¡Hola a todos!
Yamashita escribió:
Creo que hay fuentes muy sencillas de leer y encontrar que ayudan a comprender los hechos y a entender como eran vividos. Fuentes como la prensa de la epoca, los libros de la epoca, las emisiones radiofonicas, las peliculas, e incluso los comics.
Discrepo. Las fuentes que citas (por ejemplo, la prensa) pueden servir para
conocer los hechos, pero muy difícilmente sirven para
comprender sus causas y sus consecuencias. Para esto último se necesita cierta perspectiva que, normalmente, sólo da el paso del tiempo. En la década de 1930, España estaba política y socialmente muy polarizada, y la prensa de la época no supo (pudo o quiso) escapar a esa polarización, sino que fue un factor clave para fomentar y aumentar el grado de polarización. En esa coyuntura, la prensa difícilmente es fuente solvente donde un lector pueda encontrar las causas primarias de lo que cuenta la prensa, pues sus explicaciones serán de sesgo ideológico y partidista. Esto sucede de forma similar,
mutatis mutandis, en la actualidad en España, donde los medios de comunicación tienden a alinearse, fomentar y aumentar el grado de polarización política y social existentes. No son fuentes donde comprender las causas y consecuencias de lo que sucede realmente.
Para que sirvan a este propósito, el lector debe ser ducho en la heurística de la ciencia histórica. De otra forma, quedará desinformado (en el mejor de los casos). Quizás el mejor ejemplo de lo que digo lo encontramos en Internet, la mayor fuente de información (rigurosa, falsa, solvente, insolvente, etc.) existente en la actualidad. El lector o investigador que busca información y comprensión de la misma en Internet corre el riesgo, si no es ducho en la materia, de llegar a conclusiones totalmente erradas.
Yamashita escribió:
Y digo esto porque cuando hablamos de crimenes no esta de mas recordar que la forma de vivir esos crimenes no era la misma en 1939 que hoy en día y que los españoles de los años 30 no eran tan ajenos a las vendettas personales como lo somos hoy en día. Habia un nivel mayor de violencia en la forma de ser de los hombres y de la sociedad de los años 30 y esto se traducía en sus comportamientos que a día de hoy vemos como inaceptables pero que no lo eran tanto en los años 30.
¿Qué crímenes?
Sin duda, la sociedad del primer tercio largo del siglo XX (no sólo española, sino también europea) estaba ciertamente familiarizada con la violencia frecuentemente desplegada en la manifestación de los conflictos políticos y sociales. Y mucho más en la década de 1930, cuando tuvo lugar el auge de los partidos y regímenes políticos autoritarios (fascismos), que tienen la violencia como una forma instrumental para conseguir sus objetivos. Pero cuando hablamos de los crímenes del franquismo no nos estamos refiriendo, yo al menos, a esa clase de violencia, sino a crímenes de guerra y a crímenes contra la humanidad.
Yamashita escribió:
De hecho recordemos que el delito de crimen de lesa humanidad no fue una realidad hasta despues de la 2ª guerra mundial y no porque no hubiese habido antes crimenes igualmente horribles.
No fue una realidad en el sentido de que fue el primer enjuiciamiento por Crímenes contra la Humanidad (Nuremberg), pero fue una realidad debatida mucho antes de Nuremberg, en concreto en 1915, cuando los gobiernos de Francia, Gran Bretaña y Rusia realizaron una declaración conjunta dirigida contra los crímenes cometidos por el imperio otomano contra la población armenia durante la IGM. La declaración proclamó que “en la presencia de estos nuevos crímenes de Turquía contra la humanidad y la civilización, los gobiernos aliados informan públicamente a la Sublime Puerta [imperio otomano] que serán personalmente responsables de dichos crímenes todos los miembros del gobierno otomano así como aquellos de sus agentes que resulten estar involucrados en tales masacres”. En 1919, la Comisión Inter-Aliada (salvo Estados unidos y Japón) requirió el enjuiciamiento de los funcionarios turcos considerados culpables de la masacre. Esta petición se basó en el preámbulo de la Convención de La Haya de 1907, que hacía referencia a las “leyes de la humanidad”. Sin embargo, un anexo secreto al Tratado de Lausanne garantizó la amnistía a Turquía, por lo que esa pretendida acción judicial nunca tuvo lugar. Esto lo escribí hace siete años en el hilo “Crímenes contra la Humanidad” en el subforo “Crímenes contra la Humanidad” (véase
viewtopic.php?f=68&t=15470 ). Simplemente, falto suficiente acuerdo y voluntad política.
Yamashita escribió:
Con esto no disculpo al regimen de Franco que por cierto ajustició sin juicio a 2 miembros de mi propia familia y condeno a muerte a un tercero en juicio sumario sino solo señalo que ese tipo de actos no eran ni tan raros ni tan mal vistos (dependiendo del bando) entonces como hoy en día. La prueba es la cadena de asesinatos por uno y otro bando previos a la guerra.
Los asesinatos cometidos antes del comienzo de la Guerra Civil fueron una consecuencia de la escalada de violencia producida por la extrema polarización de la vida política y social de entonces. No creo que pueda decirse que “no eran tan raros” pues no fueron habituales (aunque sí muy llamativos y explosivos, gracias en gran parte a la amplificación de la prensa), y no tienen comparación en tiempo y espacio con los asesinatos cometidos durante la llamada Semana Trágica de Barcelona (y otras ciudades) en 1919, que, sin embargo, no abocaron ni fueron utilizados para desencadenar un golpe de estado, como sí ocurrió en julio de 1936. Esos asesinatos respondían al clima de violencia que acompañó a la división y polarización política de la época, y que muy poco tienen que ver con los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad planificados y ejecutados por el bando rebelde durante la GC y por la dictadura franquista que siguió.
Yamashita escribió:
En los tiempos de la transición alternativa de una guerra civil era una irrealidad aunque muchos la pensaba posible y la temían pero si que era posible un golpe de Estado.
Era una irrealidad para quienes, por su posición política y social, estaban al tanto de lo que realmente había y sucedía en las esferas políticas y militares. Era una posibilidad para quienes desconocían lo anterior, esto es para la mayor parte de la gente. Los jefes militares de la época, en su mayoría, no tenían mayor inconveniente en la forma en cómo se modelara el nuevo estado (monarquía o república), y sólo ponían como condición la indisoluble unidad de España.
Yamashita escribió:
Es cierto que el golpe de Estado de 1981 fracasó pero si hubiese habido un claro cuestionamiento del régimen franquista en esos tiempos no tengo ninguna duda de que el ejército de la epoca claramente franquista lo habría apoyado.
El golpe del 23-F fue una chapuza, una “Tejerada” vestigio del verdadero golpe de estado sucedido antes, en enero, que obligó a la dimisión de Adolfo Suárez por la presión del rey y de ciertas esferas militares. Toda la leyenda que se construyó en torno al rey como salvador de la democracia es puro mito resultante de la propaganda oficial. El 26 de febrero de 1981, tres días después de la fracasada “Tejerada”, el rey recibió a solas al embajador alemán Lothar Lahn:
“En su informe sobre la conversación, el embajador refirió que el monarca no mostró 'disgusto ni indignación, […] más bien comprensión, cuando no simpatía' hacia los responsables de la conspiración contra la democracia. En tono casi exculpatorio, Juan Carlos afirmó que los golpistas no querían otra cosa 'que lo que todos deseamos, esto es el restablecimiento de la disciplina, del orden, de la seguridad y de la tranquilidad'. Para el rey, el verdadero responsable de aquel episodio del 23-F no era otro que Adolfo Suárez, por haberse negado a seguir su consejo de respetar a los militares” [Manuel Redero San Román (Ed.),
Adolfo Suárez y la Transición Española (Ediciones Universidad de Salamanca, 2017), p. 246. Respetar a los militares, como quería el rey, era seguir sus directrices en los entonces candentes asuntos de ETA, los nacionalismos periféricos, los privilegios militares, el antiguo régimen, etc.
Yamashita escribió:
Yo que vivi aquellos años no veo como Felipe Gonzalez y menos aun Suarez hubiese podido plantear muchas de las cosas que hoy se plantean que deberian haberse hecho. Si de hecho a dia de hoy sigue siendo un problema plantearlas entonces simplemente eran imposibles.
Yo también viví la Transición, aunque entonces no tenía conocimiento en absoluto de lo que se cocía entre bambalinas. Me sucedía lo mismo que al común de los españoles de la época, que no teníamos posibilidad de conocer y comprender lo que pasaba realmente porque los sucesos que tienen lugar en reuniones secretas en los despachos de ciertas esferas (políticas, diplomáticas y militares) de decisión no suelen trascender a los medios de comunicación. Y esto confirma, una vez más, lo que he comentado arriba sobre las fuentes. Pero como dije en una de mis anteriores intervenciones, dejando a un margen lo que no se podía haber hecho en, pongamos, 1975-1982, (y esto es cuestionable, como por ejemplo el referéndum sobre Monarquía o República que Suárez no quiso hacer porque tenía informes de opinión que garantizaban el sí a la República), me parece difícilmente sostenible, en cambio, que no se pudiera hacer a partir de entonces y hasta hoy. En diciembre habrán pasado 40 años desde la aprobación de la Constitución de 1978, pero lo que no ha pasado durante todo ese tiempo es la ruptura con el régimen político anterior. Y en mi opinión, y lo vuelvo a repetir, esto explica por qué, cuando han pasado casi 80 años desde el final de la GC Española, todavía parece imposible afrontar un proceso de reconciliación con el pasado, simplemente porque ese pasado todavía pervive en y modula la política y las instituciones del Estado. Y es también esa herencia franquista la que impide el pleno acceso al material de archivo sobre la GC que permanece cerrado al público y a los investigadores. Y la que permite que se planteen preguntas como la de este hilo. Hay un consenso mayoritariamente unánime en la historiografía actual de la GC española en cuanto a sus causas y consecuencias; no lo hay entre la clase política ni entre la sociedad. ¿Por qué será?
Saludos cordiales
JL