Asalto paracaidista en Corregidor

La guerra en el Pacífico

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homer5275
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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Dom Jun 14, 2009 12:31 pm

Hola a todos

Me gustaría traer a este foro el relato que hace Bryan Perret sobre un hecho poco conocido de la Segunda Guerra Mundial. Todo el mundo conoce la Batalla del Golfo de Leyte o la batalla de Manila, la partida y regreso del General MacArthur. Este relato trata de cómo se recupero la isla de Corregidor, en el cual hubo un asalto paracaidista, en el cual nos centraremos.

La isla de Corregidor domina la entrada a la bahía de Manila y, por tanto, su posesión resulta esencial para cualquiera que intente utilizar el puerto de Manila o la cercana base naval de Cavite. Con unas dimensiones de 6 kilómetros de largo por 3 kilómetros en su parte mas ancha, la isla fue ocupada por los estadounidenses en cuanto empezaron a participar en los asuntos internos de las Filipinas después de la guerra de 1898.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Corregidor ya era una instalación exclusivamente militar, con artillería, baterías antiaéreas y fortificaciones defensivas a lo largo de su costa. Algunos pensaban que las defensas eran tan sólidas que la apodaron “La Roca”. El extremo oriental de la isla consistía en un terreno arenoso y boscoso que alcanzaba una altura de 45m sobre el nivel del mar; allí se construyo una pista de aviación conocida como Kindley Field. La colina Malinta se elevaba empinadamente hasta una altura de 100m, penetrada por el complejo del túnel Malinta, que incluía un cuartel general, instalaciones de comunicaciones y logística y un hospital. Debajo de las laderas occidentales de la colina se extendía Bottomside, con pequeños muelles al norte y al sur y los restos del pueblo de San José. Desde Bottomside el terreno asciende progresiva y suavemente a través de Middleside hasta alcanzar la mucho mas pronunciada zona de Topside, descendiendo luego, de forma brusca, hasta el mar por tres lados. Además de hacerlo por Middleside, las únicas vías de aproximación a Topside, son el James Ravine al norte, el barranco de Cheney al oeste o el barranco Ramsey al sureste, todos ellos fáciles de defender. Desde lo alto de Topside es posible dominar toda la isla, así como las aproximaciones a cualquier zona de desembarco.

Imagen
Mapa de la isla de Corregidor

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret
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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Mar Jun 16, 2009 7:59 am

Hola a todos

Seguimos con la historia….

Cuando las fuerzas japonesas invadieron Luzón, en diciembre de 1941, el General MacArthur retiró sus tropas hacia la península de Bataan, donde continuaron ofreciendo una tenaz resistencia. Sin embargo, el daño infligido a la Flota del Pacifico en Pearl Harbor significaba que, por el momento, las tropas estadounidenses no podían esperar ayuda. El 11 de marzo, obedeciendo a regañadientes una orden directa del presidente Roosevelt, MacArthur abandono las Filipinas en dirección a Australia, entregando el mando al Teniente General Jonathan M. Wainwright. Durante la primera semana de abril, los japoneses superaron la última línea de defensa en Bataan y la campaña de Luzón toco a su fin. Solo Corregidor siguió resistiendo.

Los ataques aéreos regulares sobre Corregidor se habían iniciado en diciembre. En marzo fueron acompañados de fuego de artillería. Los artilleros estadounidenses respondieron derribando aviones, destruyendo dos baterías de artillería y un depósito de municiones. Sin embargo mientras los japoneses disponían de globos de observación, los norteamericanos solo podían confiar en la observación directa desde Topside y guiarse por mapas. Una vez terminada la campaña de Bataan, los japoneses centraron toda su artillería en Corregidor. El 29 de abril, aniversario del emperador Hiroito, el bombardeo aéreo y artillero llego a su clímax. El 2 de mayo fue alcanzado un bunker de municiones en Topside, siendo la explosión tan terrible que los japoneses creyeron que toda la isla había volado por los aires. El 5 de mayo era evidente que los japoneses planeaban un desembarco en la diminuta isla, ya que los japoneses centraban el fuego de artillería, en defensas especificas de la playa.

En la superficie, Corregidor presentaba un escenario de devastación, aunque habían sido pocos los defensores que perdieron la vida. En total en la isla había 15.000 personas, ocupando instalaciones previstas para 6.000. Este número incluía al personal naval de la base de Cavite. El principal problema de Wainwright era que aparte de sus artilleros y del 4º Regimiento de Marines, disponía de pocas tropas de combate de primera línea, y desplegarlas donde y cuando se necesitaran era una cuestión muy complicada, ya que la mayor parte de sus comunicaciones habían sido destruidas por el enemigo.

El 5 de mayo, a las 22:30 horas, las lanchas de desembarco que transportaban a la vanguardia de la 4ª División japonesa se acercaron a las playas septentrionales de la isla. Su intención era desembarcar lo más cerca posible del túnel de Malinta, pero las corrientes desviaron las lanchas hacia el este, donde muchas de ellas fueron destruidas por las defensas de la playa. A pesar de este contratiempo, a las 23:30 horas, el 61º Regimiento había asegurado una pequeña cabeza de playa hacia el norte de Kindley Field. Aunque solo disponía de un millar de hombres el Coronel Sato, al mando del 61º Regimiento, los desplegó rápidamente e inicio un rápido avance hacia el túnel Malinta. El Coronel Samuel Howard, al mando del 4º Regimiento de Marines, ordeno un contraataque, pero teniendo que atravesar el atestado túnel, cuando salieron al exterior, los japoneses habían conseguido consolidar su posición. A medida que avanzaba la noche Sato fue recibiendo refuerzos y tres tanques. A las 10:00 horas de la mañana siguiente consiguieron atravesar la línea estadounidense, cerca de la entrada oriental del túnel. Wainwright deseando evitar deseando evitar la orgia de violaciones y masacres que habían seguido a las recientes victorias japonesas, ordeno izar la bandera blanca e inicio las negociaciones de rendición.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Sab Jun 20, 2009 12:01 pm

Hola a todos

Seguimos con la historia….

Lo contado anteriormente dejo un amargo regusto en el estamento militar y en la opinión publica americana de humillación, de modo que, cuando las tropas de MacArthur regresaron a Luzón en enero de 1945, para muchos de ellos la reconquista de Corregidor tenia un significado mucho mas profundo que las consideraciones puramente militares de abrir la bahía de Manila a la flota aliada. La planificación de esa operación, ya había ocupado durante algún tiempo al estado mayor del Sexto Ejercito del General Krueger. Habiendo llegado a la conclusión de que el coste de un desembarco anfibio convencional seria prohibitivo, optaron por un asalto aerotransportado, que contaría con el refuerzo de tropas embarcadas. Para llegar a esta conclusión, los estrategas habían evaluado los riesgos sobre la base de que la guarnición japonesa de la Roca no superaba los 850 efectivos; en realidad la cifra correcta superaba los 5.000 bajo el mando del Capitán del la Armada Imperial Akira Itagaki. Curiosamente Itagaki había sido advertido por Tokio de que se preparase para un asalto aerotransportado, aunque en 1942 los propios japoneses habían considerado que esa idea era demasiado arriesgada. Itagaki considero que la isla era demasiado pequeña y el terreno muy abrupto como para tomar en serio dicha posibilidad, por lo que decidió ignorar tal advertencia y se dedico a fortalecer las defensas costeras.

Las fuerzas destacadas para esta operación estaban integradas por el 503º Regimiento de Infantería Paracaidista, el 3º Batallón del 34º Regimiento de Infantería, el 462º Batallón de Artillería Paracaidista, una compañía perteneciente al Batallón de Ingenieros Paracaidistas y unidades de apoyo. Mandaba esta fuerza el comandante en jefe del 503º Regimiento, el Coronel de 33 años George M. Jones, quien había servido con su regimiento en la campaña de Nueva Guinea.

El día D para el salto sobre Corregidor se fijo para el 16 de febrero. A Jones se le especifico claramente lo que se esperaba de sus hombres. El 6 de febrero, tomo parte en una incursión de bombardeo aéreo, para hacer un reconocimiento personal del terreno. Había escasas señales de actividad enemiga, lo que aparentemente confirmaba los cálculos del Sexto Ejercito con respecto a la fuerza japonesa, pero la única zona de lanzamiento merecedora de ese nombre era Kindley Field, que estaba cubierto por una espesa hierba. Cuando sugirió a Krueger la zona de lanzamiento, el general lo descarto de inmediato porque la pista de aviación podía ser dominada por el fuego de artillería desde el terreno elevado y, por lo tanto, ofrecía escasas ventajas respecto a un desembarco anfibio. En vista de estas consideraciones, la única alternativa era aceptar dos áreas minúsculas en la propia Topside, una zona de revista de tropas de unos 300 metros de largo por 220 de anchura y un pequeño campo de golf inclinado de 320 metros de longitud por 165 metros de ancho. Ambas zonas estaban ya marcadas por abundantes cráteres de bombas y aparecían rodeadas de matorrales, edificios en ruinas y desechos en general.

Como si las dificultades orograficas no fueran suficientes, también había que tener en cuenta el viento. Se esperaba un viento de la esta a ráfagas continuas con una velocidad de entre veinticinco y los cuarenta kilómetros por hora, con posibilidad de rachas de más intensidad. Cada avión solamente estaría sobre la zona de lanzamiento unos 6 segundos, y como el salto se efectuaría a una altura de 120 metros, se calculo que durante los 25 segundos de descenso cada paracaidista se desviaría aproximadamente unos 100 metros hacia el oeste, de modo que quedaría un margen de seguridad de unos 90 metros. Cualquier error llevaría a los paracaidistas hacia los riscos circundantes.

En consecuencia se decidió que los aviones se acercarían en dos columnas, una por cada zona de salto. Cada avión solo podría lanzar un grupo de seis paracaidistas, por lo que daría la vuelta, se colocaría al final de la cola y haría otra pasada. En total se tardaría una hora en poner en tierra unos 1.000 soldados. Después los aviones regresarían a la base y recogerían a la segunda oleada. Normalmente los encargados de la planificación tenían en cuenta un 20% de bajas en las operaciones aerotransportadas, pero en este caso, el salto más difícil y peligroso de toda la guerra, Jones estimo que el porcentaje podría subir hasta el 50% sin que los japoneses hubiesen disparado un solo tiro. El resultado podía ser o el triunfo o la tragedia, pero si los paracaidistas conseguían dominar Topside, estarían en condiciones de distraer al enemigo del desembarco anfibio, que se realizaría en la playa de Bottomside y tenia la colina Malinta como objetivo prioritario. Una vez establecida la cabeza de playa seria posible aprovisionar al 503º Regimiento por mar y evacuar a los heridos.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Peret

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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Lun Jun 22, 2009 7:09 pm

Hola a todos

Seguimos con la historia….

Corregidor había estado sometida a intensos ataques aéreos desde el 22 de enero y cuando llego el Día D se habían lanzado 3.125 toneladas de bombas sobre la diminuta isla, el bombardeo aéreo mas concentrado de cualquier punto de invasión en el Pacifico.

El 13 de febrero la isla también fue sometida al intenso fuego de cinco cruceros ligeros y nueve destructores, incrementado dos días mas tarde por otros tres cruceros y cinco destructores más. En respuesta los artilleros japoneses hundieron un dragaminas y dañaron dos destructores antes de ser silenciados.

Al amanecer del 16 de febrero, veinticuatro B-24 Liberator bombardearon los emplazamientos artilleros conocidos, mientras que once B-25 Mitchell se concentraban en la destrucción de las baterías antiaéreas, y treinta y dos A-20 Boston ametrallaban y bombardeaban el interior de la isla.

Simultáneamente los cruceros y los destructores bombardeaban intensamente las defensas costeras meridionales de Bottomside y la cercana isla Caballo, que también recibió su ración de ataques aéreos.

Lanchas rápidas torpederas castigaban las baterías costeras con sus armas automáticas pesadas y luego regresaban a sus posiciones, preparadas para rescatar a los desafortunados paracaidistas que cayeran al mar.

Se había hecho todo lo humanamente posible para asegurar el aterrizaje, y mientras las largas columnas de C-47 aparecían en el horizonte, transportando a la primera oleada de paracaidistas del 503º Regimiento, otros setenta A-20 se lanzaban en un furioso ataque contra la mitad oriental de Corregidor.

El 503º Regimiento de Infantería Paracaidista volaba desde la isla de Mindoro, situada al sus. La reunión celebrada la noche anterior, en la que se dieron las instrucciones finales, no dejo ninguna duda a los hombres respecto de los peligros que les esperaban. La primera oleada, compuesta por el reforzado 3º Batallón del Teniente Coronel John L. Erickson, mostraba su animo tranquilo mientras disfrutaba de su desayuno antes de embarcar, renuentes a responder a las habituales referencias humorísticas a la ultima cena; sin lugar a dudas, mas de uno de aquellos hombres tuvo la inquietante premonición de que jamás regresarían de Corregidor.

Fuentes: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Jue Jun 25, 2009 5:39 pm

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Al acercarse a la isla, los pilotos de los primeros aviones ajustaron su rumbo para pasar directamente sobre las diminutas zonas de lanzamiento y luego el primer grupo de seis paracaidistas se lanzo al vacío. A las 08:33 horas, justo tres minutos después de lo previsto por quienes habían planificado la operación, sus botas tocaban la grava y eran arrastrados unos metros por los paracaídas hasta que se los quitaron, empuñaron sus armas y se dirigieron rápidamente a sus puntos de reunión.

Detrás de los primeros seis llegaron más y más paracaidistas, a medida que los aviones lanzaban su carga y regresaban para repetir el proceso. La sorpresa fue casi total y los pocos japoneses que abrieron fuego con fusiles o ametralladoras ligeras fueron eliminados rápidamente. Sin embargo, las bajas causadas durante los saltos ascendieron al 25%, en parte debido a que el viento soplaba desde el norte en lugar de hacerlo desde el este, y en parte porque los primeros lanzamientos se efectuaron desde una altura de 165-180 metros en lugar de los previstos 120. La mayoría de los hombres no lograron alcanzar las zonas de descenso y fueron arrastrados hacia áreas de edificios en ruinas y árboles destrozados por los bombardeos; algunos fueron arrastrados mas allá del borde del altiplano y otros fueron a parar a la playa que se extendía debajo.

A pesar de todo, la suerte estaba del lado de los estadounidenses. Una treintena de hombres que fueron arrastrados hacia los acantilados próximos a Breakwater Point se encontraron bajo el fuego de un puesto de observación tan pronto como pisaron tierra. Respondieron de inmediato con la agresividad inculcada por su entrenamiento y destruyeron el puesto. Entre los muertos durante la escaramuza se encontraba el Capitán Itagki, el comandante de la guarnición. Este hecho dejo a los japoneses sin su jefe, aunque la medida en la que Itagaki podría haber dirigido la siguiente batalla resulta cuestionable, ya que las comunicaciones de su puesto de mando en Topside con el resto de la isla eran extremadamente precarias.

Hacia las 09:45 horas el primer trasporte se había completado y los hombres de Erickson habían establecido un férreo control sobre las zonas de descenso. Las lanchas de desembarco de la fuerza de asalto anfibia, consistente en el 3º Batallón del 34º Regimiento de Infantería y las armas de apoyo, al mando del Teniente Coronel Edward M. Postlethwait, habían dejado el puerto de Meriveles, en el extremo meridional de Bataan.

Dos horas más tarde, los paracaidistas encargados de ocupar el sector suroriental del perímetro de Topside, dispusieron de una vista privilegiada cuando se aproximaron a las playas meridionales de Bottomside las lanchas de desembarco. Los japoneses sorprendidos por el lanzamiento de los paracaidistas y careciendo de ordenes precisas, se encontraron de pronto enfrentados a una seria amenaza por mar, y agobiados por la indecisión, no reaccionaron adecuadamente ante ninguna de ambas circunstancias. Aunque resulte increíble, las primeras cuatro oleadas tocaron tierra sin oposición. La quinta oleada atrajo el fuego de ametralladoras desde el barranco Ramsay, pero hacia las 11:00 horas la cima de la colina Malinta había sido asegurada al precio de dos muertos y seis heridos. De esta manera, las defensas japonesas de Corregidor habían sido cortadas por la mitad.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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Re: Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Mar Jun 30, 2009 8:24 am

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En Topside, Jones que había saltado con su grupo de mando en la primera oleada, fue abordado por varios oficiales que pensaban que las condiciones eran demasiado peligrosas para nuevos saltos. Sin embargo, el segundo contingente, compuesto por el 2º Batallón del 503º Regimiento de Infantería Paracaidista del Mayor Lawrence B. Caskey, ya estaba en camino.

Esta vez el salto, que se inicio a las 12:40, se realizo desde la altura correcta con el viento previsto y la mayoría de los hombres tocaron tierra sin problemas en las zonas de descenso. La proporción de bajas descendió al 14% dentro de los límites aceptables. Una veintena de hombres había muerto a causa del fuego terrestre o debido a impactos contra los edificios, 50 fueron heridos por el fuego enemigo y otros 210 resultaron heridos al aterrizar. A pesar de las bajas Jones decidió cancelar el tercer transporte que correspondía al 1º Batallón. En cambio el batallón fue transportado a la isla en lanchas de desembarco a la tarde siguiente.

Hasta el momento Jones tenía motivos para sentirse satisfecho. La osadía del plan y su ejecución habían asegurado las zonas de descenso en Topside, la colina Malinta y la cabeza de playa de Bottomside. La siguiente fase incluiría al 3º Batallón del 34º Regimiento de Infantería, que se encargaría de contener al enemigo al este de la colina Malinta, mientras que el 503º limpiaba Topside y Middleside; por ultimo quedaba la conquista de la cola de la isla. Conseguir este objetivo supuso diez días de sangrientos combates. El quid del problema era que, mientras los estadounidenses controlaban la superficie de la isla, los japoneses estaban en la red de túneles y cuevas que había debajo de la misma. Asimismo, mientras los japoneses creían que la peor desgracia era ser capturados por el enemigo, luchaban invariablemente hasta la muerte. Hasta que los combates duraron ya varios días, no fue evidente que la guarnición japonesa superaba en número a los atacantes estadounidenses.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Dom Jul 05, 2009 11:48 am

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El 17 de febrero, el 503º Regimiento de Infantería Paracaidista inicio una lenta y metódica limpieza de los puntos de resistencia, búnkeres y cuevas ocupados por el enemigo en Topside, mientras el 3º Batallón del 34º Regimiento de Infantería hacia lo propio en la colina Malinta. Según fuese su emplazamiento, el objetivo era bombardeado con fuego naval o desde el aire, en este último caso empleando napalm y la infantería atacaba tan pronto como había cesado el fuego de cobertura. Si con esto no se conseguía desalojar a los ocupantes, entraban en acción los obuses de 75mm del 462º Batallón de Artillería de Campaña Paracaidista, mientras los equipos de lanzallamas escoltados por la infantería, avanzaban sobre el objetivo. Si aun así la cueva o el pasadizo eran lo bastante grande como para que sus ocupantes se pusieran a salvo y escapar e la incineración negándose a rendirse, les tocaba el turno a los ingenieros que empleaban cargas de demolición para sellar la entrada.

En ocasiones los japoneses se encerraban en el interior de las instalaciones mas profundas cerrando herméticamente las puertas de acero a prueba de explosivos. En esas circunstancias, la única forma para eliminarlos era arrojar artefactos explosivos por los conductos de ventilación. Uno de esos artefactos, ideado por el teniente William Blake, el oficial de demolición del 503º Regimiento, consistía en ocho granadas de fósforo blanco y cuatro cartuchos de dinamita atados con cinta adhesiva a un bidón de napalm, detonado mediante una mecha de 15 minutos. Blake se dio cuenta que si simplemente lo dejaba caer, el enemigo tendría tiempo para desarmarlo, con lo que resolvió el problema colocando una pequeña carga, que explosionaría tres segundos antes, dejando caer la carga principal.

Mediante estos métodos más de 1000 defensores fueron eliminados entre el 17 y 18 de febrero, mientras que la Fuerza Roca tuvo 30 muertos y 110 heridos. Los japoneses, mostrando claramente que Itagaki había muerto, montaron contraataques desorganizados desde Topside. Aproximadamente a las 02:00 horas del 19 de febrero volaron un depósito de municiones al norte de Breakwater Point, matando o hiriendo a un grupo indeterminado de paracaidistas que estaban en el edificio situado encima del depósito. La explosión tenía el propósito de servir al mismo tiempo como distracción y como señal para la fuerza encargada del contraataque, compuesta por alrededor de 400 hombres, saliera de los túneles en el barranco de Cheney y Wheeler Point y asaltara la cumbre de Topside.

Durante toda la noche, los paracaidistas intentaron rechazar las oleadas de vociferantes atacantes. La Compañía “D” fue superada pero consiguió sobrevivir a la feroz lucha cuerpo a cuerpo que se cobro la vida de 30 de sus miembros, incluyendo al comandante de la compañía. La Compañía “F” pudo mantener su posición, pero aun así alrededor de 100 japoneses consiguieron llegar a la zona de los barracones en Topside. Esto hizo que el Coronel Jones y su ayudante, tuvieran que utilizar sus armas cortas para abatir a los atacantes que llegaban a la zona del puesto de mando.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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Mensaje por homer5275 » Mié Jul 08, 2009 5:41 pm

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El amanecer encontró a la mayoría de los japoneses de Topside concentrados un una construcción de hormigón, que se alzaba a unos 150 metros al norte de los barracones, resistiendo ferozmente todos los intentos por desalojarles. El Capitán Henry Gibson, al mando de la batería B del 462º Regimiento, traslado dos de sus obuses hasta una loma y comenzó a bombardear el edificio con bombas incendiarias. Cuando el enemigo dejo de disparar, la infantería avanzo sobre las ruinas humeantes y descubrió que sus 85 ocupantes habían muerto.

Sin embargo, la participación de Gibson en la lucha no había acabado. Una ametralladora oculta comenzó a disparar sobre la zona de revista de tropas mientras los soldados estadounidenses trataban de reunir los suministros que habían sido lanzados sobre la zona de descenso. Finalmente, la ametralladora japonesa pudo ser localizada, pero como ninguno de los obuses de 75mm de Gibson podía alcanzar su posición, ordeno que desmontaran uno y se traslado al porche de lo que había sido el viejo cuartel de oficiales. Un paracaídas que colgaba del techo le bloqueaba la línea de visión y los japoneses, advertidos de lo que estaba ocurriendo, comenzaron a disparar contra el edificio. A pesar de ello el Soldado de Primera Clase John P. Prettyman salto por encima de la balaustrada, se hizo con el paracaídas y tiro de el con todas sus fuerzas, consiguiendo hacerlo caer, pero resulto mortalmente herido por el fuego enemigo. El obús pudo abrir fuego contra la ametralladora y la destruyo.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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Mensaje por homer5275 » Dom Jul 12, 2009 10:38 am

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Cuando acabo la limpieza, las perdidas estadounidenses fueron evaluadas en 33 murtos y 76 heridos. La Fuerza Roca volvió a la dura tarea de acabar con la resistencia en Topside, Middlesside y la colina Malinta, donde los japoneses tenían la molesta costumbre de reaparecer por la noche para volver a ocupar las posiciones que habían sido conquistadas durante el día. Esta actividad era tolerada, ya que los americanos se habían dado cuenta que de esta manera, podrían eliminar a los nipones más fácilmente.

Había otro motivo de ansiedad para Jones. Este había encontrado documentos japoneses que revelaban que, en vísperas del asalto, los depósitos y túneles subterráneos distribuidos por toda la isla, contenían 35.000 proyectiles de artillería, 80.000 de mortero y 93.000 granadas, dos millones de proyectiles para armas cortas y cientos de toneladas de dinamita. Como en Corregidor, aun quedaba gran parte de este arsenal, que podría convertir la isla en una bomba gigantesca, Jones decidió reservar esta información para su estado mayor. La tropas no obstante, ya se habían hecho una idea propia tras varios días de combate, de que si los japoneses decidían volarse junto con la isla, llevándose con ellos a la mayor parte de los americanos desembarcados, tenían el poder de hacerlo en el momento que quisieran.

A las 21:30 horas del 23 de febrero, ese pensamiento se hizo realidad. Una tremenda explosión tuvo lugar debajo de la colina Malinta, provocando la erupción de intensas llamaradas a través de las bocas de los túneles. Rocas y desechos volaron por todas partes, se abrieron fisuras en la superficie, los hombres cayeron al suelo y seis de ellos quedaron enterrados vivos a causa de un deslizamiento de tierras en las laderas meridionales de la colina.

Poco después de la explosión, el 3º Batallón del 34º Regimiento de Infantería lanzo un débil contraataque desde el este y se vio a centenares de japoneses que huían hacia la cola de la isla. Durante el resto de la noche, nuevas explosiones se sucedían en el interior de la colina, aunque ninguna de ellas tan potente como la primera. Mas tarde uno de los prisioneros explico la secuencia de los acontecimientos. La intención había sido que, bajo la cobertura de una explosión controlada destinada a distraer a los estadounidenses, la fuerza de contraataque saliese de los túneles y asaltara la colina Malinta, mientras el resto de los ocupantes se dirigía hacia el este y preparaba la resistencia final. La explosión no pudo ser controlada de la manera apropiada y había matado a muchos de los 2.000 hombres que se encontraban en los túneles. Las siguientes explosiones correspondían a los suicidios de los que habían quedado atrapados bajo tierra.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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Mensaje por homer5275 » Jue Jul 16, 2009 8:32 am

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Ahora, Jones sentía que Topside, Middleside y la colina Malinta estaban lo bastante seguros como para que pasaran por allí dos batallones del 503º Regimiento de Infantería Paracaidista, y avanzaran hacia la cola de la isla.

El 1º Batallón de Woods cruzo su línea de salida a las 08:30 horas del 24 de febrero, seguido del 3º Batallón de Erickson. Los paracaidistas avanzaron detrás del fuego de protección que les proporcionaban los obuses del 462º Regimiento, disparando en batería desde la zona de revista de tropas de Topside, mientras a ambos flancos, destructores y lanchas torpederas martilleaban las entradas de las cuevas y las probables áreas defendidas por los japoneses. En el cielo sobrevolaba una escuadrilla de Thunderbolt, preparados para lanzarse sobre cualquier japonés que alzara la cabeza. En Engineer se encontraron pocos focos de resistencia y también en Infantry Point, pero cuando Woods detuvo el avance al anochecer, se encontraba a solamente un par de kilómetros de la cola de la isla.

Aproximadamente a las 21:00 horas convoco a todos los jefes de compañía para darles las instrucciones del avance del día siguiente. Antes de que pudiesen llegar, los morteros nipones abrieron fuego, matando a Woods con un impacto directo sobre el cráter que le servia de puesto de mando. El Mayor John Davis, su segundo en el mando, asumió el mando del batallón. A su lado estaba el Sargento Mayor Andy Amaty, el suboficial superior de comunicaciones del batallón.

Sabiendo que el fuego de mortero era seguido generalmente de un ataque japonés, Amaty tomo la iniciativa y solicito a uno de los destructores de apoyo que lanzara proyectiles de iluminación. Después de una andanada el destructor paro. Amaty pregunto por que lo habían hecho y le respondieron que el capitán quería conservar sus bengalas para la noche siguiente. Furioso, Amaty le dijo: “¡Tal vez no estemos aquí mañana por la noche!”. El capitán del destructor reacio a tener un enfrentamiento con el que parecía un oficial superior, ordeno que continuase el fuego de bengalas.

A la luz de las bengalas, Davis descubrió a alrededor de 600 japoneses que se congregaban en un lugar conocido como la colina Water Tank y ordeno que los obuses del 462º Regimiento abriesen fuego. Los obuses empezaron a caer sobre las atestadas filas japonesas, que también recibieron el fuego del 1º Batallón. A pesar de ello, la mitad de la fuerza enemiga lanzo una carga suicida colina abajo. Tras hora y media de sangrientos combates, incapaces de romper las líneas estadounidenses, los supervivientes nipones desaparecieron.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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Mensaje por homer5275 » Dom Jul 19, 2009 4:45 pm

Hola a todos

El final de la historia

Al día siguiente, el 1º Batallón del 503º Regimiento Paracaidista tomo la colina Water Tank y al atardecer, después de haber rechazado los contraataques locales, había alcanzado un línea aproximada entre Monkey Point y Cavalry Point, ocupando una zona de colinas bajas que dominaban Kindley Field. Durante la tarde, y a lo largo del día siguiente, algunos de los defensores intentaron escapar a nado en dirección a la isla Caballo o a Bataan, pero la mayoría fueron interceptados y muertos si se negaban a rendirse. En la mañana del 26, por lo tanto, había motivos suficientes para pensar que la batalla por Corregidor casi había finalizado.

Solamente faltaba cubrir 800 metros de la cola de la isla y Davis informo de que la resistencia se estaba debilitando. Sin embargo, el enemigo no estaba dispuesto a dejar que la isla cayera en manos estadounidenses sin haber hecho antes un último gesto desafiante y espectacular. Debajo de Monkey Point había un largo túnel en donde se habían almacenado toneladas de explosivos y, a las 11:00 horas, los japoneses las hicieron detonar en una gigantesca explosión, que convirtió en una insignificancia todo lo anterior. Rocas, escombros y trozos de hormigón fueron lanzados a casi 1 kilómetro de distancia; a casi dos mil metros de la costa un destructor fue alcanzado por una enorme piedra voladora. Los hombres que estaban cerca de la explosión fueron literalmente volados en pedazos y sus restos, esparcidos por el terreno; en otros lugares se hallaron muertos sin ninguna herida, alcanzados por la onda expansiva; algunos desaparecieron debajo de toneladas de tierra y rocas.

Este hubiese sido el momento para que los japoneses contraatacaran, si hubieran quedado suficientes de ellos como para hacerlo; afortunadamente no era así. Mientras los aturdidos supervivientes del batallón hacían lo que podían por sus compañeros heridos, el Sargento Mayor Amaty comunico a Jones la magnitud del desastre. Este último ordeno al 3ª Batallón del 503º Regimiento de Erickson que avanzara y limpiase de enemigos el tramo que faltaba de la cola de la isla.

Monkey Point presentaba una terrible escena de muerte y desolación. En lugar del montecillo que había marcado el emplazamiento del túnel había ahora un enorme cráter excavado en la roca, de 45 metros de largo, 20 metros de ancho y 10 de profundidad. En los alrededores del epicentro de la explosión, los hombres trabajaban duramente para liberar las escotillas de un Sherman que había sido lanzado a mas de 30 metros; solo uno de sus ocupantes logro salir con vida.

Cuando los camilleros dejaron de ir y venir con sus cargas destrozadas, se supo que el batallón de Davis había sufrido 196 bajas, incluyendo 52 muertos. Alrededor de 200 japoneses habían perecido. Para el Capitán William McLain, el cirujano del batallón, la reacción no se hizo esperar: “Tan pronto como acabe de tratar a los heridos, me senté en una piedra y me eche a llorar. No podía dejar de hacerlo y tampoco quería. Había visto más de lo que un hombre podría soportar y aun así mantener la normalidad. Cuando tenia casos de los que ocuparme, eso me ayudaba a seguir; pero después de aquello era simplemente demasiado.”

Entre tanto, el 3º Batallón se había abierto camino a través de Kindley Field y, hacia las 16:00 horas, había llegado a East Point en el extremo de la cola de la isla. Aun quedaban algunos japoneses ocultos en cuevas y otros escondites, pero la batalla por Corregidor había terminado.

Con la excepción de una veintena de prisioneros, todos los japoneses de la guarnición habían sido eliminados. El coste para el 503º Regimiento Paracaidista y sus unidades de apoyo fue de 165 muertos, 285 heridos y 330 con lesiones diversas, incluyendo entre ellos a los heridos durante el descenso en paracaídas; el 3º Batallón del 34º Regimiento de Infantería tenia 38 muertos, 150 heridos, 10 lesionados y 5 desaparecidos; el 2º Batallón del 151º Regimiento de Infantería que había relevado al 3/34º el 25 de febrero, había perdido 7 de sus hombres mientras que otros 15 estaban heridos.

El General MacArthur regreso a la isla de Corregidor el 2 de marzo. Al llegar a la zona de revista de tropas en Topside, el Coronel Jones dio un paso el frente desde las filas del 503º Regimiento Paracaidista para saludar y presentar su informe formal “Señor, le entrego la fortaleza de Corregidor”. MacArthur al observar el viejo mástil todavía intacto ordeno que izaran la bandera.

Fuente: Cueste lo que cueste, Bryan Perret

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homer5275
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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Jue Jul 23, 2009 8:22 pm

Hola a todos

Me quede con las ganas de poner mas imagenes. Asi que buscando encontre estas

Imagen
Foto aerea de la isla
Imagen
Insignia del 503º Regmiento Paracaidista
Imagen
Momento del descenso

http://www.elgrancapitan.org/foro/viewt ... =51&t=1566

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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por tigre » Vie Jul 24, 2009 5:04 pm

Hola camarada :-D; me toca.........
Me quede con las ganas de poner mas imagenes
yo también (en crudo, sin editar :lol:)..............

Imagen
Corregidor.

Imagen
Un equipo del 503 Paracaidista listo a saltar..........

Imagen
Tropas del 503 Paracaidista descienden en el histórico Corregidor........

Fuente: 26. US WWII Photo Group - Action in the South Pacific. Historical Media LCC. Sábado, 23 de Mayo de 2009, 20:22:38

Saludos. Raúl M 8).
Irse a pique, antes que arriar el pabellón. Alte G. Brown.

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tigre
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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por tigre » Dom Jul 26, 2009 3:06 pm

Hola a todos :-D; devolviendo favores algunas más.........

Imagen
Los paracaidistas descendieron cerca de los viejos cuarteles.

Imagen
Faro de Corregidor.

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Los cuarteles destruidos.

Imagen
La zona del lanzamiento del 503 de PIR en Corregidor.

Fuente: 26. US WWII Photo Group - Action in the South Pacific. Historical Media LCC. Sábado, 23 de Mayo de 2009, 20:22:38

Saludos. Raúl M 8).
Irse a pique, antes que arriar el pabellón. Alte G. Brown.

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homer5275
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Asalto paracaidista en Corregidor

Mensaje por homer5275 » Mié Jul 29, 2009 8:54 pm

Hola a todos

Gracias Tigre por tus inestimables aportes

3 fotos mas de la zona de lanzamiento

Imagen
Imagen
Imagen
http://www.elgrancapitan.org/foro/viewt ... =51&t=1566

Un saludo

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