¡Hola a todos!
fermat escribió:
Otros físicos de origen judío también fueron víctimas de los prejuicios nazis. El caso más destacado es, posiblemente, el de Lise Meitner. Meitner trabajaba con Otto Hahn en el Kaiser Wilhelm Institut investigando sobre la fisión nuclear. Era judía pero al tener nacionalidad austriaca estaba a salvo de las medidas contra los judíos. Tras el Anschluss, Lise Meitner dejó de ser una extranjera para convertirse en súbdita del Reich, y por ese motivo tuvo que dejar su trabajo. Poco después abandonó Alemania y se instaló en Suecia, país del que se convirtió en ciudadana en 1949.
La mención de fermat es importante en tanto en cuanto pone de manifiesto un notable ejemplo de las consecuencias de la política racial nazi en el terreno científico de Alemania. Permitidme hilar un poco esta historia de la carrera nuclear iniciada en 1939.
Meitner dirigió el departamento de física del Instituto de Química Kaiser Wilhelm, donde trabajó como colaboradora del químico alemán Otto Hahn durante unos 30 años. En 1926 fue nombrada profesora en la Universidad de Berlín, la primera mujer profesora de física de Alemania. Siendo austriaca (como su sobrino Otto Frisch) y de ascendencia judía, de nada sirvió para las leyes raciales nazis que se hubiera convertido en una cristiana protestante que se había retirado de la fe judía y bautizado a los 30 años de edad. Tras muchas dificultades, pudo dejar Alemania el 13 de julio de 1938 camino de Copenhagen y luego a Estocolmo donde obtuvo un trabajo de investigadora en el grupo sueco de investigación físico Manne Siegbahn.
Su sobrino Otto Frisch también era un judío austriaco, físico de la Universidad de Hamburgo, que había abandonado Alemania en octubre de 1933 como consecuencia de las primeras leyes raciales nazis de abril de 1933 que afectaron a la administración civil. De Hamburgo se fue al londinense
Birkbeck College y un año después a Copenhagen llamado por el Nobel danés Niels Bohr.
Frisch se reunió con Meitner en las navidades de 1938 en Kungälv, un pueblo cercano a Gothenburg. Meitner le habló a su sobrino de la carta que había recibido el 19 de diciembre de Otto Hahn, donde el químico le hablaba de los experimentos que estaba llevando a cabo con su ayudante Fritz Strassman, consistentes en bombardear el núcleo de uranio con neutrones, resultando una virtual desintegración del núcleo de uranio en dos. Tía y sobrino discutieron sobre la energía resultante de este proceso, que por fuerza debía conservarse. Recordando la teoría de la relatividad de Einstein, Meitner sabía que las masas nucleares de los fragmentos creados por la desintegración de un núcleo de uranio no incrementarían la masa del núcleo original. Estas masas diferían alrededor de un quinto de la masa de un simple protón y la masa tenía que haberse “perdido” en la reacción nuclear. Así que, Meitner concluyó, un neutrón hacía que el núcleo de uranio se desintegrara en dos, convirtiendo una diminuta cantidad de masa en energía.
El 3 de enero de 1939 Frisch regresó al instituto de Copenhagen y le contó a Bohr lo que habían descubierto él y su tía Meitner. Siguiendo el consejo de un biólogo y pese a las reservas de Bohr, Frisch echó mano del término “fisión” para describir la fragmentación del núcleo de uranio en el documento que estaba preparando con Meitner.
Bohr partió para la Universidad de Princeton (USA) el 7 de enero de 1939 en el
MS Drottningholm con destino Nueva York, con la idea de tratar con Einsten asuntos sobre la teoría cuántica, aunque finalmente prevaleció el tema de la fisión nuclear que se había descubierto mediante la cuidadosa identificación de las sustancias químicas que habían resultado de la misma. Bohr arribó el 16 de enero de 1939.
Christian Moller, colega danés de Frisch, sugirió que la desintegración del núcleo de uranio podía continuar liberando más energía y creando más neutrones, resultando una cascada, una
reacción en cadena que podía liberar energía nuclear a gran escala. Si se controlaba esa reacción en cadena se conseguiría un “reactor” nuclear. Una reacción en cadena no controlada sería una bomba de un poder destructivo sin precedentes.
A su llegada a Nueva York, Bohr fue recibido por un jocen físico de la Universidad de Princeton llamado John Wheeler, quien había trabajado con Bohr en Copenhagen en 1934-35, y por Enrico Fermi, quien en diciembre de 1938 había recibido el Nobel por su trabajo sobre el bombardeo de neutrones, y que había dejado la Italia fascista para proteger a su mujer Laura de las leyes antisemitas que acababa de aprobar el gobierno de Mussolini. Había aceptado un puesto en la Universidad de Columbia, llegando a Nueva York el 2 de enero de 1939. Bohr no comentó nada a Wheeler y Fermi sobre la fisión nuclear, pero Léon Rosenfeld (un protegido de Bohr que lo acompañaba en su viaje, junto con el hijo de Bohr, Erik), desconocedor de las reservas de su jefe, comentó el asunto a Wheeler, y la noticia se divulgó rápidamente entre la comunidad física americana, repleta ahora de emigrados europeos.
Otto Hahn había contactado con Paul Rosbaud el 22 de diciembre de 1938 para tratar sobre los resultados experimentales, y Rosbaud lo ayudó a publicarlos. Los trabajos de Hahn y Strassman sobre el bombardeo con neutrones del uranio fueron publicados en el
Naturwissenschaften el 6 de enero de 1939, y aunque Meitner había tomado parte en los mismos, su nombre no apareció por políticamente inaceptable.
Los trabajos de Frisch y Meitner sobre la fisión nuclear del uranio fueron publicados en la británica
Nature el 11 de febrero de 1939, y el trabajo de Frisch informando de los resultados de un experimento de verificación de la fisión fueron publicados en la misma revista una semana más tarde, el 18 de febrero. Y para asegurarse de que Frisch y Meitner fuesen adecuadamente acreditados con el descubrimiento, Bohr publicó un breve documento sobre el asunto en
Nature el 25 de febrero.
La posibilidad de fabricar una bomba atómica desató la carrera nuclear. En una conferencia de 29 de abril de 1939, Abraham Esau, jefe de la sección física del Consejo de Investigación del Reich (Ministerio de Cultura) recomendó la creación de un proyecto de investigación del uranio bajo su propio liderazgo. Reunió a un número de prominentes físicos nucleares alemanes y se refirió a ellos como el
Uranverein (Club del Uranio), encargándoles la tarea de investigar el potencial para la energía atómica, y urgiéndoles a que se aseguraran de todos los stocks de uranio en Alemania y prohibieran su exportación.
El 24 de abril de 1939 el químico de Hamburgo Paul Harteck y su ayudante Wilhelm Groth escribieron una carta al jefe de la oficina de investigación del
Heereswaffenamt (HW), Erich Schumann, llamando su atención sobre los recientes descubrimientos en la física nuclear y la posibilidad de desarrollar un arma de poder destructivo increíble, con las consecuencias que ello supondría para el país que primero la poseyera: “Nos tomamos la libertad de llamar su atención sobre los últimos avances en física nuclear, los cuales, en nuestra opinión, probablemente harán posible producir un explosivo...más poderoso que los explosivos convencionales. El país que primero haga uso de él tiene una ventaja insuperable sobre el resto”.
Schumann mostró la carta a uno de sus principales físicos, Kurt Diebner, quien consultó el asunto con un físico nuclear llamado Erich Bagge, que había trabajado en la Universidad de Leipzig con Heisenberg, Premio Nobel en 1932 por sus trabajos en teoría cuántica. Cuando estalló la guerra en septiembre, el ejército, abusando de su superior posición y fuerza, se hizo cargo del proyecto del Club del Uranio ninguneando al Ministerio de Cultura. El HW convocó a una serie de científicos nucleares escogidos para una conferencia que tuvo lugar el 16 de septiembre de 1939 con el objeto de consolidar los dos proyectos de investigación del uranio que había en Alemania y discutir algunos de los problemas científicos que debían afrontar. Erich Bagge, uno de los científicos reunidos, sugirió que se llamase al más importante físico teórico de Alemania, el Nobel Werner Heisenberg de la Universidad de Leipzig para ingresar en el Club del Uranio. Heisenberg recibió la notificación de su reclutamiento el 25 de septiembre de 1939. Cuando Heisenberg llegó a Berlín encontró ya reunidos a algunos de sus colegas, entre ellos Harteck, Otto Hahn (co-descubridor de la fisión), Hans Geiger (el del Contador Geiger), Carl Friedrich von Weizsäcker (un protegido de Heisenberg y físico teórico de primera línea) y Walther Bothe (el principal físico experimental nuclear de Alemania). Debatieron sobre la posibilidad de ayudar a construir una bomba de fisión. En 1945 Bagge recordó que Bothe y Geiger terminaron la discusión con Bothe diciendo: “Caballeros, debe hacerse”, con Geiger apostillando: “Si existe la más ligera oportunidad de que sea posible debe hacerse”. Así que se lanzó el proyecto para explorar las potencialidades de la fisión y para construir, de ser posible, una bomba atómica alemana.
Fuente: Jim Baggott,
The First War of Physics. The Secret History of the Atom Bomb, 1939-1949 (New York: Pegasus Books, 2010); Jeremy Bernstein,
Hitler's Uranium Club:The Secret Recordings at Farm Hall (New York: Springer-Verlag, 2001).
Saludos cordiales
JL