CLÍMAX SUICIDA
La mañana del dia de pascua, 1 de abril de 1945, las tropas norteamericanas desembarcaron en Okinawa. Era el siguiente objetivo estadounidense en la serie de saltos de isla en isla hasta Japón. Los nipones lo esperaban, y en radio Tokio hablaron sobre el tema durante días. Cuando llegó la invasion, una emisora informó solemnemente:
''Es cuestion de poco tiempo que se decida la elevacion o caída de nuestro pueblo.'' Okinawa, a unos 570 kilometros al sudoeste de la mayor isla japonesa, Kyushu, se consideraba como parte integrante de Japón. Estrategicamente dominaba el mar de China Oriental y la costa china desde Fu-Chou hasta Corea. Estaba a horcajadas entre las lineas maritimas que unían Japón con las Indias Orientales, ricas en petroleo y ya puestas en peligro por la ocupación norteamericana de Filipinas. Es mas, desde Okinawa los B-29 podían atravesar el mar Amarillo y el estrecho de Shimonoseki, y regresar con suficiente combustible.
Okinawa está hecha, por naturaleza, para la defensa. Con 110 kilometros de longitud y entre 5 y 30 de ancho, su terreno está cortado en un laberinto de aristas, arrecifes y cuevas de caliza y coral. Los japoneses habían construido ingeniosas fortificaciones, con tuneles que las entrelazaban e intercomunicaban, fortines de hormigón, nidos de ametralladora y refugios profundos. No se hacían ilusiones: tenían que defender esta isla plagada por la malaria o perder la guerra. Okinawa era tan importante que estaban dispuestos a arriesgarlo todo por conservarla. En sus fortificaciones se deplegaron dos divisiones mandadas por el teniente general Mitsura Ushijima, una fuerza naval al mando del contraalmirante Minoru Ota y unos 7.000 aviadores comandados por el capitán Tanamachi (eran tripulaciones de tierra sin ningun avion para mantener). Setenta mil hombres en total esperaban para rechazar a los americanos.
La experiencia anterior había demostrado que los defensores resistirían fieramente, por lo que los estadounidenses planearon la invasion con cuidado. Habían reunido la mayor flota de desembarco que operó jamas en el Pacifico (unos 1300 buques de guerra de todas clases y tamaños) con 100.000 soldados y marines a bordo. Esta era la flota que el Alto Mando japones decidió diezmar.
Estaba previsto que se organizarían ataques aereos kamikazes y operaciones kaiten contra las fuerzas invasoras. Pero cuando llegó a Tokio la noticia de que los norteamericanos habían establecido una cabeza de playa en Okinawa, el almirante Toyoda decidió que se requería un mayor esfuerzo. Como comandante en jefe de la antes orgullosa Flota Combinada, decidió que los barcos que le quedaban debían contribuir al proximo
Gotterdammerung.
Tras la batalla del Golfo de Leyte, que fue el principio del cuerpo kamikaze, la Marina Imperial había dejado de existir como fuerza practica de combate. La mayoría de los cruceros se habían perdido, y los acorazados
Yamato, Nagato y
Haruna, que consiguieron regresar a duras penas a casa, estaban embotellados en el mar Interior. La escasez de combustible impedía su utilizacion para las operaciones. Sin embargo, durante el mes de marzo se realizó un intento de resucitar a la 2da Flota, adjudicando lo que quedaba de las mermadas disponibilidades de combustible al
Yamato, al crucero
Yakagi y a 5 destructores. Esta era la fuerza que Toyoda propuso para un ataque suicida contra la flota invasora norteamericana de Okinawa. Casi no existía coordinacion entre los servicios respecto a como y cuando debían actuar el Ejercito, la Marina y la Fuerza Aerea. Pero por primera vez en la historia se lanzó un ataque suicida general coordinado, con los kamikazes cooperando con los submarinos. Ya se había programado una serie de ataques kaiten y kamikaze para el 6 de abril, con el nombre en clave de ''Kikusui''. Literalmente ''crisantemo flotante'', Kikusui era la crema de la familia Kusukoni. En el siglo XIV, Mazashige Kuzukoni había enviado a un ejercito japones a una muerte segura en una operacion suicida. Pero la operacion ''Kikusui Numero 1'' sería el gran ataque que podía hacer superfluas las demas operaciones.
Los buques de guerra de la reconstituida 2da Flota estaban al mando del vicealmirante Seeichi Ito, que fue segundo jefe de operaciones navales en 1941, y estaba considerado como un jefe extraordinario. Dándose cuenta de que las desesperadas circunstancias requerían una accion desesperada, Ito estaba dispuesto a aceptar ordenes de realizar una operacion suicida sin discusion. Era uno de los pocos jefes de Estado Mayor de la Marina Imperial que lo hicieron. En Tokio, el Alto Estado Mayor Naval estaba en contra del ''kikusui'' de Toyoda, sosteniendo que, aunque Japón se enfrentaba a una derrota total, era inhumano mandar hombres a una operacion de esa magnitud con un exito tan incierto. Desde su punto de vista, la flota nunca llegaría a Okinawa y la perdida de hombres y buques seria un sacrificio inutil. El propio cuartel general de la Flota Combinada de Toyota refutó este argumento. La perdida de Okinawa sería desastrosa, dijeron, y era el deber de la Marina cooperar con el Ejercito. La Flota podía no llegar a Okinawa, pero atraería la atencion de un gran numero de aviones norteamericanos. Seguiría un momento de calma en la lucha en tierra, en el cual un contraataque del ejercito tendría considerables posibilidades de exito.
La orden de Toyoda requería que la 2da Flota fondeara ante los norteamericanos en Okinawa y disparara los cañones de todos lo buques hasta agotarse el ultimo proyectil o ser destruido el ultimo barco. No se esperaba que volviera ninguno y se dijo que los supervivientes podrían unirse a la lucha en tierra y ''buscar la gloria''.
La orden fue recibida a bordo del buque insignia de Ito, el
Yamato, en la tarde del 5 de abril. Ito reunió inmediatamente a sus capitanes y hubo una tormenta de protestas. Casi todos los oficiales con mando se opusieron a la operacion, no porque significara una muerte segura, sino porque consideraban que supondría destruir lo que quedaba de la Marina Imperial con un beneficio muy dudoso. Quedaba fuera de toda duda que los subordinados de Ito estaban dispuestos a dar su vida y las de sus hombres por el emperador. Pero estaban dominados por una filosofía que les habia llegado hacia mucho a traves de su asociacion con la Marina Real Britanica:
''Lucha valientemente, pero no en vano''. La conferencia duró 5 horas, durante las cuales se oyeron algunos comentarios acalorados sobre la capacidad de planificacion del cuartel general de la Flota Combinada, a salvo en su refugio antiaereo. Pero se mantuvo la disciplina. Cuando Ito dijo que la orden debía obedecerse, se acabó la discusion y los reunidos volvieron a sus buques a preparase para la proxima accion.
A bordo, el regreso de los capitanes inició una actividad febril. Se afilaron las bayonetas para la lucha cuerpo a cuerpo que gran parte de la tripulacion esperaba encontrar en tierra. Se tomó combustible sufuciente para una travesía sin retorno y se separaron solo los tripulantes necesarios para tripular los buques que habían sobrado. (Entre los que desembarcaron había un grupo de guardiamarinas recien salidos de la academia naval, que habían llegado unos días antes. Muchos de estos jovenes deseaban tomar parte en la operacion, pero no se les permitió). Finalmente, se celebraron las fiestas de despedida en las que se consumió muchas botellas de sake. Terminaron con la cancion
Doki no Sakura (Flores de cerezo de la misma graduacion), una antigua cancion de la Academia Naval.
Esa noche, la 2da Flota salió del mar Interior y a las 06:00 horas del 6 de abril ya estaba al sudoeste de Kyushu, en direccion a Okinawa. Si todo salía bien, debían llegar a las playas de desembarco americanas a las 08:00. Se esperaba encontrar una formacion antisubmarina en cuanto los buques pasaran el estrecho de Bungo, por lo que durante algunas horas 20 Zeros de la 5ta Flota Aerea les proporcionaron proteccion. Pero al alejarse de tierra, los Zeros regresaron, y los hidroaviones de reconocimiento del
Yamato y el
Yahagi se retiraron para evitar su destruccion en la inminente batalla. No había necesidad de reconocimiento; se sabía muy bien el paradero de los estadounidenses, al igual que ellos sabían que los nipones se estaban acercando. A 5 millas de la Flota de Ito los submarinos norteamericanos USS Threadfin y USS Hacklebach siguieron su rastro y observaron fascinados como el monstruso
Yamato pasaba ante sus periscopios. Al amanecer del día 7 de abril llegaron hidroaviones norteamericanos para cooperar en la observacion.
Las nubes bajas y pesadas proporcionaban una proteccion perfecta a los atacantes cuando a las 12:30 los americanos comenzaron la ofensiva. Poco despues de mediodia, el radar del
Yamato había detectado dos grandes formaciones de aviones convergiendo sobre él. El primer aeroplano apareció de pronto antes de que pudiera transmitirse el mensaje a los demas buques. No servía de nada cambiar el curso, pero la flota alcanzó hasta 27 nudos, se dividió en dos lineas con una distancia de 5.000 metros entre si y abrió fuego. Desde el principio hasta el fin, tenían pocas posibilidades. Aunque los cañones antiaereos del
Yamato crearon una formidable cortina de acero, de poco sirvió. Los aviones fueron derribados, pero llegaban incesantemente nuevas olas atacantes. Era la cuarta vez que los norteamericanos habían atacado al acorazado y estaban decididos a hundirlo esta vez.
La primera bomba cayó sobre el
Yamato a las 12:40, y diez minutos despues fue alcanzado por un torpedo. A continuacion le alcanzaron muchas mas bombas y al menos 15 torpedos. Tres horas de ataque continuado acabaron por condenar al gran acorazado. En total, 300 aviones estadounidenses de base flotante habian hecho impacto en el buque de Ito. A las 15:00 horas, el
Yamato, el
Yahagi y los destructores
Asashimo y Kamakaze habían sido hundidos. Dos destructores, el
Isokaze y el
Kasumi, inmoviles en el agua, fueron hundidos por buques japoneses una vez rescatada su tripulacion. De la Flota solo quedaban ahora 5 destructores, que volvieron a puerto al día siguiente. La inmensa y abortada accion suicida costó al Japón 6 buques y mas de 2500 vidas.
Despues de la batalla, el cuartel general de la Flota Combinada expidió un comunicado que decía:
''Gracias a la valiente y generosa lucha de la 2da Flota, nuestros aviones especiales de ataque lograron grandes resultados''. La verdad es que esta ultima salida desesperada de la Marina Imperial terminó en un miserable fracaso. La Flota Combinada, antes gloriosa, que se había enorgullecido de dominar las aguas de todo el Pacifico occidental, había sido expulsada ingominiosamente de las aguas que rodean a Japón.
La fase principal de la operacion ''Kikusui Numero 1'' no había logrado nada. Pero las operaciones subsidiarias que se prolongaron durante los meses de abril, mayo y junio se apuntaron algunos exitos menores. Los aviones de Onishi salieron de Kyushu, y 1.465 aparatos kamikaze participaron en los ataques diurnos y nocturnos contra objetivos de Okinawa. Fueron precisamente los mas eficaces de toda la historia de los kamikazes. Segun el informe oficial del comandante en jefe de la Flota norteamericana en el Pacifico, 26 buques fueron hundidos y 164 averiados por los ataques suicidas de entre el 6 de abril y el 22 de junio. En la cifra se incluían las victimas de esfuerzos suicidas esporadicos y a pequeña escala que ocuparon a otros 200 aviones japoneses del Ejercito y la Marina.
Durante el mes de abril los Okhas se apuntaron su primer tanto. Tras el ignominioso final de la salida del 21 de marzo, hubo algunas vacilaciones antes de seleccionar el momento oportuno y las condiciones apropiadas parq utilizar de nuevo este arma. Pero la oportunidad se presentó el 12 de abril, cuando se ordenó su salida como parte de la operacion ''Kikusui Numero 2''. Ocho Okhas participaron en el ataque de ese día, junto con 80 aviones kamikazes y mas de 100 cazasd escolta. Se dirigieron a Okinawa por diversos caminos para converger en la isla dese distintas direcciones. Los bombarderos que los llevaban tambien volaban bajo, a fin de sacar partido de los altos arrecifes que rodeaban los fondeaderos americanos de la isla.
De los 8 aviones portadores de Okhas, 6 fueron derribados tras soltar su carga y solo uno volvió a la base para relatar la dramatica historia de como el piloto de un Okha, el teniente Saburo Dolli, había realizado su mision. Dolli, de 22 años, era al parecer un individuo plácido y algo taciturno. Durante el vuelo a Okinawa durmió sobre un monton de sacos en la parte posterior de un bombardero Betty. Despertado al acercarse a la zona del objetivo, estrechó la mano de la tripulacion antes de subir a travez del compartimiento de bombas a su diminuto aparato con motor de cohetes. Seleccionó un acorazado como su objetivo y fue soltado a 20.000 metros del mismo a una altitud de 2.000 metros. Dolli fue visto por ultima vez por su tripulacion al volver hacia el oeste por razones de seguridad, cayendo verticalmente hacia los buques norteamericanos que rodeaban al acorazado. Mas tarde, dijeron, pudo verse una columna de humo negro que irrumpía desde el area de localizacion del objetivo. Nunca se sabrá si Dolli se estrelló contra un buque estadounidense o si los desperfectos deben atribuirse a otros pilotos Okha. Pero ese día el destructor USS Manert L. Abele fue hundido, y el destructor USS Stanley averiado por ''bombas Baka'', como llamaban los americanos a los Okha.
Esta operacion demostró a los japoneses el valor de los Okha, y a prtir de entonces se usaron bombas pilotadas con regularidad. En total se enviaron 74 misiones Okha antes del final de la guerra. Cincuenta y seis fueron soltados desde sus aviones portadores o disparados hacia abajo cuando todavía permanecian unidos. Aunque se informó que muchos vuelos Okha tuvieron exito, la confirmacion es dudosa. Despues de la guerra los norteamericanos estimaron que solo cuatro habían alcanzado un objetivo y aseguraron que el arma era un fiasco.
''Fallaba —escribió el almirante J. J. Clark—
porque era una mision de un solo disparo y los pilotos nunca pudieron practicar''. Y, sin embargo, aunque el Okha no causara muchos daños materiales, no cabe duda de que la aparicion de las bombas suicidas pilotadas producían un gran efecto en la moral de los marineros estadounidenses.
Naturalmente, los ataques con bombas Okha eran complementarios de lo que podría denominarse vuelos kamikazes mas ''convencionales''. Estos siguieron continuamente y, aunque los pilotos suicidas no consiguieron hundir ningun acorazado durante los 82 días y noches de sus ataques, poco les falto para aliminar al portaaviones gigante USS Enterprise. Llamado tambien ''El gran E'', ''El afortunado E'', ''La vieja dama'' y ''El fantasma galopante de la costa de Oahu'', el
Enterprise había participado en todas las batallas navales norteamericanass importantes desde el principio de la guerra, destruyendo mas de 70 buques de guerra enemigos y derribando casi mil aviones. Se había anunciado su hundimiento seis veces.
El 14 de mayo de 1945 despegaron aviones del
Enterprise en una mision que se proponía atacar los campos de aviacion del sur de Japón. A la mañana siguiente, 25 kamikazes salieron por el sudoeste y se dirigieron al portaaviones. Uno tras otro fueron derribados o fallaron el objetiivo y se estrellaron contra el mar. No obstante, un kamikaze Zero consiguió pasar y estrelló su aparato contra el centro del portaaviones. Tras arrastrarse por tres cubiertas y matar a 14 marineros, la bomba del Zero explotó y la tripulacion de control de daños del buque consiguió salvar al
Enterprise trabajando rapido y con grandes esfuerzos.
Las operaciones kaiten no tuvieron mas exito que la flamante autodestruccion de la 2da Flota. Tras la mal concebida operacion ''Tatara'', el I-58 recibió ordenes de apoyar a la accion de la 2da Flota con ataques kaiten contra los buques americanos alejados por el
Yamato. Localizado por un avion norteamericano, nunca llegó a acercarse a ningun acorazado enemigo. Perseguido sía y noche por destructores y aviones, su capitan terminó cancelando las operaciones , el capitan del sumergible japones canceló las operaciones y volvió a puerto con sus kaiten intactos.
El I-58 tuvo suerte de volver a Japón. Otros 8 submarinos nipones fueron hundidos durante el mes de abril y, con los portadores de kaiten de la 6ta Flota reducidos a 4, se entabló una acalorada discusion sobre como debían emplearse los ''Agitadores de los cielos'' en operaciones futuras. El Alto Estado Mayor Naval de Tokio y el cuartel general de la Flota Combinada creían que el mejor modo era hacerlo contra las flotas y bases navales estadounidenses. Pero el comandante Tennosuke Torisu, el experto en torpedos del estado mayor del cuartel general de la 6ta Flota, argumentó firmemente en contra. Aseguró que los kaiten debían enviarse a una buena distancia de las costas para interrumpir las lineas de comunicacion americanas. Finalmente, Tokio accedió a permitir que 2 submarinos atacaran las lineas de suministros. Se evaluaría su eficacia y se tomaría una decision definitiva sobre como debían operar los kaiten en el futuro.
Se eligió al I-47 y al I-36 para el experimento y salieron los días 20 y 23 de abril, respectivamente. Cada uno llevaba 6 kaiten. El I-47 se dirigió a una zona a traves de la que tendrían que pasar los buques norteamericanos que se dirigían a Okinawa y Saipan. El I-36 derramó sangre primero. Poco despues del amanecer del 27 de abril, se encontró con un convoy de 30 buques con destino a Okinawa. A 8.000 metros de distancia se dieron ordenes de disparar los 6 kaiten. Cuatro salieron, pero dos se quedaron aprisionados en sus cremalleras. Diez minutos despues, cuatro explosiones sucesivas sacudieron el submarino. Esa noche se radió un informe a Tokio asegurando que habían logrado ''cuatro hundimientos, que se creían transportes o buques de carga''; en esos momentos el exito parecía una ofrenda apropiada para el emperador, cuyo cumpleaños era el 29 de abril. En realidad solo se había hundido un barco, el USS Canada Victory, por lo que debe suponerse que los cuatro pilotos kaiten, el teniente Yagi y los contramaestres Abe, Matsuka y Ebihara, habían apuntado al mismo buque.
Durante la noche del 1 de mayo, el capitan del I-47, el temible Orita, tambien se encontró con un convoy. Como los kaiten iban virtualmente a ciegas en la oscuridad, decidió atacar con torpedos convencionales. Sin embargo, 12 horas despues llegó la oportunidad de utilizar las armas suicidas, y 2 kaiten (el teniente Kakikaze y el contramaestre Yamaguchi) fueron lanzados contra sus objetivos que, segun los informes, eran un transporte escoltado por un destructor. Al oirse las dos explosiones en rápida sucesion, se supuso que ambos objetivos habían sido alcanzados. Pero cuando Orita alzó su periscopio, pudo ver un destructor a unas 4 millas de distancia. Se lanzó otro kaiten y una explosion muy retrasada sugirió al fin que el contramaestre Furukawa habia ido a parar a Yasukuni. Cuatro días despues, 2 de los 3 kaiten restantes, el teniente Maeda y el contramaestre Shinkai, fueron lanzados contra un ''crucero''. La intencion de Orita era disparar los tres, pero cuando se cortó la comunicacion telefonica con el ultimo kaiten, el contramaestre Yokota vivió para contarlo.
''Vivir, a veces, es mucho mas dificil que morir... Hace falta paciencia para esperar a que llegue el mejor momento posible para morir''. Orita empleó estas palabras para consolar a Yokota, cuando protestaba por haber sido privado de la oportunidad de dar su vida.
El I-47 seguía ahora al I-36 de vuelta a Japón. Despues del regreso de los sumergibles, se hizo una conferencia en Tokio, en la cual se llegó a la conclusion de que el exito de las dos ultimas salidas justificaba los puntos de vista del comandante Torisu. Las operaciones submarinas se dejarían ahora totalmente en manos del cuartel general de la 6ta Flota. El almirante Nagai ordenó inmediatamente que todos los submarinos de primera clase disponibles, nueve en total, fueran enviados a operaciones kaiten en el Pacifico Occidental. A mediados de julio, 6 fueron hundidos, pero los japoneses aseguraron que los kaiten hundieron 15 petroleros y transportes, 2 cruceros, 5 destructores, un hidroavion nodriza y 6 navíos no identificados en los ultimos meses de la guerra. Posteriormente los aliados declararon que estas cifras eran falsas. Ochenta pilotos kaiten murieron en accion y, aunque hubiesen hundido 80 buques, es dudoso que pudiera haber cambiado el resultado de la batalla de Okinawa.
Cuando los norteamericanos desembarcaron por primera vez en Okinawa, esperaban una respuesta inmediata y sañuda de la guarnicion. Ante la sorpresa de todos, los defensores ofrecieron escasa resistencia, y las playas de desembarco fueron tomadas encontrando una defensa moderada. Hasta que las tropas americanas empezaron a penetrar hacia el interior no se repitió el proceso de los desembarcos anteriores. Los estadounidenses experimentaron entonces una nueva version del ataque a Iwo Jima. Los defensores lucharon desesperadamente, causando muchas bajas a los invasores. Pero gradualmente fueron rechazados a las colinas del sur de la isla. El día V-E, el 8 de mayo, los japoneses estaban derrotados.
Durante las tres semanas siguientes, el general ushijima se las arregló para realizar un milagro organizando otra linea de defensa. Pero sabía que el fin estaba proximo. Y por entonces las tropas japonesas tambien lo sabían. Bombardeados por millones de octavillas que les garantizaban un trato justo, algunos consideraron la idea de deponer las armas. Pero muchos decidieron lo contrario y se suicidaron.
La fuerza naval del almirante Ota realizó una ultima carga banzai el 13 de junio contra las fuerzas que habían desembarcado en las cercanías de Oroku. No se sabe nada mas de Ota y sus hombres. Su ultimo mensaje fue recibido el 6 de junio:
''Han pasado mas de dos meses desde que nos enfrentamos a los invasores. En completa unidad y armonía con el Ejercito, hemos hecho todo lo posible por aplastar al enemigo...
''... Presento mis mas sinceras disculpas al emperador por mi fracaso al no defender mejor el Imperio, la grave mision que me fue confiada.
''Las tropas bajo mi mando han luchado valientemente, dentro de la mejor tradicion de la Marina japonesa, Los fieros bombardeos pueden deformar las montañas de Okinawa, pero no podrán alterar el leal espiritu de nuestros hombres. Esperamos y rezamos por la perpetuacion del Imperio, y damos alegremente nuestras vidas por ese fin.
''Al ministro de Marina y a todos mis superiores expreso mi mas sincera gratitud por su amabilidad durante muchos años. Al mismo tiempo, les ruego encarecidamente que tengan en consideracion a las familias de mis hombres que han caido en este puesto como soldados del emperador.
''Con mis mandos y tropas doy tres vivas al emperador y rezo por la paz eterna del Imperio.
''Aunque mi cuerpo se pudra en la remota Okinawa, mi espiritu persistirá en la defensa de la patria.
Minoru Ota
Comandante Naval.''
Antes de perecer se sabe que Ota dió una orden que ejemplifica la actitud suicida de su clase. Una enorme cueva tras las lineas japonesas estaba sirviendo de hospital de campaña y alli yacían 300 infantes de marina japoneses de su destacamento gravemente heridos. Temiendo que los norteamericanos barrieran la cueva con sus lanzallamas antes de hacer preguntas, Ota ordenó al medico militar de mayor graduacion que se asegurara de que los pacientes tuvieran una muerte honorable sin mayores sufrimientos. El medico y sus ayudantes caminaron por las largas filas de enfermos e inyectaron metodicamente jeringas hipodermicas en los 300 brazos extendidos.
Nadie parece saber que ocurrió con los 7.000 aviadores de Tanamachi. Al igual que muchas unidades del Ejercito, probablemente siguieron luchando hasta ser aniquilados. Eso al menos fue lo que ocurrio con un destacamento aislado, cuyo comandante envió un ultimo mensaje:
''Mis hombres mantienen la moral alta y luchan valientemente. Rezamos por la victoria final de la patria. Lucharemos hasta el ultimo hombre en defensa de este territorio...''
Dentro de la cueva que protegía su puesto de mando, el general Ushijima se relajó con una botella de whisky mientras esuchaba los informes que llegaban de sus diseminadas unidades. Su ultima linea de defensa se había desintegrado y las tropas japonesas se convirtieron en una horda, escondiendose en agujeros, hambrientos y sin esperanzas. Ushijima era realista y sabía que todo había terminado. Tranquilamente dictó un mensaje de despedida a Tokio:
''Lamentablemente, ya no podemos continuar la lucha. Presento mis mas sinceras disculpas por este fracaso al emperador y al pueblo de mi país. Haremos una ultima carga para matar al mayor numero posible de enemigos. Rezo por las almas de los hombres muertos en combate y por la prosperidad de la familia imperial.
''La muerte no detendrá el deseo de mi espirtu de defender la patria.
''Con la mas profunda gratitud por la amabilidad y cooperacion de mis superiores y colegas en armas, me despido de todos para siempre.''
Una posdata poetica de su carta decía asi:
''La hierba muere en las islas sin esperar el otoño.
Pero volverá a nacer lozana en la primavera de la patria.
Agotadas las armas, nuestra sangre bañará la tierra, pero el espiritu sobrevivirá.
Nuestros espiritus volveran para proteger a la patria.''
Ya solo quedaba el ceremonioso mutis. A primera hora de la mañana del 22 de junio, Ushijima y se jefe de estado mayor, general Isama Cho, se vistieron con sus mejores uniformes y se pudieron las medallas en la tunica. Se había extendido una colcha sobre un estrecho saliente de roca a la entrada de la cueva. Sobre ella había una sabana blanca que simbolizaba la muerte. Los dos generales se arrodillaron. Segun el codigo samurai, el
hara-kiri debe hacerse de cara al palacio imperial de Tokio. Debido a lo estrecho que era el saliente, Ushijima y Cho tuvieron que ponerse de cara a Occidente, hacia el Pacifico. Un militar de Estado Mayor les entregó un cuchillo a cada uno. Entonces vino el
seppuku, o corte transversal en el abdomen. Detras de Ushijima, otro oficial levantó su sable y rapidamente le cortó la cabeza. Cho fue decapitado del mismo modo unos minutos despues.
La batalla de Okinawa había terminado. Pero no las muertes, pues el ejemplo de Ushijima fue seguido por una grotesca serie de suicidios. Los soldados japoneses desnudos salían de sus cuevas, arrojaban piedras contra los norteamericanos y luego corrían a ocultarse tras las rocas para cortarse el cuello. Un incidente particularmente extraño ocurrió cuando una patrulla de marines americanos se encontró de repente en un claro, rodeada por una numerosa fuerza de japoneses acompañados de varias mujeres. Con extraordinaria presencia de animo, el comandante de la patrulla sonrió, sacó sus cigarrillos y se los ofreció a todos. Unos pocos soldados nipones arrojaron sus armas y tomaron los cigarrillos. Sus oficiales rehusaron y les volvieron la espalda. Luego, uno atravesó a su compañera con su sable, se lo entregó junto con su reloj de pulsera a uno de los norteamericanos, retrocedió y se voló la cabeza con una granada. Esto contagió a los demas, que inmediatamente mataron al resto de las mujeres y a continuacion se suicidaron. Durante dos horas la patrulla estadounidense fue obligada a presenciar un suicida baño de sangre.
En la batalla de Okinawa, las bajas niponas ascendieron a mas de 100.000 muertos. De estos, al menos la mitad cayeron en operaciones suicidas. Estrategicamente, los americanos habían logrado una gran victoria, pues ahora estaban a las puertas de Japón. Pero el precio que pagaron tambien fue alto: mas de 12.500 muertos y desaparecidos, el doble de bajas que en Iwo Jima.
Okinawa se convertiría ahora en el trampolin para la invasion de las islas japonesas. Noviembre de 1945 fue la fecha fijada, y se preveía una batalla sangrienta. En ella se esperaba que una gran parte de la poblacion japonesa eligiera la autoinmolacion.
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