¡Hola a todos!
JS-2 escribió:
Winston Churchill escribió en sus memorias: "Sería equivocado concluir que las bombas atómicas decidieron el destino del Japón". Sin la operación del Ejército Soviético en Manchuria, admitía Churchill, la guerra contra el Japón habría durado como mínimo hasta el año 1946, costando la vida de un millón o millón y medio de soldados norteamericanos. El mando norteamericano compartía este criterio. En el libro "Servicio activo en la paz y en la guerra", publicado en 1948 en Nueva York, tocaron el tema H. Simon y M. Bundy, dos hombres conocidos por ocupar puestos importantes en el aparato militar y de política exterior de Estados Unidos. Dicen en este libro que sin la ayuda de la Unión Soviética "Estados Unidos probablemente no habrían logrado terminar la guerra ni hasta el final del año 1946".
Aunque esto se aleja del tema del hilo, quiero hacer unos cuantos comentarios.
Las estimaciones de bajas de Churchill son pura recreación de posguerra, como lo fueron las de Truman y Stimson, por ejemplo. Estas estimaciones recreadas tras la guerra, que van desde el medio millón a los tres millones de bajas, son pura fábula o retorcidas manipulaciones. Y en la pluma o boca de los Truman, Stimson, Churchill y compañía sólo sirvieron como excusa para justificar el lanzamiento de las dos bombas atómicas.
Cuando la batalla de Okinawa estaba a punto de concluir, Truman pidió a sus Jefes de Estado Mayor Conjunto (JEMC) una serie de valoraciones sobre aspectos cruciales con respecto a la consecución de la victoria final en la guerra contra Japón. Entre ellas estaban las de las estimaciones del tiempo necesario para forzar la rendición de Japón y las de los costes estimados de bajas americanas tanto para la invasión de Japón como para la continuación de los bombardeos y bloqueo sin invasión.
Los JEMC presentaron sus opiniones en una reunión celebrada en la Casa Blanca el 18 de junio de 1945, en la que estuvieron presentes Stimson (Secretario de Guerra), su ayudante John J. McCloy, el Secretario de la Marina James V. Forrestal, y los miembros del JEMC, Leahy, Marshall, King, y Eaker representando a Arnold para las Fuerzas Aéreas (que recuerdo pertenecían al ejército). Marshall, hablando en nombre del JEMC, abogó por la invasión de Kyusho para el 1 de noviembre de 1945; leyó: "La operación de Kyusho es esencial para una estrategia de estrangulamiento y parece ser la operación que vale la pena menos costosa después de Okinawa". Añadió su opinión personal de que las operaciones aéreas por si solas no eran suficientes para sacar a Japón de la guerra.
El resto de los asistentes a la reunión expresaron su acuerdo con lo manifestado por Marshall. Sin embargo, no hubo pronunciamiento alguno sobre el tiempo que llevaría forzar la rendición de Japón, mientras que las estimaciones sobre las bajas fueron de un tono evasivo, manifestando una proyección de unas 31.000 bajas, basada en su creencia de que "para los primeros 30 días en Kyusho no se debería exceder el precio que hemos pagado por Luzon". Pero se negaron a ser más precisos en las cifras de bajas. Lehay dio su opinión de que podía obtenerse una estimación multiplicando el porcentaje de tropas involucradas en la campaña de Okinawa y que fueron bajas por el número de tropas que se esperaba participaran en la invasión de Kyusho. Pero no hizo cálculos precisos y mostró cifra alguna, y Truman tampoco lo presionó para que lo hiciera.
Así las cosas, la reunión del 18-6-1945 no sirvió para ofrecer a Truman una estimación completa sobre las bajas estimadas para la continuación de la guerra; los JEMC declinaron presentarle semejante estimación en base a que "nuestra experiencia en la guerra del Pacífico es tan diversa con respecto a las bajas que consideramos un error dar cualquier estimación en cifras". Lo único que hicieron fue dar las pérdidas americanas en las batallas previas de la guerra del Pacífico, sugiriendo que las bajas en los primeros treinta días de una invasión de Kyusho no excederían de las sufridas por la captura de Luzón (31.000 muertos, heridos y desaparecidos).
Sin embargo, los JEMC habían recibido, antes de la reunión del 18 de junio, una estimación de bajas mucho mayores para la invasión. Como preparación para esa reunión, el Comité Conjunto de Planes de Guerra (Joint War Plans Committee), que incluía miembros del ejército y la marina, redactó un informe para los JEMC que proyectaba un total de unas 132.500 bajas (muertos, heridos y desaparecidos) para la operación de Kyusho. De ese total, calcularon que unas 25.000 serían mortales (la ratio de muertes con respecto a bajas durante la guerra fue aproximadamente de 1:4 a 1:5). También predijo ese comité que si fuese necesaria la invasión de Honshu, se sufrirían otras 87.500 bajas, incluyendo 21.000 muertes. Así que, en conjunto, y en opinión de este comité, las dos fases de la invasión del Japón (la primera de Kyusho prevista para el 1 de noviembre de 1945, y la segunda de Honshu a determinar para una fecha de 1946) resultarían en unos 46.000 americanos muertos y 174.000 heridos y desaparecidos. El comité recomendó que la invasión de Honshu, de ser necesaria, comenzara alrededor del 1 de marzo de 1946, y sugirió que, en el peor de los casos, la guerra estaría acabada hacia finales de 1946.
También en preparación de la reunión de 18 de junio, Marshall pidió la opinión de MacArthur sobre la estimación de bajas. La respuesta de este último fue una proyección de unas 105.000 bajas de batalla y 15.000 de no-batalla para la operación de Kyusho, cifras bastante similares a las del comité de planes de guerra. MacArthur añadió que consideraba la operación de Kyusho como la más económica posible en esfuerzo y vidas.
Concluyendo, la cifra de 31.000 bajas para los primeros 30 días de la invasión de Kyusho fue, aparentemente, la única cifra que escuchó Truman antes del final de la guerra; no se ha encontrado evidencia alguna de que Truman recibiera información de que una invasión de Japón costaría de medio millón a un millón de bajas o muertes americanas, tal como el propio Truman y algunos de sus asesores afirmaron
después de la guerra. (Véase para lo que he informado J. Samuel Walker,
Prompt and Utter Destruction. Truman and the Use of Atomic Bombs against Japan. University of North Carolina Press, 1997, pp. 37-39).
Hay autores, como D. M. Giangreco*, que se han esforzado en argumentar (de forma enrevesada, en mi opinión) para defender la existencia de estimaciones de bajas americanas que van del medio millón para arriba, hasta los dos y tres millones. Sin embargo, a mi juicio, esos esfuerzos -más allá de que puedan ser convincentes o no, descansen en informes de diversa importancia y alcance, directa o indirectamente relacionados con el tema de proyección de bajas- son estériles porque se pierden en rebuscados exámenes de material de archivo y documentación, nueva en algunos casos, que, no obstante, su contenido no es decisivo para dilucidar el tema crucial. En otras palabras, lo que importa en este caso no es el material existente en los archivos oficiales, sino la información sobre estimación de bajas que sabemos, de forma segura y contrastada, manejaron Truman y sus principales asesores (los Stimson, Marshall y cía) a partir de la reunión del 18 de junio de 1945 en adelante para decidir en torno al uso de las bombas atómicas.
Por otra parte, me permito sugerir a los participantes en este hilo que no tienen relevancia, para debatir el título del mismo, los sucesos post-facto. Es decir, tratar de argumentar cualquier tesis referida a la decisión de Japón de atacar objetivos USA (y no URSS) en 1941 en base a lo que sucedió después es, por lo menos y en mi opinión, asombroso.
*D. M. Giangreco, '“A Score of Bloody Okinawas and Iwo Jimas” President Truman and Casualty Estimates for the Invasion of Japan', en Robert James Maddox (ed.),
Hiroshima in History. The Myths of Revisionism (University of Missouri Press, 2007), pp. 76-115.
Saludos cordiales
JL