Publicado: Lun Mar 19, 2007 8:15 am
¿Lo sabías?
¿Quién eran los kamikazes?
En lengua japonesa, kamikaze significa “viento divino”: kami designa “la divinidad” o “el espíritu”, y Kaze significa “viento”. También hay quien lo traduce como “el aliento de los dioses”. La palabra originalmente se usó para nombrar un tifón legendario que en 1281 aniquiló una poderosa flota mongol de 300 naves que pretendía invadir el Japón.
Hacia una muerte segura
Hacia el final de la Campaña del Pacífico de la II Guerra Mundial, el concepto fue utilizado por la marina imperial japonesa para nombrar a los pilotos de avión que asumían misiones suicidas contra las fuerzas norteamericanas. Tenían órdenes de estrellar deliberadamente sus aparatos, cargados de explosivos, contra los barcos y los bombarderos enemigos.
Estos ataques empezaron en 1944, después de que algunas derrotas militares y estratégicas significativas debilitasen la posición japonesa en el conflicto ante unos aliados cada vez más fuertes, gracias sobre todo a la extraordinaria capacidad industrial de los Estados Unidos.
Medidas extremas
La tarea de los kamikazes era crear tanta destrucción como fuera posible para frenar el avance de los aliados ante las islas del Japón. Los ataques de los aviadores fueron más numerosos y los más conocidos, pese a que los japoneses también utilizaron otras tácticas suicidas, como las lanchas explosivas, torpedos humanos y soldados de infantería cargados de bombas.
Dos visiones opuestas de los kamikazes
Un fenómeno tan extremo provocó una gran disparidad en la manera en que los dos bandos en conflicto consideraron la existencia y sus motivaciones:
Fanáticos anónimos…
Los militares americanos experimentaban una mezcla de miedo y sorpresa al ver los aviones enemigos volar directamente hacia ellos. Temían la muerte y la destrucción que se provocaba cuando un kamikaze se estrellaba contra sus barcos. Sin negar la valentía de aquellos pilotos, se preguntaban qué les llevaba a suicidarse de aquel modo, pero desconocían totalmente sus creencias y motivaciones. Para los occidentales, los kamikazes eran unos personajes anónimos que representaban el epítome del fanatismo. Un documental americano sobre la batalla de Okinawa estrenado antes del final de la guerra, describía el conflicto como una lucha entre “hombres que quieren vivir contra hombres que quieren morir”
… o héroes abnegados
En cambio, los japoneses recordaban a los pilotos kamikazes con afecto, como jóvenes héroes que afrontaban con valentía una muerte trágica en defensa de su patria. Al acabar la guerra, esta visión no obstante cambió, y la gente no solo miraba a los supervivientes del cuerpo con indiferencia, sino que los consideraba unos fanáticos degenerados.
Con el final de la ocupación norteamericana en 1952 y con el paso de los años, los pilotos han recuperado progresivamente la condición de héroes nacionales. Hoy día hay más de una treintena de monumentos dedicados a honrarlos, además del Museo de la Paz de Chiran para los Pilotos Kamikaze.
Saludos,
Ignasi
¿Quién eran los kamikazes?
En lengua japonesa, kamikaze significa “viento divino”: kami designa “la divinidad” o “el espíritu”, y Kaze significa “viento”. También hay quien lo traduce como “el aliento de los dioses”. La palabra originalmente se usó para nombrar un tifón legendario que en 1281 aniquiló una poderosa flota mongol de 300 naves que pretendía invadir el Japón.
Hacia una muerte segura
Hacia el final de la Campaña del Pacífico de la II Guerra Mundial, el concepto fue utilizado por la marina imperial japonesa para nombrar a los pilotos de avión que asumían misiones suicidas contra las fuerzas norteamericanas. Tenían órdenes de estrellar deliberadamente sus aparatos, cargados de explosivos, contra los barcos y los bombarderos enemigos.
Estos ataques empezaron en 1944, después de que algunas derrotas militares y estratégicas significativas debilitasen la posición japonesa en el conflicto ante unos aliados cada vez más fuertes, gracias sobre todo a la extraordinaria capacidad industrial de los Estados Unidos.
Medidas extremas
La tarea de los kamikazes era crear tanta destrucción como fuera posible para frenar el avance de los aliados ante las islas del Japón. Los ataques de los aviadores fueron más numerosos y los más conocidos, pese a que los japoneses también utilizaron otras tácticas suicidas, como las lanchas explosivas, torpedos humanos y soldados de infantería cargados de bombas.
Dos visiones opuestas de los kamikazes
Un fenómeno tan extremo provocó una gran disparidad en la manera en que los dos bandos en conflicto consideraron la existencia y sus motivaciones:
Fanáticos anónimos…
Los militares americanos experimentaban una mezcla de miedo y sorpresa al ver los aviones enemigos volar directamente hacia ellos. Temían la muerte y la destrucción que se provocaba cuando un kamikaze se estrellaba contra sus barcos. Sin negar la valentía de aquellos pilotos, se preguntaban qué les llevaba a suicidarse de aquel modo, pero desconocían totalmente sus creencias y motivaciones. Para los occidentales, los kamikazes eran unos personajes anónimos que representaban el epítome del fanatismo. Un documental americano sobre la batalla de Okinawa estrenado antes del final de la guerra, describía el conflicto como una lucha entre “hombres que quieren vivir contra hombres que quieren morir”
… o héroes abnegados
En cambio, los japoneses recordaban a los pilotos kamikazes con afecto, como jóvenes héroes que afrontaban con valentía una muerte trágica en defensa de su patria. Al acabar la guerra, esta visión no obstante cambió, y la gente no solo miraba a los supervivientes del cuerpo con indiferencia, sino que los consideraba unos fanáticos degenerados.
Con el final de la ocupación norteamericana en 1952 y con el paso de los años, los pilotos han recuperado progresivamente la condición de héroes nacionales. Hoy día hay más de una treintena de monumentos dedicados a honrarlos, además del Museo de la Paz de Chiran para los Pilotos Kamikaze.
Saludos,
Ignasi