Españoles contra Rommel
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Españoles contra Rommel
Españoles contra Rommel
En el año 1942, 3.500 hombres, bajo el mando del general francés Koenig, se atrincheraron en Bir-Hakeim dispuestos a frenar, con su sacrificio, el avance del Afrika Korps, de Rommel, y del Cuerpo Expedicionario italiano por el desierto libio, con el Canal de Suez como primer objetivo.
Cerca de 1.000 de ellos eran españoles -ex soldados del Ejército Popular republicano- y constituyeron la fuerza de choque del campo atrincherado durante las dos semanas que duró el asedio. El testimonio del primer general francés, Béthouart, que mandó españoles, fue éste:
"La 13 Semi-Brigada de la Legión Extranjera estaba integrada, en particular, por unos 900 españoles, morenos, alborotadores, difíciles de mandar, pero de una valentía extraordinaria". Otro, no menos valioso, el del joven capitán -hoy general-, Jacques París de la Bollardiére, que luchó al lado de los españoles de la citada unidad Noruega, en África y en Italia, nos dice en una de sus cartas: "... (los españoles) eran altivos y humildes a la vez, valientes..., uno de ellos, el joven Zapico, un vasco, murió a mi lado -al volante de nuestro jeep- en plena batalla de Bir-Hakeim, en la que yo también fui gravemente herido".
Aunque en determinadas "memorias" se insiste en lo difíciles que eran de mandar -no de manejar- los españoles, y pese a que todos ellos habían pasado por la piedra de molino de Siddi-Bel-Abbés, no se hace la menor alusión a repercusiones negativas, en el plano militar, de esa peculiaridad al parecer tan ibérica. En cambio, por su eficacia sobre el terreno, a menudo en trances delicadísimos, se les puede considerar soldados fuera de serie. ¿Porque venían fogueados de nuestra guerra civil? Algo de eso hubo, pero el "quid" de la cuestión estaba en la conciencia adquirida, a través de esos años de lucha, de que estaban defendiendo algo importante y que esta defensa requería una acción sostenida contra enemigos bien definidos, con los que ya se habían enfrentado por tierras de España: la Alemania nazi y la Italia fascista. Es lo que forzará la admiración ajena, ya sea en los fiordos noruegos, en la Unión Soviética, en Europa o por el continente africano: con estos españoles no hay quien pueda, "¡Son indestructibles", dirá el general Koenig al capitán de la Bollardiére, durante los combates para abrir una brecha y evacuar el campo atrincherado de Bir-Hakeim. Recordemos el incidente que se produjo en Noruega, cuando un oficial francés mandó a un español que rematase a un alemán malherido, tras haber ocupado el arma blanca la famosa cota 220: "¡Hala, dale fuerte y véngate de lo que os hicieron en España!" Entonces, el español se enfrentó, como loco, con el oficial, gritándole: "Pero ¿usted qué se ha creído que somos los españoles? ¿Unos asesinos?" Si no interviene el sargento Gayoso, el joven legionario ensarta al francés de un bayonetazo". El Cuerpo Expedicionario francés destinado a Noruega -que acababa de ser ocupada por los alemanes- comprendía la 13 SemiBrigada de la Legión Extranjera (Batallones 1° y 2°), unos 2.000 hombres, de los cuales casi la mitad eran republicanos españoles. Se formó en el campo militar de la Vallbonne, al pie de los Alpes. Allí se crearían también otras unidades legionarias que serían destinadas a la Línea Maginot. Antes de entrar en combate en el campo atrincherado de Bir-Hakeim -mayo de 1942- los españoles de la 13 Semi-Brigada realizarán una larga marcha que los llevará desde Noruega, pasando por Francia e Inglaterra, hasta el africano Camerún.
Fuente: Artehistoria
En el año 1942, 3.500 hombres, bajo el mando del general francés Koenig, se atrincheraron en Bir-Hakeim dispuestos a frenar, con su sacrificio, el avance del Afrika Korps, de Rommel, y del Cuerpo Expedicionario italiano por el desierto libio, con el Canal de Suez como primer objetivo.
Cerca de 1.000 de ellos eran españoles -ex soldados del Ejército Popular republicano- y constituyeron la fuerza de choque del campo atrincherado durante las dos semanas que duró el asedio. El testimonio del primer general francés, Béthouart, que mandó españoles, fue éste:
"La 13 Semi-Brigada de la Legión Extranjera estaba integrada, en particular, por unos 900 españoles, morenos, alborotadores, difíciles de mandar, pero de una valentía extraordinaria". Otro, no menos valioso, el del joven capitán -hoy general-, Jacques París de la Bollardiére, que luchó al lado de los españoles de la citada unidad Noruega, en África y en Italia, nos dice en una de sus cartas: "... (los españoles) eran altivos y humildes a la vez, valientes..., uno de ellos, el joven Zapico, un vasco, murió a mi lado -al volante de nuestro jeep- en plena batalla de Bir-Hakeim, en la que yo también fui gravemente herido".
Aunque en determinadas "memorias" se insiste en lo difíciles que eran de mandar -no de manejar- los españoles, y pese a que todos ellos habían pasado por la piedra de molino de Siddi-Bel-Abbés, no se hace la menor alusión a repercusiones negativas, en el plano militar, de esa peculiaridad al parecer tan ibérica. En cambio, por su eficacia sobre el terreno, a menudo en trances delicadísimos, se les puede considerar soldados fuera de serie. ¿Porque venían fogueados de nuestra guerra civil? Algo de eso hubo, pero el "quid" de la cuestión estaba en la conciencia adquirida, a través de esos años de lucha, de que estaban defendiendo algo importante y que esta defensa requería una acción sostenida contra enemigos bien definidos, con los que ya se habían enfrentado por tierras de España: la Alemania nazi y la Italia fascista. Es lo que forzará la admiración ajena, ya sea en los fiordos noruegos, en la Unión Soviética, en Europa o por el continente africano: con estos españoles no hay quien pueda, "¡Son indestructibles", dirá el general Koenig al capitán de la Bollardiére, durante los combates para abrir una brecha y evacuar el campo atrincherado de Bir-Hakeim. Recordemos el incidente que se produjo en Noruega, cuando un oficial francés mandó a un español que rematase a un alemán malherido, tras haber ocupado el arma blanca la famosa cota 220: "¡Hala, dale fuerte y véngate de lo que os hicieron en España!" Entonces, el español se enfrentó, como loco, con el oficial, gritándole: "Pero ¿usted qué se ha creído que somos los españoles? ¿Unos asesinos?" Si no interviene el sargento Gayoso, el joven legionario ensarta al francés de un bayonetazo". El Cuerpo Expedicionario francés destinado a Noruega -que acababa de ser ocupada por los alemanes- comprendía la 13 SemiBrigada de la Legión Extranjera (Batallones 1° y 2°), unos 2.000 hombres, de los cuales casi la mitad eran republicanos españoles. Se formó en el campo militar de la Vallbonne, al pie de los Alpes. Allí se crearían también otras unidades legionarias que serían destinadas a la Línea Maginot. Antes de entrar en combate en el campo atrincherado de Bir-Hakeim -mayo de 1942- los españoles de la 13 Semi-Brigada realizarán una larga marcha que los llevará desde Noruega, pasando por Francia e Inglaterra, hasta el africano Camerún.
Fuente: Artehistoria
Una pregunta. ¿si hubo tantos españoles en Bir Hackeim, como es que en ninguna de las obras que he leido sobre la campaña de Africa se les menciona? Evidentemente parece ser que hubo bastantes republicanos españoles guarneciendo aquella posición, pero... ¿eran en realidad tantos?.
¿Podeis decirme algunos títulos de libros de autores no españoles donde se hable de estos hombres?
Gracias por adelantado.
¿Podeis decirme algunos títulos de libros de autores no españoles donde se hable de estos hombres?
Gracias por adelantado.
- Francis Currey
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Españoles en Bir-Hakeim
Te recomiendo la obra: Afrika Korps, del Comandante K. J. Macksey amigo Torres. A continuación extraido de la web sangre sudor y lágrimas te presento un estracto de la obra citada:
Al comenzar el año 1942, sobre los escenarios de guerra norteafricanos se alineaban dos brigadas pertenecientes al ejército de la Francia Libre: la 1ª, al mando del general Koening, y la 2ª, comandada por el general Cazaud. Los efectivos de ambas unidades sumaban doce mil hombres de los que, al menos tres mil, eran de nacionalidad española. Junto a ellos, desperdigados en otras fuerzas aliadas, se batían contra italianos y alemanes otros muchos compatriotas nuestros. Esta aportación hispana a la campaña del desierto constituye uno de los capítulos más desconocidos de la Segunda Guerra Mundial.
Múltiples fueron los caminos seguidos por los españoles desde que dejaron su país, como soldados en fuga del derrotado ejército republicano, hasta que se enfrentaron a las divisiones del Eje entre El Alamein y Túnez. Allí estaban como voluntarios de la 13 Semi Brigada de la Legión, numerosos españoles veteranos en Noruega, Eritrea y Siria, así como los que, militando en otras unidades de la Legión, habían seguido un itinerario parecido para acabar integrándose en la 1º División francesa libre. Allí estaban también, los veteranos de los Batallones de Marcha Extranjeros que más tarde, al producirse el desembarco aliado, se incorporaron a las fuerzas norteamericanas tras ser armados y reorganizados por éstas; los que acompañaron a Leclerc en su epopéyica marcha desde el Chad al Mediterráneo, a lo largo del desierto del Fezzan; los que, prisioneros en los infernales campos de trabajo del Sahara, fueron liberados para entrar en las filas del ejército de Giraud; los que se alistaron en el Cuerpo Franco, creación del internacionalista comandante Putz quien, desde Begoña, dirigió una parte de la última batalla por Bilbao; los que militaban en la 361ª Compañía de Pioneros británicos y los que, seleccionados por el OSS americano, fueron especialmente entrenados con vistas a misiones de un carácter harto particular (la hipotética invasión de España por los aliados.
Por desgracia, si bien es cierto que los historiadores británicos menosprecian o simplemente se olvidan de reseñar en sus escritos el papel desempeñado por las unidades de la Francia Libre en el Norte de África, no lo es menos que los historiadores galos suelen dejarse también en el tintero toda mención a la contribución hispana. Sin embargo, los españoles actuaron de forma destacada y con buena parte de su sangre está escrita, precisamente, la más brillante página de la actuación francesa en la guerra del desierto: Bir-Hakeim. Quien llega hasta Tobruk, vía Bengasi y Derna, para dirigirse luego al "cementerio francés" de Bir-Hakeim, encuentra allí unas cruces espartanas en las que abundan los nombres y apellidos ibéricos: Muñoz, Castaño, Treviño, Ruiz, Mollet, García. Y, en casi todas esas cruces figura la nomenclatura de la 13 Semi Brigada de la Legión.
La batalla de Bir-Hakeim, considerada por el general De Gaulle, como el hecho de armas que proclamó la mayoría de edad de la Francia Libre, comenzó realmente en el momento mismo en el que empuje alemán situó la línea de resistencia aliada en un arco comprendido entre Ain el Gazala y Bir-Hakeim. Por aquel entonces Bir-Hakeim era un sólido fortín ("box") anclado, como un acorazado, en medio de un paisaje desabrido. Se hallaba en una aguada que servía de cruce a varias pistas del desierto y donde la simple supervivencia era ya de por sí difícil, en razón de las condiciones del terreno y del enorme calor reinante. El campo fortificado, de forma triangular, contaba con 16 Km cuadrados de superficie y ante la imposibilidad de aprovechar defensa natural alguna, por ser un terreno prácticamente llano, se enterraron desde los depósitos de vituallas al puesto de mando y equipo quirúrgico. Estos dos últimos funcionaban, por cierto, a bordo de sendos camiones hundidos hasta las ventanillas en la arena. El improvisado dispositivo de resistencia se veía apoyado por un extenso campo de minas, densas redes de alambradas y mil doscientos nidos de tirador y ametralladoras. Los abastecimientos llegaban desde Bir el Gobi, en camiones generalmente tripulados por españoles.
Al iniciarse la ofensiva contra Bir-Hakeim, eran las nueve horas del 27 de mayo de 1942. El primer ataque estuvo encomendado a la división italiana Trieste, y a la también italiana Ariete, apoyadas por las divisiones alemanas 15ª, 21ª y 90ª. Los carros de la Ariete, pese a las minas y a la férrea reacción de los defensores, consiguieron introducirse en la posición con lo que, ya en el primer momento, todo estuvo a punto de irse al traste. Salvó la situación un legionario español apellidado Artola quien, después de ser rebasado por los carros enemigos, le dio la vuelta a su cañón de 60 mm, y, disparando a cero, consiguió destruir a los blindados que iban en cabeza y a la cola. Esto desorientó a los tanguistas desatando el entusiasmo de los legionarios quienes, abandonando sus posiciones, pasaron al ataque personal con botellas de gasolina y bombas de mano. Según se afirma en la crónica de ese día el grito fue, "¡Cómo en Madrid!", recordando que fue precisamente durante la batalla por la capital de España, en el otoño de 1936, cuando se acreditó este original y arriesgado método de combate. Treinta y dos carros calcinados, fueron el resultado de la intentona italiana.
El 30 de mayo, de nuevo son detectados frente a Bir-Hakeim importantes concentraciones enemigas. Se trata de la división Trieste y de la 90ª ligera alemana a las que, más tarde, se uniría la 15ª División Panzer. Al mediodía del 2 de junio, después de rechazar el general Koening una oferta de capitulación, se inició el ataque dirigido, personalmente, por el mariscal Rommel. A lo largo de días enteros, Bir-Hakeim se convirtió en un infierno. La aviación martilleaba de continuo las posiciones, la artillería no se daba descanso, los blindados y la infantería probaban fortuna una y otra vez. Escondidos en sus pozos de tirador y en sus trincheras, o en los cráteres abiertos por las explosiones, rodeados de cadáveres que se sepultaban, y a los que una explosión volvía a desenterrar, enceguecidos por el brillo del sol, ensordecidos por el tronar de las piezas propias y el reventar de los proyectiles contrarios, muertos de sed, los defensores de Bir-Hakeim seguían resistiendo. Resistían porque no ignoraban que, manteniéndose allí, comprometían todo el despliegue estratégico de Rommel y amenazaban seriamente el usufructo de sus últimos éxitos. Resistían también, porque tenían el orgullo de haber sobrevivido al primer ataque alemán que, sin embargo, destruyó a la 3ª Brigada India y obligó a retirarse, seriamente diezmadas, a las brigadas británicas 7ª Motorizada y 4ª Acorazada.
El 11 de junio, después de haber sufrido un demoledor ataque por parte de 200 Stuka de bombardeo en picado, los defensores de Bir-Hakeim se retiraron dejándole el campo libre a la 90ª División Ligera alemana. Gran número de legionarios, la mayor parte de ellos españoles, murieron mientras cubrían la retirada de sus compañeros y 500 combatientes de los que muchos estaban heridos, cayeron en manos enemigas. Por cierto, el barco en el que viajaban desde Bizerta a los campos de concentración de Italia, fue torpedeado por un submarino y, en el naufragio, perecieron todos. Casi 200 eran españoles.
Bir-Hakeim fue todo un hito. Costó a los alemanes muchas bajas, así como la pérdida de un tiempo precioso, y el propio mariscal Rommel, tras elogiar en su cuaderno de guerra la irreductibilidad y el arrojo de sus defensores, escribió: "Con frecuencia tomé personalmente el mando de las fuerzas atacantes y he de reconocer que rara vez tuvimos en África unas jornadas más activas."
Al comenzar el año 1942, sobre los escenarios de guerra norteafricanos se alineaban dos brigadas pertenecientes al ejército de la Francia Libre: la 1ª, al mando del general Koening, y la 2ª, comandada por el general Cazaud. Los efectivos de ambas unidades sumaban doce mil hombres de los que, al menos tres mil, eran de nacionalidad española. Junto a ellos, desperdigados en otras fuerzas aliadas, se batían contra italianos y alemanes otros muchos compatriotas nuestros. Esta aportación hispana a la campaña del desierto constituye uno de los capítulos más desconocidos de la Segunda Guerra Mundial.
Múltiples fueron los caminos seguidos por los españoles desde que dejaron su país, como soldados en fuga del derrotado ejército republicano, hasta que se enfrentaron a las divisiones del Eje entre El Alamein y Túnez. Allí estaban como voluntarios de la 13 Semi Brigada de la Legión, numerosos españoles veteranos en Noruega, Eritrea y Siria, así como los que, militando en otras unidades de la Legión, habían seguido un itinerario parecido para acabar integrándose en la 1º División francesa libre. Allí estaban también, los veteranos de los Batallones de Marcha Extranjeros que más tarde, al producirse el desembarco aliado, se incorporaron a las fuerzas norteamericanas tras ser armados y reorganizados por éstas; los que acompañaron a Leclerc en su epopéyica marcha desde el Chad al Mediterráneo, a lo largo del desierto del Fezzan; los que, prisioneros en los infernales campos de trabajo del Sahara, fueron liberados para entrar en las filas del ejército de Giraud; los que se alistaron en el Cuerpo Franco, creación del internacionalista comandante Putz quien, desde Begoña, dirigió una parte de la última batalla por Bilbao; los que militaban en la 361ª Compañía de Pioneros británicos y los que, seleccionados por el OSS americano, fueron especialmente entrenados con vistas a misiones de un carácter harto particular (la hipotética invasión de España por los aliados.
Por desgracia, si bien es cierto que los historiadores británicos menosprecian o simplemente se olvidan de reseñar en sus escritos el papel desempeñado por las unidades de la Francia Libre en el Norte de África, no lo es menos que los historiadores galos suelen dejarse también en el tintero toda mención a la contribución hispana. Sin embargo, los españoles actuaron de forma destacada y con buena parte de su sangre está escrita, precisamente, la más brillante página de la actuación francesa en la guerra del desierto: Bir-Hakeim. Quien llega hasta Tobruk, vía Bengasi y Derna, para dirigirse luego al "cementerio francés" de Bir-Hakeim, encuentra allí unas cruces espartanas en las que abundan los nombres y apellidos ibéricos: Muñoz, Castaño, Treviño, Ruiz, Mollet, García. Y, en casi todas esas cruces figura la nomenclatura de la 13 Semi Brigada de la Legión.
La batalla de Bir-Hakeim, considerada por el general De Gaulle, como el hecho de armas que proclamó la mayoría de edad de la Francia Libre, comenzó realmente en el momento mismo en el que empuje alemán situó la línea de resistencia aliada en un arco comprendido entre Ain el Gazala y Bir-Hakeim. Por aquel entonces Bir-Hakeim era un sólido fortín ("box") anclado, como un acorazado, en medio de un paisaje desabrido. Se hallaba en una aguada que servía de cruce a varias pistas del desierto y donde la simple supervivencia era ya de por sí difícil, en razón de las condiciones del terreno y del enorme calor reinante. El campo fortificado, de forma triangular, contaba con 16 Km cuadrados de superficie y ante la imposibilidad de aprovechar defensa natural alguna, por ser un terreno prácticamente llano, se enterraron desde los depósitos de vituallas al puesto de mando y equipo quirúrgico. Estos dos últimos funcionaban, por cierto, a bordo de sendos camiones hundidos hasta las ventanillas en la arena. El improvisado dispositivo de resistencia se veía apoyado por un extenso campo de minas, densas redes de alambradas y mil doscientos nidos de tirador y ametralladoras. Los abastecimientos llegaban desde Bir el Gobi, en camiones generalmente tripulados por españoles.
Al iniciarse la ofensiva contra Bir-Hakeim, eran las nueve horas del 27 de mayo de 1942. El primer ataque estuvo encomendado a la división italiana Trieste, y a la también italiana Ariete, apoyadas por las divisiones alemanas 15ª, 21ª y 90ª. Los carros de la Ariete, pese a las minas y a la férrea reacción de los defensores, consiguieron introducirse en la posición con lo que, ya en el primer momento, todo estuvo a punto de irse al traste. Salvó la situación un legionario español apellidado Artola quien, después de ser rebasado por los carros enemigos, le dio la vuelta a su cañón de 60 mm, y, disparando a cero, consiguió destruir a los blindados que iban en cabeza y a la cola. Esto desorientó a los tanguistas desatando el entusiasmo de los legionarios quienes, abandonando sus posiciones, pasaron al ataque personal con botellas de gasolina y bombas de mano. Según se afirma en la crónica de ese día el grito fue, "¡Cómo en Madrid!", recordando que fue precisamente durante la batalla por la capital de España, en el otoño de 1936, cuando se acreditó este original y arriesgado método de combate. Treinta y dos carros calcinados, fueron el resultado de la intentona italiana.
El 30 de mayo, de nuevo son detectados frente a Bir-Hakeim importantes concentraciones enemigas. Se trata de la división Trieste y de la 90ª ligera alemana a las que, más tarde, se uniría la 15ª División Panzer. Al mediodía del 2 de junio, después de rechazar el general Koening una oferta de capitulación, se inició el ataque dirigido, personalmente, por el mariscal Rommel. A lo largo de días enteros, Bir-Hakeim se convirtió en un infierno. La aviación martilleaba de continuo las posiciones, la artillería no se daba descanso, los blindados y la infantería probaban fortuna una y otra vez. Escondidos en sus pozos de tirador y en sus trincheras, o en los cráteres abiertos por las explosiones, rodeados de cadáveres que se sepultaban, y a los que una explosión volvía a desenterrar, enceguecidos por el brillo del sol, ensordecidos por el tronar de las piezas propias y el reventar de los proyectiles contrarios, muertos de sed, los defensores de Bir-Hakeim seguían resistiendo. Resistían porque no ignoraban que, manteniéndose allí, comprometían todo el despliegue estratégico de Rommel y amenazaban seriamente el usufructo de sus últimos éxitos. Resistían también, porque tenían el orgullo de haber sobrevivido al primer ataque alemán que, sin embargo, destruyó a la 3ª Brigada India y obligó a retirarse, seriamente diezmadas, a las brigadas británicas 7ª Motorizada y 4ª Acorazada.
El 11 de junio, después de haber sufrido un demoledor ataque por parte de 200 Stuka de bombardeo en picado, los defensores de Bir-Hakeim se retiraron dejándole el campo libre a la 90ª División Ligera alemana. Gran número de legionarios, la mayor parte de ellos españoles, murieron mientras cubrían la retirada de sus compañeros y 500 combatientes de los que muchos estaban heridos, cayeron en manos enemigas. Por cierto, el barco en el que viajaban desde Bizerta a los campos de concentración de Italia, fue torpedeado por un submarino y, en el naufragio, perecieron todos. Casi 200 eran españoles.
Bir-Hakeim fue todo un hito. Costó a los alemanes muchas bajas, así como la pérdida de un tiempo precioso, y el propio mariscal Rommel, tras elogiar en su cuaderno de guerra la irreductibilidad y el arrojo de sus defensores, escribió: "Con frecuencia tomé personalmente el mando de las fuerzas atacantes y he de reconocer que rara vez tuvimos en África unas jornadas más activas."
Efectivamente,la defensa de unidades de la Francia Libre,en Bir hacheim,fue magnifica y denodada.
La actuacion de los españoles en la citada ocasion,fue desde luego,magnifica,-por que sera que no me extraña nada-,y su comportamiento admirable.
Unicamente debo discrepar,ligeramente,de que su accion fuera un retardo decisivo en la batalla de ain-el-gazala,Rommel perdio varios dias en su ofensiva,pero de resultado de la misma,obtuvo la que seria su mayor victoria en Africa con Tobruck de premio añadido.Un saludo.
Por cierto,los defensores,entre los que se encontraban incluso judios alemanes,tuvieron suerte de que fuera el mariscal el que tomo la posicion.
Hitler,conocia la presencia de alemanes entre los defensores del "box",y habia dado orden de ejecutar a todos ellos.Si en vez de Rommel les toca de enemigo un pajarraco como Schoerner u otro nazi similar,los fusilan a todos.
La actuacion de los españoles en la citada ocasion,fue desde luego,magnifica,-por que sera que no me extraña nada-,y su comportamiento admirable.
Unicamente debo discrepar,ligeramente,de que su accion fuera un retardo decisivo en la batalla de ain-el-gazala,Rommel perdio varios dias en su ofensiva,pero de resultado de la misma,obtuvo la que seria su mayor victoria en Africa con Tobruck de premio añadido.Un saludo.
Por cierto,los defensores,entre los que se encontraban incluso judios alemanes,tuvieron suerte de que fuera el mariscal el que tomo la posicion.
Hitler,conocia la presencia de alemanes entre los defensores del "box",y habia dado orden de ejecutar a todos ellos.Si en vez de Rommel les toca de enemigo un pajarraco como Schoerner u otro nazi similar,los fusilan a todos.
- Francis Currey
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Hola amigo Álvaro:
Supongo que el comentario del general francés, Béthouart, muestra a la perfección nuestro caracter, por otra parte debía ser muy duro recibir ordenes de "un extranjero" fuera de tu patría, por una defensa que seguramente ni comprendían en cualquier caso me quedo con esta otra frase: " pero de una valentía extraordinaria".
La fama de alborotadores y algo reveldes persiguió también a los hombres de la División Azul que en ocasiones dejaban helados a los mandos alemanes, sin embargo el valor de los españoles fue reconocido en ambos bandos.
Un saludo
Supongo que el comentario del general francés, Béthouart, muestra a la perfección nuestro caracter, por otra parte debía ser muy duro recibir ordenes de "un extranjero" fuera de tu patría, por una defensa que seguramente ni comprendían en cualquier caso me quedo con esta otra frase: " pero de una valentía extraordinaria".
La fama de alborotadores y algo reveldes persiguió también a los hombres de la División Azul que en ocasiones dejaban helados a los mandos alemanes, sin embargo el valor de los españoles fue reconocido en ambos bandos.
Un saludo
- bycicleto
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Sí, el mismo Hitler dijo algo así como que "son los soldados más indisciplinados que he visto, no limpian el fusil y actuan de forma temeraria, no obstante son los soldados más valientes que haya visto"
No deja de tener la cita (que he puesto a memoria) algo de peloteo para con el caudillo, pero es cierto. En el frente del este a menudo estaban peor equipados que el alemán, y aun así cumplieron bien.
A lo largo de la historia se ha considerado al soldado español uno de los grandes (lo siento pero es que me honra): así Annibal se preocupo de tener un buen grupo de soldados ibéricos entre sus filas, y tenerlos como guardia personal, y los tercios fueron la fuerza más temida de su tiempo, y si no esta frase inglesa lo demuestra: "a los españoles, en el mar los quiero, y si es en tierra, que san Jorge nos proteja"
Lo siento por haberme desviado del periodo que se trata en el foro
Un saludo
No deja de tener la cita (que he puesto a memoria) algo de peloteo para con el caudillo, pero es cierto. En el frente del este a menudo estaban peor equipados que el alemán, y aun así cumplieron bien.
A lo largo de la historia se ha considerado al soldado español uno de los grandes (lo siento pero es que me honra): así Annibal se preocupo de tener un buen grupo de soldados ibéricos entre sus filas, y tenerlos como guardia personal, y los tercios fueron la fuerza más temida de su tiempo, y si no esta frase inglesa lo demuestra: "a los españoles, en el mar los quiero, y si es en tierra, que san Jorge nos proteja"
Lo siento por haberme desviado del periodo que se trata en el foro
Un saludo
"¿E irás a Flandes, mi querida Mally?
¿Para ver a los grandes generales, mi preciosa Mally?
Lo que verás serán las balas volar,
y a las mujeres oirás llorar,
y a los soldados morir verás,
mi querida Mally".
Canción de los soldados del duque de Marlborough, principios del siglo XVIII
Españoles contra Rommel
Gracias por vuestra aportación.
Es curioso que los españoles, estuviesen en el bando que estuviesen, tenían el mismo temple y espíritu de sacrificio.
Es curioso que los españoles, estuviesen en el bando que estuviesen, tenían el mismo temple y espíritu de sacrificio.
Españoles contra Rommel
Releyendo algunos libros, increiblemente solo encontre referencia a la heroica resistencia de los soldados franceses al mando del general Koenig, y en ningun momento se menciona la presencia de tropas españolas; otro hecho que muchas veces se pasa por alto y que gracias al aporte de los miembros del foro, tenemos la posibilidad de conocer siempre un poco mas.
- mark
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Re: Españoles contra Rommel
Desconocía la presencia organizada de soldados españoles en el norte de África. Me resulta muy curiosa la similitud entre las cualidades y el carácter de estos soldados con los de la División Azul, a pesar de ser de ideologías opuestas. Supongo que prima el país de origen sobre otros factores. No obstante, en mi opinión, es probable que estas personas, relativamente acostumbradas ya al combate y a las vicisitudes de una guerra cruel como la española, asombraran por su capacidad de adaptación al combate y su valentía.
Saludos.
Saludos.
"La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad"
(Thomas Mann)
(Thomas Mann)
Re: Españoles contra Rommel
Hola a todos.
Casualmente encontré este artículo en Heraldo de Aragón,que homenajea a un aragonés que luchó en Africa al lado de Montgomery:
"No sé si se habrá escrito o no, pero creo que se podría hacer un libro bien interesante con las historias, aventuras y peripecias de los aragoneses que lucharon en la Segunda Guerra Mundial en el bando de los aliados. Uno de los personajes menos conocidos es Ramón Tobeñas Cirac, que fue algo colaborador cercano del mariscal Montgomery aunque él, con esa humildad tan aragonesa, apenas quería hablar del asunto. En una de sus visitas a su tierra, en 1969, le entrevistó Alfonso Zapater:
Don Ramón Tobeñas Cirac, un zaragozano nacido en Caspe, luchó al lado del mariscal Montgomery en África. Conoció al mariscal personalmente. Estuvo a sus órdenes directas. Y ahora, al cabo de los años, no duda en confesar:
-Monty era un hombre inteligente y enérgico, a pesar de lo poco que aparentaba.
-¿Había más españoles con el VIII Ejército?
-Ciento ochenta y cuatro. Una compañía completa.
-¿Qué trato recibieron de Montgomery?
-Lo queríamos mucho y estábamos con él.
-¿Dónde tuvo ocasión de conocerlo más de cerca?
-En Argel.
Este veterano del VIII Ejército, que pronto cumplirá los 67 años, reside en Inglaterra. Pero siempre que tiene ocasión va a pasar una temporada en su ciudad natal. No es muy dado a la conversación. Piensa que el pasado apenas cuenta en la vida de un hombre. No le agrada recordar los avatares de la guerra. A duras penas logramos conseguir el relato de cómo se enroló en el VIII Ejército y vistió el uniforme de los paracaidistas del popular mariscal inglés.
-Estábamos en Francia -dice- y fuimos trasladados a un campo de concentración en el norte de África. Nuestras condiciones de vida eran pésimas. Entonces desembarcaron los aliados y nos propusieron enrolarnos con las tropas del mariscal Montgomery a cambio de nuestra liberación. Yo pedí condiciones. Prometieron ayuda monetaria a mi familia. Seguridad de cara al futuro.
-¿Y fueron muchos españoles que aceptaron?
-Todos los de mi compañía.
-¿Frentes de operaciones en los que estuvo presente?
-En Orán, Argel, Túnez y parte de Alejandría. También había otra compañía formada por portugueses. Cuando finalizó la guerra, todos fuimos a Inglaterra. Montgomery lo ordenó así. El VIII Ejército nos dispensó especial trato. Veló por nosotros, como si de una madre se tratara.
]Los recuerdos se van agolpando y adquiriendo mayor precisión.
-Embarcamos para Inglaterra el 17 de octubre de 1944, para llegar a Glasgow tres días más tarde.
-¿Qué hizo cuando dejó sus ropas de paracaidista?
-Me dieron trabajo en una fábrica encargada de confeccionar trajes civiles para los militares que eran desmovilizados. Pero antes me concedieron noventa y cinco días de permiso, pagándome una pensión de dos libras y media semanales. Cuando terminó mi compromiso con el VIII Ejército me enviaron un cheque de setenta y cinco libras.
Funcionaba una bolsa de trabajo encargada de dar ocupación a los que venían del frente. Nuestro hombre pasó de un trabajo a otro. Estuvo en la construcción, en la Ford pintando coches a pistola…
-Pero en 1958 vino una crisis y despidieron a cinco mil de los quince mil obreros que éramos. Y como yo ingresé de los últimos…
-Quedó en la calle.
-Sí, pero la bolsa de trabajo continuó pagándome hasta que conseguí un puesto en una fábrica de muebles.
Don Ramón Tobeñas lleva veintiséis años en Inglaterra. Ahora, ya jubilado, percibe su pensión de trabajo y puede permitirse el lujo de pasar largas temporadas en Caspe, recordando los años de su niñez. Tiene familia en la ciudad bajoaragonesa, donde goza de generales simpatías.
Algunos, los más jóvenes, comentan al verlo:
-Es un veterano del VIII Ejército. Fue uno de los soldados predilectos de Montgomery…
El antiguo paracaidista no es dado a exagerar. Por el contrario, se limita a comentar:
-Siempre recibí buen trato por parte de todos.
Tiene dos hijos casados en Inglaterra.
-Me nacionalicé -se justifica- cuando traje los hijos. Necesitaba acomodación. Luego compré una casa.
-¿Y se desligó definitivamente del Ejército?
-Sí, por más que volví a recibir un escrito, al cabo del tiempo, comunicándome que si en la vida civil no encontraba lo que esperaba, nuevamente me recibirían con los brazos abiertos.
-¿Cómo ha encontrado a España a su regreso?
-Ha progresado el cien por ciento.
-¿Incluyendo su ciudad natal?
-Algunas calles aparecen tal como estaban hace cuarenta años. Sin embargo, ha progresado en maquinaria agrícola y en urbanización. Le hace falta industria…
-¿Cuál fue su última misión en África?
-Quedaba un reducto en Bone, entre las fronteras tunecina y constantina. Representó el final para las tropas de Rommel.
Don Ramón Tobeñas Cirac tiene, a buen seguro, un interesante anecdotario por relatar. Pero no es partidario de las palabras. Es un hombre feliz, entregado al presente mucho más que al pasado. Sin conceder demasiada importancia al hecho de haber vivido junto al mariscal Montgomery importantes capítulos correspondientes a la historia de la última guerra mundial."
Fuente :Blog Tinta de Hemeroteca de Heraldo de Aragón
Casualmente encontré este artículo en Heraldo de Aragón,que homenajea a un aragonés que luchó en Africa al lado de Montgomery:
"No sé si se habrá escrito o no, pero creo que se podría hacer un libro bien interesante con las historias, aventuras y peripecias de los aragoneses que lucharon en la Segunda Guerra Mundial en el bando de los aliados. Uno de los personajes menos conocidos es Ramón Tobeñas Cirac, que fue algo colaborador cercano del mariscal Montgomery aunque él, con esa humildad tan aragonesa, apenas quería hablar del asunto. En una de sus visitas a su tierra, en 1969, le entrevistó Alfonso Zapater:
Don Ramón Tobeñas Cirac, un zaragozano nacido en Caspe, luchó al lado del mariscal Montgomery en África. Conoció al mariscal personalmente. Estuvo a sus órdenes directas. Y ahora, al cabo de los años, no duda en confesar:
-Monty era un hombre inteligente y enérgico, a pesar de lo poco que aparentaba.
-¿Había más españoles con el VIII Ejército?
-Ciento ochenta y cuatro. Una compañía completa.
-¿Qué trato recibieron de Montgomery?
-Lo queríamos mucho y estábamos con él.
-¿Dónde tuvo ocasión de conocerlo más de cerca?
-En Argel.
Este veterano del VIII Ejército, que pronto cumplirá los 67 años, reside en Inglaterra. Pero siempre que tiene ocasión va a pasar una temporada en su ciudad natal. No es muy dado a la conversación. Piensa que el pasado apenas cuenta en la vida de un hombre. No le agrada recordar los avatares de la guerra. A duras penas logramos conseguir el relato de cómo se enroló en el VIII Ejército y vistió el uniforme de los paracaidistas del popular mariscal inglés.
-Estábamos en Francia -dice- y fuimos trasladados a un campo de concentración en el norte de África. Nuestras condiciones de vida eran pésimas. Entonces desembarcaron los aliados y nos propusieron enrolarnos con las tropas del mariscal Montgomery a cambio de nuestra liberación. Yo pedí condiciones. Prometieron ayuda monetaria a mi familia. Seguridad de cara al futuro.
-¿Y fueron muchos españoles que aceptaron?
-Todos los de mi compañía.
-¿Frentes de operaciones en los que estuvo presente?
-En Orán, Argel, Túnez y parte de Alejandría. También había otra compañía formada por portugueses. Cuando finalizó la guerra, todos fuimos a Inglaterra. Montgomery lo ordenó así. El VIII Ejército nos dispensó especial trato. Veló por nosotros, como si de una madre se tratara.
]Los recuerdos se van agolpando y adquiriendo mayor precisión.
-Embarcamos para Inglaterra el 17 de octubre de 1944, para llegar a Glasgow tres días más tarde.
-¿Qué hizo cuando dejó sus ropas de paracaidista?
-Me dieron trabajo en una fábrica encargada de confeccionar trajes civiles para los militares que eran desmovilizados. Pero antes me concedieron noventa y cinco días de permiso, pagándome una pensión de dos libras y media semanales. Cuando terminó mi compromiso con el VIII Ejército me enviaron un cheque de setenta y cinco libras.
Funcionaba una bolsa de trabajo encargada de dar ocupación a los que venían del frente. Nuestro hombre pasó de un trabajo a otro. Estuvo en la construcción, en la Ford pintando coches a pistola…
-Pero en 1958 vino una crisis y despidieron a cinco mil de los quince mil obreros que éramos. Y como yo ingresé de los últimos…
-Quedó en la calle.
-Sí, pero la bolsa de trabajo continuó pagándome hasta que conseguí un puesto en una fábrica de muebles.
Don Ramón Tobeñas lleva veintiséis años en Inglaterra. Ahora, ya jubilado, percibe su pensión de trabajo y puede permitirse el lujo de pasar largas temporadas en Caspe, recordando los años de su niñez. Tiene familia en la ciudad bajoaragonesa, donde goza de generales simpatías.
Algunos, los más jóvenes, comentan al verlo:
-Es un veterano del VIII Ejército. Fue uno de los soldados predilectos de Montgomery…
El antiguo paracaidista no es dado a exagerar. Por el contrario, se limita a comentar:
-Siempre recibí buen trato por parte de todos.
Tiene dos hijos casados en Inglaterra.
-Me nacionalicé -se justifica- cuando traje los hijos. Necesitaba acomodación. Luego compré una casa.
-¿Y se desligó definitivamente del Ejército?
-Sí, por más que volví a recibir un escrito, al cabo del tiempo, comunicándome que si en la vida civil no encontraba lo que esperaba, nuevamente me recibirían con los brazos abiertos.
-¿Cómo ha encontrado a España a su regreso?
-Ha progresado el cien por ciento.
-¿Incluyendo su ciudad natal?
-Algunas calles aparecen tal como estaban hace cuarenta años. Sin embargo, ha progresado en maquinaria agrícola y en urbanización. Le hace falta industria…
-¿Cuál fue su última misión en África?
-Quedaba un reducto en Bone, entre las fronteras tunecina y constantina. Representó el final para las tropas de Rommel.
Don Ramón Tobeñas Cirac tiene, a buen seguro, un interesante anecdotario por relatar. Pero no es partidario de las palabras. Es un hombre feliz, entregado al presente mucho más que al pasado. Sin conceder demasiada importancia al hecho de haber vivido junto al mariscal Montgomery importantes capítulos correspondientes a la historia de la última guerra mundial."
Fuente :Blog Tinta de Hemeroteca de Heraldo de Aragón
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Re: Españoles contra Rommel
Fuente: http://worldwars12.wordpress.com/catego ... -espanola/
En este gráfico se ven dos miembros de la legión extranjera francesa de origen español que peliaron en el frente noráfricano durante la segunda guerra.El de la izquierda respondía al nombre de Serapio Iniesta,y el otro sólo pude averiguar que se llamaba Sixto, que se alistarían a este cuerpo armado galo en 1940.
Es sorprendente,a mi modo de ver, el papel que jugó el soldado español en casi todos los frentes de combate durante este gran conflicto global que es digno de ser mencionado por el arrojo y tenacidad que desplegó siempre en el furor de la batalla.¡Arriba España!!!
"¡Ay,señor! Tú sabes lo ocupado que tendré que estar hoy.Si acaso te olvido por un instante,tu no te olvides de mi". Sir Jacob Astley antes de la batalla de Edge Hill el 23 de octubre del año de nuestro señor de 1642
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Re: Españoles contra Rommel
Una pena que los escritos extranjeros existentes se olviden generalmente del valor de estos españoles que tan valientemente lucharon en África en el bando aliado. Por ello, muchas gracias a Francis Currey y a los demás usuarios que han provisto al foro de información al respecto.
Un saludo.
Un saludo.
Re: Españoles contra Rommel
si señor, es asi
Re: Españoles contra Rommel
muy cierto, rommel era un guerrero con dignidad y nobleza no un matarife de las SS.
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