la mirada de los 1000 metros

Dudas e interrogantes sobre la Segunda Guerra Mundial

Moderador: José Luis

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bycicleto
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la mirada de los 1000 metros

Mensaje por bycicleto » Lun Abr 09, 2007 12:32 pm

¿Alguien podría decirme de qué se trata y por qué surge este fenómeno en hombres que llevan un tiempo en el frente?

Lo he oído en films, leído en libros (el último fue la "Batalla de Iwo Jima") pero en ningún lugar lo explica. Tal vez alguien lo sepa, aunque no sea experto en psicología humana....

Un saludo
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"¿E irás a Flandes, mi querida Mally?
¿Para ver a los grandes generales, mi preciosa Mally?
Lo que verás serán las balas volar,
y a las mujeres oirás llorar,
y a los soldados morir verás,
mi querida Mally".
Canción de los soldados del duque de Marlborough, principios del siglo XVIII

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>Tony<
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Mensaje por >Tony< » Mié Abr 11, 2007 1:46 am

Por lo que yo he leido en libros sobre todo sobre la guerra de Viet-Nam, es el tipo de mirada asi como ausente que se queda cuando un soldado lleva mucho en el frente. Las causas psicologicas creo que son el elevado stress al que es sometido un humano al saber en constante peligro de muerte o heridas graves, 24 horas diarias, 365 dias al año (en el caso de los que sirvieron en Viet-Nam), ademas del que se recibe al ver tanta muerte y destruccion, no solo de gente desconocida, si no de tus propios camaradas.

Espero haberte ayudado en tu pregunta.


Horrido!!!

Erwin Rommel
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Mensaje por Erwin Rommel » Mié Abr 11, 2007 12:52 pm

Adios
Última edición por Erwin Rommel el Jue Abr 19, 2007 9:27 am, editado 1 vez en total.

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Mensaje por Badoglio » Mié Abr 11, 2007 2:22 pm

Se podria decir, que se le porduce a los soldados que han visto tanto horror en durante mucho tiempo, lo que le produce efectos psicológicos que parece que este mirando al infinito.

SALU2
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Álvaro
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Mensaje por Álvaro » Mié Abr 11, 2007 11:19 pm

Los marines la llaman la mirada de las 1000 yardas. O eso tengo entendido. Saludos.
…y ahora ellos estarán diciendo ¡***, es el Hijoputa de Patton otra vez!
Y sí, es el Hijoputa de Patton, que ha vuelto.
(George Smith Patton)

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Shindler
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Mensaje por Shindler » Dom Abr 15, 2007 2:32 am

Hola, leyendo un artículo de la Revista chilena de neuro-psiquiatría pude leer sobre lo que se denomina Trastorno por estrés postraumático, donde se trata el efecto en soldados combatientes.
Por ésto le consulté al Dr.César Carvajal sobre éste síntoma que nos llena de dudas a lo que el tan amablemente me respondió por E-Mail la siguiente respuesta.

Estimado XXXX: Le agradezco haber leído mi artículo. Lamentablemente con esa denominación no conozco algún cuadro clínico específico. Me imagino que se puede referir a los efectos de la situación traumática para los soldados de la primera línea (en la primera guerra mundial se hablaba del efecto de la explosión de las granadas...)

Un cordial saludo Dr. César Carvajal


Visto que el Dr. no confirmó la existencia de dicho cuadro clínico e hizo referencia a que se podría tratar del conocido TEPT, les brindo la información de dicho cuadro para que quede a la mano del que quiera consultar o saber al respecto.(Sigo investigando de todas maneras)

Historia

Si bien la mayor cantidad de descripciones clínicas de cuadros que corresponden al actual concepto de TEPT fueron publicadas durante el siglo XX, también debe tenerse en cuenta que los primeros relatos provienen de la Grecia clásica. Hipócrates menciona pesadillas relacionadas con los combates en soldados sobrevivientes a ciertas batallas y Heródoto da cuenta en su Tratado sobre la Historia de los síntomas que presentaban los soldados que habían participado en la Batalla de Maratón.

Una interesante y completa revisión histórica sobre la así denominada "psicotraumatología" se encuentra en una publicación del año 2000 de Crocq y Crocq (2) donde se abordan diversos textos en que aparecen síntomas propios del TEPT a partir de los clásicos griegos, pasando por la Biblia, la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra y algunas obras de Shakespeare entre otros clásicos de la literatura; en estos relatos los síntomas aparecen de preferencia en los soldados y corresponden principalmente a síntomas invasores.

La Revolución Francesa y la figura de P. Pinel dan inicio a la moderna psiquiatría y se incorpora esta especialidad al resto de la medicina. Los médicos militares en esa época propusieron hipótesis etiológicas para explicar los síntomas observados por algunos soldados a consecuencia de las explosiones de granadas, aunque no presentaran lesiones físicas. También resulta interesante la descripción que hace P. Pinel sobre los síntomas experimentados por el filósofo B. Pascal con posterioridad a un accidente de su carruaje al caer al río Sena en el cual él estuvo a punto de ahogarse. B. Pascal vivió ocho años más y se mantuvieron las pesadillas con un precipicio al lado izquierdo, por lo que cada noche colocaba una silla a ese lado de la cama para evitar caerse. Tomando en cuenta los síntomas experimentados por los soldados y el efecto provocado por algunos hechos traumáticos en la población civil, P. Pinel describió la "neurosis cardiorrespiratoria" y los estados postraumáticos estuporosos que denominó "idiotismo". Estas descripciones corresponden al concepto de neurosis de guerra que aparecerá posteriormente.

El progreso tecnológico y la aparición de los ferrocarriles se acompañaron de algunos accidentes graves y en los sobrevivientes aparecieron síntomas psicológicos, los que fueron adjudicados por algunos médicos a lesiones microscópicas de la columna o del cerebro; en cambio, otros especialistas postularon que los síntomas se debían al shock emocional y tenían características histéricas. Así se inició una controversia para explicar los síntomas del TEPT oponiendo una aproximación biológica con otra psicológica.

Alejándose del escenario bélico, el médico alemán H. Oppenheim acuñó el término "neurosis traumática" en 1884 para referirse a los síntomas presentados por pacientes que habían sobrevivido a accidentes ferroviarios o en su lugar de trabajo.

Hacia fines del siglo XIX cobraron gran importancia los aportes de J.M. Charcot, P. Janet y S. Freud. En sus primeros cuatro libros P. Janet describió los cuadros clínicos de 591 pacientes y en casi la mitad de ellos los fenómenos psicopatológicos eran explicables por un origen traumático. P. Janet se refirió a las "emociones vehementes" que ocurrían en los pacientes durante un acontecimiento traumático, las cuales impedían integrar esa experiencia agobiadora; de ese modo se constituía una memoria traumática, la cual estaba disociada de la conciencia y sin control de la voluntad. En esta explicación de los fenómenos psicopatológicos encontramos algunos elementos centrales para el manejo psicoterapéutico de los pacientes con TEPT.

S. Freud en la primera etapa del psicoanálisis atribuyó el origen de las neurosis a experiencias traumáticas del pasado. El término trauma incluía tanto la noción de herida como la de sus efectos provocados en el organismo en su totalidad. Además el trauma se refería a una situación específica en la biografía del paciente, quien no podía integrar este hecho en forma consciente a la experiencia vivida. Es así como la memoria traumática se constituía en un "cuerpo extraño" que se mantenía a lo largo del tiempo afectando al paciente. En los años siguientes S. Freud se centró más en las fantasías que en los traumas de la vida real y le prestó poca atención a las neurosis traumáticas.

La I Guerra Mundial nos legó el término "shell shock" que aludía a las reacciones de los soldados en el frente de batalla a causa de las explosiones de las minas y de las granadas o bien al hecho de ser testigos de las horribles muertes de sus compañeros, lo que provocaba estados de mutismo, sordera, temblor generalizado, incapacidad para caminar o mantenerse de pie, pérdidas de conciencia o pseudoconvulsiones. En 1915 en un artículo de The Lancet apareció el término "shell shock" que correspondía a la descripción de la pérdida de memoria, visión, gusto y olfato que presentaron tres soldados (3).

Un aporte revolucionario fue el del psicoanalista A. Kardiner, quien trató a veteranos de la I Guerra Mundial entre 1922 y 1925 y publicó en 1941 su libro "The Traumatic Neuroses of War" (4). A partir de conceptos psicoanalíticos postuló que la neurosis de guerra correspondía a una fisioneurosis, en la cual el trauma era capaz de desencadenar síntomas somáticos y psicológicos. Los pacientes que él atendió presentaban un estado extremo de hiperalerta con hipersensibilidad a los cambios de temperatura, al dolor o a los estímulos táctiles súbitos además de la respuesta emocional. Pocos años más tarde y como enseñanza de la II Guerra Mundial A. Kardiner publicó una nueva edición revisada de su libro aludido en el que advirtió acerca de la importancia del tratamiento precoz de estos pacientes para prevenir la consolidación de las neurosis en sus formas crónicas y habitualmente de difícil tratamiento (5)

Los psiquiatras norteamericanos hicieron significativos aportes al desarrollo de la psiquiatría militar con ocasión de la II Guerra Mundial. Esto se tradujo en la implementación de sistemas de detección de probable psicopatología en los soldados antes de enviarlos al frente de batalla (con cuestionarios especiales) hasta la presencia de especialistas en salud mental en el área de combate, para facilitar una rápida recuperación de los soldados con síntomas psíquicos, sin tener que enviarlos a hospitales alejados.

Desde el término de la II Guerra Mundial y hasta nuestros días se han realizado numerosas investigaciones en sobrevivientes del Holocausto y de los campos de concentración como también en familiares de éstos, lo que ha permitido evaluar el curso evolutivo del TEPT y avanzar en el reconocimiento de las bases biológicas de este trastorno.

A pesar de las medidas preventivas en salud mental desarrolladas por el ejército norteamericano, se estima que la Guerra de Vietnam (1964-1973) dejó unos 700000 veteranos que han requerido de algún tipo de ayuda psicológica. El denominado síndrome post Vietnam se diagnosticó con una alta frecuencia en la década de 1970 y este hecho constituyó uno de los factores importantes para que la Asociación Psiquiátrica Americana incluyera al TEPT como una de las patologías en el DSM-III de 1980. Así se inició una nueva época con el reconocimiento por la comunidad científica de esta entidad nosológica. Otros factores que influyeron en la inclusión del TEPT fueron los resultados de estudios realizados en poblaciones civiles, tanto en mujeres como en niños víctimas de abusos y/o violaciones y maltrato físico y/o psicológico, lo que amplió el ámbito del tipo de trauma más allá de las situaciones bélicas e incluso se incluyó a víctimas de desastres naturales o desastres provocados por el hombre.

Definiciones

El término TEPT engloba dos aspectos bien definidos: por una parte una respuesta de estrés que naturalmente es patológica, y por otra el trauma. Estrés es un concepto científico que alude a una respuesta inespecífica del organismo ante una demanda. Frente a un estresor el organismo responderá buscando la adaptación y el equilibrio (homeostasis). El estresor puede ser físico o psicológico y la respuesta puede resultar adaptativa (eustrés) o patológica (distrés). De acuerdo con el concepto científico de estrés se podría tener una denominación más adecuada para el TEPT y que no llevara a confusión, como podría ser "trastorno por distrés postraumático". Por otra parte, la respuesta de estrés de los pacientes con TEPT no corresponde a una exageración de la respuesta normal de estrés, sino que incluye diversos indicadores biológicos que permiten caracterizar e individualizar la respuesta específica de este cuadro clínico.

El vocablo trauma proviene del griego y significa herida. En el TEPT lo central es el trauma psíquico; es decir, el impacto emocional de un determinado suceso capaz de provocar una serie de manifestaciones físicas y psicológicas. El acontecimiento traumático ha sido definido por la Asociación Psiquiátrica Americana como aquella situación psicológicamente estresante que sobrepasa el repertorio de las experiencias habituales de la vida (como puede ser un duelo simple, una enfermedad crónica, una pérdida económica o un conflicto sentimental), que afectará prácticamente a todas las personas y que provocará un intenso miedo, terror y desesperanza, con una seria amenaza para la vida o la integridad física personal o de un tercero (6). En este sentido el trauma se vincula directamente con los desastres, los que pueden clasificarse de acuerdo con su origen en naturales (terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas, tornados), accidentales (incendios forestales, accidentes de tránsito, choques de aviones) o provocados deliberadamente por el hombre (violaciones, torturas, cautiverios, ataques terroristas, asaltos, maltrato infantil).

El acontecimiento traumático provocará una demanda para el organismo y dependiendo del contexto biopsicosocial del sujeto, los mecanismos de adaptación serán suficientes o insuficientes para poder conseguir una estabilización en un determinado lapso de tiempo y a un determinado costo para esa persona.

El impacto de un trauma puede durar desde algunos segundos hasta horas, días o meses; puede ocurrir en forma única (accidente de tránsito) o reiterada (combate, maltrato infantil intrafamiliar), podrá tener consecuencias físicas, psicológicas y sociales tanto a nivel individual como colectivo (las que pueden aparecer de inmediato o a largo plazo) y pueden originar las más diversas manifestaciones clínicas que van desde síntomas emocionales aislados hasta un cuadro psicótico. Las diferentes respuestas psicológicas estarán en función del significado que adquiera el hecho traumático, lo que dependerá de la interacción entre el tipo e intensidad del acontecimiento traumático, la biografía del sujeto, los factores biológicos y el contexto social (7). El trauma también puede manifestarse en alteraciones de la salud física. El antecedente de maltrato severo en la infancia se asoció con un mayor riesgo de presentar tabaquismo, enfermedades de transmisión sexual, isquemias cardíacas, cáncer, accidentes vasculares cerebrales y diabetes, entre otras enfermedades, en un estudio que incluyó 10000 pacientes que consultaron en medicina 8.

A través de la historia y más aun en nuestros días nadie puede considerarse exento del riesgo de exposición a algún hecho traumático a lo largo de su vida. Estudios realizados en EEUU han encontrado cifras de prevalencia de exposición a situaciones traumáticas que van entre un 39,1% y un 60% a lo largo de la vida (9-11).

Debido al creciente aumento de la exposición de la población civil, y ya no sólo de los soldados, a hechos traumáticos, tanto para adultos como para niños y teniendo en consideración el enorme impacto personal y social que estas situaciones provocan es que se ha producido gran interés por el tema del TEPT en ámbitos médicos y de salud mental, en los medios de comunicación y en la población general representada por organismos gubernamentales y por organizaciones no gubernamentales.

Debe tenerse en cuenta que no es fácil que un sujeto refiera espontáneamente un acontecimiento traumático y además que muchos médicos no quieren escuchar los detalles que implica el relato de horrendos hechos traumáticos. Esto se traduce en que la entrevista clínica, en ocasiones, no permitirá contar con la información suficiente acerca del trauma. Cuando el motivo de consulta hace más evidente el hecho traumático, sea por las lesiones físicas que pudiera haber sufrido el paciente o bien por el estado de shock emocional que presupone un desencadenante psicológico, para el clínico será más fácil el abordaje y la identificación de la situación traumática y sus consecuencias. Además conviene recordar que los pacientes no siempre establecen la posible relación entre el trauma vivido y la presencia de diversos síntomas. Pero lo más importante es considerar que ante una situación traumática una minoría de sujetos tendrá síntomas de un TEPT.

Clínica

Ante un hecho traumático se producen las más variadas reacciones. Lo más frecuente es que el sujeto en un primer momento tenga una respuesta en que se esfuerce por sobrevivir y protegerse. En esta etapa puede escapar, presentar insensibilidad, quedar paralogizado por temor y llegar a enmudecer, o bien puede aparecer una confusión al estar en un estado de shock. A continuación habrá un intento de adaptación a través de alguna acción coherente con la situación, lo que le permitirá recuperar su condición previa al hecho traumático, para posteriormente realizar una elaboración adecuada de lo sucedido. En otros casos habrá una conducta disociada o bien se buscará la adaptación a través del control de las emociones mediante el uso y abuso de alcohol y drogas. Cabe señalar que ningún tipo de respuesta previene la aparición de un TEPT y éste se presentará en una minoría de las víctimas de situaciones traumáticas con cifras que van entre el 10% y el 20%.


Revista chilena de neuro-psiquiatría
Dr.César Carvajal
Providencia, Santiago

Gracias por estar
"La esclavitud crece sin medida cuando se le da apariencia de libertad."
Ernst Jünger

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