcó y varios de sus ocupantes resultaron gravemente heridos. El pelotón no logró reunirse con la compañía hasta después de la batalla; como la compañía había destacado otro pelotón para vigilar a los prisioneros de guerra, su fuerza real se había reducido a la mitad.

La columna llegó al centro de Tebourda a las nueve y media de la noche. Los hombres bajaron de los camiones y unos guías los acompañaron en la última etapa de la marcha hacía el frente. A medianoche ya habían relevado a los de Northampton y habían empezado a cavar trincheras. La posición abarcaba una franje alargada de bosque, que controlaba la vía del tren que unía Medjez-el-Bab con Túnez, en la linde meridional discurría el río Medjerda, dominado por un terreno más elevado, tanto desde la otra orilla como por el este y el norte. Esta situación insostenible desde el punto de vista defensivo era, de hecho, la zona en que la defensa reforzada del enemigo había parado el avance de los de Northampton sobre Djerdeida, a unos dos kilómetros y medio más adelante.

Esa tarde Lee había recibido la deprimente visita del comandante del V Cuerpo, el Teniente General Charles Allfrey. El General Anderson, un hombre de mentalidad netamente administrativa, había interpuesto, sin mucho sentido, este cuerpo consistente en poco más que la 78ª División, entre él y Evelegh. Por tanto, Allfrey no tenía nada que aportar, aparte del franco comentario de que la situación en su conjunto no resultaba prometedora y que a la división le esperaba una situación peliaguda. Con esta triste predicción en mente, Lee llevó a cabo un reconocimiento preliminar de la posición que debía ocupar y su debilidad lo escandalizó. Pidió al General de Brigada Cass permiso para continuar con el asalto a Djedeida o, en caso contrario para retirarse unos tres kilómetros, a una posición mucho más sólida, entre la colina 186, ya en manos de una compañía del East Surrey, y el río. Sin embargo, Cass se negó rotundamente: los de Hampshire debían permanecer donde estaban.

Lee desplegó su batallón como sigue: la Compañía X en la linde oriental, delante del bosque, con el 10º Pelotón al frente, el 11º Pelotón cubriéndole la retaguardia izquierda y el 12º en una pequeña granja situada entre el ferrocarril y el río; la Compañía Y, en un cerro llamado Djebel el Hamada, a la izquierda de la Compañía X, con el 15º Pelotón a la derecha, el 13º a la izquierda y el 14º en la retaguardia; el Cuartel General del batallón, incluyendo tres destacamentos del pelotón antiaéreo y la mitad de los zapadores se apostó en el bosque detrás e la Compañía X; la parte trasera de la Compañía W se atrinchero detrás del batallón del cuartel general y la Compañía Z en reserva, proporcionaría protección a todos en el fondo del bosque. A cada una de la Compañías X, Y y Z se les asignó una sección de morteros de 76mm y los cañones antitanque del propio batallón; además, una batería de cañones antitanque de 3kg se situó en profundidad a lo largo del bosque. La compañía del Cuartel General, junto con el pelotón de camiones semioruga, el resto de los zapadores, un destacamento de defensa antiaérea, los vehículos de transporte y el puesto de ayuda del regimiento se situaron en otro bosque a unos 2,5km detrás de la compañía Z; el contingente B del batallón se apostó cerca de la vía férrea, a unos tres kilómetros al oeste de Tebourda, Así pues, el batallón constaba de 689 hombres.

También contaban con dos baterías de cañones de veinticinco libras, uno de los cuales proporcionaría fuego de apoyo, al mando de su oficial de observación avanzada, quien estableció su puesto de observación con la Compañía Y en Djebel el Hamada. La segunda batería se encuadró en la defensa antitanque y aquí cabe una explicación. En esta etapa de la guerra, el cañón de 1kg ya resultaba obsoleto, incapaz de penetrar, excepto a corta distancia. El blindaje más grueso de los tanques enemigos. El de 3kg podía atravesar las últimas versiones del PzKwIII y el PzKwIV a mayor distancia, pero escaseaba. Por otro lado, la experiencia en el desierto occidental había demostrado que el de 12kg, si bien diseñado como artillería de campo, traspasaba los blindajes cuando disparaba sus proyectiles sobre objetivos a la vista. Al mismo tiempo, ninguno de los cañones podía con el blindaje frontal de los Tigres, aunque, desde unos novecientos metros de distancia, el de veinticinco libras perforaba las placas laterales y traseras, más delgadas, según el ángulo del disparo. El problema era que los comandantes de los Tigres rara vez presentaban estas partes relativamente vulnerables. Por tanto, la única defensa posible para los soldados de infantería consistía en usar los recién fabricados PIAT o los bazucas, cuya distribución no se había generalizado todavía, o bien en un ataque con artillería media, de la que no siempre disponían. Como había indicado el General Allfrey, era un panorama nada halagüeño.

Fuente: Contra todo pronostico, Bryan Perret

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Mensaje por homer5275 » Dom May 16, 2010 11:19 am

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La mañana del 30 de noviembre, el General de Brigada Cass visitó el batallón y repitió la orden de resistir a toda costa. Los esporádicos bombardeos y disparos de mortero probaban que el enemigo conocía la presencia de los de Hampshire, sin contar la intensa actividad de la Luftwaffe; desde Djebel el Hamada la Compañía Y veía, a lo lejos, la pista de aterrizaje de Djedeida, en la cual escuadrones de stukas aterrizaban y despegaban en fila, como si se tratara de una parada de taxis. Habiendo advertido que su posición se vislumbraba desde un área de terreno elevado a la izquierda y detrás de la Compañía Y, Lee decidió establecer allí una patrulla de día permanente, tarea que recayó en el Capitán B.P. Page y una sección de su pelotón motorizado. Hacia las 15:30 horas, avistaron desde da la línea férrea un semioruga lleno de soldados de infantería alemana, y los morteros de la Compañía X lo destruyeron. Al caer la noche, las Compañías X e Y mandaron patrullas de combate, que regresaron sin haber tenido contacto directo con el enemigo, si bien provocaron disparos de ametralladoras desde líneas fijas cuando tantearon las afueras de Djedeida.

A los de Hampshire los acontecimientos del día se les habían antojado rutinarios, pero no lo eran, ni mucho menos. Uno de los puntos más fuertes del ejército alemán durante la IIGM consistía en su capacidad de formar grupos de combate con los soldados que tuviese a mano y lanzarlos contra los flancos y la retaguardia de cualquiera que intentara penetrar en sus líneas, a menudo con resultados devastadores. Fischer, tras hacerse con todos los tanques disponibles en Túnez, había formado cuatro de estos grupos de combate con los que pretendía llevar a cabo nada menos que la destrucción total de la brigada de Cass, mediante un doble ataque dirigido sobre Tebourba. Al norte, el Grupo de Combate Hudel, con cuarenta tanques, eliminaría los blindados aliados que protegían el flanco en Chouigui; luego se uniría al Grupo de Combate Lüder, que poseía otros veinte tanques, y avanzarían directamente hacia Tebourba. Al sur, el Grupo de Combate Koch, al mando del Teniente Coronel Walter Koch, que en 1940 había dirigido un espectacular y afortunado asalto con planeadores contra el fuerte Eben Emael, en Bélgica, capturaría El Bathan y cerraría el desfiladero de Tebourba a unos cinco kilómetros al oeste de Tebourba. El efecto combinado de estas dos pinzas acorralaría a la 11ª Brigada en una bolsa. Simultáneamente, Fischer pretendía distraer la atención de Evelegh y Cass, al este, donde el Grupo de Combate Djedeida acorralaría a los de Hampshire. Este grupo incluía varios batallones de marcha, en cuyas filas había no solamente soldados descontentos e inútiles descartados por otras unidades, sino también delincuentes comunes y militares que recibirían el perdón a condición de combatir bien.

El contraataque de Fischer se inició el 1 de diciembre. En Chouigui, los tanques ligeros Stuart del 1º Batallón del regimiento blindado de EEUU y los carros blindados del Derbyshire Yeomanry pronto se retiraron a Tebourba, incapaces de competir con el enemigo. La fuerza blindada situada en el flanco, consistente en un regimiento orgánico formado a partir del 17º y 21º de Lanceros,, salió de inmediato de la ciudad hacia el norte, pero se enzarzó en un combate desigual contra los Grupo de Batalla Hudel y Lüder combinados. Los lanceros iban equipados con tanques Valentine y Crusader; los primeros, diseñados para apoyar a la infantería, por muy bien blindados que fueran, resultaban lentos, y los segundos, diseñados para su uso dentro de brigadas blindadas, contaban con un blindaje medio y eran sumamente rápidos. De haber contado con suficientes armas, acaso esto no habría importado tanto en esa clase de batalla defensiva; sin embargo, los tanques del regimiento llevaban cañones de 1kg y una pequeña dotación de cañones de 3kg, ninguno de los cuales tenia el alcance de los 75mm montados en los últimos modelos del PzKwIV. Naturalmente, como los alemanes podían escoger las distancias, sufrieron pocos daños. En cambio los lanceros, acechados simultáneamente por el fuego de artillería y los aviones de bombardeo en picado, perdieron un tanque tras otro, aunque sabían que el CCB de la 1ª División Blindada estadounidense se aproximaba a través del desfiladero de Tebourba. Cuando el ocaso puso fin al combate, todavía mantenían abierto un estrecho corredor al norte de Tebourba.

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Mensaje por homer5275 » Vie May 21, 2010 7:10 pm

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El CCB, formado por el 1º y 2º Batallones del 13º Regimiento Blindado, equipados respectivamente con tanques ligeros Stuart y medios Lee, dos batallones de infantería mecanizada y una batería autopropulsada, entraron en acción el 2 de diciembre. Los estadounidenses sufrieron numerosas bajas, mas gracias a sus tanques Lee el combate resultó más igualado y esto, aunado al peso combinado de la artillería aliada, detuvo el avance de los grupos de combate Hudel y Lüder.

En el flanco meridional, no le había ido tan bien al Grupo de Combate Koch, al que Fischer había despojado imprudentemente de algunas unidades de paracaidistas con las que reforzó el Grupo de Combate Djedeida. Dos compañías de East Surry lo habían rechazado en El Bathan, aunque luego dio un amplio rodeo hacia el oeste y logró penetrar en el desfiladero de Tebourba en la tarde del 1 de diciembre. Sin embargo, la llegada del CCB lo obligó a retirarse, el 2 e diciembre, a Djebel el Guessa, a unos tres kilómetros del río y a abandonar la zona al día siguiente. No obstante, la mayor parte de la brigada de Cass había quedado atrapada en una bolsa, cuyo estrecho cuello mantenía abierto con dificultad, y se encontraba al alcance de la artillería enemiga.

Aunque se daban cuenta de que detrás de ellos se producían fuertes combates, los de Hampshire, situados en el fondo de la bolsa y sumamente ocupados, no sabían prácticamente nada de esto. Por la mañana del 1 de diciembre las compañías de primera línea de Lee informaron de la gran actividad enemiga. Se anticipaba un asalto para el cual la Compañía Y había rectificado ligeramente su posición: el 15º Pelotón se había movido hacia la derecha con el propósito de proteger una pequeña granja y dos canteras de grava situadas entre el pelotón y la Compañía X. Durante la tarde, el enemigo lanzó ataques frontales, cubiertos por fuego de mortero y ametralladora, contra las Compañías X e Y. El asalto contra la Compañía Y fue detenido y los enemigos que acertaron a adentrarse por el bosque en el sector de la Compañía X tuvieron que retirarse bajo una andanada de las brens de la compañía y concentraciones de fuego artillero de 12kg.

Esa tarde los alemanes intentaron alcanzar la granja situada entre las dos compañías. Decidido a que no lo lograran, Lee ordenó a la Compañía Z que despejara la posición. Por desgracia, para lanzar el contraataque, el 15º Pelotón, al mando del Teniente O.G. Griffith, un oficial de la guardia galesa destinado al pelotón, tenia que descender por una pendiente expuesta, por lo que sufrió numerosas bajas, entre ellas la de Griffith, si bien algunos hombres llegaron a la granja y le prendieron fuego.

Teniendo en cuenta la posición peligrosamente expuesta del 15º Pelotón, Lee ordenó que se retirara al atardecer. Entonces se vio que siete u ocho de sus miembros habían desaparecido y varios más se habían quedado atrás, gravemente heridos. Aunque también herido, el Teniente E.G. Wright, segundo al mando de la Compañía Z, salió durante la noche con varios equipos de camilleros, con los que rescató a Griffith y al menos a ocho heridos, así como a siete de los que se había dado por desaparecidos, acción por la cual se le otorgó la Cruz Militar.

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Mensaje por homer5275 » Mié May 26, 2010 9:32 am

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El diario del Teniente Hans Holler, artillero antitanque alemán, cuenta la naturaleza mixta de las tropas de las que disponía Fischer.:”El 1 de diciembre atacamos, apoyados por el fuego antiaéreo de cañones de 20mm de la Luftwaffe y algunos paracaidistas del Grupo de Combate Koch. Una granja, a trescientos metros a nuestra derecha, se esta quemando. Los tommies, ocultos detrás de una colina impidieron que siguiéramos avanzando. La situación resulta sumamente desagradable. Se supone que somos un grupo de combate, pero no tenemos contacto con nadie, ni a la derecha ni a la izquierda; de hecho, no hay vecinos. Por la tarde hacemos trincheras donde están lloviéndonos encima pesados proyectiles con regularidad. Un tommy herido yace a cincuenta metros de nosotros, entre ramas y hojas, pero solamente pudimos bajarlo después del anochecer. Una bala le había atravesado el pulmón.”

Ese día, las bajas de los de Hamspshire no fueron excesivas: en la Compañía X hubo siete muertos y dieciocho heridos; en la Compañía Y, doce heridos; en la Compañía Z, un muerto y dieciséis heridos o desaparecidos. Por otro lado, cabe recordar que, hasta entonces, el Grupo de Combate Djedeida sólo había montado ataques de diversión mientras las pinzas de la trampa de Fischer se cerraban en torno a la 11ª Brigada. Como la intención de Fischer consistía en abrirse paso a través del batallón e invadir la bolsa, reforzó el Grupo de Combate Djedeida con tanques, incluyendo varios de los tigres de la 1ª Compañía del 501º Batallón de Tanques Pesados.

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Mensaje por homer5275 » Mar Jun 01, 2010 7:32 am

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Las patrullas no advirtieron ninguna actividad durante la noche; sin embargo, poco después de la primera luz del día los alemanes volvieron al asalto, esta vez en masa y acompañados de unos siete tanques. De nuevo sus blancos eran las Compañías X e Y, cuyas posiciones barrió con fuego de ametralladora en los flancos y de francotiradores desde un terreno elevado al otro lado del Medjerda. La cobertura antitanque puso manos a la obra: incendió dos tanques y un tractor que tirada de un cañón, y dejó inutilizado, silencioso e inmóvil, un tercer tanque cercano. Un cuarto tanque, sin embargo, al parecer invulnerable, se detuvo a unos escasos 20 metros del pelotón derecho de la compañía, al mando del Teniente Seth-Smith, y lanzó proyectiles de alta capacidad explosiva en cada una de las trincheras, una por una. De este pelotón nunca más se supo.

Un quinto tanque, que había cruzado la estribación meridional de Djebel el Hamada, siguió por la linde del bosque bombardeando y ametrallando el Cuartel General del batallón. Luego se retiró, pero a todas luces transmitió la posición, pues el Cuartel General fue prontamente objeto de fuego de mortero. Este ataque mató al Teniente Pritchard, oficial del cuerpo de transmisiones, y a cinco de sus hombres, con lo que por un tiempo, silenció totalmente la red de comunicaciones internas del batallón, además de destrozar un vehículo de transporte. Para evitar que esto volviera a ocurrir, Lee trasladó su puesto de mando a la retaguardia de la Compañía X, asignándole los zapadores y los artilleros antiaéreos.

Entre tanto, la Compañía X era objeto de repetidos y fuertes ataques. Cada vez que los alemanes penetraban en el bosque, eran rechazados por una serie de cargas de bayonetas encabezadas por el comandante de la compañía, el Capitán C.L. Thomas, y por el Teniente J.R. Hart. En los campos de batalla modernos, los regimientos rara vez recurren con tanta frecuencia y celo a la bayoneta como lo hicieron los de Hampshire en los combates en Tebourba. Los de Hampshire, conocidos también como “los tigres”, por la insignia que llevaban en la gorra, eran regimientos de Minden y solamente reconocían como iguales a otros cinco regimientos de ese mismo lugar. No parece probable que alguien en el batallón de Lee pensara en Minden, pero habían metido en la cabeza de cada recluta las lecciones aprendidas en esa asombrosa victoria, incluyendo la voluntad de ganar y el valor de la agresividad continua, lecciones que a todas luces supusieron una motivación subconsciente. En una de las ocasiones en que la infantería y los tanques alemanes penetraron su posición, Thomas reconoció que los tanques funcionaban casi a ciegas en el bosque. Reunió a los únicos cinco hombres que había en la zona; disparando una ametralladora ligera Bren, que apoyaba en la cadera, los encabezó en un salvaje contraataque entre los tanques y dispersó a la infantería que los acompañaba. No obstante, por muy valiente que fuese, la Compañía X no podía soportar indefinidamente esta clase de presión. Su fuerza fue mermando gradualmente y, uno a uno, sus cuatro cañones antitanque, que habían destruido dos carros del enemigo, callaron con los artilleros caídos alrededor. Poco después del mediodía, los alemanes atacaron de nuevo en masa, con otros dos tanques. Thomas reconoció que en esta ocasión no lograrían guardar la posición mucho tiempo y ordenó a su segundo al mando, el Capitán A.J. Pearce-Serocold, otro oficial de la guardia galesa, que anunciara a Lee que estaba a punto de ser aplastado. Aparte de Pearce-Serocold, de la Compañía X solamente regresaron un sargento y cinco soldados. Por tan valiente y agresiva defensa, a Thomas se le otorgaría posteriormente la Medalla de Servicios Distinguidos.

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Mensaje por homer5275 » Mar Jun 08, 2010 5:30 pm

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La reacción de Lee consistió en trasladar la Compañía W, reforzada, hacia la posición previamente ocupada por el Cuartel General del batallón. El sistema de comunicaciones internas se había restablecido, excepto con la Compañía Y, si bien había que pasar por el aparato de la Compañía Z, y aproximadamente en este intervalo perdió el vínculo por radio con la brigada de retaguardia.

Justo cuando la Compañía W avanzaba, uno de los cañones de 25 libras abrió fuego a una distancia de 270 metros contra un PzKz IV que cruzaba la estribación de Hjebel el Hamada y lo incendió. Nada más tomar posiciones la compañía, su comandante, el Capitán A.N.E. Waldron, que más tarde recibiría la Cruz Militar, informó que un gran número de enemigos había dominado a la Compañía X y luego había reanudado el avance a través del bosque y ahora estaba a punto de cercarlo. Lee le ordenó de inmediato que montara un contraataque con un pelotón. Esta misión recayó en el pelotón del Teniente A.W. Freemantle, que lanzó una feroz carga de bayoneta, que mató e hirió a más de cuarenta alemanes e hizo huir al resto. Este éxito extraordinario se consiguió a cambio de seis heridos, incluidos Freemantle y su sargento. El pelotón, comprensiblemente eufórico, regresó vitoreando, riendo y gritando, con seis prisioneros por delante, sumamente espantados.

Después de esto, la presión cedió, aunque los aviones de bombardeo en picado enemigos, inhibidos hasta ahora por la proximidad de ambos bandos, empezaron a aparecer con regularidad. Lee llevaba cierto tiempo sin contacto con la Compañía Y, por lo que, al observar la infantería alemana y sus equipos de ametralladoras en el terreno elevado por detrás y a la izquierda de Djebel el Hamada, dio por sentado que había sufrido la misma suerte que la Compañía X. Hacía las 16 horas, sin embargo, llegó un mensaje del comandante de la compañía, el Capitán J.W. Brehaut, entregado por su escribiente y un suboficial de transportes. Estos habían atravesado con mucha valentía un terreno abierto barrido por fuego de ametralladoras en el que ya había visto a un enlace muerto a tiros. El mensaje de Brehaut indicaba que la compañía había sufrido bajas muy numerosas, pero se mantenía, aunque se le habían agotado las municiones y el agua. Por orden de Lee, un reducido grupo de hombres cargaron en uno de los camiones oruga provisiones frescas y lograron abrirse camino hasta la asediada compañía, a través de un terreno sobre el que llovían proyectiles.

Con la noche, el Teniente Symes acudió desde la brigada; quería un informe de la situación. Lee le dijo que informara al General Cass de que los de Hampshire se mantenían firmes, aunque, en vista de las numerosas bajas sufridas, sin duda no serían capaces de aguantar ataques semejantes el día siguiente.

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Mensaje por homer5275 » Mar Jun 15, 2010 6:55 am

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Los alemanes también estaban revisando su situación. En los rangos superiores, Fischer, que había estado en el corazón de los combates, despotricaba de rabia. No tenia problemas con los paracaidistas de Koch, pero en su informe salta a la vista el furioso desdén que sentía por la colección de incompetentes y proscritos militares del batallón de marcha: “No demostraban el más mínimo interés, nada de agresividad ni disposición para entrar en acción. En ocasiones me veía obligado a tomar personalmente el mando de compañías, pelotones y hasta patrullas”. Sin embargo, al fin y al cabo, fueron los de Hampshire los que frustraron su intención de invadir la bolsa que había creado con tanta pericia.

No hubo actividad alemana tras oscurecer. Hacía las 23:30 horas, Symes llegó de vuelta al cuartel general del batallón con una orden de retirarse unos tres kilómetros, de hecho, a la posición que había sugerido Lee en primera instancia. Unas dos horas más tarde, las compañías se retiraron limpia y ordenadamente. La forma en que se llevó a cabo este movimiento, dejó una impresión duradera en los supervivientes de la batalla.

Lee apostó el batallón con la Compañía W a la derecha, la Compañía Z a la izquierda, defendiendo las pendientes meridionales de la cota 186, pero no su cumbre, y la Compañía Y, ya tristemente diezmada, en la retaguardia y cubriendo el hueco entre las otras dos compañías. El Cuartel General del batallón lo situó un poco al sur de la Compañía Y, con la compañía del cuartel general varios centenares de metros atrás. Excepto las pendientes abiertas de la cota 186, las posiciones estaban más rodeadas de bosques que la que acababan de abandonar los de Hampshire. Como apoyo inmediato disponían de dos baterías de cañones de 12 k, una de las cuales funcionaría como defensa antitanque, y una batería de cañones antitanque de 3 k, situada detrás del batallón, presto para disparar. La cumbre de la cota 186 la defendía la Compañía A de East Surrey; otras dos compañías de esta batallón, la B y la C, se encontraban en Tebourba, y la cuarta, la D, en la orilla septentrional del Medjerba, frente a El Bathan.

Fischer había perseguido rápidamente a los de Hampshire en su retirada, por lo que, con la primera luz del día 3 de diciembre, las posiciones británicas estuvieron sujetas a un fuego constante de artillería y mortero. Esto duró hasta las diez de la mañana, cuando los alemanes lanzaron un generalizado y resuelto ataque de infantería y blindados contra toda la línea británica. Fischer sabía muy bien que la clave de la posición, la clave de Tebourba en sí, se encontraba en la cota 186. Tras un feroz combate, las compañías de East Surrey tuvieron que abandonar la cumbre; esto tuvo como efecto que el flanco de los de Hampshire girara y que la sección izquierda de la Compañía Z quedara expuesta a un intenso fuego de ametralladora y mortero. El Capitán H.W. Le Patourel, al mando de la compañía, informó a Lee y despachó varios pelotones a recuperar la cumbre. Lograron llegar a ella, pero sufrieron numerosas bajas y el volumen del fuero dirigido contra ellos los obligó a abandonarla. En vista de la naturaleza sumamente peligrosa de la situación, Le Patourel reunió a un reducido grupo de voluntarios, o sea, el Teniente B.N.P. Lister y otros tres hombres, y los encabezó en un intento al parecer suicida de desalojar al enemigo. Por esta acción Le Patourel, natural de las islas anglonormandas como muchos miembros del regimiento, recibió la Cruz Victoria.

Imagen
fuente http://1rhamps.com/Reg_History/VC_images/patourel.jpg

Se creía que Le Patourel había muerto y la medalla se le otorgó a título póstumo. Más tarde se descubrió que había resultado gravemente herido y que los alemanes lo habían recogido tras la batalla. Pasó varios meses en un hospital de Italia y los italianos lo repatriaron en 1943.

Tampoco dos compañías de East Surrey lograron retomar la cumbre en un ataque siguiente. En otras partes, los intentos de los alemanes de penetrar el frente del batallón fueron rechazados durante la mañana, a menudo gracias a improvisadas cargas de bayoneta. Sin embargo, a las tres de la tarde, un gran número de soldados de infantería, apoyados por tanques, había rodeado el flanco derecho de la Compañía W y llegado a la retaguardia de los de Hampshire. El Capitán Waldron respondió de inmediato con una carga de bayoneta que acabó con el asalto, y el Capitán Brehaut hizo otro tanto con un grupo de alemanes que se había interpuesto entre las Compañías W y Z. Para entonces, el número de miembros de la Compañía Z, expuestos no solamente al mortífero fuego de la cumbre de la cota 186 sino también al de tres tanques situados bastante lejos al este, apenas se ascendía al de un debilitado pelotón. Las dos baterías de 12 k habían mantenido fuego directo todo el día y silenciado cinco tanques del enemigo, si bien a las cinco de la tarde, a la batería le quedaba un solo cañón utilizable en el campo de batalla.

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El 2º de Hampshire en Tebourba

Mensaje por homer5275 » Mar Jun 22, 2010 6:51 am

Hola a todos

Seguimos con la historia

Todo indicaba que a los de Hampshire les quedaba muy poco tiempo. El enemigo había empezado a avanzar más allá de la Compañía W y a rodear la cota 186 con la intención de aislar el batallón desde la retaguardia. Lee desplegó sus compañías formando un cuadro en torno a su puesto de mando. Le costaba aceptar la derrota y pensaba organizar un ataque concentrado contra la cota 186 cuando hubiese oscurecido y defenderla hasta recibir nuevas órdenes. No obstante, un rápido recuento reveló que disponía únicamente de diez oficiales y doscientos hombres y que les quedaban muy pocas municiones y muy poco agua. Así pues, su única alternativa consistía en salir de allí y unirse al resto de la brigada.

Lee dio órdenes para que dispusieran de armas automáticas el máximo de hombres, así como de que a los muertos y a los heridos que no podían moverse se les quitaran granadas y municiones. En cuanto estuvo suficientemente oscuro, el batallón se desplegó en una línea extensa con la vía del tren a la derecha. Prepararon las bayonetas y la línea avanzó entre los árboles. En cuanto estuvieron en contacto con el enemigo, Lee les ordenó que cargaran. Durante unos minutos de confusión sólo se percibieron llamaradas de armas automáticas, el fulgor del estallido de granadas que se reflejaba en los laterales planos de dos tanques, golpes sordos producidos por cuerpos caídos, gritos cuando las bayonetas daban en el blanco, órdenes y gritos y pasos de gente corriendo. Hubo bajas en ambos bandos pero, de repente, los de Hampshire se encontraron con que habían atravesado las líneas enemigas. Sin aliento, se reunieron en las afueras de Tebourba, formaron filas y desfilaron por unas calles extrañamente silenciosas y vacías, pasando frente a edificios derruidos, cadáveres y vehículos de transporte destrozados o abandonados. El alma se les cayó a los pies al darse cuenta de que el resto de la brigada se había marchado y que se encontraban todavía a solas.

El General de Brigada Cass, al reconocer que no podría defender Tebourba, tuvo que tomar una decisión difícil y desagradable. Eran muchas las bajas y numerosos los equipamientos perdidos, entre ellos ocho cañones de 12 k, catorce cañones antitanque y diez cañones ligeros antiaéreos; ahora le tocaba preservar, como pudiese, lo que a la brigada le quedaba de capacidad de combate. Había recibido la orden de retirarse luchando hacia Medjez-el-Bab y los de Northampton ya habían regresado a la primera posición en el desfiladero de Tebourba, mientras que el CCB de la 1ª División Acorazada estadounidense se apostó al sur del río. Los de East Surrey habían abandonado Tebourba con la última luz del día, apoyados por los tanques que aún les quedaban a los lanceros del 17/21º Regimiento. Sin contacto por radio con los de Hampshire y sin poder mandarles un mensaje, Cass se vio obligado a abandonarlos

Contra todo pronostico, Bryan Perret

Un saludo

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homer5275
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El 2º de Hampshire en Tebourba

Mensaje por homer5275 » Lun Jun 28, 2010 6:38 pm

Hola a todos

Última parte de la historia

Al salir del oeste de Tebourba los restos de las compañías de los de Hampshire advirtieron que el enemigo ya había cortado la carretera principal a Medjez-el-Bab, la cubría con fuego de ametralladora desde líneas fijas en las colinas y había emplazado varios tanques en sus orillas.

Dado que escaseaban las municiones, los de Hampshire no podían abrirse paso combatiendo. Lee decidió, pues, que el batallón se dividiera en grupos pequeños, cada uno de éstos, aprovisionado de agua y raciones procedentes de los abandonados vehículos de transporte de los de East Surrey, se abriría paso como pudiera a través de las líneas enemigas.

El 4 de diciembre el capellán y el oficial médico del regimiento, que durante el combate se habían afanado en sacar a los heridos del campo de batalla y entregarlos al contingente B (de administración), ayudaron al oficial de intendencia, Teniente C.A. Northmore, a establecer un punto de reunión en el bosque, cerca de Bebjez-el-Bab, adonde se dirigieron los supervivientes en un goteo continuo que se acabaría dos días más tarde. Lee no se encontraba entre ellos. Del 2º de Hampshire sólo quedaron seis oficiales, de los cuales el Capitán Brehaut era el de mayor rango, y 194 soldados.

Si bien en ese momento ninguno de los miembros del 2º de Hampshire conocía el alcance total de sus logros, éstos fueron considerables. Desde el punto de vista táctico, habían frustrado el plan de Fischer y hecho posible que escapara la mayor parte de la 11ª Brigada. Desde el punto de vista estratégico, habían retrasado y perjudicado tanto al enemigo, que este no fue capaz de dar un rápido seguimiento a su victoria. Para cuando se movió de nuevo, las defensas de Medjez-el-Bab ya se habían dispuesto y, tras más combates cerrados, el pueblo quedó en manos de los aliados. De haber perdido este vital cruce de carreteras, es probable que la línea aliados solamente se hubiera restablecido mucho más lejos, al oeste. Sin embargo, en vista de este resultado, Medjez-el-Bab y el valle del Medjerda fueron el trampolín para la última ofensiva sobre Túnez, llevaba a cabo en la primavera siguiente.

A Lee, ahora prisionero de guerra, se le otorgó la medalla de Servicios Distinguidos y numerosas distinciones y reconocimientos. El reconocimiento que más memorable que recibió, fue el que rindió el Rey Jorge VI, que en una ceremonia de graduación de unos cadetes dijo lo que se esperaba de ellos: “Les recomiendo que lean la historia del 2º Batallón del Regimiento de Hampshire en Túnez, en 1942. Fue un triunfo del liderazgo individual y de la disciplina colectiva”.

Contra todo pronostico, Bryan Perret

Un saludo

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