¡Hola a todos!
Quisiera hablar de un libro que probablemente hoy ha caído ya en el olvido, pero que fue todo un acontecimiento literario de gran impacto popular cuando fue publicado en Francia. Me refiero a Le Matin des Magiciens. Introduction au Réalisme Fantastique de Louis Pauwels y Jacques Bergier publicado por Gallimard de París en 1960. Este libro increíble fue publicado en español como El Retorno de los Brujos por la editorial Plaza & Janés de Barcelona en agosto de 1961 con traducción a cargo de J. Ferrer Aleu. Recuerdo que comenté algo sobre este libro hace años en el foro con mon bon ami V. Manstein (mis saludos y mejores deseos si llegas a leer esto).
El libro tiene muy poco que ver con una obra de rigor histórico aunque se mecionen algunos hechos históricos. En las propias palabras de Pauwels, en el prefacio: "Este libro no es una novela, aunque su intención sea novelesca. No pertenece a la science-fiction, aunque se rocen los mitos que alimentan este género. No es una colección de hechos chocantes, aunque el ángel de lo Chocante se encuentre aquí en su elemento. Tampoco es una contribución científica, el vehículo de una asignatura desconocida, un testimonio, un documental o una moraleja. Es el relato, a ratos legendario y a ratos exacto, de un primer viaje a los dominios apenas explorados del conocimiento. Como en los manuscritos de los navegantes del Renacimiento, lo imaginario y lo verdadero, la interpolación aventurera y la visión exacta, se mezclan en él."
No es un libro que sirva de referencia para el debate histórico. Sin embargo, estoy casi seguro de que será una lectura maravillosa para quienes gustan del tema del esoterismo y afines con su conexión nazi, pues aunque el libro no se centra en los nazis, está salpicado de referencias a sus líderes. Además, es un libro que se puede descargar legalmente y con gran facilidad en la Red. En su segunda parte (Algunos años en el más allá absoluto), capítulo II da comienzo la relación nazi: [Nos hemos impuesto la tarea de escribir estos aspectos del hitlerismo, porque, como dijo muy bien M. Marcel Ray en 1939, la guerra que Hitler impuso al mundo fue «una guerra maniquea, o, como dice la Escritura, una lucha de dioses». No se trata, entiéndase bien, de una lucha entre fascismo y democracia, entre la concepción liberal y la concepción totalitaria de las sociedades. Esto es el exoterismo de la batalla. Y hay un esoterismo]. Y pasa a retomarle en el capítulo V con la teoría de la "tierra cóncova" ("La tierra es cóncava. Muramos en su interior. Los astros son bloques de hielo. Varias lunas han caído ya sobre la Tierra. La nuestra caerá también. Toda la historia de la Humanidad se explica por la batalla entre el hielo y el fuego...Tales son las teorías científicas y los conceptos religiosos que alimentaron el nazismo original, y en los que creían Hitler y los miembros del grupo al que pertenecía, y que, en proporción considerable, orientaron los hechos sociales y políticos de la Historia reciente. Esto parece una extravagancia. La explicación, siquiera parcial, de la Historia contemporánea, partiendo de tales ideas y creencias, puede parecer repugnante. Pero nosotros creemos que nada es repugnante cuando se trata de la verdad."), la "Sociedad del Vril" ("El doctor Willy Ley, uno de los más grandes expertos del mundo en materia de cohetes, huyó de Alemania en 1933. Por él nos hemos enterado de la existencia en Berlín, poco antes del nazismo, de una pequeña comunidad espiritual que reviste un gran interés para nosotros..."), los "Superiores Desconocidos" que Hitler decía haber visto. Y sigue en el capítulo VI con la teoría del "mundo helado", la relación de Horbirger con Hitler, etc.,y capítulos siguientes.
Cuando yo leí este libro, allá por 1970-71, apenas había leído más de tres o cuatro libros sobre la IIGM (recuerdo la biografía de Rommel por Desmond Young y un libro sobre la Kriegsmarine) y lo desconocía todo sobre esta etapa de la historia. Su lectura me impactó como puede impactar lo fantástico en un adolescente, sobre todo un pasaje que voy a copiar a continuación y que se encuentra en el capítulo VIII de la Segunda Parte ya citada:
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Estamos en abril de 1942. Alemania vierte todas sus fuerzas en la guerra. Nada, al parecer, es capaz de
desviar a los técnicos, a los sabios y a los militares de su tarea inmediata.
Sin embargo, una expedición organizada, con asentimiento de Goering, de Himmler y de Hitler, abandona el
Reich con gran sigilo. Forman esta expedición algunos de los mejores especialistas del radar. Bajo la dirección del doctor Heinz Fisher, conocido por sus trabajos sobre los rayos infrarrojos, desembarcan en la isla báltica de Rugen. Van provistos de los aparatos de radar más perfeccionados. Estos aparatos son todavía raros en esta época, y están repartidos en los puntos neurálgicos de la defensa alemana. Pero las observaciones que van a realizarse en la isla de Rugen son consideradas, por el alto Estado Mayor de Marina, como de importancia capital para la ofensiva que Hitler se apresta a desencadenar en todos los frentes.
No bien hubieron llegado, el doctor Fisher apuntó los aparatos al cielo, en un ángulo de cuarenta y nueve
grados. Salta a la vista que nada hay que detectar en la dirección elegida. Los otros miembros de la expedición creen que se trata de un ensayo. Ignoran lo que se espera de ellos. Más tarde les será revelado el objeto de la expedición. Desconcertados, comprueban que los aparatos siguen apuntando en la misma dirección durante muchos días. Entonces se les da esta explicación: El Führer tiene buenas razones para creer que la Tierra no es convexa, sino cóncava. No habitamos en el exterior del Globo, sino en su interior. Nuestra posición es comparable a la de las moscas que andan por el interior de una esfera. El objeto de la expedición es demostrar científicamente esta verdad. Gracias a la reflexión de las ondas del radar, que se propagan en línea recta, se obtendrán imágenes de puntos extraordinariamente alejados en el interior de la esfera. El segundo objeto de la expedición es obtener, por reflexión, imágenes de la flota inglesa anclada en Scapaflow.
Martin Gardner relata esta loca aventura de la isla de Rugen en su obra In the Name of Science. El propio doctor Fisher aludiría a ella, después de la guerra. El profesor Gerard S. Kuiper, del Observatorio del Monte Palomar, consagró en 1946 una serie de artículos a la doctrina de la Tierra cóncava que había presidido aquella expedición. Escribía en Popular Astronomy: «En ciertos medios importantes de la Marina y de la Aviación alemanas, creían en la teoría de la Tierra cóncava. Pensaban que les resultaría particularmente útil para señalar la posición de la flota inglesa, y que la curvatura cóncava de la Tierra permitiría observaciones a gran distancia por medio de los rayos infrarrojos, menos curvados que los rayos visibles.» El ingeniero Willy Ley registra los mismos hechos en su estudio de mayo de 1947: Seudociencias en el país nazi.
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Todo lo anterior parece una locura y, muy probablemente, es una invención. En primer lugar, Martin Gardner publicó In the Name of Science en 1952, y luego una edición revisada en 1957 con el título Fads and Fallacies in the Name of Science. No sé en el de 1952, pero en el de 1957 no dice nada de esa expedición a la isla de Rügen, y sólo en el capítulo II hace una referencia a la doctrina de la tierra hueca en Alemania de la siguiente manera: "In Germany, Teed's writings provided the basis for a cult that flourished widely in the anti-cultural climate of the Nazi movement. It was known as the Hohlweltlehre, or Hollow Earth Doctrine, first proclaimed by Peter Bender, a German aviator badly wounded in the First World War. Bender
corresponded at length with the Koreshans until his death in a Nazi prison camp. His work is still carried on in Germany, chiefly by Karl E. Neupert whose book Geokosmos is the most important textbook of the cult".
La fuente de Gardner para esa referencia es el artículo de Willy Ley, "The Hollow Earth", Galaxy, March, 1956.
Bien, cabe decir que esa revista, Galaxy, era un magazine de ciencia ficción (el nombre completo de la revista era GLAXY Science Fiction) con un formato similar al del Reader's Digest, que se publicó entre 1950 y 1980. En el ejemplar de marzo de 1956 hay un artículo de Willi Ley titulado The Hollow Earth, pp. 71-81 y se puede descargar en la Red. Habla de la "tierra hueca" pero absolutamente nada de esa supuesta expedición a Rügen en 1942.
También se puede conseguir en la Red el artículo que Kuiper escribió en el Popular Astronomy, vol. 54, pp. 263-287, con el título German Astronomy during the War. Y efectivamente en las páginas 277-278, punto 3 escribe Kuiper (traduzco):
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Uno de los síntomas del deterioro intelectual en la Alemania nazi fue el extendido uso de teorías pseudocientíficas. No sólo se practicaba ampliamente la astrología, incluso en en el CG de Hitler, sino que era popular la teoría del mundo helado, así como la teoría de que el mundo era una cáscara hueca, con la raza humana viviendo dentro (Hohlwelttheorie). Los siguientes ejemplos deben bastar:
a. [aquí hace referencia a un tal Dr. W. Führer (extraño nombre, no creéis?) que, según Kuiper, en 1943 se convirtió en el astrólogo oficial para Himmler y Hitler].
b. [el de nuestro interés por ser la referencia de Pauwels y Bergier]: Ciertos círculos navales alemanes creían en la Hohlwelttheorie. Consideraban provechoso localizar la flota británica porque la curvatura de la tierra no obstruiría la observación. Los rayos visuales no eran adecuados debido a la refracción; pero los rayos infrarrojos tenían menos refracción. En consecuencia, un grupo de unos diez hombres bajo el liderazgo del Dr. Heinz Fisher, un experto en infrarrojos, fue enviado desde Berlín a la isla de Rügen para fotografiar la flota británica con equipo infrarrojo en un ángulo hacia arriba de unos 45º.
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Kuiper no anota la fuente de esa información sobre la supuesta expedición.
Finalmente, la mención a Willy Ley y su "Seudociencias en el país nazi" [la cita correcta es Pseudoscience in Naziland, Astounding Science Fiction 39 (1947), 90-98] es superflua, pues lo único que hace Ley aquí, con respecto al asunto, es una mención al artículo de Kuiper publicado un año antes. Además, Ley dejó Alemania en 1935 con destino Inglaterra-Estados Unidos.
Así pues, la supuesta expedición a Rügen en los términos referidos con ese increíble objetivo es una información sin fuente de Kuiper.
Pero todo eso mola, no?
Saludos cordiales
JL