LOS NORTEAMERICANOS ENTRAN A LA GUERRA

La guerra en el Pacífico

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Mensaje por Akeno » Dom Oct 15, 2006 8:27 pm

La responsabilidad de que la base fuera sorprendida durmiendo un domingo por la mañana recae únicamente en Kimmel.

Yo no veo por ninguna parte la tan cacareada conspiración por parte del gobierno Roosevelt.

Se enviaron avisos lo suficientemente importantes a Kimmel para que estuviera sobre aviso de que algo gordo iba a ocurrir de manera inminente en el Pacífico. La base de Pearl Harbor, dentro de una guerra global en el Pacífico, siempre era un objetivo militar de gran importancia. Siempre.

A Kimmel no le hacía falta que le informaran que Pearl era un posible objetivo japonés. El lo sabía perfectamente. Y sus superiores en Washington le habían informado en los días previos al ataque. Eso sí, nadie sabía que la fuerza de Nagumo se aproximaba a Pearl. Ese fue el gran fallo de la inteligencia americana. Ese, y el fallo de Kimmel por no ordenar reconocimientos aéreos de larga distancia en esos días de tanta tensión en el Pacífico y Asia.

El General Short también estaba enterado de la alarma en Washington. El había adoptado la única medida posible: proteger a todas las instalaciones de importancia en las Hawaii (puentes, instalaciones eléctricas y militares, etc) contra posibles sabotajes por parte de la población japonesa que habitaba en las islas (un 37% del total).

Yo únicamente veo a Kimmel como responsable del desastre de Pearl Harbor. Como comandante en jefe de la flota del Pacífico de la US Navy, y teniendo su cuartel general en la base avanzada de Pearl Harbor, debería haber estado preparado ante cualquier contingencia terrestre, naval y aérea.

Eso que dijo al finalizar la guerra que, si Washington le hubiera avisado que Pearl Harbor era un claro objetivo japonés hubiera tomado otras disposiciones defensivas, me suena a excusa barata. Si lo que afirmó Kimmel es cierto, por mi parte, no lo considero el oficial idóneo para mandar la Pacific Fleet a finales de 1941.

Saludos

P.D. Stalin también tenía numerosos indicios e informaciones avisándole del inminente inicio de la operación Barbarossa por parte de la Wehrmacht y el 22 de junio le pillaron en bragas. ¿También hubo conspiración?

Hay que ver como es la guerra: Mac Arthur, con máquina descifradora "Púrpura" incluida, y a sabiendas que Pearl Harbor había sido atacada horas antes, también fue cogido desprevenido. ¿También hubo conspiración para destrozar en tierra a los cazas del ejército en Clark Field?

Yo creo que, para resumirlo, como decían los franceses: Ces't le guerre

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Mensaje por minoru genda » Dom Oct 15, 2006 10:05 pm

En su momento Kimmel fue destituido fulminantemente y no hace mucho fue rehabilitado comentándose que no había tenido culpa en el desaguisado; si Kimmel que según tu se equivocó no es culpable ¿a donde nos lleva esto?. Un marinero no es culpable tampoco un soldado y si el máximo responsable de la flota del Pacífico resulta quedar libre de culpa ¿a donde hay que apuntar?
Efectivamente es la guerra, pero una guerra no la hace un soldado.
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Mensaje por Akeno » Dom Oct 15, 2006 10:55 pm

minoru genda escribió:Efectivamente es la guerra, pero una guerra no la hace un soldado.
Pero la derrota en una batalla sí que es responsabilidad del oficial al mando.
minoru genda escribió:si el máximo responsable de la flota del Pacífico resulta quedar libre de culpa ¿a donde hay que apuntar?
Bueno Minoru. Ya sabes que los americanos son muy dados a escenas melodramáticas con estas cosas.

Yo no afirmaría con total rotundidad que Kimmel no tiene su parte de culpa porque el Congreso americano monte una especie de circo para la galería, donde se diga (57 años después de ocurrido el desastre) que ni Kimmel ni Short tenían culpa del desastre de Pearl Harbor.

No es serio, de verdad.

Vamos, el congreso americano me va a decir a mí, que el comandante en jefe de la flota del Pacífico no es responsable que una flota japonesa compuesta por 6 portaaviones, se aproxime a 200 millas de mi base principal sin ser detectada y me ataque con total impunidad.... Ja!!!

Saludos

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Mensaje por minoru genda » Lun Oct 16, 2006 1:59 am

Bien, si alguien es responsable de algo pero le falta, (porque no se la han dado) información y actúa con arreglo a los procedimientos el culpable es quien no le ha proporcionado la información y ahí debe estar la madre del cordero había información importante para que Kimmel hubiera tomado todas las medidas adecuadas y no se sabe porque esa información no fue dada. Precisamente como creo haber dicho más atrás una de mis última dudas al respecto es si no se la dieron por negligencia o porque alguien ordenó que no se la dieran.
Una cámara de representantes no exonera así sin más a alguien, para hacerlo tiene que basarse en pruebas y hechos ¿cuales son las pruebas? ¿cuales son los hechos?
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Mensaje por beltzo » Lun Oct 16, 2006 2:41 am

Hola:

En lo que se refiere a las redes antitorpedo me he limitado a poner lo que se dice en la página que he citado, si se ve las fuentes que cita se lee:
However, in June of 1941, the Chief of Naval Operations directed a communication to the commandants of naval districts as follows: [16]

"1. * * * Commandants were requested to consider the employment of, and to make recommendations concerning, antitorpedo baffles especially for the protection of large and valuable units of the fleet in their respective harbors and especially at the major fleet bases. In paragraph 3 were itemized certain limitations to consider in the use of A/T baffles among which the following was stated:

" "A minimum depth of water of 75 feet may be assumed necessary to successfully drop torpedoes from planes. About two hundred yards of torpedo run is necessary before the exploding device is armed, but this may be altered."
Y si se establece que los norteamericanos no tenían claro que estuviesen a salvo de un ataque con torpedos, en principio la explicación que se da en la página me parece tan buena como cualquier otra. Si desmontais estos argumentos mi desconcierto va en aumento, ¿cómo es posible que manifestando tales dudas las redes estuvieran quitadas?. Y ojo porque para mi el que estuvieran quitadas juega en contra de la teoria de la conspiración porque si bien es cierto que los norteamericanos deseaban que se produjese un ataque, lo lógico es pensar que una vez producido desearan recibir el mínimo de daño posible, quitando las redes conseguían justamente lo contrario.

Quizá toda la explicación esta en la que Murray y Millet dan en su libro "la guerra que había que ganar", que vienen a decir que los norteamericanos no esperaban en ningun caso que los japoneses cometieran el error político de atacar suelo norteamericano.

En lo que concierne al reconocimiento aéreo, que suele citarse como uno de los grandes errores de Kimmel, aquí va lo que escribió el almirante Halsey al respecto en su libro “admiral Halsey`s story” (aclaro que no tengo el libro es un extracto de unos fascículos publicados en ABC hace unos años).

[La más desesperante carencia de la flota estaba en aviones de patrulla y en dotaciones para volarlos. La adecuada defensa de una isla requiere una descubierta en los 360 grados con un fondo de 800 millas mantenida por aviones de patrulla y complementados por una fuerza de exploración compuesta por submarinos y buques de superficie rápidos. Kimmel no tenía ni suficientes aviones ni fuerza de exploración adecuada. No exagero al decir que no tenía suficientes aviones para mantener una cobertura completa en un sector de 60 grados. En cuanto a dotaciones, su carencia inicial se vio incrementada al serle ordenado que transfiriese al continente doce dotaciones adiestradas cada mes.

Esta situación le ofrecía dos alternativas: podía agotar sus aviones y dotaciones disponibles hasta el punto en que quedasen pocos o ninguno operativos, o bien reducir sus exploraciones y conservar unos y otros para el momento del comienzo de la guerra. Kimmel eligió reducir las exploraciones, y aunque éste fue uno de los factores que permitieron el éxito del encubierto ataque japonés, cualquier almirante que se preciase de tal habría hecho la misma elección.]

Saludos
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Mensaje por Akeno » Lun Oct 16, 2006 2:41 am

Pero.... ¿qué información piensas que de habérsela facilitado Washington hubieran cambiado las cosas?

Kimmel no estaba dentro del circuito "Magia", con lo que no se le podía informar detalladamente de las informaciones interceptadas sin poner en peligro el secreto de "Magia". A Kimmel solamente se le podría informar que Pearl Harbor estaba dentro de los probables objetivos japoneses....

Leches!!!, no hay que ser muy listo para saber que en el comienzo de una guerra con el Japón en el Pacífico, Pearl Harbor es un objetivo de primer orden. No creo que haya que decirle a Kimmel que a pocos días del comienzo de una guerra con el Japón, la seguridad de Pearl Harbor y de su flota es de la máxima importancia.

Tengo todos los avisos traducidos que Washington envió a las Hawaii desde Noviembre hasta el día del ataque. Dame una tarde y mañana los posteo y debatimos sobre si los avisos dados eran suficientes o no.

Pero vamos, me quedo con la última frase de un aviso días antes de ser atacado Pearl Harbor: Esto puede considerarse como una alarma de guerra

No sé que pensaría Kimmel de esa frase. Igual pensaba que era un ejercicio.....

Ahora, Minoru, si piensas que los avisos deberían haber sido del tipo....: Flota japonesa compuesta por 6 CV's aproximandose a Oahu por el Norte. Intercepte y destruya... , házmelo saber, porque no habría discusión posible en este aspecto.

Saludos
Última edición por Akeno el Lun Oct 16, 2006 3:50 am, editado 1 vez en total.

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Mensaje por Akeno » Lun Oct 16, 2006 2:57 am

beltzo escribió:Quizá toda la explicación esta en la que Murray y Millet dan en su libro "la guerra que había que ganar", que vienen a decir que los norteamericanos no esperaban en ningun caso que los japoneses cometieran el error político de atacar suelo norteamericano.
Ahí tienes toda la razón del mundo. Los americanos no esperaban un asalto frontal contra suelo estadounidense. Una de las posibilidades que más se barajaban en Washington era la invasión de Thailandia por parte de los japoneses, con el fin de cortar por la fuerza la carretera de Birmania.
beltzo escribió:En lo que concierne al reconocimiento aéreo, que suele citarse como uno de los grandes errores de Kimmel, aquí va lo que escribió el almirante Halsey al respecto en su libro “admiral Halsey`s story” (aclaro que no tengo el libro es un extracto de unos fascículos publicados en ABC hace unos años).
Justo ayer estuve comiendo en casa de mis padres, donde tengo más libros y enciclopedias y estuve ojeando la reseña de Halsey en los tomos que publicó el ABC.

En su artículo "El pueblo americano culpable del desastre de Pearl Harbor" efectivamente da cuenta de la escasez de aviones de recocimiento que tenía Kimmel en Oahu, y que el reconocimiento debería haberse efectuado en un sector de 360º alrededor de Oahu.

Bien, aquí el "listo" de Halsey se pasa tres pueblos.

No me imagino una escasez de aparatos de reconocimiento el mantener en Oahu a 72 PBY Catalina de la marina y a 12 B17 del ejército ociosos (no sé ahora de cuantas tripulaciones para pilotar estos aparatos disponían el ejército y la marina en Oahu). Pero me parecen un número suficiente para hacer un reconocimiento normal en un sector de 180º no de 360º como dice Halsey. Y no olvidemos que todos ellos eran aparatos de "largo alcance". Que aparatos de reconocimiento de corto alcance en Oahu había unos cuantos más.

Además, el reconocimiento podría haber sido más extenso en la zona más probable de aproximación (desde las Marshall), seguido del sector Norte y por último, dejar el sector Oeste como última opción y dedicar menos aparatos a su exploración (debido a la situación geográfica de Midway, era una zona poco probable para ser utilizada por una fuerza enemiga que pretenda pasar indetectada)

Saludos

P.D.: Joer, me he pasado con lo de "listo". Pero en mi defensa aduciré que siempre he considerado a Halsey como un típico vaquero americano, del mismo perfil que Bush, y al que el sobrenombre de "Toro" le venía de perlas. Vamos, que no lo trago. Saludos
Última edición por Akeno el Lun Oct 16, 2006 3:48 am, editado 2 veces en total.

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Mensaje por Akeno » Lun Oct 16, 2006 3:43 am

Releyendo lo de la posible falta de tripulaciones aéreas para efectuar un reconocimiento adecuado, me ha saltado a la cabeza la siguiente pregunta: ¿Kimmel pidió alguna vez en el período comprendido entre septiembre y diciembre de 1941 algún refuerzo adicional a Washington?

Si pidió algo y no se lo concedieron, refuerza la teoría de la conspiración. Pero si viendo la escalada de la tensión en Asia, Kimmel no fue capaz de reaccionar y pedir refuerzos adicionales (por ejemplo de tripulaciones aéreas) pues....

Saludos

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Mensaje por beltzo » Lun Oct 16, 2006 9:04 am

Hola:

En mi mensaje anterior me he cargado por error la primera parte, así que la publico de nuevo.
Bueno Beltzo, yo no haría mucho caso a una información aparecida en un libro, donde no se cita ni el nombre de esa persona, ni el cargo que ocupaba ni la fecha en que se celebró esa supuesta reunión
.

Bien Akeno, es cierto que Dahms, H G es bastante vago al referirse a este tema, he aquí lo que dice:

[Los jefes del Servicio de Información contaban igualmente con un ataque desde el 26 de noviembre. Ese día, en efecto, los seis grandes portaaviones japoneses habían desaparecido. A continuación Washington interceptó el mensaje: «Viento del Este» y observó que la Marina nipona cambiaba súbitamente de clave. Dado que no sucedió nada hasta el 5 ó 6 de diciembre, no resultó difícil deducir que los portaaviones se dirigían hacia las Islas Hawai en donde casi la totalidad de la Flota americana del Pacífico se encontraba concentrada en Pearl Harbur. La situación respondía claramente a las posibilidades discutidas por los especialistas. Era evidente que los japoneses pretendían aplicar el mismo principio que el 9 de febrero de 1904, contando con utilizar el factor sorpresa para obtener un éxito decisivo desde el primer día de la guerra.

Cuando el oficial de información expuso estas perspectivas al almirante Harold H. Stark, jefe del Estado Mayor general de la Marina, fueron rebatidas violentamente.]

Y ahora te explico lo que yo considero perfectamente lógico: Una flota que llevaba tantos día de navegación por fuerza había tenido que haber llegado o sobrepasado las Filipinas (en realidad también Pearl Harbor si la aproximación hubiese sido más directa), pero hay que tener en cuenta que esta flota no había sido divisada en ningún momento en el sur, ni dirigiéndose hacía el sur, esto para un oficial de inteligencia y por un proceso de eliminación constituía un claro indicativo de que la flota podía haber adoptado un rumbo diferente, y si no se dirigía al sur, el objetivo más probable era Pearl Harbor, no creo que tal posibilidad pudiese ser desdeñada.

Saludos
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Mensaje por Akeno » Lun Oct 16, 2006 11:54 pm

beltzo escribió:Y ahora te explico lo que yo considero perfectamente lógico: Una flota que llevaba tantos día de navegación por fuerza había tenido que haber llegado o sobrepasado las Filipinas (en realidad también Pearl Harbor si la aproximación hubiese sido más directa), pero hay que tener en cuenta que esta flota no había sido divisada en ningún momento en el sur, ni dirigiéndose hacía el sur, esto para un oficial de inteligencia y por un proceso de eliminación constituía un claro indicativo de que la flota podía haber adoptado un rumbo diferente, y si no se dirigía al sur, el objetivo más probable era Pearl Harbor, no creo que tal posibilidad pudiese ser desdeñada.
Beltzo, que los servicios de inteligencia norteamericanos no pudieran localizar a los portaaviones de Nagumo, debido a que los japoneses habían cambiado sus llamadas radiofónicas de servicio de sus buques, no quería decir que los buques perdidos se dirigieran hacia Pearl Harbor.

En los 6 meses anteriores al desastre de Pearl, la flota japonesa se había perdido multitud de veces para la inteligencia americana, y eso no quería decir que los buques japoneses estuvieran preparando alguna acción ofensiva contra intereses norteamericanos.

Si eres un analista norteamericano, y pierdes las señales de llamada de los barcos japoneses..... ¿piensas automáticamente que te van a atacar en Pearl Harbor? Yo creo que no.

Y con respecto a lo escrito por el tal Dahms, H G, pues que quieres que te diga.... a toro pasado es muy fácil sacar conclusiones... Yo no le concedo ninguna credibilidad.

Saludos

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Mensaje por Akeno » Mar Oct 17, 2006 12:52 am

Avisos de alarma de Washington a sus fuerzas en el Pacífico



27 noviembre 1941. La inteligencia americana descubre los preparativos para el embarque de parte del 25 ejército de Yamashita en 20 transportes fondeados en el puerto de Samah (isla de Hainan).

El secretario Stimson telefoneó a Roosevelt y le pidió que le autorizase a enviar avisos inequívicos a las zonas de peligro: a los comandantes generales del canal de Panamá, al presidio de San Francisco (sic), al departamento hawaiiano y especialmente al general Mac Arthur. Los mensajes debían explicarles la situación y ordenarles que "estuvieran en guardia ante cualquier ataque"

Roosevelt no sólo autorizó el envío del mensaje, sino que en realidad ordenó a su secretario de Guerra que enviase lo que él denominó "la alerta final".

Stimson invitó al secretario Knox y al almirante Stark, de la Marina, y revisó la situación con ellos. El general Gerow (jefe de planes de guerra del Estado Mayor del Ejército, en sustitución de Marshall, el cual estaba en Carolina del Norte en unas maniobras del ejército en esos momentos) sacó un papel. Era el borrador de un mensaje que el general Marshall había preparado antes de salir de Washington, para dejárselo a su ayudante con la orden que lo enviase, en caso de una ruptura de negociaciones. Era una advertencia, no cabe duda, pero los destinatarios de Hawaii y las Filipinas lo habrían interpretado meramente como una alerta referente a la Condición 1: defensa contra sabotajes y levantamientos en el interior de las islas "sin ninguna amenaza particular del exterior".

El texto, tal como había de ser mandado al general Walter C. Short, en Fort Shafter, empezaba diciendo: "Las negociaciones con los japoneses parecen haber concluido, para todos los efectos prácticos, sólo con las más leves posibilidades de que el gobierno japonés pueda dar marcha atrás y ofrecerse a continuar. La futura acción japonesa, imprevisible, punto final".

En esto intervino Stimson. Cogió el borrador de manos de Gerow, tachó las palabras "punto y final", después de "la futura acción japonesa imprevisible", y añadió de su propio puño y letra las palabras "pero es posible en cualquier momento una acción hostil". Así, la frase entera decía: "La futura acción japonesa, imprevisible, pero es posible en cualquier momento una acción hostil, punto final".

El texto de Stimson dio paso a la alerta número 3, la "alerta general, que requería la ocupación de posiciones de campaña". Fue como un despacho preferente, transmitido en la versión de Stimson, pero a nombre de Marshall, ocho minutos después de las once de la mañana del 27 de noviembre de 1941.

De regreso al departamento de Marina, el secretario Knox y el almirante Stark enviaron una advertencia dodavía más enérgica al almirante Husband E. Kimmel, comandante en jefe de la flota del Pacífico en Pearl Harbor. "Hay que considerar este despacho -decía en parte- como un aviso de guerra. Las negociaciones con Japón para una estabilización de las condiciones en el Pacífico han cesado y se esperar que Japón efectúe algún movimiento agresivo dentro de pocos días... Organice un despliegue defensivo adecuado, preparatorio para llevar a cabo la tarea asignada en la WPL 46X". La WPL era la parte "Orange" de la serie "Planes de guerra Rainbow" y disponía que la flota del Pacífico marchase inmediatamente contra las islas Marshall, en poder de los japoneses, en cuanto estallara la guerra en el Extremo Oriente.

Tras recibir este aviso, Kimmel ordenó alistar a sus dos portaaviones para que se enviaran en un primer momento refuerzos a las islas de Wake y Midway como movimiento preparatorio de Rainbow 5. Por este aviso, los portaaviones de la US Navy se salvaron de verse sorprendidos en puerto en el ataque a Pearl.

1 de diciembre de 1941. La inteligencia americana intercepta varios telegramas de Tokyo a sus embajadas ordenándoles destruir poco a poco el material de claves y los papeles confidenciales.

Ese mismo día, desde el departamento de Marina, se enviarion varios avisos OPNAV al almirante Hart, de la flota asiática, al almirante Kimmel, en Pearl Harbor, y los comandantes de los distritos navales 14 y 16. En ellos se les explicaba que las misiones japonesas de Hong Kong, Singapur, Batavia, Manila, Washington y Londres habían recibido orden de "destruir la mayoría de sus claves y cifras, y de quemar los otros documentos confidenciales y secretos".

6 de diciembre de 1941. Los servicios de inteligencia norteamericanos interceptan el mensaje de 14 partes que tiene que ser entregado por parte del embajador japonés a la 1 en punto hora de Washington.

Mensaje del general Marshall a los mandos del Ejército en el Pacífico: "Los japoneses van a presentar hoy a la una de la tarde, hora oficial del Este, una nota que equivale a un ultimátum. Además, tienen orden de destruir inmeditamante su máquina cifradora No sabemos qué significado exacto pueda tener el fijar una hora, pero estén alerta consiguientemente".

Al finalizar la escritura de la nota, Marshall llamó al Almirante Stark y le explicó lo que había escrito y lo que pensaba hacer, y Stark le respondió que no creía que fuera necesario ningún aviso adicional.

Unos minutos después, Stark llama por teléfono a Marshall y le pide que , de todos modos, añadiera a su mensaje las palabras: "informen a la Armada"

Este es el mensaje que fue entregado con bastante retraso a Short en las Hawaii (después del ataque), debido a que el canal directo de comunicación con Fort Shafter estaba fuera de servicio a causa de las condiciones atmosféricas.



Bueno Minoru. Yo creo que tanto Kimmel como Short tenían la suficiente información para estar prevenidos durante esos días en Pearl Harbor, ¿no crees?

En los mensajes enviados a las Hawaii, aparecen frases que no dejan lugar a dudas, tales como: "La futura acción japonesa, imprevisible, pero es posible en cualquier momento una acción hostil, punto final" "Hay que considerar este despacho como un aviso de guerra" "se esperar que Japón efectúe algún movimiento agresivo dentro de pocos días" "Organice un despliegue defensivo adecuado" "las misiones japonesas han recibido orden de destruir la mayoría de sus claves y cifras, y de quemar los otros documentos confidenciales y secretos" "estén alerta consiguientemente"

Saludos

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Mensaje por Akeno » Mar Oct 17, 2006 1:57 am

beltzo escribió:Bien Akeno, es cierto que Dahms, H G es bastante vago al referirse a este tema, he aquí lo que dice...
Amplío la información de Dahms, H G:

En el gobierno norteamericano había al menos un hombre -la pura verdad es que había únicamente un solo oficial del Ejército- para quien los recientes telegramas del ministro de Asuntos Exteriores japonés, Togo, encerraban la clara intención de iniciar la guerra contra Estados Unidos. Este hombre era el coronel Rufus S. Bratton, jefe de la sección de Extremo Oriente de la Military Intelligence Division y custodio de los "mágicos" en el departamento de Guerra.

"Rufe" (o "Togo") Bratton, natural de Carolina del Sur, con cara malhumorada, era un oficial del Ejército en más de un sentido. En treinta años de servicio había ascendido a la graduación de coronel, no por ningún rasto personal extraordinario, sino por su admirable regularidad.

Era un oficial serio y meticuloso, competente y muy trabajador, inmejorablemente dotado para una tarea burocrática de nivel medio en las oficinas del Estado Mayor, en tiempos de paz.

En 1935, le retiraron de la circulación y le colocaron en la sección de Extremo Oriente de la división de servicios secretos militares. En 1937 era el jefe de la misma, y se ocupaba personalmente de todas las cuestiones relativas al Japón. Llevaba el orden de batalla del ejército japonés, poní al día los datos biográficos de sus oficiales de mayor jerarquía y hacía cuanto le era posible para estar al corriente de todas las novedades relativas a doctrinas, tácticas y armas del ejército nipón.

Este hombre discreto, que adoraba el encierro de su puesto, se vio lanzado ahora a cierta innominada posición relevante. Se había convertido en el fundador de la reducida hermandad secreta de expertos en informaciones y comunicaciones que elaboraban los "mágicos" al servicio de los dirigentes de la política y sus ayudantes.

El 26 de noviembre -un miércoles apagado, bajo un cielo cubierto de nubes- cuando llegó a su oficina del edificio de Municiones, Bratton estaba mucho más nervioso que de costumbre. Tenía el deber de estar al corriente de lo que pasaba y, según lo expresó el mismo, ahora veía el panorama claramente. "Era un panorama -dijo más tarde- que se había ido insinuando durante un período de semanas, si no de meses..." el cuadro de unos "frenéticos preparativos nipones para librar una guerra ofensiva contra Gran Bretaña y Estados Unidos"

Durante seis semanas, con un trabajo realizado día tras día, Bratton había seguido unos movimientos que estaba seguro eran el despliegue japonés para la guerra. La primera cosa que hizo en aquella lóbrega jornada de finales de otoño fue sacar sus "mapas de guerra" secretos, que ahora tenían clavados los alfileres suficientes para mostrar gráficamente, incluso a la primera mirada, la pauta de los movimientos dispersos, revelándola como un despliegue sistemático de las fuerzas japonesas.

Desde el 22 de noviembre, Bratton contemplaba los contornos del despliegue japonés a la luz del despacho de Tokio interceptado y en el que Togo, ministro de AAEE, le había explicado al embajador Nomura que "los acontecimientos se producirán de un modo automático (por el 29 de noviembre), a menos que consiguiera que las negociaciones que estaba llevando a cabo diesen el fruto de un convenio".

El mapa de Bratton confirmaba de un modo dramático la advertencia de Togo. Los japoneses se habían puesto en movimiento en todas partes. Una de sus fuerzas expedicionarias estaba embarcando en Shanghai, en un número de barcos que ascencía a cuarenta o cincuenta. Otra avanzaba a lo largo de la costa china, al sur de Formosa. Unidades mayores de la flota japonesa habían abandonado sus bases y se dirigían hacia las islas de los Pescadores.

El cuadro que Bratton había deducido de los mapas le convencía que la guerra con Japón era una conclusión fatal, inevitable, que los japoneses habían decidido tiempo atrás. Y por lo que Togo le había dicho a Nomura, dio por completamente cierto que estallaría el domingo siguiente, día 30 de noviembre.



Mañana sigo con esta apasionante historia que ha sacado a la luz Beltzo.


Pero ya os adelanto que en ningún momento aparece la supuesta entrevista de Brattón con Stark ni cita en ningún momento que Bratton pensara que el primer envite japonés sería en Pearl Harbor.

Saludos

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Mensaje por Akeno » Mié Oct 18, 2006 12:41 am

Estaba Bratton examinando su correo de la mañana cuando la ONI (Oficina Naval de Inteligencia) le informó la recepción de dos avisos que parecían muy interesantes.

El primero avisaba de que una división de cruceros, un escuadrón de destructores y una veintena de transportes habían sido localizados en el puerto de Samah (isla de Hainan) mientras esperaban que subiera a bordo una división del 25º ejército japonés (a la que la British Intelligence había identificado) para transportarla.

Las actividades en Indochina indicaban que las fuerzas del general Yamashita se pondrían en marcha en cuestión de pocos días, si no de pocas horas.

El otro informe procedía del agregado naval norteamericano en Shanghai."En la base de suministros militares de Woosung -escribía el agregado-, se registra una actividad intensa desde el día 15. Hay un número inusitado de barcos, incluso antiguos buques mercantes de un promedio de 10.000 toneladas y más. El miércoles se hicieron a la mar diez transportes, ocho de los cuales acarreaban tropas. Las barcazas de desembarco continúan formando parte del equipo que sale...

Bratton enseñó los informes al general Miles, y éste le dijo que los enseñase al jefe de Estado Mayor. Pero el general Marshall estaba fuera de la ciudad; había salido la noche anterior, para asistir a unas maniobras en Carolina del Norte.

Al final los informes llegaron a manos del coronel F. L. Harrison, ayudante del secretario, para que lo presentase al señor Stimson.

Cuando llevaron a su mesa de trabajo los partes de Bratton, Stimson llamó al presidente y le preguntó si había tenido alguna noticia sobre concentraciones japonesas al sur de Formosa. Roosevelt no sabía nada de eso. "Se quedó pasmado -recordaba más tarde Stimson- y lo interpretó como una prueba más de la mala fe por parte de los japoneses". Con esto pareció quedar resuelta la cuestión.

Bratton estaba desconcertado. "Henos aquí -pensaba- enterados de las "intenciones (de los japoneses) de atacar a Estados Unidos y, no obstante, todo el mundo se limitaba a enarcar las cejas y levantar los hombros".

Pero en el círculo de Roosevelt esta actitud obedecía a una causa. El mismo presidente daba el ejemplo de semejante estado de ánimo. Ahora que la perspectiva de una paz con Japón se desvanecía aceleradamente y la salida hacia la guerra era evidente, el presidente se sentía con las manos atadas, no tanto por las "dificultades constitucionales" de que se quejó Churchill en Plasentia Bay, como por la serie de promesas en firme que hizo en el calor de la campaña electoral de 1940 por un tercer mandato. Lo que más le obligaba (y, por consiguiente, más le turbaba) era una promesa solemne que había hecho en Boston a "las madres y los padres de América".

"Lo he dicho en otras ocasiones -pregonó el 31 de octubre de 1940-, pero lo diré de nuevo y lo repetiré mil veces: vuestros hijos no irán a ninguna guerra extranjera". En parte, Roosevelt parafraseaba la promesa del partido demócrata; pero cuando le hicieron notar que el programa contenía también la expresión matizadora "a menos que seamos atacados", prefirió omitirla, a fin de dar mayor fuerza a la promesa que hacía él.

Una simple promesa electoral, podría decirse..., pero no cesaba de retornar una y mil veces, para frenar la marcha de los acontecimientos y casi paralizar al gobierno norteamericano en ese período crítico. Hasta se coló en una sesión trascendental del Gabinete el día anterior, 25 de noviembre. El presidente abrió la sesión pasando revista al problema japonés, y el señor Hull dijo: "Están en guardia para atacar..., pueden atacar en cualquier momento"

Roosevelt contestó que sí, los japoneses se distinguían por su tendencia a atacar sin previo aviso y musitó que podían atacarnos "a los sumo el próximo lunes" ¿Qué debíamos hacer nosotros? "La cuestión estaba-escribió el secretario Stimson en su diario aquella noche-, en cómo podíamos llevarlos a la situación de disparar el primer tiro sin ponernos demasiado en peligro por nuestra parte."

Y se quejaba de que era una pretensión difícil.

Poco después de que Bratton llegase a su oficina la mañana del Día de Acción de Gracias, 27 de noviembre, su convencimineoto que la guerra con Japón se hallaba a setenta y dos horas de distancia solamente, se afianzó por completo. Le aguardaba el sobre del SIS (Signal Intellgence Service) con los últimos mensajes captados, y entre éstos encontró un telegrama de Nomura a Togo, informando que había recibido la norta norteamericanan el día anterior. El despacho reflejaba la desesperación del embajador. "Nuestro fracaso y nuestra humillación son completos", escribía abatido.

Como indicios en el viento, tenían mayor importancia todavía dos telegramas interceptados: uno del comandante general Saburo Isoda, viejo amigo de Bratton que actuaba ahora de agregado militar en Washington, y otro del capitán Ichiro Yokoyama, agregado naval. Ambos avisaban a sus respectivos jefes de los Estados Mayores Militar y Naval que las negociaciones se habían derrumbado por fin, y daban a entender que la guerra con Estados Unidos ya no se podía retrasar más.

El general Marshall seguía aún en las maniobras, por lo cual el coronel Bratton volvió a pasar los mensajes interceptados al señor Stimson, junto con el último informe sobre el movimiento de otra enorme fuerza expedicionaria japonesa. El G-2 estimaba que ese informe particular indicaba "la posibilidad de que (los japoneses) avanzasen quizá hacia las Filipinas, o hacia Birmania, para cortar la ruta de Birmania, o hacia las Indias Orientales Holandesas", o acaso penetrasen dentro de Thailandia, punto de partida desde el cual podrían atacar Singapur en el momento oportuno". No se preveía un ataque sobre Hawaii. Aunque Bratton consideraba los ataques contra territorios norteamericanos tales como Dutch Harbor (Alaska) e incluso la costa occidental como posibilidades clarísimas.

El señor Stimson telefoneó inmediatamente al señor Hull "para saber -según lo expresó él- cuál había sido la última palabra que les había dicho a los japoneses".

Hull le dijo ahora, con toda indiferencia, que había entregado la nota a los japoneses y que, para todo propósito práctico, había puesto fin a las negociaciones. Sus verdaderas palabras, según lo anotó Stimson, fueron: "Yo me lavo las manos de todo este asunto, que haora queda en las de ustedes: en las del Ejército y la Armada".

El secretario se sobresaltó y telefoneó al presidente con cierta agitación. Pero Roosevelt parecía analizar el asunto con un criterio optimista. Es verdad, dijo, que habían suspendido las conversaciones. Mas éstas habían terminada con "una magnífica declaración que había preparado Hull."




Mañana más, que me estoy emocionando y se puede hacer algo largo esto.

Saludos

Akeno
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Mensaje por Akeno » Mié Oct 18, 2006 1:18 am

Aunque el señor Hull ya no se hacía ilusiones y reconocía que su papel en la crisis estaba terminado, seguía de acuerdo con sus consejeros, quienes continuaban insistiendo en que los japoneses fingían una actitud beligerante, pero que en el último minuto se echarían atrás, y le darían a Estados Unidos el tiempo que necesitaba para mejorar sus defensas.

Stimson no estaba dispuesto a compartir el entusiasmo del presidente por la nota del señor Hull, ni a aceptar las opiniones de sus consejeros. Más bien se inclinaba a confiar en el cálculo de Bratton de que la guerra con Japón empezaría el domingo día 30 de noviembre.

Fue en ese momento en el que se envía este aviso inequívoco a las zonas en peligro (incluída las Hawaii) que era el borrador de Marshall que había dejado al general Gerow, ampliado por Stimson añadiendo de su puño y letra: "pero es posible en cualquier momento una acción hostil"

Así, la frase entera decía: "La futura acción japonesa, imprevisible, pero es posible en cualquier momento una acción hostil, punto y final"

Resuelto lo del mensaje y cuando Knox y Stark estuvieron fuera, el general Gerow mencionó de paso que el general Marshall y el almirante Stark habían preparado un "estudio estimativo de la situación en el Lejano Oriente" que había de ir a la Casa Blanca aquel mismo día, a hora más avanzada.

Stimson solicitó una entrevista, y Gerow sacó una copia del borrador. Era un ejemplar más de la conocida recomendación "esperar y ver". A Stimson no le gustó y pidió a Gerow que lo redactase de nuevo en términos más concretos.

-Quiero estar seguro -dijo- que no se considerará este memorándum como una recomendación al presidente para que pida a Japón que reanude las conversaciones.

A la mañana siguiente, temprano, el coronel Bratton volvió a la "oficina de la fachada" con informaciones de "un carácter tan formidable", según las definió Stimson, "respecto a los movimientos de las fuerzas japonesas a lo largo de la costa asiática" que el secretario decidió llevarlas a la Casa Blanca personal e inmediatamente.

Aunque eran más de las nueve, el presidente se hallaba todavía en cama, porque se sentía débil a causa de una sinusitis, y más débil aún a causa del tratamiento (o "hipertratamiento" como lo llamó alguien) demasiado enérgico que prescribió su médico, el almirante Ross T. McIntire.

Roosevelt leyó los informes de Bratton y luego dijo a Stimson:

-Tenemos tres alternativas; o no hacer nada, o combatir inmediatamente o enviarles un comunicado que equivalga a un ultimátum señalando un punto y manifestando que si lo rebasan, nos lanzaremos a la lucha.

Stimson consideraba que la advertencia que Estados Unidos había dirigido a Japón en agosto, después "justificaría" un ataque sin nuevas tratativas. Por otra parte, estaba de acuerdo con el presidente en que "la situación podía quedar mejor definida (sic) desde el punto de vista de la opinión pública, si se cursaba una nueva advertencia".

Al mediodía, el presidente celebró una reunión con el llamado congreso de guerra para pasar revista a la situación a la luz de los últimos informes secretos llevados por Bratton.

Asistió Stimson (acompañado de Marshall, que había regresado de Carolina) y también estuvieron presentes Hull, Knox y el almirante Stark, provistos de comunicados de su propia cosecha respectiva.

El presidente, que tenía delante el dossier de Bratton, leyó en voz alta los pasajes más alarmantes de los informes y luego invitó a los reunidos a debatir las implicaciones que encerraban. Las opiniones expresadas alrededor de la mesa de conferencias iban desde la probabilidad de que los japoneses desembarcaran en Thailandia, Singapur y las Indias Orientales a la que empujarían desde Indochina para cortar la ruta de Birmania. La posibilidad de un ataque contra Pearl Harbor u otro territorio norteamericano no se mencionó. Todos estuvieron de acuerdo en que "si a a quella expedición (la descrita en los informes de Bratton) se le permitía doblar la punta meridional de Indochina, se pondría en marcha toda aquella desastrosa cadena de acontecimientos"

Stimson arguyó de un ataque sin previo aviso. Los otros se declararon partidarios de un nuevo "aviso". El presidente expuso su idea favorita de enviar un mensaje personal al emperador en el que le invitaría a detener aquel loco resbalar hacia la guerra, y al mismo tiempo, dirigir un mensaje especial al Congreso dándole cuenta del peligro y explicando que, si se materializaba, Estados Unidos le haría frente. SIn embargo, al final no se decidió nada.

Aquella fue, ciertamente, una reunión extraña, celebrada en una atmósfera de urgencia y desánimo. Roosevelt no se hallaba en su mejor forma. La sinusitis le molestaba y, además, tenía el pensamiento fijo en la promesa hecha a los pacientes de poliomelitis de Warm Springs (Georgia) de estar con ellos para la comida del Día de Acción de Gracias. Ahora, deseoso de alejar sus doloridas cavidades de Washington y apartar toda su persona de aquella crisis, estaba completamente decidido a ir allá. Aplazó, pues, la reunión bruscamente y salió para Warm Springs inmediatamente después.



Bueno, he tenido tiempo para un poco más.

Si os aburro o es demasiado tocho me lo decís, ¿eh? Aquí participamos todos.

Ya no queda mucho, lo prometo :wink:

Saludos

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minoru genda
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Mensaje por minoru genda » Mié Oct 18, 2006 9:18 pm

Siento interrumpir pero es para animarte a que sigas porque la historia esta muy interesante :wink:
No hay ningún viento favorable para quien no sabe a que puerto se dirige.
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