Prisioneros en el Pacifico

La guerra en el Pacífico

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Francis Currey
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Mensaje por Francis Currey » Mar Dic 18, 2007 12:08 am

¿Cuántos fallecieron?

De los 6593 prisioneros, 176 murieron en el hundimiento del Van Waerwijck (26-06-1944) y 1620 en el del Junyo Maru (18-09-1944). En total 1796 hombres.

Durante la construcción de la línea de ferrocarril, 698 prisioneros de guerra murieron a causa de enfermedades, malos tratos o accidentes. De este modo, un total de 2494 o el 37,79% de los 6593 prisioneros de guerra embarcados con destino a Pakan Baroe perdieron sus vidas.
Nunca se sabrá la cifra exacta de Romushas, pero se estima que fueron unos 80.000.

Se han conservado los nombres de los prisioneros de guerra que perdieron sus vidas pero no se han encontrado 41 tumbas de los mismos. En 1949, los restos de unas doscientas tumbas identificadas fueron trasladadas a Java, entre otros lugares al Cementerio Nacional de Ancol, cerca de Jakarta.

¿Y los supervivientes?

Finalmente regresaron a sus casas con sus respectivas familias. En la mayoría de los casos, sus cicatrices físicas curaron lentamente y retomaron sus vidas lo mejor que pudieron. ¿Qué hay de sus cicatrices mentales? El problema está en que las cicatrices mentales no se pueden ver y la gente pensaba que pronto se recuperarían de estas terribles vivencias. Sin embargo, está probado que no sucedía así. Muchos ex prisioneros de guerra querían olvidar todo sin más, pero, ¿era realmente posible olvidar estas cosas? Muchos decidieron borrarlo de sus mentes sin hablar de sus experiencias porque temían que haciéndolo, tendrían que enfrentarse de nuevo a sus demonios. Para muchos esto era imposible. Con una terapia adecuada, podría haber sido posible pero en esa época no se estilaba mucho y nadie quería que le tildaran de neurótico. En muchos casos, tenía lugar un cambio de personalidad completo, que provocaba la ruptura de relaciones.

A mi padre le costó más de 10 años volver a sonreír. De hecho, nunca le vi reír. A veces estaba de muy mal humor y se enfadaba sin motivo. Tres de sus hijos nacieron antes de la Segunda Guerra Mundial y nosotros mismos fuimos víctimas de los japoneses y nos internaron como prisioneros de guerra civiles. Para nosotros la guerra no terminó en 1945, porque entonces nos convertimos en víctimas de la posguerra.
En algunos casos, los ex prisioneros de guerra tenían encuentros con sus guardas japoneses, transcurrido un largo periodo de tiempo tras la guerra y parte de su angustia mental se curaba de esa forma. Pero esto solo era posible si se poseía una fuerte fe.

Otros eran capaces de escribir sobre los hechos acontecidos o incluso de hacer esbozos sobre sus experiencias como prisioneros de guerra. ¿Eran ellos los más valientes, tenían más coraje?

Fuente:http://au.geocities.com/frans_taminiau/

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Francis Currey
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Romushas los trabajadores esclavos

Mensaje por Francis Currey » Mar Dic 18, 2007 8:43 pm

Romushas los trabajadores esclavos

En abril de 1943 llegaron a Sumatra los primeros romushas para trabajar en la línea de ferrocarril de Padang Pakan Baroe. Se les prometió un sueldo por el trabajo que debían hacer pero al final sirvieron como esclavos. Si las condiciones de los prisioneros de guerra eran indescriptibles, las suyas eran incluso peores.

La mayoría venía de Java. Incluso antes de que el KNIL se rindiera el 8 de marzo de 1942, los japoneses habían identificado a Java como la isla de la masiva reserva de trabajadores, que podían ser libremente explotados para apoyar la máquina de guerra japonesa. Oficialmente, el bien organizado reclutamiento de romushas en Java era un asunto de voluntarios. Pero cuando la suerte de la guerra se les volvió en su contra a los japoneses, se cogió a unos 100.000 nuevos esclavos, sacándoles de los cines y los mercados, o se les embarcaba y despachaba usando la fuerza, la intimidación y bajo la amenaza de castigo. Desatendieron los cuidados médicos y dejaron a los enfermos y moribundos donde estaban.

Es imposible establecer el número de romushas que había porque los japoneses no registraron su número exacto, y los registros que existían fueron destruidos tras la capitulación.
Se estima que podía haber unos 12.000 en Sumatra, trabajando en diferentes proyectos.

Tras la capitulación, solo quedaron 23.000 vivos, de acuerdo con los informes de la Cruz Roja. En enero de 1946, de los 120.000 que trabajaban en la línea de ferrocarril, solo sobrevivieron 16.000. En total, unos 80.000 romushas perdieron sus vidas en Sumatra.

A menudo, los PDGs (prisioneros de guerra) tropezaban con los cuerpos en descomposición o con los romushas moribundos.
Tras la guerra, muchos se quedaron en Sumatra y nunca regresaron a sus casas

Algunos supervivientes romushas

El territorio que estaba situado al otro lado del campamento número 12 (a 20 km desde Muara) se volvió cada vez más accidentado. Cuando los holandeses inspeccionaron el terreno, se sugirió cavar túneles. Los japoneses no contemplaban estos planes y volaron con dinamita secciones enteras de los laterales de las montañas. En primer lugar, utilizaron a los romushas para que retiraran los escombros. Este era un trabajo muy peligroso. Los japoneses rara vez avisaban del uso de los explosivos, lo que resultó en la muerte de 36 romushas cerca de Silokat.

El resultado del ensanchamiento del camino con esta técnica fue que la línea de ferrocarril discurría bajo sobresalientes paredes rocosas. Un día, un tren que pasaba por allí provocó el derrumbamiento de una roca, matando a un grupo de romushas. El siguiente grupo tuvo que despejar y reparar el camino, así como retirar los cuerpos.

Fuente:http://au.geocities.com/frans_taminiau/

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Mensaje por Francis Currey » Mié Ene 02, 2008 9:16 am

Liberación

El 15 de agosto de 1945 a las 00:00 horas, se declaró el alto el fuego; Japón había capitulado de forma oficial. Esa misma mañana se dijo a los prisioneros que no se trabajaría más, salvo labores de mantenimiento en la línea. También se pidió voluntarios para que ayudaran en una reunión especial. Esta resultó ser una ceremonia, donde se clavó el último clavo y se anunció la apertura oficial de la línea de ferrocarril. Para esto se utilizó un clavo de color de oro.

Más de 8000 prisioneros perdieron sus vidas durante la construcción. La ceremonia se prolongó durante media hora y después se les dio a los voluntarios una bebida y una galleta.

En los campamentos reinaban los rumores pero no hubo un anuncio oficial. Esa noche, al pasar lista, el comandante del campamento pronunció el siguiente discurso:

“Ahora la línea de ferrocarril está acabada, gracias a vuestro esfuerzo. Tengo el honor de anunciaros en el nombre de Su Alteza el Emperador de Japón, que se os dará un descanso. Pronto os llevarán a un sitio mejor. Y a partir de hoy mismo, las raciones de arroz, verduras y carne se incrementarán. Recibiréis estas nuevas raciones tan pronto como obtengamos productos frescos. En este momento, no tenemos carne ni verduras y el arroz solo durará unos cuantos días. Durante la espera del transporte, no podéis abandonar el campamento”.

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Mensaje por herrentanz » Mié Ene 09, 2008 1:21 am

Un amigo mio australiano, de unos 60 años de edad, me comentó algunas cosas que recuerda de la guerra -siendo muy niño- y que sabia, ya que su cuñado era un marine americano.

El vivia en el norte, y recuerda cómo veia pasar los bombarderos "aussies" y americanos (posiblemente hacia Nueva Guinea), y cómo detrás de su casa, habian construido un rudimentario refugio antiaéreo.
Su cuñado, le habia traido unos billetes que tenian pensado poner en circulación los japoneses ante una posible invasión de Australia.
También me comentó -y lo traigo a colación sobre los prisioneros de guerra- que su cuñado le habia dicho pasados los años, que sentian un odio tremendo hacia los japoneses por el maltrato a los prisioneros y por algunas profanaciones de cadáveres (v.g. cortar el pene del enemigo y ponérselo en la propia boca, después de muerto).
En un campo de concentración de japoneses, le contó que se habian "divertido" agarrando a un prisionero y metiéndole una granada en el pantalón. El soldado salió huyendo y explotó (personalmente no creo que se hiciera tal cosa, sobre todo porque el japonés con una granada podria correr hacia ellos)

Hace tiempo le regalé el libro "Gallipoli" de la colección Del Prado de Ejercitos y Batallas (traducción de Osprey), más que nada porque al hojearlo profusamente me comentó que conocía gente que aparecía en él.

Tengo la suerte y el gran honor de que esta buena persona me regaló su sombrero de ala ancha (el típico australiano) con la insignia del Ejército Australiano.
No hace falta decir que la conservo como oro en paño.

Que Dios te bendia, Francis McGinley!!

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